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Toda persona al nacer trae consigo un cierto instinto de protección a medida que
transcurre el tiempo, la experiencia a demostrado que en muchos individuos este
instinto desaparece gradualmente. Esto se hace notorio en algunas personas a una
edad temprana y en otros a una edad más avanzada. Si el individuo conserva a través
de toda su vida el instinto natural de auto-protección, prácticamente no habría
necesidad de tener programas de protección de accidentes, pero, debido a la
desaparición gradual de ese instinto, ha surgido la necesidad de establecer normas y
principios de seguridad.
A continuación se enumeran algunos de los principios básicos que se deben practicar
para proteger a nuestros semejante y a nosotros mismos.
1) Creer en la seguridad de tal manera que lo motive a invertir parte de su tiempo
en ella.
2) Estar convencido de la felicidad que logrará, y que puede dar a los demás, si
vive de acuerdo a los principios de seguridad.
4) Estar preparado para trabajar con los demás de forma tal que no sea la causa
de lesiones para los que le rodean. Debe prepararse a sí mismo para ayudar a
desarrollar en los trabajadores nuevos una consciencia de seguridad.
5) Tener el deseo de aprovechar cada oportunidad que se le presente para
corregir condiciones inseguras.
7) Tener conocimiento de que la seguridad es una inversión que da buenos
beneficios.
8) Aprender desde muy temprano que la seguridad en el trabajo tiene que estar
en primer lugar.
Mucho se dice respecto a estos temas, pero nada se logrará si uno no se convence de
ello. Lo mismo sucede si se usan dispositivos de seguridad inconscientemente. Es
necesario que la acción sea total, asumir el peligro y usar los dispositivos de seguridad
conscientemente.
El premio de todos esto es lograr mantener nuestro cuerpo intacto hasta el final de
los días que Dios nos ha proporcionado.
Protección para la cabeza