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No MIRES NUNCA DEBAJO DE MI CAMA EDELMIRO Durante toda su vida, mi tio Edelmiro practicé una tristeza insobornable. Nunca se permitié una carcajada, ni una leve sonrisa. Exhibja su tristeza con ostentacién, con descaro; sobre todo ante quienes intentaban ser felices. Segtin mi tia Amalia, cl hombre bebja vinagre para hacer atin més agria su fisonomia blanca y oje- rosa. Nada lo ponja contento, en todo encontraba el lado sombrio, Ja fisura, la banalidad. Tan triste era, que lloraba por adelantado los malos acontecimientos que segtin él alguna vez le ocurririan. Por- que asi estaba escrito. La familia, finalmente convencida de su tristeza indeclinable, decidié hacerle un regalo el dia de su cumpleafios nimero sesenta, tras desechar algunas pocas opciones. Fue la tinica vez que sonrié agradecido. No sin emocién, sostuvo entre sus manos la escritura de una parcela en el lugar ms visible del cementerio. Esa misma noche, desconsolado, empezé a llorar. Agradecié, dijo que éramos muy buenos, pero que todo esto lo ponia muy triste. Lamentaba sentirse tan sano y no poder hacer uso del regalo en los prdximos dias. nae 32 Escaneado con Camsconner ORLANDO VAN BREDAM VENTRILOCUO Mi tio Francisco era ventrilocuo. Mi tia Elvira, en cambio, era muda. Mejor dicho: enmudecié al lado de él. De un dia para otro dejé de hablar y permanecié asi hasta el tiltimo dia. A mi tio no le import. demasiado. Como era ventrilocuo, en pocos dias logré una imitacion perfecta de la voz de tia Emilia, los matices més sutiles de su feminisimo timbre. Mitio informaba, solicitaba, agradecia y hasta maldecia como si fuera mi tia, quien no siempre hacia coincidir los gestos y el movimiento de los labios con el contenido de una expresion. No vayana pensar ustedes que mi tio pensaba por mi tfa. No, nada deeso. Mi tio termin6 siendo mi tia y mi tia la sombra de si misma. Como toda pareja, también discutfan. Mi tio discutia consigo mismo y no siempre se daba la raz6n. Tenia la grandeza suficiente como para admitir los argumentos de mi tia. Es decir, sus propios argumentos. El dia que murié tia Elvira, tio Francisco no tuvo consuelo. Tanto lord, que enmudecié. No sdlo perdié la voz de mi tia, tam- bign perdié su vozy todas las voces posibles. En mi familia, hay quienes sostienen que, en realidad, la nica ventrilocua era mi tia Elvira. ee 33 Escaneado con Camscanner No MIRES NUNCA DEBAJO DE MI CAMA. HOMBRE SOLO Mi hijo mayor se fue pero me dejé su loro. Mi hijo menorse fue pero me dejé el canario. Mi tinica hija se fue pero me dejé su gata. Mi mujer se fue pero me dejé su perra. La casa se ha llenado de mascotas inquietas que me los recuer- dan, que copian de sus amos sus gestos tipicos. Les doy de comer y, sin darme cuenta, sustituyo sus nombres por los nombres de sus duefios. Llamo Pepe al loro, Miguel al canario, Melisa ala gata, Laura a la perra. Las mascotas aceptan y acuden a mis llamados con sincera, renovada y euférica ternura. Sin sobresaltos. Y lo que es mejor: sin histerias. wae Escaneado con Camsconner ORLANDO VAN BREDAM LA VIDA TE CAMBIA LOS PLANES Mirabamos los trenes. De vez en cuando en nuestro pueblo entraban algunos. De vez en cuando teniamos la costumbre de juntarnos en el andén y arrojar piedritas a las vias y, arrugando la frente, nos deciamos: —Algin dia nos iremos. Con Eladio, con Mirko, con Orestes. Nos deciamos: “algin dia nos iremos”, y fumabamos a escondidas. Y pensdbamos en las piernas de la pecosa Socorosky,y en invierno, sobre todo en invier- no, terminabamos una o dos petacas de cofiac. Siempre, o casi siempre, estabamos solos en el andén, y mira- bamos el relampagueo de los rostros que viajaban a Buenos Aires, a Salta, a cualquier lado que quedara lejos. De vez en cuando ha- ciamos planes. Mirko sonrefa fatalista. —Cuidado —nos decia—: la vida te cambia los planes. No importaba. Teniamos dieciocho. Casi fin del secundario. Eladio terminé enganchandose, después del viaje de estudios, con la pecosa Socorosky; yo publicaba mis primeros poemas. Orestes sofiaba con ser miisico y Mirko era el basquetbolista mas habil del pueblo. De vezen cuando nos vefamos en el andén y mirébamos los trenes. Aquella tarde miramos por tiltima vez el ultimo tren que con- serva nuestra memoria. Aquella tarde no estabamos solos. Habia demasiada gente, demasiados discursos, demasiadas banderitas ce- lestes y blancas, demasiados 2 de abril, demasiada Marcha de Malvinas sobre nosotros. Y hasta algunas lagrimas, claro, para des- pedir a Mirko y Orestes. 45 Escaneado con Camsconner No MIRES NUNCA DEBAJO DE MI CAMA. Devezen cuando, todavia, nos encontramos en el andén, Eladio se cas6 con la pecosa Socorosky; yo armé mi primer libro de poe- sias. Mirko mira como ausente el lugar donde antes estuvo su bra- zo izquierdo. Con la derecha arroja una piedrita a las vias. — Viste? —me dice—: la vida te cambia los planes. Apuro la petaca de cofiac. Hace demasiado frio. También es abril como aquclla tarde. —La muerte también —contesto, y miro las vias y recuerdo como siempre cl iltimo tren que se llevé a Orestes. wae % Escaneado con Camsconner No MIRES NUNCA DEBAJO DE MI CAMA MATE CON YUYOS A Soledad Aveiro —Esta frio. —Caliente. —Frio, te digo. —Caliente. —Frio, carajo. Y asqueroso. Después de cuarenta afios, Furibundo Ramirez se harté de que su mujer Ic cebara siempre frio el mate con yuyos y decidié matarla. La idea de terminar preso lo hacia postergar el acto. En- tonces, prefirié convencerla acerca de las bondades de la muerte. —Viwvir asi no vale la pena. —Cierto. —Mas vale morirse. —Cierto. —Que seguir soportando un marido como yo. —Cierto. Pero la mujer de Furibundo Ramirez no se sintié movida a nada, al contrario, siguié preparando mates con yuyos como siem- pre. Fue Furibundo Ramirez el que decidié, entonces, ahorcarse. —Esta frio. Escaneado con Camsconner ORLANDO VAN BreDAM —Caliente. —Frio. No quiero vivir mas asi. — Asi como? —Con mates frios. Me voy a ahorcar. Estuvo a punto de ahorcarse, pero la idea de terminar muerto lo hizo desistir. No habia otra alternativa: tenia que matarla. —Esté frio. —Caliente. —Esti... No pudo seguir hablando. Un ardor fuerte, muy fuerte, de- masiado fuerte, se habfa instalado en la boca del estémago de Fu- ribundo Ramirez. tee 65 Escaneado con Camsconner Ortanvo VAN BreDam BELLEZA “El perfil derecho te favorece’”, le dijo el fotdgrafo. Entonces la modelo decidié vivir de perfil derecho, nunca de izquierdo, menos de frente. En las revistas, en la television (y aun en la radio) siempre se mostraba de perfil derecho. En el supermercado sonreia a las em- pleadas con el lado favorable. También a los vecinos y, desde luego, alos amantes ocasionales. Sus hijos slo llegaron a conocer a una madre de perfil dere- cho, siempre bella y seductora. Fue absolutamente coherente hasta el final. La ultima foto que se conserva, la muestra de perfil derecho, semicubierta por la mortaja. ee 137 Escaneado con Camsconner No MIRES NUNCA DEBAJO DE MI CAMA, CORRESPONSAL DE GUERRA Elcorresponsal de guerra ha logrado capturar el tiltimo gesto deun nifio en medio de las balas. Es una fotografia conmovedora. Los ojos dicen toda la altura del horror. Hay tanta incomprensién y desamparo encsa tiltima mirada que el corresponsal sabe que no hay hombre en la ‘Tierra, por duro quesca, que no ceda ante aquella imagen. Esa fotogra- fia habla de la guerra con mds autoridad que un general en combate. Hace copias. Hace cientos de copias que envia a todos los go- bicmos del planeta, a las Naciones Unidas, al Pentégono y, por supuesto, a todos los medios de comunicacién y contactos de Internet. La fotografia en colores recorre el mundo. Ante ella, la humanidad se crispa de indignacién. Es s6lo una fotografia, pero tiene mas fuerza que la més enérgica pelicula pacifista, que un discurso de Luther King, que un serm6n de Juan Pablo II. Esos ojos son todos los ojos de los nifios asesinados en Corea, en Vietnam, en Haiti, en Ruanda, en Yugoslavia, en Afganistin y en Irak. El corresponsal lo sabe. Y también sabe que su nombre comienza a sonar cada vez més fuerte. Todas las agencias del mun- do reclaman sus servicios. Firma contratos millonarios. A partir de aquella fotografia su vida cambia por completo. Ahora es rico y famoso y su nombre se pronuncia con respeto sagrado. Dos afios después, le entregan el Premio Nobel de la Paz. Hay momentos en que Ic asusta encontrar en los diarios ex- presiones como ésta: “Podemos hablar de una politica internacio- nal antes de la fotografia de Paul Geste (su nombre) y de otra politica internacional a partir de alli”. Muchos gobiernos exhiben en sus embajadas, sus enormes murales, cl rostro inocente ante csa 144 Escaneado con Camsconner ORLANDO VaN Brepat mano que sostiene una pistola a muy corta distancia. La mano y el nifo no tienen nombres. Son simbolos. Solamente simbolos. Me- jor que sca asi, piensa el corresponsal de guerra, que muchas no- ches, desde aquella noche, no logra dormir, no logra calmar los gritos de su conciencia. sae 145 Escaneado con Camsconner OrLANDO VAN BRrepam DESALMADO Hay dias (no siempre) en que uno se reconoce como un individuo sin alma, como un auténtico desalmado. Ese dia o esos dias (cl tiempo es siempre inmanejable) uno aplasta todo Jo que encuentra. No hay dignidad ajena que le merezca el mi nimo respeto. Uno sc hurga la cabeza, la region lumbar, cada una de las visceras, pero cl alma no aparece. Antes, uno hacia sonar cualquier nota desagradable mas 0 menos cerca del cora- zony cl alma hacia su presentaci6n, sigilosa a veces, circense en la mayoria de los casos. En cambio, en esos dias, uno anda con un cuerpo y solamente con.un cuerpo. Entonces sospecha que el alma se ha quedado en otra parte. Probablemente encerrada en el placard, en la heladerao en cl botiquin del bafio. Cémoda entre ropas, tiritando a nueve grados bajo cero o adormecida entre alcoholes y perfumes. Sucede que la pobre, cansada de este cuerpo rutinario, ha decidido vagar por la casa mientras uno duerme. Y al otro dia no llega a tiempo, cuando sale otra vez para el trabajo. Sin embargo, no hay que preocuparse, porque siempre regre- sa. Claro, tiene que encontrar condiciones propicias. Precisamente esa hora de la noche en que uno mira con mirada renovada a la Unica que existe (la que al fin y al cabo ha decidido compartir nuestras miserias) y cl cuerpo se acomoda al tacto y al silencio. Y el alma siente que ha Ilegado su turno. 103 Escaneado con Camsconner

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