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Parte de la tachade de Velazquez, del Museo del Prado de Madrid, proyectado por Juan de Villanueva, ‘en 1785, en estilo neoclésico. Despotisma ilustrad: gobierno para et pueblo, pero sin el pueblo * La vida cubural dl siglo XVIIL es ‘i caraeterizada por una serie de institu: ciones qu dan un peril may partir y deinen en milkips expects las rasgos sence de a époce. Todas elas podria decrse que coinien ena tendenia que hemos calfcad decltra dig; una rminoria se considera posedora de una iustrain superior y trata, desde pla taforma en que se istala —acdemia er | tai, periétin o srided—, deregi en ‘cauzar las corientes de opinién. Suan Lats Alborg: * enciclopédico: perteneciente o relative ale enciclopedia,obraen que setreta de mu: chas ciencis, Ast se dencming e primer in- lento de cocificar todos los conocimientos alcacados por el hombre. La Enciclopedia fue publicada en Francia entre 1750 y 1780. Panorama del_siglo XVIII y la lustracion en Espafia ‘fines. de-1700, morta Garlos I de Austria el Hechizado. Su gestion, caracterizada por el desgobierno, las intrigas cortesanas y el c2os eco- némico, sumié a Espafia en la decadencia total. Muerto Carlos Il sin dejar descendencia, una nueva dinastia se sent en el trono espafol. Asi, un Borbén, Felipe de Anjou, nisto de Luis XIV de Francia, ciRd la corona en 1701 con el nombre de Felipe V. La asuncién dol nuevo monarca cambié el rumbo.del pensamiento es- patil. In luldos directamente por Francia, que desde fines del sighoante- ior se habia convertido en la primera potencia de! continente, los inte- | lectuales espafioles adoptaron pauiatinamente Ic$ preceptos del Neocla- sicismo, movimiento artistico que propicia el predominio de la razon y Ja imitacion de los modelos. grecolatinos.. La Ilustracion y el Enciclopedismo El auge que en este siglo adquiere el estudio de las ciencias amplia el campo cultural. EL estudioso del siglo XVIIL quiere saberlo.todo. Para ello, se dedica al estudio de las disciplinas mas dispares: matematica, fisica, quimica, lenguas extranjeras, economia, jurisprudencia, ciencias naturales. Ast pueden citarse, entre otros, por su saber enciclopédico Gaspar Melchor de Jovellanos (1744-1811), jurisconsulto,literato, econ mista, politico, educador, fray Benito Jeronimo Feijoo (1676-1764), cienti- fico, lingiista, literato; Ignacio de Luzan (1702-1754), jurisconsulto, lin- giista, politico, literato; José Cadalso (1741-1782), military lingdista, y Es- teban de Arteaga (1747-1799), filsofo, esteta, lingista. Estos hombres recibieron el nombre de lustradas y surgieron, por lo general, de la bur- quesia, clase en constante ascenso durante esta centuria. La “cultura dirigida” de! despotismo ilustrado Lannveva dinasta que reind,en Espafia desde principios del siglo, los Borbones —Felipe V, Fernando Vi y Carlos Il especialmente—, impuso el.despotisma ilustrado. Esta doctrina propicia una politica que implica elejercicio del poder por los intelectuales, pero sin el consenso del.pue- blo. Basados en su politica absolutista, estos reyes produjeron profundos cambios en la estructura politico-cultural espafiola, a través de institu- ciones.que, con el respaldo del Estado, dirigieron la cultura del pals. La difusion de las verdades cientificas: tertulias y academias. El auge del periodismo El deseo de conocer las novedades cientificas o literarias, por un la- do, y la dificultad de conseguir libros extranjeros, por otro, obligaron.a {os ilustrados a reunirse para leer, comentar y discutir las nuevas Ideas. ‘Asi nacieron y florecieron las tertulias, base de las futuras academias y sociedades de amigos del pais *. Creacién de este tipo fue la Real Academia Espafiola de la Lengua, fundada en 1713, sobre 1a base de la tertulia dirigida por don Juan Ma- uel Fernandez Pacheco, marqués de Villena. 183 vida de tiempo; ta accion represent da debe poder ocurirefetvamente en al tiempo que dur la representacién, unidad de lugar. la acién tetrl debe desarllarse en un mismo lugr, sin cambios bruscos que obiguen al espec- tador @ moverse imagnatvamente des- de una cudad ota, por ejemplo, unidad de acid: la acl debe ser ni- ca, sin tramas paralles qu ditaigan la atencin dl espectador del tema cen- tra. * La Polton de Lanén esol trotado rms comple que se bees sobre tar- as pats Suan Cano [Lo primero, pare dara ecnoet Io poo que Ins pores enfermos pueden far en a Medi 1 bastaravefcr lo mismo qu eabamnos de decir esto es, que are mic, en a fr- 1a que lo poten es profesores mis sebios, an etd my imprieco, Per esto es cosa he- cba, oes els mismos lo confesen. Fray Benito J. Feijoo, Medicina. se traan aspects conoemients a avi- da campestrey alos pastres,idealizdn- doles, anacrentica: compescion.poética en metros de arte menor, en la que se can- tan fos places del amor, del vino u ‘otros ardlogo, con ligereza, donalre y gusto delicado 184 Fruto de sus desvelos fue el Diccionario de autoridades, obra ci ‘pea y completisima para su época, y de consulta obligada aun en la tualidad. Labor de los académicos dieciochescos fue un tratado de C gratia (1742) y la Gramética (171). En nuestros dias, la Real Academia Espafiola de la Lengua, con {iliales de todos los paises hispanohablantes, sigue bregando por la dad y el enaltecimiento de nuestro idioma, Las sociedades de amigos del pais también tuvieron su origen en tertulias privadas, Dedicadas al estudio de la realidad econémica di region a fa que pertenecian, incentivaron el comercio y alentaron el e blecimiento.de nuevas. industrias, Otro medio de difusién de las nuevas ideas fue el periodismo, « cobr6 amplio desarrollo en esta centuria, También contd con el resp teal. El periddico més trascendente fue el Diario de los literatos de Es ‘ia (1737), publicacién que se propuso divulgar los adelantos logrados todos los campos del saber, mediante resefias y comentarios de lib espafioles y extranjeros. Caracteres del Neoclasicismo en literatura Predominio de la prosa El auge del Enciclopedismo y el afén por difundir tas novedades o tificas y lterarias encuentran en la prosa el medio adecuado, que se | nifiesta a través del género epistolar —las Cartas marruecas, de J Cadalso—, del ensayo —el Teatro critico universal, del Padre Feijoi y de la sétira —la Vida, de Diego de Torres Villarroel. Hasta las ob de teatro se escriben en prosa. La poesfa de esta época es pobre. Predominan los metros corto Jos temas bucdlicos: la represin de los sentimientos por la razén im fa manifestacién lirica. Arte sujeto a canones El deseo de los ilustrados de imitar el arte grecolatino tos induj estudiar las preceptivasliterarias de los antiguos, y los comentarios y pliaciones que algunos enciclopedistas hablan hecho de ellas. Asi Espafa, Ignacio de Luzén (1702-1754) redacta La postica o Reglas d poesfa (1737), inspirada en la obra del preceptista italiano Murator, mentador de La postica, de Aristételes. En su obra, Luzén especifica a finalidad de la poesta, que debe doleitable y itl ala vez, y determina el alcance de las unidades teatra clésicas *. Temitica cientifica y espiritu eritico El afan erudito de este siglo multiplicé los ensayos de divulgac cientifica. Deseosos de comprobar empiricamente las hasta entonces c sideradas verdades, los ilustrados pusieron en duda cuanto conocimi to no habia sido obtenido por datos proporcionados por la razon. / sus obras tratan, con tono polémico, de medicina, quimica 0 alquin fisica, astronomla, etcétera. Al profundizarse el estudio de la medic! esta ciencia origina numerosas paginas. En otro orden de cosas, también son objeto de critica las cost bres, la lengua y el arte en general. En poesia, la temética es bucélica. La imitacién de fos clésicos | duce un reflorecimiento de la anaereéntica. Las Genes serin siempre a mis ojs el primer, el mas digao objeto de vuestra edu- ‘ain las solas pueden ster vuesroes- rt, elas soles enrguecers, elas slas co ‘unicaros el preciso taser de verdades que ‘nos ha transmitdo la entigiedad y disponer vestro dnimo a adquiri otras muevas y ‘umentar mis este reo dept ells solas ‘pueden poner término a tantasindtiles dispu {asa tn absurdas opinions; y els, ei, disipane la tenebrosa atmosfea de eores que gira sobre la Tierra, pueden difundir ok zn da aqula pled de loss yconocimien tos que rala le nobleza de la humana espe ce. ‘las no porque ls cine sean el primero, eben ser el nic objeto de vuesto estudio; al de ls buenas letras sera pare vosotrs 10 roenos dt, y aun me alrvo a decir no menos necesari. Gaspar M, de Jovelans, Sobre la necesidad de unire estudio de [a Literatura al de los Ciencias La literatura con finalidad docente La necesidad de que circulos cada vez mas amplios conocieran los avances de las clencias signé la literatura de este periodo, la que subor- dnd todo otro interés a su objetivo docente. Hasta en poesia, el fin ulti mo es ensefiar. Afrancesamiento Las letras espafiolas del siglo XVIMI han sido consideradas “afrance- sadas", En verdad, todos fos aspectos de la vida hispana sufrieron dicha influencia con la llegada de los Borbones. Pero, si bien temporalmente se olvidaron los valores nacionales, veremos que, mas tarde, resurgen con vigor adn mayor. Larazén de ese volver continuamente los ojos hacia Francia debe en- contrarse en el deseo de los ilustrados de incorporar Espafia a Europa, respecto de cuya evolucién cultural se hallaba rezagada por razones poll ticas, econdmicas y sociales. En el campo lingilstico, la influencia francesa se manifiesta median- te la incorporacién de nuevas vooes y el uso de gitos y expresiones gall cadas, que ponen en peligro 1a pureza idiomatica *. * Al sobrevenir la invasion galicista, el casticismo es ya una fuerza actuante y viva, que inmediatamente se lanza a Ja lucha contra el nuevo peligro. Fernando Lazaro Carreter Recordemos: _— Barroco Neoclasicismo + Expresi6n de angustias y desen- * Expresién de fo perfecto y razo- Gafios vitales. nable. _gafios vitales, * Desequilibrio. + Equilibrio, s Desequiibo, * Subjetivismo. * Objetividad. * Renovacién lingiistica sobre la base del latin y del griego. ‘* Sentido nacionalista de las artes. SEE * Originalidad. ——— ‘+ Derroche de ingenio, en formulas lingiisticas con valor retorico. Poe eee ee ‘+ Incorporacién de galicismos. SHEE essai « Afrancesamiento de la viday det arte, — * Sujecién preceptista. eee eed * Espiritu critico y satirico: clari- dad expresiva. eee eee eee Finalidad docent 185 revi Fean fa eras po ewan a 2 n algunse n= Elosunlesdlos Huevos Comercian esque tara en Mulasg y exes Hor SACADO DE LAS HEMOREAS ssn Doe Anta toh de Vd Susi a iin Co DidPigey afr os Barden ON LITE. faapeena sf Noval Ae a Portada de El lazarilo de ciegos caminantes. Ni el nombre del autor, nila fecha, ni el pie de imprenta son exactos. Se trata de una supercheria literaria, | siglo XY ens de hc mina Las ite | aren YL | fe L AMfonan Reyes | los arrericauns a vision de a nagaces una par susiancial en su huncionamien- aos Hf tantoen su | iv comn ene comer | inyeon proce acia de. j eginen finger que debian pele | Suan Lvach Francisco de Wirenda es, junto con Anto- nig Narifo, uno de los precursores de ta ‘emancipacién americana. El primero difundid ‘en su citeulo de amigos cuanto ley, 0¥6 y vio sobre las ideas de libertad, de igualdad y de independencia.E segundo tradyo al es- pafol fa Daclaracién de fos derechos del hore, que hizo imgrinir secetamente pa- ra distribuirla por toda Sudamerica (1794), EI siglo XVIII en América: tendencias renovadoras Si bien el Barroco literario se prolonga, en América, alo largo de casi todo el siglo XVII, y retrasa la aparicidn del Neoctasicismo, se documen- tan en esa centuria cambios profundos que repercuten en ta literatura. Dar un salto de las letras barrocas a las de la independencia —como, a veces, es de uso— significa ignorar un proceso en que se gesta una renovacién de mentalidades y una modificacién de los gustos estéticos. Ese proceso se cumple, en nuestro continente, en la segunda mitad del siglo XVIII, alentado por las ideas de la llustracién *. 4 Las reformas de Carlos lil La politica centralista de los Borbones se hizo sentir, en América, a través de importantes reformas que apuntaban a: + administrar y controlar major sus posesiones ultramarinas; + proveer de un modo mas eficiente a la defensa de los vastos terttorios, sobre los que se cemian las apetencias de potencias extranjeras, en particular, las de Inglaterra y de Portugal; * favorecer ef desarrollo econémico de las distintas regiones, para incrementar los ingresos de ta corona. Los reajustes territoriates que se produleron en el siglo XVIII y la aplicacién dol modelo francés del régimen de intendencias, a partir de 1762, estuvieron enca- mminados 2 los dos primeros objetivos. La nueva organizacién politica, con las creaciones, entre otras medidas, de os nuevos virreinatos, cl del Nuevo Reino de Granada, con capital en Sante Fe de Bogoté (1717-1723 y reinstaurado definitivamente en 1739), del que se separ6, después, la Capitania General de Venezuela (1777), y el del Rio de la Plata, con sede en Buenos Aires (1776), fue, sin duda, positiva. El sistema de intendencias tuyo, en cambio, suerte variable y provocd diversas reacciones. Las medidas econémicas impulsaron una ereciente libertad de comercio con Espafa y entre los distintos territorios hispanoamericanos, que favoreci6 la ex- pansién agricola, pecuaria, minera ¢ industrial y produjo en América un especta- cular auge econdmico. sas reformas, que en su mayor parte fueron efectivas, contribuyeron a preci pitar fa ruina del dominio espanol, porque el absolutismo borbénico no incorporé 4 los criollos al gobierno de América. Mas ain, ios desplazd —como ocurti6 con dde cargos que habian logrado alcanzar*. ‘América vivid, en los aitimos veinte aftos det siglo XVIIl, un clima de agitacton y de descontento, de los que fueron sintomas, entre otros, los levantamientos de ‘Tapac Amaru, en el Perd (1780-1), y de los comuneros, en Nueva Granada (178"). Las ideas de la llstracién y del Encielopedismo —2parte de otras causas inter- ras y externas— alentaron, al finalzar la centuria,claros objetivos de insurgencia revolucionaria entre algunos representantes de las minorias crollasilustradas, par- ticularmente en centros alejados de las sedes de los dos antiguos virreinatos. Tal el caso de Francisco de Miranda (Venezuela, 1750-1816) y de Antonio Narifio (Bo- ‘got, 1765-1823). Los més, sin embargo, seguian siendo fieles a Espafa La cultura y las letras del setecientos panoamericano El siglo XVIII ofrece, en la América hispana, el margen de la conti- nuidad del espiritu barroco todavia vigente y, en oposicién con él, ver- tientes culturales innovadoras: + el humanismo de los jesuitas; 193 ezatns Winds Salas i EI latin no fue para ios jesuitas una len- ‘gua extrafia ni muerta. Era el idioma univer- ‘sal de la Compatia. * Las doctrinas potcas que enseiaban Jos jesuitas en sus colegios eran contrarias a absolutism de tos Borbones y, en gene- ra, hosts @ las monargulas. Es fue, sin da, una de las casas de su expulsin, 194 intenso cultivo de las clenclas naturales; * el cosmopolitismo viajero y, como consecuencia, el intercambio in lectual no sélo con Espafia, sino también con Europa; « las preocupaciones por las reformas de la educacié ‘la conciencia de un comin destino hispancamericano; + el triunfo del neoclasicismo, en las dltimas décadas del siglo *. En lo estrictamente literario, durante la segunda mitad del seteci tos, se imitan los modelos espafioles, con intensificacién de algunas | tas y novedad de otras pocas. Destaquemos: + el descontento agresivo y la actitud satirica, + el didactismo progresista, + el surgimiento del periodismo'y el auge del teatro piiblico, + la exaltacién de Amética y de lo autéctono, despertar del localismo. Las obras hispanoamericanas que documentan las nuevas tendenc valen, en el cuadro de conjunto de su historia literaria, por lo que rep sentan como aspiracién. Anticipan, dentro de la linea renovadora neoc sica, logros que se ubican en los primeros treinta aos del siglo XIX, época de auge. El humanismo de los jesuitas: su americanidad El humanismo de los jesuitas se levanta, en nuestro siglo XVIII, coi tun puente entre el Barraco y el Neoclasicismo. Recordemos que los mi bros de la Compartia de Jesis fueron, en toda América, con sus coleg y universidades, los mentores espirituales de las clases dirigentes. Los jesuitas promovieron, en la segunda mitad de ese siglo XVIII, reaccién clasica, por medio del cultivo del latin y de los grandes escr Tes de la antigdedad grecorromana °. El grupo mas brillante, por la cal dad y calidad de sus obras, se ubica en Méjico. No le van a la zaga jesuitas rioplatenses. Se interesaron por las ciencias, por los estudios lingUisticos, por investigaciones historicas y geograficas, por la renovaci6n de los mé dos de ensefianza, por el andlisis de las corrientes mas recientes de filosoffa y sus implicancias sociales y politicas. El cosmopolitismo la orden favoreci6 el intercambio de ideas, y dio a su accion un aire gran modernidad. Carlos III, en 1767, los expuls6 ignominiosamente de sus domini ‘con gran mengua para la cultura y la educacién de los criollos. En el lio, particularmente en Italia, publicaron parte de sus obras, imbuidos nostalgia por sus patrias americanas y, en su momento, apoyaron los id les emancipadores '. En el destierro su pensamiento se hizo més aud Muchos se expresaron en latin o en italiano, por eso su labor queda poco al margen de nuestras letras. Lucharon, en su forzado exilio, contra el absolutismo de los Borbones y c ‘ra la ignorancia que habia en Europa acerca de Amética. No otro fue el sent de la Historia antigua de Méjico (1780), publicada en italiano, del jesuita mej Francisco Javier Clavijeo (1731-1787), 0 la Carta critica sobre la historia de Amé (1797), del jesuita argentino, nacido en Santa Fe, Francisco Javier ituri (1738-18 escrita en Roma y editada en Madrid. Acotemos que esta citima fue reimpr fen Buenos Aires, en 1818, Italia se convirt6, ast, en el més singular centro de hispanoamericanismo. Juan Pablo Vizcardo y Guzmén, jesuita expulso, natural del Perd (1748-1798), es biG su famosa Carta a fos espafoles americanos (1792) ~difundida, en 179 ‘su muerte, por Francisco de Miranda—, en la que fundament6 el derecho de americanos:a la independencia, Mientras més de uno de sus compatieros de desir apoyaban ls fermentos eman- cipatores, Landivar sefilabaa sus connatu- rales, yl mundo, une de is vias del inde- pendencia intelectual de continent a de transtren poesia, con orgul, a Yemdtica americana, vere! Recordemos, entre otras periddicos de la ‘época, el Mercurio peruano, la Gaceta de li- teratura, de Méjco, y nuestro Telégrafo Mer- antl (1801-1802), te eee Laatvidadcemdtiarecibe gan | pulso, segin conten a os ideces de + allustracion, ue ve en el teatro una tr: | 5 buna para lareforma de as costumbres. | Los vireyes progesiste del sico XVI |_alentan y apoyan el teatro pablca. La " importanca social que edquereelgéne- ro puede madise en la secciones de | erica etal que apaecen en les pei | ios de la épocay en la constuccion 0 remodelacin de seas de espectécu- los. | Lapliferacion de colseos ye auge | del teatro piblico no genera, sin embat-| 2 Recomendamas a los alumnos que s@ Informen acerca de estos ilustrados hombres, de ciancia. EI primer maestro del paisaje americano Un jesuita guatemalteco, Rafael Landivar (1731-1799), refugiado, co- mo tantos otros compafieros de su orden, en Italia, escribié un poema ‘en dulces hexametros latinos, dividido en quince cantos, la Rusticatio ‘mexicana (1781 y 1782). La afioranza de la patriachica, Guatemala, y de Mé- jico, donde vivié varios afios, lo impulsé a cantar la tierra lejana, sus prodi- gas bellezas, sus riquezas naturales, la laboriosidad de sus hombres, al in- digena campesino, obrero y artesano, Su autor se ubica con ellaentre Ber- nardo de Balbuena y Andrés Bello, si bien por su realismo descriptivo se acerca mas al cantor de la silva a La agricultura de la zona t6rrida *. Las expediciones cientificas: consecuencias culturales. El periodismo ‘América, en el siglo XVIII, desperté el interés de la clencia europea. Prueba de ello son las expediciones que se sucedieron, desde la del fran- ccés Frezier (1712-1714), hasta la visita de Alejandro von Humboldt y de ‘Aimé J. Bonpland al finalizar la centuria. Recordemos que, en la de Car- fos de la Condamine at Ecuador (1736-1745), participaron, ademas de un (grupo Ge sabios franceses, los espafioles Jorge Juan y Antonio de Ulloa. Tampoco olvidemos las que, desde Santa Fe de Bogota, con el concurso de sabios criollos como Caldas, organiz6 Celestino Mutis Esos viajetos ilustres fomentaron en los paises visitados el espiritu ctitico y difundieron métodos centrados en la observacion y en el anali- sis, El cosmopolitismo de sus integrantes ensanché el horizonte intelec- tual de los americanos. Promovieron, directa o indirectamente, la renova- cién de los métodos de ensefianza; la constitucién de sociedades con fines cientificos, econémicos o culturales; la creacién de escuelas técni- ‘cas —como la de Minerla en Méjico—; la ereccidn-de bibliotecas pabli- ‘cas —la primera fue la de Méjico (1777), de jardines boténicos, de ob- servatorios. En lo literario, estimularon el nacimiento y desarrollo de una prensa periédica, erudita y cientifica, en la que predomina una prosa clara y directa, es decir, el estilo neocldsico . Este periodismo ilustrado, a me- dida que avanzé el siglo, se fue nutriendo de fuerte contenido politico y permitié un fluido intercambio ideolégico entre puntos distantes de la es dificil separar los distintos enfoques, admirablemente fundidos. produccién’ de la portada. Lectura Arquetipos humanos Si cada é6poca histérica elabora su arquetipo huma- no, aque cuyas pasiones, modas de ver o de sentir ejem- plarizan los de su siglo, podemos decir que en los erio- llos mas representativos de ese periodo —un Miranda, ‘un Francisco Javier Eugenio Espejo, un Caldas, etc.—, predomina como signo espiritual comin, mas alla de Jas diferencias y vocaciones individuales, la inquietud y-el descontento satirico y agresivo. En ese suefio que ‘ya surge de una América libro y prospera, la mordaci- dad y el sareasmo con que se censura lo viejo tienen Ja misma eficacia que el entusiasmo con que se exal- tan las més recientes utopias. Fervor aie el futuro y causticidad para juzgar el pasado coexisten en perso- nalidades de vida tan rica, y a veces tan contradicto- ria, como las de los precursores de nuestra independen- cia, Desoendiendo de los hinchados cielos de la teclogia, el hombre de la Hustracién aspira ya a un mejor domi- nio y aprovechamiento de lo terrestre; y su inquietud transformadora, a veces pedantesca, y con ciega fe en cl valor ético y social de la ciencia, contiene ya en ger- men el teenicismo y el industrialismo del siglo XIX. Mariano Picén Salas Venezolano (1901-1965) 1794, Vista de Buenos Aires desde el Rlo de fa Plata (detalle). Femando de Brambila. Impreta teatro pibic y convo son creaciones que caen dentro del progesis vireinto de an José de Vert (17781784) sucesor de Pero de Calls, el primer ¥F ey * Habla empezado a funciona, en Gordo a, poons afas antes de la expulsin de os jesultas, hacia 1764 2 La Casa de Nifos Expésitos, exponen- te dela ideas filantropicas dela época, fue fundada por Marcos José de Riglos en 1778. 5 Se presume que los originales ardleron en el incendio de Le Rancheria, 4 Este sainete debio estrenarse, hacia 1795, en alguno de los tablados improvisa- dos que, en ocasiones, se levantaban para salistacer fs requerimientos drametions del piblico portefo, mientras carecio de casa de comedtas. 5 Entre octubre de 1808 y enero de 1810, saié una Gaceta det gabiemo de Buenos Aires, publiccién oficial que reimprimia no- ticas de periéicns peninsuleres. El Virreinato del Rio de la Plata: letras de Buenos Aires Lacreacién del Virreinato del Rio de la Piata, dispuesta el 1° de agos- to de 1776, significé para Buenos Aires algo asi como su tercera funda: cién, la de su despegue politico, econémico y cultural Los treinta y tantos afos que corren hasta 1810, “parcos y recios anios de virinato”, recogen el primer capitulo de la literatura portefia, peldar fio que pone & Buenos Aires en la Senda de transformarse, a partir del Romanticismo, en la gran capital literaria del continente. Capitulo, sin duda, modesto, pero fundacional, en que hay que hacerlo todo o casi to- do, empezando por los minimos estimulos para la vida de fa cultura. Acicates para la produccién literaria: hubo que crearlos Imprenta Buenos Aires cont6, en 1780, con su primera imprenta trada desde Cordoba, donde habla quedado abandonada por los jesuitas en los sotancs del Colegio oe Monserrat" Llevd el nombre de Imprenta de Nifios Expésitos, por la obra pla que ‘sostuvo 2 Su primera tarea de largo aliento, desde ef punto de vista thereto, fue, a comienzos del siglo XIX, el Telégrafo mercantil, en cuyas paginas, por vez pr mera, se vieron en letras de molde varios poetas nalvos. Teatro publico estable ‘Nuestra primera sala de teatro piblico estable, un modesto “'galpon de made- ra cubierto de paja’, conocido por el nombre de La Rancheria, brio sus puertas fon 1783, Funcioné hasta 1792, en que se incendié. Después de un paréntesis de ‘doce afios, e! Coliseo provisional promovié nuevas expectativas, si bien de corta duracién: cerré en 1806. Ei repertorio —salvo el Siripo y ta loa La inclusa, ambos de Manuel José de Lavardén, que se representaron en La Rancheria (1789)$, y un sainete anonimo, de tema tural y ambiente costumbrista, El amor de la estanciera 4— tue el usuat fen toda América, es decir, de procedencia peninsular. Estudios Importante influencia cultural ejercieron tos reales estudios, establecidos en 4172 sobre la base del antiguo colegio jesuitico de San Ignacio. Fusron dirgidos. desde su instauracidn, por Juan Baltasar Maziei su ilustre cancelatio, quien estu- vo catoree aos al frente de su regencia. En 1788, se cred un convietorio o pupila je anexo que permitié [2 afluencia de jovenes del interior. Colegio y conviotorio Se conocen con el nombre de Real Colegio de San Carlos o Real Colegio Carolina, Periédicos ‘Tres periédioos de importancia, mas una Gaceta de! gobierno 5, de escaso in- terés, vieron la luz en Buenos Aires, entre 1801 y 1810. Telégrafo mercantil 11° de abril de 1801 nacié nuestro primer periédico, el Telégrafo mercantil, tural, poltico, econémico e historiografico del Rlo dela Plate, Su titulo es revela Gorde contenido progresista que lo animo. Fue clausurado el 15 de octubre de 1802. En torno del Telégrafo, que promovié el cultivo de las bellas letras, se aglutino un movimiento postico, cuya jefatura ejercio Lavardén. Fue su editor Francisco Antonio Cabello y Mesa, un espatiol que habla venice del Peri con experiencia periodistica, 497 \ Hipdlito Vieytes es —como bien se ha sostenido— “el fundador del peracismo ar. gentno” Nuestros peiico, a igual ue sus pa- tes anericanos, fueron actvos propagendis- tas de as ids dela Nustraién. Por la ca renl de notices deriguosa actuldad, sl Vo ls referentes al movimiento nave, se paecin mas aun bro que a un taro mo- domo, Esta imprsién se aoentia, en el car so de los nuestros, por su pequto formato, Nacié en acd de Santa Fey mu 16 en lade Montevideo, desterrad por el virey marques de Loreto, Haba defen dio as prerogatives del cabildoecle sidtioo, Se doctarb en teologi, en la Universidad de Cédoba, yen ambos de- reahos, en lade San Felipe (Santiago do Chia). Ocupd importantes cargos ecle- siéstioos. Fue, sin duda el hombre més calto de su época | * Yo encuentro muy superior esta Si- tro ala fas odo, ra dela gria de Lavardén con eum lejano remade la sus quevdsc, sin pura el esquema conceptist, esta hecha con materiales pro gies y a0 de segunda mano: epuna eva ‘racia un mal endémico de la América ca- lets d los verso por gta ali ese or de berenens, y sobre ton, esté as trite enon catellane vivo, desenbaraza doy ssc Artaro Berenguer Carisomo Lavardén, como buen representante de la lustracn, se apoya en lo conereto, Edt su poema con deciacho notas, encargadas de vincular el Yuelo imaginativo desu oda con larealdad, As, os expla qu el motivo que 4 origen al asunto el retramiento del ro, se debe al ‘rao fendmeno de haberse echa ‘domenos en los cinco afos pasado lori * ‘Sus fébulas se publicaron en el Tegra. fo Mercantil 7 Fisioeraia: doctrina econémica que re ‘eonoce como Unica fuente de rqueza ia pro duccién de fa tera 198 ‘Semanario de agricultura El Semanario de agricultura, industria y comercio fue el segundo de nuestro Periddicos y e! orimero editado por un argentino, Juan Hipélito Vieytes. Se publi Go entre el 1° ae octubre de 1802 y el 11 de tebrero de 1807. El Semanario, que sostuvo fines similares a los del Telégrafo, se caracteria por su mayor pragmatismo y ajuste a las necesidades locales. Prescindi de | literatura desinteresada, por lo que, en este aspecto, carece de interés, Correo de comercio El Correo de comercio, cuyos redactores fueron Belgrano y Vieytes, se edit entre el 3 de marzo de 1810 y el 6 de abril de 1811. incluy6 algunas poces compo siciones poéticas, entre las que se destaca una oda A las delicias del labrador de Vicente Lopez y Planes. Las expresiones poéticasxsus caracteristicas y motivaciones Las manifestaciones poéticas de Buenos Aires durante el vitreinatc fueron, sobre todo, expresiones de homenaje cortesano, de humor y sati ra, de exaltacién y propaganda, sin que faltaran las de religiosidad y de vocién, Destinadas s6lo ocasionalmente a fa imprenta, es mucho lo que st ha perdido. Las mas corrieron manuscritas y animaron las tertulias de Ic poca. Asi ocurri6, por ejemplo, con tos posmas de Juan Baltasar Mazie (1727-1788) en honor del primer virrey, de tono laudatorio; o con sus ex presiones festivas dirigidas contra Lima o contra los portugueses. De estas tiltimas, es célebre su roinance Canta un guaso en estilo campestre los triuntos del excelentisimo sefior don Pedro de Ceballos, que abre el grar Capitulo de nuestra literatura gauchesca. O con la Sdtira de Manuel José de Lavardén, de 1786, una extensa composicién en tercetos, escrita con. ta un postastro limefio, avecindado en Buenos Aires, que se habta burla do de Maziel y agraviado al pueblo de Buenos Aires *. O, finalmente, con muchos versos satiricos de Domingo de Azcuénaga (1758-1821), nuestro primer fabulista 6, Los poetas del “Telégrafo mercantil” EI Telégrafo recogié un buen numero de poesias, algunas andnimas. De ese caudal, importa rescatar la oda Al Parana, de Lavardén. La oda “Al Parana”: un manifiesto progresista La oda Al Parand ha sido consagrada como la obra cumbre de Lavar- dén. Fue publicada en el numero inicial del Telégrafo mercantil, el miér. coles 1° de abril de 1801. EI poema, obra del mas renombrado de los ostas portefios, era el plato fuerte de esas paginas augurales del perio- ddismo argentino, nacido al calor de las ideas progresistas y filantrépicas de la época, No es un poema perfecto, si bien posee algunos “rasgos felices”. Va- te, sobre todo, como ejemplo programético de una nueva temética, una tematica americana, al servicio del repertorio ilustrado: culto por la natu- raleza, por los bienes que se derivan de la comercializacién de los pro- ductos de sus tres reinos, por las ciencias que se ocupan de ella: afén didéctico y utilitarismo economicista, incluso literario. En una palabra, fistocracia ’ en verso, La oda AI Parand —vestida con el ropaje de la entonces novedosa ret6rica neoclasica, armada sobre una alegoria que {unde elementos cla- sicistas con notas locales, concebida en el tono grandilocuente de la oda, elaborada para servir a un ideario pragmatico— es, por su forma y por rato crecimiento” de sus aguas, que poe ta finge causado por as amenazas det blo queo inglés. 'Ai Parad esta compuesto en endecasl tos asonantads en los Wersos pares. $e te ta de un romance heroico. ‘Nacié en Buenos Aires, en 1754. Es tuaié en esta capital y, después, en Chuquseca, Fue poet Ico y dramitic. De su cobra lirica, sélo nos quedan la Satiza (1785 y A Paand (180), mas unos po- ‘00s versos. Todo su teatro, Jamentable- mente, se ha perdido, y on su rage «ia Sip. Muri, secre, en 1809, en fe Banda | | Overt ee | | Manuel José.de Lavardé | | Correo eee Manuel José de Laverdénes uno | de los autores que representa de maner® | rs iJ iveratura hispanoamericana de fines del sig XVII [.-b Dastacemes|, [le vriedad que, dene teo de su breve nero, represent Ls toes dvs principales: nasi une od y una tragedia Las tres, por supuesto reapondendo a cénones casita YY con un nivel de crt calidad. Enilo Carla pee Posies de aos puntos de Ames y de Esta sumaron sus vooes de entusiasmo y de alcanca El verbo aebatad de Juan Nicasio Gallego (17771653, neacisico €s- patel, se destaca en el pindico coro con su oda A le defensa de Buenos Aires. Temas en la.poesia de las Invasiones Inglesas ‘ “Tres son los temas cotrales: exalt cin del triunfo y de las acciones Dé cas; elogio del heroa, Santiago de Ut iets, findmente, bus al vine) $o- bre Monie. Dems est dir que en los su fondo, todo un manifesto, optimista y esperanzado, en cl porvenir. Lo s ya en titulo, Al Parand, un slo americano, y 10 €8 en ou asunto, que se inserta en la corriente clentificista imperante y no, como a veces se ha afirmado, en la de la poesia descriptiva, aunque acoja algunas notas aisladas de captacién del paisaje vernaculo. Es, también, un programa estéticoliterario que sefiala un rumbo nuevo a la poesia. El curso de la historia, en pocos alos, se encargaré de torcer esa senda pacifica y naturalista que Lavardén traz6 2 nuestros poetas. La musa, con fas invastones Inglesas, trocosenos en épica y Lavardén, al ‘escuchar los aoentos marciales del Triunfo Argentino en 1807, entregaré el cetro de su liderazgo poético a Vicente L6pez y Planes, futuro autor de la letra del Himno Nacional y maestro indiscutido de la poesta de la jndependen- cia. 7 La alegoria El Parana es presentado por ‘el poeta, tal como era de uso en la estatuaria clasica y academicista, como un dios fluvial cuyo carro de nacar es: arrastrado no por briosos corceles, Sino por verdioros eaimanes nativos. En su retorno triuntal ie después de dejar, en Su mitica uma de oFo, la corona de juncos retorcidos y su banda de silvestres: ‘camalotes, otras notas locales— Lavardén lo imagina con la frente cefiida por alegres lirlos y ‘acompafiado de sus ninfas, argentinas ninfas, adornadas con guirnaldas perfumadas de ‘amaranto, que entonan elevados him nos. Le salen al encuentro, para ‘escoltarlo, sus dioses tributarios, el Paraguay ¥ el Uruguay, en forma de caballos del mar patagénico, con sus colas aladas de hhipocampos. En la parte final, el carro alegorico de! Parand se convierte, 2 ‘modo de cortesano homenaje, en portarretratos de Jos rostros de Carlos 1V y Maria Lui- ‘sa de Parma, los reyes de Espafia, ‘enmarcados entre rojos rubies y diamantes. Estructura y contenido La oda se estructura en cuatro apéstrotes 0 invocaciones y un envio: «En el primero, invita al Parana & descender de su escondida gruta, pasados los peligros que originaron su repliogue (vs. 12%. '* Enel segundo, hace una apelacion para que, en SU retorno, lo acompafien los simbolos de la victoria: coronas, ninfas, guimaldas, himnos vs. 31 a 36). « Enel terceto, apostrofa indirectamente al Paraguay ¥ ‘al Uruguay, sus afluentes, para que !o ‘escolten impetuosos (vs. ‘37 a 44), + Enel cuarto, vuelve ainvocar al Parana para que dé pronto Socorro alos sedien- tos campos y hace el elogio det aspecto econémico ‘del sacro rio. Buenos Aires aguarda ‘impaciente Sus fecundantes aguas para transformar la riqueza debida ‘asus crecientes en bienes ‘del comercio y de la industria, en materia de estudio de las ciencias, en tema: de ia poesia. Esta parte, a mas importante del poema, es también la mas extensa (vs. 45 2 89). «+ Enol envio, ol cantor augura al Parand el justo premio por su ansiado regreso y lo convierte en soporte de la ‘monarquia, anunciandole que llevara sobre sus ‘ondas los retratos de los reyes de Espafa (vs. 0 a 98). Lavardén* es, no cabe duda, la figura sobresaliente del periodo que estudiamos 0, segiin frase acufiada por Juan Marla Gutiérrez, el “condor solitario de nuestro paraso del siglo XVIII". Las Invasiones Inglesas: una explosion métrica ‘Las gloriosas jornadas dela Reconquista (1806) y de ta Defensa (1807) de Buenos Aires desencadenaron una explosion métrioa de proporcio- ee, si bien de relativo meéritoliterario. Los hechos victorasos He exaltar ton en todos los tonos y metros, sin que faltase la musa callejera. En el nutrido cancionero rioplatense de tas Invasiones Inglesas, dis- tinguimos dos vertientes, una culta y otra popular. Los corifeos de la pri roa expresan, en general, dentro de fos cananes ret6ricas del Neo- 199

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