Está en la página 1de 15

Artículo destacado

Eoceno
Ir a la navegaciónIr a la búsqueda
Era1 Período Época Millones años
Cenozoico Cuaternario Holoceno 0,01 (~10.000 a.C)
Pleistoceno 2,59
Neógeno Plioceno 5,33
Mioceno 23,03
Paleógeno Oligoceno 33,9
Eoceno 56,0
Paleoceno 66,0
El Eoceno es una época y serie de la escala temporal geológica que pertenece al
periodo y sistema Paleógeno; dentro de este, el Eoceno sigue al Paleoceno y precede
al Oligoceno. Comenzó hace unos 56 millones de años y termina hace unos 34 millones
de años.2345

Durante esta época se comenzaron a formar algunas de las cordilleras más


significativas del mundo actual, como los Alpes y el Himalaya, y acontecieron
varios cambios climáticos importantes: el máximo térmico del Paleoceno-Eoceno, que
aumentó la temperatura del planeta y delimita el inicio de esta época geológica; y
el evento Azolla, un enfriamiento global que daría paso a las primeras
glaciaciones. La extinción masiva Grande Coupure marca el fin del Eoceno.

Las aves predominaban sobre los demás seres, y los primeros cetáceos comenzaron su
desarrollo. Además, la especie de serpiente más grande que ha existido data del
Eoceno, y se produjo una gran expansión y diversificación de las hormigas. La
Antártida comenzó la época rodeada de bosques tropicales, y lo finalizó con la
aparición de los primeros casquetes polares. Existen multitud de yacimientos
paleontológicos en diversos lugares del mundo que confirman estos hechos, como el
sitio fosilífero de Messel, en Alemania, o la Formación Green River, en
Norteamérica.

El nombre de Eoceno, definido por el británico Charles Lyell, proviene de las


palabras griegas eos (ἠώς, 'alba') y kainos (καινός, 'nuevo'), haciendo referencia
a la aparición de los órdenes modernos de mamíferos durante esta época.

Índice
1 Subdivisiones
2 Paleogeografía
2.1 Orogénesis
3 Clima
4 Fauna
4.1 Aves
4.2 Mamíferos
4.3 Peces
4.4 Reptiles
4.5 Artrópodos
5 Flora
6 Gran Ruptura de Stehlin
6.1 Impactos de meteorito
7 Yacimientos paleontológicos
7.1 Wadi Al-Hitan
7.2 Formación Green River
7.3 Isla Marambio
7.4 Arcilla de Londres
7.5 Sitio fosilífero de Messel
8 Véase también
9 Notas y referencias
10 Bibliografía
10.1 En español
10.2 En inglés
10.3 En alemán
11 Enlaces externos
Subdivisiones
El Eoceno se suele subdividir informalmente en Eoceno inferior (Ypresiense), Eoceno
medio (Lutetiano y Bartoniense), y Eoceno superior (Priaboniense). Es menos
frecuente subdividirlo en inferior y superior únicamente. En este caso, el
Lutetiano pasaría a formar parte del Eoceno inferior, mientras que el Bartoniano
haría lo propio en el Eoceno superior.

Era
Eratema Periodo
Sistema Época
Serie Edad
Piso Inicio, en
millones
de años
Cenozoico6 Cuaternario6 Clavo dorado.svg2,588
Neógeno 23,03
Paleógeno
Oligoceno Chattiense Clavo dorado.svg28,1
Rupeliense Clavo dorado.svg33,9
Eoceno Priaboniense 38,0
Bartoniense 41,3
Luteciense 47,8
Ypresiense Clavo dorado.svg56,0
Paleoceno Thanetiense Clavo dorado.svg59,2
Selandiense Clavo dorado.svg~61,6
Daniense Clavo dorado.svg66,0
Ypresiense: comenzó hace 55,8 ± 0,2 millones de años, coincidiendo con el inicio
del máximo térmico del Paleoceno-Eoceno, un período de calentamiento global rápido
e intenso que provocó la extinción de numerosos foraminíferos bentónicos, y que
está asociado con un episodio de gran evolución de los mamíferos. En las series
estratigráficas, su inicio queda marcado por una variación del isótopo 13C, ya que
aumentaron los niveles de CO2 y la relación del isótopo 13C con respecto a 12C
disminuyó. El final de esta edad está señalado por un gran desarrollo de los
foraminíferos planctónicos y por la aparición del género Hantkenina. Finalizó hace
48,6 ± 0,2 millones de años, y debe su nombre a la localidad de Ypres, en Bélgica.4
Lutetiano: comenzó hace 48,6 ± 0,2 millones de años. Se trata de una edad con
abundantes invertebrados marinos (moluscos, corales, erizos de mar) y que se
caracteriza por su riqueza en mares epicontinentales sometidos a las influencias
continentales. Estratigráficamente, su inicio queda marcado por el desarrollo de
los foraminíferos planctónicos y por la aparición del género Hantkenina. Finaliza
coincidiendo con la casi-extinción del cocolitóforo Reticulofenestra reticulata,
hace unos 40,4 ± 0,2 millones de años, y debe su nombre al antiguo nombre romano de
la ciudad de París: Lutetia Parisiorum.7
Bartoniense: comenzó 40,4 ± 0,2 millones de años atrás. Karl Mayer-Eymar le puso
nombre, y definió los límites en el año 1857 a partir de sedimentos arcillosos del
sur de Inglaterra ricos en fósiles. Estratigráficamente, su inicio queda marcado
por la casi-extinción del cocolitóforo Reticulofenestra reticulata. Finalizó hace
37,2 ± 0,2 millones de años, marcado por la primera aparición del cocolitóforo
Chiasmolithus oamaruensis. Su nombre proviene de la localidad de Barton-on-Sea, en
Inglaterra.8
Priaboniense: Comenzó hace 37,2 ± 0,1 millones de años. Se trata de la última edad
del Eoceno, donde tuvo lugar la Grande Coupure, un episodio de extinciones masivas
y cambios faunísticos acusados. Estratigráficamente, su inicio queda marcado por la
primera aparición del cocolitóforo Chiasmolithus oamaruensis. Finalizó hace 33,9 ±
0,1 millones de años, quedando marcado por los foraminíferos planctónicos y la
extinción del género Hantkenina. Su nombre proviene de la localidad de Priabona, en
Italia.5
Paleogeografía
Véase también: Pangea
La tercera y última gran fase de la fragmentación del supercontinente Pangea tuvo
lugar a principios del Cenozoico, entre el Paleoceno y el Oligoceno. El
paleocontinente Laurentia, formado por los actuales América del Norte y
Groenlandia, continuó separándose de Eurasia y ensanchando el joven océano
Atlántico, a pesar de que se cree que todavía existía alguna conexión entre ambas
masas terrestres.9 Mientras el Atlántico continuaba su expansión, el ancestral
océano Tetis continuó cerrándose debido a la aproximación del continente africano y
euroasiático.

A principios del Eoceno, el continente australiano todavía permanecía unido a la


Antártida, pero durante el Lutetiano, Australia comenzó a separarse rápidamente de
la Antártida moviéndose hacia el norte debido a la deriva continental, tal y como
ya había sucedido con el subcontinente Indio y Nueva Zelanda decenas de millones de
años antes, durante el Cretácico. El aislamiento del continente antártico
acarrearía consecuencias drásticas sobre el clima global, como el máximo térmico
del Paleoceno-Eoceno o el evento Azolla.

Orogénesis

La orogénesis es la formación de cordilleras producida por la colisión de dos


placas tectónicas.
La Era Cenozoica fue un período de intensa actividad orogénica. Durante la
denominada orogenia alpina se formaron las montañas del sistema de Tetis, una
cordillera que se extiende sobre la parte meridional de Eurasia y que incluye los
Alpes, los Cárpatos, las montañas de Asia menor, Irán, el Hindu Kush, el Himalaya,
y las montañas del sureste asiático. Esta actividad orogénica provocó un intenso
metamorfismo regional.

La cordillera del Himalaya, la más alta del mundo, se originó durante el Eoceno.
El subcontinente indio, que se había separado previamente de Gondwana en el
Cretácico Superior, y que se había desplazado a una velocidad de 16 cm/año desde
entonces, colisionó con Eurasia a principios del Eoceno. La colisión entre estas
dos masas terrestres originó la cordillera más alta del mundo, el Himalaya.10 Este
proceso de orogénesis todavía perdura en la actualidad, haciendo que el Himalaya
sea unos cinco centímetros más alto cada año.11

Por otra parte, la orogenia cimmeriana, un proceso orogénico que había comenzado en
el Jurásico, continuó creando algunas de las cordilleras que actualmente se
encuentran en el centro del continente asiático. El Eoceno fue el escenario de la
fase final de esta orogénesis.

Eurasia no fue el único continente con actividad orogénica. La configuración


geológica de multitud de montañas de América del Norte datan de principios de
Cenozoico, como por ejemplo las Black Hills de Dakota del Sur, Wyoming, o las
Apalaches de la costa este.

Clima
Artículo principal: Máximo térmico del Paleoceno-Eoceno
Artículo principal: Evento Azolla

65 millones de años de cambio climático. Este gráfico muestra el aumento de las


temperaturas al principio del Eoceno y el posterior enfriamiento en el resto de la
época.
El clima global del Eoceno fue, probablemente, el más homogéneo del Cenozoico; el
gradiente térmico del ecuador a los polos era entonces la mitad que en la
actualidad, y las corrientes oceánicas profundas eran excepcionalmente cálidas. Las
regiones polares eran mucho más cálidas que hoy en día, con temperaturas similares
al actual noroeste de los Estados Unidos. Los bosques templados llegaban hasta los
mismos polos, mientras que los climas tropicales lluviosos llegaban hasta los 45°
de latitud norte. La diferencia más elevada se encontraba en las latitudes
templadas, aunque el clima de los trópicos era similar al de nuestros tiempos.12 Al
estar unidos al inicio del Eoceno el continente australiano y la Antártida en una
sola masa terrestre, las corrientes oceánicas frías y cálidas se mezclaban,
manteniendo una temperatura oceánica homogénea.13

Desde el principio de esta época, la temperatura aumentó, en uno de los


calentamientos globales más rápidos (en términos geológicos) y extremos que se han
registrado en la historia geológica, denominado máximo térmico del Paleoceno-
Eoceno. Fue un episodio de calentamiento rápido e intenso (de hasta 7 °C en
latitudes altas) que duró menos de cien mil años.14 El máximo térmico provocó una
extinción masiva, por lo que la fauna del Eoceno y del Paleoceno son muy
diferentes.

Es posible que este intenso calentamiento fuera causado por la expulsión de


clatratos de metano enterrados en el fondo marino. Se cree que los sedimentos donde
se encontraban almacenados estos clatratos fueron perturbados a medida que los
océanos se calentaban, y el metano que contenían provocó el aumento de la
temperatura global. Se estima que se emitieron a la atmósfera dos mil gigatoneladas
de metano, un gas de efecto invernadero diez veces más potente que el dióxido de
carbono.15

Los helechos del género Azolla podrían haber causado el enfriamiento del planeta
hasta las temperaturas actuales.
El aumento de las temperaturas en todo el planeta no fue la única consecuencia,
pues el clima global también se volvió más húmedo, y gran parte de esta humedad fue
conducida a los polos.16 La gran cantidad de lluvia sobre el océano Ártico, junto
con la configuración de los continentes (que lo aislaba del resto de océanos),
redujo drásticamente la salinidad. El agua dulce acumulada en la zona ártica
preparó el terreno para que sucediera un gran cambio climático de signo totalmente
opuesto y que marcaría el final del Eoceno.

El clima se mantuvo cálido durante el resto del Eoceno, a pesar de que un


enfriamiento global, que finalmente llevaría a las glaciaciones del Pleistoceno,
comenzó a mediados de esta época a causa de dos factores: el evento Azolla, y el
aislamiento de la Antártida.

El evento Azolla tuvo lugar hace cuarenta y nueve millones de años, cuando el
helecho Azolla de agua dulce, también llamado "helecho mosquito", comenzó a crecer
en grandes cantidades sobre el océano Ártico. A medida que se hundían sobre suelo
marino, las plantas empezaron a formar parte de los sedimentos del suelo oceánico,
donde no era posible su descomposición debido al escaso nivel de oxígeno de las
capas de agua profundas. La reducción de la cantidad de carbono en la atmósfera
terrestre contribuyó a transformar el planeta de una "Tierra invernadero",
suficientemente cálida como para que las tortugas y las palmeras habitaran en los
polos, en una "Tierra helada".1718

Con la separación del continente australiano hace unos cuarenta y cinco millones de
años, la Antártida quedó privada del flujo de aguas ecuatoriales que hasta entonces
suavizaba el clima. Con la privación de estas aguas cálidas, la Antártida se enfrió
y el océano Antártico inició su glaciación, creando un flujo de agua fría y
banquisas que reforzaron el efecto del enfriamiento.

Fauna
Aves
Por primera vez en la historia de la Tierra, las aves predominaban sobre todos los
demás seres. Las aves predadoras gigantes, como es el caso del Gastornis,
anteriormente conocido como Diatryma, se alimentaban de mamíferos como el
Propalaeotherium, en Europa y América del Norte,19 mientras que los Phorusrhacidae,
conocidos como las "aves del terror", se convertirían en los superpredadores por
excelencia de América del Sur.

Los pingüinos, que habían aparecido durante el Paleoceno, llegaron a América del
Sur sobre el Eoceno medio, y en el Bartoniense ya habían comenzado a extenderse por
aguas atlánticas. Algunos géneros y especies primitivas de pingüinos son los
Perudyptes devriesi (de 76 cm de altura) y el gran Icadyptes salasi (de 150 cm de
altura), ambos hallados en las costas desérticas de Ica, al sur del Perú;20
asimismo los Archaeospheniscus o el gigantesco Anthropornis nordenskjoeldi, que
medía 170 cm de altura y pesaba alrededor de 90 kg. En comparación, el pingüino
emperador, que se trata del pingüino actual más grande, solamente mide 122 cm de
altura y 37 kg de peso.

Icadyptes (Pingüinos)

Gastornis (Gastornithiformes)

Presbyornis (Anseriformes)

Los anseriformes comenzaron a diversificarse, en géneros como Presbyornis, que


estaba relacionado con los patos y las ocas actuales. Los estudios de la familia
Presbyornithidae son muy importantes para entender la evolución de las aves. Las
especies que vivían en zonas costeras y estaban menos especializadas tendían menos
a extinguirse que las especies más adaptadas a un ecosistema concreto.

El Palaeotis es una ratite de la cual se han hallado fósiles en el sitio fosilífero


de Messel, en Alemania. Estos hallazgos son especialmente interesantes, pues la
tesis tradicional sostiene que las ratites se originaron en Gondwana, basándose en
su difusión actual. El descubrimiento en Europa de Palaeotis, junto con otras
ratites en América del Norte y Mongolia, pone en evidencia esta hipótesis.21

En las fosforitas de Quercy se han encontrado evidencias de una difusión más amplia
de los loros durante el Eoceno. Los restos fósiles del género Quercypsitta, datados
entre 34 y 37 millones de años, indican que los loros llegaron en el pasado a
latitudes más septentrionales de las que se encuentran en la actualidad.22 El fósil
de loro más antiguo del que se tiene constancia ha sido hallado en la Formación
Fur, Dinamarca, y tiene una antigüedad de 54 millones de años, coincidiendo con el
inicio del Eoceno.23

Mamíferos
El acontecimiento más importante en la evolución de los mamíferos durante el Eoceno
fue, probablemente, la evolución de los cetáceos. Después de que sus antepasados
abandonaran la vida acuática 300 millones de años atrás, un grupo de mamíferos
relacionado con los artiodáctilos primitivos consiguió efectuar la transición de un
medio terrestre a un medio acuático.
Este proceso comenzó con los Pakicetidae del Eoceno medio e inferior de Pakistán.
Se trataba de animales carnívoros terrestres, pero la configuración de los huesos
de los oídos y su dentición demostró que representan el primer paso en la evolución
de las ballenas. Unos cuantos millones de años más tarde, algunas criaturas, como
el Ambulocetus, ya tenían un estilo de vida anfibio, y sus patas posteriores
estaban más adaptadas para la natación que para caminar sobre tierra firme.24 Los
Protocetidae representan un paso posterior en la evolución de los cetáceos, y es
posible que por aquel entonces ya dispusieran de una aleta caudal como la de los
cetáceos actuales.25

Los primeros cetáceos completamente marinos aparecieron hace unos cuarenta y cinco
millones de años. Los Basilosauridae, que incluyen géneros como el Basilosaurus o
el Dorudon, tenían una anatomía muy similar a la de las ballenas actuales. Aun así,
su cerebro se encontraba menos desarrollado y no tenían el melón típico de los
odontocetos. Las primeras ballenas dentadas no aparecerían hasta casi finalizado el
Eoceno.

Prorastomus (Sirenia)

Ambulocetus (Cetacea)

Basilosaurus (Cetacea)

Dorudon (Cetacea)

Arsinoitherium (Embrithopoda)

Los ungulados también continuaron evolucionando durante el Eoceno. Los


artiodáctilos aparecieron a principios de esta época, hace cincuenta y cuatro
millones de años, y a finales del Eoceno ya se habían diversificado en los tres
subórdenes actuales: Tylopoda (camellos), Suinae (cerdos), y Ruminantia (ovejas,
cabras, y vacas). La gran expansión de los Perissodactyla, que los desplazaron
hacia hábitats menos prósperos, y la aparición de hierba en el Eoceno,
condicionaron el desarrollo del particular aparato digestivo que poseen los
artiodáctilos y que más adelante les ayudaría a desbancar a los Perissodactyla como
los herbívoros dominantes.26

Los carnívoros dominantes durante el Eoceno fueron los creodontos. Los carnívoros
suelen tener dos dientes carnasiales, uno molar y otro premolar, pero en cambio,
los dientes carnisales de los creodontos eran ambos molares.27 Los creodontos
incluyen algunos de los mamíferos predadores terrestres de mayor tamaño que han
existido, como el Andrewsarchus, que llegaba a medir tres metros y medio de
longitud, casi dos metros de altura, y pesaba 250 kg.19 Aun así, su gran tamaño no
le bastó para imponerse a largo plazo, pues fueron superados por otros carnívoros y
terminaron por extinguirse en el Mioceno. Su extinción se debió a una serie de
factores, en primer lugar, su articulación lumbosacra no se encontraba
suficientemente evolucionada para correr como el resto de carnívoros, y, además, su
condición de plantígrado les hacía menos eficientes a la hora de correr.28 En
segundo lugar, los creodontes tenían una dentición diferente que les hacía
carnívoros obligados, es decir, estaban restringidos a comer solamente carne,
mientras que los miácidos y la mayoría de carnívoros de la época todavía poseían
dientes adaptados para masticar otro tipo de alimentos.27 El último creodonte que
aparece en el registro fósil, el Dissopsalis, se extinguió hace ocho millones de
años.

Peces

Dientes fosilizados de Otodus obliquus, un tiburón del Eoceno emparentado con el


megalodon.
Durante el Eoceno, los tiburones lamniformes (o tiburones rayados) sufrieron una
gran diversificación. El tiburón duende es uno de tantos ejemplos de tiburones que
aparecieron durante esta época.29 Una de las especies más destacables fue el Otodus
obliquus, un tiburón aparecido en el Paleoceno, que podía alcanzar los nueve metros
de longitud y se alimentaba de mamíferos marinos, peces, y otros tiburones.30
Muchos paleontólogos creen que el O. obliquus es un antepasado del género
Charcharocles, y, por lo tanto, que mantiene una estrecha relación con el mayor
tiburón depredador que ha existido, el Carcharodon megalodon. Otros, sin embargo,
relacionan al O. obliquus con el gran tiburón blanco, aunque el número de
paleontólogos que lo creen va disminuyendo, pues cada vez existen más evidencias de
su relación con el megalodon.31

Otro pez destacable fue el Enchodus, un depredador relacionado con los salmones. El
Enchodus tenía una serie de colmillos en la parte anterior de los maxilares
superior e inferior y en los huesos palatinos. A pesar de ser un depredador, la
gran mayoría de sus fósiles se han hallado dentro de los estómagos de otros
depredadores más grandes, como los mosasáuridos, los plesiosaurios, o el ave marina
Baptornis.

Reptiles
Una de las especies de serpientes más grande que se conoce vivió durante el Eoceno.
Gigantophis garstini podría haber superado los diez metros de longitud, mientras
que las serpientes actuales más grandes, las anacondas, rondan los siete metros de
largo. Esta serpiente, que habitó el planeta hace cuarenta millones de años en la
zona del actual Egipto, se alimentaba probablemente de proboscídeos basales, los
antecesores de los actuales elefantes.32 Otra serpiente de grandes dimensiones que
vivió durante esta época fue Palaeophis, una serpiente marina. Al principio, se
calculó que su longitud oscilaba entre los treinta y cuarenta metros, una cifra
tremendamente elevada para una serpiente, pero estimaciones más recientes arrojan
longitudes aproximadas de nueve metros.33

Artrópodos

Hormigas primitivas atrapadas en ámbar (Oligoceno superior).


El hecho más relevante del Eoceno en relación con los artrópodos fue la expansión
de las hormigas. Durante el Cretácico sólo había unas cuantas especies de hormigas
en el antiguo continente de Laurasia que representaban menos de un 1% del total de
los insectos. A finales del Paleoceno comenzó una radiación adaptativa que se
prolongó durante el Eoceno y que les situó como los insectos dominantes hasta el
fin de la época. Su éxito fue tal, que el 90% de las especies de hormigas que
vivieron durante el Eoceno, perduran todavía.34

En el sitio fosilífero de Messel, situado en Alemania, se han hallado fósiles de


Formicium, un género de hormiga que incluye un total de cinco especies y se conoce
únicamente a partir de restos de machos y reinas. La envergadura de las reinas
oscilaba entre trece y quince centímetros, lo que la convierte en la mayor de las
hormigas que jamás ha existido. También se han encontrado fósiles de este género en
el Reino Unido y en Estados Unidos, pero en estos casos se trata solamente de alas
aisladas.
Flora

Hojas de Metasequoia glyptostroboides, más conocida como secuoya del alba, única
especie viva del género Metasequoia, género del cual se han hallado restos muy bien
preservados que datan del Eoceno.
A principios del Eoceno, las altas temperaturas calentaron los océanos y crearon un
ambiente húmedo y caluroso, donde se podían encontrar bosques que se extendían de
polo a polo. Excepto las regiones desérticas más secas y extremas, la Tierra se
encontraba completamente cubierta de bosques.13

Los bosques polares gozaban de una gran extensión. Se han hallado fósiles e incluso
restos preservados de árboles, como las cupresáceas o el género Metasequoia, en la
Isla de Ellesmere, situada en el ártico canadiense. Los restos preservados que se
han encontrado no se tratan de fósiles, sino de fragmentos originales que se
conservaron en aguas pobres en oxígeno en los bosques pantanosos del Eoceno y que
después fueron enterrados antes de que se iniciara su descomposición.35 También se
han encontrado fósiles de árboles subtropicales e incluso tropicales del Eoceno en
lugares como Groenlandia o Alaska. Las junglas llegaban hasta latitudes tan
septentrionales como el noroeste de los Estados Unidos y Europa.13

A principios de esta época, llegaron a crecer palmeras en Alaska y en el norte de


Europa, aunque a medida que la época avanzaba, y el planeta se iba enfriando, las
palmeras comenzaron a ser menos abundantes. Las Metasequoia se encontraban
ampliamente extendidas.

El enfriamiento comenzó a mediados de la época. A finales del Eoceno el interior de


los continentes ya había comenzado a desecarse, y en algunas zonas los bosques
comenzaban a reducirse considerablemente. La hierba, que acababa de aparecer, se
encontraba confinada en las riberas de los ríos y todavía no se había extendido por
las sabanas y llanuras.36

El enfriamiento terrestre fue acompañado por cambios estacionales. Los árboles


caducifolios, que estaban más adaptados a los grandes cambios de temperatura,
comenzaron a imponerse sobre las especies perennes tropicales. A finales del
Eoceno, los bosques caducifolios cubrían ya vastas regiones en los continentes
septentrionales, incluyendo América del Norte, Eurasia, y el Ártico, mientras que
las junglas solamente lograron resistir en América del Sur, India, y Australia.

La Antártida, que comenzó el Eoceno envuelta en bosques templados-subtropicales, se


enfrió significativamente a medida que pasaba el tiempo. La flora tropical de
temperaturas altas desapareció, y a principios del Oligoceno, el continente
antártico ya albergaba bosques caducifolios y grandes regiones de tundra.

Gran Ruptura de Stehlin

Gráfico que muestra la extinción de finales del Eoceno ("Final Eoceno"),


comparándola con las grandes extinciones de los períodos anteriores.
La Gran Ruptura de Stehlin (en francés Grande Coupure) fue un evento de extinción
que supuso un gran cambio en la población de diversos organismos en Europa, siendo
los mamíferos uno de los grupos más afectados. El paleontólogo suizo Hans Georg
Stehlin acuñó su nombre en 1910,37 haciendo referencia al cambio drástico de los
mamíferos europeos.

Este evento, ocurrido hace 33,9 millones de años,38 ha servido como criterio para
definir el límite entre el Eoceno y el Oligoceno, y está caracterizado por las
grandes extinciones y por la especiación alopátrida de especies primitivas
aisladas. En Asia sucedió un evento similar, al que se le denominó "Remodelado
Mongol".
Una de las causas principales de este hecho parece ser el cierre del estrecho de
Turgai, lo que unió Europa y Asia y puso fin al aislamiento paleogeográfico de
Europa, permitiendo así migraciones masivas de especies entre ambos continentes.
Además, la abertura del pasaje de Drake acentuó la corriente circumpolar antártica,
iniciando así un enfriamiento progresivo, lo que dio lugar a la formación de un
casquete de hielo en la Antártida,39 así como a la formación de una capa de agua
fría sobre los fondos oceánicos. La formación de casquetes provocó una importante
disminución del nivel del mar y acentuó el efecto albedo, reflejando la radiación
solar y causando un gran descenso de las temperaturas. La capa de agua fría provocó
que muchas de las especies que habitaban en aguas cálidas (como el Basilosaurus y
algunos tiburones) perecieran, dando lugar a una fauna muy poco diversificada. El
cambio climático que estaba teniendo lugar sería el preámbulo de las primeras
glaciaciones polares.

Los mamíferos sufrieron una gran renovación. Los taxones de los mamíferos endémicos
europeos fueron sustituidos por inmigrantes asiáticos, extinguiéndose así más de la
mitad de los mamíferos europeos, y afectando de este modo al resto de la flora y
fauna. Los moluscos también sufrieron una gran renovación, especialmente en la
costa oeste de los Estados Unidos y en la llanura costera del norte del golfo de
México.40

Impactos de meteorito
Algunas teorías señalan el impacto de bólidos sobre Siberia como el principal
responsable de este evento debido a las anomalías encontradas en las trazas de
iridio, elemento muy útil para detectar los impactos de meteoritos, supuestamente
hace 34 millones de años.4142 Inicialmente se propuso como un único evento, pero
posteriormente se planteó un patrón de extinción en masa escalonada, siendo cada
uno de ellos un impacto distinto de cometa o meteorito.434445 Sin embargo, este
modelo de extinción escalonada fue desechado posteriormente al evidenciarse que los
impactos fueron anteriores a las extinciones,46 confirmándose más tarde gracias al
estudio de multitud de cortes y sondeos oceánicos.47 Estos sondeos han sido datados
con mucha precisión mediante los foraminíferos planctónicos, concluyendo que su
extinción no fue producida por los impactos.4748

El hallazgo posterior de cuarzos con metamorfismos de choque y espinelas ricas en


níquel,495051 así como el descubrimiento de varios cráteres en Siberia (Cráter
Popigai) y Norteamérica, han confirmado que hace aproximadamente 35,6 millones de
años tres grandes meteoritos impactaron sobre el planeta.52 Algunos autores han
sugerido que estos impactos aceleraron el enfriamiento global,5354 aunque los datos
isotópicos no apoyan esta aceleración.39

Yacimientos paleontológicos
Estos son algunos de los yacimientos paleontológicos más destacados de la época
Eoceno:

Wadi Al-Hitan
Artículo principal: Wadi Al-Hitan
Wadi Al-Hitan (‫وادي الحيتان‬, valle de las ballenas en árabe) es una región del desierto
occidental de Egipto, donde se han hallado importantes fósiles de cetáceos
primitivos. Estos restos representan uno de los principales registros de la
historia de la evolución de las especies: la transición de las ballenas de animales
terrestres a animales acuáticos. Los fósiles que se han encontrado en Wadi al-Hitan
permiten saber que, durante el Eoceno, lo que hoy en día es el desierto del Sahara
por aquel entonces era un mar superficial del océano Tetis.

Los fósiles completos o casi completos de Zeuglodon son los hallazgos más
destacados del valle, ganándose de este modo el sobrenombre de "Valle de los
Zeuglodon". El Dorudon es otro cetáceo prehistórico del que se han encontrado
registros fósiles en Wadi al-Hitan. En el 2005 el valle fue declarado Patrimonio de
la Humanidad por la Unesco.

Formación Green River


Artículo principal: Formación Green River

Fósil de Diplomystus dentatus, hallado en la Formación Green River.


La Formación Green River es una formación geológica que se extiende sobre el norte
de Utah, el oeste de Colorado, y el suroeste de Wyoming, en los Estados Unidos. En
él se pueden encontrar dos zonas bien diferenciadas de barro limoso muy fino, en
los que se conservan una gran diversidad de fósiles completos y detallados. La zona
más productiva, la denominada "zona de 18 pulgadas", contiene una gran cantidad de
fósiles, entre los que destacan los peces, en una serie de capas laminadas de
barro, y representan aproximadamente unos cuatro mil años de depósitos. La segunda
zona fosilífera se trata de una zona no laminada de algo menos de dos metros de
grosor en la que también se pueden encontrar fósiles muy detallados, aunque su
extracción se ve dificultada al no estar dispuesta en láminas separables.55

Isla Marambio
Artículo principal: Isla Marambio
La Isla Marambio, también llamada Isla Seymour, es una de las dieciséis grandes
islas que rodean la punta de la península antártica.

El capitán noruego Carl Anton Larsen descubrió varios fósiles en la isla en el año
1882, en su primer viaje a la Isla Marambio, a bordo del barco Jason. Desde
entonces, la isla ha sido objeto de cuantiosas investigaciones paleontológicas.

Las investigaciones realizadas en la Isla Marambio han ayudado a la comprensión del


enfriamiento durante el Eoceno, un proceso que culminó en el inicio de la
glaciación de la Antártida. Estudios del carbonato de diversos puntos del océano
Antártico sugieren que, en lugar de tratarse de un enfriamiento monotónico de la
temperatura durante esta época, en el Eoceno medio hubo un breve episodio de
calentamiento. También se han estudiado multitud de fósiles, como algunos pingüinos
extintos, diversos bivalvos, y otros animales y plantas.56

Arcilla de Londres
Artículo principal: Arcilla de Londres
La Arcilla de Londres es un depósito marino conocido por sus fósiles. Se trata del
yacimiento fosilífero más importante del Ypresiense del sur de Inglaterra, y es el
único lugar de Europa donde se puede encontrar una enorme variedad de fósiles
vegetales del Eoceno inferior.

La arcilla fue depositada en un mar que alcanzaba los doscientos metros de


profundidad en su región más oriental. Se han encontrado hasta cinco ciclos de
deposición (que representan una transgresión seguida por una reducción de la
profundidad del mar), sobre todo en la región occidental, más superficial. Cada
ciclo comienza con un material basto (incluyendo concentraciones de sílex
redondeado), y finaliza con una arcilla cada vez más arenosa.57

Los fósiles hallados de animales incluyen bivalvos, gastrópodos, nautilus,


cangrejos, langostas, peces (incluyendo dientes de tiburón), reptiles (sobre todo
tortugas), y ejemplares de aves poco comunes. También se han hallado algunos
fósiles de mamíferos.

En la Arcilla de Londres son muy abundantes los fósiles de plantas, incluyendo


frutos y semillas. Hace poco menos de tres siglos que se empezaron a recoger
fósiles vegetales, y se han descrito unas 350 especies. Esto hace que la flora de
la Arcilla de Londres sea una de las que más variedad tiene en frutos y semillas
fósiles.58
Sitio fosilífero de Messel
Artículo principal: Sitio fosilífero de Messel

Fósil de un bupréstido hallado en el sitio fosilífero de Messel.


El sitio fosilífero de Messel, situado en Hesse, Alemania, y declarado Patrimonio
de la Humanidad en 1995, es una antigua cantera de pizarra bituminosa que contiene
la muestra mejor conservada de la fauna y flora del Eoceno medio que se conoce. En
la mayoría de yacimientos, encontrar esqueletos parciales supone todo un logro,
pero en Messel existen numerosos casos de conservación integral, e incluso en
algunos se conserva el pelaje, las plumas, o las marcas de piel de algunas
especies. La gran diversidad de especies es también un punto a favor, gracias, en
parte, a las erupciones de gas. En el yacimiento se han encontrado:

Más de diez mil peces fosilizados pertenecientes a diversas especies.


Miles de insectos tanto acuáticos como terrestres, algunos de los cuales se
conserva la coloración.
Gran cantidad de pequeños mamíferos, incluidos caballos enanos, grandes roedores,
primates, zarigüeyas, armadillos, parientes del cerdo hormiguero, y murciélagos.
Numerosas aves, especialmente especies predadoras.
Cocodrilos, ranas, tortugas, salamandras, y otros reptiles y anfibios.
Más de treinta restos de plantas, como hojas de palmera, frutos, polen, y núculas.
Véase también
Geología histórica
Notas y referencias
Los colores corresponden a los códigos RGB aprobados por la Comisión Internacional
de Estratigrafía. Disponible en el sitio de la International Commision on
Stratigraphy, en «Standard Color Codes for the Geological Time Scale».
Global Boundary Stratotype Section and Point (GSSP) of the International
Commission of Stratigraphy, Status on 2009.
International Stratigraphic Chart, 2008
Rohde, Robert A. (2005). «Ypresian ICS Stage». GeoWhen Database. International
Commission on Stratigraphy. Archivado desde el original el 28 de noviembre de 2015.
Consultado el 10 de mayo de 2008.
Rohde, Robert A. (2005). «Priabonian ICS Stage». GeoWhen Database. International
Commission on Stratigraphy. Archivado desde el original el 28 de noviembre de 2015.
Consultado el 10 de mayo de 2008.
Tradicionalmente se han usado Terciario y Cuaternario en lugar del actual
Cenozoico, con rango de eratemas o eras, usándose Cenozoico como sinónimo de
Terciario y subdividido a su vez en Paleógeno y Neógeno. También se puede encontrar
Terciario y Cuaternario como sub-eras dentro del eratema o era Cenozoica.
Actualmente, en el 2009, el término Terciario (y la subdivisión correspondiente
dentro de Cenozoico) ha dejado de ser recomendado por la Comisión Internacional de
Estratigrafía para la escala global, quedando el Cenozoico dividido en los sistemas
o periodos Paleógeno, Neógeno y Cuaternario.
Rohde, Robert A. (2005). «Lutetian ICS Stage». GeoWhen Database. International
Commission on Stratigraphy. Archivado desde el original el 24 de mayo de 2008.
Consultado el 10 de mayo de 2008.
Rohde, Robert A. (2005). «Bartonian ICS Stage». GeoWhen Database. International
Commission on Stratigraphy. Archivado desde el original el 4 de febrero de 2008.
Consultado el 10 de mayo de 2008.
«Tectonics of the Eocene». UC Museum of Paleontology (en inglés). 1999. Consultado
el 18 de mayo de 2008.
Bin Zhu, William S. F. Kidd, David B. Rowley, Brian S. Currie, Naseer Shafique
(2006). «Age of Initiation of the India-Asia Collision in the East-Central
Himalaya» (PDF). Journal of Geology (en inglés) 114. p. 641-643. Archivado desde el
original el 2 de diciembre de 2005.
Jean-Louis Mugnier, Pascal Leturmy, Gérard Vidal (2004). «Kinetics and Sedimentary
Balance of the Subhimalayan Zone, West Nepal». Thrust Tectonics and Hydrocarbon
Systems 82. p. 115-130.
Stanley, Steven M. (1999). Earth System History. Nueva York: W.H. Freeman and
Company. ISBN 0-7167-2882-6.
Agaric (2007). «Earth's Eocene Epoch». Associated Content. Archivado desde el
original el 2 de enero de 2013. Consultado el 10 de mayo de 2008.
Gavin A. Schmidt, Drew T. Shindell (2003). «Atmospheric composition, radiative
forcing, and climate change as a consequence of a massive methane release from gas
hydrates». Paleoceanography 18 (1). p. 1004,
http://dx.doi.org/10.1029/2002PA000757.
White, Kasey (2003). «Clues to global warming». UC Santa Cruz. Archivado desde el
original el 6 de julio de 2008. Consultado el 10 de mayo de 2008.
Pagani, M.;Pedentchouk, N.; Huber, M.; Sluijs, A.; Schouten, S.; Brinkhuis, H.;
Sinninghe Damsté, J.S.; Dickens, G.R.; Otros (2006). «Arctic hydrology during
global warming at the Palaeocene/Eocene thermal maximum». Nature 443 (7111). p.
598.
Macdougall, Doug (2004). Frozen Earth: The Once and Future Story of Ice Ages.
University of California Press. ISBN 0-520-24824-4.
Mulvaney, Kieran (2001). At the Ends of the Earth: A History of the Polar Regions.
Washington, D.C.: Island Press. ISBN 1-55963-908-3.
Haines, Tim (2001). Walking with Beasts. BBC Books. ISBN 0-563-53763-9.
«Pinguinos Gigantes Prehistóricos». ElMundo.es. 26 de junio de 2007. Consultado el
5 de octubre de 2008.
Chatterjee, Sankar (1997). The Rise of Birds. Johns Hopkins University Press. ISBN
0-8018-5615-9.
Mourier-Chauviré, Cécile (1992). «Une nouvelle famille de Perroquets (Aves,
Psittaciformes) dans l'Eocène supérieur des Phosphorites du Quercy». Geobios,
Mémoire Spécial 14. p. 169-177.
David M.Waterhouse, Bent E.Lindow, Nikita V.Zelenkov, Gareth J.Dyke (2008). «Two
new parrots (Psittaciformes) from the lower eocene Fur Formation of Denmark».
Palaeontology 51 (3). p. 575-582.
Sutera, Raymond (2002). «The Origin of Whales and the Power of Independent
Evidence». Reports of the National Center for Science Education 20 (5). p. 33-41.
Clementz, Marc T., Goswami, A.; Gingerich, P.; Koch, P. (2006). «Isotopic records
from early whales and sea cows: contrasting patterns of ecological transition».
Journal of Vertebrate Paleontology 26 (2). p. 355-370.
Janis, Christine; Jarman, Peter (1984). The Encyclopedia of Mammals. New York:
Facts on File. ISBN 0-87196-871-1.
MacDonald, David (1993). «The Carnassial Connection». Velvet Claw: A Natural
History of the Carnivores. BBC Books. ISBN 0-563-20844-9.
William Harmon Norton. «Chapter XXI. The Tertiary» (eBook). The Elements of
Geology (en inglés). Globusz Publishing. Archivado desde el original el 9 de marzo
de 2008. Consultado el 20 de mayo de 2008.
Sepkoski, Jack (2002). «A compendium of fossil marine animal genera
(Chondrichthyes entry)». Bulletins of American Paleontology 364. p. 560. Archivado
desde el original el 10 de mayo de 2012.
Renz, Mark (2002). Megalodon: Hunting the Hunter. p. 26-30, Paleo Press. ISBN 0-
9719477-0-8.
David Ward, Jim Bourdon (2007). «Carcharocles» (en inglés). Elasmo.com. Consultado
el 20 de mayo de 2008.
New Scientist (2004). «A giant among snakes». New Scientist (2473). p. 17.
Dennis Parmley, Melanie DeVore (2005). «Palaeopheid Snakes from the Late Eocene
Hardie Mine Local Fauna of Central Georgia». Southeastern Naturalist 4 (4). p. 703–
722.
David Grimaldi, Donat Agosti (2000). «A formicine in New Jersey Cretaceous amber
(Hymenoptera: Formicidae) and early evolution of the ants». Proceedings of the
National Academy of Sciences 97 (25). p. 13678–13683.
«Eocene Dawn Redwood Fossil Frond from Cache Creek». The Virtual Fossil Museum (en
inglés). Consultado el 20 de mayo de 2008.
Thomas R. Van Devender, Mark A. Dimmitt. «Desert Grasses». Arizona-Sonora Desert
Museum (en inglés). Consultado el 20 de mayo de 2008.
H.G. Stehlin (1910). «Remarques sur les faunules de Mammifères des couches eocenes
et oligocenes du Bassin de Paris». Bulletin de la Société Géologique de France 4
(9). p. 488-520.
Luterbacher, H.P.; Ali, J.R.; Brinkhuis, H.; Gradstein, F.M.; Hooker, J.J.;
Monechi, S.; Ogg, J.G.; Powell, J.; Rol, U.; Sanfi lippo, A; Schmitz, B. (2004).
«The Paleogene Period». A Geologic Time Scale 2004. Cambridge University Press,
Cambridge, p. 384-408. ISBN 0-521-78142-6.
Livermore, Roy; Nankivell, Adrian; Eagles, Graeme; Morris, Peter (2005).
«Paleogene opening of Drake Passage». Earth and Planetary Science Letters 236 (1-
2). p. 459-470.
Ivany L.C.; Patterson W.P.; Lohmann K.C. (2000). «Cooler winters as a possible
cause of mass extinctions at the Eocene/Oligocene boundary». Nature 407. p. 887-
890.
Ganapathy, R. (1982). «A Major Meteorite Impact on the Earth 65 Million Years Ago:
Evidence from the Cretaceous-Tertiary Boundary Clay». Science 216 (4459). p. 885-
886.
Álvarez, W., Asaro, F., Michel, H.V., Álvarez, L.W. (1982). «Iridium anomaly
approximately synchronous with terminal Eocene extinctions». Science 216 (4548). p.
886-888.
Hut, P.; Álvarez, W.; Elder, W.P.; Hansen, T.; Kauffman, E.G.; Keller, G.;
Shoemaker, E.M.; Weissman, P.R. (1987). «Comet showers as a cause of mass
extinctions». Nature 329. p. 118-126.
Keller, G. (1986). «Stepwise mass extinctions and impact events: Late Eocene and
early Oligocene». Marine Micropaleontology 13. p. 267-293.
Kauffman, E.G. (1988). «The dynamics of marine stepwise mass extinction». Revista
Española de Paleontología (Extraordinario). p. 57-71.
Keller, G.; D'Hondt, S. L.; Orth, C. J.; Gilmore, J. S.; Oliver, P. Q.; Shoemaker,
E. M.; Molina, E. (1987). «Late Eocene impact microspherules - Stratigraphy, age
and geochemistry». Meteoritics 22 (Marzo). p. 25-60.
Molina, E.; Gonzalvo, C.; Keller, G. (1993). «The Eocene-Oligocene planktic
foraminiferal transition: extinctions, impacts and hiatuses». Geological Magazine
130 (4). p. 483-499.
Gonzalvo, C. y Molina, E. (1992). «Bioestratigrafía y cronoestratigrafía del
tránsito Eoceno-Oligoceno en Torre Cardela y Massignano (Italia)». Revista Española
de Paleontología 7 (2). p. 109-126.
Clymer, Aron K.; Bice, David M.; Montanari, Alessandro (1996). «Shocked quartz
from the late Eocene: Impact evidence from Massignano, Italy». Geology 24 (6). p.
483-486.
Pierrard, O.; Robin, E.; Rocchia, R.; Montanari, A. (1998). «Extraterrestrial Ni-
rich spinel in upper Eocene sediments from Massignano, Italy». Geology 26 (4). p.
307-310.
Molina, E.; Gonzalvo, C.; Ortiz, S.; Cruz, L.E. (2006). «Foraminiferal turnover
across the Eocene-Oligocene transition at Fuente Caldera, southern Spain: no cause-
effect relationship between meteorite impacts and extinctions». Marine
Micropaleontology 58. p. 270-286.
Poag, C.W.; Mankinen, E.; Norris, R.D. (2003). «Late Eocene Impacts: Geologic
Record, Correlation and Paleoenvironmental Consequences». From Greenhouse to
Icehouse. Columbia University Press, New York, p. 495-510. ISBN 0-231-12716-2.
Wonhof, H.B.; Smit, J.; Brinkhuis, H.; Montanari, A.; Nederbragt, A.J. (2000).
«Global cooling accelerated by early late Eocene impacts». Geology 28 (8). p. 687-
690.
Bodiselitsch, B; Montanari, A.; Koeberl, C.; Coccioni, R. (2004). «Delayed climate
cooling in the Late Eocene caused by multiple impacts: high-resolution geochemical
studies at Massignano». Earth and Planetary Science Letters 223 (3-4). p. 283-302.
Kaytee Brenes, Micah Fleming, Nalini Rao, Lani Smith (1999). «The Green River
Formation». Localities of the Eocene (en inglés). Consultado el 21 de mayo de 2008.
Ivany, L.C.; Lohmann K.C.; Hasiuk F. (2005). «Middle Eocene Warming on Seymour
Island, Antartica: Continental Shelf Paleotemperatures Recorded in Molluscan
Carbonates». Salt Lake City Annual Meeting (Octubre). p. 16-19. Archivado desde el
original el 21 de agosto de 2008. Consultado el 21 de mayo de 2008.
Sumbler M.G. (1996). London and the Thames Valley. British Regional Geology
series, British Geological Survey. ISBN 0-11-884522-5.
Collinson, M. (1983). Fossil plants of the London Clay. The Palaeontological
Association. ISBN 0-901702-26-9.
Bibliografía
En español
López Martínez, Nieves (1998). Geologia y paleontologia del Eoceno de La Pobla de
Segur, Lleida. Universitat de Lleida. ISBN 84-89727-60-0.
En inglés
Donald R. Prothero (1993). The Eocene-Oligocene Transition: Paradise Lost. Columbia
University Press. ISBN 0-231-08091-3.
Donald R. Prothero, Robert J. Emry (1996). The Terrestrial Eocene-Oligocene
Transition in North America. Cambridge University Press. ISBN 0-521-43387-8.
Marie-Pierre Aubry, William A. Berggren, Marie-Pierre Aubry, Spencer G. Lucas
(1998). Late Paleocene-Early Eocene Biotic and Climatic Events in the Marine and
Terrestrial Records. Columbia University Press. ISBN 0-231-10238-0.
Gregg F. Gunnell (2001). Eocene Biodiversity: Unusual Occurrences and Rarely
Sampled Habitats. Kluwer Academic Pub. ISBN 0-306-46528-0.
Elizabeth Nesbitt, Donald R. Prothero, Linda C. Ivany (2003). From Greenhouse to
Icehouse: The Marine Eocene-Oligocene Transition. Columbia University Press. ISBN
0-231-12716-2.
En alemán
Von Koenigswald, W.; Storch, G.; Habersetzer, J. (1997). Messel. Ein Pompeji der
Paläontologie. Jan Thorbecke Verlag, Stuttgart. ISBN 3-7995-9083-8.
Enlaces externos
Wikimedia Commons alberga una categoría multimedia sobre Eoceno.
Eoceno en la web de Celestia
Paleomapa del Eoceno
La vida en el Eoceno (en inglés)
The Eocene and the Eocene-Oligocene transition (en inglés)
Wadi Al-Hitan (Whale Valley) en la web del Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO
(en inglés)
Formación Green River (en inglés)
Sitio fosilífero de Messel (en alemán)
Control de autoridades
Proyectos WikimediaWd Datos: Q76274Commonscat Multimedia: Eocene
IdentificadoresBNF: 11958271w (data)GND: 4152488-3LCCN: sh99011708AAT:
300391274Diccionarios y enciclopediasBritannica: url
Categoría: Eoceno
Menú de navegación
No has accedido
Discusión
Contribuciones
Crear una cuenta
Acceder
ArtículoDiscusión
LeerEditarVer historial
Buscar
Buscar en Wikipedia
Portada
Portal de la comunidad
Actualidad
Cambios recientes
Páginas nuevas
Página aleatoria
Ayuda
Donaciones
Notificar un error
Herramientas
Lo que enlaza aquí
Cambios en enlazadas
Subir archivo
Páginas especiales
Enlace permanente
Información de la página
Citar esta página
Elemento de Wikidata
Imprimir/exportar
Crear un libro
Descargar como PDF
Versión para imprimir
En otros proyectos
Wikimedia Commons

En otros idiomas
‫العربية‬
Català
English
हिन्दी
Bahasa Indonesia
Bahasa Melayu
Nederlands
Русский
中文
63 más
Editar enlaces
Esta página se editó por última vez el 2 sep 2021 a las 16:09.
El texto está disponible bajo la Licencia Creative Commons Atribución Compartir
Igual 3.0; pueden aplicarse cláusulas adicionales. Al usar este sitio, usted acepta
nuestros términos de uso y nuestra política de privacidad.
Wikipedia® es una marca registrada de la Fundación Wikimedia, Inc., una
organización sin ánimo de lucro.
Política de privacidadAcerca de WikipediaLimitación de responsabilidadVersión para
móvilesDesarrolladoresEstadísticasDeclaración de cookiesWikimedia FoundationPowered
by MediaWiki

También podría gustarte