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El ser humano se enfrenta a diversos campos de carácter académico, profesional,

familiar y social a lo largo de su ciclo de vida para afrontar cambios continuos. Para ello, es
necesario adquirir y actualizar conocimientos y habilidades, aspectos que requieren el uso
de diferentes recursos de solución con el fin de reducir el impacto en la salud humana.
Para hacer frente a las demandas de un mundo globalizado y competitivo, las
personas optan por estudiar y prepararse para la educación superior, lo que trae consigo
desafíos académicos muy diversos, pero también representa uno de los principales puntos
de tensión desde los grandes trabajos hasta los procesos de adaptación. Vida universitaria
y cambios significativos en el entorno familiar y social.
Las exigencias a las que están expuestos los estudiantes conducen al agotamiento
mental y físico asociado a la sobrecarga de tareas, la falta de tiempo para el trabajo
científico y la preparación de exámenes y diferentes situaciones externas. Por ejemplo, los
sujetos se enfrentan a situaciones potencialmente amenazantes que pueden exceder sus
capacidades, comienzan a experimentar estrés, aumentan su predisposición a emociones
negativas, su rendimiento académico se deteriora. Además, experimentan un período de
agotamiento y reducción de elementos de respuesta, pierden el interés por las actividades
académicas, se sienten inútiles ante cualquier esfuerzo, lo que lleva a que perfilen un
fenómeno denominado síndrome de Burnout. En este fenómeno el continúo estrés se
hace presente mediante cansancio tanto físico como mental, dolores de cabeza, frialdad
afectiva e incluso cambio completo de la persona.
Por lo mismo estos temas y situaciones no deberían pasar desapercibidas, pues
tienen fundamental importancia. La ignorancia antes emociones negativas como la
tristeza, la preocupación, frustración, miedo, enojo, decepción, incertidumbre, entre otras
puede desencadenar depresión severa, diferentes tipos de ansiedad, y trastornos
mentales, Acabando con un rendimiento académico más bajo, el estudiante podría decidir
dejar sus estudios o comenzar a consumir alcohol entre otras sustancias ilícitas,
desarrollar trastornos alimenticios, conductas autoagresivas e incluso el suicidio.
En 2018 RPP reportó que, según una declaración pública que realizó el rector de la
Universidad Nacional Mayor de San Marcos, Orestes Cachay, la población universitaria de
dicha institución superior tendría hasta más de 30% de sus estudiantes con algún tipo de
afectación mental. Cifra preocupante. Sin embargo, no es la única universidad con estas
cifras, Cachay también afirmó que cree firmemente que ninguna universidad podría
presentar un número más bajo que el del 20% con estas afecciones.
Introducción:

Las emociones negativas son reacciones psicofisiológicas de las personas ante


una situación, tales como aquellas que implican peligro, amenazas, daño, etc.

Estas reacciones son de carácter universal, bastante independientes de la cultura,


producen cambios en la actitud y en lo físico, las emociones tales como la alegría,
la ansiedad, el miedo, la ira o el estrés son emociones básicas que se dan a todos
las personas de diversas culturas.

Entre las emociones se pueden distinguir a dos grupos, las positivas y negativas,
el miedo, la ira y la tristeza son reacciones emocionales básicas que se
caracterizan por experiencias negativas, las tres primeras son las emociones más
conocidas, estas reacciones tienen como función básica dar respuestas a las
demandas del ambiente, sin embargo, en ocasiones encontramos que algunas de
ellas pueden transformarse en patologías en algunos individuos, debido a la
intensidad adecuada en el contexto.
A pesar de estas afirmaciones, entendemos por emociones negativas y positivas,
cuál es la verdadera naturaleza de las relaciones. Por ello el objetivo del concepto
del estrés y emoción, abordará cuáles son las principales características de las
emociones negativas, abordando la cuestión de la relación entre emociones
negativas y la salud.

Hay personas que ante un exceso de carga emocional tienen problemas


físicos como los dolores de cabeza o los trastornos digestivos, otras, problemas
cognitivos como la excesiva preocupación y la obsesión y otras, problemas
conductuales como el consumo de determinadas sustancias.

Así también tenemos como ejemplo la tristeza disminuye el sistema inmunológico


y da predisposición a enfermedades respiratorias y digestivas. La ira y la
frustración afectan el hígado y la vesícula biliar y además generan tensión
muscular.

En lugar de estrechar nuestra mente como lo hacen las emociones negativas,


las emociones positivas afectan a nuestro cerebro y aumentan nuestra conciencia,
atención y memoria. Nos ayudan a absorber más información, tener varias ideas
en mente al mismo tiempo y comprender la relación que existe entre diferentes
ideas.

En resumen, las emociones negativas constituyen actualmente uno de los


principales factores de riesgo para contraer enfermedades físicas y mentales.

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