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Determinantes socioculturales del comportamiento

Actividad 5 – Contribuyendo a la paz estable

Alumno:

Laura Marcela Arevalo Sierra

Corporación universitaria iberoamericana

Psicología

Sandra Echeverry

Octubre del 202


CONTENIDO

1. Análisis crítico del conflicto armado en Colombia


2. Propuesta creativa de solución a la problemática de violencia hacia a la
mujer
3. Conclusiones.
4. Referencias
ANALISIS CRÍTICO DEL CONFLICTO ARMADO EN COLOMBIA

Entendemos por conflicto armado “todo enfrentamiento protagonizado por grupos


de diferente índole (tales como fuerzas militares regulares o irregulares, guerrillas,
grupos armados de oposición, grupos paramilitares, o comunidades étnicas o
religiosas que, utilizando armas u otras medidas de destrucción, provocan más de
100 víctimas en un año”. (Escola de Cultura de Pau Alerta! Informe sobre
conflictos, derechos humanos y construcción de paz. Ed. Icaria, Barcelona, 2005.)

La mayor parte de los conflictos armados se deben a varias causas acumuladas.


Las más frecuentes son la lucha para acceder o para mantener el poder político,
por el grado de autonomía o de independencia de ciertas regiones, por el control
del territorio (territorio con un valor histórico o religioso, territorio rico en recursos
naturales) o por la población (marginación regional o colonización de ciertas
comunidades por otras). A estos factores que pueden desembocar en una guerra
hace falta añadir otros factores que hacen posible que los conflictos lleguen a ser
conflictos armados, como la posibilidad de comprar armas, el reclutamiento de
soldados, o la utilización de los recursos naturales para financiar de los gastos del
conflicto armado.

Además de las secuelas más directas de la violencia armada, como las muertes o
las personas heridas y las destrucciones de las infraestructuras, hace falta añadir
otros tipos de consecuencias que pueden marcar las poblaciones durante mucho
tiempo. Muchos conflictos armados generan grandes desplazamientos de
población, profundizan el odio entre las comunidades enfrentadas, etc.

El conflicto armado en Colombia marca su punto de inicio en la llamada “violencia


bipartidista” (Pinilla, 2009, p.8), después de una gran ola de violencia que se vivió
en el siglo XIX, por parte de los partidos que demandaban el poder. Dichos
partidos eran, hasta ese momento, el Partido Conservador, caracterizado por tener
una agenda continuista del sistema social y político que protegía los intereses de
la clase adinerada; y el Partido Liberal, que se presentaba como una alternativa
reformadora y en defensa de los intereses de comerciantes y grupos menos
favorecidos de la sociedad (Centro de documentación internacional de Barcelona,
2019). Se puede observar que Colombia ha sido un país marcado por la constante
violencia. Después su independencia, pasó por una “guerra civil, estéril y
esterilizante, entre centralistas y federalistas, que, con un buen saldo de muertos,
hicieron que este periodo se convirtiéndose en la historia de Colombia como la
patria boba” (Pinilla, 2009), luego se enfrentó a diferentes guerras civiles entre
1819 y 1902 y, posteriormente, se sume en la violencia bipartidista que inicia en
1931.
Además de las secuelas más directas de la violencia armada, como las muertes o
las personas heridas y las destrucciones de las infraestructuras, hace falta añadir
otros tipos de consecuencias que pueden marcar las poblaciones durante mucho
tiempo. Muchos conflictos armados generan grandes desplazamientos de
población, profundizan el odio entre las comunidades enfrentadas, etc.

En 1931 se inicia la violencia bipartidista entre liberales y conservadores. Fueron


varias las causas que en ello incidieron (…), se pueden enunciar algunas: la
costumbre social de heredar el partido familiar, con su odio y venganza, todavía no
del todo superadas luego de las guerras civiles del siglo XIX, el acceso al botín
burocrático donde los liberales luchaban por entrar y los conservadores por no
dejarse sacar, el azuzamiento de los dirigentes políticos a sectores ciudadanos; la
posición beligerante de los prelados de la iglesia católica.

El punto de partida de los fenómenos violentos y la formación de grupos Armados:


el asesinato de Jorge Elicer Gaitán Después de haber contribuido a la creación de
organizaciones agrarias en la década de los treinta, a partir de 1945 Gaitán suscito
una mutilación populista sin precedentes. Pretendiendo situarse más allá de la
división de los partidos tradicionales, galvanizó amplias masas urbanas con una
retórica anti-oligárquica (Pécaut, 2008, p. 28).

Este hecho marca una nueva oleada de violencia que, como consecuencia,
recrudeció la problemática existente en la cuidad de Bogotá, y dio lugar al
fenómeno conocido históricamente como El Bogotazo, cuya violencia trascendió al
país entero.

Muñoz de Alba Medrano, M. (2002). Violencia social. En  Muñoz de Alba Medrano,
M., Violencia social. (pp. 83 - 96).

Nieto, Olarte, M. (2017). La escala humana de la herida: apropiaciones y


traducciones del daño en Colombia. En Nieto, Olarte, M., Los retos de la Colombia
contemporánea: miradas disciplinares diversas en las ciencias sociales.
LA VIOLENCIA HACIA LA MUJER

Objetivos

General:

Investigar desde donde inicia la violencia hacia la mujer y contientizar en como


podemos cambiar esto

Especificos:

- Prevenir la violencia hacia la mujer


- Conocer los factores por los cuales se puede dar la violencia

La violencia hacia la mujer no suele empezar con el matrimonio, Ni en el noviazgo,


tal vez inicia en la niñez o con mucha frecuencia en la generación anterior. Los
malos tratos son una lacra que afecta a todos los sectores sociales, pero si existe
una correlación clara es que quien vio o sufrió violencia tiene más probabilidades
de reproducirla y, también, de padecerla.

Para prevenirla, lo ideal sería evitándola en el seno del hogar, para que los hijos
no la aprendan y reproduzcan. El problema es que “es muy difícil cambiar el chip
de los adultos”, como explica Andrew Morrison, jefe de la división de Género y
Diversidad del Banco Interamericano de Desarrollo (BID). “No tenemos evidencia
de que los programas que se emplean con ellos tengan efectividad, sin embargo,
con los jóvenes sí, son más moldeables”.

Con estas premisas, las políticas de prevención de violencia machista tienen un


importante papel en esa fase crítica de la vida que es la adolescencia. Está
demostrado que existen programas capaces de disminuir los malos tratos, sean
físicos o psicológicos, que ya aparecen en las primeras relaciones sentimentales.
Y, con esto, se estaría cortando en el futuro la transmisión de esta violencia a los
hijos de estos jóvenes.

Porque se conoce que los niños que ven violencia en casa son más propensos a
ejercerla después. Pero no solo eso: el riesgo de sufrirla en la edad adulta entre
las niñas que viven en estos entornos se multiplica por 2,5. ¿Por qué se repiten
estos patrones? No se sabe al 100%, pero la hipótesis es que si crecen en ese
ambiente piensan que es la forma normal de resolver conflictos. Hay encuestas a
mujeres adultas en Latinoamérica que dicen que el 16% piensan que la violencia
contra ellas mismas es aceptable bajo ciertas circunstancias, explica Morrison.
Este porcentaje es todavía superior si se atiende a los adolescentes de todos los
países en desarrollo: casi la mitad de las jóvenes de entre 15 y 19 años cree que
en ocasiones se justifica, según un informe de Unicef.

En el año 2020 el 84.2 % fueron violentadas Y que el 38% de los asesinatos a


mujeres los cometen sus parejas, según datos de la Organización Mundial de la
Salud. En todo el mundo se experimenta con programas para revertir estas cifras. 

De este modo, Mi propuesta seria la Enseña a la próxima generación y aprender


de ella.

El ejemplo que damos a la generación más joven determina la manera en que esta
piensa sobre el género, el respeto y los derechos humanos. Inicia conversaciones
sobre los roles de género a una edad temprana y cuestiona los rasgos y las
características tradicionales asignadas a hombres y mujeres. Señala los
estereotipos a los que niñas y niños se enfrentan constantemente, ya sea en los
medios de comunicación, en la calle o en la escuela, y hazles saber que no hay
nada malo en ser diferente. Fomenta una cultura de aceptación. Habla sobre el
consentimiento, la autonomía física y la rendición de cuentas a niñas y niños, y
escucha también lo que tienen que contar sobre su experiencia en el mundo. Al
dotar a jóvenes activistas con información y educarlos sobre los derechos de las
mujeres, podemos construir un futuro mejor para todas y todos.

Mi propuesta creativa seria desde un enfoque cotidiano, con unas estrategias que
se pueden aplicar en casa, como lo son:

- Aumentar las relaciones sanas, estables y estimulantes entre los niños y


sus padres o cuidadores
- Desarrollar habilidades para la vida en los niños y los adolescentes
- Reducir la disponibilidad y el consumo nocivo de alcohol
- Restringir el acceso a las armas de fuego, las armas blancas y los
plaguicidas
- Fomentar la igualdad en materia de género para prevenir la violencia contra
las mujeres
- Cambiar las normas sociales y culturales que propician la violencia
(estereotipos)
CONCLUSIONES

En conclusión, la violencia hacia la mujer se desarrolla por haberla presenciado en


la niñez cuando el padre le pegaba a su madre y el niño al presenciar esto lo
repitió, A eso hago referencia cuando hablo que va de generación en generación
pero para terminar con este patrón se necesita de estrategias un poco complejas
pero que si se ponen en práctica se obtendrían muy buenos resultados.

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