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Sharon Jaynes
www.editorialmundohispano.org
ISBN: 978-0-311-60016-8
EMH Núm. 60016
4 M 4 07
Impreso en Colombia
Printed in Colombia
Contenido
Notas
Reconocimientos
UNO
Las cicatrices nos cuentan una historia
En mis primeros años de vida, fui una niña muy traviesa, ruda y
pendenciera. Me gustaba trepar a los árboles, tirar piedras al agua y
dejar las huellas en el asfalto con mi bicicleta. El patio de mi casa
era la envidia del resto de los chicos en mi vecindario. Por la parte
de atrás pasaba un canal de desagüe que se extendía por seis
cuadras, tenía túneles en las intersecciones y desembocaba en una
fosa mayor que habíamos dado en llamar "la cañada". Esta
"cañada" se encontraba a tres cuadras de mi casa. Del otro lado de
esta desértica tierra de nadie, vivían "los chicos de la cañada". Estos
eran los chicos del complejo habitacional para gente de menores
recursos. En esos tiempos, este complejo habitacional albergaba a
solo familias blancas, subsidiadas por el gobierno. Siempre existía
gran animosidad entre los chicos de "la cañada" y los de mi
vecindario (a los cuales yo pensaba que pertenecía). En una
ocasión, las dos facciones guerreras decidieron ir a la batalla en el
patio de mi casa, con solamente el canal de desagüe entre medio de
ambos bandos. El arma favorita para la batalla no eran ni pistolas ni
cuchillos, sino proyectiles de barro.
—No te puedes afeitar las piernas hasta que cumplas los doce años
—indicó mi madre.
Quizás las cicatrices más dolorosas que poseo son las que no se
pueden ver. Tú sabes a qué me refiero. Todas las tenemos. Son las
cicatrices en nuestro corazón y en nuestra alma. La cicatriz por el
rechazo de un padre que no sabía cómo demostrarnos su amor. Las
cicatrices de crecer en un hogar lleno de alcohol y abusos físicos.
Las cicatrices de la desilusión al perder un hijo. La cicatriz de los
sueños rotos.
DOS
Reconociendo a Jesús a través de nuestras cicatrices
Dicho esto, les mostró las manos y el costado. Al ver al Señor, los
discípulos se alegraron.
JUAN 20:20
Con los ojos de mi mente pude ver la bruma de las primeras horas
de la mañana suspendida sobre el jardín que rodeaba a la tumba
donde yacía el cuerpo de Jesús desde hacía unos tres días. Allí se
encontraba María Magdalena, sumida en dolor y luto por la muerte
de su amado Jesús. Pero luego… María titubea… parpadea, trata
de reenfocar sus ojos… y descubre lo impensable. La masiva piedra
de la entrada a la tumba de Jesús había sido movida.
¿Cómo puede ser esto? María pensó para sí misma. ¿Quién puede
haber robado su cuerpo?
Sin hacer pregunta alguna, Pedro saltó del lugar donde estaba
sentado y salió corriendo. Un Juan mucho más joven y ágil que
Pedro lo siguió detrás, y eventualmente pasó a su amigo más viejo.
Un momento más tarde llegó Pedro. Quedó atónito. —Mira —le dijo
Juan a su amigo que estaba sin aliento—. Allí en esa esquina.
Jesús hizo eco a los ángeles: —Mujer, ¿por qué estás llorando?
María pensó que era el jardinero. En esto no estaba tan fallida.
Por seis meses Dios me despertó cada mañana con las mismas
palabras: No te avergüences de tus heridas.
—¿Qué puedo hacer por usted? —dijo el pastor. —Necesito que ore
por mí—explicó mi padre con lágrimas que le surcaban el curtido
rostro.
¿Qué hizo que mi padre cambiara? Bueno, con toda seguridad fue
el poder del Espíritu Santo que movió a su espíritu muerto a buscar
la vida. Y también creo que debido a que este pastor estuvo
dispuesto a mostrar sus propias cicatrices, un hombre cuyas
abiertas heridas necesitaban cura pudo encontrar la ayuda que
estaba buscando. A menudo me pregunto qué hubiera pasado si el
pastor hubiera sentido vergüenza de su vida pasada y hubiera
guardado los detalles sórdidos de su pasado para sí mismo. Me
animo a decir que posiblemente mi padre no hubiera aceptado a
Cristo en ese día.
—Me puso lodo sobre los ojos, me lavé y ahora veo. No satisfechos
con esta respuesta, llamaron a los padres del hombre y los
interrogaron. Ellos respondieron:
Así que nuevamente volvieron a traer al hombre que era ciego para
seguir cuestionándolo.
—El que hizo esto no puede ser de Dios —dijeron—. Sabemos que
ese hombre es un pecador.
Las historias personales también son más fáciles de relatar que los
principios, y a las personas les gusta oírlas. Captan nuestra atención
y las recordamos por más tiempo. Los no creyentes quizás pierdan
el interés si citas a los teólogos más reconocidos, pero sienten una
curiosidad natural acerca de las experiencias que ellos nunca han
tenido. Compartir historias construye un puente relacional que Jesús
puede cruzar, de tu corazón al de los otros4.
Sí, ahora el hombre ciego tenía una historia que contar. Dios lo
había planeado desde hacía mucho tiempo. Aún antes de que
ocurriera el milagro, los discípulos de Jesús habían preguntado:
—Rabí, para que este hombre haya nacido ciego, ¿quién pecó, él o
sus padres?
Un último beso
"Cuando Porter salió de casa esa mañana para ir a trabajar en la
casa de mi hermana", explicó Micca, "yo no tenía la menor idea de
que nunca más iba a regresar a nuestro hogar. Cuando me dio su
beso de despedida no sabía que ese beso iba a ser el último o que
su hijo recién nacido nunca iba a llegar a conocer a su padre. Luego
de ese día, Porter nunca envejeció como yo había imaginado que
íbamos a envejecer juntos. Al contrario, desde ese día, siempre va a
ser joven en mi corazón y en mi mente".
Los recién casados eran tan pobres como ratones de iglesia, pero
vivían de su amor el uno por el otro y de sus grandes sueños. Sus
noches los encontraban abrazados en el sillón de su pequeño hogar
fantaseando acerca del futuro, poniendo nombres a los hijos que
aún no habían nacido y pensando en cómo iba a ser la casa que
iban a construir. Luego de 18 meses de casados, el amor que se
profesaban se manifestó en un pequeño: un hijo varón. Como en un
cuento de hadas, todos los sueños de Micca se iban haciendo
realidad. Pero luego sucedió algo completamente inesperado dentro
de esta historia de libro de cuentos.
Luego del funeral, Micca se encontró sola, como una madre reciente
y ya viuda a los 21 años. Su atormentado corazón hacía pareja con
el atormentado cuerpo de su esposo. Ambos tenían huellas de
profundas cicatrices, quemados, envueltos en dolor. Aún así, Micca
sabía que Porter estaba en el cielo adorando a Dios, ahora
completamente restaurado. ¿Podría ella ser restaurada? ¿Podría
ella continuar caminando por esta tierra con este doloroso vacío en
su corazón?
Te voy a ser honesta. Este libro tiene que ver con la honestidad y
con ser realistas.Micca estaba enojada. Estaba furiosa contra Dios
por haberse llevado a su esposo, al padre de su hijo, al hijo de su
suegra. Se sentía totalmente abandonada por Dios, por el Dios que
ella había amado desde que era pequeña.
Micca cuenta lo que sucedió esa noche. "Tal como una madre corre
hacia su hijo que está gritando, mi Padre celestial corrió hacia mí.
No lo vi con mis ojos ni lo toqué con mis manos, pero realmente
sentí su consoladora presencia envolviéndome. Todo su ser me
cubrió. Fui a mi Biblia y busqué el Salmo 139. '¿Adónde podría
alejarme de tu espíritu? ¿Adónde podría huir de tu presencia? Si
subiera al cielo, allí estás tú; si tendiera mi lecho en el fondo del
abismo, también estás allí. Si me elevara sobre las alas del alba, o
me estableciera en los extremos del mar, aún allí tu mano me
guiaría, ¡me sostendría tu mano derecha!' (versículos 7 al 10). Yo
sabía que aún en este valle de muerte, Dios había venido a decirme,
'Estoy contigo'. Seguí leyendo a través de mis lágrimas. 'Tus ojos
vieron mi cuerpo en gestación; todo estaba ya escrito en tu libro;
todos mis días se estaban diseñando, aunque no existía uno solo de
ellos' (versículo 16).
TRES
Reflexiones acerca del propósito de nuestras cicatrices
Durante los meses de ese verano pasé por las etapas del luto, una a
una. Admito que estaba enojada con Dios por 'ilusionarme' con el
regalo de este hijo para luego llevárselo. Pero a través de los meses
y años que siguieron Dios me dio muchas lecciones acerca de mí
misma, acerca de su persona y acerca de la confianza en su amor
infalible.
Yo creo que cuando pasamos por una tribulación que nos hiere
profundamente, Dios puede usarla para enseñarnos valiosas
lecciones. Algunas de ellas pueden ser una comprensión más
profunda de quién es él, o de quiénes somos nosotros, y en qué
basamos nuestra fe. Nuestra fe crece en el portaobjetos del
microscopio de las adversidades en el laboratorio de la vida. Una de
las lecciones más valiosas que recibí de todas mis heridas y
cicatrices fue la decisión de dejar de preguntar "¿por qué?" y
comenzar a preguntar "¿y ahora qué?". Pero la lección que continúa
reverberando como un suave trueno es la verdad del infalible amor
de Dios.
—Así dice el SEÑOR: "Elige una de estas tres cosas: tres años de
hambre, o tres meses de persecución y derrota por la espada de tus
enemigos, o tres días en los cuales el SEÑOR castigará con peste
el país, y su ángel causará estragos en todos los rincones de Israel"
(1 Crónicas 21:11, 12).
Desde entonces, todo hombre y mujer han nacido con un espíritu sin
vida. Pero Dios ha hecho provisión a través de su Hijo, Jesucristo.
Por medio de su muerte y resurrección, todos los que creen en
Jesucristo como Señor y Salvador tienen la oportunidad de "nacer
de nuevo". Reciben un nuevo espíritu, una nueva naturaleza y una
nueva identidad. Pero aún así vivimos en un mundo caído.
En resumidas cuentas
Aunque no hay nada de malo con tratar de comprender por qué
ocurren las heridas en nuestra vida, la Biblia nos dice claramente
que no debemos depender o confiar en nuestra propia habilidad
para encontrar respuesta a estas preguntas difíciles… ¿por qué? El
autor de Proverbios nos dice "Confía en el SEÑOR de todo corazón,
y no en tu propia inteligencia" (Proverbios 3:5). No dependas de tu
propio raciocinio para comprender cómo es esta vida.
Pero sí hay una cosa de la que puedo estar segura. "Todas las
sendas del SEÑOR son amor y verdad", ya sea que las
comprendamos o no (Salmo 25:10). "Ahora vemos de manera
indirecta y velada, como en un espejo; pero entonces veremos cara
a cara. Ahora conozco de manera imperfecta, pero entonces
conoceré tal y como soy conocido" (1 Corintios 13:12). Puede que
recién cuando crucemos de lo temporal a lo eterno lleguemos a
comprender los muchos "por qué" en nuestra vida. Hasta ese
momento, debemos confiar en la soberanía de Dios.
La crisis de fe de Wendy
Wendy creció en una familia de militares que viajaba mucho
alrededor del mundo y nunca permanecía en un solo lugar por más
de dos años. Su familia acostumbraba ir a la iglesia, pero tenía
simplemente una religión, no una relación personal con Jesucristo.
Dios era alguien de quien ella había leído en un libro, pero no era un
Padre celestial que ella conociera personalmente. Jesús era un
ícono en la cruz, pero no su Señor personal.
"No quiero decir con esto que estoy contenta de que me hayan
violado", aclaró Wendy. "Pero puedo ver claramente la mano de
Dios en el proceso de sanidad en mi persona. Si esa tragedia no
hubiera ocurrido, yo jamás habría comenzado este camino en mi
vida para descubrir una relación con Dios más profunda e íntima. No
hubiera tenido nunca el valor o la pasión para ministrar a otras
mujeres aconsejando en grupos de ayuda a mujeres que han sufrido
violencia sexual, enseñando en estudios bíblicos y guiando a otras
mujeres en su recorrido hacia el corazón de Dios. Eso es 'el bien' en
Romanos 8:28. Siempre hay algo 'bueno'".
El tesoro escondido
Por tanto ¿qué es lo 'bueno' que mencionabaWendy? Romanos
8:28 es un versículo en la Biblia que ha sido amado y odiado por
muchos que deben pasar por grandes pérdidas personales.
"Sabemos que Dios dispone todas las cosas para el bien de quienes
lo aman" (Romanos 8:28). ¿Qué quiere decir Dios con "todas las
cosas"? Es muy probable que quiera significar todas las cosas: lo
bueno, lo malo y lo feo.
"Señor", oré, "tú sabes lo mucho que amo a los niños y cuánto he
deseado ser madre. Tus caminos son más altos que nuestros
caminos, y sé que tú eres mi Padre celestial que sabe lo que es
mejor para mí. Pero Dios, necesito una pepita de oro en el día de
hoy. Necesito que me muestres que hay un propósito detrás de mi
dolor".
"¿Eres tú, Señor?", pregunté. Pues Dios amó tanto al mundo, que
dio a su Hijo único, para que todo el que cree en él no muera, sino
que tenga vida eterna. Estas palabras me refrescaron como lluvia de
primavera en tierra muy seca, y por primera vez en mi vida,
verdaderamente pude contemplar la altura, la profundidad y la
anchura de estas palabras tan conocidas.
"Escuchen", dijo, "tuve otro sueño, en el que veía que el sol, la luna
y once estrellas me hacían reverencias" (Génesis 37:9). Este sueño
fue la gota que rebasó la medida.
Pero dos años más tarde, la vida tuvo un giro inesperado. El faraón
tuvo un perturbador sueño que no podía interpretar. Su copero,
ahora restaurado en esa posición, se acordó de José y le habló al
rey acerca de su habilidad para interpretar sueños. Entonces, el
faraón mandó llamar a José y le pidió ayuda.
"No soy yo quien puede hacerlo", José contestó al faraón, "sino que
es Dios quien le dará al faraón una respuesta favorable" (Génesis
41:16).
Antes de cumplir los 37 años, José ya tenía dos hijos. Uno llamado
Manasés, que significa "Dios ha hecho que me olvide de todos mis
problemas, y de mi casa paterna" (Génesis 41:51).
¡Qué hermosa imagen! Sí, José había tenido una vida con
dificultades y sufrimiento a manos de los que abusaron de su
persona, lo abandonaron y traicionaron. Pero Dios no quiso que
solamente olvidase su sufrimiento, como el nombre de Manasés
implicaba; el quiso que fuese fructífero en su sufrimiento.
"Yo les recompensaré a ustedes por los años en que todo lo devoró
ese gran ejército de langostas… Ustedes comerán en abundancia,
hasta saciarse, y alabarán el nombre del SEÑOR su Dios que hará
maravillas por ustedes. ¡Nunca más será avergonzado mi pueblo!"
(Joel 2:25, 26).
Jesús me ama
Era el primer aniversario de los atentados terroristas del 11 de
septiembre del 2001. Los escombros de las Torres Gemelas habían
sido retirados y el Pentágono reparado, pero hombres y mujeres a
través de todo el país todavía estaban de luto por las 3000 vidas
perdidas en ese tenebroso día. En mi ciudad natal se construyó un
monumento para recordarlos en una expansión de tierra en la que
un mar de cruces blancas representaba a los hombres y mujeres
que murieron ese día.
Cristo me ama, bien lo sé, su Palabra me hace ver, que los niños
son de aquél, quien es nuestro amigo fiel. Cristo me ama, Cristo me
ama, Cristo me ama, la Biblia dice así.
CUATRO
Redimiendo nuestro dolor al invertir en los demás
Cuando conocí a Susie, era una bulliciosa persona con una figura
pequeña y un corto cabello rubio; la clase de persona de mediana
edad que todas las mujeres más jóvenes en su iglesia deseaban
imitar. Estaba en el grupo de ministerio a las mujeres, cantaba en el
coro, y tenía una relación personal con Cristo. También tenía un
tesoro escondido… su historia muy personal de una vida rota y de
su posterior experiencia de sanidad.
La imagen de la redención
Cuando yo era niña, mi madre solía hacer las compras en el
Supermercado White en la esquina de Tarboro y Pearl. Había otras
despensas alrededor, pero White otorgaba con las compras las
estampillas S&H. Los días de compras, yo vigilaba cómo la cajera
registraba todo lo que mi madre compraba, tirando de una manivela
con cada producto que registraba. Los ojos de mi madre se
iluminaban con cada sonido 'caching' de la máquina, pues eso
significaba más estampillas. Cuando terminaba de registrar el total,
la caja registradora literalmente escupía muchas estampillas, tanto
grandes como pequeñas. Nunca poníamos las estampillas en los
cuadernillos al momento. Mi madre las guardaba en una bolsa y
esperaba a tener suficientes como para trabajar en llenar los
cuadernillos por todo un día.
Por horas, lo único que yo hacía era mojar, pegar, mojar, pegar,
mojar, pegar. Las estampillas más grandes representaban los
dólares gastados y con solamente tres se llenaba una página. Las
pequeñas estampillas representaban los centavos gastados y se
requerían 30 por página. Yo prefería las de un dólar.
Regresa el terrateniente
Había una vez un terrateniente que decidió irse en un largo viaje.
Llamó a sus tres siervos y dividió las responsabilidades, cada uno
de acuerdo a su habilidad. También les dejó una cierta suma de
dinero para administrar. El dinero eran 'talentos'. A un siervo le dio
cinco talentos, a otro le dio dos y a otro le dio un solo talento.
—¿Qué le pasa a ese cachorro? —El veterinario nos dijo que tiene
un problema en la cadera. Siempre va a renguear de esa manera.
—¿Por qué te entrometes, Jesús, Hijo del Dios Altísimo? ¡Te ruego
por Dios que no me atormentes! (Marcos 5:7). —¿Cómo te llamas?
—le preguntó Jesús. —Me llamo Legión, porque somos muchos —
replicó.
La inversión de Tricia
Tricia Goyer enfrentó el embarazo en la adolescencia… dos veces.
Era una cicatriz que iba a llevar por el resto de su vida, pero ¿la iba
a llevar con culpa y vergüenza, o con evidencias de la gracia y el
perdón? ¿Podía Dios tomar algo que, obviamente, estaba fuera de
su voluntad, como lo es la intimidad sexual fuera de la unión
matrimonial, y utilizarlo para bien? Si creemos lo que dice Romanos
8:28, entonces la respuesta es sí. Tomemos un momento para dejar
que Tricia nos cuente su historia…
"Esta vez, sabía que la decisión correcta sería tener al bebé. Pero
¿qué iba a pasar con mi vida? En una semana era una bastonera y
estudiante en el cuadro de honor. En la siguiente semana no era
ninguna de las dos cosas. La vergüenza de mi creciente vientre me
hizo dejar la escuela, dejar las actividades extracurriculares y mi
vida social por completo. Me pasaba los días durmiendo hasta el
mediodía, haciendo mis deberes para recibir crédito por mis clases,
y mirando las telenovelas.
"Un día, en la iglesia, una joven anunció una nueva clase de estudio
bíblico. Ella dijo: 'Tuve un aborto a los diecinueve años. Sé que he
sido restaurada emocional y espiritualmente, y quiero ofrecer la
misma esperanza a otras personas'.
Dios continúa abriendo puertas para que Tricia invierta sus propias
cicatrices en los demás. Comenzó un grupo para madres
adolescentes de preescolares en la comunidad, y es autora de un
libro para madres adolescentes titulado Life Interrupted: The Scoop
on Being a Young Mom (Vida interrumpida: la experiencia de ser una
madre muy joven).
Jesús sabía que Pedro lo iba a negar, y aún así, antes de que
cayese en desgracia, Jesús lo estaba apuntalando. Sí, Pedro estaba
absolutamente destrozado por su debilidad en haber negado a
Jesús tres veces. Pero luego, el rayo de amor de Dios le recordó las
palabras de Jesús: "Y tú, cuando te hayas vuelto a mí, fortalece a
tus hermanos" (Lucas 22:32).
Unos días más tarde sonó el teléfono. —Hola, ¿estoy hablando con
Katie Signaigo? —Sí, soy yo. —¡Hola, Katie! Te estoy llamando del
programa de Oprah Winfrey. Recibimos tu carta y deseamos tenerte
como una invitada especial para un programa —continuó la mujer.
CINCO
Reemplazando las heridas con cicatrices
"Mi padre nos dijo que los primeros cuatro hijos habían sido
planeados", continuó. "Pero el resto de nosotros habían sido
accidentes. Yo fui uno de esos accidentes".
"Todos los hijos nos bañábamos juntos, y recuerdo que uno de mis
hermanos me tocaba en lugares inapropiados. Varios años más
tarde, recuerdo haberle hecho lo mismo a uno de mis vecinos".
"Yo escucho que usted dice que 'hay que dejar atrás el pasado'",
continuó, "y que 'Dios nos perdona cuando se lo pedimos'. Sé que la
Biblia dice que 'somos una nueva creación en Cristo, que lo viejo se
ha ido, que lo nuevo ha llegado', pero no me puedo perdonar a mí
misma por lo que he hecho y no puedo perdonar a mi padre por
hacer que yo sea de esta manera. ¡Me es muy difícil dejar ir el
pasado!".
Olvidando lo pasado
Hay muchas cosas de mi niñez que no recuerdo. Tengo una vaga
memoria de dos o tres incidentes ocurridos entre mi nacimiento y
mis seis años. Tengo pocos recuerdos de cuando tenía siete años, y
es realmente a los ocho años cuando mis recuerdos comienzan a
aparecer nítidamente en mi pantalla. Las pocas memorias que tengo
de esos primeros años no son agradables. Recuerdo a mi padre
pegándole a mi madre, arrojando objetos por la casa, y sus
discusiones violentas. Recuerdo momentos tensos en las horas de
las comidas, horribles fiestas familiares, y solitarios eventos en la
escuela en los que mis padres brillaban por su ausencia. Recuerdo
que me escondía en un armario oscuro o me iba al techo de la casa
y en esos lugares dejaba que mi imaginación volara hacia un lugar
donde era amada y apreciada; pero los traumas de la niñez tienen
una manera de ensombrecer todos los días soleados que pudieron
existir. Claro que también había momentos felices. Recuerdo ver a
mi madre cocinando ricos platos sureños; el pollo con buñuelitos era
mi plato favorito. Recuerdo los veranos en casa de mi abuela y el
sentimiento de que para ella era la nieta favorita (creo que hacía que
todos sus nietos sintieran que eran especiales). También recuerdo
las vacaciones en la playa donde comenzó mi amor por la costa y el
mar. Sí, hubo momentos felices.
Son esas emociones las que a veces nos impiden sanar. Como
seres humanos, tendemos a recordar lo que deberíamos olvidar y
tendemos a olvidar lo que deberíamos recordar. Dios, por el otro
lado, olvida lo que promete olvidar y recuerda lo que ha prometido
recordar. Dios dijo: "Y nunca más me acordaré de sus pecados y
maldades" (Hebreos 10:17).
¡Pero es tan difícil!, es muy posible que digas. Amiga, Dios nunca
nos dice que hagamos algo para lo cual no nos dé el poder. Por lo
tanto, nos ha instruido a que perdonemos…y ha de darnos el poder
para hacerlo. Él nos instruye que dejemos atrás el pasado…y nos va
a dar el poder para hacerlo. Él nos ha instruido a que nos quitemos
el viejo yo…y nos dará el poder para hacerlo. Pablo dijo: "Todo lo
puedo en Cristo que me fortalece" (Filipenses 4:13). "Todo" significa
todas las cosas que Dios nos llama a hacer.
Isaías escribió: "Cuando un agricultor ara para sembrar, ¿lo hace sin
descanso? ¿Se pasa todos los días rompiendo y rastrillando su
terreno? Después de que ha emparejado la superficie, ¿no siembra
eneldo y esparce comino? ¿No siembra trigo en hileras, cebada en
el lugar debido, y centeno en las orillas?" (Isaías 28:24, 25).
Luego de cierto tiempo, la gente abrió grande los ojos al ver cómo
un quinto hombre descendía a través del agujero en una camilla y
era colocado a los pies de Jesús. Jesús miró al hombre paralítico
que yacía en la camilla frente a él y simplemente dijo: —Hijo, tus
pecados quedan perdonados (Marcos 2:5).
Pero espera, ¿era eso lo que el hombre quería? ¿Era eso lo que sus
amigos tenían en mente? Oh, amiga mía, a veces es nuestro
pecado lo que nos paraliza. Una de las tácticas de Satanás que
causa más daños es paralizarnos con nuestras propias emociones.
Él quiere cubrirnos con la vergüenza, apesadumbrarnos con la
sensación de culpa, y paralizar nuestro progreso hacia la cruz. ¡Pero
Jesús vino a darnos libertad! ¡Jesús nos dice que nos levantemos y
caminemos!
Hay otro aspecto de esta historia que hace cantar a mi corazón. Los
amigos de este hombre lo amaban tanto como para llevarlo hasta
Jesús. A veces no tenemos la suficiente energía como para llegar al
Gran Médico por nuestra cuenta. Cuánta bendición es contar con
amigos que cargan nuestra camilla hasta el Salvador, arriesgan el
enojo de los demás, y no tienen miedo de ensuciarse en el proceso.
La cura es un proceso
La cura es un proceso. No sabemos mucho acerca de lo que
sucedió luego de que los dos hombres inválidos fueron sanados,
pero me imagino que tuvieron que aprender a pararse sobre sus
propias piernas; literal y figurativamente.
Pero para nosotras las que hemos unido nuestra vida con
Jesucristo, hay otra sexta etapa:
• Resurrección
Viviendo en libertad
Cuando estaba en el grado 12, tuvimos que presentar un trabajo de
investigación. Por alguna extraña razón yo hice mi investigación
sobre "El índice de reincidencia de los prisioneros en las cárceles".
Ya sé, ya sé. ¿Por qué? Te aseguro que no puedo recordar la razón
que tuve para elegir este tema. Pero pude aprender varios datos
interesantes acerca de cuán a menudo los que estaban en prisión
cumpliendo su condena iban a regresar a prisión luego de ser
puestos en libertad.
Así es como, a los seis años, Mary sentía que su vida estaba
terminada. Se veía a sí misma como una pequeña sucia, viviendo
algo horrible… se sentía sin valor, perdida, y sola. Aprendió a mentir
y se puso una máscara para ocultar su dolor. Hablaba y caminaba y
dormía, pero muchas veces pretendía ser otra persona. Mary se
convirtió en una persona dolorosamente tímida e introvertida, nunca
permitiendo a otros ver más allá de la fachada.
"Cada vez que veía una niña bonita, deseaba ser ella, "explicaba
Mary. "Cada vez que la maestra mostraba su orgullo por algún otro
niño, yo trataba de imitar lo que ese niño hacía. Trabajé muy duro
siempre para agradar a los demás, pero no parecía hacer ninguna
diferencia. Fantaseaba acerca de alguien que llegase a mi vida y me
llevase a su casa para ser su hija. Añoraba desesperadamente que
alguien me amase y se mostrase feliz de tenerme como hija propia.
Necesitaba amor, pero no podía encontrar a nadie que me lo diese.
Al tratar de buscar la aprobación de los demás, estaba jugando un
juego que yo sabía que nunca iba a ganar".
Durante este trayecto, surgieron destellos de otra vida. Una vez una
vecina tuvo compasión de Mary y le trajo galletitas. Una asistente
social que descubrió que ella quedaba sola por muchas horas, la
llevaba consigo cuando hacía visitas hogareñas y le daba lápices de
colores y cuadernillos para colorear. Una pareja que la vio un día
muy mal vestida, tocando la campanilla del Ejército de Salvación en
Navidad, le regaló un hermoso sweater azul. Una maestra, la señora
Foster, mostró un interés especial en ella y la seleccionó para que
tomase parte en la comedia para la escuela.
Samuel llegó a Belén y pidió a Isaí que trajese a todos sus hijos
para inspeccionarlos. Isaí trajo a cada uno de sus siete hijos, uno a
uno. Mientras Samuel, en oración, se fijaba en cada uno de los
jóvenes, Dios dijo: "No, no es ese… No, no es ese otro… No,
tampoco ese otro". Siete veces Dios rechazó a los hijos de Isaí.
Finalmente, exasperado y totalmente confundido, Samuel le
preguntó a Isaí: "¿Son estos todos tus hijos?" (1 Samuel 16:11).
—¡Oh, sí, tengo uno más! —dijo Isaí—. Casi me olvidaba de él. El
pequeño David está cuidando del rebaño. Voy a mandarlo llamar.
David era tan insignificante hasta para su propio padre que cuando
el profeta pidió una audiencia con todos los hijos, el padre ni
siquiera pensó en invitarlo. Sin embargo, ese fue el joven elegido
por Dios para ser el gobernante de su pueblo elegido. ¡Qué
emocionante!
Abuso sexual
Aparte de ser abusada verbalmente y de sentirse abandonada, Mary
también sufrió el abuso sexual por parte de un amigo de la familia.
El abuso sexual es una horrible invasión del corazón y alma de un
niño, debido a que la misma persona o grupo de personas a los que
un niño debería recurrir por protección, es el ser del que debería ser
protegido.
La restauración de Mary
¿Podía Dios sanar la vida de Mary? ¿Rota en tantos pedazos?
¿Puede restaurar tu corazón? ¡Absolutamente! Un día, cuando Mary
tenía unos 12 años, llegaron a su puerta dos mujeres que le
comentaron que a unas pocas cuadras de su casa se había
establecido una nueva iglesia. La invitaron a la Escuela Dominical y
le dijeron que Jesús la amaba. "Yo estaba segura de que estaban
equivocadas", dijo Mary. "Nadie me amaba. Yo no era digna de ser
amada".
Pero ¿qué tiene que ver todo esto con perdonar a la persona que
nos ha herido tanto? Mucho. Dice la Biblia: "Así como el Señor los
perdonó, perdonen también ustedes" (Colosenses 3:13).
Perdonar no es
Perdonar es
Por casi 40 años, Margarita vivió con las heridas provocadas por el
abuso verbal que casi destruyeron su vida. Desde el primer día en
que comenzó la escuela, ella y su maestra —la señora Garner— no
se llevaron bien. La señora Garner era dura, amarga y cruel, y no
toleraba la infantil idiosincrasia de Margarita. Por años la tensión
entre ambas fue en aumento.
Un nombre más
Volvamos a Margarita por un momento. Luego de décadas de
depresión y ansiedad, finalmente buscó la ayuda de un psicólogo.
Dos años largos de terapia semanal la ayudaron a distanciarse
finalmente de su pasado. Fue un camino largo y muy difícil, pero
pudo sonreír a su consejero (¡cuánto tiempo hacía que no sonreía!)
mientras hablaba de sentirse lista para moverse a otra etapa en su
vida.
Has sido elegida. Eres realmente amada. Eres santa. Eres hermosa.
Eres pura. Tú eres mi novia. Tengo tu nombre grabado en la palma
de mi mano.
SIETE
Recibiendo la gracia y el perdón
"¡No puedo creer que yo haya hecho esto! ¡Tuve tres abortos y yo
amo a los niños! ¿Cómo pude haber matado a mis hijos?".
Perdonando a Karl
La vida de Trish Campbell rebosaba de promesas. Era el viernes 27
de junio del 2003. Su hijo, Wayne, estaba de visita ya que estudiaba
en laAcademiaMilitar Camden en Carolina del Sur. El cadete de 16
años había recibido su licencia de conductor hacía poco y le habían
regalado un auto nuevo. En cuatro días, Trish iba a casarse con
Teddy e iban a pasar la luna de miel en un crucero en Alaska. La
vida era buena.
Lo que Trish no sabía era que los dos muchachos tenían un secreto.
Karl, que tenía diecinueve años, había planeado una fiesta. Debido
a que no tenía suficiente edad para hacerlo él, Karl había
convencido a otro joven de 21 años de que comprara un barril de
cerveza para ellos. El barril estaba escondido en el jardín de un
hotel cerca de la casa de Karl.
Más allá de una multa por exceso de velocidad, este joven nunca
había estado en problemas. Era un buen estudiante y se había
graduado segundo en su clase en Camden. Era presidente de una
de las sociedades honorarias y del club de bellas artes, estaba en el
comité directivo del Club Key para Carolina del Norte y del Sur, era
capitán del equipo de fútbol y del equipo de lucha cuerpo a cuerpo, y
en su último año en la escuela militar fue comandante de una
compañía estando a cargo de 65 cadetes. Pero el 28 de junio de
2003, Karl tomó algunas decisiones equivocadas.
—Karl, tengo que sentarme en el otro lado, pero estoy orando por ti.
Tú sigue orando, también.
"Juez", diría Jesús. "Amo a esta mujer como si fuera mi propia hija…
en verdad es mía. Y sé que va a tener que sufrir consecuencias aquí
en la tierra por las muy malas elecciones que ha hecho, pero no
deseo que vaya a la cárcel. Pido para ella que extiendas tu mano de
misericordia y gracia, que puedas conmutar su sentencia y darle la
libertad".
Quebrantamiento y arrepentimiento
A través de toda la Biblia vemos ejemplos increíbles de la gracia de
Dios y su perdón extendido a seres humanos débiles como tú y yo.
El rey David fue uno de ellos.
Aquí está la verdad. No hay nada que podamos hacer para ganar el
perdón de Dios. Nada. Pues no tiene que ver con nosotras. Tiene
que ver con Dios. Solamente cuando nosotras "aceptamos el hecho
de que somos impotentes y estamos sin ayuda, cuando
reconocemos nuestra pobreza a las puertas de la misericordia de
Dios, es entonces que Dios puede hacer algo hermoso de
nosotras"4.
Hay una culpa sana y una culpa enfermiza. En The Ragamuffin
Gospel (El Evangelio de los harapientos), Brennan Manning explica
la diferencia:
Orgullo y autorectitud
—¿Qué has hecho? —Es todo culpa tuya —protestó Saúl—. Como
vi que no llegabas, los hombres empezaron a inquietarse y a
desbandarse como moscas. ¡Yo tenía que hacer algo! ¡Por eso
ofrecí el holocausto yo mismo!
¿Aprendió su lección? Oh, no. Unos capítulos más tarde vemos que
desobedeció a Dios una vez más. Dios le indicó que fuera a la
batalla contra los amalecitas y que destruyera todo ser viviente, no
guardando nada de botín para sí. Pero, durante el ataque, Saúl le
perdonó la vida al rey de Amalec y se quedó con las mejores ovejas,
el ganado y otras cosas que vio que eran buenas.
Gracia y perdón
Pareciera que el pecado de David fue mucho más evidente que el
pecado de Saúl. Pero Dios le quitó el trono a Saúl, mientras que
perdonó completamente a David. ¿Cuál era la diferencia? David
estaba arrepentido, quebrantado y lleno de remordimientos por lo
hecho. Saúl fue arrogante, contencioso y orgulloso.
C. S. Lewis observó:
La luz de Saúl se apagó. La luz de David brilló más que antes. Antes
de ir a la cruz, Jesús sirvió a sus discípulos la última cena que
comerían juntos.
"La más íntima comunión con Dios viene, creo yo, a través del
sacramento de las lágrimas. Tal como las uvas son trituradas para
hacer el vino y el grano es triturado para hacer el pan, también los
elementos de este sacramento vienen de las experiencias
aplastantes de la vida"7.
Pago completo
Cuando le pedimos perdón a Dios por nuestros errores y nuestras
fallas del pasado, él lo hace. La Biblia promete: "Si confesamos
nuestros pecados, Dios, que es fiel y justo, nos los perdonará y nos
limpiará de toda maldad" (1 Juan 1:9). Confesamos nuestros
pecados, recibimos perdón y creemos que está terminado. En el
capítulo anterior consideramos la palabra griega para perdón,
aphieme. Mientras que significa "liberar", también significa "cancelar
una deuda, la remisión del castigo por una conducta pecaminosa"8.
Segundas oportunidades
Quizás una de las historias de gracia y perdón más memorables y
reconfortantes está registrada en Lucas 15. Es la que hemos llegado
a conocer como "la historia del hijo pródigo". Este joven demandó
que se le diera su parte de la herencia mientras su padre todavía
estaba vivo; se gastó todo en una vida licenciosa, y se encontró
posteriormente sucio, destituido y desesperado. Por todo lo
desagradable que los cerdos son para los judíos, este joven tuvo
que tomar un trabajo cuidando de cerdos para poder comer y así
poder sobrevivir. Pero luego tuvo una epifanía.
Oh, amiga mía, Dios tiene muchos planes para que nosotras
hagamos y seamos, pero si estamos funcionando bajo un sentido
falso en cuanto a quiénes somos realmente, puede que nos veamos
paralizadas por sentimientos de culpa y de vergüenza.
OCHO
Renunciando a la nube de la vergüenza
La mesa era terriblemente fría, lo mismo que las manos del médico
que trabajaban con rapidez para extraer la pequeña vida cuyo
corazón recientemente había comenzado a latir. Todo me daba
vueltas en la habitación, y la vergüenza de lo que estaba
permitiendo que hicieran a mi bebé amenazaba con asfixiarme
también a mí. Si bien no había sonidos, ni ruego verbal, yo podía
escuchar una voz muy pequeña llamándome desesperadamente.
¿Qué era lo que decía? No, por favor no. Por favor, no. No, por
favor. Pero ya era demasiado tarde. La voz no estaba más, lo mismo
que el pequeño cuerpo. La misma culpa, la depresión, y el total
sentido de desolación me siguieron al dejar esa habitación. ¿Cómo
podía hacer algo tan egoísta y malvado?, pensé. ¿Qué clase de ser
humano soy? Me quería morir.
—Ginger
Luego Sam tomó entre sus manos las manos de Ginger mientras
oraba por ella. Aunque la herida estaba abierta y sangrando, ya se
vislumbraba el comienzo de la cura para Ginger.
El origen de la vergüenza
"Dios, en el principio creó los cielos y la tierra" (Génesis 1:1). Mi
corazón se acelera asombrado, no importa la cantidad de veces que
escuche estas palabras. El solo pensar que antes de que Dios
hablara para dar vida al mundo, había…nada. Pero luego Dios dijo:
"¡Que exista la luz!" (versículo 3), y así sucedió. En los siguientes
seis días, Dios hizo los cielos, unió las aguas para formar los
océanos, y sopló una brisa fresca para secar la tierra. Habló, y
comenzó a crecer en la tierra todo tipo de vegetación, apareció el
sol en el firmamento durante el día, y la luna y las estrellas
alumbraron la noche. Dios hizo que rebosaran los mares con
criaturas vivientes, los cielos con seres alados y la tierra con todo
tipo de animales que caminan y se arrastran.
En el sexto día, Dios decidió hacer una criatura como ninguna otra
que hasta ese momento había creado: alguien a su propia imagen.
Así que, en vez de darle vida como lo había hecho con toda su
creación anterior, Dios se inclinó y juntó un poco del polvo de la
tierra. Y con ese polvo, los dedos de Dios dieron forma y moldearon
al hombre.
Al final de cada día, Dios miraba lo que había hecho y decía: "Esto
es bueno". La única ocasión en que dijo: "Esto no es bueno", fue
cuando comentó: "No es bueno que el hombre esté solo" (Génesis
2:18).
Adán y Eva tenían un dominio total sobre todo el jardín, con una
restricción: "Puedes comer de todos los árboles del jardín, pero del
árbol del conocimiento del bien y del mal no deberás comer. El día
que de él comas, ciertamente morirás" (Génesis 2:16, 17).
—¿Es verdad que Dios les dijo que no comieran de ningún árbol del
jardín? (Génesis 3:1). 138 Tus cicatrices son hermosas para Dios
Renunciando a la nube de la vergüenza 139 Segundo, contradijo a
Dios: —¡No es cierto, no van a morir! (versículo 4). Tercero, hizo que
Eva dudara de la justicia de Dios:
—Dios sabe muy bien que, cuando coman de ese árbol, se les
abrirán los ojos y llegarán a ser como Dios, conocedores del bien y
del mal (Génesis 3:5).
— ¿Dónde estás?
Señales de vergüenza
Antes de empezar a bailar y cantar de alegría por lo que hizo Jesús
por nosotras, miremos al jardín del Edén por un instante para notar
las características de la vergüenza. Desde el primer momento en
que la vergüenza entró en el mundo hasta ahora es similar, se la
siente igual, y tiene el mismo efecto sobre la humanidad.
La llave secreta
Cuando era adolescente, la escuela secundaria donde asistía
estaba a unos pocos kilómetros de mi casa. El tiempo libre para el
almuerzo era un poco menos de una hora, pero a mí me gustaba
manejar hasta casa y tener un momento de descanso de toda la
actividad en los atestados pasillos de mi escuela.
—No sé. Déjame ver. No tuve que ir muy lejos para ver que faltaban
otros elementos de la casa. Cuando regresé al teléfono para
informarle, mi madre dijo:
En el libro Who Holds the Key to Your Heart? (¿Quién tiene la llave
de tu corazón?) Lysa TerKeurst nos ofrece esta seguridad:
Perdónate a ti misma
Audrey era una mujer que había cometido adulterio. Dios había
restaurado milagrosamente su matrimonio, y la había cubierto con
su gracia y perdón. Su esposo, sus hijos y sus padres también la
perdonaron, pero dos años más tarde, en una reunión de oración,
ella se dio cuenta de que nunca se había perdonado a sí misma.
Ella recuerda que una vez, luego de una cena del Día de los
Enamorados, un muy buen amigo oró por ella.
Recordando el dolor
Aunque debemos aceptar el perdón de Dios y debemos
perdonarnos a nosotras mismas, nunca olvidamos realmente
nuestro pecado. Honestamente, me alegra que así sea. Si yo
olvidase mis pecados y el dolor que llevan aparejados, es muy
seguro que volvería a cometer los mismos errores. Dios quita la
vergüenza y el castigo, pero la memoria nos ayuda a que elijamos
no volver a recorrer ese camino otra vez.
Dios tiene un plan para tu vida: "Porque yo sé muy bien los planes
que tengo para ustedes —afirma el Señor—, planes de bienestar y
no de calamidad, a fin de darles un futuro y una esperanza"
(Jeremías 29:11). Satanás también tiene un plan: Viene a "robar,
matar y destruir" (Juan 10:10). Increíblemente, todo se sintetiza en
una pregunta: ¿A quién le vamos a creer? ¿La verdad de Dios, que
dice que somos perdonadas y hechas nuevas, o las mentiras de
Satanás, que dice que estamos condenadas y ni siquiera valemos el
polvo del que estamos hechas? Yo prefiero elegir a Dios. Espero
que tú lo hagas también.
NUEVE
Quitándonos la máscara y siendo sinceras
¿Qué es lo que hay en una iglesia que hace que nos pongamos
máscaras para cubrir lo que realmente está pasando dentro
nuestro? Olvídate de las hojas de higuera. Ahora hemos progresado
a las ropas de diseñadores, autos resplandecientes, y rostros
sonrientes para asistir a ese baile de disfraces que llamamos
"iglesia".
—Pues dígamelo usted. —Bueno, ella debe ser una mujer devota a
Dios —comenzó—. Una mujer que sea una ayuda idónea.
Somos un lío
Al menos una vez cada domingo, el pastor Tom Henry decía lo
siguiente durante el sermón: "¡Estoy hecho un lío!". Tom es uno de
los pastores más transparentes que conozco. A él no le preocupaba
que nosotros supiéramos que tenía dificultades en su matrimonio, o
con sus hijos, o con los ancianos de la iglesia. Tom no tenía
vergüenza de mostrar sus cicatrices, y nos alentaba a que nosotros
tampoco la tuviésemos.
"En realidad nunca tuve infancia. Parecía que nací para aprender a
arreglármelas. Pero pude asistir a un programa para adolescentes
en laAsociación Cristiana de Jóvenes y las Niñas Exploradoras. Fue
allí que pude vislumbrar cómo funcionaban las familias 'normales'.
"De alguna manera me di cuenta de que era inteligente. Me gradué
siendo la número 42 en una escuela secundaria de unos setecientos
alumnos y decidí que iba a continuar estudios universitarios. Era la
década de los sesenta, cuando todo el mundo parecía estar loco… y
yo no fui ninguna excepción. Mi hermano, que había ingresado en la
Marina, nos introdujo a la mariguana. Me convertí en una 'hippie',
me unía a todo tipo de marchas de protesta que se cruzaran por mi
camino, y mi compañera de habitación era una bruja. Ella tenía
poderes, podía predecir el futuro y echar embrujos. Así que en
nuestra habitación pasaban cosas raras. Ella me enseñó a tirar las
cartas de tarot".
(Debo hacer una pausa aquí. Quiero que te imagines que eres una
mosca en la pared cuando esta esposa de nuestro nuevo pastor nos
contaba esta historia. Ahí estaban todas las mujeres de la iglesia,
distendidas luego de una linda cena, para escuchar una versión
dulce y aséptica de "Cristo me ama". En vez de ello, estaban
espantadas con tanta transparencia y honestidad. Me hubiera
gustado que estuvieras ahí. Voy a continuar).
"Tomó seis largos años para que nuestro divorcio finalizara. Como
se pueden imaginar, no quería saber nada con hombres o una
relación romántica. Jesús era suficiente.
"Me dediqué por completo al trabajo. Varios años más tarde, fui a
una cena-reunión donde el pastor John Sittema compartió su
testimonio. Nos contó cómo él y su esposa habían tenido cáncer, y
cómo mientras él recibía quimioterapia en una habitación, su esposa
de 25 años moría en el otro cuarto. Y aún así, él confiaba en Dios.
Fue muy sincero conmigo. John habló de su enojo con Dios, del
dolor por su pérdida, y del cansancio en su alma. Yo quise poder
conocer mejor a este hombre... no para casarme con él...
simplemente para conocerlo.
"Bueno, un año y medio más tarde, nos casamos. Y aquí estoy. "No
sé si esto es lo que esperaban escuchar esta noche, pero es la
verdad. Esta soy yo, y estoy feliz de estar aquí".
Iba a parar allí, pero sigamos leyendo: "Por esto, ya que por la
misericordia de Dios tenemos este ministerio, no nos desanimamos.
Más bien, hemos renunciado a todo lo vergonzoso que se hace a
escondidas; no actuamos con engaño ni torcemos la palabra de
Dios. Al contrario, mediante la clara exposición de la verdad, nos
recomendamos a toda conciencia humana en la presencia de Dios"
(2 Corintios 4:1, 2).
No tenemos vergüenza de nuestras cicatrices ni de aquellas cosas
que en un tiempo mantuvimos en secreto. ¡No! Hablamos la verdad
llanamente y mostramos la misericordia de Dios trabajando dentro
de nosotras.
La mujer de peluche
Muchas de nosotras hemos leído o escuchado el cuento clásico
para niños llamado El conejo de peluche. Quizás lo hayas
escuchado por primera vez estando en los brazos de tu madre o,
como en mi caso, de adulta con un hijo acurrucado en mis brazos.
El conejo de peluche es un tesoro que yo descubrí siendo madre, no
en mi infancia. Como en muchos libros de literatura infantil, el
mensaje encierra una verdad profunda que impacta más a los
adultos que a los niños.
—Real no tiene que ver con cómo estás hecho —dijo el caballo de
peluche—, sino que es algo que te pasa. Cuando un niño te ama por
un largo, largo tiempo, no solamente para jugar contigo, pero
REALMENTE te ama, entonces te conviertes en real. —¿Duele? —
preguntó el conejo. —A veces —dijo el caballito, pues siempre era
muy sincero—. Cuando eres real no te importa que te duela. —
¿Sucede todo al mismo tiempo, como cuando te dan cuerda? —
preguntó— ¿o sucede poco a poco?
Sí, a veces es doloroso ser real. Se necesita coraje. Pero hasta que
lo hacemos, vamos a encontrar que existimos sentadas en un
estante, y esto es un pobre reflejo de la libertad y el baile jubiloso
que Dios había planeado para la vida.
Jacob se vuelve sincero
Jacob; este sí que era un tipo que no sabía cómo ser sincero. Era el
hijo de Isaac y el hermano mellizo de Esaú. Al nacer, si bien no era
el primer hijo, Dios había vaticinado que el hermano mayor (Esaú)
iba a servir al menor (Jacob). Era el favorito de su madre, y ella
quiso asegurarse de que Jacob recibiese la bendición destinada
para el primogénito. En vez de confiar en Dios para que hiciese lo
que Dios dijo que iba a hacer, ella decidió que iba a ayudar un poco
a Dios. Así que vistió a Jacob como su velludo hermano Esaú y
engañó a su esposo casi ciego para que diese a Jacob la bendición
que estaba destinada a Esaú. Cuando el hijo menor de Isaac se
acercó al lecho de muerte de su padre, Isaac le preguntó a Jacob:
Una vez que Jacob decidió ser sincero y dejar de tratar de ser otra
persona, Dios le dio de su poder y le puso otro nombre. Ya no era
más Jacob, "el engañador", sino que ahora era Israel, "Príncipe con
Dios". Oh, sí, debió caminar con una renguera por el resto de su
vida.Aveces ese es el resultado de ser sincero. Pero esa renguera
era un recordatorio para Jacob de que el que estaba en control era
Dios. Era su cicatriz.
"Me alegra mucho que todas ustedes estén aquí", dijo Julie.
"Estamos aquí para estudiar la Biblia y conocernos mejor unas a
otras. Algunas de nosotras nos conocemos desde hace un tiempo,
pero otras aquí se conocen muy poco, excepto por el nombre. Así
que en los próximos momentos, vamos a ir alrededor del círculo y
vamos a contar a las demás cuánto tiempo llevamos en la iglesia y
algo de nuestra familia".
Tirando la máscara
Cuando Steve y yo perdimos a nuestro segundo hijo, yo estaba
devastada. Ojalá pudiera decir que mantuve mi frente en alto, me
aferré a la certeza de la soberanía de Dios y recité "Todas las cosas
trabajan para bien" a todos los que se me acercaron para decirme
cuánto lamentaban mi dolor. Pero no fue así. Yo estaba enojada con
Dios. Estaba desilusionada con él. Me fui a la cama, me cubrí la
cabeza con las sábanas y le dije a Dios que iba a ponerme
nuevamente en contacto con él quizás en algunos meses... o años.
Duele tener que decirte esto, pero es la verdad. Aquí van las buenas
noticias. Por unos tres meses yo lloré por la pérdida de esa nena y
no le hablé a Dios. ¿Pero sabes dónde estaba él todo este tiempo?
Justo a mi lado.
Dios nos creó para estar desnudos y sin sentir vergüenza. Las hojas
de higuera y las máscaras son idea del hombre. Él sabe todo lo que
hay que saber; hasta lo que nosotras no sabemos.
Uno de mis amigos fue a visitar a su familia, y se estaba cambiando
de ropa en su cuarto de la infancia. El ama de llaves, quien había
estado con ellos por más de 30 años, entró sin anunciarse y
encontró a Andrés con los pantalones bajos. Avergonzado, se apuró
a cubrirse rápidamente.
DIEZ
Resistiendo el miedo al rechazo
—Creo que no entiendes —dijo ella entre las lágrimas que ahora le
surcaban el rostro—. He hecho amigas aquí. No quiero que sepan
mi historia. ¡No quiero que nadie sepa mi historia!
—No estoy tan segura de eso —dijo Patty. Luego, por los próximos
30 minutos, Dios me dio el privilegio de sentarme junto a una de sus
preciosas hijas para escuchar cómo había redimido su vida del
abismo. Patty era un milagro que vivía, respiraba y caminaba; y
nadie lo sabía.
"Cuándo era niña, lo único que yo deseaba era crecer para llegar a
ser esposa y madre. Mi padre era un predicador y me criaron en un
ambiente muy estricto. No había televisión, ni radio, ni podíamos
nadar fuera del grupo familiar inmediato.Mis padres eran muy
religiosos, pero se peleaban mucho cuando yo no estaba presente.
Un día me enteré que el hombre a quien yo más amaba en el
mundo había tenido una relación extramarital.
"Mi familia pasó de ser una unidad familiar en la que todos éramos
muy unidos, a una en la que primaba el 'sálvese quien pueda'.
Pasamos a vivir en un tipo de atmósfera de supervivencia, peleando
todos batallas similares, pero cada uno en su campo de batalla
individual en nuestras mentes y corazones. Yo no veía a mi padre a
menudo, pero cuando cumplí los 16 años me dejó su regalo en el
porche delantero de la casa, y pude ver las luces traseras de su
auto cuando se alejaba. Me alentaba el ver que se había acordado
de mi cumpleaños, pero mientras las luces de su auto desaparecían
a la distancia, yo sentía como que mi propia luz se iba apagando.
"Me mudé a otro estado con uno de los líderes del movimiento
homosexual en el área. Durante uno de nuestros 'retiros', todo mi
grupo de 'amigas' se volvió contra mí acusándome de mentir acerca
de un determinado tema. Cada una de ellas me fue dando la
espalda y me ordenaron que dejara el círculo. Este fue el rechazo
final. Llorando incontrolablemente, me retiré de ahí y me dirigí hacia
mi ciudad natal. No sé cómo llegué allí. Increíblemente, cuando
llegué a mi casa encontré que había manejado con la goma de
auxilio colocada en una de las ruedas; pero no recuerdo haber
tenido una goma desinflada ni siquiera si alguien me cambió la
goma en el trayecto.
Sobrevivientes bíblicos
No tenemos más que hojear las páginas de la Biblia para ver que el
sobreponerse al miedo al rechazo es como un hilo que corre a
través del registro de la historia.
• Noé se sobrepuso al miedo al rechazo cuando obedeció a Dios y
construyó el arca en tierra seca.
—¡Qué es lo que has hecho! Jonás contó a los hombres que estaba
huyendo de Dios y que la tormenta era su culpa.
"Todo esto fue una total sorpresa. Pero en cuanto pude recuperar
mis sentidos, comencé a gritarle y a golpear su pecho: '¿Cómo
puedes hacer esto? ¿Por qué te casaste conmigo? ¿Por qué no
interrumpiste los planes? ¿Qué voy a hacer ahora?'.
"La vida parecía buena... por un tiempo. Pero luego, este esposo
número dos fue arrestado por malversación de fondos. El abogado
fiscal demandó que se mudara a otra zona, de lo contrario iba a
tener que enfrentar cargos criminales. Por ello, recogí todas
nuestras pertenencias y nos mudamos a unas dos horas de mi
ciudad natal.
—Marita, ahora que me has contado tu historia ¿qué crees que Dios
desea que hagas con ella? —le pregunté.
—No estoy segura. Pero no creo que Dios desee que la esconda
más. Mucha gente no sabe que he estado divorciada una vez, y
mucho menos dos. Pero estoy empezando a ver que Dios puede
utilizar mi historia. Hay tantas mujeres en las iglesias que están
dolidas, y creo que les puedo mostrar que hay esperanza. Toda mi
vida he estado preocupada por el qué dirán. No solamente eso, me
ha preocupado lo que puedan pensar acerca de Dios si supieran
que Dios permitió que yo pasase por tales dolores del corazón. Me
parece que he estado tratando de protegernos a ambos.
Dios la está utilizando. Dios está usando sus cicatrices. Ella está
agradecida más allá de las palabras.
La caja de alabastro
Marita está agradecida más allá de las palabras... por eso canta. La
mujer que lavó los pies de Jesús con sus lágrimas puede
identificarse con esto (Lucas 7:36-50). Me la puedo imaginar
abriéndose paso a empujones entre la gente de las polvorientas
calles de Capernaúm.
—¿Lo han visto? ¿Lo han visto? —pregunta—. Escuché que Jesús
está en la ciudad. ¿Saben dónde está?
—Sí. ¿Pero qué va a querer hacer con alguien como tú? —le dice
alguien de la multitud despectivamente.
ONCE
Rechazando la mentira de estar deshabilitadas
Por supuesto, no todos los días eran tan melodiosos. A veces sentía
que las cuerdas de mi corazón las estaba tironeando un pequeño
diablillo con su tridente.Me he cuestionado personalmente mi
capacidad de ser una buena madre, he dudado de mis habilidades,
y me he preguntado si no debería impedírseme estar en un
ministerio que alienta y trata de equipar a las madres para que críen
a la próxima generación para Cristo.
Sonó el teléfono.
No recuerdo qué fue lo que pasó luego. Todo lo que recuerdo es que
me encontré sentada en la oficina del director preguntándome a mí
misma quién era este muchacho que llevaba la ropa de mi hijo. El
director estaba sentado detrás de su escritorio mientras Steven
miraba sus zapatos y confesaba a su mamá.
—¿Por qué hiciste eso? —No lo sé. Creo que se convirtió en una
especie de juego por ver si podía hacerlo sin que me pescaran.
En esos momentos me sentí cualquier cosa menos una excelente
madre y sentí que Steven era muchas cosas, menos un hijo
excelente. En la escuela lo suspendieron por una semana y, en mi
caso, yo estuve arrestada en mi casa por un mes. No era que no
podía dejar mi hogar, es que realmente no deseaba hacerlo.
Ya sea que es algo que tú has hecho o algo que te han hecho a ti,
Satanás va a utilizar la información y la experiencia para hacerte
sentir deshabilitada. Pero Dios ha dicho que tú estás habilitada
desde el preciso momento en que creíste en Jesucristo, su Hijo.
Aunque tus heridas te marcan, ellas no te definen.
Nunca antes había visto una casa de citas, pero ahora tenía una
mejor idea de cómo podía ser la casa de Rajab en la Biblia. En el
Antiguo Testamento, justo antes de que los israelitas conquistaran,
capturaran y reclamaran la tierra prometida, ellos enviaron espías
para que verificasen las defensas que tenía Jericó. Al llegar allí, los
espías entraron en la casa de una prostituta, posiblemente porque
nadie podía sospechar de que hombres extraños entraran allí. Las
autoridades hicieron una visita oficial buscando a estos espías, pero
Rajab los escondió hasta que no hubiera peligro de que dejasen el
lugar. A la mañana siguiente, antes de que el sol saliera, Rajab hizo
una declaración de fe:
—Yo sé que el SEÑOR les ha dado esta tierra, y por eso estamos
aterrorizados; todos los habitantes del país están muertos de miedo
ante ustedes. Tenemos noticias de cómo el SEÑOR secó las aguas
del Mar Rojo para que ustedes pasaran, después de haber salido de
Egipto. También hemos oído cómo destruyeron completamente a los
reyes amorreos, Sijón y Og, al este del Jordán. Por eso estamos
todos tan amedrentados y descorazonados frente a ustedes. Yo sé
que el SEÑOR y Dios es Dios de dioses tanto en el cielo como en la
tierra. Por lo tanto, les pido ahora mismo que juren en el nombre del
SEÑOR que serán bondadosos con mi familia, como yo lo he sido
con ustedes (Josué 2:9-12).
Los espías le dijeron a Rajab que atase un cordón rojo a su ventana
y que reuniese a toda su familia bajo su techo. Cuando llegó el
ejército israelita a destruir la ciudad, buscaron el cordón rojo y
rescataron a Rajab y toda su familia.
"Así que ahí estaba yo, el pastor de jóvenes de una de las iglesias
más grandes de la ciudad, con cuatro de mis alumnos de
secundaria, uno de ellos hijo mío, esposados y por ser procesados.
Los otros padres y yo tratamos de convencer a los policías de que
no era necesario arrestarlos por lo ocurrido, pero ellos no tenían
alternativa. Tenían que continuar todo el trámite dado que el vecino
deseaba presentar cargos en contra de ellos.
"¿Hay acaso algo peor que un adorador inflexible del sonido del
silbato, que se autoenaltece y no puede ver más allá de su libro de
reglamentos a la realidad que se le presenta delante de los ojos?
¿Aunque esa 'situación' sea un chico de menos de un metro de
altura que pesa un poco más de 50 kilos, 49 de ellos de puro
corazón?".
DOCE
Revelando la verdad
"Yo sabía que lo que había hecho estaba mal", admitió Audrey. "Por
eso fui y confesé todo a Bob. Si hubiera mantenido mi silencio,
nadie hubiera sabido; excepto Dios y yo. Pero necesitaba sentirme
liberada; yo quería sentirme liberada. Por tanto, la confesión era mi
única opción. El contar mi pecado era la única manera de regresar
del peligroso desvío por el que me había aventurado".
Revelando la verdad
Un día estaba hojeando mi periódico local y noté que había un
calendario de eventos para la semana. Por primera vez miré la lista
para ver lo que estaba pasando en mi linda ciudad. Me golpeó una
triste realidad y comencé a contar. En esa sola semana, 146 grupos
de apoyo tenían reuniones programadas. Había de todo, desde
"Alcohólicos anónimos" a "Codependientes anónimos" hasta "Apoyo
a los adictos a comer demasiado". Luego, en el costado, había una
nota que decía: "Si usted está buscando un grupo de apoyo que no
está en esta lista, puede llamar a...". Una vez más pensé en cuán
desesperadamente la gente necesita apoyo y aliento, y cómo va a ir
a cualquier lugar para encontrarlo. Lamentablemente, la gente
busca ayuda fuera de la iglesia debido a que muy pocos de nosotros
estamos dispuestos a admitir que tenemos o hemos tenido un
problema.
—No tenía donde ir. No contaba con suficiente dinero como para
poder alquilar un departamento. Pero luego encontré esta mujer que
parecía preocuparse por mí. Me contó de una manera de poder
hacer dinero, más dinero de lo que podía hacer trabajando por un
jornal mínimo. Aunque al principio me pareció repulsivo, me dijo que
me iba a acostumbrar en poco tiempo.
Hablamos por largo rato acerca del perdón de Dios, acerca de cómo
Dios no condenó a la mujer encontrada en adulterio sino que la
perdonó y le dijo que se alejara de ese estilo de vida en pecado, y
de lo que Dios nos ofrece en la cruz: un nuevo comienzo. Gina
sabía mucho de todo esto en su cabeza, pero le costaba creer en su
corazón que fuera tan fácil.
Ah, mi querida, eso mismo hace Jesús. Nos mira con el mismo amor
después del hecho que antes. Y yo creo que nos vamos a
sorprender al ver que otros a nuestro alrededor nos van a mirar con
el mismo amor y compasión cuando revelemos nuestras cicatrices
del pasado. Es Satanás quien nos dice que vamos a ser
condenadas, porque no desea vernos liberadas.
Puede que haya algunas almas que nos juzguen o nos condenen,
pero ¿sabes qué? Eso no importa. "¿Quién acusará a los que Dios
ha escogido? Dios es el que justifica" (Romanos 8:33). Hermana, ya
estás justificada, santificada y purificada. ¡Ahora todo lo que
necesitas hacer es creerle a Dios para tener el poder y sentirte
fortalecida!
La mujer le dijo
—Señor, dame de esa agua para que no vuelva a tener sed ni siga
viniendo aquí a sacarla. —Ve a llamar a tu esposo, y vuelve acá —le
dijo Jesús.—
La Luz del Mundo había revelado sus zonas más oscuras. Fue
increíble para ella el ver que Jesús podía ver a través de ella, como
si la hubiese visto todos los días de su vida. Ella le creyó cuando él
dijo que era el Mesías. Toda su vida había buscado satisfacción.
Había ido de un hombre a otro, pero su corazón continuaba tan
vacío como el cántaro de agua que llevaba en sus brazos. Sin
embargo, fue en este preciso día que ella conoció al único ser que
iba a satisfacer toda su añoranza. Corrió a la aldea en plena luz del
día para contar a todos acerca de este hombre que le había dicho
todo acerca de ella (versículo 29). Ya no estaba avergonzada de sus
cicatrices, sino que las mostró y llevó a una aldea entera a Cristo.
Como dijera Margaret Lee Runbeck una vez: "No hay poder en la
tierra más formidable que la verdad". Esto se aplica a Jesús, quien
es la verdad, y a nosotras cuando revelamos la verdad.
Así como Dios colocó a Rut con Noemí, a María con Elisabet, a
Jonatán con David, él nos da amigas con las que podemos
compartir nuestras vidas. No es bueno para el hombre o la mujer
estar solo.
C. S. Lewis dijo una vez: "Por su propia naturaleza, todo nuestro ser
es una vasta necesidad; incompleto, en preparación, vacío pero
repleto, clamando por Aquel que puede desatar aquellas cosas que
están anudadas y que puede atar todo aquello que todavía está
suelto". Muchas veces Dios utiliza a las amigas como el medio para
216 Tus cicatrices son hermosas para Dios pintar la belleza de
nuestras cicatrices en la paleta de colores de nuestra vida. Pueden
mostrar las sombras, el colorido, y los matices que a veces
olvidamos que se encuentran allí.
Honestamente
SheilaWalsh era un rostro conocido para aquellas personas que
veían programas de televisión cristianos. Era una artista popular y
coanimadora del programa El Club 700. Pero durante su tiempo
como animadora en este programa, algo anduvo mal. Sheila
comenzó a perder su concentración y a olvidarse de las preguntas
cuando hacía entrevistas. Sheila tuvo que enfrentar la verdad de
que estaba luchando con una depresión clínica severa, tuvo que
internarse en un hospital psiquiátrico en Washington, DC, y tuvo que
aprender a ser sincera.
Una de las primeras cosas que hizo Noé fue plantar una viña. Un
día, celebrando el fruto de su trabajo con quizás demasiado del fruto
de su viña, Noé bebió vino hasta embriagarse y se desplomó en su
carpa... desnudo. Cam entró en la carpa, vio a su padre que yacía
desnudo, y salió corriendo a contárselo a sus hermanos.
Moisés bajó del monte Sinaí con lo que se ha dado en llamar los
Diez Mandamientos. Metido en el medio de "Acuérdate del sábado,
para consagrarlo" y "No mates", se encuentra el quinto
mandamiento: "Honra a tu padre y tu madre, para que disfrutes de
una larga vida en la tierra que te da el SEÑOR tu Dios" (Éxodo
20:12). Pablo nos recuerda que este es el primer mandamiento con
una promesa (Efesios 6:2).
Puede que te interese saber que cada vez que cuento la historia de
alguien en uno de mis libros publicados, yo imprimo lo que he
escrito, lo envío a la persona a la cual me he referido, y le pido que
me dé permiso para compartir la historia. A veces volvemos sobre
una historia y sacamos algunos detalles. La mayoría de las veces,
retiramos elementos que pueden herir a algún familiar.
TRECE
Liberando el poder que tienen nuestras cicatrices
Ellos lo han vencido por medio de la sangre del Cordero y por el
mensaje del cual dieron testimonio.
APOCALIPSIS 12:11
Carol y Gene Kent son una pareja que personifican una radiante
vida cristiana. Carol ha dedicado su vida a amar a su esposo, criar
un hijo con valores divinos, y guiar a otras mujeres a que puedan
hablar con confianza acerca de su relación con Jesucristo a través
de seminarios denominados Speak Up with Confidence (Hable con
confianza).
"El entregar a nuestro Isaac fue la decisión más difícil que jamás
hayamos tenido que tomar. Parece algo arriesgado, torpe, poco
práctico, escalofriante y hasta ridículo. Pero nuestros corazones
saben que eso es lo que se debe hacer. Nos postramos en
adoración ante el Dios que nos ama mucho más que lo que nosotros
amamos a nuestro Isaac y abrimos nuestros puños. Y en el proceso
de dejar ir, nos sentimos inmensamente amados"4.
Carol explica:
La economía de Dios
¿Qué piensas cuando escuchas la palabra "poder"? Una de las
acepciones de la Real Academia Española para "poder" dice que es
"fuerza, vigor, capacidad, posibilidad, poderío". En el griego, idioma
original del Nuevo Testamento, la palabra es dunamis y significa
"aquello que manifiesta el poder de Dios"7. De allí proviene la
palabra "dinamita".
Completando el círculo
En el libro de Éxodo, en elAntiguo Testamento, encontramos al
pueblo de Dios sirviendo como esclavos de los poderosos egipcios.
Debido a que los hebreos habían crecido en número, Faraón decide
hacer que los hebreos sirvan al pueblo egipcio como esclavos en la
esperanza de subyugarlos. Por 400 años el pueblo hebreo sirvió
bajo el látigo egipcio, hasta que un día Dios escuchó sus lamentos y
decidió liberarlos.
"—Fuimos al país al que nos enviaste, ¡y por cierto que allí abundan
la leche y la miel! Aquí pueden ver sus frutos. Pero el pueblo que allí
habita es poderoso, y sus ciudades son enormes y están
fortificadas... Comparados con ellos parecíamos langostas, y así nos
veían ellos a nosotros" (Números 13:27, 28, 33).
No fue hasta muchos años después, una vez que murió esa
generación de hebreos faltos de fe, que Dios dio a sus hijos otra
oportunidad para entrar en la tierra prometida. Solamente se les
permitió entrar a dos hombres de la generación original: Josué y
Caleb. Esta vez, la nueva generación de hebreos eligió creer que
Dios iba a hacer lo que había dicho que iba a hacer por ellos.
—No se preocupe. Los patos tienen los dedos de sus patas unidos,
y se las arreglan muy bien —le dijo el doctor. —¡Pero mi hija no es
un pato! —dijo su madre sollozando.
Cuando nacieron cada uno de sus cuatro hijos, ella contó los deditos
de cada uno de sus pies para asegurarse de que estuvieran todos
allí... separados. No fue una sorpresa cuando su primer niño, Blake,
presentó dos dedos unidos en cada pie. Muchas de las
inseguridades de Melissa volvieron a la superficie mientras sostenía
en sus brazos a su precioso niño.
Varios años más tarde, Melissa tuvo a su tercer hijo, Dylan. Todos
los deditos de Dylan estaban presentes y separados, pero este niño
tenía una anomalía diferente. Justo debajo del lugar donde está el
punto blando en su cabeza, Dylan tenía una masa extraña de tejido
cutáneo del tamaño de una moneda grande. Esta superficie era
bulbosa, protuberante y cubierta de nódulos nada atractivos.
Luego la mujer explicó que dos de sus cuatro hijos habían nacido
con cutis aplasia. Ella y su esposo estaban en el proceso de decidir
si debían optar por la cirujía para corregir el cuero cabelludo de sus
hijos.
f. Si te trajesen ante la corte para que digas por qué crees en Jesús,
¿cuál sería tu testimonio? ¿Hubo sanidad en tu testimonio? ¿Había
una herida que luego se convirtió en una cicatriz? ¿Abrió Jesús tus
ojos? ¿Qué sucedió en tu vida que es prueba irrefutable, no algo de
segunda mano que escuchaste de otros, sino tu propia experiencia
directa de lo que te sucedió a ti?
b. Mateo 20:17, 18
c. Marcos 8:31
d. Marcos 10:32-34
a. Describe la escena.
b. ¿Qué les dijo Jesús a los discípulos que Dios los estaba llamando
a hacer?
a. Job 23:10
b. Proverbios 17:3
c. Romanos 5:3-5
d. Santiago 1:2-4
e. 1 Pedro 1:6, 7
b. 2 Samuel 9:7-12
c. Proverbios 31:20
d. Lucas 5:17-19
e. Lucas 10:33-37
i. Romanos 16:21
i. Filipenses 1:1
a. Isaías 40:1-5.
d. ¿Estás dispuesta?
d. ¿Hay obstáculos que necesitan ser quitados para que esto pueda
suceder?
a. Mateo 17:20
b. Mateo 21:21, 22
c. Marcos 11:23-25
d. 1 Corintios 13:2
5. Una vez que le hayas pedido a Dios que quite los obstáculos en
tu camino —ya sea perdonarte a ti misma, perdonar a la otra
persona que te ha herido, tu falta de fe, tu vergüenza, tu culpa, tus
miedos, etc.—, acéptalo y termina con esto. La piedra principal era
la piedra final y significaba que el trabajo estaba terminado. ¿Cuáles
fueron las últimas palabras de Jesús en la cruz? (Juan 19:30).
a. Haz una lista de todas las cosas malas que le sucedieron a Pablo.
b. ¿Se merecía todo este maltrato?
a. Salmo 30:5
b. Salmo 51:8
c. Salmo 51:14
d. Isaías 57:15
e. Isaías 61:3
f. Mateo 6:12
a. Salmo 30:11, 12
b. Isaías 49:4
c. Isaías 61:7, 8
d. Zacarías 9:11, 12
a. Lucas 23:34
b. Romanos 12:19
c. Romanos 12:21
d. Hebreos 10:30, 31
6. ¿Qué nos dicen los siguientes versículos acerca de orar por los
que nos hacen daño?
a. Mateo 5:44
b. Lucas 6:28
c. Romanos 12:14
a. Salmo 13:5
b. Salmo 89:2
c. Salmo 136
d. Jeremías 31:3, 4
e. Juan 3:16
a. Juan 3:1-21
b. Romanos 10:9
c. 1 Juan 1:9
d. 1 Juan 4:4
a. Efesios 4:32
b. Colosenses 2:13
c. Colosenses 3:13
4. La gracia de Dios es una de las enseñanzas más importantes del
Nuevo Testamento. Lee y responde a lo siguiente:
5. Dios vio las hojas de higuera y supo que ellos precisaban algo
mejor. Entonces Dios hizo el primer sacrificio animal para cubrir la
vergüenza de la primera pareja humana. ¿Qué nos enseñan los
siguientes versículos acerca del sacrificio de Cristo para cubrir
nuestra vergüenza y redimir nuestros pecados?
a. Efesios 1:7, 8
b. Colosenses 1:19, 20
c. Hebreos 9:22
d. Apocalipsis 12:11
a. Isaías 61:10
b. Romanos 4:7
a. Salmo 138:6
b. Proverbios 3:34
c. Santiago 4:6
d. 1 Pedro 5:5
a. Romanos 15:7
b. Colosenses 4:6
c. 2 Tesalonicenses 2:16, 17
d. Hebreos 12:15
a. Romanos 8:26, 27
b. 1 Corintios 1:27
c. 1 Corintios 2:3, 4
d. 2 Corintios 12:9, 10
a. Isaías 53:3
b. Mateo 21:42
c. Marcos 8:31
a. Gálatas 1:10
b. Efesios 6:6
c. Colosenses 3:17
d. Colosenses 3:23
a. Isaías 53:6
b. Romanos 3:10
c. Romanos 7:18
a. Mateo 7:1, 2
b. Romanos 14:4
c. 1 Corintios 4:3, 4
d. Santiago 4:12
a. Romanos 8:1
b. 2 Corintios 5:17
c. Gálatas 2:20
d. Colosenses 1:13, 14
e. Colosenses 1:21-23
2. ¿Por qué piensas que Dios se aseguró de registrar las faltas así
como los éxitos de su pueblo elegido? (1 Corintios 10:6, 11).
3. ¿Qué nos dice Romanos 3:10 acerca de una vida sin Cristo?
a. Deuteronomio 7:8, 9
b. Deuteronomio 24:18
c. Job 33:28
d. Isaías 43:1, 2
e. 1 Pedro 1:18, 19
7. ¿Qué nos dijo Jesús que hiciéramos con la luz que hay en
nosotras? (Mateo 5:14, 15).
a. Mateo 9:6-8
b. Mateo 9:28-31
c. Marcos 5:18, 19
d. Juan 4:39
e. Hechos 3:7-9
a. 2 Corintios 2:15
b. 2 Corintios 3:3
c. 2 Corintios 3:18
d. 2 Corintios 5:20
Notas