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TRAWÜN - TANTACHAWI JÓVENES INDÍGENAS AUTOCONVOCADOS

REGIÓN DE VALPARAÍSO
COMUNICADO EN RECHAZO AL ACUERDO POR LA PAZ

En el marco del actual levantamiento social iniciado el mes de octubre por el pueblo chileno en
defensa de sus demandas sociales, situación que no es nueva para los pueblos originarios pues
también se presentan desde tiempos inmemoriales, es que solidarizamos con sus causas y
rechazamos la violencia se ha ejercido en las calles, dejando sin visión a muchxs, como la kullaka
diaguita Fabiola Campillay, a quien enviamos nuestra fuerza y apoyo. Por lo mismo, como jóvenes
indígenas de la región de Valparaíso, queremos entregar nuestra visión respecto al actuar de la
institucionalidad en este contexto.

El pasado 15 de noviembre la clase política chilena consensuó un Acuerdo por la Paz Social y una
Nueva Constitución, manteniendo nuevamente a los pueblos como espectadores de la Propuesta
de Reforma Constitucional, sin incluir las demandas históricas de las naciones ancestrales puesto
que para ellos no existimos. Entonces, cabe preguntarse: ¿a quién representa realmente este
acuerdo?, ¿qué ganamos los pueblos originarios con todo esto si históricamente nunca nos han
escuchado?

Un acuerdo que se realiza mediante negociaciones secretas, contra el tiempo, elaborado por una
clase política partícipe y cómplice de la crisis institucional que sumerge al país, aún más, sin la
presencia de las y los sujetos políticos claves como lo son los pueblos originarios, no es merecedora
de llamarse Acuerdo. Los acuerdos necesariamente implican la conformidad, el trato de varias
personas o de una comunidad respecto a un determinado asunto de manera armónica, permitiendo
acercar posiciones distantes. En este sentido, los pueblos originarios no fueron consultados respecto
a su participación en este proceso constitutivo, lo anterior es un fiel reflejo del (mal)trato colonizador,
racista y paternalista que ha sostenido siempre el Estado nación Chile contra los pueblos originarios,
desconociendo nuestra propia forma y capacidad de organización autónoma, relegándonos a meros
objetos impedidos de accionar políticamente en nuestros territorios ancestrales. Dicha negación de
nuestra identidad, historia y participación es a conveniencia de sectores económicos serviciales, a un
modelo neoliberal extractivista que está destruyendo nuestra pachamama- ñuke mapu - henua y por
ende, nuestra existencia.

No obstante, para los pueblos esta situación comienza en el proceso de construcción del Estado
nación Chile que fue impulsado por una élite de vocación racista, que recurrieron a la violencia para
dominar y colonizar civil y militarmente a naciones ancestrales preexistentes al Estado chileno y
usurpar siniestramente nuestros territorios. En nuestras memorias se acopia un cúmulo de
atrocidades donde lamentablemente seguimos viendo y sintiendo similitudes en el actuar de la clase
política dominante, racista y neoliberal. Nuestro rechazo y desconfianza tienen sus raíces en el
despojo y represión del Estado chileno contra nuestrxs jachamama jachatata - fütakeche. Nos parece
sumamente insultante y de una soberbia vergonzosa que aún no reconozcan las violencias
sistemáticas y coloniales que evidencian las asimetrías históricas con nuestros pueblos. Tu versión
blanqueada y homogeneizada de la historia no te la creemos, no te la compramos porque aquí
existen y resisten las semillas rebeldes que no pudieron matar.
Es por esto, que como jóvenes indígenas de la Quinta región Rechazamos profundamente este
Acuerdo, porque no caeremos en prácticas occidentales del quehacer político. Sus luchas de ego,
cuotas de poder e intereses comprometidos no nos interesan. Tenemos otras formas de organizarnos
y relacionarnos ancestralmente y es ahí donde reside nuestro verdadero poder, en la escucha, en el
respeto, en el consenso por cada uno de los seres sintientes. Nuestro camino es la dignidad,
porque somos naciones con derecho a la autodeterminación, con soberanías distintas al Estado
nación Chile. Tenemos garantías en términos territoriales, nuestra propia cultura, instituciones,
economía, formas de hacer política, nuestra propia autorrepresentación, nuestra propia voz. Somos
lxs guardianes ancestrales de la pachamama - ñuke mapu - henua y no nos reducimos a los 9
pueblos originarios que el Estado “nos hizo el favor” de reconocer, porque no nos interesa estar
acreditados mediante certificación de la Conadi, porque el Estado nación Chile no es nuestra
Institución, no es nuestra autoridad, no es nuestra voz, porque “no somos sus indios”. ¿Cómo vamos
a avalar un Estado que provocó el exterminio de pueblos hermanxs?, ¿Cómo vamos a transar el
terrorismo estatal contra los pueblos originarios y la aplicación de la discriminatoria Ley
Antiterrorista?, ¿Cómo avalar un Acuerdo por la Paz cuando siguen mutilando, torturando,
violando, asesinando y arrancando los ojos como el caso de la kullaka diaguita Fabiola
Campillay?

La memoria reciente también está construida por los relatos de los antiguos, que es nuestra propia
historia. Demandamos territorio, demandamos autodeterminación. Hoy por hoy ningún mecanismo
acordado por la mezquina, desacreditada y moralmente deslegitimada clase política nos garantiza
que la historia no se vuelva a repetir. La soberanía reside esencial y originariamente en el pueblo.
Solo los pueblos solidarizan y empatizan con los pueblos. El poder está en nosotrxs.

Nuestra lucha es por nuestra dignidad, por nuestra memoria, por nuestros territorios. No
permitiremos que sigan hipotecando nuestra existencia.

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