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Manuscrito aceptado

Clasificación petrográfica de la arena y la arenisca

Eduardo Garzanti

PII:S0012-8252(18)30606-8
DOI :https://doi.org/10.1016/j.earscirev.2018.12.014
Referencia:EARTH2754
De aparición en: Earth-Science Reviews
Fecha derecepción : 18Octubre 2018
Fecha derevisión :16diciembre 2018
Fecha deaceptación :18diciembre 2018

Por favor, cite este artículo como: Eduardo Garzanti , Clasificación petrográfica de arenas
y areniscas. Earth (2018), https://doi.org/10.1016/j.earscirev.2018.12.014

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MANUSCRITO ACEPTADO
1

CLASIFICACIÓN PETROGRÁFICA DE ARENAS Y ARENISCAS

Eduardo Garzanti eduardo.garzanti@unimib.it

Laboratorio de Estudios de Procedencia, Departamento de Ciencias de la Tierra y del Medio Ambiente,


Universidad de Milán-Bicocca, Milán (Italia)
Tel: +39 Email0264482088,:

RESUMEN

Las clasificaciones petrográficas descriptivas de arenas y areniscas propuestas hace más de medio

siglo siguen utilizándose, aunque se formularon en una época en la que los procesos sedimentarios

deposicionales y postdeposicionales no se comprendían bien, y antes de que las relaciones entre

tectónica y sedimentación pudieran interpretarse en términos modernos de tectónica de placas.

Como consecuencia, demasiados artículos científicos e informes técnicos siguen cargados de

conceptos obsoletos, herramientas gráficas y terminología ambigua que hacen que las descripciones

de los sedimentos sean torpes y engañosas. Es necesaria una renovación que atesore el legado de los

pioneros.

La clasificación petrográfica descriptiva de la arena y la arenisca que se propone en este trabajo se

basa en el método de recuento de puntos Gazzi-Dickinson, utilizado casi universalmente, y

simplemente traduce en palabras las composiciones ternarias del cuarzo, el feldespato y los

fragmentos líticos sin introducir ningún nombre nuevo. El gráfico clásico de QFL se subdivide en 15

campos -etiquetados con adjetivos introducidos hace tiempo por K.A.W. Crook y refrendados por

W.R. Dickinson y más recientemente por G.J. Weltje- que reflejan las abundancias relativas de los

tres componentes principales de la estructura (siempre que superen el 10% de QFL). Según el uso

estándar, el componente menos abundante va primero, el más abundante va último (por ejemplo, la

composición lito-feldespática-cuarzosa se traduce en Q > F > L >10%QFL). En el caso de las arenas

y areniscas ricas en lítica, la información sobre el tipo de fragmento de roca predominante puede
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añadirse mediante un
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adjetivo libre adicional (por ejemplo, metamórfico-lástico, carbonático-lástico), como propuso hace

tiempo R.V. Ingersoll. Para las arenas y areniscas feldespáticas-cuarzosas y cuarzosas pobres en

lítica, se proponen otras subdivisiones formales, llegando así a un total de 18 campos

composicionales en general. Las arenas modernas que se sabe que proceden de diferentes rocas

madre y que se encuentran en los principales ríos del mundo, en los desiertos y en los abanicos de

aguas profundas encajan en los casilleros definidos por la abundancia relativa de cuarzo, feldespato y

fragmentos líticos.

El objetivo de esta clasificación es restablecer la franqueza en la petrología de las areniscas y evitar

las ambigüedades generadas en el pasado al hacer referencia a arquetipos mal definidos, como la

grauvaca o la arcosa, confundiendo así la composición petrográfica con consideraciones subjetivas

sobre el emplazamiento de la placa tectónica, la textura, el comportamiento hidráulico, la durabilidad

mecánica o la durabilidad química en

la ilusión de que una clasificación pueda ser genética al mismo tiempo que descriptiva.
"Preguntáis para qué sirven la clasificación, la ordenación, la
sistematización. Yo te respondo: el orden y la simplificación son los
primeros pasos hacia el dominio de un tema - el verdadero enemigo es lo
desconocido."
(Thomas Mann, La montaña mágica, enciclopedia)

Palabras clave
Petrología de las areniscas; método Gazzi-Dickinson; diagrama QFL; procedencia de los sedimentos;
entorno de la placa tectónica; textura y composición; grauvacas y arcosa; fragmentos de roca; granos
de chert, carbonato y evaporita; clasificación de las arenas modernas de río, turbiditas y desérticas.

1. INTRODUCCIÓN

El estudio petrográfico de los archivos sedimentarios es una de las muchas claves para descifrar la

historia geológica. El camino es, sin embargo, largo y sinuoso, y un enfoque metodológico firme es

esencial para no perder el rumbo. Este artículo revisa los fallos operativos y conceptuales de los

criterios de clasificación tradicionales y sugiere cómo describir y clasificar de forma clara y

exhaustiva la composición de las muestras de arena o arenisca en un artículo científico o informe

técnico. El sencillo esquema que aquí se propone se centra estrictamente en la composición


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petrográfica, descuidando expresamente la textura,


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el comportamiento hidráulico, la resistencia a la intemperie, el transporte o la diagénesis se pretende

que sea eficiente y eficaz al mismo tiempo.

Después de la invención de la petrografía de sección fina por Sorby (1880), los estudios
sedimentarios-petrológicos

comenzó a florecer en la primera mitad del siglo XX, y culminó con las clasificaciones de areniscas

propuestas en número entre finales de los años 40 y principios de los 60 (como se resume en Klein,

1960; Okada, 1971; Scholle,1979 ). Estos esquemas de clasificación (Fig.1 ; Fig. 2) se vieron

inevitablemente afectados por el nivel de información disponible en ese momento sobre los procesos

sedimentarios y geodinámicos. Las investigaciones sobre las transformaciones diagenéticas eran

limitadas, y la naturaleza de los filosilicatos intersticiales en las areniscas era, por tanto, poco

conocida. Antes de la llegada de la teoría tectónica de placas, las relaciones entre tectónica y

sedimentación seguían inmersas en un panorama lleno de entidades mitológicas, entre las que se

encontraba el gran clan de los geosinclinales (Krynine, 1948; Kay, 1951; Folk,1968 ). La irrupción del

nuevo paradigma geodinámico en las décadas de 1960 y 1970 revolucionó también el estudio

petrológico de las rocas terrígenas, dando lugar a novedosas ideas plasmadas en el esquema genético

de clasificación de areniscas de Dickinson (1985; Dickinson y Suczek, 1979) que ha dominado la

escena desde entonces. Sin embargo, el entusiasmo generado por un paso conceptual tan importante

creó la ilusión de que los sedimentos generados en diferentes entornos de placa tectónica deberían

trazarse inevitablemente en campos separados dentro de un diagrama QFL. El uso acrítico de una

herramienta gráfica tan sencilla como llave de paso para la interpretación paleogeodinámica ha

resistido las objeciones manifestadas en años posteriores (p. ej., Mack, 1984; Molinaroli et al., 1991;

Weltje,2006 ), terminando como un enfoque prefabricado que ha contribuido con demasiada

frecuencia a la esterilización de la investigación petrológica.

Esta actitud conservadora ha persistido. Incluso en artículos científicos recientes es frecuente

encontrar engorrosas descripciones petrográficas basadas en esquemas de clasificación obsoletos o

términos incómodos como arcaico o grava, cuyo uso ha sido discutido desde su temprana

introducción hace dos siglos. En demasiados casos, las interpretaciones genéticas se siguen basando

en la creencia de que los parámetros numéricos que se obtienen fácilmente mediante el análisis
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petrográfico pueden abrir una vía fácil para la reconstrucción de escenarios paleogeográficos y

paleogeodinámicos. Un malentendido fundamental arraigado en la


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pasado (Pettijohn, p1948.113; Rodgers, p1950.299) es que una clasificación podría, e incluso

debería, ser al mismo tiempo descriptiva y genética (es decir, objetiva y subjetiva). Sin embargo, la

mineralogía de los sedimentos refleja los múltiples efectos superpuestos de numerosos factores de

control, como la litología de la roca madre, el clima y la actividad tectónica, junto con diversos

procesos físicos y químicos que afectan a los detritos a través de uno o más ciclos sedimentarios.

Las ecuaciones complejas con muchas incógnitas no pueden resolverse de un solo salto.

2. POR QUÉ UNA CLASIFICACIÓN NO DEBE SER GENÉTICA

Cuando nos encontramos desconcertados por la variedad y complejidad de los productos y

fenómenos de la naturaleza, podemos empezar a hacer comparaciones, buscar similitudes y

diferencias y, finalmente, combatir el caos dividiendo los objetos en categorías y dándoles un

nombre. Una clasificación es un simple medio artificial para imponer un orden en el mundo real.

Este proceso conduce a la formulación de un lenguaje que, cuando es ampliamente consensuado, nos

permite intercambiar información. Sin embargo, las palabras no sólo describen técnicamente los

objetos, sino que también crean sugerencias. Al igual que el mito y la religión, las teorías científicas

crecen con nuevas palabras, cuyo hechizo puede ayudar a ocultar la distancia insalvable que separa

nuestros modelos de la verdad. En el ámbito de las geociencias, siempre se han utilizado palabras

evocadoras para describir procesos y escenarios que, una vez que han alcanzado un amplio

consenso, han resultado fáciles de creer y difíciles de abandonar (Dickinson, 2003). Sin embargo,

para hacer un uso diligente de la razón, digerir las observaciones y progresar en la infinita escalera

del conocimiento, necesitamos centrarnos en los fenómenos desnudos, despojados de retórica,

superposición de aromas de incienso y efectos especiales de cualquier tipo. Un razonamiento agudo

necesita palabras y conceptos claros, desprovistos de ambigüedades y suposiciones implícitas.

Una clasificación, por tanto, no debe ser más que una herramienta básica, un intento de comunicar la

realidad de forma directa. Un lenguaje descriptivo eficaz no puede sustituir a la comprensión, pero

puede representar el primer paso en el camino hacia la misma. Esperar que se pueda alcanzar la

meta sin hacer el viaje es una pereza. Creer que la iluminación puede llegar en un momento es
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ilusoria. El mandamiento "la génesis debe impregnar, y de hecho lo hace, nuestra clasificación"

(Pettijohn, 1948 p.113) o la promesa de que el trazado de un punto en un diagrama QFL es

suficiente para revelar un contexto geodinámico (Dickinson y Suczek,1979 ) son trampas en las que

no debemos caer.

3. POR QUÉ UN GRÁFICO DE QFL NO PUEDE REVELAR EL ENTORNO


GEODINÁMICO

La tectónica de placas es el mejor paradigma del que disponemos para describir los procesos

geológicos a escala planetaria. Esto no significa que se haya alcanzado una comprensión total, y

varias preguntas clave siguen sin respuesta sobre los procesos que dan forma a la faz de nuestro

planeta. Seguimos debatiendo cuándo y cómo empezó la tectónica de placas en la Tierra, por qué se

mueven las placas, qué impulsa la subducción oceánica y continental, si las placas se rompen en

profundidad, qué fuerzas causan la subsidencia en las cuencas relacionadas con los orógenos o qué

desencadena las gigantescas explosiones de magmas (por ejemplo, Hamilton, 2011; Korenaga, 2013;

Doglioni y Panza, 2015; Garzanti et al., 2017a). Los procesos tectónicos se reflejan en la

composición de los sedimentos, por lo que la petrología sedimentaria representa una forma

fructífera de extrapolar los conocimientos adquiridos en entornos modernos para reconstruir la

evolución tectónica a lo largo del pasado geológico. La utilización de la composición de los

sedimentos como clave de la paleogeodinámica es la idea fundamental que subyace en el trabajo de

W.R. Dickinson y sus colaboradores (por ejemplo, Dickinson y Suczek, 1979; Ingersoll y Suczek,

1979), una idea que sigue siendo tan válida como siempre. Sin embargo, hay que revisar partes

importantes del procedimiento operativo.

Como demuestran Molinaroli et al. (1991) y Weltje (2006), el uso acrítico de las parcelas de

Dickinson está destinado a tener un éxito limitado, y no sólo porque se descuidan factores relevantes

como el control del tamaño de los granos, la escala de muestreo y el sesgo ambiental o diagenético

(Ingersoll, 1990; Johnsson, 1993; Weltje y von Eynatten, 2004; Basu, 2017), sino también, y más

fundamentalmente, porque algunos supuestos implícitos sobre la generación de sedimentos


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incorporados en este modelo no son válidos. Entre ellos se encuentra el principio de que vastas áreas

cubiertas por basaltos continentales de inundación no pueden suministrar grandes cantidades de

detritus a las cuencas sedimentarias, a pesar de que las firmas volcánicas anorogénicas caracterizan

vastas
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sistemas fluviales transcontinentales como el Nilo, el Orange o, en menor medida, el Yang Tze

(Garzanti et al., 2006a, 2012; Vezzoli et al., 2016). También es defectuosa la esperanza de que el

análisis petrográfico por sí solo pueda discriminar entre los detritos desprendidos de los dominios

neometamórficos que forman el núcleo axial de los cinturones montañosos jóvenes frente a los

detritos paleometamórficos derivados de las antiguas raíces orogénicas expuestas en los escudos

cratónicos o levantados en los hombros de los rifts continentales. A falta de información procedente

de la geocronología y la geoquímica detríticas, la arenisca orogénica desprendida de cinturones de

empuje y arcos magmáticos no puede distinguirse con seguridad de la arenisca anorogénica derivada

de bloques continentales y basaltos de inundación (por ejemplo, Garzanti et al., 2015b). La

petrografía marco no puede decirnos si las rocas fuente son alóctonas o autóctonas. Por lo tanto, las

procedencias orogénicas y anorogénicas no pueden discriminarse sin información geológica

adicional, y el entorno geodinámico no puede inferirse unívocamente a partir de los modos detríticos

de la arenisca solamente (Garzanti, 2016).

4. POR QUÉ UNA CLASIFICACIÓN PETROGRÁFICA NO DEBE TENER EN CUENTA LA


TEXTURA

La textura y la composición son variables independientes. La textura de los sedimentos clásticos se

define principalmente por los parámetros que miden las características de la distribución del tamaño

del grano en detalle progresivo, es decir, el promedio (media, mediana, modo), la uniformidad

(ordenación), la asimetría (asimetría) y el pico (curtosis; Folk, 1966), mientras que la composición

se define por los porcentajes relativos de los componentes de la estructura, es decir, minerales

individuales y fragmentos de roca. Los repetidos intentos de combinar en un único esquema de

clasificación las propiedades composicionales, texturales e incluso hidráulicas al mismo tiempo

(factores de procedencia, madurez y fluidez de Pettijohn, 1954) han creado mucha confusión desde

los albores de la petrografía de las areniscas (Tabla 1; Klein, 1963 p.569-570) y todavía reverberan

en la aparición de nombres ambiguos y obsoletos en la literatura geológica reciente.

El ejemplo emblemático es el término arcaico greywacke, utilizado originalmente por los mineros
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para describir especímenes de mano y adoptado sucesivamente en la literatura geológica para indicar

un genérico rico en lítica


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composición, así como el color (gris), la textura (mal clasificada, supuestamente rica en matriz) y el

entorno de depósito (turbidita). El quid de la ambigüedad proviene de poner la composición y la

textura en el mismo cesto (Fig. 2), implicando a menudo que la composición "inmadura" (es decir,

con poco cuarzo) debe combinarse necesariamente con la textura "inmadura" (es decir, con mala

clasificación). Por ejemplo, en Pettijohn ( 1954p.362) leemos: "la madurez composicional se alcanza

raramente sin un logro correspondiente de la madurez textural". Así, muchos petrográficos de

areniscas compartían la opinión de G.H. Packham (1954) de que se podía distinguir un "conjunto de

grauvacas" depositado por corrientes de turbidez de un "conjunto de areniscas arcosas-cuarzosas"

depositado por corrientes de tracción (McBride 1963; Crook 1974), dicotomía que no tiene

fundamento (Okada, 1966; Garzanti,2017 ). La maraña se estrechó desde que se eligió la "matriz

arcillosa" como miembro final de la composición de las areniscas en la mayoría de los esquemas

formales de clasificación propuestos en la década de 1950 (por ejemplo, Pettijohn 1949; Dapples et

al. 1953; Gilbert 1954; Packham1954 ; Bokman 1955; Crook 1960). Posteriormente, varios autores

destacaron la rareza de las arenas modernas caracterizadas por una muy mala clasificación

(Cummins, 1962; Whetten, 1969), y concluyeron que el aspecto supuestamente peculiar de las

grauvacas no era original, sino que se producía durante la diagénesis por una variedad de procesos

que incluían la deformación plástica de fragmentos de roca volcánica alterada u otros clastos

blandos de origen extrabasal o intrabasal para crear lo que se ha denominado pseudomatriz

(Dickinson, 1970; Whetten y Hawkins, 1970; Galloway, 1974). El "problema de la grava" estaba

resuelto.

4.1. Por qué hay que olvidar a los greywackes

El término greywacke (grauwacke en alemán, graywacke en inglés americano) fue introducido

formalmente en 1785 por el director de la mina F.W.H. von Trebra, adoptado por A.G. Werner

(1787 p.18) y definido como "brechas de cuarzo con escamas de micas y fragmentos de chert o

areniscas en un cemento de arcilla" (Lasius, 1789). Los greywackes tipo son areniscas de aguas

profundas del Paleozoico superior de las montañas de Hartz que contienen cuarzo así como
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abundante feldespato y diversos fragmentos de rocas plutónicas, volcánicas, metamórficas y

sedimentarias (Helmbold y van Houten, 1958; Huckenholz,


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1963). El término ha generado confusión y ha sido duramente criticado desde su temprana

introducción (Mawe, 1818 p.92; Sedgwick y Murchison, 1839 p.260; Murchison, 1854 p.359;

Krynine, 1956; Boswell, 1960; Okada, 1971), hasta que Folk (1968 p.128) señaló de forma

concluyente que la grauvaca no es otra cosa que "una roca muy dura, fea, sucia y oscura de la que

no se puede decir mucho en el campo".

4.2. Por qué hay que olvidar a los arcos

El término arcaico fue introducido por Brongniart (1826) y originalmente se definía como una

arenisca que contiene más cuarzo que feldespato (arcaica común) o más feldespato que cuarzo

(arcaica granitoide). Sin embargo, la arkose tipo derivada del Macizo Central en Francia puede

contener una variedad de fragmentos de roca ígnea (granito), sedimentaria (arenisca) y metamórfica

(cuarcita), que se superponen en gran medida a la grauvaca tipo tanto en su textura como en su

composición (Huckenholz, 1963; Dott, 1964 p.626; Dickinson, 1970 p.697). En cuanto al grafito, al

subgrafito, al grafito de rango alto y al grafito de rango bajo, las composiciones de arcaica (o

"arcosita"), arcaica impura, arenita arcaica, wacke arcaico o subarcaica han sido definidas a través

del tiempo con límites inconsistentes (Fig. 1; Fig. 2; Oriel,1949 ; Scholle, 1979). En consecuencia,

arcosas y subarcosas son, en el mejor de los casos, sinónimos imprecisos de areniscas generalmente,

pero no necesariamente, pobres en lítica, ricas en feldespato y portadoras de feldespato. Como dijo

R.H. Dott (1964 p.625) "el nombre arcaico en sí mismo tiene poco mérito descriptivo; la arenisca

feldespática parece mucho más útil".

5. CLASIFICACIÓN PETROGRÁFICA DE ARENAS Y ARENISCAS

Los sedimentos terrígenos son conjuntos aleatorios de partículas monominerales y poliminerales

derivadas de cualquier tipo de roca madre, cubos de basura que potencialmente albergan cualquier

tipo de granos de silicato extrabasales e intrabasales, más grandes y más pequeños, platinos y

equidistantes, de baja y alta densidad, carbonatados y no carbonatados, félsicos y máficos. Es

necesario poner orden.


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Mediante el sencillo procedimiento que aquí se presenta, se adjunta una etiqueta descriptiva

compuesta a las muestras de arena o arenisca en función de su composición petrográfica (Fig. 3).

Dado que la eficacia comunicativa hace que un artículo científico o un informe técnico sea más breve

y claro, el objetivo es transmitir la información más rica con el menor número de palabras. Sin

embargo, si no se acuerda y adopta de forma generalizada, una nueva terminología sólo introduce

ruido no deseado. Aprovechar los métodos ya existentes y los términos conocidos, siempre que sean

adecuados, es sensato, económico y puede facilitar la aceptación por parte de la comunidad. Por esta

razón, la clasificación propuesta: a) se basa en una técnica analítica consolidada (es decir, el método

Gazzi-Dickinson; Ingersoll et al., 1984; Zuffa, 1985); b) hace uso de parámetros fundamentales y de

una representación gráfica universalmente reconocida (es decir, el gráfico QFL); c) se expresa

mediante términos de composición fácilmente comprensibles que siguen un esquema sencillo

propuesto y respaldado por investigadores autorizados desde los años 60.

5.1. El método Gazzi-Dickinson

Gazzi (1966 p.73-74) partió de la consideración obvia de que los fragmentos de roca de grano

grueso tienden inevitablemente a ser más abundantes en las muestras de grano grueso. Por lo tanto,

para obtener datos cuantitativos comparables a partir de muestras de diferente tamaño de grano,

propuso que los minerales que aparecen dentro de los fragmentos de roca y que superan los 30 m de

tamaño - el límite convencional entre los granos de fricción y la matriz cohesiva, así como el grosor

de una sección fina estándar (Spencer, 1963; Dott, 1964 p.630-631) - deberían reunirse en el

conjunto de datos con minerales detríticos individuales del mismo tipo.

Una versión similar, aunque simplificada, de este procedimiento operativo fue propuesta de forma

independiente unos años más tarde por Dickinson (1970), quien distinguió formalmente entre los

fragmentos líticos de afanita (L) que debían contarse como tales, y los fragmentos de roca de

microfanerita (R) que debían asignarse según el mineral que se encontraba bajo el retículo. El límite

entre las afanitas de grano fino y las faneritas de grano grueso se eligió, en cambio, en 62,5 m (es

decir, el límite inferior de la gama de arenas), tal como acordó el antiguo alumno de P. Gazzi, G.G.
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Zuffa ( 1980p.27,1985 ). Como solución parcial a este problema en el caso


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de la recogida de datos con el método QFR tradicional, en el que los fragmentos de roca se cuentan

como tales, (Suttner et al., 1981), Folk (1980 p.127) propuso agrupar los granos de granitoides y

granitoides-gneis de grano grueso con feldespato en el polo F, y asignar sólo los fragmentos de roca

volcánica, metamórfica y sedimentaria de grano fino al polo R (Fig. 1).

El método Gazzi-Dickinson fue finalmente formalizado por Ingersoll et al. (1984) y sucesivamente

aceptado de forma generalizada por la mayoría de los petrógrafos de areniscas bajo la creencia de

que "el uso del método minimiza la variación de la composición con el tamaño de los granos,

eliminando así la necesidad de cribado y de recuentos múltiples de las diferentes fracciones de

tamaño", lo cual es excesivamente optimista (Garzanti et al., 2006a p.331). La declaración

rectificada que se encuentra una docena de líneas más abajo en Ingersoll et al. (1984 p.103) dice

"hay dos razones para la variación de la composición modal con el tamaño del grano: 1) la rotura

de los fragmentos en granos constitutivos, y 2) la variación mineralógica real con el tamaño del

grano. El método Gazzi-Dickinson elimina con éxito la primera fuente de dependencia

composicional del tamaño de grano. Ningún método de recuento de puntos elimina la segunda

fuente. "

5.2. El triángulo QFL

Hace tiempo que los petrógrafos sedimentarios han llegado a un consenso según el cual, como

primera aproximación, la arena y la arenisca pueden considerarse como mezclas ternarias de tres

componentes principales: cuarzo (Q; la especie mineral más común en la corteza terrestre),

feldespatos (F; el grupo mineral más común en la corteza terrestre), y fragmentos de roca o líticos

monominerales o poliminerales (R o L, respectivamente). Otros componentes son generalmente

menos abundantes, considerados como accesorios, y se descuidan a efectos de clasificación no sólo

para reducir la complejidad sino también para acercarse a una medida invariable del transporte de la

composición del sedimento (Weltje,2004 ). La mayoría de los accesorios tienen un comportamiento

hidráulico peculiar debido a sus distintas formas (por ejemplo, filosilicatos platinos de

sedimentación lenta) o densidades (por ejemplo, minerales densos de sedimentación rápida), y


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pueden estar fuertemente concentrados o agotados localmente en los depósitos sedimentarios, por lo

que reflejan principalmente los procesos físicos en los ambientes deposicionales (Garzanti et al.,

)2008,2009. Los granos intrabasales, que en las muestras de sedimentos pueden estar mezclados en

cualquier
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La proporción con los detritos terrígenos extrabasales derivados de la erosión de las rocas madre,

debe considerarse de forma independiente a efectos de clasificación (fig. 3 en Zuffa, 1980; fig. 1 en

Garzanti, 1991). Una vez que los principales componentes de la estructura se reducen a tres, la arena

y la arenisca pueden clasificarse fácilmente utilizando el clásico diagrama triangular QFL, en el que

cada punto representa una composición ternaria obtenida por el método de recuento de puntos de

Gazzi-Dickinson. Una forma más precisa de transmitir la información composicional sería

representada por las proporciones numéricas relativas entre los tres componentes principales (por

ejemplo, con un formato como QFL451837; Dickinson, 1970). Sin embargo, aunque sea apropiado

para los datos tabulados, un guión analítico como éste singulariza cada objeto del conjunto, y una

clasificación de singulares no es ninguna clasificación.

5.3. Nomenclatura

La mayoría de las clasificaciones tradicionales de arenas y areniscas se basan en el triángulo cuarzo-

feldespato-lítico (QFL) o cuarzo-feldespato-fragmentos de roca (QFR), subdividido en varios campos

(generalmente de 5 a 10), cada uno de ellos etiquetado de forma diferente y delimitado por fronteras

convencionales necesariamente arbitrarias (Fig.1; Fig. 2). El primer paso del procedimiento

propuesto aquí es el mismo que en Weltje (2006 p.82): trazando "tres líneas desde cada uno de los

vértices hacia la mitad de los lados opuestos, es decir, líneas a lo largo de las cuales la abundancia

de un componente es igual a la de otro" el espacio QFL se subdivide en 6 triángulos rectangulares

iguales etiquetados como lito-feldespático, feldespático-lítico, cuarzo-lítico, lito-cuarzoso, feldespático-

cuarzoso y cuarzo-feldespático (Fig. 3B). Los adjetivos feldespático (F/L > 3), lito-feldespático (3 >

F/L > 1), feldespato-lítico (3 > L/F > 1) y lítico (L/F > 3) fueron propuestos originalmente por

Crook (1960 p.425), y considerados por Dickinson (1970 p.697) para "permitir una adecuada

discriminación sin confusión".

Sin embargo, la sencilla clasificación de G.J. Weltje sólo tiene en cuenta la relación entre dos de los

tres componentes principales, y no transmite ninguna información sobre la abundancia del tercero.

Además, composiciones muy diferentes (por ejemplo, QFL9910 y QFL353332) aparecerían en el mismo
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campo. Se necesitan campos adicionales para aumentar la eficacia de la clasificación y el poder de

discriminación. Una forma sencilla y eficaz es


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para trazar otras tres líneas correspondientes a un contenido relativo del 10% de cada componente

principal, obteniendo así otros campos 9(15 en total; Fig. 3C). Los seis campos centrales, en los que

los tres componentes principales superan el 10%, son triángulos rectángulos iguales etiquetados

como cuarzo-litio-feldespático (qLF), cuarzo-feldespático-lítico (qFL), feldespático-cuarzo-lítico

(fQL), feldespático-litio-cuartoso (fLQ), lito-feldespático-cuartoso (lFQ) y lito-cuarzo-feldespático

(lQF). Los seis campos trapezoidales a lo largo de los tres lados del triángulo QFL, en los que uno de

los componentes principales no supera el 10%, se denominan lito-feldespático (LF), feldespático-

lítico (FL), cuarzo-lítico (QL), lito-cuartoso (LQ), feldespático-cuartoso (FQ) y cuarzo-feldespático

(QF). Los tres campos romboidales de los ápices, en los que dos de los tres componentes principales

no superan el 10%, se denominan simplemente líticos (L), feldespáticos (F) y cuarzosos (Q). La

razón de ser es que un componente inferior al 10% puede ser ignorado a efectos de nomenclatura.

Estos 15 campos son lo suficientemente estrechos para ser significativos y, al mismo tiempo, lo

suficientemente amplios para permitir la clasificación de las muestras mediante una inspección

cuidadosa al microscopio, incluso sin necesidad de un análisis cuantitativo completo. Pueden surgir

dificultades para las muestras en las que el cuarzo, el feldespato y los fragmentos líticos están

presentes en proporciones inferiores a la media (es decir, ≥ 30% de QFL), en cuyo caso se puede

considerar informalmente un campo QFL. Las observaciones de especímenes de arena y arenisca

con una lente de mano difícilmente pueden ser lo suficientemente precisas como para aplicar esta

clasificación en el campo, donde se pueden utilizar términos más genéricos como cuarzosos,

portadores de feldespato, portadores de líticos, ricos en feldespato o ricos en líticos.

De acuerdo con el uso original de Crook (1960) y Dickinson (1970,1985 ), y a diferencia de Weltje,

2006), el componente predominante va en último lugar, de modo que una arena lito-feldespática-

cuarzosa tiene más cuarzo que feldespato, y más feldespato que líticos. El principal inconveniente

de esta nomenclatura es una cierta incomodidad de las etiquetas largas como lito-feldespato-cuarzosa

pero, por otro lado, estos nombres compuestos añaden precisión a las descripciones petrográficas y

son inmediatamente inteligibles en términos de composición relativa. Este esquema económico no

requiere la introducción de nuevos nombres de fantasía y se libra del uso de estándares de referencia
MANUSCRITO ACEPTADO
22

para definir la composición de las rocas (por ejemplo, el tipo greywacke o el tipo arkose;

Huckenholz,1963 ), un "arquetipo"
MANUSCRITO ACEPTADO
23

doctrina ya superada en muchos campos de las geociencias, desde la petrología ígnea hasta la

estratigrafía (Dott, p1964.626; Ager, cap1981.7).

6. ARENA Y ARENISCA RICA EN LÍTICA Y POBRE EN LÍTICA

Cuando los componentes detríticos de las muestras de arena o arenisca son muy diversos y

potencialmente tan numerosos, ¿puede ser satisfactoriamente completa una clasificación basada

únicamente en tres componentes marco principales? La respuesta a esta pregunta retórica es que se

necesitan dos especificaciones más para que el sistema de clasificación sea suficientemente

informativo. Para las arenas y areniscas ricas en líticos podemos designar el grupo dominante (por

ejemplo, volcánico, plutónico, metamórfico o sedimentario) y posiblemente el tipo específico (por

ejemplo, félsico o máfico, de bajo grado o de alto grado, gneis o sepentinesquista, caliza o chert) de

los fragmentos de roca, que son los portadores de la información de procedencia más sólida. En

cambio, para las arenas y areniscas pobres en lítica, podemos especificar la abundancia relativa de

cuarzo y feldespato, y posiblemente también el tipo de feldespato dominante (es decir, K o Fk =

feldespato K frente a P o Fp = plagioclasa). También es útil añadir información textural

independiente, porque la abundancia relativa de cuarzo, feldespato y fragmentos líticos puede estar

marcadamente influenciada por el tamaño del grano de la muestra.

6.1. Clasificación de las arenas y areniscas pobres en lítica

Si los fragmentos líticos son escasos, es fundamental recuperar e incorporar en la etiqueta

clasificatoria lo que puedan revelar el cuarzo y los feldespatos. Los sedimentos anorogénicos

depositados a lo largo de los márgenes pasivos y alimentados por los ríos que drenan los interiores

continentales suelen estar compuestos mayoritariamente por cuarzo y feldespato (procedencia de

bloques continentales de Dickinson, 1985; Sciunnach y Garzanti, 2012). En estos casos, la

información clave la proporciona la relación Q/F, que tradicionalmente se considera controlada por

la competencia entre la meteorización química y la tasa de descorrelaciones en las zonas de origen.

El feldespato prevalece donde el basamento granitoide se desroza muy rápidamente (arcosis


MANUSCRITO ACEPTADO
24

tectónica de Folk, 1980; subproveniencia de levantamiento del basamento de Dickinson, 1985) o en

clima árido (arcosis climática de Folk, 1980),


MANUSCRITO ACEPTADO
25

mientras que el cuarzo domina en el caso de una intensa meteorización o un extenso reciclaje de

areniscas más antiguas ricas en cuarzo en zonas de escudo de bajo relieve durante largos períodos de

quiescencia tectónica (subprocedencia del cratón de Dickinson, 1985).

La necesidad de distinguir formalmente entre arenas y areniscas con Q/F < 1 y típicamente P > K

(arcosa ideal de Dickinson, 1985) de aquellas con Q/F > 1 y comúnmente P < K (siendo la

plagioclasa ampliamente considerada como más resistente a la intemperie que el feldespato alcalino;

Goldich, 1938; Velbel,1993 ) se ha sentido desde que Brongniart (1826) distinguió formalmente

entre arcosa granitoide (Q/F < 1) y arcosa comuna (Q/F > 1). Desde entonces se han propuesto

diferentes definiciones que contemplan diversos límites convencionales. En la clasificación de Folk

(1980 p.127), una arquesa contiene menos del 75% de cuarzo y más del 18,75% de feldespato (Q/F

< 4), una subarquesa del 75% al 95% de cuarzo y del 2,5% al 25% de feldespato (3 < Q/F < 38), y

una cuarcita más del 95% de cuarzo (Q/F > 19).

El esquema propuesto aquí para clasificar las arenas y areniscas pobres en lítica, particularmente

fructífero en el estudio de las arenas modernas de margen pasivo generadas en el cinturón climático

subecuatorial (Garzanti et al., 2018a), se basa en la relación Q/F y permite identificar diversas

categorías necesarias para transmitir información composicional útil. Se distinguen dentro de la

clase feldespato-cuarzosa una subclase rica en feldespato (fFQ; 1 < Q/F < 2), que puede

diferenciarse además en rica en plagioclasa si P/K > 2 (pFQ) o rica en feldespato K si K/P > 2

(kFQ), y una subclase rica en cuarzo (qFQ; 4 < Q/F < 9). Dentro de la clase cuarzosa se distingue

una subclase cuarzosa pura (qQ; Q%QFL > 95), que corresponde a la cuarzarenita de Folk (1980).

El esquema de clasificación completo, incluyendo estas subdivisiones refinadas, consta de 18

campos composicionales en total (Fig. 3D), lo que nos permite capturar en un nombre compuesto las

características petrográficas esenciales de la arena y la arenisca.

6.2. La descripción de las arenas y areniscas ricas en lítica

La descripción de muestras ricas en lítica plantea el problema contrario: un exceso de información

que apenas puede comprimirse en la etiqueta clasificatoria. El reto fue abordado por Folk (1968),
MANUSCRITO ACEPTADO
26

que aumentó el valor informativo de su clasificación añadiendo triángulos auxiliares al QFR principal
MANUSCRITO ACEPTADO
27

(Fig. 1). Su diagrama ternario MRF-VRF-SRF distingue formalmente entre las areniscas ricas en

lítica que contienen principalmente fragmentos de roca metamórfica, volcánica o sedimentaria -

formalmente denominadas filarenita, arenita volcánica y sedarenita - y a continuación entre las

sedarenitas que contienen principalmente carbonato, chert o fragmentos de roca terrígena -

denominadas calclita, chert-arenita y esquisto-arenita o arenisca-arenita -. Ingersoll y Suczek (1979)

introdujeron el diagrama ternario LmLvLs, la versión Gazzi-Dickinson del diagrama MRF-VRF-

SRF de Folk. Los diagramas ternarios, sin embargo, funcionan mal siempre que los componentes

detríticos no puedan reducirse a tres grupos de forma clara, y los diagramas MRF-VRF-SRF o

LmLvLs sufren al menos dos problemas importantes. En primer lugar, el límite entre los granos

sedimentarios y metasedimentarios, así como entre los granos volcánicos y metavolcánicos, es difícil

de definir para obtener resultados consistentes por parte de diferentes operadores (Wolf, 1971;

Dickinson, 1985 p.338). En años posteriores se han sugerido soluciones operativas progresivamente

más detalladas (fig. 4 en Dorsey, 1988; fig. 7 en White et al., 2002; figs. 1 a 4 en Garzanti y Vezzoli,

2003), pero el problema sigue estando, por ejemplo, en la distinción entre los granos de caliza o

dolomía esparítica y los de mármol. En segundo lugar, los granos que llevan información importante

sobre la procedencia, como los clastos ultramáficos o los clastos plutónicos de grano fino (por

ejemplo, el granófilo), no se asignan de forma inequívoca. Todos los granos ígneos pueden ser

agrupados dentro del polo Lv, quizás incluyendo la serpentinita celular (Fig. 4O), mientras que el

serpentinesquisto foliado (Fig. 4P) puede unirse al polo Lm con granos ultramáficos indeterminados

divididos al 50-50%. Otras opciones operativas, incluyendo cómo considerar los granos de chert y

carbonato, se abordan en la sección 7, pero el punto principal aquí es que el espectro de fragmentos

de roca es tan amplio que cualquier intento de manejarlos con un procedimiento rígido está

condenado al fracaso en casos naturales complejos. Por lo tanto, es necesario un esquema flexible.

Como forma sencilla de indicar los tipos de fragmentos de roca que prevalecen (aquí se prefiere

hacer referencia a los fragmentos de roca en lugar de a los líticos para maximizar la información

sobre la procedencia), se pueden añadir los adjetivos plutoniclástico, metamórfico-lástico o

sedimentaclástico a la etiqueta clasificatoria por analogía con el ampliamente utilizado


MANUSCRITO ACEPTADO
28

volcaniclástico. Estos términos, introducidos por Ingersoll (1983 p.1137), pretendían ser

originalmente "genéticos e interpretativos, en contraposición a los descriptivos". Sin embargo, de

acuerdo con la
MANUSCRITO ACEPTADO
29

leitmotiv de este artículo expresado en la sección 2, estos adjetivos pueden utilizarse mejor para

informar objetivamente sobre el tipo de roca-fragmento dominante en la muestra sin ninguna

implicación genética subjetiva. También se pueden utilizar adjetivos más específicos como

carbonático, querático, basalticlástico, gneisiclástico o ultramaficlástico.

Para los sedimentos puramente volcaniclásticos o las rocas sedimentarias, se han propuesto nombres

como arena riodacítica y andesítica (Dickinson, 1985) o riolita-arenita y andesita-arenita (Folk,

p1980.128). De forma similar, las diversas composiciones de los miembros finales que presentan las

arenas modernas derivadas de fuentes monolíticas dentro de distintos niveles tectonoestratigráficos de

una sección litosférica (escala de muestreo de primer orden de Ingersoll et al., 1993) fueron

designadas como arenas de metarhyodacita, arenas de pizarra, arenas de filita, arenas de esquisto,

arenas de gneis, arenas de kinzigita, arenas de estronalita, arenas de granito, arenas de gabro y

arenas de peridotita (Garzanti et al., 2006b). En la situación general de las fuentes polilíticas y de los

tipos de roca-fragmento mixtos, ninguno de los cuales es dominante, se pueden utilizar términos

como "chert-bearing" o "serpentineschist-bearing" para destacar la presencia de un componente

especialmente significativo. La pauta de este esquema libre articulado consiste en tomar prestados

los criterios y términos propuestos anteriormente para idear un procedimiento coherente por el que

se pueda dar a cada muestra de arena o arenisca su nombre apropiado.

7. FRAGMENTOS DE ROCA: LA MINA DE ORO DE LA INFORMACIÓN SOBRE LA


PROCEDENCIA

Mientras que los minerales individuales pueden provenir de diversos tipos de roca, la textura y la

mineralogía de los fragmentos de roca generalmente apuntan de forma única a una litología específica

(Fig. 4). Esta información es muy valiosa para el análisis de la procedencia y no debe perderse

durante la recogida de datos cuando se utiliza el método de recuento de puntos Gazzi-Dickinson

(Gazzi y Zuffa, 1970; Suttner y Basu 1985). Tal y como recomienda Gazzi (1966), esto puede

hacerse bien utilizando una hoja de recuento de puntos detallada que permita el registro simultáneo

del mineral bajo el retículo y del fragmento de roca en el que se encuentra el mineral (Fig.5 ; tabla
MANUSCRITO ACEPTADO
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en 1Zuffa,1980 ; tabla en 3Zuffa,1985 ; tabla en 2Fontana et al.,1985 ), o bien


MANUSCRITO ACEPTADO
31

dedicando un segundo recuento específicamente a los tipos de fragmentos de roca (Ingersoll y

Suczek, 1979 p.1220; Zuffa, p1987.52).

7.1. Clasificación de los fragmentos de roca

El esfuerzo por discriminar con gran detalle entre el vasto espectro de fragmentos de roca que

pueden encontrarse en la arena y la arenisca (Fig.4 ) con el fin de conservar el máximo nivel posible

de información puede conducir a un grado inaceptable de inhomogeneidad en los conjuntos de

datos. Por lo tanto, es necesaria una clasificación robusta de los fragmentos de roca para garantizar la

comparabilidad entre los resultados obtenidos por diferentes operadores.

Con este objetivo, Dickinson (1970 p.700-701) propuso una clasificación operativa de granos líticos

de afanita a microgranulares complementada con criterios texturales aptos para discriminar de forma

consistente entre tipos sedimentarios (limo-arenoso, argiloso), volcánicos o subvolcánicos (vítrico,

felsítico, microlítico, lathwork, hipabisal, volcaniclástico) y metamórficos (metasedimentario,

metavolcánico, hornfelsico). Basándose en Graham et al. (1976), Ingersoll y Suczek (1979 p.1220-

1221) introdujeron categorías adicionales para los líticos metamórficos basadas en su mineralogía y

textura (es decir, mica policristalina, tectonita de cuarzo-mica, agregado de cuarzo-mica, agregado de

cuarzo-mica-feldespato). Dorsey (1988) subdividió los líticos metasedimentarios prestando atención

específica a su rango metamórfico en las categorías Lm1 (pizarra, cuarcita, limolita pizarrosa) y Lm2

(filita-esquisto, cuarcita filítica, cuarzo-mica-albita-agregado), e incluyó el chert dentro de los granos

sedimentarios. Como refinamiento adicional, White et al. (2002) clasificaron los líticos

metasedimentarios de acuerdo con el protolito (pelítico vs. felsítico) y el rango (Lm1 = pizarra,

metasandita; Lm2 = filita; Lm3 = micasquista, gneis). Garzanti et al. (2002a) enfatizaron la

importancia de los detritos ultramáficos, distinguiendo formalmente entre granos celulares de

lizardita-serpentinita y antigorita-serpentinita foliada (Fig. O4,P). Garzanti y Vezzoli (2003)

propusieron un amplio esquema de clasificación operacional, ilustrado por 24 granos prototípicos,

que considera cuatro composiciones de protolitos (pelítico, volcánico psamítico o félsico, carbonático,

volcánico máfico) y seis sucesivos


MANUSCRITO ACEPTADO
32

grados de recristalización metamórfica creciente, desde ninguno hasta un grado medio-alto. En

general, un conjunto de cien tipos y subtipos de fragmentos de roca, incluyendo categorías

sofisticadas como "gneis de cuarzo-feldespático de rango 4", puede ser utilizado de forma consistente

durante el recuento rutinario de puntos por el método Gazzi-Dickinson (Fig. 5).

Esto no significa que la identificación de los fragmentos de roca bajo el microscopio sea fácil,

especialmente en las muestras de arenisca fuertemente alteradas diagenéticamente, donde incluso los

límites de los granos son difíciles de establecer. Los problemas más antiguos incluyen las dificultades

para distinguir los fragmentos de roca volcánica felsítica del chert impuro no fosilífero (Wolf, 1971),

la correcta identificación de la pseudomatriz como masa de tierra generada por la alteración y

deformación de los granos líticos (Dickinson, 1970), y la problemática distinción entre los granos

extrabasales terrígenos frente a los intrabasales carbonatados y no carbonatados (Zuffa, 1980, 1985;

Garzanti,1991 ). Una cuestión análoga y espinosa, representada por la diferenciación entre detritus

neovolcánicos y paleovolcánicos (es decir, granos originados por la erosión de rocas volcánicas

penecontemporáneas vs. rocas volcánicas notablemente más antiguas; Zuffa, 1980; Critelli e

Ingersoll, 1995), no genera problemas en la clasificación de arenas y areniscas porque los líticos

volcánicos coetáneos y no coetáneos se asignan todos al polo L. Esta distinción, basada en los

criterios descritos en Zuffa (1985,1987 ), es sin embargo crítica para un correcto diagnóstico de

procedencia.

No existe un consenso general sobre cómo deben tratarse estos problemas desde el punto de vista

operativo, si debemos rendirnos a las identificaciones de granos desafiantes o no, y si los granos

líticos deben agruparse por su origen o por su presunta estabilidad. Conceptos idealizados como

"estabilidad" o "madurez" son muy cuestionables (Garzanti, 2017), porque los granos pueden ser

duraderos en ciertos ambientes pero lábiles en otros. La mayoría de los minerales detríticos, incluidos

el olivino y el piroxeno, pueden resistir el transporte de sedimentos a lo largo de miles de kilómetros

en entornos fluviales, eólicos y marinos de alta energía (Garzanti et al., 2015a, 2015b), mientras que

ninguno, incluidos el cuarzo y el circón, puede considerarse exento de vulnerabilidad química en

climas ecuatoriales hiperhúmedos o durante la diagénesis (Crook, 1968; Cleary y Conolly, 1970;
MANUSCRITO ACEPTADO
33

Garzanti et al., 2013a, 2018b). La claridad y la objetividad, que son los requisitos esenciales de una

clasificación, se pierden cuando la subjetividad


MANUSCRITO ACEPTADO
34

se hacen suposiciones sobre la durabilidad relativa de los tipos de granos, independientemente de los

procesos específicos y de las condiciones físico-químicas encontradas durante la erosión, el

transporte, la deposición y el enterramiento.

7.2. El cuarzo y el cuarzo policristalino

Privilegiando la estabilidad, Gazzi (1966 p.74) y luego Dickinson (1970 p.696) eligieron agrupar en

el polo Q "la suma de granos de cuarzo y calcedonia de todo tipo". Siguiendo a Krynine (1948),

inicialmente también Folk (1954) decidió asignar el chert al polo Q, pero luego cambió de opinión a

favor del polo R (Folk, 1980 p.127), al igual que en van Andel (1958), Füchtbauer (1959), Chen

(1968), y Okada (1971) (Tabla1 ). Como solución conciliadora, Dickinson y Suczek (1979)

incluyeron tanto el cuarzo policristalino como el chert en el subpolo Qp, agrupados con el cuarzo

monocristalino en el gráfico QtFL, y con los líticos en el gráfico QmFLt (Fig. 1). La recurrencia a

estas dos versiones diferentes del diagrama QFL no es sencilla y, debido a los diferentes límites del

campo, puede hacer que la clasificación sea equívoca. Considerando que la relación cuarzo

monocristalino/policristalino es altamente dependiente del tamaño del grano y/o de la convención

adoptada durante el conteo de puntos, que el chert y los fragmentos de roca volcánica félsica no son

invariablemente distinguibles, y que la gradación desde el chert puro a la argilita es también común

(Folk, 1980 p.126; Dickinson, 1985 p.336-337), la salida más fácil y razonable del enredo es

agrupar todos los granos de chert al polo L (Zuffa, 1980; Dorsey, 1988) y todos los granos de cuarzo

al polo Q (Fontana et al., 1985). Este sencillo procedimiento permite utilizar un único diagrama QFL

para la clasificación con gran ganancia de simplicidad y claridad.

7.3. Granos de carbonato y evaporita

Las dificultades para identificar el origen intrabasal frente al extrabasal de los granos de carbonato, y

de los granos sedimentarios en general, han sido reconocidas desde hace tiempo (por ejemplo,

Gazzi, 1966 p.76). Zuffa (1980,1985 ) proporcionó criterios operativos detallados para discriminar

los intraclastos, bioclastos, ooides o peloides generados dentro de la cuenca sedimentaria y

coetáneos a la deposición frente a la caliza o la dolomía


MANUSCRITO ACEPTADO
35

fragmentos de roca derivados de la erosión de rocas carbonatadas más antiguas fuera de la cuenca

sedimentaria (Fig. 4A,B). Debido a que esta distinción es rara vez directa, los granos que no pueden

reconocerse con certeza como intrabasales o extrabasales se asignan durante el recuento de puntos a

una categoría neutra de "limeclastos" (Wolf, 1965; Blatt et al., p1972.460; Zuffa, p1980.26). A

continuación, los limeclastos pueden reasignarse provisionalmente al grupo intrabasal o extrabasal,

en el peor de los casos mediante una división al 50% para minimizar el error.

El problema se complica aún más porque también existen granos intrabasales no coetáneos, como los

reelaborados localmente a partir de capas previamente depositadas afectadas por una cementación o

pedogénesis temprana (por ejemplo, roca de playa, eolianitas, caliche), o erosionados a partir de

secuencias deposicionales subyacentes durante episodios de levantamiento tectónico o de bajada

eustática (por ejemplo, Garzanti et al., 2003; 2017b). Dichas complejidades pueden considerar una

amplia variedad de granos, incluyendo trozos de arcilla, yeso, glaucoma, chert o clastos de fosfato

reelaborados a partir de grietas de barro, perfiles de suelo, sabkhas o terrenos duros marinos

(Garzanti, 1991). En las areniscas, los fragmentos de roca cristalina de carbonato o evaporita pueden

ser identificados erróneamente como cemento autógeno (Henares et al., 2014), una ocurrencia de

"pseudocemento" que representa un caso especular a la ocurrencia de pseudomatriz.

Los problemas pueden abordarse, corriendo el riesgo de cometer errores, o saltarse. Por un lado,
Mack

( 1984p.218) llegó a la conclusión de que "los fragmentos de roca carbonatada proporcionan

información importante sobre la roca madre y probablemente deberían incluirse en los modos

detríticos". Por otro lado, Dickinson ( 1985p.336) optó por no recalcular los granos de carbonato

extrabasales con otros fragmentos líticos "debido a su respuesta geoquímica enormemente diferente

durante la meteorización y la diagénesis, así como a la facilidad de confusión con los granos de

carbonato intrabasales". Sin embargo, el uso de la durabilidad como criterio para discriminar ciertos

tipos de granos echa a perder cualquier intento de diseñar una clasificación descriptiva al introducir

un grado inaceptable de subjetividad. Los granos de carbonato demuestran ser resistentes en una

amplia gama de condiciones climáticas (Gazzi et al., 1973; Zuffa, 1980; Ingersoll et al., 1987;

Garzanti et al., 2002b; Picard y McBride, 2007), pero se pierden fácilmente en climas húmedos en
MANUSCRITO ACEPTADO
36

presencia de abundante agua y dióxido de carbono disuelto (Schnoor y Stumm, 1986; Stumm y

Morgan, p1996.188ff; Singh


MANUSCRITO ACEPTADO
37

y France-Lanord, 2002). En climas áridos, incluso se conservan granos de yeso o anhidrita (Fig. 4C;

Henares et al., 2014; Garzanti et al., 2016 p.121). No existe una regla objetiva para determinar si un

grano sobrevivirá a los diversos ambientes físico-químicos experimentados durante uno o más ciclos

sedimentarios, y si vamos a desestimar los fragmentos de roca carbonatada porque son

potencialmente solubles, entonces deberíamos desestimar también los granos líticos más lábiles

mecánica o químicamente, como el esquisto o el yeso. Se retendrán pocos líticos sedimentarios.

El análisis petrográfico de muestras de arena o arenisca plantea múltiples retos, pero hay que

afrontarlos con las herramientas conceptuales y tecnológicas de que disponemos, y esperar que se

ganen con el tiempo uno a uno. Siempre que fallemos, los problemas deben ser expuestos, pues de

lo contrario nunca se resolverán. Todos los tipos de fragmentos líticos extrabasales,

independientemente de su presunta estabilidad, son considerados y asignados al polo L en el

esquema de clasificación propuesto.

8. PROCEDENCIA Y CLASIFICACIÓN DE LA ARENA MODERNA

Las composiciones contrastadas de las arenas derivadas de diversos dominios tectónicos orogénicos

y anorogénicos, y encontradas en los principales sistemas fluviales, desiertos y abanicos de aguas

profundas, proporcionan una sólida base objetiva para establecer un vínculo entre la firma

petrográfica y la geología de los terranos de origen. Este enfoque, ampliamente perseguido desde el

siglo pasado, se basa tanto en el QFR (Krynine, 1948; Folk, 1968; Potter, 1978) y los modos

detríticos QFL (Dickinson y Suczek, 1979), demostró que los patrones composicionales no son

aleatorios, aunque están controlados por varios factores superpuestos a la litología de la roca madre,

incluyendo los procesos físicos y químicos durante la erosión, el transporte y la deposición para los

sedimentos modernos (sesgo ambiental) y el enterramiento, así como para las rocas sedimentarias

antiguas (sesgo diagenético; Johnsson, 1993; Weltje, 2012; Basu, 2017). En esta sección

concluyente se ofrece una visión general actualizada, que se centra en los sedimentos modernos en

los que se conocen los terranos de origen y sus entornos geodinámicos, geomorfológicos y

climáticos, y en los que se pueden verificar todos los factores que afectan a la composición de los
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38

sedimentos, e incluye datos inéditos recogidos en el Laboratorio de Estudios de Procedencia


MANUSCRITO ACEPTADO
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(Universidad de Milán-Bicocca) en arenas fluviales de América del Norte, el norte de Europa, el

norte de Asia y Australia, y en arenas eólicas de los mares de arena del Kalahari y del Sahara.

8.1. Fuentes ígneas

Las principales fuentes orogénicas y anorogénicas de detritos ígneos incluyen arcos magmáticos,

complejos ofiolíticos y basaltos continentales de inundación. Los principales rasgos característicos

son la abundancia de feldespato en las arenas plutoniclásticas, de líticos volcánicos en las arenas

volcaniclásticas y de líticos máficos a ultramáficos en las arenas derivadas de la ofiolita.

Los arcos magmáticos como fuentes paradigmáticas de detritos ígneos han sido investigados a fondo
por

W.R. Dickinson y colaboradores, quienes documentaron cómo la composición cambia

sistemáticamente a través del tiempo a medida que las raíces plutónicas del macizo del arco se

desprenden progresivamente de su cubierta volcánica (Dickinson, 1985; Marsaglia e Ingersoll,

1992; Ingersoll, 2012). Las provincias volcánicas basálticas a andesíticas no disecadas arrojan arena

pobre en cuarzo que contiene principalmente fragmentos líticos microlíticos y plagioclasa, por lo que

se trazan en el campo FL y menos comúnmente en el campo LF (por ejemplo, debido a la

concentración hidráulica de cristales; Dickinson, p1970.705). La arena derivada de productos

riodacíticos más félsicos contiene cuarzo y líticos volcánicos en gran parte felsíticos y puede estar a

caballo entre los campos qFL y fQL. Allí donde las raíces batolíticas profundas del arco comienzan

a quedar expuestas de forma irregular, el cuarzo y el feldespato K aumentan a expensas de los líticos

volcánicos y los modos detríticos pueden abarcar los campos qLF, qFL y fQL. En una fase avanzada

de la disección, los detritos trazarán en los campos lQF o lFQ y, finalmente, cuando solo esté

expuesto el basamento del arco plutónico, en los campos QF o fFQ (Ingersoll y Eastmond, 2007;

Garzanti et al., 2018c).

El detritus volcaniclástico que se desprende de los basaltos de inundación continentales en entornos

relacionados con los rift no se distingue fácilmente del detritus derivado de los arcos magmáticos no

disecados. Sin embargo, las grandes provincias ígneas anorogénicas suelen caracterizarse por

productos bimodales. Las Trampas de Etiopía-Yemen, que incluyen tanto flujos basálticos como
MANUSCRITO ACEPTADO
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lavas félsicas e ignimbritas (Ayalew et al., 2002; Ukstins et al., 2002), arrojan arena a caballo entre

los campos L, FL, qFL y fQL (Garzanti et al., 2001, 2015b). El


MANUSCRITO ACEPTADO
41

Las trampas de Karoo y Etendeka del sur de África, estas últimas incluyen latitas de cuarzo en los

niveles estratigráficos superiores (Ewart et al., 2004), que suministran arena que traza en los campos

L y subordinadamente FL (Garzanti et al., 2014). Los volcanes potásicos de Virunga, que incluyen

latitas y traquitas saturadas de sílice (Rogers et al., 1998), generan arena que contiene muy poco o

nada de cuarzo y que traza en los campos FL y subordinadamente L (Garzanti et al., 2013a). Las

arenas producidas en las islas oceánicas basálticas, como Islandia, Cabo Verde, Tahití y Hawai,

también trazan en los campos FL y L (Marsaglia, 1993; Dinis et al., 2019).

Dado que el único cuarzo que contiene la litosfera oceánica se aloja en los cuerpos de plagiogranito

de la parte superior de las cámaras magmáticas (Dilek y Furnes, 2011), la arena derivada de los

ofiolitos está formada casi en su totalidad por plagioclasa y fragmentos líticos máficos a

ultramáficos. La tendencia petrográfica ideal en caso de disección progresiva de la litosfera oceánica

incluye detritos volcaniclásticos con líticos dominantes de basálticos a vítricos y localmente

boniníticos derivados de lavas almohadilladas y complejos de diques de láminas, seguidos por

detritos plutoniclásticos derivados de plagiogranitos y gabros subyacentes, y finalmente por detritos

ultramáficos dominados por líticos de serpentinitas celulares derivados de rocas del manto obducidas

(Garzanti et al., 2000, 2002a). En el triángulo QFL, dicha tendencia describiría un bucle en sentido

contrario a las agujas del reloj que comenzaría en el campo FL para la arena basalticlástica,

avanzando hacia el campo qLF o incluso F para la arena de gabro teóricamente pura, y finalmente

volviendo al campo L para la arena ultramáfica (Garzanti et al., 2013b).

8.2. Fuentes sedimentarias y metamórficas

Las principales fuentes orogénicas y anorogénicas de detritos sedimentarios y metamórficos son los

cinturones de pliegues, los complejos de subducción y las secciones de la corteza expuestas en los

hombros de la grieta o dentro de los bloques continentales. La composición de la arena depende

principalmente del nivel tectonoestratigráfico expuesto a la erosión en la zona de origen. Esto fue

percibido por primera vez por Krynine (1948), quien consideró que la corteza continental estaba

formada por estratos de cobertura sedimentaria que generaban "cuarcitas" recicladas, metamórficas
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42

subyacentes
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43

rocas que generan "grauvacas" ricas en lítica y, finalmente, rocas plutónicas más profundas que

generan "arcosas" ricas en feldespato (Folk, 1980, p.108).

Sin embargo, además del cuarzo, las rocas sedimentarias pueden arrojar un amplio espectro de

fragmentos líticos, y los modos detríticos de arena sedimentaclástica pueden, en consecuencia,

trazar toda la pierna QL del triángulo QFL (por ejemplo, Graham et al.,1976 ). Dependiendo de su

relación lodo/arena, las sucesiones turbidíticas acrecionadas dentro de los complejos de subducción

arrojan arena que traza en los campos L y QL (por ejemplo, Garzanti et al., 1998; Di Giulio et al.,

2003), en los campos QL y LQ, o incluso en los campos Q y qQ (Garzanti et al., 2013b; Limonta et

al., 2015). Siempre que las areniscas turbidíticas parentales dentro de los prismas de acreción

incluyan feldespato común, la arena hija puede trazar en el campo fQL, fLQ, o incluso en el campo

lFQ (Cavazza et al., 1993; Garzanti et al., 2002b; Fontana et al.,2003 ).

En otro extremo, los detritus sedimentaclásticos generados tanto en entornos orogénicos como
anorogénicos

puede estar representada por arenas carbonatadas puras o por arenas carbonatadas-quérticas que

trazan el campo L. Las arenas compuestas exclusivamente por granos de caliza y dolomía (Fig.

A4,B) se encuentran en regiones tropicales y de latitudes medias, como los Alpes europeos, los

Apeninos y Oriente Medio, desde el margen rifeño de Levante hasta los Montes Zagros, donde el

clima árido o semiárido favoreció la producción de carbonatos en lugar de siliciclastos a lo largo de

las costas neotíticas durante la mayor parte del Mesozoico. En las mismas regiones, las arenas

sedimentarias aclásticas caracterizadas o incluso dominadas por granos de chert derivan de estratos

pelágicos depositados originalmente a lo largo de los márgenes pasivos distales del Neotethys

meridional (por ejemplo, el dominio Toscana-Umbria en los Apeninos, el complejo Mamonia del

sur de Chipre, la unidad Hawasina en el norte de Omán; Garzanti et al., 2002a2000,, 2002b).

El detritus generado por las rocas metasedimentarias cambia progresivamente de composición con

aumento progresivo del grado metamórfico. Durante el desprendimiento de los niveles superiores de

la corteza, el cuarzo aumenta desde la arena de pizarra derivada de las metapelitas

anquimetamórficas y epimetamórficas, hasta la arena de filita derivada de los esquistos de facies

greenschist o blueschist inferiores y de los calcosquistos, todo ello trazado en el campo QL. Las
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44

arenas de esquisto derivadas de esquistos de facies greenschist superior, paragneisses y mármoles

pueden alcanzar el campo fLQ (Garzanti et al., 2010a). Durante el desprendimiento de los niveles

más profundos de la corteza,


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45

El feldespato aumenta en la arena de gneis derivada de gneises granitoides de facies anfibolítica y que

se sitúa en el campo lFQ, en la arena de kinzigita derivada de metasedimentos de facies anfibolítica

superior y que se sitúa en los campos lFQ y lQF, y en la arena de estronalita derivada de

metasedimentos de facies granulítica inferior asociados a metagabros y que se sitúa en los campos

lQF y qLF (Garzanti et al., 2006).

Como caso peculiar de gran valor de procedencia, los detritos de rocas del manto que han sufrido

metamorfismo de facies eclogítica durante la subducción pueden consistir enteramente en granos de

antigorita-serpentinesquistos fuertemente foliados que trazan en el campo L (Fig. 4P; Garzanti et al.,

1998, 2004).

8.3. Grandes ríos

Los ríos transcontinentales drenan diversos dominios geológicos y, por tanto, se caracterizan

típicamente por una composición mixta de los sedimentos (escala de muestreo de tercer orden de

Ingersoll et al., 1993). Suele predominar el cuarzo, que está muy extendido en las rocas madre y es

duradero. Los granos líticos varían en tipo y abundancia relativa, mientras que el feldespato está

generalmente subordinado pero es común en caso de rocas fuente ígneas extendidas (Fig. 6).

Los grandes ríos que drenan las regiones cratónicas subecuatoriales de África o Sudamérica pueden

llevar arenas compuestas casi exclusivamente por cuarzo monocristalino y, por tanto, situarse en el

campo qQ (Congo, Okavango, Nilo Blanco, Paraná, Uruguay), o contener unos pocos feldespatos y

situarse en el campo Q (Níger) o incluso FQ (Zambeze). La arena del río Orinoco, que drena

también la cuenca del retroarco andino, incluye unos pocos sedimentos y líticos metasedimentarios

de bajo rango (Q; Limonta et al., 2015). Las arenas fluviales feldespáticas-cuarzosas se encuentran

en latitudes tropicales (por ejemplo, la arena de Limpopo, que incluye líticos volcánicos de basaltos

anorogénicos de Karoo; fFQ), medias (arena del Mississippi; FQ) y altas (por ejemplo, la arena de

Glomma en Noruega; qFQ).

Los grandes ríos que nacen en los cinturones orogénicos de Asia, Europa o América del Sur
transportan diversos sedimentos

y líticos metamórficos, y su arena puede trazar en el campo fLQ (Rhein, Po, Danubio, Kuban,
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46

Amazonas), en el campo lFQ (Brahmaputra, Río Amarillo, Río Rojo, Mekong, Salween; Borges et
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al., 2008; Garzanti et al., 2010b; Nie et al., 2015), o a caballo entre los campos fLQ y lFQ (Indus,

Ganga, Irrawaddy,Yang Tze; Garzanti et al., 2005, 2010b, 2016; Vezzoli et al., 2016). Los líticos

volcánicos derivados de volcanes andesíticos de los Andes y del Gran Cáucaso son comunes en la

arena de los ríos Amazonas y Kuban, mientras que los líticos volcánicos de los basaltos

anorogénicos de Emeishan están subordinados en la arena de Yang Tze. Las arenas de varios ríos

importantes de América del Norte y Rusia también figuran en los campos fLQ (Slave, Liard,

Colorado) o lFQ (San Lorenzo, Lena, Ural), junto con las arenas de lecho de ríos transcontinentales

como el Nilo y el Orange, que drenan bloques continentales que incluyen vastas provincias

basálticas anorogénicas y, por tanto, transportan cantidades notables de líticos volcánicos en gran

parte máficos. La carga suspendida del Nilo es, en cambio, casi puramente volcaniclástica y se sitúa

a caballo entre los campos qFL y fQL, como la arena del río Columbia que drena rocas volcánicas

tanto orogénicas como anorogénicas (Whetten et al.,1969 ).

El trazado de arenas fluviales pobres en cuarzo en el campo fQL es típico de dominios orogénicos en

gran parte no disecados, incluyendo regiones volcánicas, como el Cáucaso y la meseta anatolio-iraní

(Terek, Rioni, Kura, Tigris, Éufrates; Vezzoli et al., 2014; Garzanti et al., 2016). Los ríos europeos

que se originan en los cinturones de empuje alpinos, apenínicos o pirenaicos y que drenan en gran

medida estratos sedimentarios pueden transportar arenas carbonatadas en los campos fQL (Ródano,

Tevere) o QL (Ebro).

Ninguno de los ríos considerados transporta arena con predominio de feldespato, pero también son

raros los ejemplos sin feldespato. Entre ellos se encuentran la arena sedimentaclástica del río

Murray-Darling en Australia (LQ) y del río Peel en Canadá (QL), así como la arena casi puramente

carbonaticlástica del río Karun que drena los montes Zagros en Irán y de varios ríos que drenan los

Alpes europeos orientales (por ejemplo, Piave, Tagliamento; Garzanti et al., 2006b, 2016; Picard y

McBride,2007 ).

8.4. Abanicos de aguas profundas

La composición de las turbiditas profundas refleja principalmente la de su principal sistema de


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alimentación fluvial (Dickinson, 1988; Zuffa et al., 2000). La arena de los enormes abanicos del

Indo y de Bengala-Nicobar, suministrada desde el Himalaya a lo largo del Neógeno, se encuentra en

el campo lFQ (Ingersoll y Suczek, 1979;


MANUSCRITO ACEPTADO
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Suczek e Ingersoll, 1985; Pickering et al., 2018; Andò et al.,2019 ). Las turbiditas metamórficas-

cuarzosas caracterizan la Fosa Helénica (Bartolini et al., 1975), y las composiciones cuarzosas a lito-

cuarzosas y más raramente feldespáticas-lito-cuarzosas caracterizan las areniscas turbidíticas

derivadas del Orinoco expuestas en la isla de Barbados (Velbel, 1985; Limonta et al., 2015). Las

turbiditas de la fosa, del antearco y del retroarco en todo el Océano Pacífico se alimentan

principalmente de la erosión de arcos magmáticos en diversas etapas de disección (Fig. 7;

Dickinson, 1982; Thornburg y Kulm,1987 ). Las arenas de aguas profundas derivadas de arcos

insulares o continentales no disecados están compuestas en su mayoría por líticos volcánicos y

plagioclasa, por lo que se encuentran en el campo FL u ocasionalmente en el campo LF. Los grados

crecientes de disección se indican por el aumento progresivo de cuarzo, feldespato K y líticos

sedimentarios o metamórficos, hasta que sólo se encuentran cuarzo, feldespato y granos líticos de

rocas metamórficas donde los batolitos granitoides se desprenden de sus estratos de cobertura

volcánicos y sedimentarios (Marsaglia e Ingersoll, 1992). Por lo tanto, las arenas se sitúan en el

campo qFL o en los campos adyacentes fQL y qLF en la etapa de transición (por ejemplo, Yerino y

Maynard, 1984; De Rosa et al., 1986; Marsaglia et al., 1995; Heberer et al., 2010), y se sitúan a

caballo entre los campos lQF y lFQ o incluso entre los campos QF y fFQ cuando el basamento del

arco se convierte en la fuente dominante o exclusiva (Bachman y Leggett,1982 ).

La arena cuaternaria de los abanicos de aguas profundas alimentados por ríos transcontinentales que

drenan dominios continentales anorogénicos está compuesta en gran parte por cuarzo y feldespato.

La arena del abanico del Congo es cuarzosa, mientras que la arena del cono del Nilo se sitúa en el

campo qFQ y contiene líticos volcánicos derivados de los basaltos de inundación continentales

etíopes (Bartolini et al., 1975; Garzanti et al., 2018b).

8.5. Desiertos

Los campos de dunas ocupan amplias zonas en las regiones áridas tropicales y subtropicales. El

cuarzo es comúnmente dominante debido a su durabilidad mecánica y química (Muhs, 2004), y las

arenas eólicas se encuentran en su mayoría en el campo qQ, donde se reciclan en gran medida a
MANUSCRITO ACEPTADO
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partir de areniscas cuarzosas más antiguas, como en el desierto de Kalahari del sur de África o en

los desiertos de Nafud y Dahna de Arabia (Fig. 8; Garzanti et


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51

al., 2013c, 2014). Por la misma razón, el cuarzo es dominante en todo el Sáhara, aunque las dunas

del desierto occidental de Egipto y del Sinaí pueden contener feldespato y principalmente

fragmentos de rocas carbonatadas más cercanas a los carbonatos mesozoicos y cenozoicos

expuestos, por lo que trazan en los campos qFQ o lFQ. La arena acumulada en los desiertos costeros

a lo largo de la costa atlántica hiperárida del suroeste de África, todos ellos alimentados en gran

medida por el río Orange, incluye importantes detritos basálticos y traza en los campos FQ o lFQ.

Los mares de arena de Asia central, como el Taklamakan y el Karakum, alimentados en gran medida

por los sistemas fluviales del Yarkhand y el Amu Darya, suelen incluir carbonatos y otros

sedimentos o metasedimentos y pueden situarse en los campos fQL, fLQ o lFQ (Rittner et al., 2016;

Garzanti et al.,2019 ).

9. CONCLUSIONES

"La clasificación perfecta de las areniscas no existe ahora ni existirá nunca" (Folk, 1980, p.126). De

hecho, la información contenida en una muestra de arena o arenisca es tan rica que nunca podría

comprimirse en una breve etiqueta clasificatoria. La naturaleza nunca es trivialmente repetitiva, y la

interacción de los procesos físicos y químicos que generan la arena produce un conjunto

interminable de productos que no pueden ser capturados en un conjunto finito de jaulas estándar. La

mayoría de las clasificaciones propuestas en el pasado han puesto de manifiesto las ambigüedades

que inevitablemente implica el intento desesperado de encapsular en una o dos palabras y, lo que es

peor, al referirse a arquetipos vagamente definidos como la grava gris o la arcaica, una serie de

propiedades diferentes, entre ellas la mineralogía y la textura, así como el comportamiento hidráulico

y la presunta durabilidad de los granos detríticos al ataque mecánico o químico durante uno o más

ciclos sedimentarios. Esta ilusión ha generado una maraña conceptual que hay que desentrañar.

En este artículo se revisan los problemas un tanto intrincados de la clasificación de arenas y

areniscas, y se prescriben una serie de normas aptas para comunicar eficazmente los resultados de

las observaciones petrográficas en un artículo científico o un informe técnico. Para el análisis

cuantitativo, se recomienda el método Gazzi-Dickinson con el fin de eliminar los efectos


MANUSCRITO ACEPTADO
52

geométricos relacionados con


MANUSCRITO ACEPTADO
53

rotura de los fragmentos de roca de grano grueso en sus constituyentes monominerales (Ingersoll et

al., 1984; Zuffa, 1985), y así aislar el componente de la variabilidad composicional dependiente del

tamaño del grano dentro de la muestra y entre las muestras, asociada a la procedencia y a la

clasificación hidráulica en el entorno deposicional (Garzanti et al., 2009). Es fundamental utilizar

una hoja de recuento de puntos detallada (por ejemplo, la Fig. 5) que permita recoger datos sobre el

espectro completo de fragmentos de roca en la muestra y recalcular los parámetros petrográficos

según los métodos QFL de Gazzi-Dickinson y QFR tradicionales. Todo el cuarzo, tanto

monocristalino como policristalino, debe incluirse en el polo Q, y todos los líticos sedimentarios,

incluyendo el chert, el carbonato extrabasal y la evaporita, deben incluirse en el polo L (Zuffa,1980

).

La información esencial así obtenida puede condensarse en un adjetivo compuesto basado en la

abundancia relativa de cuarzo, feldespato y fragmentos líticos. Según el uso estándar (Crook, 1960;

Dickinson, 1970), el componente menos abundante va primero, el más abundante al final. Para las

arenas y areniscas ricas en líticos, la información sobre el tipo de fragmento de roca predominante

puede comunicarse mediante un adjetivo adicional (Ingersoll, 1983). Para las arenas y areniscas

pobres en lítica, se proponen otras subdivisiones formales, llegando así a un total de 18 campos de

composición. Este esquema resulta ser lo suficientemente completo como para formular una

descripción clara de cualquier muestra de arena o arenisca que pretenda ser breve y exhaustiva,

precisa y flexible al mismo tiempo, tal y como se documenta con ejemplos de arenas modernas en

ríos importantes, campos de dunas eólicas y abanicos de aguas profundas.

AGRADECIMIENTOS

Este artículo está dedicado a Bob Folk y Bill Dickinson, que me enseñaron mucho más que los

enigmas de la petrografía de la arenisca. Ray Ingersoll y Gert Jan Weltje tuvieron la amabilidad de

proporcionar revisiones magistrales, consejos y comentarios críticos constructivos extremadamente

útiles. Los datos petrográficos inéditos utilizados en este estudio fueron obtenidos por Giovanni

Vezzoli, Alberto Resentini y Matteo Sala a partir de muestras


MANUSCRITO ACEPTADO
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proporcionado amablemente por A.Haedke y H.Wittman (ríos del mundo), A. Stone (Kalahari), Y.

Najman, Laura Fielding, J.Roskin, L. Baglioni, R.Bitonte y D.Roncoroni (Sahara).

Figura1 . Clasificaciones tradicionales de areniscas basadas en la composición petrográfica.

Obsérvense las grandes diferencias en la nomenclatura y en la definición de los miembros finales y de

los campos composicionales. El cuarzo se agrupa con el cuarzo en los esquemas QFR de Krynine,

Hubert, Folk temprano y McBride para enfatizar la durabilidad, pero con los fragmentos de roca en

los esquemas QFR de van Andel y Folk tardío para enfatizar la procedencia. En el esquema genético

de Dickinson, basado en cambio en el método Gazzi-Dickinson y en la correspondencia inferida

entre los modos detríticos y el entorno geodinámico, el chert se agrupa con el cuarzo en el gráfico

QtFL y con los fragmentos líticos en el gráfico QmFLt, mientras que los fragmentos de roca

carbonatada se excluyen.

Figura2 . Clasificaciones tradicionales de areniscas basadas en la composición petrográfica y la

textura. En los esquemas de Pettijohn, Gilbert, Packham y Crook, se proponen dos diagramas

triangulares diferentes para las areniscas turbidíticas ricas en matriz depositadas por fluidos de alta

viscosidad que se distinguen de las areniscas arcosas-cuarzosas más limpias depositadas por fluidos

de baja densidad. También se idearon diversos diagramas tridimensionales para tener en cuenta lo

que Pettijohn (1954 p.360, 363) creía que eran los tres factores "de mayor importancia genética en

la clasificación de las areniscas", es decir: "procedencia, madurez y fluidez del medio de depósito".

Añadir la textura como cuarto componente de la sagrada tríada QFR, sin embargo, implica una

confusión nomenclatural, gráfica y conceptual (por ejemplo, las turbiditas no son necesariamente

ricas en matriz, siendo la pseudomatriz comúnmente generada por la alteración postdeposicional de

fragmentos de roca lábiles; Okada, 1966; Whetten, 1969; Dickinson,1970 ).

Figura 3. La clasificación propuesta para la arena y la arenisca. A) Subdivisión directa en

composiciones cuarzosas, feldespáticas y líticas considerando únicamente el componente QFL más

abundante. B) En el esquema de Weltje (2006), los campos6 se obtienen considerando la


MANUSCRITO ACEPTADO
55

abundancia relativa
MANUSCRITO ACEPTADO
56

de los dos componentes QFL más abundantes. C) En el esquema ampliado de Garzanti (2016), se

obtienen 15 campos considerando los tres componentes QFL siempre que superen el 10%QFL. D)

La clasificación refinada de arenas y areniscas feldespáticas-cuarzosas y cuarzosas (Garzanti et al.,

2018a) conduce a 18 campos en total. Q = cuarzosa (qQ = cuarzosa pura); F = feldespática; L =

lítica; FQ = feldespato-cuarzosa (fFQ = rica en feldespato; qFQ = rica en cuarzo); QF = cuarzo-

feldespática; lF

= lito-feldespático; FL = feldespato-lítico; QL = cuarzo-lítico; LQ = lito-cuarzo; lFQ = lito-

feldespato-cuarzo; lQF = lito-cuarzo-feldespático; qLF = cuarzo-lito-feldespático; qFL = cuarzo-

feldespático-lítico; fQL = feldespato-cuarzo-lítico; fLQ = feldespato-lito-cuarzo.

Figura 4. Fragmentos de roca: la mina de oro de la información sobre la procedencia. Granos

sedimentarios: A, B) arena carbonaticlástica (Wadi Bih, norte de Omán); C) arena de yeso (campo

de dunas de Azraq, Jordania); D) arena de chert (arroyo Romandato, sur de Italia); E) clasto

reelaborado de turbiditas del Oligoceno (río Galathea, isla de Great Nicobar). Granos

metasedimentarios: F) arena de pizarra (río Dazhu, Taiwán); G) calcosquisto de la Ventana de

Tauern (río Fuschbach, Austria); H) esquisto fibrolítico-silimanítico del Gran Himalaya (Dordi

Khola, Nepal). Granos volcánicos derivados de:

I) Basaltos de la Trampa del Decán (Río Tapti, India), J) andesitas (Río Grande, Argentina), y K)

riolitas (Isla de Lipari, Italia). L) Granos metavolcánicos de riolitas pérmicas anquimetamórficas

(Alpes del Sur, Italia). Granos de metabasita: M) greenschist de epidota (río Laba, noroeste del

Gran Cáucaso) y

N) blueschist de epidota-glaucofana (río Varaita, Alpes europeos occidentales). Granos

ultramáficos: O) serpentinita celular de ofiolitas obductadas (Wadi Ham, norte de Omán); P)

serpentinita foliada de metaofiolitas subductadas (playa de Voltri, Italia). Todas las fotos están

tomadas con polares cruzados; barra azul para la escala = 100 m.

Figura Hoja de recuento5. de puntos utilizada de forma rutinaria para el análisis petrográfico de

arenas modernas en el Laboratorio de Estudios de Procedencia (Universidad Milano-Bicocca). Este


MANUSCRITO ACEPTADO
57

esquema permite registrar


MANUSCRITO ACEPTADO
58

información completa y detallada sobre los tipos de fragmentos de roca y recalcular los parámetros

petrográficos según los métodos QFL de Gazzi-Dickinson y QFR tradicional.

Figura 6. Composición y clasificación de las arenas en los mayores ríos del mundo (en su mayoría

datos propios publicados y no publicados). El cuarzo y los líticos sedimentarios son generalmente

predominantes y el feldespato subordinado (Q/F nunca < 1) , lo que indica que en la mayoría de los

sistemas fluviales una gran parte de la carga sedimentaria es reciclada de los estratos sedimentarios.

La arena cuarzosa pura caracteriza a los ríos que drenan bloques continentales en latitudes

subecuatoriales, donde tanto la meteorización como el reciclaje son extensos (Nilo Blanco, Congo,

Okavango). Las arenas ricas en líticos caracterizan a los ríos que drenan extensas cubiertas

sedimentarias y volcánicas en dominios orogénicos no disecados (Éufrates, Tigris, Terek, Kura,

Ródano, Ebro, Tevere). Los líticos volcánicos son predominantes en los ríos que drenan arcos

andesíticos orogénicos (Amazonas), campos basálticos anorogénicos (Nilo, Orange, Limpopo), o

ambos (Columbia; Whetten et al.,1969 ). Los líticos metamórficos son predominantes en los ríos

que drenan orógenos muy activos (por ejemplo, Brahmaputra) o escudos continentales quiescentes

(por ejemplo, Glomma). Los símbolos más pequeños se refieren a la carga en suspensión y

ejemplifican dos casos opuestos: la composición es bastante similar a la carga del lecho en el río

Irrawaddy, pero marcadamente diferente en el río Nilo. Q = cuarzo; F = feldespato; L = líticos (Lm

= metamórficos; Lv = volcánicos; Ls = sedimentarios).

Figura7 . Composición y clasificación de la arena en los abanicos de aguas profundas. Las

turbiditas de la fosa, del antearco y del retroarco de todo el Océano Pacífico se alimentan

principalmente de la erosión de los arcos insulares en el oeste y de los arcos continentales en el este.

La abundancia relativa de líticos volcánicos, feldespato y cuarzo depende del carácter del

magmatismo y del grado de disección de los terranos fuente (Dickinson, 1985). Las turbiditas

oceánicas remanentes del orógeno del Himalaya son ricas en cuarzo y líticos metamórficos o

sedimentarios. Los abanicos de aguas profundas procedentes de ríos transcontinentales que drenan
MANUSCRITO ACEPTADO
59

bloques continentales son ricos en cuarzo (por ejemplo, el Abanico del Congo), pero pueden incluir

feldespato y líticos volcánicos derivados de basaltos de inundación continental (por ejemplo, el Cono

del Nilo). Cada punto es la composición media de la arena de la parte superior


MANUSCRITO ACEPTADO
60

parte de un núcleo de aguas profundas. Los campos para la procedencia del arco magmático se

basan en compilaciones de datos en Marsaglia e Ingersoll (1992), Ingersoll y Eastmond (2007), y

Garzanti et al. (2018c). Fuentes de datos: BL = Bachman y Leggett (1982); Bl = Baltuck et al.

(1985); Br = Bartolini et al. (1975); D = De Rosa et al. (1986); GI = Gergen e Ingersoll (1986); G =

Garzanti et al. (2018b) y datos propios; IS = Ingersoll y Suczek (1979); M = Marsaglia (2004);

Marsaglia et al. (1992, 1995); PH = Prasad y Hesse (1982); PI = Packer e Ingersoll (1986); S =

Stewart (1977, 1978); SI = Suczek e Ingersoll (1985); YM = Yerino y Maynard (1984). Q = cuarzo;

F = feldespato; L = líticos (Lm

= metamórfico; Lv = volcánico; Ls = sedimentario).

Figura8 . Composición y clasificación de la arena en los mayores desiertos del mundo. El cuarzo

predomina en los mares de arena del Sáhara, el Kalahari y el Gran Nafud, que se nutren de un

extenso reciclaje de antiguas areniscas ricas en cuarzo. Los líticos calcáreos pueden ser comunes en

el Rub' al Khali y otros desiertos árabes y también se dan en las dunas de Egipto y el Sinaí. Los

líticos basálticos y la plagioclasa caracterizan los campos de dunas a lo largo de la costa hiperárida

de Namibia y Angola, alimentados principalmente por el río Orange. Los líticos sedimentarios y

metasedimentarios son comunes en los campos de dunas de Asia central, alimentados en gran medida

por los principales ríos que drenan los cinturones orogénicos (Amu Darya, Yarkhand, Río

Amarillo). Q = cuarzo; F = feldespato; L = líticos (Lm = metamórficos; Lv = volcánicos; Ls =

sedimentarios).

Tabla1 . Criterios utilizados en la clasificación de la arenisca a lo largo de los últimos años70.

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