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Origen de la rueda

Es curioso, como una simple superficie circular unida a un eje permite tantas
posibilidades, casi tantas como máquinas somos capaces de inventar los
humanos. Tanto es así, que hay pocos artilugios que no incorporen una rueda en
alguna parte del mecanismo.

Normalmente pensamos en la rueda sobre todo con relación a los vehículos (coche,
autobús, moto, bicicleta…). No hace falta decir, que esto ha facilitado el transporte
de una manera notable, pero las primeras ruedas que conocemos, se fabricaron en
la antigua Mesopotamia, hace unos 6.000 o 7.000 años.

En aquel tiempo, no tenían nada que ver con el transporte, sino con la cerámica.
Eran tornos de alfarero. Tuvieron que pasar varios siglos antes de que alguien
pensara en dar la vuelta al mecanismo y lo pusiera bajo un vehículo para dar lugar
al carro.

Quién inventó la rueda


Lamentablemente, al igual que sucede con otros grandes inventos de la
humanidad, no nos es posible saber con exactitud quién inventó la rueda. Como
hemos comentado en el punto anterior, hace unos 6.000 años en Mesopotamia
existían las ruedas de los tornos de alfarero, pero nada más. Pasaron muchos
siglos hasta que a alguien se le ocurrió emplear estas ruedas para poder mover
objetos. Esto facilitó extraordinariamente el transporte.

Con mucha menos fuerza se podían mover pesos mucho mayores. El motivo es que
la rueda tiene un punto de contacto con el suelo muy pequeño y que, encima, no se
desliza. Esto hace que el rozamiento sea mínimo y casi toda la fuerza se aproveche
para desplazar la carga. La rueda fue uno de los grandes inventos de la humanidad.
De eso no hay duda.

Evolución de la rueda
Una de las cosas más sorprendentes que encontramos al analizar cómo ha sido la
evolución de la rueda, es cuando descubrimos las civilizaciones americanas, los
incas, los mayas o los aztecas, es que, a pesar del gran desarrollo que lograron, no
usaban la rueda.

Al menos, no para manejar carros. Porque tontos no lo eran, por supuesto, y sí se


han encontrado ruedas en juguetes aztecas. Además, el concepto de rueda lo
utilizaban para hacer los calendarios, por ejemplo.

Pero, a la hora de llevar cargas, seguían cargándose a sus hombros. O, mejor aún,
en los hombros de los esclavos de los que disponían para tal fin. Todo ello indica
que la rueda, a pesar de ser sin duda útil, no era imprescindible para construir una
civilización. Y sería un gran error considerar aquellas culturas americanas poco
avanzadas.
Si no desarrollaron la rueda había un motivo. Y con toda probabilidad este motivo
era, simplemente, que no disponían de ganado para estirar los carros. En América
no había caballos, bueyes, asnos o ningún animal que se dejara domesticar y que
fuera lo suficientemente grande para ser útil como bestia de tiro.

Las llamas o las vicuñas que los incas podrían haber empleado no se dejan
domesticar fácilmente y no aceptan que las aten a un carro. Y sin una fuerza motriz
importante las virtudes de la rueda disminuyen mucho, al menos de entrada.

Por tierras americanas sí corrieron los caballos, pero se extinguieron hace muchos
miles de años, por lo que, cuando la civilización que los podía usar floreció, ya no
quedaban. Esto dio una ventaja decisiva a los conquistadores cuando llegaron. No
sólo por los caballos, que también, sino porque el hecho de disponer de ganado de
carga les facilitó el uso de la rueda.

Y con la rueda vino, a continuación, buena parte de la tecnología del Viejo Mundo.
Mejores sistemas de transporte, que facilitaron el comercio y el intercambio de
ideas entre culturas, mejor tecnología, naves con más capacidad y armas más
poderosas.

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