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Voces: AUTOR DE LA OBRA ~ EDITORIAL ~ PROPIEDAD INTELECTUAL ~ DERECHO DE CITA

Título: Cómo citar en los escritos profesionales y académicos


Autores: Cianciardo, Juan Toller, Fernando M.
Sumario: SUMARIO: I. Importancia de citar correctamente y tres razones que pueden dificultarlo. — II.
Tres consecuencias negativas de citar de manera defectuosa. — III. Propósito práctico de esta guía. — IV.
Formalidad y corrección sustancial de las referencias. — V. Las citas y el argumento de fondo. — VI. La
coherencia interna en las citas. — VII. Notas al pie, notas al final y referencias en el texto. — VIII. Modo de
citar un libro. — IX. Libros realizados por instituciones y libros colectivos. — X. Citas de clásicos. — XI.
Referencias del número de edición o de reimpresión del libro. — XII. Citas de un trabajo incluido como
capítulo en un libro colectivo. — XIII. Cómo citar artículos de revista. — XIV. Citas de artículos
publicados en repertorios de doctrina y jurisprudencia. — XV. Nuevas citas de un libro, capítulo de libro o
artículo ya citado. — XVI. Modo de citar sentencias extranjeras. — XVII. Citas de fallos de tribunales
internacionales. — XVIII. Las citas de jurisprudencia nacional. — XIX. Citas de normas. — XX. Modo de
citar materiales doctrinales, legales y jurisprudenciales localizados en Internet. — XXI. La cita de
documentos localizados en bases de datos. — XXII. Consideraciones generales sobre el tipo de letra. —
XXIII. Comillas y uso de paráfrasis. — XXIV. Aclaraciones sobre el uso de "cfr." con relación a autores,
normas legales o sentencias. — XXV. Aclaraciones sobre el uso de "ídem" e "ibid.". — XXVI. Fluidez del
texto y referencias en notas al pie. — XXVII. Citas extensas de autores, leyes o sentencias. — XXVIII.
Abreviaturas. — XXVIX. Algunas sugerencias de libros y referencias sobre la investigación científica y el
sistema de citas, con un comentario sobre su utilidad. — XXX. Bibliografía.
I. Importancia de citar correctamente y tres razones que pueden dificultarlo
Christopher C. Langdell, el Decano de la Harvard Law School que en 1870 restauró el método del caso para la
enseñanza moderna del Derecho, en un discurso dado en 1886 con motivo de la celebración del 250 aniversario de
la fundación del Harvard College realizó la siguiente afirmación, que devino célebre:
"[E]l derecho es una ciencia, y todos los materiales disponibles de esa ciencia están contenidos en libros
impresos (...). [L]a biblioteca es el taller adecuado tanto de los profesores como de los estudiantes; (...) es para
todos nosotros lo que los laboratorios de la universidad son a los químicos y físicos, el museo de historia natural a
los zoólogos, el jardín botánico a los botánicos"(1).
Langdell partía de la suposición de que la ciencia del Derecho se construía mediante una inducción
generalizadora, reduciendo todos los precedentes judiciales del common law a un sistema de principios generales.
De estos principios, a su vez, podrían deducirse las normas a aplicar en cada nuevo caso concreto. De esta manera,
se pondría orden científico y claridad en el case law, algo necesario para el ejercicio de la abogacía (2).
A su vez, según el jurista español Alvaro D'Ors "el estudio del Derecho es un estudio de libros"(3). Con esto
quería decir que el método del Derecho es el del estudio de textos, como las humanidades, a diferencia del método
de las ciencias sociales, que operan estudiando la realidad fáctica.
Más allá de los matices que podrían hacerse a los asertos de Langdell y de D'Ors, lo cierto es que una de las
materias primas principales de la tarea de los hombres de Derecho son los libros de doctrina, los artículos de
revistas, las sentencias publicadas en los repertorios y las normas recogidas en los digestos. En consecuencia, del
correcto tratamiento de esas fuentes trascendentales de los trabajos jurídicos deriva en parte la calidad y
corrección del propio trabajo que se realiza y se presenta a la comunidad jurídica en forma de sentencia, de libro,
de artículo de doctrina, de fundamentación de un cuerpo normativo...
Pero ese correcto tratamiento de las fuentes no es siempre cosa fácil, debido a varios factores. En primer lugar,
porque en la actualidad los géneros científicos del Derecho se han multiplicado, el número de las publicaciones
jurídicas es inmenso, y el acceso a la información se ha globalizado. Esto no sólo ha enmarañado el tratamiento de
las fuentes, sino que —aunque sobre este aspecto no sea del caso extenderse aquí— también ha modificado el ars
iuris en sus diversas manifestaciones y en no pocos aspectos.
Vayamos a la segunda dificultad para la corrección en las citas y notas. En algunos países, como Brasil, el
sistema oficial de apoyo a la ciencia tiene establecidos criterios uniformes para la elaboración de las citas y las
notas al pie de los trabajos científicos. No ocurre así entre nosotros. Tampoco poseemos criterios unificados en
razón de la praxis misma de los autores, pues se verifica una amplia dispersión en los modos de citar.
Finalmente, en el trabajo profesional del abogado y del juez suele haber una preponderancia por la
argumentación en sí, con cierto descuido o desprecio de la cita. Esto ocurre incluso cuando se transcribe
textualmente o se parafrasea una opinión ajena, porque directamente se omite la fuente, o porque se lo hace de
modo notablemente incorrecto. La confusión se retroalimenta, por otra parte, pues las dedicaciones exclusivas al
trabajo académico son escasísimas en el ámbito del Derecho, y muchos de los jueces y abogados que leen o
escriben a diario citas descuidadas son también quienes llevan a cabo publicaciones científicas en el ámbito del
Derecho.
II. Tres consecuencias negativas de citar de manera defectuosa

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¿Qué ocurre cuando un trabajo de Derecho tiene un sistema defectuoso de notas y citas? Entre otros
inconvenientes, como seguidamente se verá, dicho trabajo aparecerá deslucido y descuidado, entorpecerá la tarea
de estudiarlo y quizá hasta viole los derechos de autor de otra persona.
En primer lugar, si en un trabajo jurídico sus citas y notas están mal realizadas, dicho trabajo aparecerá
deslucido. La razón es que, si "una imagen vale más que mil palabras", de alguna manera la pulcritud en la
presentación de un escrito de Derecho también transmite y comunica seriedad, cuidado, esmero, dedicación,
acribia, y augura prima facie buen pensamiento, argumentación, ideas... Unas notas a la ligera indican, por el
contrario, que posiblemente acompañarán a ideas no suficientemente sopesadas.
En segundo lugar, mientras un trabajo con citas correctas es un servicio al lector, uno con citas y notas
incorrectamente dispuestas dificultará su lectura y comprensión por parte de quien quiere acceder al conocimiento
o información que se intenta transmitir, y entorpecerá la distinción entre la reflexión propia del autor y el aporte de
las fuentes que ha utilizado. A partir de esto, si se trata de un texto que puede ser utilizado por otros estudiosos, se
borrarán los vestigios para ir "tras las huellas" de las ideas hacia sus vertientes originales —in-vestigio—, en que
consiste una parte de la investigación.
Por último, la deficiencia en la manera de citar puede llevar al descuido —si no a la apropiación— de la
propiedad intelectual de los autores utilizados para la elaboración del trabajo que se presenta. Por eso, debe
dejarse constancia expresa y exacta de todas las opiniones ajenas tomadas como base para la elaboración de un
trabajo.
La insensibilidad que muchas veces se advierte respecto de la importancia que tiene el reconocimiento de cada
aporte ajeno al trabajo propio quizá provenga de no haber caído en la cuenta de que —desde una perspectiva
antropológica, y más allá de las importantes dimensiones éticas y legales del asunto— la propiedad intelectual es
valiosísima. Se trata, en efecto, de algo muy cercano a la "mismidad", es decir, a ese conjunto de pensamientos,
ideas, miedos, proyectos y quereres que constituye —entre otros elementos— la identidad personal. En él reside
parte de la riqueza de una persona, y de él surge la "diferencia" que puede aportar a quienes le rodean.
III. Propósito práctico de esta guía
Por lo señalado hasta aquí nos ha parecido de interés ofrecer en un formato sencillo y sintético algunos
criterios que pueden ser utilizados como guía práctica para la elaboración de cualquier trabajo jurídico: desde los
escritos típicos de la profesión del abogado y del juez —demanda, contestación de demanda, recursos,
resoluciones y sentencias, dictámenes...—, a monografías y trabajos prácticos universitarios, trabajos de
investigación —especializaciones—, tesinas —maestrías— y tesis — doctorados—, incluyendo artículos de
doctrina y libros de Derecho.
No hemos pretendido agotar todas las posibilidades que la bibliografía presenta, sino dar los lineamientos
generales, aplicables a la gran mayoría de las situaciones a las que un autor se enfrenta. Ante nuevas situaciones,
datos bibliográficos, etc., deberá procederse en cada caso del modo que el sentido común indique, introduciendo
los datos que parezcan relevantes.
IV. Formalidad y corrección sustancial de las referencias
En este trabajo vamos a concentrarnos en la corrección en los aspectos formales de las citas, y no en su
utilización sustancial. Esto es, más allá de que un autor esté o no bien referido desde el punto de vista de la
edición, la página, etc., se encuentran los problemas relativos a que un autor o sentencia sean traídos a colación
con justeza, que estén introducidos en el momento oportuno, en una cantidad adecuada, que se armonicen y
combinen convenientemente con el resto del discurso, y, sobre todo, que se les haga justicia a su propio
pensamiento y doctrina, sin forzar lo que afirman en aras de las propias necesidades de argumentación.
Los distintos aspectos apuntados en el párrafo anterior, que exceden el modesto propósito de este trabajo,
implican el oficio de escribir, que tiene gran semejanza al arte culinario: se trata de combinar sabiamente
ingredientes a disposición de muchos o de todos, de modo que la mano dispone de un modo particular esos
elementos, articulándolos a fin de que den lugar a un sabor nuevo, intrigante al principio, clarificante al final. Ese
oficio de escribir, sin embargo, no se transmite fácilmente a través de libros, sino especialmente mediante el
trabajo del maestro que recorre el tema de investigación de su discípulo con paciencia infinita, y corrige una y otra
vez esos primeros resultados del esfuerzo del principiante. El desarrollo de estas ideas es, por el momento, harina
de otro costal, excediendo el propósito de estas páginas.
V. Las citas y el argumento de fondo
Antes de exponer los aspectos formales de las citas y notas quizá convenga reconocer que la importancia de
las mismas no es, con todo, lo decisivo. El argumento de la autoridad de un hombre es el menos importante de los
argumentos, como enseñaban Boecio (4) y Tomás de Aquino (5). Por eso, el segundo, comentando a Aristóteles,
afirmaba que la probabilidad basada en la opinión de las autoridades en un área sirve como criterio orientador,
pero no resuelve apodícticamente el problema planteado, pues podrá usualmente alegarse autoridades contrarias
(6).
Se trata, en definitiva, de que lo importante no es tanto quién lo dice, sino qué dice; se debe citar no por la

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importancia de quién se trae a colación, sino por los argumentos racionales que expone. Por lo anterior, lo
fundamental en un escrito de Derecho, en especial si es un trabajo científico, es que tenga ideas —al menos una
idea— bien razonadas, argumentadas, imbricadas, explicadas, aplicadas...
VI. La coherencia interna en las citas
Existen muchos, o al menos varios, sistemas correctos de citar y de realizar notas. Aquí vamos a seguir el que
a nosotros nos parece más adecuado. Está basado, en lo sustancial, en el modo más extendido de hacerlo en el
Derecho continental europeo, con leves modificaciones, porque lo juzgamos claro y completo. Hay otras maneras
de citar de modo completo, y el lector puede acogerse a cualquiera de ellas.
La coherencia no sólo implica que un mismo tipo de fuentes deba siempre citarse del mismo modo, sino que
también lleva consigo que el modo de citar distintas fuentes debe tener una proporción y relación entre sí. De esta
manera, por ejemplo, debe referenciarse de modo distinto un libro y un artículo, porque son trabajos de distinta
entidad, y es importante que en la nota el lector pueda diferenciarlos de un solo vistazo.
VII. Notas al pie, notas al final y referencias en el texto
Es aconsejable que, siguiendo el sistema más usual, las referencias que se hagan sean introducidas siempre en
notas a pie de página. Este modo de citar se ha generalizado por las evidentes ventajas que tiene para el lector, al
que facilitan cubrir, en rápida mirada o deteniéndose algo más, las referencias que se realizan, a la par que
continúa la lectura.
De acuerdo a lo anterior, no conviene introducir notas y referencias directamente en el texto, entre paréntesis,
como hacen algunos autores alemanes, porque traban la lectura y quitan claridad a la escritura. Lo que postulamos
puede tener excepción en las sentencias y en los escritos judiciales presentados por abogados, donde la práctica de
la redacción con máquinas de escribir, muy anterior a la época anterior a la informática, ha consagrado el uso de
las referencias en el texto. Conviene, no obstante, señalar, por un lado, que en las sentencias de los jueces de
Estados Unidos, por ejemplo, son comunes las footnotes, y que, por otro, de la mano de los procesadores de texto,
entre nosotros las notas al pie se han ido paulatinamente abriendo paso en los escritos tribunalicios.
Tampoco es conveniente utilizar el sistema de notas al final, sea del capítulo, o sea del libro, como se hace en
algunos libros anglosajones. La razón es que dicho sistema entorpece la rapidez de la lectura, resultando
sumamente molesto y cansador a la mayoría de los lectores, que deben optar por prescindir de las notas, o por
remitirse permanentemente al final del texto —a páginas a veces difícil de localizar—, para enseguida volver al
punto en que estaban leyendo.
Por último, debe decirse que las notas a pie de página deben comenzar en la misma página donde está la
llamada en el texto, pudiendo terminar parcialmente en la página siguiente. En esta línea, las notas al pie deben
tener cierta proporción con el texto. Por esto, no es aconsejable que haya alguna página donde no exista texto, sino
sólo continuación de una larguísima nota al pie precedente de la página anterior.
VIII. Modo de citar un libro
Para la cita de un libro se debe seguir este orden y tipografía, según cada elemento a introducir, todos los
cuales deben ser introducidos: autor, título, editorial, ciudad, año de edición, tomo o volumen en números
romanos —si corresponde— y página de la referencia concreta. Así, para dar un ejemplo concreto, tendríamos:
Ronald DWORKIN, Taking Rights Seriously, Duckworth, London, 1978, 324.
Pierre FREMOND, Le Droit de la Photographie, Dalloz, Paris, 1973, 228.
Carlos COLOMBO, Código Procesal Civil y Comercial de la Nación, Abeledo-Perrot, Buenos Aires, 1969, II,
185.
Obsérvese que el apellido del autor va en un tipo de letra denominado "versalitas", que no es otra cosa que
letras mayúsculas, pero de uno o dos puntos menos que la primera letra mayúscula. De esta manera, al mirar las
notas a pie de página, el lector puede encontrar rápidamente los apellidos de los autores citados, o profundizar en
los datos exactos de cada artículo o libro citado. Es sencillo introducirlas: están en todos los procesadores de texto
informáticos. Antiguamente se utilizaban las mayúsculas, pero hoy día casi todas las editoriales las evitan, porque
resaltan demasiado y quitan elegancia a las notas.
También es correcto poner la primera letra del nombre de pila, con un punto, antes del apellido. Nosotros
preferimos poner el nombre completo, porque poner sólo la inicial puede implicar, en muchos casos, escamotear
el nombre al lector, que no necesariamente conocerá de quién se está escribiendo. La regla expuesta cambia
cuando el propio autor firma siempre sus trabajos sólo con sus iniciales, como es el caso, entre otros, de H.L.A.
Hart.
Si el autor se cita a sí mismo con varios nombres de pila, debe consignárselo como él mismo se autodenomina,
poniendo iniciales en el segundo nombre, si él así lo realiza.
También puede ser correcto, en el caso de los libros, el omitir directamente los nombres de pila, citando en
nota sólo el apellido, pues la referencia completa se encuentra en la bibliografía final. Eso no sería correcto, en
cambio, en los artículos de revista que no llevan bibliografía final, justamente porque no existiría esa posibilidad

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de consulta en el listado de autores.
No parece correcto invertir en las notas el orden occidental usual con que se designan las personas:
primero el o los nombres, luego el o los apellidos. De esta manera, en rigor no debe ponerse, como es
corriente, primero el apellido y luego el o los nombres de pila o la inicial o iniciales. Para esto existen dos
razones, que confluyen: la primera es que no es un modo natural de llamar a nadie, y la segunda es que este
modo de disponer estos elementos sólo tiene sentido en una lista de bibliografía, donde se ordena por orden
alfabético de apellidos de autores. De esas listas bibliográficas la inversión ha saltado a las notas, pero esto
no debe ocurrir.
Si el nombre del autor ha sido referido en el texto del trabajo directamente relacionado con la nota, en la cita al
pie puede comenzarse directamente por el título del libro, sin necesidad de reiterar sus datos. Podría reiterárselos,
sin embargo, si en el texto se hizo referencia solamente al apellido, poniendo en nota su nombre y apellidos
completos.
Obsérvese que, a diferencia de lo que se verá en el caso de los artículos de revista, el título del libro siempre va
en cursiva, y nunca lleva comillas. De este modo, se facilita que el lector pueda distinguir si se cita uno u otro de
este tipo de literatura jurídica. Dentro del título sólo van en mayúsculas las palabras que llevan mayúsculas en
medio de un escrito; lo propio hay que hacer en los títulos de los artículos de revistas. La misma regla se sigue en
francés e italiano. Lo inverso se sigue en inglés: todas las palabras que no son artículos suelen ir en mayúsculas.
Si el libro no trae los datos de editorial, lugar de edición o fecha, se deberá señalar, respectivamente; s/e —"sin
editorial", o "edición del autor", en algunos casos—, s/l y s/f.
Algunos consignan, antes del número de tomo o volumen, las abreviaturas t. o vol. Entendemos que, al igual
que con respecto a las páginas, no son necesarias esas referencias, pues el lector entiende con facilidad de qué se
trata.
Es asimismo correcto poner p. o pág., antes del número correspondiente. Sin embargo, no necesario, pues
todos saben que el último número hace referencia a la página. En esta propuesta se ha preferido eliminar esa
referencia, en aras a la brevedad. En cambio, si, por alguna razón, quiere remitirse a un parágrafo, número, línea u
otro modo de dividir el texto, debe introducirse la abreviatura o símbolo correspondiente: par., §, n., lín., etc.
No parece necesario introducir otros datos que pudiera traer el libro, como la colección a la que pertenece
dentro de la editorial, o datos de este tenor. Sí debe consignarse el traductor, del siguiente modo:
Rudolf VON IHERING, L'esprit du Droit Romain dans les diverses phases de son développement, trad. de la
3ª ed. alemana de O. de Menlenaere, A. Maresq, Paris, 1877, III, § 43.
Obsérvese que en el ejemplo anterior se cita el parágrafo, no la página. La razón es que se trata de un libro
clásico, con muchas ediciones en diversos idiomas. Por eso, conviene ubicar al lector para que pueda encontrar la
referencia cualquiera que sea la edición que posea, más que citar la página de una edición concreta, que
posiblemente sea muy difícil de localizar.
IX. Libros realizados por instituciones y libros colectivos
En ocasiones puede ocurrir que no hay una persona que sea el autor, sino que se trata de una publicación de la
que se hace responsable una institución. En este caso hay que proceder del siguiente modo:
ASSOCIATION OF AMERICAN LAW SCHOOLS, Law Deanship Manual (Report of the AALS Special
Committee on the State of the Law School Deanship - Approved by the Executive Committee of the Association
of American Law Schools), Washington, D.C., 1993, 24.
Si existen autores de partes concretas del trabajo, pero no hay un coordinador concreto, ni una institución que
se haga cargo de la totalidad del trabajo, y se va a citar el libro completo, sin referir a uno de los trabajos,
corresponde hacer así la cita:
AA.VV., El sistema de medidas cautelares. IX Reunión de Profesores de Derecho Procesal de las
Universidades Españolas, Eunsa, Pamplona, 1974.
X. Citas de clásicos
Antes de pasar al siguiente punto conviene señalar que las reglas anteriores son para libros editados más o
menos en los últimos siglos. Los trabajos clásicos, en cambio, esto es, las obras de los autores antiguos,
medievales y del renacimiento, normalmente tienen un sistema especial de cita, que varía en cada caso.
Los sistemas de citas de libros clásicos no hacen referencia a la edición y página que se tiene a la vista, sino a
su división interna en libros, títulos, capítulos, questiones, lecciones, números, etc. A veces dichas referencias
vienen dadas por la página y línea de la edición crítica más reconocida con relación a cada pensador.
Por lo anterior, cuando se cita la edición concreta que se ha tenido a la vista es sólo para orientar al lector sobre
si ha trabajado o no con traducciones, o para que conozca qué edición en idioma original se trabajó, pero el punto
concreto que se cita viene dado no por la página de esa edición, sino por esos sistemas específicos a que se acaba
de aludir.
XI. Referencias del número de edición o de reimpresión del libro

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Si no se tratara de la primera edición de una obra, sino de la segunda, tercera, quinta, o lo que fuera, se
introduce el dato luego del título y antes de la editorial, del siguiente modo:
Antonio E. PEREZ LUÑO, Derechos humanos, Estado de derecho y Constitución, 4ª ed., Tecnos, Madrid,
1991, 284-286.
Normalmente, cuando la obra ha sido revisada, conviene citar de la última edición de la misma. Por otra parte,
si existe una edición crítica, como sucede con algunos clásicos, si se ha editado una edición donde se han
estudiado con detalle las fuentes del autor, se ha depurado el texto de interpolaciones posteriores, etc., conviene
citar por esa edición.
Cuando un libro es citado por una edición cercana, pero ha sido escrito tiempo antes, y el texto es el mismo de
la primera edición, conviene señalarlo, a fin de que el lector pueda conocer de cuándo data la edición del trabajo
original:
Juan Bautista ALBERDI, Bases y puntos de partida para la organización política de la República Argentina,
(1ª ed., 1852) Sopena, Buenos Aires, 1957.
En casos de obras clásicas, con muchas ediciones, como las Bases de Alberdi, conviene poner también el
capítulo, u otro modo de subdivisión que posea, para que el lector que quiere buscar la cita, pueda hacerlo con
cierta facilidad, dado que usualmente poseerá otra edición:
Juan Bautista ALBERDI, Bases y puntos de partida para la organización política de la República Argentina,
(1ª ed., 1852) Sopena, Buenos Aires, 1957, cap. XXXIII, p. 190.
Siguiendo la misma línea, cuando se cita un trabajo que tiene reediciones y reimpresiones, hay que
proceder del siguiente modo:
Juan Francisco LINARES, Razonabilidad de las leyes. El "debido proceso" como garantía innominada en la
Constitución Argentina, (1ª ed., 1943) 2ª ed. 1970, 1ª reimpr., Astrea, Buenos Aires, 1989, 160.
XII. Citas de un trabajo incluido como capítulo en un libro colectivo
Para la cita de un artículo o trabajo que figura como capítulo en un libro donde han escrito varios autores se
debe seguir este orden y tipografía, según cada elemento a introducir, todos los cuales deben ser introducidos:
autor del capítulo, título del trabajo, nombre de quien editó, dirigió o coordinó la obra colectiva, título del libro,
editorial, ciudad, año de edición, y páginas. En los trabajos en inglés y en España normalmente quien organizó la
tarea figura como "editor" —(ed.)—, mientras que en nuestro medio suele consignárselo como "coordinador"
—(coord.)—. De esta manera, si se quiere citar completo a un artículo, sin referir a una página determinada, se
procederá de la manera que seguidamente se indica, poniendo la página de inicio y la de finalización:
H.L.A. HART, "Positivism and the separation of Law and Morals", en Ronald Dworkin (ed.), The Philosophy
of Law, Oxford University Press, Oxford, 1988, 17-37.
Renato RABBI-BALDI CABANILLAS, "A manera de introducción: El Derecho como saber práctico y los
derechos humanos como su última ratio", en ídem (coord.), Los derechos individuales ante el interés general.
Análisis de casos jurisprudenciales relevantes juez, Abaco de Rodolfo Depalma, Buenos Aires, 1998, 15-37.
Si se quiere citar una página concreta de un trabajo de estas características, debe procederse así, indicando
dónde comienza el trabajo y dónde está la cita concreta:
Jack GOTTSCHALK, "'Consistent with security...' A History of American Military Press Censorship", en
Theodore KUPFERMAN (ed.), Censorship, Secrecy, Access, and Obscenity, Meckler, Westport - London, 1990,
259 ss., 273.
Cuando se trata de la cita de un comentario a un artículo de un Código corresponde seguir este orden y
tipografía, según cada elemento a introducir, todos los cuales deben ser introducidos: autor del comentario, título
del trabajo, nombre de quien editó, dirigió o coordinó la obra colectiva, título de la obra, editorial, ciudad, año de
edición, tomo o volumen en números romanos —si corresponde— y páginas:
Aída KEMELMAJER DE CARLUCCI, "Art. 1071 bis", en Augusto Belluscio (dir.) y Eduardo Zanonni
(coord.), Código Civil y leyes complementarias. Comentado, anotado y concordado, Astrea, Buenos Aires, 1984,
V, 72-84.
XIII. Cómo citar artículos de revista
Para la cita de un artículo de revista se debe seguir el orden y tipografía que sugerimos, según cada elemento a
introducir, todos los cuales deben ser introducidos: autor, título del artículo, revista, volumen, año de edición
—siempre entre paréntesis, a diferencia de los libros—, y página. No es necesario, en cambio, poner los datos de
editorial de la revista y de ciudad de edición. Si se quiere citar completo a un artículo, sin referir a una página
determinada, se procederá de la manera que seguidamente se indica, poniendo la página de inicio y la de
finalización:
Oliver Wendell HOLMES, "The Path of the Law", Harvard Law Review 10 (1897) 457-478.
William EPSTEIN, "The Classical Tradition of Dialectics and American Legal Education", Journal of Legal
Education 31 #3-5 (1982) 399-423.

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Vincenzo SCALISI, "Lesione della identità personale e danno non patrimoniale", Rivista di Diritto Civile 30
(1984-I) 432-453.
Eduardo GARCIA DE ENTERRIA, "Reflexión sobre la constitucionalización de las medidas cautelares en el
contencioso-administrativo", Revista Española de Derecho Administrativo 76 (1992) 615-632.
Germán J. BIDART CAMPOS, "El derecho a la jurisdicción en Argentina", Revista Iberoamericana de
Derecho Procesal (1964) 611-647.
En cambio, si se quiere citar una página concreta, se consigna la página de inicio del artículo y página de la
referencia específica que se quiere realizar:
Lon L. FULLER, "The Case of the Speluncean Explorers", Harvard Law Review 62 (1949) 616, 624.
Jean BEAUTE, "Etats-Unis. Liberté de la Presse et Sécurité Nationale: à propos de l'arrêt de la Cour Suprême
relatif aux documents du Pentagone", Revue du Droit Public et de la Science Politique 90 (1974) 721, 724.
Luis Prieto SANCHIS, "El constitucionalismo de principios, ¿entre el positivismo y el iusnaturalismo?",
Anuario de Filosofía del Derecho 13 (1996) 125, 133.
Si el nombre del autor ha sido referido en el texto del trabajo directamente relativo a la nota, no hay necesidad
de reiterarlo en la cita al pie, sino que puede procederse del mismo modo que se ha explicado al tratarse de las citas
de libros.
XIV. Citas de artículos publicados en repertorios de doctrina y jurisprudencia
En el caso de nuestros repertorios, en cambio, por el modo usual de citarlos, si no se va a citar una página
concreta, sino todo el artículo, es suficiente consignar sólo la página donde comienza el trabajo:
Miguel M. PADILLA, "Aptitud de los considerandos de una sentencia para agraviar derechos subjetivos",
L.L. 1990-B-800.
Santos CIFUENTES, "Derechos personalísimos. Sobre una ponencia elaborada como programa de posible
legislación orgánica sobre la materia con algunas otras consideraciones", E.D. 106-773 (1984).
Jorge W. PEYRANO, "La medida cautelar innovativa como anticipo de la sentencia de mérito", J.A.
1993-II-794.
En el caso de nuestros repertorios más importantes, las citas de páginas concretas deberían realizarse del
siguiente modo:
Alfredo Jorge DI IORIO, "Nociones sobre la teoría general de las medidas cautelares", L.L. 1978-B-825, 827,
828.
Eduardo Abel FERNANDEZ, "El amparo. Visión actual del amparo y sus fuentes legislativas", E.D.
181-1261 (1999), 1264-1265.
Eduardo N. DE LAZZARI, "Protección cautelar del derecho a la intimidad", J.A. 1990-I-904, 906-907.
Antes de pasar al punto siguiente corresponde señalar que, siempre que se encuentre ya publicado el tomo
correspondiente, en el caso de los repertorios argentinos la cita de artículos conviene hacerla a la publicación del
volumen, con páginas concretas, y no del diario o cuadernillo que lo precedió.
XV. Nuevas citas de un libro, capítulo de libro o artículo ya citado
Cuando se trata de volver a citar un libro o artículo que ya se ha citado anteriormente en el trabajo, bastará lo
siguiente:
DWORKIN, 324.
COLOMBO, II, 239.
Por tanto, cuando en el mismo trabajo se vuelve a citar un autor y a su obra, sea libro o artículo, no se reiteran
los datos de título, edición, revista, etc., sino que sólo se pone el apellido y la página correspondiente. La razón es
que se sobreentiende que se tratará del trabajo ya citado.
Otros autores optan, y es correcto, por poner op. cit. —obra citada, en latín—, tras el apellido del autor y antes
del número de página. Nosotros preferimos obviarla, en aras de la brevedad de las notas.
Cuando en un mismo trabajo se citan varias obras o artículos de un mismo autor, en la segunda y subsiguientes
citas de cada una de ellos, se debe poner el apellido del autor y, tras la coma, la primera o dos primeras palabras del
título —distinguiendo si se trata de un libro o de un artículo de revista, por usar cursivas, en el primer caso, y
comillas y letra normal, en el segundo—, seguidas de puntos suspensivos, luego coma y el número de página, de
modo que se pueda distinguir en cada caso qué obra o artículo se está citando. Se procederá, por tanto, de este
modo, respectivamente:
DWORKIN, Taking..., 324.
PRIETO SANCHIS, "El constitucionalismo...", 133.
CIFUENTES, "Derechos...", 775.
XVI. Modo de citar sentencias extranjeras

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Con respecto a las referencias de jurisprudencia del Derecho comparado, no se pueden dar reglas generales
universalmente aplicables, salvo que se debe respetar el modo de citar las sentencias y repertorios que sea usual en
el país o sistema donde cada fallo se ha emitido. Algunos abrevian el tribunal que los dictó; en otros países esto se
induce del tipo de repertorio que se cita. En algunos sistemas se pone sólo el año, entre paréntesis; en otros se pone
la fecha exacta en que se lo dictó. En la gran mayoría de los países se pone el nombre de las partes, mientras que en
otros se pone solamente un número.
La siguiente selección puede dar una mínima idea de la diversidad en el modo de citar la jurisprudencia según
los países, a la vez que da una semblanza del sistema general que adoptan cada uno de los sistemas más
importantes del Derecho comparado:
Chapman c. Sélections du Reader's Digest, Trib. gr. inst. Paris (réf.), 14 nov. 1980, D. 1981-163.
American Cyanamid Co. v. Ethicon Ltd. [1975] A.C. 396, HL.
Lovell v. City of Griffin, 303 U.S. 444 (1938).
Worrell Newspapers of Indiana, Inc. v. Westhafer, 739 F.2d 1219 (7th Cir. 1985).
Así, tenemos en primer lugar una sentencia del Tribunal de gran instancia de París, dictado en el especial
sistema de référé, tipo de juicio rápido, con su fecha, y la cita del Recueil Dalloz-Sirey - Jurisprudence. En el
segundo caso, tras el nombre de las partes, el nombre del año entre corchetes, como es típico en Inglaterra, la cita
del repertorio —Law Reports. Appeal Cases—, la página donde comienza el fallo y las iniciales del tribunal que
lo dictó: la House of Lords. A continuación, los nombres de las partes, el número de tomo, la referencia a los
United States Reports —cuya sola mención implica que se trata de la Corte Suprema de los Estados Unidos—, la
página donde comienza el fallo y el año en que fue dictada la sentencia. Cuando no se trata de la Corte Suprema,
en Estados Unidos la identificación del tribunal viene dada por el repertorio —en el caso consignado, F. 2d
implica la segunda serie del Federal Reporter— y por los datos que se señalan junto al año en que se la dictó —en
ese caso, que se trata de la Corte de Apelaciones Federal del Séptimo Circuito—.
Si se quiere citar una parte concreta, en Inglaterra y Estados Unidos se pone, tras la página donde comienza el
fallo, el número de página concreta de la afirmación que se cita:
Carroll v. President and Commissioners of Princess Anne, 393 U.S. 175, 181 (1968).
Gouriet v. Union of Post Office Workers, [1977] 3 All E.R. 70, 83, HL
Sigue este muestreo una sentencia del Tribunal Constitucional alemán, con la abreviatura de su repertorio
particular —Entscheidungen des Bundesverfassungsgerihts—, país donde no se suele poner nombre de las partes,
el número del tomo y el número de la página donde comienza la sentencia, finalizando con el año en que fue
dictada. Sigue una sentencia del Tribunal Constitucional español y del Tribunal Supremo de España. En el primer
caso las sentencias tienen número, no nombres, y se los cita por distintos repertorios —en este caso, por el Boletín
de Jurisprudencia Constitucional—, con tomo, año y página. En el caso del Tribunal Supremo se consigna la fecha
de la sentencia, la Sala, y se lo cita normalmente por el Repertorio de Jurisprudencia Aranzadi, con año y número
de sentencia. En el caso italiano, que es el que sigue, no se abrevia el nombre del tribunal, las sentencias se
denominan por número, y se cita luego el repertorio de que se trate —en este caso, Il Foro italiano—.
BVerfGE 33, 52 (1972).
STC 52/1983, B.J.C. 27 (1983) 820.
STS del 7 de febrero de 1962, Sala Civil, R.J. Aranz. (1962) n° 672.
Corte Costituzionale, S. 284/1974, Foro it. 1975, I, 263.
Cuando se quiera citar una concurrencia o una disidencia, debe hacérselo de esta manera:
Bonnard v. Perryman, [1891] 2 Ch. 269, 288, Kay, L.J., en disidencia.
Schering Chemicals v. Falkman Ltd., [1982] 1 Q.B. 1, CA, Lord Denning, en disidencia.
Whitney v. California, 274 U.S. 357, 377 (1927), Brandeis, J., en concurrencia, con la adhesión del juez
Holmes.
United States v. Morison, 844 F.2d 1057 (4th Cir. 1988), Wilkinson, J., en concurrencia.
Conviene señalar, antes de pasar al punto siguiente, que si el nombre del fallo ha sido escrito en el texto del
trabajo, en la nota puede comenzarse directamente por los datos de su publicación, sin necesidad de reiterar
aquello. Empero, podría reiterarse el nombre del fallo si en el texto se lo denominó mediante una forma abreviada,
y en la nota quiere consignarse la carátula completa del caso, o ambas partes, etc.
XVII. Citas de fallos de tribunales internacionales
En primer lugar, se ejemplifica con un fallo donde se consigna que el tribunal que lo dictó es la Corte Europea
de Derechos Humanos —en España referido usualmente como STEDH: Sentencia del Tribunal Europeo de
Derechos Humanos—, el nombre del fallo, el año en que se lo dictó, el repertorio donde está publicado y el
número de volumen, si se lo cita por la edición oficial, o el número de volumen, la cita del repertorio y la página de
inicio, si se lo hace por los European Human Rights Reports.

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E.C.H.R., Tolstoy Miloslavsky v. United Kingdom, (1995) Series A n° 323.
Leander v. Sweden, (1987) 9 E.H.R.R. 433.
Si se quiere citar una parte concreta de los fallos de ese tribunal de derechos humanos, se cita el número de
parágrafo, poniendo pár. o §:
E.C.H.R., Lingens v. Austria, (1986) Series A n° 103, § 42.
Para citar la Comisión Europea de Derechos Humanos, debe hacérselo del siguiente modo:
Application N° 13166/87 Times Newspapers Ltd. and Neill v. United Kingdom, Report of July 12, 1990,
Series A n° 217, 40 y ss.
En cuanto al Tribunal de Justicia de las Comunidades Europeas, el modo de citar es el siguiente:
Society for the Protection of Unborn Children Ireland Ltd. contra Stephen Grogan y otros, sentencia del TJCE
del 4 de octubre de 1991, (C-159/90, Rec. 1991, p. I-4733).
Como se ve, tras el nombre de la causa y la fecha, se consigna el número del fallo y la cita del repertorio
oficial, denominado Recopilación de la Jurisprudencia del Tribunal de Justicia y del Tribunal de Primera Instancia
(C.E.).
En cuanto al sistema interamericano de derechos humanos, debe procederse del siguiente modo, según se trate
de la Comisión o de la Corte:
Comisión I.D.H., Caso Martorell v. Chile, Informe N° 11/96, del 3 de mayo de 1996, publicado en Informe
Anual de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos 1996, Secretaría General de la O.E.A., Washington
D.C., 1997, pp. 241-263.
Corte I.D.H., Garantías judiciales en estados de emergencia (arts. 27.2, 25 y 8 Convención Americana sobre
Derechos Humanos), Opinión Consultiva OC-9/87 del 6 de octubre de 1987, Serie A N° 9.
Corte I.D.H., Sentencia Velásquez Rodríguez, del 29 de julio de 1988, Serie C, N° 4.
Para citar un punto concreto de las resoluciones de la Comisión o de las sentencias u opiniones consultivas de
la Corte Interamericana se hace referencia al parágrafo donde se contiene la idea o aspecto a citar.
XVIII. Las citas de jurisprudencia nacional
En el caso de la jurisprudencia argentina, el modo más usual de citarlo indica que debe iniciarse con la
abreviatura del tribunal que la dictó, indicando, en su caso, la instancia de que se trata, la sala o el número de
juzgado, luego el nombre de las partes —o de "la" parte, en los casos en que en la carátula no hay un
demandado—, el repertorio, el número de tomo, la página donde comienza y el año de dictada la sentencia:
C.S.J.N., "Ekmekdjian c. Sofovich", Fallos 315:1492 (1992).
C.S.J.N., "Rey c. Rocha", Fallos 112:384 (1909).
C.S.J.N., "Siri", Fallos 239:459 (1957), L.L. 89-531 y J.A. 1958-II-476.
Cám. 2ª Penal Mar del Plata, "Pouyssegur", J.A. 1966-II-506.
CApel.Civ. y Com. Mar del Plata, Sala II, "Ramos c. Salazar", E.D. 168-372 (1996).
CNCiv. y Com. Fed., Sala 2ª, "Salvo Aragón c. Artear", S.A. Canal 13, E.D. 177-420 (1998).
CNCiv., Sala H, "Rossetti c. Dun y Bradstreet S.R.L.", L.L. 1995-E-293.
CNCom., Sala B., "Yusin c. Organización Veraz S.A.", J.A. 1997-I-45.
CNCont.-Adm. Fed., Sala I, "Bacre c. Estado Nacional", E.D. 139-443 (1989).
CNCrim. y Corr., "Muruzueta", L.L. 117-497 (1965).
Juzg. 1ª Inst. Mar del Plata, "Pouyssegur", J.A. 1966-II-506.
Juzg. Nac. 1ª Inst. Crim. y Corr. Fed. N° 4, "Cavallo", 18-II-1996 (inédito).
Juzg. Nac. 1ª Inst. Crim. y Corr., "Muruzueta", L.L. 117-497 (1965).
En los ejemplos se ha optado por poner los nombres de las partes sin cursivas y con comillas, como es el modo
más usual en el país. También puede ser correcto hacerlo sin comillas y en cursiva, como es costumbre en el
mundo anglosajón.
Debe hacerse notar que la carátula de los casos suele ser más extensa que la mención escueta que le termina
dando nombre al fallo. Así, el famoso caso "Siri", es en realidad "Siri, Angel s/interpone recurso de hábeas
corpus", pero todos esos datos no suelen ser necesarios.
No parece tampoco necesario poner la fecha concreta de casa sentencia, ya que con el año es suficiente. La
excepción se encuentra cuando el caso no ha sido publicado en un repertorio, situación en la cual debe
consignarse, además de su carácter de inédito, la fecha concreta en que se lo dictó, de modo de facilitar su
localización en la oficina de jurisprudencia del tribunal correspondiente.
Algunos autores, en fallos importantes, como es aquí el caso de la sentencia "Siri", consignan no sólo un lugar
de publicación, sino los distintos repertorios donde se lo publicó. En caso de sentencias de la Corte, siempre que se
pueda debe citarse la colección de Fallos.

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Por otra parte, entendemos que aunque los repertorios no suelan citar sus propias referencias de ese modo,
conviene indicar siempre el año en que se dictó el fallo o el año del repertorio en que figura el mismo, para facilitar
la identificación temporal que realice el lector, que no necesariamente podrá referir a años, ni aun a décadas, el
número de un tomo de sentencias de la Corte Suprema, o de una referencia de los antiguos tomos de LA LEY o de
los actuales tomos de El Derecho.
Debe aquí señalarse también que, siempre que ya esté el tomo correspondiente publicado, en el caso de los
repertorios argentinos la cita de sentencias conviene hacerla a la publicación del volumen, con páginas concretas,
y no del diario o separata que lo precedió.
Si se quiere citar un punto concreto de la sentencia, puede referirse a la página del repertorio donde se
encuentra publicada. De todos modos, si los tuviera y fueran suficientemente breves para realmente orientar al
lector, es preferible remitir al considerando, parágrafo o apartado de la sentencia. Esta opción suele ser mejor, ya
que, como frecuentemente el caso está publicado en distintos repertorios, el lector puede ir a buscar la referencia
en una publicación distinta. Por eso, le es más indicativa la mención de los considerandos, parágrafos, capítulos o
apartados, que la mera mención de una página de un repertorio concreto:
C.S.J.N. "Camacho Acosta c. Grafi Graf S.R.L.", L.L. 1997-E-652, consid. 6 a 12.
CNCiv. y Com. Fed., Sala 2ª, "Servini de Cubría", E.D. 148-646 (1992), consid. 11.
Juzg. Nac. 1ª Inst. Cont.-Adm. Fed. N° 6, "Bacre c. Estado Nacional", E.D. 134-554 (1989), consid. 4.
Cuando se debe citar una decisión "en concurrencia" —o "por su voto"— o una disidencia, debe hacérselo de
esta manera:
C.S.J.N., "Ponzetti de Balbín c. Editorial Atlántida S.A.", Fallos 306:1892 (1984), consid. 8 del voto de la
mayoría.
C.S.J.N., "Servini de Cubría", Fallos 315:1961 (1992), juez Boggiano, por su voto, consid. 10.
C.S.J.N., "San Miguel", Fallos 216:607 (1950), juez Casares, en disidencia, consid. 10.
XIX. Citas de normas
Las citas y referencias de normas legales no tienen demasiada dificultad. A diferencia de la bibliografía o de
las sentencias, que requieren el dato exacto de su publicación, año, página, etc., los textos legales son más simples
de citar.
En primer lugar, puede ser conveniente, pero no necesario, remitir al tomo de un repertorio o digesto
legislativo donde la norma se haya publicado. Esa conveniencia disminuye conforme crece el rango de la norma
que se cita, pues en este caso su localización se va haciendo progresivamente más sencilla. Por esto, normalmente
bastará con citar el número de la ley o norma de que se trate y el órgano que la dictó o el rango normativo que
ostenta.
En el caso de las leyes puede ayudar al lector consignar el año de la disposición, en especial si se trata de
normas antiguas, donde puede ser difícil situar el año o aun la década de su sanción. En cuanto a los decretos, tras
su número y una barra separatoria, siempre debe señalarse el año en que fue dictado. Normalmente basta con
escribir sólo los dos últimos números del año.
En ocasiones puede ser conveniente agregar el nombre como la ley sea usualmente conocida, o una breve
explicación de la materia que trata. En el caso de normas con rango legislativo nacional y provincial, en caso de
denominarlas por el nombre que el uso les haya dado, conviene acompañar el número exacto de la ley. Esto no se
hace necesario, y hasta puede ser una falta de elegancia, cuando se trata de un código, donde la mera mención del
mismo es suficiente, sin que resulte necesario citar la ley que lo adoptó y puso en vigencia. En cambio, sí puede
ser conveniente señalar la ley si se trata de mencionar algún artículo concreto de ese código que se ha visto
agregado, modificado o derogado.
XX. Modo de citar materiales doctrinales, legales y jurisprudenciales localizados en Internet
Sobre el modo de referirse a materiales publicados en Internet se ha escrito y hablado mucho en los últimos
años. De esta manera, han proliferado distintas guías para realizar esta tarea. Aquí daremos sugerencias que nos
han parecido prácticas y concretas, y que cubren la mayor parte de las posibilidades de referencias jurídicas.
En primer lugar, hay que señalar que muchos materiales en Internet no son otra cosa que una imagen en
formato "pdf" o, menos frecuentemente, "jpg", de algo publicado como libro, capítulo de libro o artículo de
revista. En este caso, se puede citar directamente la publicación en papel, con todos sus datos, incluyendo la
página.
Cuando no ocurre lo expuesto en el párrafo anterior, la solución pasa por citar con la mayor cantidad de
elementos coincidentes con el modo en que se lo haría si el texto a referirse estuviera impreso en papel: autor
personal o institucional y título, en el caso de artículos o libros digitales, tribunal, nombre del fallo y año, en el
caso de sentencias, etc.
Una vez que se ha realizado lo anterior, corresponde señalar que el material se encuentra en Internet, citando la
dirección URL completa, que indica el lugar exacto de publicación del texto. A continuación, debe ponerse la

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fecha en que se accedió a ese material en Internet. Esto último es importante, para que el lector pueda conocer, a
partir de la buena fe del autor, cuándo algo estuvo disponible en la red, dado que muchas páginas modifican sus
nombres, se dan de baja, cambian sus contenidos, etc. Por este motivo, conviene "bajar" a la propia computadora
cualquier material de Internet que se vaya a citar, para guardar una copia adecuada.
En consecuencia, algunos ejemplos de citas de materiales en Internet pueden ser los siguientes:
House of Lords, Regina v. Bartle and the Commissioner of Police for the Metropolis and Others (Appellants)
Ex Parte Pinochet (Respondent) and Regina v. Evans and Another and the Commissioner of Police for the
Metropolis and Others (Appellants) Ex Parte Pinochet (Respondent) (On Appeal from a Divisional Court of the
Queen's Bench Division), Judgments of 24 March 1999, Browne-Wilkinson, L.J., apartado sobre "Universal
jurisdiction", en http://www.publications.parliament.uk/pa/ld199899/ldjudgmt/jd990324/pino2.htm (disponible
el 12-VII-2006).
S.C.B.S., "S., M. d. C. Insania", Causa Ac. 85.627, del 09-II-2005, en
http://www.eldial.com/nuevodial/050214-a.asp (acceso el 10-II-2005).
S.C.B.S., "R., L. M., 'NN Persona por nacer. Protección. Denuncia'", Causa Ac. 98.830, del 31-VII-2006,
documento de Word en http://www.scba.gov.ar/home.asp (Noticias / Fallos y resoluciones) (acceso el
1-VIII-2006).
Ken SAMPLES, "The Socratic Method" (1998), en Stand to Reason, http://www.str.org
/free/studies/socratic.htm, (disponible en Internet el 15-IX-2005).
FACULTADES DE DERECHO, Libro Blanco de la Licenciatura en Derecho - II Convocatoria de Ayudas de
la ANECA para el Diseño de Planes de Estudios y Estudios y Títulos de Grado - Licenciado en Derecho, Vigo,
junio de 2005, pp. 5-18; puede consultárselo en http://derecho.usal.es/libroblanco/05PartePrimera.pdf (acceso el
14-VIII-2006).
XXI. La cita de documentos localizados en bases de datos
Cuando se trata de citar documentos que están en formato digital, disponibles en bases de datos en CD-Rom o
en Internet, corresponderá seguir el sistema de cada base, que usualmente es un sistema numérico:
J. P. Shaver y D. W. Oliver, "The Effect of Student Characteristic - Teaching Method Interactions on Learning
to Think Critically", Paper Presented at the Annual meeting of the American Educational Research Association,
Chicago (February 1968), en ERIC, Document # ED-229-284.
Una vez dentro del trabajo, se deberá hacer referencia concreta a sus parágrafos, capítulos, subdivisiones, etc.,
con el fin de guiar al lector en la cita concreta que se realiza.
Muchas bases de datos estadounidenses que contienen sentencias, artículos y trabajos a texto completo,
señalan los datos de la página inicial de la publicación original en el volumen de papel, e introducen en el texto
digital corchetes con números, que señalan cada corte de página posterior del trabajo publicado. De este tipo es,
por ejemplo, la base de datos de artículos y fallos Lexis Nexis. En cuanto a jurisprudencia, sigue este sistema,
entre otras, la base de datos USSC+, que contiene las sentencias de la Corte Suprema de los Estados Unidos. En
estos casos se cita directamente el artículo o la sentencia, con la referencia exacta a la página del volumen o la
revista donde se contiene la afirmación que quiere señalarse, que está señalada por esos corchetes, haciendo
abstracción de haberla obtenido en formato digital.
Consideremos, entonces, cómo referirse a ideas contenidas el siguiente párrafo, obtenidas en la base de datos
estadounidense Lexis Nexis:
"[*288] III. LEGAL REGULATION OF THE MARITAL RELATIONSHIP
A. Historical Regulation of the Marital Relationship
At the turn of the century until the passage of the Married Women's Emancipation legislation during the
period of 1916 to 1928, n266 a wife fell under the authority of her husband and was required to obtain his
authorization, concurrence or consent to certain civil acts. n267 She was deemed to suffer a civil incapacity
coextensive with her need for her husband's authorization. Historically, the incapacity of the married woman had
little to do with age or maturity of judgment; it was based on the notion that "the husband was the head of the
family n268 and therefore had an interest in supervising his wife's activities" n269 Even after the passage of the
emancipation legislation, wives who were under eighteen years of age or interdicted remained under their
husband's authority until 1974. n270 Even though the husband's marital power and the correlative incapacity of
the wife existed for patrimonial reasons rather than personal reasons, both the power and the incapacity were
treated as matters of public order rather than private order. The patrimonial reasons consisted of assuring that the
husband was indeed the "head and master" of the community and of protecting third parties from confusion n271
as to his authority during the existence of the community regime. n272 Hence, the incapacity of the wife and
resulting marital power of the husband were treated "as a part of the law of marriage proper rather than as [*289]
part of the law of matrimonial regimes", n273 more as a personal effect rather than as a patrimonial effect of
marriage".

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Cualquier idea de ese párrafo, anterior al número 289, deberá ser citada del siguiente modo:
Cfr. Katherine SPAHT, "The Last One Hundred Years: The Incredible Retreat of Law from the Regulation of
Marriage", Louisiana Law Review 63 (2003) 243, 288.
En el párrafo transcripto, cada número antecedido por la letra "n" hace referencia a una nota a pie de página.
Si se tratara, por ejemplo, de una sentencia de la Corte Suprema, podría querer citarse algo del siguiente
párrafo:
"[17 U.S. 427] The power of Congress to create and, of course, to continue the bank was the subject of the
preceding part of this opinion, and is no longer to be considered as questionable.
That the power of taxing it by the States may be exercised so as to destroy it is too obvious to be denied. But
taxation is said to be an absolute power which acknowledges no other limits than those expressly prescribed in the
Constitution, and, like sovereign power of every other description, is intrusted to the discretion of those who use
it. But the very terms of this argument admit that the sovereignty of the State, in the article of taxation itself, is
subordinate to, and may be controlled by, the Constitution of the United States. How far it has been controlled by
that instrument must be a question of construction. In making this construction, no principle, not declared, can be
admissible which would defeat the legitimate operations of a supreme Government. It is of the very essence of
supremacy to remove all obstacles to its action within its own sphere, and so to modify every power vested in
subordinate governments as to exempt its own operations from their own influence. This effect need not be stated
in terms. It is so involved in the declaration of supremacy, so necessarily implied in it, that the expression of it
could not make it more certain. We must, therefore, keep it in view while construing the Constitution.
The argument on the part of the State of Maryland is not that the States may directly resist a law of Congress,
but that they may exercise their [17 U.S. 428] acknowledged powers upon it, and that the Constitution leaves them
this right, in the confidence that they will not abuse it".
Ante esto, se podría proceder del siguiente modo:
Sobre la esencia de la supremacía, como el poder de remover todos los obstáculos a su acción dentro de su
propia esfera y de modificar todo poder de que se encuentre investido un gobierno subordinado que lo exceptúe de
su influencia, ver McCulloch v. Maryland, 17 U.S. (4 Wheat.) 316, 427 (1819).
Podría ocurrir que en la base de datos se consignen los datos de publicación original de un artículo o sentencia,
pero no se traigan luego en corchetes, o de otro modo, los cortes de página del texto publicado en papel. En estos
casos conviene citar los datos que se poseen: autor, título, tomo, página inicial, y hacer luego la referencia al
capítulo y apartado, del siguiente modo:
Ver Augusto M. Morello, "Test de constitucionalidad para acceder a la tutela judicial preventiva en resguardo
del derecho a la privacidad, frente a la libertad de prensa", L.L. 2002-A-754, apartado III.
XXII. Consideraciones generales sobre el tipo de letra
No se debe utilizar nunca negritas o palabras resaltadas en el texto del trabajo. Sólo son admisibles en títulos y
epígrafes. Este criterio se inspira en la idea de que el destinatario de un trabajo jurídico es alguien que conoce el
Derecho, y por lo tanto no necesita que el autor le señale de un modo tan impositivo lo que es importante. Dicho de
otro modo, la utilización de resaltados puede ser vista como una subestimación del lector. Además, resta elegancia
al texto. Lo dicho corre también para las palabras subrayadas si se trata de libros o artículos; podrían ser
aceptables, en cambio, en escritos judiciales.
La cursiva debe emplearse cuando se hacen transcripciones de otro idioma. En general, es preferible traducir
el texto y no incluir el original; si se lo incluye, agregar siempre la versión traducida.
Puede también usarse cursivas para remarcar una palabra o una idea. En este caso, conviene ser sobrio, y
usarlo sólo cuando sea necesario, teniendo presente, mutatis mutandis, lo dicho en el primer párrafo de este
epígrafe.
XXIII. Comillas y uso de paráfrasis
Las citas textuales deben ir siempre "entre comillas" y no en cursivas. En todos los casos en que no se utilice
comillas al referir la doctrina de un autor o sentencia, debe usarse la paráfrasis, de modo tal de realizar cambios y
resúmenes o ampliaciones en el modo de decir que, sin embargo, no modifiquen el sentido de la afirmación. Por
esto, es sumamente incorrecto, y puede hasta configurar un caso de plagio, el transcribir ideas ajenas, aun con cita
al pie de la fuente, sin usar las comillas.
Cuando el autor al que se cita textualmente tiene a su vez una transcripción entrecomillada, corresponde la
utilización de las comillas simples (' y '), o de las comillas bajas (" y ").
XXIV. Aclaraciones sobre el uso de "cfr." con relación a autores, normas legales o sentencias
Cuando en el texto no se cita textualmente —no olvidando el uso de las comillas—, sino que se parafrasea una
idea doctrinal, una frase legal o un fallo, o simplemente se remite al texto de un autor, norma o sentencia, siempre
hay que encabezar la cita al pie con "Cfr." —sin comillas—. Esta es la abreviatura de confer, que "confrontar" o
"ver al respecto", en latín. Algunos la abrevian también por "Cf.". A dicha abreviatura hay que seguirla con el

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nombre y apellido del autor y el resto de los datos del trabajo que se cita:
Cfr. Marbury v. Madison, 5 U.S. (1 Cranch) 137, 177-180 (1803).
Cfr. Christopher C. LANGDELL, A Selection of Cases on the Law of Contracts, with references and citations,
Little, Brown and Co., 1871, VI.
Sobre esto cfr. John FINNIS, Natural Law and Natural Rights, Clarendon Press, Oxford, 1980, 218.
Cfr., por todos, Alexander ALEINIKOFF, "Constitutional Law in the Age of Balancing", Yale Law Journal 96
(1987) 943, 946.
En lugar de Cfr. puede usarse, también, "Ver...", "Véase...", "Vide." o "Vid." —abreviatura de la palabra latina
vídere—, "Confrontar...", o expresiones similares:
Ver William BLACKSTONE, Commentaries on the Laws of England, (1765-1769), 16th ed., T. Cadell & J.
Butterworth, London, 1825, Book IV, 152 n. a.
Ver al respecto Jacques VELU y Rusen ERGEC, La Convention Européenne des Droits de l'Homme,
Bruylant, Bruxelles, 1990, 535.
Véase Julio César RIVERA, "Derecho a la intimidad", en AA.VV., Derecho de Daños. Homenaje al Dr. Jorge
Mosset Iturraspe, La Rocca, Buenos Aires, 1989, 355-370.
Si la remisión es más genérica, es decir, si no se ha parafraseado una idea del autor que se quiere citar, sino que
meramente se quiere hacer una remisión a un tratamiento detenido de un tema, sin que uno lo haya utilizado
expresamente en el párrafo de donde surge la cita, puede ponerse, por ejemplo: "Sobre esto es posible consultar
con provecho a...", "Al respecto puede verse...", "Para un tratamiento del tema puede verse...", o frases análogas.
Una visión crítica de la epistemología de Langdell puede verse en Karl LLEWELLYN, "A Realistic
Jurisprudence - The Next Step", Columbia Law Review 30 (1930) 431; y "On What Is Wrong with So-Called
Legal Education", Columbia Law Review 35 (1935) 665.
En todos los casos de paráfrasis o remisiones debe referirse, además, la página concreta de la idea citada. La
razón es que el criterio general relevante, aplicable a todo tipo de citas, es el de la exactitud. Salvo la excepción
que seguidamente se trata, no basta con un reenvío genérico al libro, artículo, o sentencia de que se trate, sino que
debe señalarse de modo preciso —con exactitud— la página, el considerando o el parágrafo, según sean los casos,
a los cuales se remite.
Puede ocurrir, no obstante lo dicho en el párrafo anterior, que se estén haciendo remisiones a una fuente
completa —libro, artículo, sentencia—, en general, cuando realmente la idea o doctrina a que se alude está
tematizada en toda ella. En este caso habrá que poner passim, que, en latín, significa que la idea a que se hace
relación se encuentra tematizada, tratada o desperdigada a lo largo de todo el trabajo:
Para una visión contraria a la que se sostiene en el texto puede verse Berhard SCHLINK, Abwägung im
Verfassungsrecht, Duncker & Humblot, Berlin, 1976; y Reinhold HESS, Grundrechtskonkurrenzen. Zugleich ein
Beitrag zur Normstruktur der freiheitsrechte, Duncker & Humblot, Berlin, 2000, passim.
Finalmente, cuando en el texto doctrinario, legal o jurisprudencial se cita textualmente —cosa que, en
principio, es mejor evitar, por resultar fatigosa y poco elegante— la nota al pie debe comenzarse poniendo
directamente el nombre y apellido del autor con los demás datos, el número de norma, o los datos de la sentencia,
sin "cfr.", "véase", o palabras de este estilo, y debe agregarse además la página exacta de la cita.
XXV. Aclaraciones sobre el uso de "ídem" e "ibid."
En los casos en que se cita el mismo autor y la misma obra de la nota inmediatamente anterior, o de la misma
sentencia, o del mismo cuerpo legal, se debe poner sólo ibid., que es la abreviatura de ibidem: del mismo, o de lo
mismo, en el mismo lugar, con el agregado de la página distinta o del artículo normativo cuyo número cambia.
También puede usarse ibid. si se trata del mismo autor y la misma obra, o de la misma sentencia, en la misma
página. Tratándose del mismo cuerpo normativo, puede usárselo si la nota siguiente refiere al mismo artículo. Si
se trata del mismo autor de la referencia anterior, pero de distinta obra, o del mismo tribunal, pero distinto fallo, se
debería poner ídem, seguido del nuevo título, sus datos y su página de referencia.
Es también correcto, siempre que se guarde la coherencia en el uso, utilizar ídem para "mismo autor y misma
obra de la referencia anterior", o "mismo tribunal y sentencia de la referencia anterior", pero con una página
distinta, que se debe consignar, e ibidem sólo para "mismo autor, mismo trabajo y misma página de la nota
anterior" o "mismo tribunal, sentencia y página de la nota anterior".
Ahora bien, a diferencia de las referencias bibliográficas, puede usarse ídem o ibid., del modo ya expuesto, si
los datos de la sentencia figuran en la nota inmediatamente anterior. Si los datos de tribunal, nombre y publicación
de la sentencia figuran en momentos anteriores del trabajo, pero no en la nota inmediatamente anterior, convendrá
reiterarlos, cosa que no ocurre con relación a la cita de libros y artículos ya citados.
Si se utiliza la palabra completa, ibidem, no se debe poner acento, que no lleva el latín. Debe señalarse, no
obstante, que actualmente tanto ídem como ibídem —admitiendo su abreviatura ibíd.— son palabras reconocidas
como castellanas por el Diccionario de la Real Academia. Si se les va a poner acento, no debe ponérselas en

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cursiva, pues se tratará de castellano, no de latín. De todos modos, aun cuando actualmente están reconocidas, el
amplio uso que de las mismas se hace en la literatura científica de todo el mundo, siempre en cursivas, siempre en
latín, hace recomendable seguir esa tradición, escribiéndolas, por tanto, sin acento y en cursivas, ya que se trata de
un idioma extranjero.
En cambio cfr., si bien es una expresión latina, por estipulación de la costumbre y el uso común no se pone en
cursiva.
XXVI. Fluidez del texto y referencias en notas al pie
A la hora de insertar una referencia conviene tener en cuenta que interesa el problema real las cosas que se
están exponiendo, y sólo, en función de eso, lo que piensan distintos autores acerca del tema. Muchas veces esto
es perdido de vista, dando lugar a escritos engorrosos, que abundan en demasía sobre opiniones y comentarios, y
aclaran poco sobre cómo es la realidad que supuestamente el trabajo estaba llamado a dilucidar.
Por esto, más vale, siguiendo aquello del Derecho minero, que permite seguir el filón "veta en mano", al
plantearse un escrito debe seguirse en todo momento los vericuetos del problema, llevando directa y ágilmente al
lector que sigue el texto, a la vez que con profundidad, por los aspectos que es preciso abordar. Los autores,
sentencias y demás referencias que abonan los temas deben ir en las citas al pie, no en el texto. De este modo, el
texto fluirá sin obstrucciones, a la vez que el trabajo tendrá altura científica y un conveniente aparato crítico.
Por la misma razón, no conviene en el texto introducir prácticamente autores. Sólo algunos pocos merecen ser
incluidos allí. Estamos hablando de pensadores como Aristóteles, Locke o Montesquieu, o juristas como Savigny,
Ripert o Carrara o, más cercanos a nosotros, hombres de Derecho de la talla de Salvat, Soler o Couture. Todo el
resto, esto es, casi todos los autores, deben ir a las notas. Más aun, en la gran mayoría de los casos, también los
clásicos irán referidos sólo en nota, y en el texto sólo habrá referencias como "tradicionalmente se pensó que...", o
"muchos han entendido que...".
Algo similar ocurre con la jurisprudencia, y aun con la legislación. Pueden insertarse sus referencias en el
texto, pero sólo cuando sea necesario, sin estar cortando el discurso con alusiones que pueden ir directamente a las
notas.
XXVII. Citas extensas de autores, leyes o sentencias
Cuando se hace conveniente una cita textual de un autor, de una ley o de una sentencia y, además, la misma es
extensa —más de dos o tres renglones—, es conveniente no introducirlas directamente en el texto, sino que debe
darse a dichas referencias un tratamiento distinto. De esta manera, se evita que la lectura se vuelva farragosa, a la
vez que se enaltece el texto que se va a referir y se facilita al lector la distinción entre lo que dice el autor del
trabajo y lo que cita.
Para lo expuesto se suele poner todo el texto con sangría a la izquierda, utilizar un menor tipo de letra, y
escribir con un menor interlineado. El siguiente es un ejemplo de este tratamiento diferenciado de un fallo:
"[E]l Tribunal acepta que el margen de apreciación disponible al Estado demandado para determinar la
necesidad social imperiosa en el presente caso, y para elegir los medios para conseguir el propósito legítimo de
proteger la seguridad nacional, es amplio"(7).
Se expone a continuación la cita extensa de un autor:
"Quizá, no digamos la decadencia, sino la perturbación de nuestros estudios, derivada de esta separación tan
poco natural entre el proceso y la justicia a la que el mismo debe seguir, ha comenzado el día en que se ha
formulado la teoría del derecho abstracto de accionar, desde el momento en que se ha comenzado a enseñar, y a
construir sobre ello bellísimas teorías, que la acción no sirve para dar la razón a quien la tiene, que la acción no es
el derecho, correspondiente a quien tiene razón, de obtener justicia, sino que es simplemente el derecho a obtener
una sentencia cualquiera que sea, un derecho vacío que queda igualmente satisfecho aun cuando el juez no le dé la
razón a quien la tiene y la dé a quien no la tiene (...).
Si la ciencia jurídica no sirviese (...) para sugerir los métodos para conseguir que el derecho, de abstracto se
transforme en realidad concreta, y a distribuir, por decirlo así, el pan de la justicia entre los hombres, la ciencia
jurídica no serviría para nada... (...) [E]l proceso debe servir para conseguir que la sentencia sea justa, o al menos
para conseguir que la sentencia sea menos injusta, o que la sentencia injusta sea cada vez más rara. Esta es la
finalidad sobre la que se deben orientar nuestros estudios; y no puede decirse que para esta finalidad sirvan
siempre los virtuosismos conceptuales"(8).
Por último, como se dijo, se puede esto utilizar para la transcripción de normas jurídicas, como aquí ocurre con
el nuevo art. 9 del Code Civil francés, de acuerdo a la redacción que le dio la ley del 7 de julio de 1970:
"Todos tienen derecho al respeto de su vida privada. Los jueces pueden, sin perjuicio de la reparación del daño
sufrido, prescribir todas las medidas, tales como secuestro, decomiso y otras, destinadas a impedir o hacer cesar
un atentado a la intimidad de la vida privada; estas medidas pueden, en caso de urgencia, ser ordenadas en référé".
El mismo criterio aquí expuesto para las citas extensas en el texto, conviene que sea seguido en las notas al pie
de página. De esta manera, si en una nota se debe introducir una frase extensa de un autor, de una sentencia, o de

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una norma jurídica, es más elegante y amable para el lector que, dentro de la misma nota, se realice ese punto y
aparte, con sangría a la izquierda, etc., que ya se ha expuesto. No es menester en las notas, en cambio, utilizar un
número de letra menor al del propio formato de nota al pie.
XXVIII. Abreviaturas
Conviene sólo usar abreviaturas cuando el trabajo es extenso y se va a usar muchas veces algunas referencias
de revistas o cuerpos normativos. Si no es así, en artículos o trabajos prácticos, o en referencias ocasionales, es
preferible no abreviar los datos, porque confunden y complican al lector. La excepción son los repertorios de
jurisprudencia, cuyas abreviaturas son de uso común, lo cual las convierte en prácticamente obligatorias.
Merece la pena señalar aquí que en el Derecho anglosajón se usan innumerables abreviaturas, muchas veces
de repertorios antiquísimos. Muchas veces es relativamente sencillo darse cuenta de a qué se refiere una
abreviatura. Otras veces es imposible hacerlo sin la consulta de una guía altamente especializada, por lo cual
existen numerosísimos libros de referencia, algunos de los cuales se consignan en el epígrafe siguiente.
XXVIX. Algunas sugerencias de libros y referencias sobre la investigación científica y el sistema de
citas, con un comentario sobre su utilidad
El sistema de citas y notas que se ha expuesto anteriormente recoge lo que es más o menos usual en la
bibliografía europea, a lo cual se le han hecho algunas modificaciones que se han juzgado convenientes en aras de
su funcionalidad. Para redactarlo hemos apelado al propio uso que nosotros hacemos del sistema de citas. No
hemos seguido, por tanto, autores o bibliografía para elaborar estas recomendaciones.
No obstante lo señalado en el párrafo anterior, se ha considerado conveniente ofrecer una lista breve de libros
y trabajos relativos a la metodología de la investigación científica, en particular relativos a la investigación
jurídica. Se lo ha hecho con la intención de que el lector interesado en estas temáticas pueda realizar nuevas
indagaciones sobre los sistemas de citas y de notas o, más allá de los mismos, pueda inquirir sobre otros aspectos
relativos a la investigación y la escritura de trabajos jurídicos.
XXX. Bibliografía
ALBAREDA, José María, "Consideraciones sobre la investigación científica", Consejo Superior de
Investigaciones Científicas, Madrid, 1951.
[Se trata de un trabajo difícil de conseguir, que mantiene vigencia a pesar del tiempo que ha pasado desde su
elaboración. Contiene consejos de fondo y de forma].
Aba Legal Technology Resource Center, "Helping Lawyers Solve the Technology Puzzle - Universal
Citation", en http://www.abanet.org/tech/ltrc/research/citation/home.html (acceso el 14-VIII-2006).
[Sitio de Internet de la American Bar Association, con diversos links y referencias a cómo citar materiales
jurídicos disponibles en Internet y en distintas bases de datos electrónicas].
ARMSTRONG, J. D. S. (Joanne D. S.) y Christopher A. KNOTT, Where the Law Is: An Introduction to
Advanced Legal Research, West, St. Paul, 2004.
[El libro se propone guiar al lector en la búsqueda de información y en la cita de lo hallado con vistas a la
investigación en Derecho].
Association Of Legal Writing Directors (corporate author) - Darby DICKERSON (ed.), ALWD Citation
Manual: A Professional System of Citation, 3rd ed., Aspen Publishers, New York, 2005.
[Con más de 600 páginas en la reimpresión de 2006, se trata del actual competidor del famoso Bluebook (ver
más abajo) con relación al complejo sistema de citas jurídicas estadounidenses, ya que es claro, atractivo y fácil de
usar. Contiene también el modo de citar materiales de Derecho comparado. Ha sido aceptado como regla para el
modo de citar por los profesores de más de noventa Facultades de Derecho en Estados Unidos, por muchas
revistas jurídicas y por distintos tribunales. Su primera edición es del año 2000. Ha sido escrito, bajo la dirección
del Prof. Dickerson, de la Stetson University, por la Asociación que nuclea a los profesores que enseñan Legal
Writing en las escuelas de Derecho. Viene con un Teacher's Manual y varios CD con PowerPoints y otros
materiales].
BAHRYCH, Lynn y Marjorie Dick ROMBAUER, Legal Writing in a Nutshell, 3rd ed., West, St. Paul, 2003.
[Es un interesante trabajo, que alcanzó ya tres ediciones, que pretende asistir a los abogados como "escritores
profesionales". Cuenta con una guía para profesores].
BRADNEY, A., FISHER, V., MASSON, J., NEAL, A., y NEWELL, D., How to Study Law, Sweet &
Maxwell, Londres, 1986.
[Dedicado a los modos de localizar y citar las fuentes del Derecho inglés, no el estadounidense. Tiene diversas
reediciones, hasta la 5ª edición revisada de 2005].
CASTAN TOBEÑAS, José, "Reflexiones sobre el Derecho comparado y el método comparativo", Revista
General de Legislación y Jurisprudencia 203 (1957) 237-285 y 533-585.
[El Derecho comparado es, indudablemente, una herramienta relevante para una buena investigación jurídica.
Este artículo es un trabajo antiguo, pero no pasado de moda. Allí el viejo Castán, uno de los grandes civilistas

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españoles del siglo que se fue, realiza un análisis completo del interés, funciones, orígenes, desarrollo, líneas
doctrinales seguidas, elementos esenciales, etc., del Derecho comparado y de las distintas posibilidades
metodológicas para realizarlo, criticando eficazmente aquellas que no son adecuadas, por no conducir con éxito
hacia el fin que propio de este modo de hacer Derecho. Contiene partes más eruditas, y otras más prácticas. Son de
especial interés las ps. 237-240, 277-282, 533-549 y 559-585].
CLARY, Bradley G. y Pamela LYSAGHT, Successful Legal Analysis and Writing: The Fundamentals, West,
St. Paul, 2003.
[El trabajo tiene por finalidad guiar a estudiantes de primer año de Derecho en el análisis y la escritura
jurídicas. Cuenta con un capítulo dedicado a las citas y notas —ps. 91-130—].
COHEN, Morris L. y Kent. C. OLSON, Legal Research in a Nutshell, 8th ed., West, St. Paul, 2000.
[Se trata de un trabajo de metodología de la investigación, didáctico y completo, con amplias referencias a los
modos de rastrear fuentes en los Estados Unidos].
D'ORS, Alvaro, "Las publicaciones científicas", Revista Chilena de Derecho 18 (1991-3) 451-460.
—Nuevos papeles del oficio universitario, Rialp, Madrid, 1976.
—Papeles del oficio universitario, Rialp, Madrid, 1961.
[El primero de los trabajos se refiere a los modos de anotar y citar, entre otros temas. Los dos restantes son
colecciones de distintos artículos referidos a la universidad, con consideraciones interesantes y originales sobre el
trabajo intelectual].
ECO, Umberto, Cómo se hace una tesis. Técnicas y procedimientos de estudio, investigación y escritura,
Gedisa, Barcelona, 1982.
[Libro muy popular, con diversas reimpresiones, en el que se dan consejos acerca de la elaboración de una
tesina de licenciatura, válidos para cualquier disciplina científica. Es también de provecho para quien realiza una
tesis doctoral, siempre que se tenga presente que está escrito con la finalidad de ayudar a las monografías
obligatorias en Italia para terminar las carreras de grado, y de que muchas sugerencias están pensadas antes de la
popularización de los procesadores de texto informáticos].
GUITTON, Jean, El trabajo intelectual. Consejos a los que estudian y a los que escriben, trad. de F. J. Fuentes
Malvar, 2ª edic., Rialp, Madrid, 1981.
[El título del libro define su contenido. El trabajo está repleto de sugerencias que llevan al lector a confrontar
su propia metodología de trabajo con la que el autor propone. Sin dudas, un trabajo de gran calidad].
Harvard Law Review Association And Others, The Bluebook: A Uniform System of Citation, 18th ed.,
Harvard Law Review Association, Cambridge, Mass, 2005.
[Se trata de una publicación de la Harvard Law Review Association en conjunto con la Columbia Law
Review, la University of Pennsylvania Law Review y The Yale Law Journal. Quienes editan esas revistas, y esta
guía de citas, son estudiantes de Derecho, aunque para actualizar el Bluebook contratan bibliotecarios
profesionales. Su nombre alude a su ya clásico color azul de las tapas. Es de alta complejidad, conteniendo más de
cuatro centenares de páginas sobre cómo citar distintos materiales anglosajones y de todo el mundo. Es seguido
desde 1926, su primera publicación, por la mayoría de las revistas jurídicas estadounidenses y la Corte Suprema
de ese país ha prescripto que todo escrito que se presente ante sus estrados debe citar de acuerdo a esa guía. Se ha
hecho tan popular que el verbo bluebooking alude a la acción de citar de acuerdo a sus reglas].
HERRERA, Enrique, Práctica metodológica de la investigación jurídica, Astrea, Buenos Aires, 1998.
[Libro en el que se tocan las diversas etapas de una investigación jurídica: planificación, relevamiento y
clasificación del material, utilización de los recursos informáticos, etc. Son especialmente relevantes para el tema
de este artículo las ps. 246-257].
JACOBSTEIN, J. Myron, MERSKY, Roy M. y Donald J. DUNN, Fundamentals of Legal Research, 7th ed.,
Foundation Press, New York, 1998.
[El objetivo de este importante trabajo, de más de ochocientas páginas, es brindar herramientas para la
investigación necesaria para "fundamentar las decisiones jurídicas". Cuenta con información amplia acerca del
rastreo de fuentes, su tratamiento, etc.].
MARTIN, Peter W., "Introduction to Basic Legal Citation (LII 2006 ed.)", en
http://www.law.cornell.edu/citation, (disponible el 12-VIII-2006).
[Disponible fácilmente en Internet, es una guía sencilla sobre la metodología de citas en el Derecho
estadounidense, práctica y simple, basada en el Bluebook].
NUBIOLA, Jaime, El taller de la filosofía. Una introducción a la escritura filosófica, 4ª edic., Eunsa,
Pamplona, 2006.
[Si bien está escrito pensando en los autores de Filosofía, este libro contiene diversos consejos de gran
utilidad, perfectamente aplicables a quien escribe sobre Derecho].

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PRINCE, Mary Miles, y Doris M. BIEBER, Prince's Bieber Dictionary of Legal Citations: A Reference Guide
for Attorneys, Legal Secretaries, Paralegals, and Law Students, 6th ed., William S. Hein & Co., Buffalo, N.Y.,
2001.
[Obra clásica, con casi cuatrocientas páginas. Muy usado, con muchos ejemplos de modos de citar Derecho
estadual norteamericano. Designado como complemento del Bluebook, con cuya 17ª edición, de la cual la
Profesora Prince fue Coordinadora de Edición, se encuentra encuadernado en conjunto. Muchas referencias al
modo de citar fuentes electrónicas y no impresas].
SANDLER, Héctor Raúl, Cómo hacer una monografía en derecho, LA LEY, Buenos Aires, 2003.
[El libro obtuvo el primer premio en un concurso organizado por la Universidad de Buenos Aires con el lema
"¿Cómo elaborar una monografía en derecho?". Resultan de especial interés para este trabajo las ps. 37-60 y
105-113].
SQUIRES, Lynn B. y Marjorie Dick ROMBAUER, Legal Writing in a Nutshell, West, St. Paul, 1982.
[En este trabajo se procura guiar a los abogados en el oficio de escribir. Se concentra, sobre todo, en la
sintaxis].
TUNKEL, Víctor, Legal Practice Handbook: Legal Research Law-finding and Problem-solving, Blackstone
Press Ltd., London, 1992.
[Se trata de un trabajo de ciento cincuenta páginas, con amplias referencias a los modos de buscar y citar
información en el Derecho anglosajón].
University Of Chicago Law Review & University Of Chicago Legal Forum (eds.), The University of Chicago
Manual of Legal Citation, Lawyers' Cooperative Publishing Co. - Bancroft-Whitney Co. - Mead Data Central
Inc., s/l (¿Rochester, N.Y.?), 1989.
[Esta guía fue publicada por primera vez en 1986 en la Facultad de Derecho de la Universidad de Chicago,
luego de que uno de sus principales profesores, el juez Richard POSNER, criticara el Bluebook en su ensayo
"Goodbye to the Bluebook". Es llamado también el Maroon Book (Libro Marrón). Ha sido uno de los principales
esfuerzos por simplificar el proceso de citas del Derecho norteamericano (tiene sólo 63 ps.) y por destronar al
Bluebook de Harvard, Columbia, Pennsylvania y Yale. No logró demasiada aceptación, y ha quedado reducido al
ámbito de la University of Chicago Law School].
WATT, Robert, "Concise Legal Research", 3rd ed., The Federation Press, Leichhardt, NSW, 1997.
[El libro, ya con varias ediciones, expone el modo de buscar información y citar lo hallado en Nueva Zelanda,
Canadá, India, Estados Unidos y, con menos detalles, en la Unión Europea].
WITKER, Jorge, Cómo elaborar una tesis en Derecho. Pautas metodológicas y técnicas para el estudiante o
investigador del Derecho, Civitas, Madrid, 1991 (reimpr. de la edición de 1986).
[Trabajo de ciento cincuenta páginas, inicialmente publicado en México, donde para graduarse los estudiantes
de Abogacía deben escribir una monografía final. Fue reeditado en Madrid, tras ser adaptado por Germán Porras
Olalla a la legislación española].
ZWEIGERT, Konrad, y Hein KÖTZ, Introduction to Comparative Law, 3rd ed., trad. inglesa de Tony Weir,
Clarendon Press, Oxford, 1998.
[Excelente obra. El primero de los autores fue, hasta casi el final de su vida, el Director del Max Planck
Institute for Foreing and International Private Law, quizás la institución dedicada a la investigación del Derecho
privado comparado más importante del mundo. Kötz, por su parte, es quien ha sucedido, hasta el presente, a
Zweigert en la dirección del Instituto. Las ps. 1-31 del libro tratan sobre el concepto, las funciones y los fines del
Derecho comparado. Estas, junto a las ps. 32-47, relativas al método para realizar Derecho comparado, son
especialmente interesantes y representan el núcleo metodológico del libro. Estos autores proponen el método
posiblemente más riguroso y fructífero —a la vez que arduo— de realizar análisis jurídicos comparativos.
Posteriormente se exponen largamente las diferentes "familias" del Derecho en el mundo y se tratan, de acuerdo a
la metodología que proponen, diversas instituciones de Derecho privado].
Especial para La Ley. Derechos reservados (ley 11.723)

(1) "Harvard Celebration Speech", Law Quarterly Review 3 (1887) 123, 124.

(2) Sobre sus ideas cfr. A Selection of Cases on the Law of Contracts. With references and citations. Prepared
for use as a text-book in Harvard Law School, (1st ed., 1870) 2nd ed., Little, Brown and Co., Boston, 1871,
VI-VII.

(3) Cfr. Una introducción al estudio del Derecho, Rialp, Madrid, 1963, p. 9 (con diversas reediciones).

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(4) Cfr. Commentaria In Topica Ciceronis, I, 6, en Patrologia Latina, Ed. Migne, Vol. 64, p. 1166; De
Differentiis Topicis, I, 3, en ibíd., p. 1199.

(5) Cfr. Summa Theologiae, I, q. 1, a. 8, arg. 1 y ad 2, en Opera omnia iussu Leonis XIII P. M. edita, Romae,
1888.

(6) Cfr. Expositio libri Posteriorum Analyticorum, lib. 1, lectio 1, n. 6, en Opera omnia iussu Leonis XIII P.
M. edita, Romae, 1882.

(7) E.C.H.R., Leander v. Sweden, (1987) Series A N° 116, § 59.

(8) CALAMANDREI, Piero, "Proceso y justicia", en Derecho Procesal Civil, trad. de Santiago Sentís
Melendo, E.J.E.A., Buenos Aires, 1962, III, 201 y sigtes., la cita en 209-211.

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