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Introducción
El objetivo de este tema es establecer una metodología que permita identificar y definir la idea de
proyecto que pretende formular y/o evaluar. También se verá las características de los proyectos
según su sector de propiedad.
La definición de la idea de proyecto puede constituir parte del proceso de formulación y preparación
del mismo. Cuando una persona sale de un aeropuerto de un país o ciudad que nunca antes había
visitado, lo primero que quiere saber es dónde está, hacia dónde ir y luego buscar cómo llegar a ese
lugar. Antes de emprender cualquier evaluación y/o formulación, se debe ser capaz de responder las
mismas preguntas: ¿dónde estamos?, ¿hacia dónde queremos ir?, y ¿cómo vamos a llegar? Solo de
esta forma se tendrá claridad respecto de qué se va a evaluar o formular.
¿Dónde estamos?
Diagnosticar adecuadamente dónde estamos insertos constituye el punto de partida del proceso de
identificación de oportunidades de inversión. En este sentido, debe tenerse en consideración la
transversalidad del diagnóstico, es decir, entender y contextualizar el entorno mundial y local de un
país, comprender y diagnosticar los diferentes grupos afectados o stakeholders externos, el
comportamiento de los distintos agentes del mercado y contextualizar la situación actual de la
empresa en todas sus áreas y ámbitos, donde también cabe el análisis de las fortalezas y debilidades
de quienes pretenden efectuar el emprendimiento. Por lo tanto, el análisis parte de lo macro hacia lo
micro, pero siempre teniendo en consideración la integración de las variables y las relaciones causa-
efecto que hay en cada una de ellas.
El contexto internacional ayuda a entender las fuerzas que mueven el mundo. Actualmente, los
procesos globales son de una magnitud sin precedentes. El mundo se caracteriza por un vertiginoso
incremento de los intercambios de capitales, bienes y servicios, de información, ideas, tecnologías y
pautas culturales. Por ello, la idea de proyecto que se proponga no puede ser ajena a lo que está
ocurriendo en el ámbito político, económico y social, a nivel mundial. Hoy no puede mirarse un país
y menos una ciudad como un mercado aislado. El desarrollo de las telecomunicaciones y la
integración mundial hacen que los proyectos no puedan ser analizados considerando únicamente el
contexto local. Por tal razón, para pensar en una idea de proyecto innovadora resulta fundamental
entender las tendencias en cuanto a la situación financiera global, comprender acontecimientos como
la crisis de deuda acaecida en Europa en 2012 y los efectos en la inmigración de la población; el
control de la información; el desafío ambiental; la eficiencia energética y la sustentabilidad que
contemplan la tendencia hacia lo verde y hacia la utilización de los recursos renovables no
convencionales; la política económica en los distintos países; el envejecimiento poblacional y el
consecuente efecto sobre las necesidades que este segmento poblacional requerirá en el futuro.
Por otra parte, aspectos culturales como la tendencia hacia el consumo de productos naturales y
orgánicos, hacia lo sustentable; los cambios mundiales en la religión; las revoluciones sociales, como
Entender la realidad política actual, la voluntad política del gobierno de turno y las directrices de
mando son elementos estructurales fundamentales para detectar oportunidades de negocio.
Los programas de gobierno pueden incentivarse iniciativas en los ámbitos ambiental, educacional, de
salud, de seguridad social, de transporte público, de matriz energética, etcétera, que dan luces y
señales para determinar hacia dónde se quiere llegar. Otro tanto ocurre con determinadas regiones en
un mismo país, en las que pueden presentarse situaciones de carácter especial, como la demanda de
derechos ancestrales en un determinado sector del territorio nacional.
El contexto económico constituye otro de los pilares en la determinación de oportunidades. La política
económica fiscal y monetaria, y su consecuente efecto en el nivel de empleo, crecimiento económico,
PIB per cápita, nivel de inflación, tasas de interés, tipo de cambio, etcétera, permiten entender hacia
dónde va un país y, por consiguiente, sus necesidades futuras en educación, vivienda, conectividad,
productos, servicios, recreación y energía, por mencionar algunos de los aspectos relevantes.
Asimismo, entender el contexto social, el cambio en las costumbres y comportamientos de las
personas, como la tendencia hacia lo sustentable, el rol de la mujer en la sociedad, la disminución de
la discriminación sexual, la cultura de lo desechable, el uso intensivo de dispositivos electrónicos de
parte de los niños, el número de matrimonios por persona, la aceptación del fracaso matrimonial, la
reducción en el número de hijos, entre otros aspectos, son tendencias que abren nuevas e innovadoras
oportunidades de negocio .
El contexto ambiental está muy ligado a lo anterior. Hoy en día, las consecuencias del calentamiento
global, en conjunto con una mayor sensibilidad de la población por el cuidado del planeta, han llevado
a las empresas a desarrollar acciones de responsabilidad social empresarial (RSE), que conllevan
Conocer, entender y asimilar el contexto tecnológico también es una fuente de inspiración de nuevas
ideas. La tecnología avanza a pasos exponenciales, incluso a una velocidad mayor que la capacidad
de asimilarla; no obstante, ello no solo cambia la forma de comportarnos, sino también la forma cómo
las empresas deben adaptarse a las nuevas propuestas de tecnologías de información (TI). El boom
de e-learning, e-book, iTunes y Amazon son claros ejemplos de plataformas de negocios basadas en
desarrollos tecnológicos.
El tercer eje de análisis del proceso de entendimiento y comprensión de dónde estamos tiene relación
con el análisis de los grupos afectados o stakeholders externos. Entender las motivaciones de ciertas
organizaciones ayuda a comprender la existencia de alguna problemática y contribuye a obtener
algunas señales de oportunidades de inversión. Organizaciones estudiantiles, organizaciones
ambientales, comunidades vecinales, autoridades políticas locales, municipios, comunidades
religiosas y otras son parte de una sociedad donde debe convivirse.
El cuarto eje tiene que ver con el entendimiento de la evolución de los submercados en el plano de
los segmentos de consumidores, proveedores, competencia, auspiciadores y canales de distribución.
El cambio en la posición competitiva genera nuevas oportunidades en una industria determinada. Por
ejemplo, las grandes fusiones abren la oportunidad de atender nichos más específicos que se sienten
desabastecidos o que no conforman parte de una masa. Por otro lado, el mayor poder negociador de
parte de los canales de distribución, en particular del retail, ha dado cabida a la innovación en el
modelo de negocio s, incorporando condiciones cada vez más favorables para ellos, lo que abre
nuevas oportunidades al agente dominante.
La evolución de las necesidades de los usuarios va generando nuevos nichos que permiten el
desarrollo de nuevos productos y servicios cada vez más específicos, o bien, la incorporación de un
proveedor a nuestra propuesta de valor, en la que cada uno coloca su especialidad en pro de una mayor
facilidad y experiencia de uso para el cliente. Es importante entender cómo van evolucionando los
submercados con los que se va a interactuar, para estar siempre innovando en un proceso de
adaptación natural que, de no ocurrir, lleva a las empresas o al proyecto a desaparecer, tal como
ocurrió con Kodak y la evolución del mundo de la fotografía, o el hecho de que Sony, siendo el
candidato natural para la invención del iPod por su irrupción con el Walkman, no lo haya inventado.
El quinto y último eje está compuesto por la empresa. La innovación y la propuesta de nuevas
oportunidades también nacen a partir de la propia empresa, donde no solo cabe el análisis de la cadena
de valor, sino también la interacción de los distintos departamentos en la búsqueda de soluciones
innovadoras.
Por otro lado, están las actividades secundarias que apoyan a las primarias, como las de
abastecimiento, almacenaje de mercadería, insumos y materiales, así como la infraestructura de la
organización, como las actividades que prestan apoyo a toda la empresa: la planificación, la
contabilidad y las finanzas; la dirección de recursos humanos en el alineamiento del personal; la
búsqueda y contratación de nuevos talentos y la motivación del personal; y, por último, están las
actividades relacionadas con el desarrollo de nuevas tecnologías, la investigación y el desarrollo.
Todas ellas son fuentes de constante modernización y optimización.
Por esta razón la respuesta a tal interrogante surge como consecuencia de la correlación e interacción
entre las oportunidades que brinda el mercado y las ventajas competitivas que se tengan como
empresa, así como también de las personas que están detrás del emprendimiento. Es común observar
en nuestros días que los consorcios que se conforman para llevar a cabo un emprendimiento están
compuestos por grupos heterogéneos en los cuales algunos incorporan know how operativo, otros
capital, otros redes de contactos comerciales y otras redes políticas.
Sin perjuicio de lo anterior, es fundamental priorizar las oportunidades de inversión, pues, como ya
se ha señalado, el problema económico de qué y cuánto producir obedece a una carencia de recursos
que son escasos y de uso múltiple; por ello, antes de definir el plan de desarrollo, debería evaluarse
cada una de las alternativas de inversión detectadas y desechar aquellas que presenten relaciones de
riesgo-retorno no compensatorias, donde no se tenga ventajas competitivas claras, o bien, no se cuente
con conocimiento del negocio, o al menos no se tenga acceso a ese conocimiento. Por lo tanto, se
trata de un proceso de selección cuantitativo y estratégico.
Una vez que se tiene claridad acerca de dónde estamos y de hacia dónde queremos ir, entonces surge
una interrogante de Perogrullo: ¿cómo lo vamos a lograr? Esta pregunta obedece al diseño de la
estrategia competitiva, de la estrategia comercial y del modelo de negocio con los que se dará
viabilidad a la ejecución del proyecto. En este sentido, de acuerdo con el profesor Alejandro
Ruelas-Gossi, el primer paso consiste en identificar los nodos de orquestación. Un nodo representa
una industria o un eslabón que constituirá parte de la propuesta de valor que se ofrecerá al consumidor.
Por ejemplo, cuando uno compra un libro electrónico, puede hacerlo desde un teléfono móvil u otro
dispositivo electrónico con un solo clic, es decir, de una forma muy amigable y fácil para el usuario;
sin embargo, para que ello ocurra participan simultáneamente una diversidad de industrias que no
tienen patrones comunes, pero que, en forma coordinada y ordenada, sí permiten darle al usuario una
experiencia única. Para que ello suceda, debe participar el autor de la obra, el editor, el dueño del
Al comprar el libro, el usuario no tiene conocimiento de la forma en la que cada uno de estos nodos
se relacionan; por ello, parte de la definición del proyecto, y de lo que pretende evaluarse, consiste
en determinar cómo va a relacionarse comercialmente cada uno de ellos. En este sentido, la
innovación en modelos de negocio constituye uno de los principales desafíos por resolver: ¿cómo
converger los intereses de cada nodo? y ¿cómo aprovechar la capacidad instalada de cada uno de ellos
para generar eficiencias y economías de escala sin entrar a operar en industrias en las que no se tienen
ventajas competitivas? Son justamente estas interrogantes las que deben resolverse antes de evaluar
económicamente el proyecto, pues cada alternativa de modelo de negocio deriva en un
emprendimiento diferente y, por ende, en la construcción de un flujo de caja distinto. La facilidad de
uso para el usuario, en conjunto con la complejidad de la implementación y orquestación de nodos,
es lo que se denomina la paradoja de la complejidad, pues justamente el desarrollo de esta
complejidad es lo que determina la existencia de una ventaja competitiva sostenible en el largo plazo.
El proceso de un proyecto
Tiempo
n α
Idea de proyecto: etapa en la que se realiza un diagnóstico que identifica distintas vías de solución,
a un problema o necesidad de un bien o servicio, a la vez que identifica una oportunidad de negocio
y define una estrategia y modelo de proyecto por implementar.
De aquí que pueda afirmarse que la idea de un proyecto, más que una ocurrencia afortunada de un
inversionista, generalmente representa la realización de un diagnóstico que identifica distintas vías
de solución, a la vez que identifica una oportunidad de negocio y define, al menos preliminarmente,
una estrategia y modelo de proyecto por implementar.
Preinversión: etapa en la que se realizan los distintos estudios de viabilidad que involucran diferentes
niveles de profundidad en cuanto a cantidad y calidad de la información disponible para la toma de
decisiones: perfil, prefactibilidad y factibilidad.
El estudio inicial es el denominado perfil, el cual se elabora a partir tanto de la información existente
como del juicio común y de la opinión que da la experiencia. En términos monetarios, solo presenta
estimaciones estáticas y muy globales de las inversiones, costos o ingresos, sin entrar en
investigaciones de terreno.
En este análisis es fundamental efectuar algunas consideraciones previas acerca de la situación “sin
proyecto”; es decir, intentar proyectar qué pasará en el futuro si no se pone en marcha el proyecto,
antes de decidir si conviene o no su implementación. Por ejemplo, podría ser muy atractiva la idea de
construir un edificio de locales comerciales si en un momento dado se detecta una gran demanda de
ellos. Sin embargo, es posible que al investigar sobre los permisos de construcción otorgados, se
IDEA
PERFIL
PREINVERSIÓN
PREFACTIBILIDAD
FACTIBILIDAD
PROGRAMACIÓN Y EJECUCION
OPERACIÓN OPERACIÓN