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HOY HABLAREMOS de una de las cosas más preciosas que poseemos. De algo que la naturaleza
nos ha regalado, pero que muchas veces no valoramos como es debido. Muchos le llaman el
primero de los sentidos, quizás por ser el más preciado. Me refiero al sentido de la vista y, por
supuesto, a los órganos que lo constituyen: los ojos. Cierren tan sólo por un minuto los ojos y
traten de hacer algo, entonces comprenderán lo dichosos que son al disfrutar de ese maravilloso
don. Piensen también que hay muchas
personas en el mundo que por una razón u
otra no pueden disfrutar de ello.
Un aspecto que quiero resaltar para que quede en la mente de todos es que la protección ocular
hay que llevarla siempre que estemos en el área de trabajo donde exista peligro para la visión, no
solamente cuando se realiza una operación determinada. Para resaltar la importancia de este
concepto les pondré un ejemplo. Hace algún tiempo tuve la oportunidad de visitar una fábrica que
acaba de implantar un programa de prevención de accidentes y me detuve para observar la
operación de esmerilar. Algunos de los operarios usaban lentes de protección en todo momento,
pero otros no. Algunos operarios cuando estaban esmerilando buscaban las protecciones faciales
y se las colocaban, sin embargo, cuando terminaban la operación se las sacaban sin darse cuenta
de que otro trabajador a su lado seguía realizando la tarea y que había en el ambiente muchas
partículas que eran peligrosas. Creo que lo mismo que vi allí ocurre en muchos trabajos y es que
algunos trabajadores piensan que solamente deben protegerse los ojos mientras realizan algún
trabajo, pero no cuando están cerca. Este es un concepto erróneo ya que el peligro es tan grande
mientras se realiza el trabajo como cuando se está en el área, por lo tanto, es imprescindible que
usemos la protección adecuada en todo momento.
A pesar de que la mayoría de los protectores son verdaderamente cómodos, en algunos casos
pueden resultar un poco incómodos, y quizás por esto nos hayamos quejado alguna vez. No
obstante, debemos pensar que aún más incómodas son esas manchas de las que les hablé
anteriormente.
La pequeña incomodidad que tengamos que soportar con el uso de protectores oculares nunca
será un precio alto que haya que pagar para mantener y proteger nuestros ojos y nuestra
capacidad de ver.
Todo lo que les pido a cada uno de ustedes es que se tomen unos minutos de vez en cuando y
traten de imaginar lo que podría significar una lesión en la vista. ¿Qué valor tienen los ojos para
ustedes? ¿Qué precio le pondrían ustedes, a uno de sus ojos, o a ambos, si alguien se los quisiera
comprar?
Recuerden siempre que los ojos son unos de los órganos más delicados del cuerpo humano ya
que pueden dañarse con mucha facilidad porque la naturaleza no los protegió suficientemente. Lo
más conveniente es cuidarlos y no ponerlos en peligro: los ojos son una posesión inestimable