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CapÍtuLO 13: peLiGrO en DeSemBarCO DeL reY

Mi señor Lugus.
En virtud de la deuda que tengo contraída he cumplido vuestros deseos. Os ofrezco este breve relato de mis actos como prueba de que la deuda
entre nosotros ha quedado plenamente satisfecha.
Al recibir vuestras instrucciones contraté los servicios de varias espadas de alquiler que frecuentan las tabernas del Camino Real, escoria que
apoyó al usurpador durante su rebelión. Sospecho que sólo otro aparte de mí profesaba lealtad al verdadero rey, aunque debo confesar que no
estoy muy seguro de cuán cierta era su lealtad y cuánto de ella era su deseo de meterse en trifulcas con el resto de nuestro grupo. Es el tipo más
irritable y pendenciero con el que me he cruzado nunca.
Una vez contratada esta basura rebelde les ordené, tal y como decían vuestras instrucciones, que saquearan una granja en los lindes de las
tierras de los Dannett cerca de Aguasdulces. Tal y como sospechabais, los Dannett no se habían preocupado de apostar ninguna de sus espadas
cerca de esta hacienda. El saqueo había terminado incluso antes de empezar. Algunas de mis espadas alquiladas se tomaron ciertas libertades
despreciables con las mujeres antes de pasarlas por la espada, una reprobable conducta que hizo más fácil cumplir mis siguientes instrucciones.
Manché el escudo que me enviasteis con la sangre de un campesino y lo abandoné en mitad de la carnicería. Es seguro que los hombres de Dannett
lo encontrarán y culparán a quien esperáis. No obtengo placer masacrando inocentes. No recuerdo concretamente el nombre de la casa Dannett
entre las fuerzas del usurpador, pero seguramente lucharon al lado de su señor Tully y del Pez Negro por lo que me reconforto sabiendo que estos
campesinos eran enemigos de la auténtica corona.
Debo añadir que conseguí los objetos que me solicitasteis como prueba de mis hechos. Si el correo no os los entrega junto con esta misiva, os
sugiero que le deis muerte inmediatamente.
La granja era pobre, pero mis mercenarios parecían satisfechos con su botín. Sé que no lo aprobaréis, pero decidí reclutar a mi compañero leal
como cómplice en la parte final de esta misión. Le ofrecí la paga combinada de todos los otros (y la oportunidad de derramar sangre rebelde), y
aceptó enseguida.
Preparamos el campamento y, mientras mi panda de malhechores, violadores y asesinos dormían, les masacramos hasta que no quedó ninguno. Mi
compatriota prestó juramento ante los Siete de que nunca revelaría nada, y partió inmediatamente con sus ganancias. Os aliviará saber que le dije
que pertenecía a la casa que deseáis inculpar, con lo que si contase alguna historia, por lo menos sería la correcta.
Ahora me dirijo a Bosque Real y me he procurado los servicios de un joven que aspira a ser como el Matarreyes cuando tenga la edad. Cree que
estoy en una misión especial de la Guardia Real y sabe que no debe romper el sello. Si estuviese roto, os sugiero de nuevo que le interroguéis y le
ejecutéis como creáis conveniente.
Confío en que mi deuda esté saldada en su totalidad, ya que no puedo en conciencia seguir siendo aliado de un hombre que lame las botas de esa
sanguijuela gorda del Bastión de Tormentas cuya pestilente presencia corrompe ahora el trono de nuestro legítimo rey.
No me cabe duda de que si deseáis contactar de nuevo conmigo encontraréis la manera de hacerlo, pero os pido que respetéis mi privacidad de aquí
en adelante. Habéis demostrado ser un verdadero amigo de los Targaryen y odiaría tener que levantar mi espada en vuestra contra.

Que los Siete os acompañen.


CA
Primeramente, por favor perdonad mi escritura. No es idioma fácil el que tenéis, sin embargo no confío en
otros para escribiros por razones evidentes.
Sorprendido de recibir vuestra petición pero agradecido de tener noticias de un viejo amigo como vos. Tenéis
razón en que no ha contraído matrimonio. Es estupidez para un hombre tener la falsa esperanza de que un hombre
puede casarse por encima de su nivel, pero un hombre es estúpido a veces. Un hombre está enternecido por las
palabras que habéis contado de la adorable Marita. Uno sabe que uno no puede esperar oírlas de ella directamente.
Uno ha llorado muchas lágrimas por amor, tantas como un hombre tiene para derramar. Un hombre
derramaría encantado lágrimas también por su querido y viejo amigo.
Los asuntos de un hombre podrían llevarle a Desembarco del Rey, al Torneo del Rey. Quizás un hombre podría
derramar lágrimas por su viejo y querido amigo allí.
Respeto a vuestra familia.
Respeto a vuestra familia. Ptek
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