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El reclamo Wichi, un grito que se pierde en la indiferencia

Formosa, 17 de septiembre de 2010

En la mirada de un argentino promedio, un wichi sólo representa el recuerdo de alguna


nota que vimos en un programa de noticias en televisión, o quizá en alguna virtuosa
revista en el kiosko de diarios… Su problemática, su reclamo, su lucha, sus angustias,
sus necesidades y la injusticia diaria que sufren los pueblos originarios, son
desconocidos para la sociedad, que hace la vista gorda, con esta idea de que “ojos que
no ven corazón que no siente”. Pensamos para nosotros mismos lo indignante que debe
ser que te desalojen de tu tierra y que te aparten de las posibilidades de acceder a una
vida digna, pero rápidamente nos olvidamos y seguimos con nuestros asuntos… y no
reflexionamos (ni menos actuamos) mucho más que eso. El Gobierno, paradójicamente,
hace algo parecido…

En una investigación especial de Momento24, Félix Díaz, líder Qom de la Comunidad


Navogoh (La Primavera), en Formosa, asegura que el reclamo por sus tierras,
simbolizado ahora en el corte de la ruta nacional 86, no encontró respuestas, sino
agresiones.

“No tenemos respuesta del Gobierno provincial formoseño. La medida de fuerza tiene
que ver con la expropiación de 2042 hectáreas de tierras en manos del Estado”, cuenta
Díaz.

“Hemos hecho una denuncia al Instituto Nacional contra la Discriminación (INADI) la


Defensoría General de la Nación, el Defensor del Pueblo, el Instituto Nacional de
Asuntos Indígenas, y la Dirección de Pueblos Originarios que dependen del Ministerio
de Medio Ambiente. Hace 5 años que estamos reclamando, y lo más triste, es que
Instituto Nacional de Asuntos Indígenas no tiene la voluntad política para la aplicación
de la ley de emergencia que ya existe, para la regularización de los territorios indígenas
en Formosa, y eso ha complicado mucho nuestro reclamo”.

La intención de la comunidad indígena de vivir en paz y sin condicionamientos se


encuentra ante un perfecto accionar político, que a través de los caciques (únicos
reconocidos por el Estado como persona jurídica para representar al pueblo), manipulan
y desvían el reclamo:

“Los caciques son comprados, les dan el mandato, pero a cambio de un poder político, y
no son elegidos por las comunidades, obtienen el poder por herencia. El gobierno utiliza
esta figura para poder manipular o desviar el reclamo, porque los caciques trabajan para
el gobierno, reciben un sueldo, y eso dificulta muchísimo el reclamo”, explica el líder.

Es increíble escuchar a Felix Díaz hablando de su reclamo, utilizando palabras claras y


simples. Incluso se puede entender como probablemente son palabras que repite desde
hace años, y que no se cansa de repetir.

“Nos hemos cansado de ir y venir, de denunciar y presentar recursos de amparo que han
sido rebotados por ‘improcedentes’, habeas corpus…”, cuenta persistente.
Desde el 25 de julio, la ruta nacional 86 permanece cortada por la comunidad Qom “La
Primavera”, ante el avasallamiento del Gobierno a sus derechos, y luego del conflicto
por las 2042 hectáreas que las autoridades formoseñas le dieron a un señor llamado
Celías, a quienes los wichis ya soportaron por un largo tiempo. Ahora ya no más…

“Nosotros desde siempre tenemos asignadas 5178 hectáreas. Ahí viven mi comunidad
desde siempre. Yo he vivido, mis padres han vivido, familias que somos hermanos. Y
un día aparece una empresa de alambrar la tierra y nos quitan bosque, lagunas, nos
quitan de donde viven nuestros animales, que son nuestra fuente de alimentación”.

Lo que sucedió es que Celías, “cedió” estas tierras (cómo si fueran realmente suyas),
para que la Universidad de Formosa construya un predio de aproximadamente 800
hectáreas.

“Nada sabemos de ese proyecto, nada nos han consultado. Y que una tierra que está en
litigio, que es nuestra por derecho ancestral, se pongan a levantar edificios, es
demasiado”, dijo Díaz, dejando en claro que la donación de Celías luego de haber
“recibido” las tierras por parte del Gobierno, es más que sospechosa.

Durante el corte, el líder indígena denunció haber recibido “muchísimas presiones” por
parte de los policías y la gendarmería nacional, quienes según contaron, incluso llegaron
a quemar dos ranchos de una familia humilde: “Les quemaron todo lo que tenían”,
expresa con lamento.

A su vez, la comunidad se encuentra conmovida por el caso del hermano Anastacio


Queloni, quien desaparición una madrugada y apareció al otro día muerto, y con las
orejas cortadas. ¿Qué dijo la policía? Alegó que había sido atropellado…

Sin embargo y pese a todas las presiones y amenzas en su estadía en la ruta, lo más
preocupante para Díaz es la negación diaria a sus necesidades por parte de las
instituciones, debido al corte:

“Nos niegan la atención en los hospitales vecinos, se nos niega la asistencia médica, y
se nos niega el acceso al agua, todo como consecuencia de la medida de fuerza. No
podemos denunciar en la comisaría, no nos podemos mover, estamos rodeados de
policías…”, denuncia.

Aislados, desamparados, abandonados por un Gobierno que los utiliza para sus fines
políticos y que hace oídos sordos ante las palabras wichis que suplican justicia, y
obtienen sólo agresión cuando se organizan para fortalecer su reclamo.

Agua, salud, vivienda, educación… ese es su reclamo, ni más ni menos. Todas esas
cosas que nosotros consideramos descontadas desde el momento en que nacemos y que
este pueblo, hermano, sufre. Sufre con el alma…

Y ante todo esto, casi como una gigantesca nube que decora el paisaje, su filosofía de
vida, su convicción y su unión ante su causa, que así la cuenta el mismo Díaz:
“La gente tiene el ánimo alto, son concientes, lo toman como algo normal. La
supervivencia es parte de la vida -relata el líder – dormir en el suelo, tomar agua en el
charco, traer comida del campo, es algo natural para nosotros”.

“Yo creo que para la resistencia que estamos haciendo, es fundamental la capacidad de
la gente de compartir lo poco que tiene, la generosidad vuelve a retomar como parte de
nuestra vida, ese es el fuerte…”

“No tenemos horario para comer, ni desayunar, ni almorzar, todo lo que se come es al
día, a veces se come, a veces no se come, pero hay conciencia en el reclamo de la tierra,
porque está ligado a la vida de los indígenas…”

El conflicto por las tierras indígenas, y particularmente éste de la obra de la Universidad


de Formosa en tierras wichis, ha llegado a despertar las razones del Premio Nobel de la
Paz Adólfo Pérez Esquivel, quien al entererse de la problemática, no dudó en enviar una
carta al Gobernador Gildo Insfrán, recordándole que con estas medidas se
incumplimenta las reglamentaciones de la Ley 26.160, que “dispone el relevamiento de
los territorios comunitarios y la detención de los desalojos”, y rogándole que de “un
paso adelante” en el tema de respetar los derechos de los pueblos originarios, que
“ernriquecen el acervo cultural y de la provincia y toda la Nación”.

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