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Entrando en la presencia de Dios

Copyright © Spanish edition 2015 por Derek Prince Ministries International, Inc.
Publicado en español por Iglesia Misión Carismática Internacional ©, Calle 22C No. 31—01,
Bogotá, Colombia, bajo contrato con Derek Prince Ministries International, Inc. Impreso y
comercializado por G12 Editores SAS ©, Calle 22c 31-01 Piso 5, Bogotá Colombia.
Todos los derechos reservados. Ninguna parte de este libro puede reproducirse en ninguna
forma sin el permiso escrito de la casa publicadora. La única excepción son citas breves,
revisiones impresas o artículos.
Título original en Inglés: Entering The Presence of God (©) 2007 by Derek Prince Ministries
DPM, PO Box 19501, Charlotte, NC 28219-9501 USA
Cuando no se especifique lo contrario, el texto Bíblico ha sido tomado de la versión Reina- Valera
© 1960 Sociedades Bíblicas en América Latina; © renovado 1988 Sociedades Bíblicas Unidas.
Utilizado con permiso.
Otras versiones de la Biblia utilizadas, indicadas con siglas:
JBS: Jubilee Bible 2000 – Russell Martin Stendal © 2000, 2001, 2010.
LBLA: LA BIBLIA DE LAS AMÉRICAS © Copyright 1986, 1995, 1997 by The Lockman
Foundation. Usada con permiso.
NBD: La Santa Biblia, Nueva Biblia al Dia (The New Living Bible, Spanish) Copyright © 2006,
2008 by Biblica, Inc.® Used by permission. All rights reserved worldwide.
NTV: La Santa Biblia, Nueva Traducción Viviente, © Tyndale House Foundation, 2010. Usado
con permiso de Tyndale House Publishers, Inc., 351 Executive Dr., Carol Stream, IL 60188,
Estados Unidos de América. Todos los derechos reservados.
NVI: La Santa Biblia, Nueva Versión Internacional® NVI® Copyright © 1999 by Biblica, Inc.®
Used by permission.
RVA: Reina Valera Antigua.
RVA-2015: Version Reina Valera Actualizada, Copyright © 2015 by Editorial Mundo Hispano.
Traducción y edición: Juan Sebastián Rodríguez Wilches, Santiago Rodríguez Wilches.
Portada y Maquetación: VisionArt © ISBN: 978-958-8824-46-8
Impreso en Colombia 2019
Tabla de contenido

Introducción

1. — Una actitud en la presencia de Dios 11

2. — Nuestra respuesta apropiada 29

3. — En espíritu y en verdad 39

4. — Su cuerpo: Limpiado por la sangre y el agua 47

5. — Su alma: Una aproximación emocional a la adoración 61

6. — Su espíritu: El camino hacia el Lugar Santísimo 77

7. — Cuatro bendiciones del nuevo pacto 91

8. — Cuatro requisitos de los verdaderos adoradores 109

9. — Nuestra actitud física de adoración 125

10. — La inevitabilidad de la adoración 143

11. — Adorando en el trono 151

Acerca del Autor 156


Introducción
Iniciando a finales los años setenta, y continuando hasta
los noventa, sucedió algo asombroso que moldeó la
historia de la iglesia.

Una revolución en la alabanza y adoración recorrió


todo el cuerpo de Cristo a nivel mundial y nombres
como Maranatha, Integrity Hosanna! Music, y Hillsong
se hicieron muy conocidos. Millones de creyentes
sacaron sus narices de antiguos himnarios y levantaron
sus rostros, manos y voces hacia el cielo. Una nueva
especie de salmistas llenó el cancionero con himnos
nuevos orientados verticalmente. Y no fue únicamente
la adoración colectiva, o grupal, la que floreció en
esta primavera espiritual. Incontables “momentos de
quietud” se hicieron menos… bueno, quietos, y mucho
más emocionantes cuando las personas descubrieron el
poder de la alabanza personal y privada.

La revolución tuvo un precursor. Este extraordinario


fenómeno fue promovido y estimulado por lo que
llegaría a conocerse como la Renovación Carismática
de los sesenta y setenta, un movimiento en el que la
obra y persona del Espíritu Santo fueron restaurados
plenamente en la iglesia. En donde sea que se le diera
lugar al Espíritu, Él tomaba a las personas de la mano
y las guiaba hacia la presencia sanadora y refrescante
del Padre.

En medio de este histórico movimiento carismático


estaba Derek Prince.

Si usted no conoce a Derek Prince, debe saber que


es ampliamente reconocido como una de las mentes
cristianas verdaderamente grandes del siglo veinte.
Fue un ciudadano británico que vivió la mayor parte
de la segunda mitad de su vida en Estados Unidos e
Israel. Fue educado en la prestigiosa Universidad de
Cambridge en Inglaterra, en donde fue contemporáneo
de C. S. Lewis (¿cuántos maestros de la Biblia conoce
que hayan sido profesores de Filosofía Antigua y
Moderna en Cambridge?).

En otoño del 2003, Derek Prince murió en su amada


Jerusalén –su hogar por cerca de veinte años– a la
edad de ochenta y ocho años.

Como está a punto de descubrir en las siguientes


páginas, estas maravillosas credenciales intelectuales
no significan que su enseñanza fuera seca, abstracta
o pedante. Pudo haber tenido la mente de un filósofo,
pero Dios le dio el alma de un poeta libre. Encontrará
que la enseñanza de Derek Prince es inspiradora,
edificante, práctica, reveladora y siempre accesible
–mucho más en los temas de adoración y comunión
con Dios–.

En uno de sus aclamados programas radiales en la


década de los ochenta, Derek dijo:
He tenido el privilegio de viajar y ministrar en
muchos países del mundo y he estado en muchos
lugares en los que el Espíritu Santo se movía y
era derramado, también donde se manifestaban
los dones espirituales. Pero he visto pocos lugares
en donde se ofrecieran alabanza y adoración
verdaderamente puras a Dios. Cuando usted
viene a Dios, adorándolo espiritualmente, entra
en comunión con Él. A través de la adoración y de
la comunión, usted recibe revelación. Aunque no
enseño esto como una manera de obtener cosas
de Dios, no deja de ser cierto que cuando nos
acercamos a Él con un motivo aceptable y con
alabanza y adoración adecuadas, verdaderamente
no hay límite en lo que Dios hará por nosotros.

Derek Prince tenía una manera única para presentar


verdades e ideas que nos ayudan a entrar adecuada-
y efectivamente en la presencia de Dios, para
explorar las profundas dimensiones de la adoración y
encontrar intimidad, fuerza, poder e impartición en
el Lugar Santísimo.

Prepárese para descubrir cuán


maravilloso es este lugar.
—Ministerios Derek Prince—
CAPÍTULO 1

Una actitud
en la presencia
de Dios

La adoración es uno de los temas principales de la Biblia y


es algo tremendamente importante en la vida del creyente;
sin embargo, la mayoría de los cristianos no tiene un
verdadero entendimiento de su naturaleza. Cuando muchos
asistentes a iglesias hablan acerca de la adoración, se
refieren al servicio dominical. Hablan de himnos y coros,
y de la congregación puesta de pie cantando las canciones
del día. Desafortunadamente, temo que en muchas de esas
iglesias hay muy poca adoración. Si este es el único marco
de referencia que el creyente promedio tiene del asunto,
entonces ni siquiera ha comenzado a adorar.

En este libro examinaremos la adoración mirando acciones


y comportamientos en el lugar en que verdaderamente
ocurre: dentro del corazón; definiremos conceptos como
alabanza, acción de gracias y adoración; identificaremos
11
12 Entrando en la presencia de Dios

las cosas que obstaculizan nuestra adoración; finalmente,


describiremos la progresión que nos llevará, paso a paso, a la
misma presencia de Dios, en la que podremos escuchar Su
voz y encontrar reposo en Sus brazos.

Nuestra Ofrenda
Cada vez que venimos a la presencia de Dios, Él pide que
le traigamos varios regalos o sacrificios; estos incluyen -pero
no se limitan a– el dinero y las posesiones materiales. Sin
embargo, en un nivel más alto, la Escritura habla de varios
dones espirituales o sacrificios que Dios pide que sus
seguidores traigan. Estos regalos espirituales son la acción
de gracias, la alabanza y la adoración.

A veces pensamos en estos conceptos indistintamente; yo los


comparo con los colores del arco iris, que son distintos pero
se mezclan entre sí sin líneas de separación definidas. Del
mismo modo la acción de gracias, la alabanza y la adoración
son distintas, pero se mezclan naturalmente entre ellas. Así
es como yo las distingo:

La acción de gracias se relaciona con la bondad de Dios.


La alabanza se relaciona con la grandeza de Dios.
La adoración se relaciona con la santidad de Dios.

La santidad es una categoría aparte. Es el atributo de Dios


más difícil de entender para la mente humana porque no
tiene un paralelo en la tierra. Podemos hablar de la sabiduría
de Dios porque conocemos personas sabias; podemos
hablar de la grandeza de Dios porque conocemos personas
Una actitud en la presencia de Dios 13

grandes; podemos hablar del poder de Dios porque hemos


visto demostraciones de gran poder; pero, aparte de Dios,
no hay un ejemplo terrenal de santidad, es algo único del
Señor y de aquellos que la han recibido de Él. Creo que
la adoración se relaciona directamente con la santidad de
Dios, pero así como es difícil entender Su santidad, puede
ser difícil entender la adoración y entrar en ella.

Por lo tanto, de estos tres regalos o sacrificios, la adoración


es el más difícil de ofrecer de una manera que sea aceptable
a Dios. Los dos primeros son escencialmente expresiones de
la boca, pero la adoración es principalmente una actitud; así
que es importante entender estos tres términos si vamos a
hacerlos parte de nuestra ofrenda a Dios.

Alabanza
La alabanza corre como un hilo dorado a través de toda la
Biblia, de principio a fin. La alabanza es eterna y su origen
es celestial. Es la ocupación incesante de todos los seres
gloriosos y eternos que habitan en el cielo, en donde disfrutan
de un acceso cercano e ininterrumpido a Dios mismo. El
acceso ininterrumpido exige alabanza ininterrumpida.

La alabanza también está asociada a la tierra desde su inicio.


En Job 38, Dios desafió al patriarca con esta pregunta:

¿Dónde estabas tú cuando yo fundaba la tierra?


... Cuando alababan todas las estrellas del alba,
Y se regocijaban todos los hijos de Dios?
(Job 38:4,7)
14 Entrando en la presencia de Dios

¡Qué hermosa imagen del inicio del mundo! La alabanza


acompañó a nuestro planeta desde que inició su recorrido
en su órbita celestial y la responsabilidad del pueblo de Dios
es garantizar que la alabanza continúe marcando el camino
del planeta, hasta que el cielo y la tierra dejen de ser.

La alabanza es la manera apropiada de relacionarnos con


Dios como Rey en Su trono:

Sin embargo, tú eres santo, estás entronizado en


las alabanzas de Israel.
(Salmo 22:3 NTV)

Combinada con la acción de gracias, la alabanza nos da


acceso a Dios. Vemos esto en el Salmo 100 cuando el salmista
dijo:

Entrad por sus puertas con acción de gracias,


Por sus atrios con alabanza; Alabadle, bendecid
su nombre.
(Salmos 100:4)

Acá hay dos niveles de acceso. El primero por las puertas de


Dios y el segundo por Sus atrios. El salmista indica que la
acción de gracias es lo que nos hace cruzar las puertas, pero
la alabanza nos lleva a los atrios. Esto también está ilustrado
de manera hermosa en el libro de Isaías cuando el profeta
dijo al pueblo de Dios:

Nunca más se oirá en tu tierra violencia,


destrucción ni quebrantamiento en tu territorio,
Una actitud en la presencia de Dios 15

sino que a tus muros llamarás Salvación, y a tus


puertas Alabanza.
(Isaías 60:18)

Dios habita en un lugar perfecto de paz y tranquilidad. No


solo no hay violencia ni destrucción, sino que ni siquiera se
oyen sonidos de ellos. Pero note la manera de entrar: todas
las puertas son alabanza. En otras palabras, la única manera
de entrar al lugar de la presencia y morada de Dios es a través
de la alabanza. Sin ella, ni siquiera podríamos acceder a los
atrios exteriores.

Acción de gracias
Así que, tomando el Reino inmóvil, retengamos
la gracia por la cual sirvamos a Dios,
agradándole con temor y reverencia.
(Hebreos 12:28 JBS, énfasis añadido)

La Jubilee Bible 2000 dice “retengamos la gracia”, pero la Reina


Valera 1960 traduce el mismo verso de otra manera:

Así que, recibiendo nosotros un reino inconmovible,


tengamos gratitud, y mediante ella sirvamos a
Dios agradándole con temor y reverencia.
(énfasis añadido)

De hecho, ambas son una traducción correcta. En griego,


“tener gracia” –la palabra clave es charis– es lo mismo que
decir “gracias”. Hay una conexión directa entre la gracia y la
16 Entrando en la presencia de Dios

gratitud(1). Una persona desagradecida es una persona que


está fuera de la gracia de Dios. Usted no puede estar dentro
de Su gracia si es un desagradecido.

Tres de las lenguas romances del mundo, aquellas que se


derivan del latín, retienen una conexión directa entre gracia
y gratitud. En francés, grâce à Dieu significa “gracias a Dios”.
En italiano, se usa la palabra grazie para agradecer, mientras
que en español se dice “gracias”. No se puede separar la
gratitud de la gracia de Dios. Cuando hacemos la “oración de
gracia”(2) antes de una comida, estamos diciendo en realidad
“seamos agradecidos”.

Hay un hermoso pasaje en el Salmo 95 que describe el


progreso hacia la adoración. Comienza con una alabanza
ruidosa y con júbilo –mucho más ruidosa de lo que algunas
iglesias permitirían–.

Venid, cantemos con gozo al Señor, aclamemos


con júbilo a la roca de nuestra salvación
(Salmo 95:1 LBLA)

Esto no se refiere a cantar en voz alta, ¡se refiere a gritar!(3) Me


gusta que sea así. Creo que hay una cosa difícil de aceptar
para Dios, y es la alabanza tibia. La escritura dice: “Grande

1 La explicación acerca de la distinción entre las palabras gracia y gratitud es necesaria


en inglés (idioma original del libro), porque las palabras evolucionaron de manera muy
diferente: grace (gracia) y thankfulness (gratitud). Ese no es el caso en el español. Por
lo tanto, esta distinción y el párrafo siguiente pueden parecer innecesarios para un
hispanohablante. [N. del T.]
2 En inglés se denomina grace (gracia) a una oración corta hecha antes o después de
comer. [N. del T.]
3 En inglés: “¡shouting means shouting!” (¡gritar significa gritar!). La New King James
Version, usada por Derek Prince, utiliza la palabra shout (gritar) en vez de aclamar en el
Salmo 95. [N. del T.]
es el Señor, y digno de ser alabado en gran manera” (Salmo 145:3
LBLA). De hecho, si usted no está preparado para alabarlo a
lo grande, ni siquiera lo haga.

Vengamos ante su presencia con acción de


gracias; aclamémosle con salmos.
(Salmos 95:2 LBLA)

Note nuevamente las dos etapas de acceso: acción de gracias


y alabanza. No hay otra manera de entrar a la presencia de
Dios. Los siguientes tres versos nos dan las razones por las
cuales debemos alabarlo y ser agradecidos con Él. La Biblia
es muy lógica, no solo nos pide que hagamos algo, sino que
nos explica la razón.

Porque Dios grande es el Señor, y Rey grande


sobre todos los dioses.
(Salmos 95:3 LBLA)

Recuerde que dije que la alabanza es el reconocimiento de


la grandeza de Dios. Así que acá se usa la palabra grande
dos veces. El Señor es “Dios grande, y Rey grande sobre todos
los dioses”. Reconocemos Su grandeza a través de la alabanza
estruendosa, jubilosa y emocionante. Luego lo vemos como
el poderoso Creador.

En cuya mano están las profundidades de la


tierra; suyas son también las cumbres de los
montes. Suyo es el mar, pues El lo hizo, y sus
manos formaron la tierra firme.
(Salmos 95:4-5 LBLA)
18 Entrando en la presencia de Dios

Así que venimos a Él agradeciéndole y alabándolo por las


maravillas de Su creación. Pero eso solo es la puerta de
entrada, en el verso seis llegamos a la adoración. La alabanza
y acción de gracias son verdaderamente nuestra manera
de acercarnos a la adoración. Note que tan pronto como
llegamos a la adoración, vemos una actitud.

Venid, adoremos y postrémonos; doblemos la


rodilla ante el Señor nuestro Hacedor.
(Salmos 95:6 LBLA)

Acá pasamos de la expresión a la actitud. Comenzamos


con alabanza y acción de gracias, pero eso no es el fin o
la meta. Cuando los cristianos se detienen allí, se pierden
realmente de la meta: la verdadera adoración, la cual no es
una expresión sino una actitud.

Adoración
Cuando usted entra en contacto, se hace consciente o tiene
una revelación de la santidad de Dios; solo hay una respuesta
apropiada: adorar. Sin tal revelación, realmente no podemos
tener adoración. Podemos asistir a una reunión musical,
pero no entraremos en adoración hasta tener una revelación,
así sea parcial, de la santidad de Dios. La santidad de Dios no
se puede explicar, tampoco puede ser definida, solo puede
ser revelada.

Esto es muy importante porque pienso que muchos cristianos


tienen la idea de que la santidad es un conjunto de reglas
acerca de hacia dónde ir, qué hacer y cómo hablar o vestirse.
Una actitud en la presencia de Dios 19

Eso no tiene nada que ver con la santidad. Pablo fue muy
enfático acerca de eso en Colosenses:

Pues si habéis muerto con Cristo en cuanto a


los rudimentos del mundo, ¿por qué, como si
vivieseis en el mundo, os sometéis a preceptos
tales como: No manejes, ni gustes, ni aun toques
(en conformidad a mandamientos y doctrinas de
hombres), cosas que todas se destruyen con el uso?
Tales cosas tienen a la verdad cierta reputación
de sabiduría en culto voluntario, en humildad
y en duro trato del cuerpo; pero no tienen valor
alguno contra los apetitos de la carne.
(Colosenses 2:20-23)

Esto es profundamente cierto. Entre usted más se enfoque


en las cosas que no debe hacer, más poder tendrán estas
cosas sobre usted. Si usted piensa: “No pierdas la calma; pase
lo que pase, no pierdas la calma”. ¿Qué es lo siguiente que pasa?
Usted pierde la calma, porque se está enfocando en lo que no
es. Con razón tantas personas han decidido que no quieren
tener ninguna relación con la santidad.

Hebreos 12 habla acerca de la disciplina que Dios, como


Padre, tiene con sus hijos:

Y aquéllos [nuestros padres terrenales],


ciertamente por pocos días nos disciplinaban
como a ellos les parecía, pero éste [Dios] para lo
que nos es provechoso, para que participemos de
su santidad.
(Hebreos 12:10)
20 Entrando en la presencia de Dios

La santidad no es una serie de prohibiciones y permisos.


Dios no es santo porque tenga un conjunto de reglas delante
de Él para verificar Su propia conducta. Las reglas no tienen
nada que ver con la santidad divina o bíblica.

Atributos de Dios
La santidad es la esencia de lo que Dios es. Todo acerca del
Señor es santo; entonces, para entender correctamente la
santidad, necesitamos entender quién es Dios y cómo es Él.
Por lo tanto, permítame describir algunos de los atributos de
Dios –la manera en que la Biblia lo describe–.

Dios es luz

Este es el mensaje que hemos oído de él, y os


anunciamos: Dios es luz, y no hay ningunas
tinieblas en él.
(1 Juan 1:5)

Dios es luz. No es simplemente el creador de la luz o el que


la envía, sino que Él mismo es la luz.

Dios es amor

El que no ama, no ha conocido a Dios; porque


Dios es amor… Y nosotros hemos conocido y
creído el amor que Dios tiene para con nosotros.
Una actitud en la presencia de Dios 21

Dios es amor; y el que permanece en amor,


permanece en Dios, y Dios en él.
(1 Juan 4:8,16)

Dios es tanto luz como amor. Hay una tensión entre ambas:
la luz puede asustarlo, pero el amor lo atrae. Pienso que hay
una tensión similar en nuestra relación con Dios. Queremos
acercarnos a Él, pero nos sentimos incómodos al entrar a esa
luz que lo llena todo.

Dios es justicia y juicio


Esto es absolutamente parte de Su naturaleza. En el libro de
Deuteronomio, Moisés enfatizó:

Porque el nombre de Jehová proclamaré.


Engrandeced a nuestro Dios. El es la Roca,
cuya obra es perfecta, Porque todos sus caminos
son rectitud; Dios de verdad, y sin ninguna
iniquidad en él; Es justo y recto.
(Deuteronomio 32:3-4)

Muchas personas acusan a Dios de injusticia en sus


circunstancias o situación particulares, pero la Biblia dice
que no hay injusticia en Dios. Él es totalmente justo, un Dios
de verdad. Considere las palabras de Abraham en Génesis
cuando estaba intercediendo al Señor por Sodoma:

Lejos de ti el hacer tal, que hagas morir al justo


con el impío, y que sea el justo tratado como el
impío; nunca tal hagas. El Juez de toda la tierra,
¿no ha de hacer lo que es justo?
(Génesis 18:25)

Eso es lo que Dios es: el Juez de toda la tierra, que siempre


actúa con justicia. No hay injusticia ni iniquidad en Él. A
veces podemos ser tentados a creer que Dios es injusto, pero
la Escritura declara enfáticamente que esto no podría estar
más alejado de la realidad.

Dios es enojo e ira


Esto es algo para lo que el cristianismo contemporáneo
casi no da lugar, pero es muy importante. Nahum da una
descripción impresionante de esto:

Jehová es Dios celoso y vengador; Jehová es


vengador y lleno de indignación; se venga de sus
adversarios, y guarda enojo para sus enemigos.
(Nahum 1:2)

El Señor se indigna, es furioso y se venga. Esto es parte de la


naturaleza divina y eterna de Dios. Si sacamos esta parte, no
estamos presentando la verdadera imagen de Dios. El libro
de Apocalipsis nos da un vistazo del juicio de Dios que caerá
sobre el anticristo:

Y el tercer ángel los siguió, diciendo a gran voz:


Si alguno adora a la bestia y a su imagen, y
recibe la marca en su frente o en su mano, él
también beberá del vino de la ira de Dios, que
Una actitud en la presencia de Dios 23

ha sido vaciado puro en el cáliz de su ira; y será


atormentado con fuego y azufre delante de los
santos ángeles y del Cordero; y el humo de su
tormento sube por los siglos de los siglos. Y no
tienen reposo de día ni de noche los que adoran
a la bestia y a su imagen, ni nadie que reciba la
marca de su nombre.
(Apocalipsis 14:9-11)

“Atormentado… delante del Cordero”. No es exactamente la


imagen contemporánea del Jesús amable, manso y suave;
pero es parte de Su carácter divino y eterno. Dios es el
juez. Algunos creen que Él es demasiado misericordioso
para castigar por la eternidad a alguien. Eso no es bíblico y,
además, es muy peligroso ignorar este hecho.

Yo testifico a todo aquel que oye las palabras de


la profecía de este libro: Si alguno añadiere a
estas cosas, Dios traerá sobre él las plagas que
están escritas en este libro. Y si alguno quitare
de las palabras del libro de esta profecía, Dios
quitará su parte del libro de la vida, y de la
santa ciudad y de las cosas que están escritas
en este libro.
(Apocalipsis 22:18-19)

Si hay algo claramente escrito en el libro de Apocalipsis es


el juicio eterno. Estamos llegando a un punto en la sociedad
donde somos más amables con el criminal que con la
víctima. ¿Por qué? Porque no queremos ser críticos. ¿Por qué
no queremos ser críticos? Creo que esto es porque dentro de
nosotros sabemos que si hay juicio para alguien más, habrá
juicio para nosotros.
24 Entrando en la presencia de Dios

Dios es piedad y misericordia


La palabra traducida en la Escritura como misericordia
significa amor inquebrantable. Al estudiar esto, llegué a la
conclusión de que lo que realmente significa es la fidelidad de
Dios al guardar los pactos. Esta fidelidad de Dios a Su pacto es
uno de Sus más grandes atributos.

En el Salmo 51, David estaba orando durante un tiempo de


profundo sufrimiento cuando su alma pendía de un hilo. Fue
su oración de arrepentimiento después de que su pecado con
Betsabé y el homicidio de Urías habían sido descubiertos.

Ten piedad de mí, oh Dios, conforme a tu


misericordia; Conforme a la multitud de tus
piedades borra mis rebeliones.
(Salmos 51:1)

Conforme a tu misericordia es una referencia a la fidelidad


de Dios que guarda los pactos. Básicamente, David estaba
diciendo: “Te comprometiste a perdonar si yo reunía las
condiciones. Apelo a Ti teniendo esto en cuenta”. ¡Cuán
importante es acercarnos a Dios de esa manera! La misma
idea ocurre en otros salmos también.

Alabad a Jehová, porque él es bueno; Porque


para siempre es su misericordia [Su fidelidad a
Su pacto].
(Salmos 106:1)
Una actitud en la presencia de Dios 25

Dios es gracia

Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de


la gracia, para alcanzar misericordia y hallar
gracia para el oportuno socorro.
(Hebreos 4:16)

Hay dos cosas es este pasaje que usted no puede obtener


por mérito: misericordia y gracia. Primero necesitamos
misericordia, pero luego necesitamos gracia. La gracia no
puede ser ganada por merecimientos. Las personas religiosas
tienen un verdadero problema porque piensan que deben
merecer todo; como consecuencia, tienden a despreciar la
gracia de Dios. “Acerquémonos, pues, confiadamente al trono
de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el
oportuno socorro”. Necesitamos la misericordia para el pasado
y la gracia para el futuro. Es solo con la gracia de Dios que
podemos convertirnos en la clase de personas, y vivir la clase
de vidas, que Él requiere de nosotros.

Dios es poder
Toda la Biblia está llena de testimonios del Poder de Dios.
Miremos un solo ejemplo en los Salmos:

Jehová reina; se vistió de magnificencia; Jehová


se vistió, se ciñó de poder. Afirmó también el
mundo, y no se moverá. Firme es tu trono desde
entonces; Tú eres eternamente. Alzaron los ríos,
oh Jehová, Los ríos alzaron su sonido; Alzaron
los ríos sus ondas. Jehová en las alturas es más
26 Entrando en la presencia de Dios

poderoso que el estruendo de las muchas aguas,


más que las recias ondas del mar.
(Salmos 93:1-4)

La santidad es la totalidad
del ser de Dios
Permítame recapitular los siete atributos de Dios:

1. Luz.
2. Amor.
3. Justicia y juicio.
4. Enojo e ira.
5. Piedad y misericordia.
6. Gracia.
7. Poder.

Creo que la santidad de Dios es todo eso. Es todo lo que


Dios es. Santo es la única palabra que se usa tres veces en la
misma frase para referirse a Dios tanto en el Antiguo, como
en el Nuevo Testamento. En Isaías, los serafines claman:

Santo, santo, santo, Jehová de los ejércitos; toda


la tierra está llena de su gloria.
(Isaías 6:4)

Y en Apocalipsis, los seres vivientes y los ancianos se postran


y claman:
Una actitud en la presencia de Dios 27

Santo, santo, santo es el Señor Dios Todopoderoso,


el que era, el que es, y el que ha de venir.
(Apocalipsis 4:8)

Creo que hay un significado en la triple repetición. Pienso


que el Padre es santo; el Hijo es santo; el Espíritu es santo,
y nadie más es santo. Dios es único en Su santidad y solo
podemos entender o hacernos partícipes de la santidad en la
medida en que nos relacionamos con Dios.

La adoración es nuestra respuesta a la santidad de Dios.


De nuevo, cuando no hay revelación de santidad, no puede
haber adoración. Puede tener linda música en el servicio,
puede tener alabanza y acción de gracias, pero sin esa
revelación no puede tener adoración. En el momento en que
conocemos la santidad de Dios –en cualquier medida–, la
respuesta apropiada siempre es la adoración.

Entrad por sus puertas con acción de gracias,


Por sus atrios con alabanza.
(Salmos 100:4)

Damos gracias a Dios porque estamos agradecidos por lo


que ha hecho. Cuando lo alabamos, estamos reconociendo
Su grandeza, pero ese no es el fin. Muchos de nosotros nos
detenemos ahí. Hemos entrado a los atrios, ¿pero para qué
estamos ahí? Estamos ahí para adorar. Si nos detenemos
después de la canción de alabanza, habremos tenido un
buen tiempo, pero no hemos encontrado verdaderamente
el corazón y el propósito de Dios. Hay algo que clama por
más. Deseamos la presencia de Dios. Ansiamos estar en
28 Entrando en la presencia de Dios

contacto directo con el Dios viviente y ofrecerle lo único que


tenemos para darle: nuestra adoración. Así que continuemos
nuestro viaje y pidamos al Señor que, por Su gracia, nos
permita entrar a Su presencia. Porque cuando estamos en Su
presencia, comenzamos a adorarlo verdaderamente.
CAPÍTULO 2

Nuestra
respuesta
apropiada

Los Salmos nos dan una imagen increíblemente clara y


hermosa de la verdadera adoración. Entremos nuevamente
al rico y poderoso lenguaje del Salmo 95:

Vengan, cantemos con júbilo al Señor; aclamemos


a la roca de nuestra salvación. Lleguemos ante él
con acción de gracias, aclamémoslo con cánticos.
Porque el Señor es el gran Dios, el gran Rey sobre
todos los dioses. En sus manos están los abismos
de la tierra; suyas son las cumbres de los montes.
Suyo es el mar, porque él lo hizo; con sus manos
formó la tierra firme. Vengan, postrémonos
reverentes, doblemos la rodilla ante el Señor
nuestro Hacedor. Porque él es nuestro Dios y

29
30 Entrando en la presencia de Dios

nosotros somos el pueblo de su prado; ¡somos un


rebaño bajo su cuidado!
(Salmos 95:1-7 NVI)

Hay tres fases sucesivas que quiero examinar. Primero, en los


primeros dos versos tenemos alabanza con acción de gracias
de una manera ruidosa y exuberante: “Aclamemos a la roca
de nuestra salvación. Lleguemos ante él con acción de gracias,
aclamémoslo con cánticos”. Es una especie de preludio.

Luego, entre los versículos tres y cinco, el salmista nos da


razones para alabar y dar gracias. Como ya hemos aprendido,
le agradecemos a Dios por lo que hace. Lo alabamos por
quien es. Ambas razones se incluyen en el verso tres: “Porque
el Señor es el gran Dios”. En otro lugar de los Salmos dice:
“Grande es Jehová, y digno de suprema alabanza” (Salmo 145:3).
Su alabanza debe estar relacionada con Su grandeza. El
Salmo 95 nos recuerda lo que Dios hizo: “Suyo también el mar,
pues él lo hizo; Y sus manos formaron la tierra seca” (Salmo 95:5).

Cuando nos acercamos a Dios de esta manera: con alabanza


y acción de gracias, nuestra vista se enfoca en Dios. Esto
es esencial para la adoración porque su gran enemigo es
el egoísmo. Mientras estemos enfrascados en nosotros, en
nuestros propios problemas y en las cosas que suceden a
nuestro alrededor, no estamos en una posición para adorar
a Dios.

Como mencioné en el capítulo anterior, la tercera fase está


encontrada en los versos seis y siete, donde la adoración se
expresa con una actitud.
Nuestra respuesta apropiada 31

Vengan, postrémonos reverentes, doblemos la


rodilla ante el Señor nuestro Hacedor.
(Salmos 95:6 NVI)

Permítame señalar dos cosas de estos versos. Primero que


todo, la adoración nos separa como el pueblo de Dios. La
razón dada para adorar es: “Porque él es nuestro Dios y nosotros
somos el pueblo de su prado” (Salmo 95:7 NVI). Al adorar
a Dios, declaramos precisamente con ese acto quién es
nuestro Dios. Aquel a quien adoramos debe ser necesaria- e
inevitablemente nuestro Dios. Como señalaré más adelante,
es por esto que es tan importante que lo adoremos a Él y a
nadie más. La adoración nos separa como el pueblo de Dios.

Segundo, la adoración es nuestra respuesta apropiada al


amor y cuidado de Dios por nosotros. “¡Somos un rebaño bajo
su cuidado!” (Salmo 95:7 NVI).

Resultados de la adoración
Quiero continuar con el Salmo 95, con lo que creo que
describe los dos resultados de la adoración y, eventualmente,
el precio que pagamos si no adoramos.

Si oyereis hoy su voz, no endurezcáis vuestro


corazón, como en Meriba, como en el día de
Masah en el desierto, donde me tentaron
vuestros padres, Me probaron, y vieron mis
obras. Cuarenta años estuve disgustado con la
nación, Y dije: pueblo es que divaga de corazón,
32 Entrando en la presencia de Dios

y no han conocido mis caminos. Por tanto, juré


en mi furor que no entrarían en mi reposo.
(Salmos 95:7-11)

Acá vemos dos resultados de la verdadera adoración, de


estar inclinado y de rodillas en la presencia de Dios. El
primero es que escuchamos la voz de Dios, pasamos de la
alabanza y acción de gracias exuberante a una etapa de
descanso interior, tranquilidad y quietud; en donde todo se
susurra y donde todavía estamos en la presencia de Dios. En
esa actitud de adoración podemos escuchar Su voz de una
manera en que nunca podríamos hacerlo si somos llevados
por nuestros propios problemas y perplejidades. Una de
las cosas esenciales acerca de la adoración es enfocarnos
en el Señor, alejándonos de nosotros mismos, como si
estuviéramos uniendo nuestra identidad con la Suya.

Es vital poder escuchar la voz de Dios. En Jeremías, Dios


declaró enfáticamente a Su pueblo:

Lo que sí les ordené fue lo siguiente:


‘Obedézcanme. Así yo seré su Dios…
(Jeremías 7:23 NVI)

Es la afirmación más sencilla que yo conozco acerca de


lo que Dios requiere: “Obedézcanme. Así yo seré su Dios”.
Deuteronomio 28 muestra todas las bendiciones de la
obediencia y todas las maldiciones de la desobediencia. Las
bendiciones comienzan: “Si oyeres atentamente la voz de Jehová
tu Dios, para guardar y poner por obra todos sus mandamientos…
vendrán sobre ti todas estas bendiciones” (Deuteronomio 28:1-2).
Nuestra respuesta apropiada 33

Las maldiciones comienzan: “Si no oyeres la voz de Jehová tu


Dios, para procurar cumplir todos sus mandamientos… vendrán
sobre ti todas estas maldiciones” (Deuteronomio 28:15). El
elemento decisivo es escuchar o no la voz de Dios.

No quiero producirle un shock, pero no es suficiente con


simplemente leer la Biblia. La Escritura dice: “Mis ovejas
oyen mi voz… y me siguen” (Juan 10:27). Usted no puede seguir
a Jesús si no escucha Su voz. Es bueno leer la Biblia, pero
usted puede hacerlo sin siquiera escuchar la voz del Señor.
Pienso que la adoración es la manera apropiada para estar
en una actitud y relación en donde podemos escuchar la voz
de Dios.

El segundo resultado es que entramos en Su reposo. La


adoración y el escuchar la voz de Dios nos lleva a un reposo
que no es posible alcanzar de ninguna otra manera. Solo
aquellos que realmente saben adorar pueden disfrutar
de esto. (El reposo es muy raro entre los estadounidenses
contemporáneos. Son un grupo de personas inquietas y
nerviosas).

Por consiguiente, queda todavía un reposo especial


para el pueblo de Dios; porque el que entra en el
reposo de Dios descansa también de sus obras, así
como Dios descansó de las suyas. Esforcémonos,
pues, por entrar en ese reposo, para que nadie caiga
al seguir aquel ejemplo de desobediencia.
(Hebreos 4:9-11 NVI)

Consideremos por un momento el asunto del día de reposo.


Yo no predico el legalismo y no creo que los cristianos estén
34 Entrando en la presencia de Dios

bajo la ley de Moisés. En Romanos se nos recuerda que “el fin


de la ley es Cristo, para justicia a todo aquel que cree” (Romanos
10:4). La muerte de Cristo terminó la ley, no en sus otros
aspectos, sino como un medio para obtener la justicia. No
somos hechos justos guardando la ley de Moisés y, por lo
tanto, personalmente, no pienso que los cristianos deban
guardar el sabbath como los judíos lo hacen.

Además, así usted pudiera convencerme de que el domingo


es el sabbath (aunque el sabbath es el séptimo día de la
semana, mientras que el domingo es el primero), todos
quebrantaríamos el sabbath horriblemente. En el sabbath
no está permitido encender ningún tipo de fuego, encender
una luz, prender una estufa, o viajar más de una distancia
mínima. ¡La mayoría de nosotros quebrantaría el sabbath
solo con ir a la iglesia!

Pero la escritura dice: “Por tanto, queda un reposo para el


pueblo de Dios” (Hebreos 4:9). He llegado a creer que no estoy
complaciendo a Dios si estoy ocupado los siete días de la
semana.

La primera cosa que Dios santificó fue el tiempo. Santificó


el séptimo día. Antes de santificar un lugar o cualquier otra
cosa, Él santificó el tiempo. Creo que el tiempo necesita
seguir siendo santificado. Dios dijo a Israel que cada
séptimo año no debían sembrar nada (vea, por ejemplo,
Éxodo 23:11). ¿Sabe usted lo que es esto? Es una prueba de
fe: –“¿Qué vamos a comer Dios?” –“Yo me encargaré de eso;
ustedes dejen descansar la tierra”. Israel falló, no lo hicieron.
Algunos siglos después, Dios dijo: “Muy bien. Su tierra no
tuvo su sabbath; voy a corregirlo. Irán al cautiverio. Será la
compensación por todos los sabbaths que no guardaron”.
Nuestra respuesta apropiada 35

Creo que Dios también se relaciona con los creyentes de esa


manera. Algunos nunca descansan, semana tras semana,
día tras día, trabajando siempre al mismo ritmo, nunca
santificando tiempo para Dios. Eventualmente, compensarán
todo el tiempo que perdieron en el hospital.

Así que le pregunto: ¿sabe usted lo que es descansar? ¿Es capaz


de disciplinarse a usted mismo para dejar de hacer cosas,
incluso mentalmente? ¿Puede en algún momento recostarse
y dejar de pensar en lo que debería estar haciendo? Temo
que muchos de nosotros no sabemos lo que es el descanso.

Este ha sido un nuevo concepto para mí: aprender a adorar


y aprender a descansar. Encuentro que están íntimamente
relacionadas. Creo que hay que agradecer y alabar a Dios
en voz alta, con danzas, aplausos y cánticos. Pero llega un
tiempo en el que necesitamos inclinarnos y quedarnos
en quietud. Hoy, si usted escucha Su voz, no endurezca su
corazón. No se pierda el descanso.

Resultados de fallar en la adoración


Israel, como pueblo, falló en aceptar el llamado de Dios a la
adoración. Si regresamos al Salmo 95, veremos el resultado
de su falla.

Si oyereis hoy su voz, No endurezcáis vuestro


corazón, como en Meriba, como en el día de
Masah en el desierto, donde me tentaron
vuestros padres, me probaron, y vieron mis
36 Entrando en la presencia de Dios

obras. Cuarenta años estuve disgustado con la


nación, y dije: Pueblo es que divaga de corazón,
y no han conocido mis caminos. Por tanto, juré
en mi furor que no entrarían en mi reposo.
(Salmos 95:7-11)

¿Cuáles fueron los resultados de la falla de Israel al adorar?


Primero, se endurecieron sus corazones; segundo, no
escucharon la voz de Dios; tercero, lo provocaron a ira;
cuarto, no entraron a Su reposo. Fallaron al seguir los pasos
de alabanza y acción de gracias que nos llevan a inclinarnos
y arrodillarnos; a tener una actitud de quietud, de un susurro
reverente delante de Dios en el que escuchamos Su voz y a
través del cual entramos en nuestro reposo.

En 1 Reyes 19, se registra que Elías estaba huyendo de Jezabel.


Se refugió en el desierto e hizo el largo viaje al Monte Horeb,
el lugar en el que Dios hizo originalmente Su pacto con los
hijos de Israel. Cuando Elías estaba allí, el Señor le habló y
lo hizo pasar por una serie de experiencias dramáticas antes
de darle una revelación fresca de Él mismo.

El Señor le ordenó: –Sal y preséntate ante mí


en la montaña, porque estoy a punto de pasar
por allí. Como heraldo del Señor vino un viento
recio, tan violento que partió las montañas e
hizo añicos las rocas; pero el Señor no estaba en
el viento. Después del viento hubo un terremoto,
pero el Señor tampoco estaba en el terremoto.
Tras el terremoto vino un fuego, pero el Señor
tampoco estaba en el fuego.
(1 Reyes 19:11-12 NVI)
Nuestra respuesta apropiada 37

Esto es lo que llamo el preludio a la adoración: el viento,


el terremoto y el fuego. Un estruendoso ruido y mucha
emoción, pero no era adoración.

Y después del fuego vino un suave murmullo.


(1 Reyes 19:12 NVI)

La Traducción en lenguaje actual dice: “el ruido delicado del


silencio”. Eso es lo que quiero que usted asocie con la
adoración: el delicado ruido del silencio.

Cuando Elías lo escuchó, se tapó la cara con su


capa…
(1 Reyes 19:13 NVI)

¿Qué es eso? Es adoración. Justo como los ángeles y serafines


son descritos e ilustrados en la Escritura, que cubren sus
rostros y pies con sus alas en la presencia de Dios, Elías
cubrió su propio rostro.

…se cubrió el rostro con el manto y, saliendo, se


puso a la entrada de la cueva. Entonces oyó una
voz que le dijo: –¿Qué haces aquí, Elías?
(1 Reyes 19:13 NVI)

Elías llegó a ese lugar de quietud y reverencia en la presencia


de Dios en el que el Señor pudo hablarle. En esa actitud,
Elías escuchó el susurro de Dios que no podía escuchar de
ninguna otra manera. Y a través de escuchar la voz de Dios
–si leemos la historia que sigue– recibió fuerza y dirección.
Salió como un hombre renovado con un nuevo propósito,
una nueva fe y un nuevo coraje. Entró en su reposo a través
de la adoración.
CAPÍTULO 3

En espíritu
y en
verdad

Jesús, en Su conversación con la Samaritana, mencionó la


única condición del corazón que hace que nuestra adoración
sea aceptable para Dios. La mujer comenzó a hablar acerca
de las afirmaciones contradictorias de Jerusalén y Samaria
como centros de adoración, pero mientras ella hablaba
sobre las pretensiones de estos dos lugares geográficos, Jesús
volteó la conversación en una nueva e inesperada dirección.

Jesús le dijo: Mujer, créeme, que la hora viene


cuando ni en este monte ni en Jerusalén adoraréis
al Padre. Vosotros adoráis lo que no sabéis;
nosotros adoramos lo que sabemos; porque la
salvación viene de los judíos. Mas la hora viene,
y ahora es, cuando los verdaderos adoradores
adorarán al Padre en espíritu y en verdad; porque
39
40 Entrando en la presencia de Dios

también el Padre tales adoradores busca que le


adoren. Dios es Espíritu; y los que le adoran, en
espíritu y en verdad es necesario que adoren.
(Juan 4:21-24)

Las palabras de Jesús a la mujer fueron proféticas. Antes


de que pasaran cien años de esa conversación, el templo en
Jerusalén fue destruido y se hizo imposible que los judíos
adoraran allí. Sin embargo, antes de la destrucción del
templo, Dios proveyó una alternativa para que Su pueblo
lo adorara. Transfirió los requisitos de un lugar físico a una
condición espiritual. La condición espiritual que Jesús dijo
fue: “en espíritu y en verdad”.

De hecho, Dios busca adoradores de este tipo. Esto es,


para mí, una de las afirmaciones más emocionantes y
sorprendentes de la Biblia: que el Dios todopoderoso está
buscando a personas para que lo adoren. Jesús dijo: “El Padre
está buscando adoradores de este tipo, el tipo que adora en
espíritu y en verdad”.

Miremos estas dos condiciones espirituales internas que


Jesús mencionó. Para hacerlo, quisiera comenzar con el
último requisito: en verdad.

Adorando “en verdad”


Apocalipsis nos da una lista de las personas que quedarán
definitivamente excluidas de la presencia de Dios.
En espíritu y en verdad 41

Pero los cobardes e incrédulos, los abominables


y homicidas, los fornicarios y hechiceros, los
idólatras y todos los mentirosos tendrán su
parte en el lago que arde con fuego y azufre, que
es la muerte segunda.
(Apocalipsis 21:8)

Note el último ítem en la lista: “todos los mentirosos”. Los


mentirosos no pueden tener acceso a la presencia del Dios
todopoderoso. Es por eso que debemos adorarlo en verdad.
Hay un vívido ejemplo de esto en la historia de Ananías y
Safira, en Hechos 5. Vendieron una propiedad, trajeron una
ofrenda de lo que habían vendido y la colocaron a los pies
de los apóstoles. Desafortunadamente, ellos dijeron que la
habían vendido por un valor menor y se quedaron con una
parte de la suma, al costo de sus propias vidas. Simplemente
cayeron muertos uno detrás del otro en la presencia de Dios
(vea Hechos 5:1-11). ¿Puede haber una advertencia más clara
de que las mentiras e insinceridad no tienen acceso a la
presencia de Dios?

Nuevamente, en 1 Juan, esto es lo que el apóstol dijo:

Este es el mensaje que hemos oído de él, y os


anunciamos: Dios es luz, y no hay ningunas
tinieblas en él. Si decimos que tenemos comunión
con él, y andamos en tinieblas, mentimos, y no
practicamos la verdad.
(1 Juan 1:5-6)
42 Entrando en la presencia de Dios

Cuando venimos a Dios, venimos a la luz. No hay lugar para


la oscuridad, para reservas o para la insinceridad. Todo
tiene que ser completamente abierto. Note la frase: “tenemos
comunión con Él”. La comunión y la adoración van de la
mano. Tanto la una como la otra requieren una honestidad,
sinceridad y apertura inquebrantables. Debemos adorar a
Dios en verdad.

Adorando “en Espíritu”


Para comprender lo que significa adorar a Dios en Espíritu,
necesitamos entender la imagen que nos da la Biblia acerca
de la totalidad de la personalidad humana. De acuerdo a la
Escritura, esta consiste en tres elementos relacionados entre
sí: espíritu, alma y cuerpo. Esta es la imagen que tenemos
de una oración hecha por el apóstol Pablo a la iglesia de
Tesalónica:

Y el mismo Dios de paz os santifique por


completo; y todo vuestro ser, espíritu, alma
y cuerpo, sea guardado irreprensible para la
venida de nuestro Señor Jesucristo.
(1 Tesalonicenses 5:23)

Sabemos lo que es el cuerpo. El alma es el ego: el atributo


que dice “yo quiero” o “yo no quiero”, “yo pienso” o “yo no
pienso”; se identifica usualmente como el ser compuesto por
tres áreas: la voluntad, el intelecto y las emociones. Estas
áreas se expresan como tres sencillas frases: “yo quiero”,
“yo pienso” y “yo siento”; a pesar de ser extremadamente
En espíritu y en verdad 43

simplificado, pienso que es una imagen válida del alma en


el hombre.

El espíritu tiene una sola función suprema: relacionarnos


con Dios. No son el alma ni el cuerpo los que deben adorar a
Dios, es el espíritu. Pero no podemos entender la adoración
a menos que entendamos las funciones e interrelaciones de
estos tres elementos.

En el Salmo 103, David dijo: “Bendice, alma mía, a Jehová”


(verso 1). ¿Qué o quién estaba hablando al alma de David?
Su alma no se estaba hablando a sí misma. Así que, ¿quién
le dijo al alma de David: “bendice a Jehová”? Fue su Espíritu,
que estaba ardiendo porque estaba en contacto con Dios.
Estaba diciendo: “Más nos vale hacer algo al respecto. No
te sientes simplemente ahí, haz algo. ¡Bendice al Señor!”. El
alma es la que cambia la marcha en la personalidad, toma
las decisiones y luego ordena al cuerpo que se mueva. Ese es
el orden correcto: el espíritu se encarga del alma, y luego el
alma se encarga del cuerpo.

Miremos por un momento el relato de la creación del


hombre, registrado en el segundo capítulo de Génesis:

Entonces Jehová Dios formó al hombre del polvo


de la tierra, y sopló en su nariz aliento de vida,
y fue el hombre un ser viviente.
(Génesis 2:7)

Hay dos fuentes distintas de la personalidad humana. Una es


de arriba, otra es de abajo. De arriba es el aliento, el Espíritu
de Dios, dado al hombre; de abajo es la naturaleza física del
44 Entrando en la presencia de Dios

hombre, el cuerpo hecho de barro. La unión de espíritu y


barro producen un alma viviente; una personalidad humana
compuesta de espíritu, alma y cuerpo.

Cuando el hombre pecó y se rebeló en contra de Dios, su


espíritu fue cortado de la comunión con el Señor y murió
para Él. Así que el hombre quedó, en terminología bíblica:
“muerto en delitos y pecados” (Efesios 2:1).

Pero cuando el hombre regresa al Señor en arrepentimiento


y fe, por el nuevo nacimiento, su espíritu se renueva y es
hecho capaz de volver a tener comunión con Él. Vemos
nuevamente el principio de que la comunión y adoración
van muy de la mano, pero tenemos que entender que es el
espíritu del hombre, no su alma ni su cuerpo, el que es capaz
de esta comunión directa con Dios.

Así que es a través del espíritu renacido que el hombre se


puede relacionar directamente con Dios, persona a Persona,
espíritu a Espíritu. Jesús dijo: “Dioses Espíritu; y los que
le adoran, en espíritu… es necesario que adoren” (Juan 4:24).
Solamente ese elemento inspirado(4) de la personalidad
humana, el espíritu que viene de Dios, es capaz de
relacionarse directamente con Él y adorarlo en espíritu.

Lea las palabras del apóstol Pablo:

¿O no sabéis que el que se une con una ramera,


es un cuerpo con ella? Porque dice: Los dos serán
una sola carne. Pero el que se une al Señor, un
espíritu es con él.
(1 Corintios 6:16–17)

4 En inglés: inbreathed. Se refiere a que el espíritu del hombre entró como aire
(inspirado) cuando Dios sopló en él. [N. del T.]
En espíritu y en verdad 45

Pablo estaba hablando de dos maneras diferentes en que una


persona se une con otra. Una es la manera carnal, una unión
sexual: un hombre con una mujer. Pero la otra es un camino
espiritual, una unión espiritual: el espíritu del hombre con
el Espíritu de Dios. Es una imagen maravillosa, pero es muy
clara. De la misma manera íntima en que un hombre se
puede relacionar con una mujer físicamente durante una
relación sexual, un creyente puede relacionarse con el Señor
espiritualmente en la comunión de la adoración; esto es
adorar a Dios en espíritu. La adoración es comunión con el
Señor, es una comunión íntima con Dios, una unión directa
con Él.

Ni el alma ni el cuerpo del hombre son capaces de esto. Solo


el espíritu es capaz de este tipo de relación con Dios, que
es única y la más preciosa de todas: la relación de unión y
comunión que viene a través de la adoración. Es la actividad
más alta que el hombre es capaz de hacer: adorar a Dios en
espíritu y en verdad.

Debemos hacer que toda nuestra personalidad esté en


sintonía con Dios y responder a Él a Su manera. Su espíritu
debe trabajar a través de su alma para mover su cuerpo.
Esa es la manera en que funciona. Por lo tanto, cuando el
espíritu quiere adorar a Dios, no tiene mucho que hacer sin
la cooperación del alma y del cuerpo. Un espíritu que no
puede adorar a Dios porque el alma y el cuerpo no cooperan
está en cautiverio. El cuerpo para ese espíritu es una prisión
que lo mantiene encerrado, incapaz de responder a Dios.

Ese es el problema con muchos cristianos. Les damos


la Palabra, pero les damos una imagen muy incompleta
46 Entrando en la presencia de Dios

de la iglesia y de la adoración. Así que cuando alguien


experimenta lo real, se siente extraño porque lo hemos
condicionado para que espere otra cosa.

Afortunadamente para nosotros, Dios nos ha dado un mapa


detallado de la adoración. Nos ha dado un modelo a seguir
que nos llevará a ella y, por lo tanto, a Su presencia. Este
modelo es el tabernáculo.
CAPÍTULO 4

Su cuerpo:
limpiado por la
sangre y el agua

El tabernáculo de Moisés es uno de los fenómenos más


notables de la Escritura y es algo que siempre me ha
fascinado. Está descrito principalmente en el libro de Éxodo,
de los capítulos veinticinco al treinta y del treinta y cinco
al cuarenta. El hecho de que Dios dedique cerca de doce
capítulos del libro de Éxodo al tabernáculo me indica que
debe tener una tremenda importancia.

Cada vez que estudio el tabernáculo, quedo con un profundo


deseo por santidad y por comunión con Dios. Ese es el
resultado que produce en mí y estoy seguro que es uno de los
propósitos principales por los cuales este relato se encuentra
en la Escritura.

47
48 Entrando en la presencia de Dios

El camino al Lugar Santísimo


El camino que nos lleva a la perfección, madurez, plenitud
y satisfacción es el camino al lugar santísimo; revelado
en Hebreos más que en cualquier otro libro del Nuevo
Testamento. Acá vemos que es bíblico usar el tabernáculo
como nuestro patrón para buscar a Dios. De hecho, la frase
“el camino al Lugar Santísimo” (Hebreos 9:8) es tomado del
tipo o patrón del tabernáculo.

Así que, si estuviese sobre la tierra, ni siquiera


sería sacerdote, habiendo aún sacerdotes que
presentan las ofrendas según la ley; los cuales
sirven a lo que es figura y sombra de las cosas
celestiales, como se le advirtió a Moisés cuando
iba a erigir el tabernáculo, diciéndole: Mira, haz
todas las cosas conforme al modelo que se te ha
mostrado en el monte.
(Hebreos 8:4-5)

Justo ahí, en el verso cinco, están las palabras que indican


que el tabernáculo es nuestro modelo, o la “figura y sombra
de las cosas celestiales”. Es una realidad material que refleja
una verdad espiritual en desarrollo. Luego, en Hebreos 9, se
menciona de nuevo:

Fue, pues, necesario que las figuras de las cosas


celestiales fuesen purificadas así; pero las cosas
celestiales mismas, con mejores sacrificios que
estos. Porque no entró Cristo en el santuario
hecho de mano, figura del verdadero, sino en el
Su cuerpo: limpiado por la sangre y el agua 49

cielo mismo para presentarse ahora por nosotros


ante Dios.
(Hebreos 9:23-24)

El tabernáculo nos revela un patrón de nuestro camino hacia


el Lugar Santísimo y la presencia del Dios todopoderoso.
No se trata de andar a tientas, especular o simplemente
hacer lo que queramos o pensemos. Hay una vía de acceso
preestablecida y es revelada a nosotros en términos de varios
espacios o diferentes artículos de mobiliario.

El tabernáculo era una estructura que consistía de tres


secciones principales: el atrio; el Lugar Santo, detrás del
primer velo o cortina, y el Lugar Santísimo, tras el segundo
velo. Era una estructura trina, de tres áreas, lo cual es
significativo en muchas maneras. Representa la naturaleza
de Dios: Padre, Hijo y Espíritu Santo; representa la naturaleza
de los cielos –la Escritura se refiere a Pablo siendo llevado
al tercer cielo (vea 2 Corintios 12:2)–; también representa la
naturaleza del hombre: cuerpo, alma y espíritu.

Una manera de distinguir estas tres áreas es por la clase de


luz que estaba disponible. En el atrio la luz era natural: el sol
en el día, la luna y las estrellas de noche. En el Lugar Santo,
detrás del primer velo, la luz era artificial; era entregada por
un candelabro de siete brazos. Pero en el Lugar Santísimo,
tras el segundo velo, no había luz natural ni luz artificial; la
única luz era entregada por la presencia sobrenatural del
Dios todopoderoso habitando esa pequeña área dentro de
la carpa. Esa presencia de Dios traía una luz conocida en
hebreo como shekinah –que significa “habitar”, o la gloria
visible de Dios– y era la única fuente de luz en el Lugar
50 Entrando en la presencia de Dios

Santísimo. La tercera área del tabernáculo era la morada


manifiesta del Dios todopoderoso en medio de Su pueblo.

Estas tres secciones del tabernáculo corresponden a muchos


aspectos de nuestra experiencia, pero quiero relacionarlos
a las tres áreas de la personalidad humana que mencioné
anteriormente: el cuerpo, el alma y el espíritu. Como dije,
no adoramos a Dios con el cuerpo o con el alma, sino con
el espíritu. Así que el atrio corresponde al cuerpo, el Lugar
Santo corresponde al alma y el Lugar Santísimo corresponde
al espíritu. Es solamente en este último que podemos
relacionarnos con Dios en adoración. Por lo tanto, el área
principal de adoración es el Lugar Santísimo detrás del
segundo velo.

Ahora, ¿cómo progresa una persona hacia la adoración?


Siguiendo el mismo patrón encontrado en el camino del
tabernáculo desde el atrio hasta el Lugar Santísimo.

El Atrio
Al aproximarse al tabernáculo, uno siempre iniciaba en
el atrio. Del mismo modo, cuando nos acercamos a Dios,
siempre iniciamos en el reino físico y natural. Esta área se
relaciona con el cuerpo y con la vida de Cristo en los días en
que Jesús estuvo en la tierra. Caminó por las calles de Galilea
y Jerusalén como un ser humano que podía ser visto, tocado
y escuchado por los sentidos naturales. Entonces, en el atrio
recibimos revelación a través de los sentidos naturales o del
conocimiento humano.
Su cuerpo: limpiado por la sangre y el agua 51

El primer objeto que uno vería en el atrio del tabernáculo


es un gran altar de bronce. Un maestro me dijo una vez que
todos sus lados estaban cubiertos de bronce pulido, así que
en el momento en que usted se acercaba a verlo, se veía a
usted mismo. Este altar era donde todos los animales de
sacrificio eran matados y ofrecidos a Dios. Para nosotros,
el altar de bronce representa la muerte y sacrificio de Jesús
en nuestro beneficio. Habla de la sangre que Él derramó
para que pudiéramos ser redimidos y reconciliados con
Dios. Ese es el punto de inicio y no podemos pasarlo por
alto. Solo cuando comenzamos en la cruz y recibimos
los beneficios del sacrificio de Jesús –lo que Su sangre
derramada hizo por nosotros– podemos continuar en
nuestra progresión hacia la adoración.

Cuatro lados del altar de bronce


El altar de bronce tenía cuatro lados, que representan cuatro
cosas diferentes que Dios proveyó a través del sacrificio de
Jesús en la cruz. La primera es el perdón de los pecados
pasados. Eso es esencial. Si sus pecados no son perdonados,
usted no puede seguir progresando. Esto también está
escrito en Romanos:

Quien Dios puso como propiciación por medio


de la fe en su sangre, para manifestar su justicia
[la de Dios], a causa de haber pasado por alto,
en su paciencia, los pecados pasados.
(Romanos 3:25)
52 Entrando en la presencia de Dios

El siguiente lado representa el acto de quitar el pecado.


Hay una distinción importante entre pecados en plural
(hechos pecaminosos que hayamos cometido), y pecado
como un poder espiritual (una fuerza malvada, corrupta y
esclavizante, que hace que usted peque o que cometa actos
pecaminosos). El pecado es la fuente de los pecados. Cuando
tratamos con los pecados, solo estamos afectando las ramas
del árbol. Esto no le hace nada al tronco que las alimenta a
todas. En 2 Corintios, Pablo dice:

Al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo


pecado, para que nosotros fuésemos hechos
justicia de Dios en él.
(2 Corintios 5:21)

Ocurre un intercambio. Jesús fue hecho pecado, con toda


nuestra pecaminosidad, para que a cambio nosotros
fuéramos hechos justos con Su justicia. Acá no se atacó a los
pecados, sino al pecado. Leemos en Hebreos:

De otra manera le hubiera sido necesario padecer


muchas veces desde el principio del mundo; pero
ahora, en la consumación de los siglos, se presentó
una vez para siempre por el sacrificio de sí mismo
para quitar de en medio el pecado.
(Hebreos 9:26)

Cristo solo sufrió una vez porque con ese sufrimiento hizo
todo lo que tenía que hacer para siempre.

El tercer lado del altar representa nuestra naturaleza vieja


y corrupta –ese rebelde que está dentro de cada uno de
Su cuerpo: limpiado por la sangre y el agua 53

nosotros–. “Nuestro viejo hombre fue crucificado juntamente con


Él” (Romanos 6:6). El verbo griego está en tiempo pasado. Es
un hecho histórico y es cierto así usted lo conozca o no; pero
si usted lo ignora, no se beneficiará de él.

Nuestro viejo hombre fue crucificado juntamente


con él, para que el cuerpo del pecado sea destruido,
a fin de que no sirvamos más al pecado.
(Romanos 6:6)

El pecado quedó totalmente inoperante: dejó de ser capaz


de imponerse. La única salida de la esclavitud del pecado es
a través de la muerte de la antigua y pecaminosa naturaleza.
El viejo hombre es un caso tan perdido que Dios no tiene
remedio para él. No puede mandarlo a la iglesia, enseñarle
los Diez Mandamientos o hacerlo religioso. Él simplemente
lo ejecuta, esa es la única solución para el viejo hombre, el
viejo Adán.

La misericordia de Dios es que quien fue ejecutado en la cruz


fue Jesús. Cuando Jesús murió, nuestro viejo hombre murió
en Él. Si usted lo sabe y coloca su confianza en ello, funciona;
pero si no lo conoce, no puede colocar su confianza allí y no
funcionará; si usted lo conoce, pero no coloca su confianza
ahí, seguirá sin funcionar. Es necesario que el conocimiento
se una a la confianza.

El cuarto lado, que es el lugar donde nos ofrecemos a Dios,


es el holocausto. Esto era un regalo que era ofrecido a Dios
para ser totalmente consumido por las llamas del altar. Si
usted estudia el orden de las ofrendas en Levítico –que todas
simbolizan a Jesús– se dará cuenta que la primera ofrenda
54 Entrando en la presencia de Dios

de la que habla es el holocausto porque la iniciativa no es


del hombre o del pecador, sino de Dios (vea Levítico 1:3).
Solo porque Jesús fue sacrificado como un holocausto en el
altar de la voluntad de Dios en la cruz, todo lo demás pudo
suceder. Si Jesús no hubiera estado dispuesto a decir: “pero
no sea como yo quiero, sino como tú” (Mateo 26:39), nada más
habría pasado.

Se dará cuenta en el desarrollo del tabernáculo que


progresamos en el orden inverso a la Escritura. La Biblia
inicia con el arca y se mueve hacia afuera. Esto es porque
siempre la iniciativa de la salvación y redención comienza
con Dios, no con el hombre. Si Dios no hubiera estado
dispuesto, nada habría sucedido; si Jesús no hubiera sido el
holocausto inicial en la cruz, no habría salvación para usted
o para mí. Pero para nosotros el orden es inverso: nuestros
pecados deben ser perdonados, se tiene que quitar el pecado,
la vieja naturaleza debe morir o ser crucificada y luego sí
podemos presentarnos como una ofrenda aceptable a Dios.
Esto se puede ver en Romanos 12:1, que comienza: “Así que,
hermanos…” La expresión “así que” se refiere a toda la verdad
del evangelio que fue presentada en los anteriores once
capítulos.

¿Qué requiere Dios de nosotros después de habernos


encargado de todo esto?

Así que, hermanos, os ruego por las misericordias


de Dios, que presentéis vuestros cuerpos en
sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es
vuestro culto racional.
(Romanos 12:1)
Su cuerpo: limpiado por la sangre y el agua 55

Hasta que no haya estado en estos tres lados del altar, usted
no puede presentarse a Dios de una manera aceptable para
Él, porque Dios dice: “Quiero tu cuerpo”. Pocos cristianos se
dan cuenta de esto. Dios quiere todo nuestro cuerpo. En el
antiguo pacto, los cuerpos de los animales que eran matados
eran colocados completamente en el altar. Dios dice: “Quiero
tu cuerpo en el altar exactamente de la misma manera, con
una excepción: no muerto, sino vivo”.

El siguiente verso dice:

No os conforméis a este siglo, sino


transformaos por medio de la renovación de
vuestro entendimiento, para que comprobéis
cuál sea la buena voluntad de Dios,
agradable y perfecta.
(Romanos 12:2)

Usted no puede descubrir la voluntad de Dios hasta que


haya colocado su cuerpo en el altar. Cuando lo hace, su
mente es renovada y la voluntad de Dios se abre para usted.
Pero no puede seguir avanzando hasta que haya estado en
los cuatro lados del altar. Primero, los pecados pasados son
perdonados; luego Dios los arranca de raíz; después el viejo
hombre es ejecutado, y todo su cuerpo es colocado en el
altar en rendición total a Dios. A partir de ese momento, su
cuerpo ya no le pertenece. Usted no es su propio dueño; fue
comprado con un precio (vea 1 Corintios 6:19-20).
56 Entrando en la presencia de Dios

La fuente de bronce
Más adelante encontramos la fuente de bronce, descrita en
Éxodo de la siguiente manera:

Habló más Jehová a Moisés, diciendo: Harás


también una fuente de bronce, con su base de bronce,
para lavar; y la colocarás entre el tabernáculo de
reunión y el altar, y pondrás en ella agua. Y de ella
se lavarán Aarón y sus hijos las manos y los pies.
Cuando entren en el tabernáculo de reunión, se
lavarán con agua, para que no mueran; y cuando
se acerquen al altar para ministrar, para quemar
la ofrenda encendida para Jehová, se lavarán las
manos y los pies, para que no mueran. Y lo tendrán
por estatuto perpetuo él y su descendencia por sus
generaciones.
(Éxodo 30:17-21)

Así que estaban el tabernáculo y el altar, y la fuente estaba


entre ellos. Ir a la fuente no era opcional; era un requisito
absoluto de cada persona que entraba y salía del tabernáculo.
Nadie podía pasar la fuente sin lavarse en ella. Si lo hacían,
el castigo era la muerte. Había una gran importancia en la
fuente.

La fuente representa la Palabra de Dios. Más adelante en


Éxodo, leemos:

También hizo la fuente de bronce y su base de


bronce, de los espejos de las mujeres que velaban
a la puerta del tabernáculo de reunión.
(Éxodo 38:8)
Su cuerpo: limpiado por la sangre y el agua 57

El bronce(5) era tomado de los espejos de las mujeres que


asistían al tabernáculo y adoraban allí. Recuerde que en
esa época no existía el vidrio. El mejor espejo que podían
tener era bronce liso y muy pulido. Por lo tanto, tenemos
tres aspectos de la fuente: fue hecha a partir de espejos, su
material era bronce y estaba llena de agua. Cada una de
estas características habla de la Palabra de Dios.

Primero, la palabra de Dios es un espejo:

Porque si alguno es oidor de la palabra pero no hacedor


de ella, éste es semejante al hombre que considera en
un espejo su rostro natural. Porque él se considera a sí
mismo, y se va, y luego olvida cómo era.
(Santiago 1:23-24)

La Palabra de Dios no refleja la apariencia física y externa.


Muestra la condición interior y espiritual. Si quiere saber
cómo es usted a los ojos de Dios, mire en el espejo. Entre más
leo la Biblia, más noto mis imperfecciones, mis fallas y mis
deficiencias. Cuando usted mira a un espejo, puede hacer
dos cosas: decir que usted no se ve así de mal y simplemente
alejarse sin hacer nada al respecto o actuar basado en lo que
ve y hacer los cambios y ajustes necesarios. Santiago afirma
que si usted lo hace recibirá bendición como resultado.
Recuerde, no son solo los oidores de la Palabra los que son
bendecidos; son los hacedores, las personas que actúan con
base en ella.

5 En este párrafo, Derek Prince utiliza otra palabra para referirse al bronce: brass, cuya
traducción apropiada es latón. El latón es una aleación entre cobre y cinc; mientras que
el bronce es una aleación entre cobre y estaño. Sin embargo, en la actualidad el bronce
suele tener tanto estaño como cinc, así que en el lenguaje no especializado la diferencia
entre bronce y latón es muy imprecisa. [N. del T.]
58 Entrando en la presencia de Dios

Segundo, la Palabra de Dios nos juzga. El bronce siempre


tipifica el examen y juicio divino. Dios lo ve a usted, no hay
nada oculto, todas las cosas están desnudas y abiertas a Sus
ojos. En Juan 12, Jesús dijo:

Al que oye mis palabras, y no las guarda, yo no


le juzgo; porque no he venido a juzgar al mundo,
sino a salvar al mundo. El que me rechaza, y
no recibe mis palabras, tiene quien le juzgue; la
palabra que he hablado, ella le juzgará en el día
postrero.
(Juan 12:47-48)

La primera epístola de Pedro nos dice que Dios Padre es el


juez (vea 1 Pedro 1:17). Juan nos dice que el Padre dio todo el
juicio al Hijo (vea Juan 5:22). Pero en Juan 12, Jesús dijo: “Yo
no voy a juzgarlos. He dejado todo el juicio a la Palabra”.

Cualquier juicio será hecho por el estándar de la Palabra.


Es el estándar absoluto de juicio divino, que nos da la
hermosa oportunidad de juzgarnos a nosotros mismos. “Pero
si nos juzgáramos a nosotros mismos, no seríamos juzgados” (1
Corintios 11:31 LBLA). ¿Por quién no seríamos juzgados?
Por Dios. Dios dice: “Si ustedes se juzgan al mirarse en la
palabra, Yo no tendré que juzgarlos”.

El tercer aspecto de la fuente es el agua, que es la Palabra de


Dios como un agente limpiador.

Cristo amó a la iglesia, y se entregó a sí mismo


por ella, para santificarla, habiéndola purificado
Su cuerpo: limpiado por la sangre y el agua 59

en el lavamiento del agua por la palabra, a fin


de presentársela a sí mismo, una iglesia gloriosa.
(Efesios 5:25-27)

El pasaje habla de la cruz en donde Cristo se sacrificó. Acá


sucede el lavamiento del agua por la Palabra, en el cual Él
lava y santifica aquello que primeramente ha redimido con
Su sangre. Tenga esto en cuenta. Cristo redimió a la iglesia
con Su sangre para después limpiarla y santificarla con el
lavamiento del agua por la Palabra de Dios. La santificación,
la santidad y el cumplimiento de la voluntad de Dios
dependen de la sangre de la cruz y del agua de la Palabra.
Aquellos que vienen al altar de bronce pero no se lavan en la
fuente están sujetos a muerte.

Usted puede ser redimido por su fe en el sacrificio de Cristo


en la cruz, pero si no se lava en el agua por la Palabra, no
puede ser santificado. Jesús viene por una iglesia gloriosa
que ha sido santificada por el lavamiento del agua por la
Palabra. Eso es muy claro. Cualquier creyente que no estudie
la Palabra y no se someta a ella para obedecerla y vivir de
acuerdo a lo que enseña no puede esperar estar listo para la
venida de Cristo.

Este es Jesucristo, que vino mediante agua


y sangre; no mediante agua solamente, sino
mediante agua y sangre. Y el Espíritu es el que
da testimonio; porque el Espíritu es la verdad.
(1 Juan 5:6)
60 Entrando en la presencia de Dios

Jesús vino mediante agua como el Gran Maestro. Pero Él es


también el Redentor que tuvo que derramar Su sangre. Sin
el derramamiento de sangre no hay remisión de pecados ni
redención (vea Hebreos 9:22).

Él derramó Su sangre para luego limpiar y santificar con el


lavamiento del agua por la Palabra. Vino mediante agua y
sangre.
CAPÍTULO 5

Su alma:
una aproximación
emocional a la adoración

Continuamos nuestro camino al Lugar Santísimo. Bajo


el antiguo pacto, Dios le dio a Moisés un patrón terrenal
de realidades celestiales y verdad. Pero solo a través del
nuevo pacto en Jesucristo podemos entrar en las realidades
celestiales que fueron mostradas como sombra bajo el
antiguo.

Ahora vamos a ir del atrio del templo hacia el Lugar Santo.


Relacionándolo con las áreas de la personalidad humana,
nos movemos fuera del reino del cuerpo, o físico, al reino del
alma, o emocional. Relacionándolo con la vida de Cristo, nos
movemos del área en la que Jesús caminaba en la tierra a la
revelación de Jesús después de la muerte y resurrección. Esta
revelación solo es dada por las Escrituras inspiradas.

61
62 Entrando en la presencia de Dios

Y por todos murió, para que los que viven, ya


no vivan para sí, sino para aquel que murió y
resucitó por ellos. De manera que nosotros de
aquí en adelante a nadie conocemos según la
carne; y aun si a Cristo conocimos según la
carne, ya no lo conocemos así.
(2 Corintios 5:15-16)

Estamos hablando del hecho de que Jesús no solo murió, sino


que también resucitó. Nos movemos fuera del área exterior
del conocimiento físico hacia el área donde la revelación es
impartida por el Espíritu Santo.

El primer velo
Una vez dejado el atrio, lo primero que debemos atravesar
es el primer velo, o cortina. Pienso que esto representa
la resurrección de Cristo. Cuando pasamos a través del
velo, entramos en un área que nos ha sido abierta a por la
resurrección de Jesús de entre los muertos. Tipifica, en cierto
sentido, nuestra identificación con Cristo en la resurrección.

Si, pues, habéis resucitado con Cristo, buscad


las cosas de arriba, donde está Cristo sentado a
la diestra de Dios.
(Colosenses 3:1)

Morimos con Cristo, pero la Escritura dice que también


hemos sido resucitados con Él.
Su alma: una aproximación emocional a la adoración 63

El Lugar Santo
Dentro de este Lugar Santo había tres objetos principales:
la mesa del pan, el candelabro y el altar de oro para el
incienso. Creo que tipifican las funciones correspondientes
de nuestra alma.

El pan de la proposición
La mesa del pan, o pan de la proposición, corresponde a
la voluntad humana. En la Escritura el pan es un símbolo
de fuerza. La fuerza del alma no está en su intelecto o en
sus emociones, sino en su voluntad. Alguien puede tener
un intelecto brillante o ser muy emocional pero ser muy
débil. Cuando predico, no busco llegar a las emociones
de las personas. Busco alcanzar y cambiar su voluntad.
Considere lo siguiente: es muy sencillo mover las emociones
de las personas, pero esto es completamente inefectivo si no
cambiamos su voluntad. Esa tiene que ser nuestra meta. Así
que el pan de la proposición sobre la mesa es un símbolo de
la voluntad humana.

Consultando los Salmos, hay un verso clave en el área que


estamos estudiando:

[Dios] hace producir el heno para las bestias, y


la hierba para el servicio del hombre, sacando el
pan de la tierra, y el vino que alegra el corazón
del hombre, El aceite que hace brillar el rostro, y
el pan que sustenta la vida del hombre.
(Salmos 104:14-15)
64 Entrando en la presencia de Dios

Acá tenemos la provisión de Dios para las tres áreas del alma
del hombre. El vino es las emociones, el aceite es el intelecto
–note la palabra brillar, que habla de luz– y el pan habla de
la voluntad. La provisión de Dios se resume en estas tres
cosas: El pan, el vino y el aceite. En Joel 1, el pueblo de Dios
que lo había abandonado, pierde estas tres cosas y también
la presencia de Dios. En el segundo capítulo, donde Dios
dijo que iba a derramar Su espíritu, también dijo: “He aquí
yo os envío pan, mosto y aceite, y seréis saciados de ellos” (Joel
2:19). El pan es la fuerza de la voluntad y de la Palabra de
Dios. El aceite es la iluminación del Espíritu Santo. Y el vino
es el gozo del Señor. Usted tiene una vida empobrecida si
no tiene las tres. Pero Dios seguramente las proveerá si nos
volvemos a Él.

Es Cristo mismo quien nos muestra qué hacer con la


voluntad.

Por lo cual, entrando en el mundo dice: Sacrificio


y ofrenda no quisiste; mas me preparaste cuerpo.
Holocaustos y expiaciones por el pecado no te
agradaron. Entonces dije: He aquí que vengo, oh
Dios, para hacer tu voluntad.
(Hebreos 10:5-7)

El cuerpo de Cristo fue preparado con un propósito: hacer la


voluntad de Dios. Del mismo modo, solo hay una razón por
la cual nosotros tenemos cuerpo: para hacer la voluntad de
Dios. Todo lo demás es secundario. Jesús mismo dijo:
Su alma: una aproximación emocional a la adoración 65

No puedo yo hacer nada por mí mismo; según


oigo, así juzgo; y mi juicio es justo, porque no
busco mi voluntad, sino la voluntad del que me
envió, la del Padre.
(Juan 5:30)

Este es un principio muy importante. Usted podrá juzgar


con justicia –o su discernimiento será correcto– cuando no
esté buscando su propia voluntad. Cuando usted busca la
voluntad del Padre, no será engañado. Tendrá percepción,
tendrá discernimiento y tendrá juicio. Pero cuando comienza
a querer su propia voluntad, se irá por el camino equivocado.

Hay un pasaje en el libro de Mateo donde vemos la última


confirmación de este punto: “Si es posible, pase de mí esta copa;
pero no sea como yo quiero, sino como tú” (Mateo 26:39). Acá hay
una imagen de Jesús rindiendo Su voluntad al Padre en cada
momento; del mismo modo, es a través del rendir su propia
voluntad que usted descubrirá la perfecta voluntad de Dios.

Lo que daba fuerzas a Jesús era hacer la voluntad de Dios.


Esto se puede ver en Su conversación con Sus discípulos
después de encontrarse con la mujer samaritana en el pozo:

Entre tanto, los discípulos le rogaban, diciendo:


Rabí, come. El les dijo: Yo tengo una comida
que comer, que vosotros no sabéis. Entonces los
discípulos decían unos a otros: ¿Le habrá traído
alguien de comer? Jesús les dijo: Mi comida es
que haga la voluntad del que me envió, y que
acabe su obra.
(Juan 4:31-34)
66 Entrando en la presencia de Dios

Jesús estaba físicamente débil cuando se sentó en el pozo;


pero cuando testificó a la mujer y cumplió la voluntad
de Dios, recibió fuerza física. Ya no tenía una necesidad
inmediata de comer. Lo mismo es cierto para nosotros: es el
hacer la voluntad de Dios que nos da fuerza. Cuando fijamos
nuestra voluntad en hacer la voluntad de Dios, nuestra alma
recibe fuerza y un propósito.

La expresión pan de proposición no es una traducción literal.


Significa realmente el pan del rostro. ¿El rostro de quién?
Este era el pan que siempre estaba delante del rostro de
Dios. En Números, se llama el pan “continuo” (vea Números
4:7). Este era el pan que estaba continuamente delante del
rostro de Dios, día y noche, siete días a la semana. No puedo
pensar en algo que me haya afectado más profundamente
que el entender que mi voluntad es como esas hogazas de
pan en una mesa que está en la presencia de Dios día y
noche, veinticuatro horas al día. Dios exige inspeccionar mi
voluntad. Había precisamente doce hogazas en la mesa. Si
alguna falta o está en otro lugar, Él quiere saber la razón.

Le aseguro que si usted puede entender este punto, se evitará


muchos desastres y dolores de cabeza. Es su voluntad la que
tiene que proteger. Su voluntad es el verdadero inicio de su
trato con Dios.

La provisión para los panes de proposición se encuentra en


Levítico:

Y tomarás flor de harina, y cocerás de ella


doce tortas; cada torta será de dos décimas de
efa. Y las pondrás en dos hileras, seis en cada
Su alma: una aproximación emocional a la adoración 67

hilera, sobre la mesa limpia delante de Jehová.


Pondrás también sobre cada hilera incienso
puro, y será para el pan como perfume, ofrenda
encendida a Jehová. Cada día de reposo lo
pondrá continuamente en orden delante de
Jehová, en nombre de los hijos de Israel, como
pacto perpetuo. Y será de Aarón y de sus hijos.
(Levítico 24:5-9)

Acá veo ocho características sucesivas en que el pan de


proposición tipifica la clase de voluntad que Dios está
buscando.

PRIMERO, para hacer el pan, el grano se tiene que moler


muy fino. “El grano se trilla” (Isaías 28:28). Esto es Dios tratando
con el hombre de una manera en que su voluntad está siendo
trillada continuamente. La voluntad del hombre es aceptable
solo cuando sea tan fina y lisa como la harina. Hasta entonces,
Dios continuará trillando, trillando, trillando.

SEGUNDO, para hacer la hogaza, la harina debe moldearse.


La voluntad del hombre debe ser conformada a la voluntad
revelada de Dios en las Escrituras. Y el patrón usado para el
molde es Jesús.

TERCERO, tras ser moldeado, tiene que ser horneado en el


calor del fuego. El calor representa la prueba. Usted dice:
“Muy bien Dios, quiero hacer Tu voluntad”. Y luego todo
se devuelve en su contra: cinco dificultades lo golpean en
el primer día. ¿Cambia usted de opinión porque no puede
soportar el fuego? No piense que es extraño que el fuego esté
alrededor suyo. El pan está siendo horneado.
68 Entrando en la presencia de Dios

CUARTO, los panes debían ordenarse. Tenía que haber doce


hogazas, en dos filas de seis. No tenía siete en una fila y cinco
en la otra. Acá es donde muchos cristianos, particularmente
los carismáticos, pueden ser descuidados. No se puede ser
un discípulo sin disciplina. Si usted piensa que no importa
que haya una fila de cinco y una de siete, no está pensando
como Dios. Dios dice que debe tener seis hogazas en cada
fila, opuestas la una de la otra. No irregular, no ladeado. Si
su voluntad es así, su escritorio, su oficina y su cocina serán
de esa manera. Si tiene problemas manteniendo el orden en
su vida, piense en los panes de proposición.

QUINTO, el pan debe estar cubierto de incienso, que


siempre tipifica un tipo de adoración en la Escritura.
Nuestra respuesta no puede ser: “Bueno, Dios, si Tú insistes,
yo lo haré”. Debe ser: “Gracias, Señor. Me agrada hacer Tu
voluntad. Inclino mi cabeza en sumisión y adoración. Que se
haga Tu voluntad, Señor. Como en el cielo, así también en la
tierra”. Ese es el estándar.

SEXTO, como ya lo mencioné, el pan debe ser mostrado


continuamente delante de Dios día y noche. Dios dice:
“Quiero ver el lugar en el que el pan está”.

SÉPTIMO, una doble cornisa de protección lo rodeaba (vea


Éxodo 37:10-12). El pan era tan precioso que una cornisa de
protección sobre la superficie de la mesa no era suficiente.
Colocaban otro borde con otra cornisa por si algunas
boronas se salían de la primera, la doble protección estaba
para evitar que cayeran al piso. De manera similar, hay una
doble cornisa protegiendo su voluntad. ¿Cuál es? Es velar y
orar.
Su alma: una aproximación emocional a la adoración 69

Velad, pues, en todo tiempo [las veinticuatro


horas del día] orando que seáis tenidos por
dignos de escapar de todas estas cosas.
(Lucas 21:36)

Usted debe vivir de tal manera en que sería injusto que Dios
trajera a usted el juicio que viene para los impíos. Vele y ore
para que sea tenido por digno para escapar. “Velad y orad… el
espíritu a la verdad está dispuesto, pero la carne es débil” (Mateo
26:41). Jesús dijo: “Ustedes dijeron que me iban a seguir
todo el camino, pero si no velan ni oran serán tomados por
sorpresa”. Con toda seguridad esto fue lo que pasó con los
discípulos. Esa es nuestra protección doble para mantener al
pan en su lugar: velar y orar.

La OCTAVA y última característica del pan es que tiene


que ser fresco. Usted debe volver a dedicar su voluntad a
Dios regularmente. Smith Wigglesworth dijo: “Cada nueva
revelación exige una nueva dedicación”. Estoy de acuerdo con
eso. Cada vez que Dios le muestra una nueva verdad o una
nueva tarea, es necesario que el pan de la proposición sea
colocado fresco en la mesa.

En el atrio está lo que Dios ha hecho por nosotros. Pero


cuando entramos en el Lugar Santo, se trata de nuestra
respuesta a Dios. Comienza con la voluntad. Para mí es muy
claro. Mientras voy por la calle o participo en alguna de mis
actividades diarias, pienso: “¿Está el pan de la proposición ahí?
¿Cada hogaza está en su lugar? ¿Hay algo dentro de mí que no está
sometido a la voluntad de Dios?”. Con esto no me refiero a estar
resignado a la voluntad de Dios; me refiero a deleitarme
positivamente al hacerla.
70 Entrando en la presencia de Dios

El candelabro
El siguiente elemento en el Lugar Santo es el candelabro de
siete brazos, que yo comparo con el intelecto: la fuente de
luz. El candelabro era iluminado con aceite de olivas. Esto
representa el intelecto humano siendo iluminado por el
Espíritu Santo.

El candelabro y los querubines del arca del pacto en el Lugar


Santísimo estaban hechos de oro batido. Todas las demás
cosas del tabernáculo estaban hechas de oro puro. El oro
puro es la naturaleza divina; el oro batido, la obra divina. De
manera similar, así como los querubines eran seres creados,
la mente es también la creación de Dios. Además, el oro
batido sugiere un proceso de dar forma, cincelar, y moldear
algo de acuerdo a un diseño. Creo que representa las dos
facetas de nuestro intelecto: el estudio y la disciplina. Para
que el candelabro de su intelecto sea lo que Dios quiere
tiene que ser batido o formado.

Derribando argumentos y toda altivez que se


levanta contra el conocimiento de Dios, y llevando
cautivo todo pensamiento a la obediencia a Cristo.
(2 Corintios 10:5)

Acá hay un verso que aplica obviamente al área de la mente.


La sugerencia es que nuestros pensamientos están en
oposición a Dios cuando quedamos sujetos a nuestra antigua
naturaleza. “Los designios de la carne son enemistad contra Dios”
(Romanos 8:7). Cada pensamiento de ese enemigo (la mente
carnal) tiene que ser llevado cautivo a la obediencia de Cristo.
Ese proceso es el martilleo que da forma al candelabro de oro.
Su alma: una aproximación emocional a la adoración 71

¿Cómo puede usted saber si su mente está en la cautividad


de Cristo? Cuando cada cosa que piensa está en línea con la
Escritura.

Antes de venir a Cristo me dediqué a estudiar filosofía, así


que probablemente tenía más problemas en mi mente que
el cristiano promedio. Dios me mostró que esta era el área
débil de mi vida. Me mostró que necesitaba protección en mi
mente y me dio un yelmo de esperanza (vea 1 Tesalonicenses
5:8). Me mostró que el mundo es separado de Dios por la
actitud de su mente. Uno de los ministerios más grandes del
evangelio es llevar las mentes de las personas cautivas a la
obediencia de Cristo. Pero Dios me reveló que debía iniciar
con la mía. Ciertamente no he llegado, pero tengo una mente
muy diferente a la que tenía cuando era joven. He martilleado
deliberadamente el candelabro para llevarlo en cautiverio.
Éste es el proceso que cada creyente debe atravesar.

En el libro de los Salmos vemos que la luz se relaciona con


el entendimiento:

La exposición de tus palabras alumbra; Hace


entender a los simples.
(Salmos 119:130)

Nuevamente, en Efesios, vemos que este entendimiento


es un proceso espiritual: “Y renovaos en el espíritu de vuestra
mente” (Efesios 4:23). La palabra “renovaos” está en el tiempo
presente continuo, dando a entender que la mente se debe
renovar continua y progresivamente. No es un evento único.

El entendimiento viene al rendir su mente al Espíritu Santo.


72 Entrando en la presencia de Dios

Cuando el Espíritu Santo toma el control de ella, Él la


alineará con el libro que Él mismo escribió: la Biblia. Cuando
el Espíritu Santo cautiva su mente, esta entra en acuerdo con
la Escritura en cada punto, pero es un proceso.

Así como Jesús es el modelo para la voluntad, vemos que


también lo es para la mente:

Haya en ustedes esta manera de pensar que


hubo también en Cristo Jesús.
(Filipenses 2:5 RVA-2015)

Aprenda a pensar de la manera en que Jesús pensó. Si


continúa mirando el pasaje, notará que la palabra clave es
humildad:

Existiendo en forma de Dios, él no consideró el


ser igual a Dios como algo a que aferrarse.
(Filipenses 2:6 RVA-2015)

Jesús se humilló a sí mismo hasta el punto de morir


crucificado. Esta era la manera de pensar que tenía Jesús. La
mente debe ser crucificada. Éste es el proceso de llevar su
orgullosa y terca mente cautiva a la obediencia, humildad y
a la muerte en la cruz. La mente crucificada no discute con
Dios. No dice: “Pero…”; dice: “Amén”.

La iluminación del intelecto depende de la rendición de la


voluntad. Su intelecto no será iluminado hasta que usted
rinda su voluntad. El intelecto iluminado siempre revela
la condición la voluntad. Después de todo, en el templo, el
candelabro estaba sobre la mesa de los panes.
Su alma: una aproximación emocional a la adoración 73

Si su voluntad se desordena, su intelecto iluminado lo


revelará, pero también lo resentirá. Luego irá a la oscuridad.
En lugar de tener revelación verdadera, recibirá revelación
falsa. Jesús dijo: “De modo que, si la luz que hay en ti es oscuridad,
¡cuán grande es esa oscuridad!” (Mateo 6:23 RVA-2015).

El lugar de la revelación, el Lugar Santísimo –al cual nos


dirigimos– es el más santo de todos. Para recibir la revelación
verdadera, usted debe tener una relación correcta con el
más Santo de todos. Si no está relacionado correctamente
con la fuente de la revelación, solo recibirá revelación falsa.
Éste es el orden de la revelación divina y dirección de Dios
para el cristiano. Es el Espíritu de Dios que controla y opera
en el espíritu del creyente, que controla su alma y luego su
cuerpo. Así que, como en todo, la iniciativa –la fuente de
origen– está con Dios y todo depende de si la voluntad está
completamente rendida a Él.

El altar de oro del incienso


El último elemento del Lugar Santo, el altar de oro del
incienso, era el más alto en la habitación. Tenía dos codos(6)
de alto, mientras que todo lo demás tenía una altura de
un codo y medio(7). Tenía cuernos sobre cada esquina del
altar. Entre los cuernos ardía un fuego, pero ningún animal
era quemado con esta llama. Lo único que se colocaba en
este fuego era un incienso especial, creado a partir de una
fórmula. Era en contra de la ley copiar o utilizar este incienso
en cualquier otra situación diferente al altar de oro.

6 ≈ 91cm [N. del T.]


7 ≈ 68cm [N. del T.]
74 Entrando en la presencia de Dios

En otras palabras, el altar de incienso representa el lugar


de la adoración en la vida del creyente. Hay una adoración
que damos a Dios que no debemos dar a nadie más. No se
vuelva un adorador de predicadores, porque eso es darle un
mal uso al incienso que solamente pertenece al altar que nos
lleva a la presencia de Dios.

Podemos identificar ocho características en el altar del


incienso. Recuerde que todavía estamos en el área que se
relaciona al alma del hombre. Dios trata primero con la
voluntad (el pan), luego con el intelecto (el candelabro),
y luego Él está preparado para dar rienda suelta a las
emociones. Algunas personas tienen temor de las emociones
en la religión. Pero eso no es muy lógico porque las emociones
son una parte esencial del hombre. Ciertamente es posible
que las emociones se descontrolen y se desordenen, pero
este patrón en particular que estamos siguiendo nos muestra
cómo podemos volver a controlarlas.

Dios desea que controlemos nuestras emociones y no que


ellas nos controlen. Es la voluntad la que determina el
control. Puedo bailar, celebrar y soltarme como la mayoría
de las personas. Pero no son mis emociones las que me
llevan a hacerlo; es mi voluntad. No puedo permitir que
mis emociones me dirijan. No digo esto para aparentar ser
insensible. Tengo emociones, pero deben estar en el lugar
correcto.

Creo que usted puede gobernar sus emociones cuando se


haya encargado de su voluntad e intelecto; pero si lo hace en
la otra dirección, será un esclavo de ellas.
Su alma: una aproximación emocional a la adoración 75

La PRIMERA característica del altar es que tenía cuatro


lados y era cuadrado, era igual en todas las dimensiones.
Esto significa que sus emociones deben estar balanceadas,
no entregarse a un tipo de emoción sobre la otra.

SEGUNDO, así como la mesa de los panes estaba protegida


con dos cornisas, el altar de oro del incienso estaba protegido
por una. ¿Cuál es la cornisa que protege las emociones? No
es nada diferente al dominio propio. Recuerde, usted está a
cargo de sus emociones. Nunca permita que ellas tomen el
control sobre usted.

TERCERO, el fuego simboliza la intensidad, pureza y la


pasión del alma. Dios no quiere que seamos insensibles,
sino que seamos un pueblo apasionado. Pero es una pasión
controlada, purificada y dirigida. Kathe Booth Clibborn,
la hija de William Booth, dijo una vez: “Jesús nos ama
apasionadamente y quiere ser amado con pasión”. Ciertamente
lo quiere. La pasión es parte de la santidad, pero tiene que
estar relacionada correctamente y estar bajo control.

El CUARTO aspecto del altar era el incienso, que habla de


devoción convertida en olor fragante por la prueba de fuego.
El incienso es una masa negra e inatractiva hasta que se coloca
en el fuego. Luego se vuelve maravillosamente fragante. La
miel, del otro lado, es dulce y agradable hasta que la coloca
en el fuego, donde se convierte en un pegote negro. Dios dijo
que Él no quería nada de miel en las ofrendas quemadas
(vea Levítico 2:11). Nada de frases dulces y lindas si no pasan
la prueba de fuego.

QUINTO, el humo se elevaba. Hermoso y fragante, el humo


blanco es la adoración expresada en alabanza y devoción.
76 Entrando en la presencia de Dios

SEXTO, los cuernos del altar tenían que ser purificados


anualmente, con la sangre del sacrificio de propiciación, en
el Día de Expiación. En otras palabras, nuestra adoración
siempre debe reconocer que solo tenemos acceso por la
sangre de Jesús. Si alguna vez ofrecemos adoración que no
sea a través de la sangre de Jesús, es totalmente inaceptable
para Dios. El altar debía ser santificado por la sangre.

SÉPTIMO, era el artículo más alto del mobiliario. Los


cuernos lo elevaban aproximadamente a la altura de
los querubines del propiciatorio. Entonces, cuando nos
lanzamos en alabanza y adoración(8), nos elevamos como el
humo del incienso a los más altos niveles espirituales.

Y, OCTAVO, el altar es la transición entre el alma y el espíritu,


de lo santo a lo santísimo. No hay otro camino diferente a la
alabanza y adoración.

Por lo tanto, nos acercamos a ese lugar de santidad con


nuestra actitud alineada: nuestra voluntad, intelecto y
emociones de acuerdo a los requisitos de Dios. Ahora
estamos listos para entrar en la misma presencia de Dios y
descubrir la verdadera adoración.

8 En inglés: “praise and adoration and worship”. Adoration y worship son sinónimos y
significan adoración. Por ello se colocó la palabra en español solo una vez. [N. del T.]
CAPÍTULO 6

Su espíritu:
el camino hacia el
Lugar Santísimo

Hemos viajado a través del tabernáculo, ese edificio trino


que representa la naturaleza del hombre. Hemos comparado
las tres áreas del tabernáculo con las tres áreas de la
personalidad humana: el atrio exterior, el cuerpo; el Lugar
Santo, el alma; y ahora el Lugar Santísimo, representando el
espíritu del hombre.

El segundo velo
Al dejar el Lugar Santo, pasamos a través del segundo velo.
Solo en el Día de Expiación –solamente en este día del año–
un sacerdote tenía permiso de atravesar este velo. Iba con la
sangre del altar de bronce y un incensario lleno de carbones
encendidos con fuego e incienso del altar del incienso.
77
78 Entrando en la presencia de Dios

Esto es porque el camino al lugar santísimo es la sangre del


sacrificio eterno y el incienso de adoración(9). Sin adoración
no tenemos acceso más allá del Lugar Santo. Hasta que
conozcamos la verdadera adoración, estamos confinados
al reino del alma. El único camino para salir es a través de
la adoración santificada por la sangre. Veo que este velo
representa la ascensión de Cristo.

Pero Dios… nos dio vida juntamente con Cristo


(por gracia sois salvos), y juntamente con él
nos resucitó, y asimismo nos hizo sentar en los
lugares celestiales con Cristo Jesús.
(Efesios 2:4-6)

No solamente somos levantados de la muerte con Él, sino


que la Escritura dice que también nos hemos levantado
para sentarnos con Él en los lugares celestiales. El primer
velo tipifica la resurrección de los muertos; este segundo, la
ascensión que nos lleva a los lugares celestiales y nos coloca
en el trono con Cristo.

El Lugar Santísimo
Recordará que en el Lugar Santísimo no había luz a
excepción de la presencia manifiesta, visible y personal de
Dios: la gloria shekinah. Ahí es donde ocurre la adoración.
No necesitamos ninguna otra fuente de iluminación cuando
estamos en la presencia de Dios. Acá experimentamos
el privilegio de una relación directa, persona a Persona y
espíritu a Espíritu con Dios.

9 En inglés: worship and adoration [N. del T.]


Su espíritu: el camino hacia el Lugar Santísimo 79

Dentro del Lugar Santísimo había dos elementos que


ocupaban el mismo espacio. Primero estaba el arca del pacto
y sobre ella estaba el propiciatorio(10) con querubines, uno a
cada lado.

Las tres actividades del espíritu –adoración, comunión y


revelación– tienen significado solo en relación con Dios
mismo. El espíritu del hombre está muerto a menos que esté
unido con Dios. Su cuerpo y alma pueden operar sin una
relación directa con Dios, pero el espíritu solo cobra vida al
contacto con el Creador. Cuando su espíritu está separado
de Dios, está muerto, en tinieblas y ciego. Así que todas las
actividades del espíritu tienen significado solo en relación
con Dios mismo.

El Arca del Pacto


El arca es Cristo revelado al espíritu o Cristo revelado
dentro de su espíritu, ya que en nuestra interpretación del
tabernáculo, el Lugar Santísimo representa el espíritu del
hombre. Un arca en la Biblia siempre representa a Cristo.
Por ejemplo, el arca de Noé lo tipifica a usted en Cristo, el arca
de Moisés tipifica a Cristo en usted, pero ambas simbolizan
relaciones del Nuevo Testamento.

El Arca del Pacto estaba hecha de madera de acacia, como


toda la madera en el tabernáculo, y estaba cubierta por
dentro y por fuera con oro. La madera tipifica la humanidad
de Jesús; el oro tipifica Su divinidad. Dentro del arca había

10 La palabra propiciatorio en inglés es, tradicionalmente, Mercy Seat (silla de gracia). En


algunas ocasiones, cuando sea necesario para entender la intención original del autor, se
utilizará la expresión silla de gracia para referirse al propiciatorio. [N. del T.]
80 Entrando en la presencia de Dios

tres cosas que examinaremos con más detalle: las tablas de


piedra conteniendo los Diez Mandamientos, la urna de oro
del maná y la vara de Aarón que reverdeció. Más adelante,
el tabernáculo fue reemplazado por otro edificio, que se
convirtió en el lugar de morada de Dios en Israel: el templo
construido por Salomón. Cuando el arca fue traída a este
lugar, los contenidos habían cambiado:

Y los sacerdotes metieron el arca del pacto


de Jehová en su lugar, en el santuario de la
casa, en el lugar santísimo, bajo las alas de los
querubines; pues los querubines extendían las
alas sobre el lugar del arca, y los querubines
cubrían por encima así el arca como sus
barras. E hicieron salir las barras, de modo
que se viesen las cabezas de las barras del
arca delante del lugar santísimo, mas no se
veían desde fuera; y allí están hasta hoy. En
el arca no había más que las dos tablas que
Moisés había puesto en Horeb, con las cuales
Jehová había hecho pacto con los hijos de
Israel, cuando salieron de Egipto.
(2 Crónicas 5:7-10)

La urna de oro del maná y la vara de Aarón que reverdeció


fueron sacados cuando el tabernáculo cesó y el templo
fue construido. Creo que el tabernáculo es una imagen
de la iglesia en la época actual: ligera, móvil y cambiante.
Todo tenía varas para que pudiera ser cargado. Todo podía
desarmarse, moverse y volverse a armar. Esa es la iglesia en
esta dispensación.
Su espíritu: el camino hacia el Lugar Santísimo 81

Creo que el templo de Salomón es la iglesia en el siguiente


siglo: establecida, permanente, glorificada y reinando con
poder visible. En la actualidad reina de manera invisible,
espiritualmente.

Se sacaron dos elementos del arca. Primero, la urna del


maná, que era el maná escondido –en el próximo siglo no
estará más escondido– y la vara de Aarón que reverdeció,
simbolizando el poder y la autoridad de Dios –en el
próximo siglo será visible–. Pero las tablas de piedra siempre
permanecerán en el arca.

Las tablas de piedra


Las dos tablas de piedra representan la ley eterna y justa de
Dios. Hay una ley en el universo que es la expresión de la
propia justicia divina. Es tan inmutable y eterna como Dios
mismo. El Salmo 40 nos habla acerca de esta ley en relación
con Cristo:

Entonces dije: He aquí, vengo; en el rollo del libro


está escrito de mí; el hacer tu voluntad, Dios
mío, me ha agradado, y tu ley está en medio de
mi corazón.
(Salmos 40:7-8)

Las tablas de piedra en el arca representan a Cristo con la ley


de Dios en Su corazón, nunca desviándose ni por el ancho de
un cabello de la ley eterna de la justicia del Señor.

Dios ofrendó esas tablas de piedra a Israel la primera vez,


pero cuando Moisés bajó de la montaña con ellas, Israel ya
82 Entrando en la presencia de Dios

estaba quebrantando el primer mandamiento con idolatría.


En ira, Moisés tiró las tablas y se rompieron. Cuando Moisés
volvió a subir la montaña, Dios dijo: “Haz unas nuevas
tablas, y yo escribiré en ellas con Mi dedo”; pero la segunda
vez Moisés no tenía autorización de mostrar las tablas de
piedra a Israel, sino que recibió la instrucción de colocarlas
dentro del arca. Luego la cubrieron con el propiciatorio. A
partir de ese momento, era un pecado de muerte levantar la
tapa del arca. Ese fue el fin del hombre intentando mantener
la ley por su propio esfuerzo. Lo intentó una vez, pero falló
antes de que la ley bajara de la montaña. Dios decidió que
era el fin de ese camino y creó otro; ahora no era el hombre
el que guardaba la ley, sino Cristo en el hombre, con la ley en
Su corazón –el único camino hacia la justicia–.

El arca en usted y la ley en el arca, siendo Cristo el arca.


Hebreos desarrolla esta verdad acerca de Cristo en nosotros
teniendo la ley en Su corazón:

Porque reprendiéndolos dice: He aquí vienen


días, dice el Señor, en que estableceré con la casa
de Israel y la casa de Judá un nuevo pacto; no
como el pacto que hice con sus padres el día que
los tomé de la mano para sacarlos de la tierra
de Egipto.
(Hebreos 8:8-9)

Ese pacto fue dejado de lado porque Israel lo quebrantó


incluso antes de que estuviera terminado.

Por lo cual, este es el pacto que haré con la casa


de Israel después de aquellos días, dice el Señor:
Su espíritu: el camino hacia el Lugar Santísimo 83

Pondré mis leyes en la mente de ellos, y sobre su


corazón las escribiré; y seré a ellos por Dios, y
ellos me serán a mí por pueblo.
(Hebreos 8:10)

Esa es la condición de ser el pueblo de Dios: que tenga la ley


de Dios, no en dos tablas de piedra colgadas en una pared,
sino escrita en su corazón. Eso es lo que lo hace parte del
pueblo de Dios. Pablo escribió:

Me he hecho a los judíos como judío… a los que


están sujetos a la ley… como sujeto a la ley, … a
los que están sin ley, como si yo estuviera sin ley
(no estando yo sin ley de Dios, sino bajo la ley
de Cristo).
(1 Corintios 9:20-21)

De hecho, esa no es una traducción precisa. Lo que Pablo


quiso decir es: “Estoy en la ley en Cristo porque Cristo es
el que guarda la ley por mí. Cuando Cristo gobierna mi
corazón, entonces la ley de Dios me gobierna, a través
de Cristo en mi corazón. Pero no soy yo quien guarda la
ley; es Cristo viviendo Su justicia dentro de mí. Dependo
totalmente de Cristo. Cristo en mí, la esperanza de la gloria”
(vea Colosenses 1:27).

La urna dorada del maná


Luego, venimos a la urna de oro del maná, recogido del
tiempo cuando Dios dio mantenimiento para Su pueblo
mientras deambulaban por el desierto. Juan nos habla acerca
del maná cuando citó a Jesús:
84 Entrando en la presencia de Dios

Yo soy el pan de vida. Vuestros padres comieron


el maná en el desierto, y murieron. Este es el
pan que desciende del cielo, para que el que de él
come, no muera.
(Juan 6:48-50)

De manera muy clara, Cristo estaba diciendo: “yo soy el


maná verdadero, el verdadero pan que descendió del cielo”.
Más adelante, dijo algo tremendo:

Como me envió el Padre viviente, y yo vivo por


el Padre, asimismo el que me come, él también
vivirá por mí.
(Juan 6:57)

En efecto, Jesús estaba diciendo: “Tengo vida por mi unión


con el Padre. Y aquel que cree en Mí tendrá vida por la
unión conmigo, así como yo tengo unión con el Padre. Y
en esa unión conmigo, se alimentará de Mí. Seré ese maná
escondido en su corazón. Y de ese maná se alimentará día
a día”.

En Apocalipsis, Jesús habló a todos los creyentes de la iglesia,


y nos dio la promesa del maná escondido:

El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a


las iglesias. Al que venciere, daré a comer del
maná escondido.
(Apocalipsis 2:17)
Su espíritu: el camino hacia el Lugar Santísimo 85

Ese es el maná en la urna de oro. Nos alimentamos de Cristo,


el maná, por nuestra comunión espiritual interna con Él.
Alimentándonos de Él, vivimos por Él, como Él vive por Su
unión con el Padre. Esta es la unión espiritual con Cristo,
en la cual Él se convierte en el maná escondido en nuestros
corazones.

La vara de Aarón que reverdeció


El tercer elemento fue la vara de Aarón que reverdeció, la
cual Moisés usó para hacer los milagros de Dios delante de
Faraón y sus hechiceros. Eventualmente, los líderes de las
otras tribus de Israel desafiaron la autoridad de Aarón como
sumo sacerdote, y como el único con el derecho de entrar
al Lugar Santísimo. Dios dijo: “Lo resolveremos de una vez
por todas. Que la cabeza de cada tribu traiga su vara a Mí”.
La vara era el símbolo de autoridad para cada tribu. Cada
hombre escribió su nombre en su vara. Como Dios dijo,
ellos colocaron todas las varas delante de Dios y regresaron
veinticuatro horas más tarde. Cuando regresaron, once de las
varas estaban tal como las habían dejado. Pero la duodécima
había reverdecido y producido flores y almendras completas
–en solo veinticuatro horas–. En la vara que reverdeció
estaba escrito el nombre Aarón. Dios vindicó la autoridad del
sacerdote que había escogido (vea Números 17:1-10).

Hoy, el nombre en la vara no es Aarón, sino Jesús. Por


la resurrección de entre los muertos, Dios vindicó la
declaración divina de Jesús. Así que la vara es la certificación
divina y viene por revelación sobrenatural. Cuando usted
tiene revelación y certificación, tiene autoridad.
86 Entrando en la presencia de Dios

Ahora tenemos una imagen de lo que había dentro del Lugar


Santísimo. Los tres elementos dentro del arca significan lo
siguiente, y creo que deben estar en este orden: adoración,
comunión y revelación. De nuestra aproximación en
adoración viene la comunión. Sin adoración usted no puede
tener comunión. Dios no tendrá comunión con alguien que
se aproxime irreverentemente o con afanes. Pero cuando
uno se aproxima con adoración, entra en la comunión, se
comienza a alimentar del maná escondido en la urna dorada.
Luego de la adoración y comunión viene la revelación de la
mente, voluntad y del propósito de Dios. La gloria shekinah
ilumina ese lugar.

El propiciatorio
Ahora que ya hemos terminado con el arca, miremos la silla
de gracia que cubría el arca. Como dije anteriormente, el arca
es Cristo. Fuera de Cristo no hay gracia, no hay aceptación ni
vida. Si usted está en el arca, está bajo la gracia.

Siendo justificados gratuitamente por su gracia,


mediante la redención que es en Cristo Jesús, a
quien Dios puso como propiciación [la palabra
griega para silla de gracia] por medio de la fe en
su sangre.
(Romanos 3:24-25)

La expiación de Cristo, Su sacrificio, es la silla de gracia. Es el


lugar que cubre la ley quebrantada, las tablas de piedra que
todos nosotros no hemos sido capaces de aceptar o guardar.
Ahora la silla de gracia se convierte en un trono:
Su espíritu: el camino hacia el Lugar Santísimo 87

Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de


la gracia, para alcanzar misericordia y hallar
gracia para el oportuno socorro.
(Hebreos 4:16)

Podemos ir confiadamente al trono de la gracia porque Dios


se sienta en la silla de gracia, en la obra expiatoria de Cristo
que cubre la ley quebrantada.

Sobre el arca había dos querubines, dos criaturas celestiales,


en oro batido, de rodillas, en cada extremo del arca; su
rostros vueltos hacia adentro y sus alas estiradas, con las
puntas juntándose justo sobre el propiciatorio. De nuevo nos
muestran las mismas tres actividades: adoración, comunión
y revelación. Las alas dobladas representan la adoración. Sus
rostros, vueltos el uno al otro, son la comunión. Dios dijo que
en el lugar en que se juntaban las alas y rostros, Él revelaría
Su gloria.

Y los querubines extenderán por encima las


alas, cubriendo con sus alas el propiciatorio;
sus rostros el uno enfrente del otro, mirando
al propiciatorio los rostros de los querubines.
Y pondrás el propiciatorio encima del arca,
y en el arca pondrás el testimonio que yo te
daré. Y de allí me declararé a ti, y hablaré
contigo de sobre el propiciatorio, de entre los
dos querubines que están sobre el arca del
testimonio, todo lo que yo te mandare para
los hijos de Israel.
(Éxodo 25:20-22)
88 Entrando en la presencia de Dios

Acá, Cristo se sienta como Rey y como Sacerdote en Su trono.


Creo que la vida dentro del arca debe preceder la vida delante
del trono. Es la vida escondida en el arca que le da el acceso
al trono. Tiene que haber una vida interna de adoración,
rendición y de ley eterna. Si usted no se rinde postrado
ante la ley de Dios, no tiene acceso. Tiene que aprender a
alimentarse del maná escondido. Tiene que tener la vara que
reverdece sobrenaturalmente con revelación divina.

Cuando venimos al arca, podemos apoyarnos en la silla de


gracia y sentarnos en el trono. Jesús quiere compartir Su
trono con usted, pero hay una manera prescrita, paso a paso.
No creo que pueda saltarse alguna de estas etapas. Solo
hay un camino al lugar santísimo. Es como un mapa; está
descrito tan claro que un niño inteligente de diez años puede
entenderlo fácilmente una vez Dios lo revela.

Acá tenemos lo que yo llamaría el producto final de entrar al


Lugar Santísimo. Está la adoración, una comunión íntima,
y alimentarnos de Dios; hay revelación, impartición de
la autoridad de Dios y la ley eterna de justicia es grabada
en nuestras conciencias. Esa es nuestra meta cuando
progresamos hacia la adoración. Comenzamos en el atrio con
el altar de broce, simbolizando la muerte de Cristo; pasamos
por el primer velo de la resurrección de Cristo hacia el Lugar
Santo donde entregamos a Dios nuestra voluntad, intelecto
y emociones, y luego somos llevados a través del segundo
velo, simbolizando la ascensión de Cristo, hacia la presencia
manifiesta de Dios.

Así es como entramos en adoración. La adoración no es


esencialmente una expresión, sino una actitud. No es
Su espíritu: el camino hacia el Lugar Santísimo 89

principalmente alabanza, aunque pueden estar unidas. La


adoración es la actitud con la que usted se aproxima. También
se relaciona a las tablas de piedra dentro del tabernáculo, es
la sumisión total a la ley justa e inmutable de Dios que no
cambia, no se dobla y no se desvía. Es la completa reverencia
al acercarse a Dios.

En su camino a través del tabernáculo, cada área se hace


progresivamente más y más pequeña mientras usted se
acerca a Dios. Finalmente, en el Lugar Santísimo, usted
está en un cubo perfecto –diez codos(11) de largo, diez codos
de ancho y diez codos de alto–. No hay nada atractivo ahí,
sino Dios, y esa es la manera en que Él lo planeó. Hay algo
dentro de nosotros que se asusta entre más nos acercamos.
La mayoría de nosotros viene a Dios por cosas: queremos
bendiciones, queremos poder o queremos sanidad. Dios
quiere que vengamos simplemente por Él. Entonces, no
llegamos a este lugar hasta que vengamos a Dios por causa
de Él, que nos acercamos a Dios como Dios. Adoramos, nos
rendimos delante de Él, nos alimentamos de Él, disfrutamos
de Él y entonces viene la revelación.

11 ≈ 4.5 m [N. del T.]


CAPÍTULO 7

Cuatro
bendiciones
del nuevo pacto

Es mi firme opinión que la epístola a los Hebreos no


tiene ningún sentido si usted no está familiarizado con
el tabernáculo, ya que la carta completa está basada en
él y en el sacerdocio. He leído que Levítico es el Hebreos
del Antiguo Testamento o que Hebreos es el Levítico del
Nuevo Testamento, de la manera en que prefiera decirlo.
En Hebreos 10 vemos una aplicación clara de lo que hemos
aprendido:

Así que, hermanos, teniendo libertad para


entrar en el Lugar Santísimo por la sangre de
Jesucristo, por el camino nuevo y vivo que él
nos abrió a través del velo, esto es, de su carne,
y teniendo un gran sacerdote sobre la casa
de Dios, acerquémonos con corazón sincero,
91
92 Entrando en la presencia de Dios

en plena certidumbre de fe, purificados los


corazones de mala conciencia, y lavados los
cuerpos con agua pura.
(Hebreos 10:19-22)

Estos versos mencionan cuatro bendiciones del nuevo pacto


y los cuatro principales requisitos del verdadero adorador.
En este capítulo, hablaré acerca de las cuatro bendiciones
que se mencionan.

El Lugar Santísimo se abre


¡Qué increíble privilegio! El tener acceso directo a la
presencia inmediata de Dios sobrepasa mi capacidad de
expresión. La barrera para este acceso es la naturaleza carnal
y pecaminosa del hombre, pero esto fue resuelto en la cruz,
como se relata en Romanos:

Porque lo que era imposible para la ley, por


cuanto era débil por la carne, Dios, enviando
a su Hijo en semejanza de carne de pecado y a
causa del pecado, condenó al pecado en la carne.
(Romanos 8:3)

La ley no podía hacerlo, pero no porque hubiera algo


incorrecto en ella. Pablo dijo que la ley es santa, justa y
buena (vea Romanos 7:12). Cada mandamiento de la ley era
correcto. Sin embargo, yo podría mirar esas tablas de piedra
y todas las demás escrituras de la ley y decir: “lo haré”, pero
Cuatro bendiciones del nuevo pacto 93

algo dentro de mí diría: “Oh no, ¡no lo harás! De hecho, entre


más intentes hacerlo, más grande será tu fracaso”. Pablo lo
dijo de esta manera:

Porque lo que hago, no lo entiendo; pues no hago


lo que quiero, sino lo que aborrezco, eso hago.
Y si lo que no quiero, esto hago, apruebo que la
ley es buena. De manera que ya no soy yo quien
hace aquello, sino el pecado que mora en mí…
Así que, queriendo yo hacer el bien, hallo esta
ley: que el mal está en mí.
(Romanos 7:15-17,21)

El momento en que intento guardar la ley, mi naturaleza


carnal y rebelde se afirma, y entre más me esfuerzo por
ser bueno, peor soy. Descubrí esto a la edad de quince
años cuando fui confirmado en la iglesia anglicana(12).
Verdaderamente decidí que era tiempo de ser mejor de lo
que había sido por mucho tiempo. Pensé: “Llegó la hora.
Seré confirmado, me lavaré los dientes, iré a la comunión
y seré bueno”. Nunca fui tan malo como inmediatamente
después de esa confirmación.

El problema es la autoconfianza. “Maldito el varón que confía


en el hombre, y pone carne por su brazo, y su corazón se aparta
de Jehová” (Jeremías 17:5). Cuando usted dice: “Está la ley; voy
a guardarla”, está colocando su confianza en usted mismo
y se coloca bajo una maldición. “Maldito el que no confirmare
las palabras de esta ley para hacerlas” (Deuteronomio 27:26).
Si usted va a estar bajo la ley, tiene que hacer todo lo que
12 Es la iglesia estatal del Reino Unido y una de las principales denominaciones del
protestantismo. Los anglicanos basan su fe en la Biblia, en las tradiciones de la iglesia
apostólica, en la sucesión apostólica y en los escritos de los padres de la iglesia. [N. del T.]
94 Entrando en la presencia de Dios

dice, todo el tiempo. Si no puede hacerlo, no le va a servir de


nada. Si quebranta un mandamiento de la ley una vez, es un
infractor por siempre. Es todo o nada.

Reconozco que la ley es buena. Hay algo dentro de mí que


dice: “Tiene razón, esa es la manera en que yo debería estar
viviendo”. “Porque según el hombre interior, me deleito en la ley
de Dios” (Romanos 7:22). Pero hay algo más dentro de mí: un
rebelde.

Pero veo otra ley en mis miembros, que se rebela


contra la ley de mi mente, y que me lleva cautivo
a la ley del pecado que está en mis miembros.
(Romanos 7:23)

La palabra cautivo significa prisionero de guerra. Pablo estaba


diciendo: “Comienzo a luchar para Dios y termino en el lado
equivocado, luchando en Su contra. Soy un prisionero de
guerra. No lo hago deliberadamente; es algo que me lleva
cautivo. No puedo evitarlo”.

¡Miserable de mí! ¿quién me librará de este


cuerpo de muerte? Gracias doy a Dios, por
Jesucristo Señor nuestro. Así que, yo mismo con
la mente sirvo a la ley de Dios, mas con la carne
a la ley del pecado.
(Romanos 7:24-25)

Es una traducción pobre. Una mejor diría: “Por mí mismo,


puedo servir a la ley de Dios con mi mente, pero en mi
naturaleza carnal soy esclavo de la ley del pecado y no puedo
Cuatro bendiciones del nuevo pacto 95

cambiarlo. Así que, ¿Cuál es el remedio?”.

Porque lo que era imposible para la ley…


(Romanos 8:3)

La ley no podía cambiar mi naturaleza. Me decía qué hacer,


pero no me podía dar el poder para hacerlo.

Porque lo que era imposible para la ley, por


cuanto era débil por la carne, Dios, enviando
a su Hijo en semejanza de carne de pecado y a
causa del pecado, condenó al pecado en la carne.
(Romanos 8:3)

¿Él condenó al pecado en la carne de quién? En la carne


de Jesús. Dios trató con el pecado en el cuerpo de Cristo.
Su cuerpo se convirtió en la ofrenda por el pecado. Allí
fue donde se acabó con el pecado, una vez y para siempre.
Cuando apreciamos esto, somos libres de las ataduras y
culpa del pecado.

Así que, regresando al pasaje en Hebreos, leemos:

Por el camino nuevo y vivo que él nos abrió a


través del velo, esto es, de su carne.
(Hebreos 10:20)

Nuestra naturaleza carnal es el velo, crucificado en el cuerpo


de Jesús. No podemos pasar a través del velo para venir cerca
de Dios, el velo tiene que quitarse. Tenemos que tratar con
96 Entrando en la presencia de Dios

la naturaleza carnal. Eso fue resuelto en el cuerpo de Cristo.


Su carne se rasgó en la cruz por nuestros pecados, el velo
también se rasgó.

El templo se construyó con el mismo patrón –la estructura


trina– que el tabernáculo: el atrio, el Lugar Santo y el Lugar
Santísimo. El templo era simplemente más sustancial
y permanente. De acuerdo con la ordenanza divina, el
Lugar Santísimo estaba separado por esta cortina gloriosa,
gruesa e impenetrable. Pero cuando Jesús murió en la cruz,
a las afueras de Jerusalén, algo pasó a la cortina del Lugar
Santísimo en ese preciso momento:

Mas Jesús, habiendo otra vez clamado a gran


voz, entregó el espíritu. Y he aquí, el velo del
templo se rasgó en dos, de arriba abajo.
(Mateo 27:50-51)

Que no quede duda de dónde vino la iniciativa. Vino de


Dios y no del hombre. El velo se rasgó de arriba hacia abajo.
El camino hacia el Lugar Santísimo se abrió a través de la
muerte de Jesús porque Dios condenó y quitó al pecado en
Su carne en la cruz. Ahora, el Lugar Santísimo se abrió para
nosotros.

Confianza en la sangre de Jesús


Nos referimos de nuevo a Hebreos 10 para la segunda
bendición del nuevo pacto:
Cuatro bendiciones del nuevo pacto 97

Entonces, hermanos, puesto que tenemos


confianza para entrar al Lugar Santísimo por
la sangre de Jesús, por un camino nuevo y vivo.
(Hebreos 10:19-20 LBLA)

La palabra confianza no es principalmente subjetiva, sino


objetiva. En otras palabras, no es que yo tenga una confianza
emocional; sino que tengo una confianza legal que viene
al tener un derecho de acceso absoluto e indiscutible. Si
yo me siento confiado o no es secundario. Es importante
entenderlo, la palabra confianza acá es algo confusa. Es más
un derecho de acceso incuestionable a través de la sangre de
Jesús.

En Levítico, tenemos las ceremonias del antiguo pacto para


el día escogido en que el sumo sacerdote se le permitía
entrar en el Lugar Santísimo –una vez al año– en el Día de
Expiación. Hoy en día los judíos lo llaman Yom Kippur, el
día de penitencia. Todavía sigue siendo un día de ayuno y
lamento de los judíos ortodoxos. El capítulo completo es una
tremenda presentación de la verdad de la entrada al Lugar
Santísimo, pero quiero tratar específicamente el tema de la
sangre de la ofrenda.

Y hará traer Aarón el becerro que era para


expiación suya, y hará la reconciliación por sí y
por su casa, y degollará en expiación el becerro
que es suyo. Después tomará un incensario lleno
de brasas de fuego del altar de delante de Jehová,
y sus puños llenos del perfume aromático molido,
y lo llevará detrás del velo.
(Levítico 16:11-12)
98 Entrando en la presencia de Dios

Note que la sangre del altar y el incienso del altar deben


unirse para tener acceso a través del velo.

Y pondrá el perfume sobre el fuego delante


de Jehová, y la nube del perfume cubrirá el
propiciatorio que está sobre el testimonio, para
que no muera.
(Levítico 16:13)

Esta no era una ceremonia religiosa vacía. Era de vida o


muerte para el sacerdote y toda la nación. Si en cualquier
momento el sacerdote no era aceptado, toda la nación perdía
su lugar delante de Dios. Él era su representante.

Tomará luego de la sangre del becerro, y la


rociará con su dedo hacia el propiciatorio al lado
oriental; hacia el propiciatorio esparcirá con su
dedo siete veces de aquella sangre.
(Levítico 16:14)

El número siete nos dice que es a través del Espíritu Santo.


Del mismo modo, Jesús “mediante el Espíritu eterno se ofreció
a sí mismo sin mancha a Dios” (Hebreos 9:14). La sangre se
rociaba sobre y delante del propiciatorio. De hecho, había
un rastro de sangre todo el camino en el tabernáculo. Sin
sangre no hay acceso.

Vemos el paralelo en el Nuevo Testamento. La expiación de


Jesús no terminó en la tierra; fue consumada en el cielo. Esto
está claramente en el libro de Hebreos:
Cuatro bendiciones del nuevo pacto 99

Tenemos [esta esperanza] como segura y firme


ancla del alma, y que penetra hasta dentro
del velo, donde Jesús entró por nosotros como
precursor, hecho sumo sacerdote para siempre
según el orden de Melquisedec.
(Hebreos 6:19-20)

Acá no estamos hablando del tabernáculo terrenal; estamos


hablando del tabernáculo en el cielo. Jesús entró detrás del
velo. Un precursor es un representante, alguien que dice:
“Hay otros que vienen detrás de mí. A partir de ahora, el
camino está abierto para que ellos me sigan”. Jesús es nuestro
precursor. Ha entrado detrás del velo.

Luego, más adelante en Hebreos, la Escritura dice:

Pero estando ya presente Cristo, sumo sacerdote


de los bienes venideros.
(Hebreos 9:11)

Una mejor traducción es “buenas cosas que ya han sido


conseguidas”. En otras palabras, contrario a la ley, que solo
han sido tipos, sombras, promesas y patrones, esto es real –
sucedió en realidad–.

de los bienes venideros, por el más amplio y


más perfecto tabernáculo, no hecho de manos,
es decir, no de esta creación, y no por sangre de
machos cabríos ni de becerros, sino por su propia
sangre, entró una vez para siempre en el Lugar
Santísimo, habiendo obtenido eterna redención.
(Hebreos 9:11-12)
100 Entrando en la presencia de Dios

Jesús llevó Su sangre con Él al Lugar Santísimo.

Fue, pues, necesario que las figuras de las cosas


celestiales fuesen purificadas así; pero las cosas
celestiales mismas, con mejores sacrificios que
estos.
(Hebreos 9:23)

Las cosas celestiales tenían que ser purificadas, pero no con


la sangre de toros o de machos cabríos.

Porque no entró Cristo en el santuario hecho


de mano, figura del verdadero, sino en el cielo
mismo para presentarse ahora por nosotros ante
Dios.
(Hebreos 9:24)

¿Cómo entró Cristo en el Lugar Santísimo? Con Su propia


sangre. Y esto se hace más claro cuando vamos al capítulo
doce del libro de Hebreos:

Sino que os habéis acercado al monte de Sion,


a la ciudad del Dios vivo, Jerusalén la celestial.
(Hebreos 12:22)

Esta no es la Jerusalén terrenal. Hemos venido no físicamente,


sino espiritualmente.

… a la compañía de muchos millares de ángeles,


a la congregación de los primogénitos que están
Cuatro bendiciones del nuevo pacto 101

inscritos en los cielos, a Dios el Juez de todos, a


los espíritus de los justos hechos perfectos.
(Hebreos 12:22-23)

Estos somos usted y yo. Nuestro cuartel está en los cielos.


¿Está usted registrado en el cielo, en Libro de la Vida del
Cordero?, ¿o es simplemente el miembro de una iglesia? Está
bien ser parte de la membresía de una iglesia, pero eso no es
suficiente.

…a Jesús el Mediador del nuevo pacto, y a la


sangre rociada que habla mejor que la de Abel.
(Hebreos 12:24)

La sangre de Abel fue rociada en la tierra. ¿Por qué clamaba?


Por venganza. La sangre de Jesús fue rociada en el cielo. ¿Por
qué clama? Por misericordia.

Si usted puede creer que la sangre de Jesús habla siempre a


su favor en la misma presencia de Dios, esto es una tremenda
verdad. Si así no fuera, usted nunca iría al cielo. Dios, como
Juez, nunca lo llevaría allí. Incluso Jesús entró al cielo con
Su sangre. El único acceso es a través de la sangre de Jesús
rociada en el cielo.

El camino nuevo y vivo


La tercera de las grandes bendiciones del nuevo pacto es el
camino nuevo y vivo, el cual es Jesús. Él se vuelve el camino,
102 Entrando en la presencia de Dios

se vuelve la verdad, se vuelve la vida; pero Él es el camino


durante todo el recorrido. El camino por el cual Jesús fue
es el mismo que nosotros recorremos, no hay otro. Es un
camino de negarse a uno mismo, de obediencia, sacrificio y
muerte. Ese es el camino nuevo y vivo.

Pues para esto fuisteis llamados; porque también


Cristo padeció por nosotros, dejándonos ejemplo,
para que sigáis sus pisadas.
(1 Pedro 2:21)

Las pisadas de Jesús son el camino nuevo y vivo. ¿Cuál es el


primer paso cuando usted quiere seguir a Jesús?

Entonces Jesús dijo a sus discípulos: Si alguno


quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, y
tome su cruz, y sígame.
(Mateo 16:24)

Negarse a uno mismo. ¡Esto no significa dejar de comer


rábanos en la cuaresma! Eso está bien, pero no es a lo que
Jesús se refería. El Señor hablaba de decirle “no” al ego.
Cuando él diga: “yo quiero” o “yo pienso“, negarse a uno
mismo es la habilidad de decir: “No”. Lo que usted piensa es
lo menos importante. Si todavía considera importantes sus
propios pensamientos, no se ha negado a usted mismo.

Negarse a usted mismo es decirle que no a esa vieja cabra


que vive en usted.

Del mismo modo, negarse a uno mismo no es dejar el vil


pecado. Eso puede ser necesario, pero negarse a uno mismo
Cuatro bendiciones del nuevo pacto 103

es negar al ego, ese yo que se impone y se declara importante,


demandando que el mundo gire alrededor suyo: “Lo que
yo quiero, lo que yo pienso y lo que yo siento”. Todo eso es
irrelevante en lo que concierne a Dios.

El primer paso para seguir a Jesús es decir no a esas cosas. Si


alguno toma su cruz, que se niegue a sí mismo. En Mateo 26
tenemos el clímax de la negación del ego:

Yendo un poco adelante, se postró sobre su rostro,


orando y diciendo: Padre mío, si es posible, pase
de mí esta copa; pero no sea como yo quiero, sino
como tú… Otra vez fue, y oró por segunda vez,
diciendo: Padre mío, si no puede pasar de mí esta
copa sin que yo la beba, hágase tu voluntad.
(Mateo 26:39,42)

Cada nuevo mover de Dios comienza con la repetición de:


“no como yo quiero, sino como tú”. Jesús no renunció a Su
voluntad una sola vez. Cada vez que era confrontado con la
elección entre Su voluntad y la voluntad del Padre, repetía la
renuncia: “no como yo quiero, sino como tú”. Ese es el camino
nuevo y vivo.

Lo maravilloso acerca de esto es que cuando usted fija su


corazón en seguir a Dios, se regocija. A pesar de parecer
duro, lo llena de gozo. Pero si su corazón no está fijo en seguir
a Dios, entonces todo lo que verá serán las incomodidades
de hacerlo.

Porque convenía a aquel por cuya causa son


todas las cosas, y por quien todas las cosas
104 Entrando en la presencia de Dios

subsisten, que habiendo de llevar muchos hijos


a la gloria, perfeccionase por aflicciones al autor
de la salvación de ellos.
(Hebreos 2:10)

Jesús fue perfeccionado a través del sufrimiento. Él es nuestro


líder y somos hechos perfectos del mismo modo en que Él lo
fue: a través de los sufrimientos que vienen de la obediencia,
de decir: “No sea como yo quiero, sino como tú” (Mateo 26:39);
no del sufrimiento que viene de la desobediencia, ese tipo de
sufrimiento no lo purifica, refina ni perfecciona.

Porque el que santifica y los que son santificados,


de uno son todos.
(Hebreos 2:11)

El que santifica es Jesús. Los que son santificados somos usted


y yo. Y el uno del que somos todos –Jesús, usted y yo– es el
Padre. Así que somos santificados por el Padre del mismo
modo en que Jesús fue hecho perfecto. Es el camino de Jesús
el que nos lleva a la santificación, santidad y perfección. Ese
es el camino.

Y Cristo, en los días de su carne, ofreciendo


ruegos y súplicas con gran clamor y lágrimas al
que le podía librar de la muerte, fue oído a causa
de su temor reverente.
(Hebreos 5:7)

La Nueva Biblia al Día dice: “Fue escuchado por su reverente


sumisión”. Su oración fue escuchada. Ese es el espíritu de
Cuatro bendiciones del nuevo pacto 105

acceso a Dios. Jesús es el modelo perfecto, Él fue escuchado


porque temió. Esa es la respuesta “raíz” de por qué las
oraciones no son contestadas. Puedo darle media docena
de otras razones, pero Dios me mostró que esta es la raíz.
Usted puede enseñarle a las personas todos los principios
para que sus oraciones sean escuchadas, pero si su actitud
es incorrecta, los principios no funcionan. La actitud viene
primero, Él fue escuchado por Su reverente sumisión.

Y aunque era Hijo, por lo que padeció aprendió


la obediencia.
(Hebreos 5:8)

Él descubrió el significado de obedecer porque sufrió como


consecuencia de la obediencia.

Y habiendo sido perfeccionado, vino a ser


autor de eterna salvación para todos los que le
obedecen.
(Hebreos 5:9)

El mismo camino que Él recorrió es el camino nuevo y vivo.

Jesús era Dios, es Dios y siempre será Dios. Y se hizo hombre,


finalmente y para siempre. No lo olvide, Él sigue siendo un
hombre. “Porque hay un solo Dios, y un solo mediador entre
Dios y los hombres, Jesucristo hombre” (1 Timoteo 2:5).

Cuando se vació a sí mismo, no lo hizo condicionalmente;


simplemente se vació. Fue obediente hasta la muerte y,
como dice Filipenses 2:9: “Por lo cual Dios también le exaltó
hasta lo sumo”. Habiéndose vaciado, Él tuvo que ganarse de
106 Entrando en la presencia de Dios

vuelta su lugar a ese lugar de exaltación. “Por lo cual” indica


que Su exaltación fue el resultado de Su obediencia. Si
hubiera desobedecido, nunca habría regresado. Así que Él
es el modelo perfecto de desarrollo, madurez y perfección.
Tuvo que ser perfeccionado como hombre a través de la
obediencia. ¿Cómo seremos perfeccionados nosotros?
De la misma manera. Así que deje la teología de lado y
simplemente obedezca.

Tenemos un gran Sumo Sacerdote


¿Qué tenemos hasta el momento? El Lugar Santísimo abierto,
un derecho de acceso objetivo a través de la sangre y un
camino nuevo y vivo para aprovechar este acceso. También
tenemos un Sumo Sacerdote esperándonos allí. ¿Quién es
Él? Jesús. Él es el Sumo sacerdote en dos aspectos.

Tenemos tal sumo sacerdote, el cual se sentó a


la diestra del trono de la Majestad en los cielos,
ministro del santuario.
(Hebreos 8:1-2)

Primero que todo, Él es ministro del santuario. ¿Alguna vez


ha notado que el sumo sacerdote en Israel tenía que conocer
muchas cosas? Debía observar muchas reglas. Tenía que
saber cómo matar al animal, qué hacer con el hígado, las
piernas, el corazón, la cabeza y la piel. Tenía que saber en
qué lado del altar rociar la sangre. Durante todo el camino,
había muchos requisitos precisos que debía cumplir. Jesús
Cuatro bendiciones del nuevo pacto 107

es el ministro del verdadero santuario. Cuando Él entró,


hizo todo bien. Cumplió todos los requisitos de Dios como
sacerdote durante todo el camino. Como lo hizo todo bien,
nuestro acceso está garantizado.

Segundo, Él es el mediador del nuevo pacto:

Así que, por eso es mediador de un nuevo pacto.


(Hebreos 9:15)

Él ministra los beneficios de Su sacrificio a usted y a mí


por el Espíritu Santo. Nos imparte –produce en nosotros
conforme avanzamos en este camino– lo que se necesita en
cada fase del acceso. Él es quien hace que el pacto funcione
en usted y en mí. Habiendo hecho todos los preparativos,
habiendo ido hacia Dios, se da la vuelta y hace todo lo que
es necesario para que todos los que lo obedecen tengan un
acceso perfecto. Él media el pacto.

Entonces, tenemos las cuatro bendiciones del nuevo pacto.

1. El velo se rasga y el camino está abierto.

2. Tenemos un derecho de acceso objetivo, legal e


incuestionable a través de la sangre.

3. Tenemos un camino vivo para recorrer, el camino que


Jesús recorrió: obediencia, negación a uno mismo,
sacrificio, y la muerte del viejo hombre.

Jesús dijo que quienquiera que pierda su vida la


hallará (vea Mateo 10:39). La palabra griega usada para
108 Entrando en la presencia de Dios

vida es alma. Tiene que rendir ese ego del alma y decir:
“No”. Entonces hallará el camino correcto.

4. Tenemos un Gran Sumo Sacerdote que sabe


exactamente todo lo que tiene que hacerse y lo hace
perfectamente.
CAPÍTULO 8

Cuatro requisitos
de los verdaderos
adoradores

Regresando al libro de Hebreos, vemos los cuatro requisitos


principales de un verdadero adorador, lo que Dios espera
de Sus adoradores para que puedan aprovechar lo que Él
colocó a su disposición:

Acerquémonos con corazón sincero, en plena


certidumbre de fe, purificados los corazones de
mala conciencia, y lavados los cuerpos con agua
pura.
(Hebreos 10:22)

109
110 Entrando en la presencia de Dios

1. Un corazón sincero
¿Qué significa un corazón sincero? Daré mi opinión:
honestidad, lealtad, compromiso total, ninguna reserva. Eso
es un corazón sincero.

Si amo a mi esposa con un corazón sincero, la amo


completamente. En ninguna circunstancia contemplaría
algo desleal contra ella. Pienso que una palabra que debemos
restaurar en nuestro vocabulario es lealtad. La lealtad se ha
vuelto anticuada y pasada de moda en algunas personas
de la actualidad. La lealtad a la familia y al país son casi
desconocidas.

¿Qué fue lo que hizo que el apóstol Juan estuviera al pie


de la cruz, junto a María, cuando todos los otros apóstoles
habían huido? ¿Fue la teología? Ni por un instante. Fue la
lealtad. ¿Qué fue lo que hizo que María Magdalena fuera a
la tumba en las primeras horas de la mañana? ¿Fue doctrina?
No, fue lealtad. Ella iba a ser leal a ese hombre incluso si no
era más que un cuerpo brutalmente mutilado. Hoy en día,
parece que no hay mucha lealtad entre algunos creyentes.
Debemos ser leales a Jesús y leales los unos a los otros. Eso
es un corazón sincero.

He aquí, tú amas la verdad en lo íntimo, y en


lo secreto me has hecho comprender sabiduría.
Purifícame con hisopo, y seré limpio; lávame,
y seré más blanco que la nieve. Hazme oír gozo
y alegría, y se recrearán los huesos que has
abatido. Esconde tu rostro de mis pecados, y
borra todas mis maldades. Crea en mí, oh Dios,
Cuatro requisitos de los verdaderos adoradores 111

un corazón limpio, y renueva un espíritu recto


dentro de mí.
(Salmos 51:6-10)

La expresión he aquí es dramática. David había sido


religioso por mucho tiempo, pero ahora había hecho un
descubrimiento: “Tú amas la verdad en lo íntimo, y en lo secreto
me has hecho comprender sabiduría”. Creo que la verdad y la
sabiduría van juntas. Usted no conoce la sabiduría secreta
hasta que tenga verdad en lo íntimo. La revelación de la
sabiduría escondida no es a través de la mente, sino a través
del corazón sincero y honesto.

Cuando el pecado se salió con la suya, el corazón no podía


ser remendado, reparado o modificado. Se necesita un acto
creativo de Dios para cambiarlo por un corazón limpio. En el
Salmo 139, David estaba hablando de los enemigos de Dios
y dijo:

¿No odio, oh Jehová, a los que te aborrecen, y me


enardezco contra tus enemigos? Los aborrezco
por completo; los tengo por enemigos.
(Salmos 139:21-22)

¿Es correcto que un cristiano diga eso? Algunos dirán que


sí, mientras que otros dirán que no. David fue a una fuente
diferente:

Examíname, oh Dios, y conoce mi corazón;


pruébame y conoce mis pensamientos.
(Salmos 139:23)
112 Entrando en la presencia de Dios

David estaba preguntando a Dios: “¿Hay algo dentro de mí


que sea enemigo Tuyo? Mira si hay algo dentro de mí que
se oponga a Ti”. ¿Puede usted invitar a Dios a hacer eso?
No tenga temor. Cuando se trata de confesión, le pido a las
personas que recuerden que no van a confesar algo que Dios
no sepa ya, así que no habrán sorpresas. La confesión es por
su bien, no por el de Dios.

Y ve si hay en mí camino de perversidad, y


guíame en el camino eterno.
(Salmos 139:24)

Antes de que Dios pueda guiarnos en este camino eterno,


tenemos que permitirle examinar y probar nuestros
corazones, para sacar cualquier enemigo Suyo que esté
rondando por ahí. Permita que Dios le muestre lo que hay
en su corazón y déjelo tratar con ello. Preséntelo tal cual es
frente a Él.

En el libro de Isaías está escrito:

Dice, pues, el Señor: Porque este pueblo se acerca


a mí con su boca, y con sus labios me honra, pero
su corazón está lejos de mí, y su temor de mí no
es más que un mandamiento de hombres que les
ha sido enseñado
(Isaías 29:13)

Esto es religión sin corazón: que honra a Dios con los labios,
pero su corazón está lejos de Él. El gran pecado de las
Cuatro requisitos de los verdaderos adoradores 113

personas religiosas es el que Jesús trató con mayor severidad


en los Fariseos: hipocresía. ¿Sabe lo que es la hipocresía? La
palabra se deriva de la palabra griega para actor. La religión
es simplemente un acto. En el teatro antiguo se utilizaban
muchos tipos de máscaras. Cuando un actor interpretaba
diferentes papeles, se colocaba diferentes máscaras. La
religión vacía simplemente se coloca algunas máscaras y
actúa de cierta manera dentro de la iglesia. Se dará cuenta
que muchas personas religiosas utilizan otro tono de voz
cuando están actuando. Cuando oran, utilizan una voz
artificial falsa.

Y Dios dice que le quitó a los hipócritas la habilidad de ver


la verdad:

Por tanto, he aquí que nuevamente excitaré yo


la admiración de este pueblo con un prodigio
grande y espantoso; porque perecerá la sabiduría
de sus sabios, y se desvanecerá la inteligencia de
sus entendidos.
(Isaías 29:14)

Dios quiere que los adoradores tengan un corazón sincero,


nada de hipocresía ni de actos religiosos. Él quiere corazones
sinceros y leales. He escuchado decir que mostramos nuestra
fe como obediencia. Yo sugeriría mostrar fe como lealtad,
lealtad a Cristo a toda costa. Pienso que usted notará que
ambas llevan al mismo fin.
114 Entrando en la presencia de Dios

2. Plenitud de Fe
Entonces, el primer requisito de un verdadero adorador es
un corazón sincero. La siguiente condición es la plenitud
de fe. ¿Tiene usted plenitud de fe? ¿Es un esfuerzo o una
lucha? ¿Tiene que pellizcarse y preguntar si está lleno de
fe?(13) No, la fe es una decisión. Es por eso que la incredulidad
es el pecado primario. ¿Qué significa tener plenitud de fe?
Echemos un vistazo a los Salmos:

Por eso estimé rectos todos tus mandamientos


sobre todas las cosas, y aborrecí todo camino de
mentira.
(Salmos 119:128)

Todo lo que Dios dice es recto. Cualquier cosa que esté en


desacuerdo con Él es un camino de mentira. Esto no es un
sentimiento o emoción; es una decisión. Mi intención es
estar de acuerdo con lo que Dios dice. Cuando fui salvado y
bautizado en el Espíritu Santo, en un cuartel del ejército, sin
saber nada acerca de la doctrina del Nuevo Testamento, me
aferré a un hecho: la Biblia es el libro de las respuestas. Es el
libro que me explicó lo que había pasado conmigo.

Las discusiones intelectuales son básicamente falta de


voluntad para tomar una decisión. Si usted espera entender
toda la Biblia antes de creerla, estará esperando mucho
tiempo. Si espera entender todo acerca de Jesucristo antes
de aceptarlo, esperará mucho tiempo. La fe es la decisión en
relación a Cristo y a la Escritura. Gracias a Dios he tomado
13 En inglés: “Am I full of faith?”. Juego de palabras entre plenitud (fullness) y lleno (full).
[N. del T.]
Cuatro requisitos de los verdaderos adoradores 115

la decisión. Mi mente descansa y tengo una paz interior


perfecta.

Derribando argumentos y toda altivez que


se levanta contra el conocimiento de Dios,
y llevando cautivo todo pensamiento a la
obediencia a Cristo.
(2 Corintios 10:5)

Usted puede hacer lo que este verso describe. Dentro de


usted hay una mente entrenada para discutir con Dios. Por
naturaleza se opone a Él. “Por cuanto los designios de la carne
son enemistad contra Dios; porque no se sujetan a la ley de Dios,
ni tampoco pueden” (Romanos 8:7). Es su responsabilidad
suprimir a ese enemigo; rehusar darle la libertad de hablar.

Pero pida con fe, no dudando nada; porque el


que duda es semejante a la onda del mar, que es
arrastrada por el viento y echada de una parte
a otra. No piense, pues, quien tal haga, que
recibirá cosa alguna del Señor. El hombre de
doble ánimo es inconstante en todos sus caminos.
(Santiago 1:6-8)

El hombre de doble ánimo, inestable e indeciso, no llega a


ninguna parte con Dios. Decídase a partir de ahora a creer
que lo que Dios dice que es correcto. Eso es plenitud de fe.

Pero debo darle una advertencia adicional que el Señor


me dio:
116 Entrando en la presencia de Dios

Por esto Dios les envía un poder engañoso,


para que crean la mentira, a fin de que sean
condenados todos los que no creyeron a la
verdad, sino que se complacieron en la injusticia.
(2 Tesalonicenses 2:11-12)

Este pasaje debería quitarle el aliento si no lo conocía. Es


muy sencillo: si usted no cree la verdad, creerá una mentira.
Esa fue la decisión de Eva. Dios le dijo la verdad; Satanás,
una mentira. Tenía dos opciones y eligió la mentira, eso es
incredulidad. No significa creer en nada; todos creen en
algo. La decisión es siempre la misma: ¿Le creeré a Dios o le
creeré a Satanás? Dios dice que si usted no cree la verdad, Él
se encargará de que usted crea la mentira.

No juegue con esto. No crea solo lo que le conviene e ignore


el resto. La obediencia incompleta es desobediencia. Puede
recibir la verdad o puede ser engañado. Al terminar este
siglo, esas son las únicas dos opciones disponibles para el
pueblo de Dios.

3. Corazones purificados
de mala conciencia
El siguiente requisito del verdadero adorador es un corazón
purificado de una mala conciencia.

Pues mucho más, estando ya justificados en su


sangre, por él seremos salvos de la ira.
(Romanos 5:9)
Cuatro requisitos de los verdaderos adoradores 117

Romanos nos dice que somos justificados por la sangre


de Jesús. Si usted conoce mis enseñanzas, conocerá mi
definición de justificado: “justo como si nunca hubiera
pecado”(14). Así de justos nos hace la sangre de Jesús. No hay
más conciencia culpable por el pecado.

Ahora, pues, ninguna condenación hay para los


que están en Cristo Jesús.
(Romanos 8:1)

Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo


para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos
de toda maldad.
(1 Juan 1:9)

Amados, si nuestro corazón no nos reprende,


confianza tenemos en Dios.
(1 Juan 3:21)

Por otro lado, si soy condenado de alguna manera por mi


corazón, no tengo acceso a Dios.

Si en mi corazón hubiese yo mirado a la


iniquidad, el Señor no me habría escuchado.
(Salmos 66:18)

Tiene que hacer una declaración de fe: “Todos mis pecados


son perdonados. Los he confesado todos. Dios los ha

14 En inglés: “Just-as-if-I’d” never sinned. La expresión just-as-if-I’d (justo como si no hubiera)


se pronuncia muy parecido a la palabra justified (justificado). [N. del T.]
118 Entrando en la presencia de Dios

perdonado todos. La sangre de Jesucristo me limpia de


toda injusticia. Soy justificado, justo como si nunca hubiera
pecado”. ¿Lo cree usted? Yo sí, realmente lo creo. No permito
que mi mente insinúe ningún pensamiento religioso. Creo
que Dios es fiel y justo. Creo que ha perdonado todos mis
pecados y me ha limpiado de toda injusticia. No tengo que
quejarme ni encogerme en la presencia de Dios. Puedo
caminar erguido. “Yo… os he hecho andar con el rostro erguido”
(Levítico 26:13). Hebreos lo dice de una mejor manera:

Y nunca más me acordaré de sus pecados y


transgresiones.
(Hebreos 10:17)

¡No es que Dios tenga mala memoria, sino que es un gran


olvidador! Hay una enorme diferencia. Dios recuerda todo
lo que no ha decidido perdonar; pero si Él decide perdonar
algo, no lo recuerda más.

4. Cuerpos lavados con agua pura


¿Sabía que la condición de su cuerpo afecta su acceso a Dios?

Acerquémonos con corazón sincero, en plena


certidumbre de fe, purificados los corazones de
mala conciencia, y lavados los cuerpos con agua
pura.
(Hebreos 10:22)
Cuatro requisitos de los verdaderos adoradores 119

¿Qué significa tener los cuerpos lavados con agua pura? ¿Qué
es el agua pura? El agua pura es la Palabra de Dios.¿Cómo
nos purifica la Palabra de Dios?

Habiendo purificado vuestras almas por la


obediencia a la verdad, mediante el Espíritu.
(1 Pedro 1:22)

La Palabra de Dios nos purifica a través del Espíritu. Cuando


usted obedece la Palabra, ministrada por el Espíritu, es
purificado

Y todo aquel que tiene esta esperanza en él


[Jesucristo], se purifica a sí mismo, así como él
es puro.
(1 Juan 3:3)

Obedezca la Palabra ministrada a usted a través del Espíritu


y de esa manera se purificará a usted mismo. ¿Cuán puros
debemos ser? Así como Él es puro. Solo hay un estándar que
Dios tiene: Jesús.

Porque esta es la voluntad de Dios: vuestra


santificación; es decir, que os abstengáis de
inmoralidad sexual; que cada uno de vosotros
sepa cómo poseer su propio vaso en santificación
y honor.
(1 Tesalonicenses 4:3-4 LBLA)
120 Entrando en la presencia de Dios

Su cuerpo es el vaso y la Biblia dice que es la voluntad de


Dios que lo mantenga sin suciedad, puro y santo.

Y el mismo Dios de paz os santifique por


completo; y todo vuestro ser, espíritu, alma
y cuerpo, sea guardado irreprensible para la
venida de nuestro Señor Jesucristo.
(1 Tesalonicenses 5:23)

La escritura dice que su cuerpo debe ser guardado


irreprensible hasta la venida del Señor. Eso es la santidad
completa. Si su cuerpo no es guardado irreprensible, lo que
sea que eso signifique, no es santidad total. La voluntad de
Dios es que usted sepa cómo tener este vaso en santificación
y honor.

En 1 Corintios 6, el tema principal es la importancia del


cuerpo. La mayoría de los cristianos crece con la actitud de
que el cuerpo no es tan importante. La Biblia no dice eso. Por
favor note que no es bíblico menospreciar su cuerpo.

Todas las cosas me son lícitas, mas no todas


convienen; todas las cosas me son lícitas, mas yo
no me dejaré dominar de ninguna.
(1 Corintios 6:12)

Está completamente bien que yo me coma tres porciones


de helado, pero eso no me hace ningún bien. El helado,
cigarrillos y café no deberían imponerse sobre mí. Como
dijo Lester Sumrall en una ocasión: “La mañana en la que me
levante y sienta que no puedo comenzar el día sin una taza de café,
Cuatro requisitos de los verdaderos adoradores 121

es la mañana en la que no me tomaré ninguna”. Esa es una buena


decisión para tomar. Cuando usted se hace dependiente de
cualquier cosa, es esclavizado por eso.

Las viandas para el vientre, y el vientre para


las viandas; pero tanto al uno como a las otras
destruirá Dios.
(1 Corintios 6:13)

La comida para el estómago, y el estómago para la comida.


Pero ninguno de los dos es permanente. Disfrútelos mientras
los tenga; no será por mucho tiempo.

…pero el cuerpo no es para la fornicación, sino


para el Señor, y el Señor para el cuerpo.
(1 Corintios 6:13)

La mayoría de cristianos diría “amén” a la primera parte


de este verso, ¿pero qué significa que su cuerpo sea para el
Señor, y el Señor para el cuerpo?

Y Dios, que levantó al Señor, también a nosotros


nos levantará con su poder. ¿No sabéis que
vuestros cuerpos son miembros de Cristo?…
(1 Corintios 6:14-15)

Los miembros de Cristo en la tierra son nuestros miembros


físicos. Eso es todo lo que Él tiene para trabajar.

… ¿Quitaré, pues, los miembros de Cristo y los


haré miembros de una ramera? De ningún
122 Entrando en la presencia de Dios

modo. ¿O no sabéis que el que se une con una


ramera, es un cuerpo con ella? Porque dice: Los
dos serán una sola carne. Pero el que se une al
Señor, un espíritu es con él.
(1 Corintios 6:15-17)

Anteriormente, hablamos de la unión del espíritu del


hombre con el Espíritu de Dios en la adoración. Acá vemos
un paralelo directo entre la relación con la prostituta y la
relación espiritual con el Señor. El que está unido en una
relación de amor con el Señor es un espíritu con Él.

Huid de la fornicación. Cualquier otro pecado


que el hombre cometa, está fuera del cuerpo;
mas el que fornica, contra su propio cuerpo peca.
¿O ignoráis que vuestro cuerpo es templo del
Espíritu Santo, el cual está en vosotros, el cual
tenéis de Dios, y que no sois vuestros? Porque
habéis sido comprados por precio; glorificad,
pues, a Dios en vuestro cuerpo y en vuestro
espíritu, los cuales son de Dios.
(1 Corintios 6:18-20)

Los pecados sexuales contaminan el cuerpo. Usted no se


pertenece a usted mismo. Usted es propiedad de Dios, esto
incluye su cuerpo. El propósito supremo de su cuerpo es ser
un templo para el Espíritu Santo. “El Altísimo no habita en
templos hechos de mano” (Hechos 7:48). Usted puede construir
para Él la iglesia o catedral más linda, y puede que Él vaya
allí cuando Su pueblo se reúne, pero Su lugar de morada es
el cuerpo físico del creyente redimido.
Cuatro requisitos de los verdaderos adoradores 123

Por tanto, id, y haced discípulos a todas las


naciones, bautizándolos en el nombre del Padre,
y del Hijo, y del Espíritu Santo.
(Mateo 28:19)

Después de entregar su vida a Cristo, usted es bautizado –


sumergido– en un agua que lo santifica y limpia. Todo lo
que era ofrecido a Dios en el altar de sangre debía ser lavado
en agua. No es para hacerlo físicamente limpio, sino para
hacerlo santo en el sentido de ser separado para Dios. Pedro
dijo: “Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros” (Hechos
2:38). ¿Quiénes? Cada uno. Una vez que haya hecho eso, debe
presentar su cuerpo como un “sacrificio vivo”. Pablo escribió:

Así que, hermanos, os ruego por las misericordias


de Dios, que presentéis vuestros cuerpos en
sacrificio vivo… a Dios.
(Romanos 12:1)

Su cuerpo es santificado cuando es colocado en el altar de


Dios. Así es como puede guardar su cuerpo en santificación
y honor. Manténgalo en el altar. De hecho, Jesús dijo a los
fariseos: “¡Necios! No es la ofrenda la que santifica el altar;
es el altar el que santifica la ofrenda” (vea Mateo 23:18-19).
Si usted coloca su cuerpo en el altar de Dios, mientras esté
en contacto con el altar, será santificado. Pero si pierde el
contacto, habrá perdido su santificación.

Su cuerpo no le pertenece a usted, le pertenece a Dios.


124 Entrando en la presencia de Dios

No reine, pues, el pecado en vuestro cuerpo


mortal, de modo que lo obedezcáis en sus
concupiscencias; ni tampoco presentéis vuestros
miembros al pecado como instrumentos de
iniquidad, sino presentaos vosotros mismos a
Dios como vivos de entre los muertos, y vuestros
miembros a Dios como instrumentos de justicia.
(Romanos 6:12-13)

Para resumir, su corazón es purificado de la mala conciencia.


Usted sabe que sus pecados son perdonados, que su corazón
es limpiado y que su cuerpo es lavado con agua pura –el agua
pura de la Palabra de Dios–. El primer acto de purificación,
después de creer, es la inmersión, pasar por las aguas, ser
separado para Dios; después de eso, usted rinde su cuerpo,
santificado en agua y sangre, en el altar del servicio a Dios;
presenta cada miembro individual como un instrumento, y
después su cuerpo es un vaso para Él. Es el único instrumento
que Jesucristo tiene en la tierra con el cual hacer Su voluntad
en este tiempo. Nuestros miembros son los miembros de
Cristo.
CAPÍTULO 9

Nuestra
actitud física
de adoración

No hay tal cosa como “adoración estática”. La adoración en la


cual el cuerpo no responde, no existe; esta es intensamente
activa. He tenido el privilegio de poder leer la Biblia en sus
idiomas originales –el Antiguo Testamento en hebreo y el
Nuevo, en griego– y hace algún tiempo decidí buscar todas
las palabras que describían la adoración en ambos idiomas.

Al hacerlo, descubrí algo que me sorprendió y alteró todo mi


concepto de adoración. Noté que cada palabra que describía
la adoración también describía una postura o posición del
cuerpo, sin excepción. Daré algunos ejemplos comenzando
con la cabeza y luego moviéndome hacia abajo.

125
126 Entrando en la presencia de Dios

La cabeza
En Génesis 24, el siervo de Abraham fue enviado a
Mesopotamia a buscar una esposa para el hijo de su señor,
Isaac. El siervo no sabía a dónde estaba yendo o a quién
conocería; sin que él lo supiera, el Señor lo dirigió a la familia
del hermano de Abraham, que era la manera tradicional
de buscar matrimonio en esa época. Y así, cuando el siervo
se dio cuenta que la mujer que había conocido, Rebeca,
era la sobrina de Abraham, la escritura dice: “El hombre
entonces inclinó [su cabeza], y adoró a Jehová” (Génesis 24:26,
paráfrasis)(15).

Luego, en Éxodo, vemos a Moisés y a Aarón que regresaban


del desierto a traer un mensaje a la nación esclavizada de
Israel: que Dios había descendido y se había comprometido
a librarlos de los egipcios. Después de dar el mensaje a
los ancianos, leemos: “Y el pueblo creyó; y oyendo que Jehová
había visitado a los hijos de Israel, y que había visto su aflicción,
inclinaron [sus cabezas] y adoraron” (Éxodo 4:31, paráfrasis)(16).

En algunas situaciones otras posturas del cuerpo son


difíciles, pero casi no hay situaciones en las que usted no
pueda inclinar su cabeza. Por ejemplo, cuando Ruth y
yo cenábamos en un restaurante, casi siempre hacíamos
una larga oración de gratitud. Al hacerlo, era imposible

15 Derek Prince utiliza la New King James Version, que traduce la palabra hebrea ‫דדק‬
(número Strong H6915) como “inclinar la cabeza”, mientras que la Reina Valera 1960
lo traduce sin especificar la parte del cuerpo: “El hombre entonces se inclinó, y adoró a
Jehová”. Por esta razón se parafraseó el verso. [N. del T.]
16 Nuevamente, la Reina Valera 1960 no es tan específica en la traducción de la palabra
hebrea ‫דדק‬: “… oyendo que Jehová había visitado a los hijos de Israel… se inclinaron y
adoraron”. Por eso también se parafraseó este verso. [N. del T.]
Nuestra actitud física de adoración 127

arrodillarnos o postrarnos boca abajo, pero inclinar la cabeza


es algo que se puede hacer casi en todas partes. Lo motivo
a que la próxima vez que dé gracias antes de una comida,
no mantenga su cabeza alta, inclínela. Hace una enorme
diferencia en toda su relación con Dios. Es un acto sencillo,
pero muy significativo.

Las manos
Uno de los más grandes adoradores de la historia fue
David. Él nos dio dos diferentes posturas de las manos que
representan adoración. El Salmo 63 inicia con estas hermosas
palabras:

Dios, Dios mío eres tú; de madrugada te buscaré;


mi alma tiene sed de ti, mi carne te anhela, en
tierra seca y árida donde no hay aguas.
(Salmos 63:1)

David estaba en los desiertos de Judá cuando hizo esta


oración al Señor. Luego continuó:

Porque mejor es tu misericordia que la vida; mis


labios te alabarán. Así te bendeciré en mi vida;
en tu nombre alzaré mis manos.
(Salmos 63:3-4)

El levantar las manos en el nombre del Señor es un acto de


adoración que es descrito muchas veces en la Biblia.
128 Entrando en la presencia de Dios

En el Salmo 141, David describió la misma postura de las


manos: “Sea puesta mi oración delante de ti como incienso, el alzar
de mis manos como la ofrenda de la tarde” (Salmo 141:2 LBLA).
El incienso nos indica inmediatamente que esto habla de
adoración. En el templo había sacrificio en las mañanas y
en las tardes. David le estaba pidiendo a Dios que aceptara
el levantamiento de sus manos como el sacrificio de la tarde
al final del día.

Luego, en el Salmo 143, David describió otra postura de las


manos: “A ti extiendo mis manos; mi alma te anhela como la tierra
sedienta” (Salmo 143:6 LBLA). Note de nuevo el lenguaje de
anhelo por Dios.

Pienso que hay una diferencia en el significado de estas dos


actitudes de las manos.

Cuando usted levanta sus manos, está reconociendo la


majestad y soberanía de Dios. Cuando extiende sus manos,
está abierto para recibir.

En una ocasión, cuando Ruth y yo estábamos en una


reunión en Holanda, ella estiró sus manos mientras
experimentábamos una adoración realmente maravillosa.
Luego me dijo: “Mis manos están tan pesadas que no puedo
sostenerlas”. La palabra hebrea para gloria es la misma que
para peso: cheved y chevron. Le dije: “Dios está colocando Su
gloria en tus manos”.

Le cuento esto porque quiero que vea cuán real es Dios


tratando con nuestros cuerpos. No solo somos espíritus
incorpóreos flotando alrededor del aire; somos personas que
viven en cuerpos físicos muy reales. Y Dios quiere un control
completo de nuestros cuerpos en adoración.
Nuestra actitud física de adoración 129

Hay otra actividad de las manos que me encanta: “¡Pueblos


todos, aplaudan! ¡Aclamen a Dios con voz de júbilo!” (Salmo
47:1 RVA-2015). Cuando aplaudimos con nuestras manos
estamos adorando a Dios. La adoración no es una postura
rígida en la que usted está sentado; es una actividad de
todo el cuerpo.

Las rodillas
Otra persona que extendió sus manos al Señor fue el rey
Salomón, cuando dedicó el templo que había construido.
Pero Salomón fue un poco más lejos. No sólo extendió sus
manos, sino que también adoró a través de la siguiente
actitud:

Se puso luego Salomón delante del altar de Jehová,


en presencia de toda la congregación de Israel, y
extendió sus manos. Porque Salomón había hecho
un estrado de bronce de cinco codos de largo, de
cinco codos de ancho y de altura de tres codos(17), y
lo había puesto en medio del atrio; y se puso sobre
él, se arrodilló delante de toda la congregación de
Israel, y extendió sus manos al cielo.
(2 Crónicas 6:12-13)

En Daniel está la historia en la que el rey Darío decretó que


los adoradores que oraran a cualquiera diferente a él fueran
echados al foso de los leones. Ésta fue la respuesta de Daniel
al decreto escrito del rey:

17 Las dimensiones del estrado eran aproximadamente 2.3m de largo, 2.3m de ancho y
1.4m de alto [N. del T.]
130 Entrando en la presencia de Dios

Cuando Daniel supo que el edicto había sido


firmado, entró en su casa, y abiertas las ventanas
de su cámara que daban hacia Jerusalén, se
arrodillaba tres veces al día, y oraba y daba
gracias delante de su Dios, como lo solía hacer
antes.
(Daniel 6:10)

Daniel tenía un hábito de orar de rodillas hacia Jerusalén


(que es la manera en que los judíos siguen orando, de cara a
Jerusalén, sin importar en qué parte del mundo estén). Así
que tanto Salomón como Daniel se arrodillaron en oración.

Y luego, en Efesios, Pablo dijo:

Por esta causa doblo mis rodillas ante el Padre


de nuestro Señor Jesucristo.
(Efesios 4:14)

Cuando Pablo oraba y adoraba, una de las cosas que hacía


normalmente era doblar sus rodillas. Hacer esto es un acto
de completa sumisión, que es muy importante. Encuentro
muchos cristianos que no están completamente sometidos a
Dios. Se someten cuando el Señor hace lo que ellos quieren,
pero cuando Él hace las cosas diferentes a sus deseos, se
quejan, discuten y se molestan.

Una palabra clave que tenemos que aprender hoy es


soberano. Normalmente usted no escucha mucho esa
palabra en la actualidad, pero es un hecho acerca de Dios,
Él es absolutamente soberano. Lo definiría de esta manera:
Nuestra actitud física de adoración 131

Dios hace lo que quiere, cuando quiere, de la manera en


que quiere y no le pide permiso a nadie. Entre más pronto
entienda este hecho y doble sus rodillas, más fácil será para
usted tener una vida cristiana victoriosa. Dios hace cosas
en nuestras vidas que no pensamos que debería hacer. Es
posible que usted tenga una especie de queja contra Él, así
que sea muy cuidadoso de no murmurar contra Dios.

Arrodillarse es un acto de adoración. En algún punto del


futuro, todos lo harán. Así que puede ganarle a la multitud y
hacerlo ahora.

Por mí mismo hice juramento, de mi boca salió


palabra en justicia, y no será revocada: Que a
mí se doblará toda rodilla, y jurará toda lengua.
(Isaías 45:23)

En cierto momento, Dios va a insistir en que cada criatura


viviente del universo que tenga rodillas reconozca Su total
soberanía, “se doblará toda rodilla”. En Filipenses, Pablo indicó
ante quién se arrodillará todo el universo..

Por lo cual Dios también le exaltó hasta lo


sumo, y le dio un nombre que es sobre todo
nombre, para que en el nombre de Jesús se doble
toda rodilla de los que están en los cielos, y en la
tierra, y debajo de la tierra.
(Filipenses 2:9-10)
132 Entrando en la presencia de Dios

Caer Postrado
Ahora venimos a la descripción de adoración más usada en
la Biblia: caer postrado sobre su rostro delante de Dios. Esto
tiene un significado distinto. Significa total dependencia de
Dios; quiere decir: “Señor, no puedo hacer nada sin Ti. No
puedo ni siquiera iniciar”. Como dijo John Bunyan una vez:
“El que está abajo no ha de temer caídas; el que está abajo y no
tiene orgullo. El que es humilde por siempre tendrá a Dios como
su guía”.

Cuando usted está boca abajo, en el piso, ha ido tan bajo


como puede. Desde ahí solo hay un camino y es hacia arriba.

En Génesis 17, el Señor apareció a Abraham dos veces. Es


un capítulo muy importante porque el Señor hizo un pacto
eterno con Abraham y sus descendientes para ser su Dios y
darles ese pedazo de tierra al oriente del Mediterráneo como
posesión eterna. Así que la primera vez que el Señor apareció
a Abraham (o Abram, como se llamaba en esa época), le dijo:

Yo soy el Dios Todopoderoso; anda delante de mí


y sé perfecto. Y pondré mi pacto entre mí y ti, y te
multiplicaré en gran manera. Entonces Abram se
postró sobre su rostro, y Dios habló con él.
(Génesis 17:1-3)

Más adelante en el mismo capítulo, leemos:

Dijo también Dios a Abraham: A Sarai tu mujer


no la llamarás Sarai, mas Sara será su nombre.
Nuestra actitud física de adoración 133

Y la bendeciré, y también te daré de ella hijo; sí,


la bendeciré, y vendrá a ser madre de naciones;
reyes de pueblos vendrán de ella. Entonces
Abraham se postró sobre su rostro, y se rió.
(Génesis 17:15-17)

¡Increíble! ¿Cómo podía el Señor decir tal cosa a Sarai, o


Sara, habiendo ella pasado por mucho la edad para tener
hijos? Pero en el momento correcto, sucedió. Abraham
se acostumbró a estar sobre su rostro delante de Dios,
haciéndolo dos veces en Génesis 17.

En Levítico hay otro ejemplo de caer postrados delante de


Dios.

Y salió fuego de delante de Jehová, y consumió


el holocausto con las grosuras sobre el altar; y
viéndolo todo el pueblo, alabaron, y se postraron
sobre sus rostros.
(Levítico 9:24)

De hecho, no creo que hubieran podido permanecer de pie


si lo hubieran intentado. Estaban en la presencia inmediata
de Dios, el Espíritu Santo. Luego, leemos en números:

Y se fueron Moisés y Aarón de delante de la


congregación a la puerta del tabernáculo de
reunión, y se postraron sobre sus rostros; y la
gloria de Jehová apareció sobre ellos.
(Números 20:6)
134 Entrando en la presencia de Dios

Continuamos viendo ejemplos a través de la Escritura. Josué


cayó sobre su rostro cuando el Comandante del ejército del
Señor se le apareció (vea Josué 5:14).

Cuando Elías oró por fuego para el sacrificio en el Monte


Carmelo, sucedió algo con toda la nación: “se postraron y
dijeron: ¡Jehová es el Dios, Jehová es el Dios!” (1 Reyes 18:39).
Ni una persona se quedó de pie. Esa es la respuesta a la
presencia de Dios. En Ezequiel leemos:

Como parece el arco iris que está en las nubes el


día que llueve, así era el parecer del resplandor
alrededor. Esta fue la visión de la semejanza de
la gloria de Jehová. Y cuando yo la vi, me postré
sobre mi rostro, y oí la voz de uno que hablaba.
(Ezequiel 1:28)

Me pregunto si cualquier hombre o mujer que nunca ha


estado sobre su rostro delante de Dios ha estado alguna
vez cerca de Él. Tiene que buscar mucho en la Biblia para
encontrar a alguno de los grandes hombres en la Escritura
que no hayan estado sobre sus rostros delante de Dios. Yo
practico esta postura de adoración, no como un asunto de
legalismo o ritual, sino como una necesidad de seguridad.

He encontrado que el lugar más seguro que conozco es estar


con el rostro en el piso, postrado delante de Dios. Ese es el
camino a la grandeza: póstrese sobre su rostro delante de
Dios.
Nuestra actitud física de adoración 135

Danzando delante del Señor


Hay otro acto de adoración descrito en las Escrituras. En 2
Samuel, David finalmente había tenido éxito en llevar el arca
a Jerusalén después de que fue capturada por los filisteos
(estuvo guardada desde que fue recuperada para mantenerla
a salvo). Hubo muchos problemas en el camino. Dios mató a
un hombre del primer grupo y todos tuvieron que aprender
una lección importante: solo los Levitas podían tocar el arca.
Eventualmente, acompañada por todo tipo de música, el
arca fue instalada en Jerusalén, y la escritura dice:

Y David danzaba con toda su fuerza delante de


Jehová; y estaba David vestido con un efod de lino.
(2 Samuel 6:14)

Un efod era una prenda de vestir que lo hacía, de cierto modo,


un sacerdote. “Y David danzaba con toda su fuerza delante de
Jehová”. David era un hombre valiente y esforzado, así que
cuando danzaba con toda su fuerza no creo que hubiera
un músculo de su cuerpo que no se estuviera moviendo. Lo
imagino saltando hacia arriba y abajo, entregándolo todo.
Eso es adoración. Usted no es realmente libre hasta que la
totalidad de su cuerpo lo sea.

Pero hay otro lado de la historia:

Volvió luego David para bendecir su casa; y


saliendo Mical a recibir a David, dijo: ¡Cuán
honrado ha quedado hoy el rey de Israel,
descubriéndose hoy delante de las criadas de
136 Entrando en la presencia de Dios

sus siervos, como se descubre sin decoro un


cualquiera! Entonces David respondió a Mical:
Fue delante de Jehová, quien me eligió en
preferencia a tu padre y a toda tu casa, para
constituirme por príncipe sobre el pueblo de
Jehová, sobre Israel. Por tanto, danzaré delante
de Jehová. Y aun me haré más vil que esta vez, y
seré bajo a tus ojos; pero seré honrado delante de
las criadas de quienes has hablado.
(2 Samuel 6:20-22)

Y el último verso de esta historia es:

Y Mical hija de Saúl nunca tuvo hijos hasta el


día de su muerte.
(verso 23)

Y todo porque despreció a su esposo por danzar delante del


Señor. Es triste, pero también muy peligroso criticar a las
personas que están disfrutando al Señor. Puede que no sean
expertos, y que no sean muy estudiados, pero a Dios le gusta;
Él quiere ser disfrutado. Así que tenga cuidado de no juzgar.

Es importante adorar a Dios con todo el cuerpo. Jesús


dijo que debemos adorar en espíritu y en verdad. Pablo
dijo: “Y todo vuestro ser, espíritu, alma y cuerpo, sea guardado
irreprensible” (1 Tesalonicenses 5:23). Recuerde lo que
aprendimos anteriormente: la personalidad total es espíritu,
alma y cuerpo. Usted necesita que toda su personalidad esté
en armonía con Dios y responda a Dios de la manera en que
Él quiere.
Nuestra actitud física de adoración 137

Nuestro acto material de adoración


Otra manera en que podemos adorar a Dios en el reino físico
es con nuestras ofrendas materiales. Dios quiere que veamos
nuestro dinero como algo santo, algo que tenemos que
ofrecer a Él en adoración. Sin hacerlo, nuestra adoración
está incompleta.

En Éxodo, Dios dio leyes de cómo cada hombre Israelita


debía viajar al templo en Jerusalén tres veces al año a ofrecer
adoración y a celebrar delante de Dios.

Tres veces en el año me celebraréis fiesta. La


fiesta de los panes sin levadura guardarás. Siete
días comerás los panes sin levadura, como yo
te mandé, en el tiempo del mes de Abib, porque
en él saliste de Egipto; y ninguno se presentará
delante de mí con las manos vacías.
(Éxodo 23:14-15)

Esto era parte de la ordenanza de Dios para la adoración y


celebración en el templo. Debían ir en el momento señalado
por Dios, de la manera en que Él lo señalaba y ningún
Israelita debía aparecer delante de él con las manos vacías.
Tenía que haber una ofrenda como parte de la celebración y
adoración.

En el Salmo 96, el salmista dijo:

Dad a Jehová la honra debida a su nombre;


Traed ofrendas, y venid a sus atrios. Adorad a
Jehová en la hermosura de la santidad.
(Salmo 96:6-8)
138 Entrando en la presencia de Dios

En otras palabras: “No vengan sin una ofrenda”. En este


pasaje vemos tres hechos importantes acerca de cualquier
ofrenda para Dios (sea financiera o de algún otro tipo).
Primero, honra a Dios. El salmista dijo: “Dad a Jehová la honra
debida a su nombre; Traed ofrendas”. ¿Cómo vamos a dar honra
a Dios? Trayendo una ofrenda.

Luego dice: “Traed ofrendas, y venid a sus atrios”. Traer una


ofrenda nos da acceso a los atrios de Dios. No tenemos
derecho de reclamar acceso a Dios a si no traemos una
ofrenda. Recuerde el pasaje de Éxodo: “Ninguno se presentará
delante de mí con las manos vacías” (Éxodo 23:15). Si quiere
presentarse delante de Dios y entrar en Sus atrios, tiene que
traer una ofrenda.

Y tercero, dice: “Adorad a Jehová en la hermosura de la santidad”


(Salmo 96:9). Debemos adorarlo exactamente de esta
manera.

Así que traer una ofrenda es una manera señalada por Dios
como parte de nuestra adoración, y nuestra adoración no está
completa hasta que traigamos nuestras ofrendas. Cuando
damos nuestro dinero a Dios, estamos dando una parte muy
importante de nuestras vidas. La mayoría de nosotros diría
que dedicamos la mayor parte de nuestras vidas en el trabajo
que produce nuestro salario. Cuando ofrecemos a Dios la
parte señalada de nuestro ingreso, en verdad nos estamos
ofreciendo a Dios; en verdad le estamos dando nuestro
tiempo, fuerza y talentos. Realmente no hay nada más santo
que le podamos ofrecer a Dios que nosotros mismos. Dios
nos dice: “Si quieres venir a Mis atrios, si quieres presentarte
delante de Mí, si quieres adorarme en la hermosura de la
santidad, trae tu ofrenda”. Así que traer una ofrenda, adorar
Nuestra actitud física de adoración 139

y la santidad están íntimamente conectadas con el plan de


Dios para su vida.

Dios mantiene un registro


Hay un punto importante que muchas personas del pueblo
de Dios no entienden completamente: Dios mantiene un
registro de lo que Su pueblo ofrenda. Números 7 es un
capítulo muy largo –tiene ochenta y nueve versos– y la
mayoría de ellos son para describir lo que los doce príncipes
o líderes de las tribus de Israel ofrendaron a Dios.

Cada uno ofrendó exactamente las mismas cosas, pero


lo que es asombroso es que cada una de las ofrendas es
descrita detalladamente, artículo por artículo. Dios no dice
simplemente: “El segundo príncipe ofrendó lo mismo que el
primero”. Tampoco dice: “Todos los 12 príncipes ofrendaron
esto”. No, la Escritura va por cada artículo que cada uno
ofrendó. Ahora, la Biblia es un libro muy ahorrativo, no
desperdicia espacio. Así que cuando Dios hace esto, está
mostrando la manera tan cuidadosa en que registra lo que
le ofrendamos. Acá está el registro de la ofrenda del primer
príncipe:

Y los príncipes trajeron ofrendas para la


dedicación del altar el día en que fue ungido,
ofreciendo los príncipes su ofrenda delante
del altar. Y Jehová dijo a Moisés: Ofrecerán su
ofrenda, un príncipe un día, y otro príncipe
otro día, para la dedicación del altar. Y el que
140 Entrando en la presencia de Dios

ofreció su ofrenda el primer día fue Naasón hijo


de Aminadab, de la tribu de Judá. Su ofrenda
fue un plato de plata de ciento treinta siclos de
peso, y un jarro de plata de setenta siclos, al siclo
del santuario, ambos llenos de flor de harina
amasada con aceite para ofrenda; una cuchara
de oro de diez siclos, llena de incienso; un
becerro, un carnero, un cordero de un año para
holocausto; un macho cabrío para expiación; y
para ofrenda de paz, dos bueyes, cinco carneros,
cinco machos cabríos y cinco corderos de un año.
Esta fue la ofrenda de Naasón hijo de Aminadab.
(Números 7:10-17)

Dios mantuvo un registro absoluto de lo que cada líder


ofreció, muy detallado, e hizo que se preservara en la
Escritura.

Pero este registro no está reservado para un rito del Antiguo


Testamento. Note, en Marcos, cómo Jesús mismo observó
cuidadosamente a los dadores:

Estando Jesús sentado delante del arca de la


ofrenda, miraba cómo el pueblo echaba dinero
en el arca; y muchos ricos echaban mucho. Y
vino una viuda pobre, y echó dos blancas, o
sea un cuadrante. Entonces llamando a sus
discípulos, les dijo: De cierto os digo que esta
viuda pobre echó más que todos los que han
echado en el arca; porque todos han echado de lo
que les sobra; pero ésta, de su pobreza echó todo
lo que tenía, todo su sustento.
(Marcos 12:41-44)
Nuestra actitud física de adoración 141

Acá hay dos puntos: primero, Jesús observó lo que cada


uno dio y estimó su verdadero valor; segundo, Dios mide lo
que damos por lo que retenemos. Jesús dijo que la persona
que colocó menos, en valor monetario, dio más porque no
le quedó nada. Así que tenga esto en cuenta; cuando Dios
estima lo que usted da, mira lo que usted retiene.

Y un último punto: un día, cada uno de nosotros debe dar


cuenta a Dios: “De manera que cada uno de nosotros dará
a Dios cuenta de sí” (Romanos 14:12). Este es el futuro para
todos nosotros. La frase: “dará cuenta”, en el idioma original
griego, se usa principalmente para cuentas financieras–
no exclusivamente, pero sí principalmente–. Así que, de
acuerdo a la Escritura, cada uno de nosotros debe dar un
reporte financiero a Dios.

Dios no necesita nuestro dinero, pero Él sabe que nuestra


actitud hacia el dinero revela nuestra actitud hacia Dios
mismo. Como Jesús dijo:

Ninguno puede servir a dos señores; porque o


aborrecerá al uno y amará al otro, o estimará al
uno y menospreciará al otro. No podéis servir a
Dios y a las riquezas [mamón](18).
(Mateo 6:24)

Somos confrontados con una decisión. Si servimos a Dios, no


servimos a mamón, la fuerza espiritual maligna que controla
y manipula a las personas a través de su actitud hacia el
18 Mamón es una palabra Aramea que significa riquezas. Aunque en la Reina Valera 1960
se utiliza la traducción (riquezas), la New King James Version, usada por Derek Prince,
utiliza la palabra aramea (Mammon). Por eso el autor también la utiliza para describir
una fuerza espiritual en el siguiente párrafo. [N. del T.]
142 Entrando en la presencia de Dios

dinero. Si nuestra actitud hacia Dios es correcta, entonces


nuestra actitud hacia el dinero también lo será. Si nos
sostenemos en Dios, si nos aferramos a Él, si lo adoramos,
entonces despreciaremos a mamón; no permitiremos que
el poder maligno y satánico nos domine. Amar a Dios o
amar a mamón; no hay tercera opción, no hay lugar para la
neutralidad.

La adoración es solo para Dios. Usted puede alabar a los


hombres; puede agradecer a los hombres; pero no debe
adorar a nadie sino al Señor. Este es el único acto por el cual
decimos:

“Dios, tú eres nuestro Dios. Te adoramos. No estamos


simplemente de pie diciendo que te adoramos; nos arrodillamos,
extendemos nuestras manos, nos inclinamos y caemos sobre
nuestros rostros y te adoramos con todo lo que somos y todo lo
que tenemos”.

Adorar al Señor nuestro Dios merece que todo nuestro ser


se involucre.
CAPÍTULO 10

La Inevitabilidad
de la
adoración

Al final, la decisión del hombre no es si va a adorar, sino a


quién va a adorar.

Este asunto es presentado claramente en las palabras que


Dios habló a Israel desde el Monte Sinaí, que conocemos
como los Diez Mandamientos. Acá está lo que le dijo Dios a
Israel en esa ocasión:

Y habló Dios todas estas palabras, diciendo: Yo


soy Jehová tu Dios, que te saqué de la tierra de
Egipto, de casa de servidumbre. No tendrás
dioses ajenos delante de mí. No te harás imagen,
ni ninguna semejanza de lo que esté arriba en
el cielo, ni abajo en la tierra, ni en las aguas
debajo de la tierra. No te inclinarás a ellas, ni las
honrarás; porque yo soy Jehová tu Dios, fuerte,
143
144 Entrando en la presencia de Dios

celoso, que visito la maldad de los padres sobre los


hijos hasta la tercera y cuarta generación de los
que me aborrecen.
(Éxodo 20:1-5)

Quiero llamar su atención a ciertos puntos importantes en


este pasaje. Primero, Dios no compartirá la adoración con
nada ni nadie. Si adoramos a Dios, lo adoramos solo a Él,
y solo Él tiene el derecho de recibir adoración. No hay otra
persona, ser u objeto en el universo a quien podamos ofrecer
adoración, excepto al Dios verdadero.

Segundo, inclinarse siempre es una indicación de adoración.


Al referirse a los ídolos prohibidos, Dios dijo: “No te inclinarás
a ellas” (Éxodo 20:5). Inclinarse y adorar son sinónimos.

El tercer punto es muy serio: las consecuencias negativas


de la adoración dirigida incorrectamente se extienden a los
descendientes. Dios dice que Él castigará a los hijos por los
pecados de los padres hasta la tercera y cuarta generación.
Este tipo de castigo generacional no resulta de los pecados
que el hombre cometa; este pecado particular es tan único y
doloroso –adorar cualquier dios diferente al Dios verdadero–
que Dios dice que las consecuencias seguirán hasta la tercera
o cuarta generación de quienes lo practican.

La ofrenda de grano
El libro de Levítico se refiere a una ofrenda material del
Antiguo Testamento. Pero, como en muchas otras prácticas
del Antiguo Testamento, se relaciona al reino espiritual y
particularmente a la adoración.
La Inevitabilidad de la adoración 145

Cuando alguna persona ofreciere oblación a


Jehová, su ofrenda será flor de harina, sobre la
cual echará aceite, y pondrá sobre ella incienso.
(Levítico 2:1)

Esta ofrenda de grano era de harina que tenía que ser molida
en partículas muy pequeñas. Como dije anteriormente, esto
tipifica nuestra ofrenda –nuestras vidas– a Dios. Dios quiere
que nuestras vidas sean molidas muy finamente. Quiere
todo para poder tratarlo sin nuestra resistencia u oposición
a Su voluntad.

Cuando ofrecemos nuestras vidas a Dios hay dos acciones


figurativas que debemos tomar: debemos derramar aceite e
incienso. A lo largo de la Biblia el aceite es, invariablemente,
una metáfora del Espíritu Santo. No podemos ofrecer nada
a Dios a menos que el Espíritu Santo nos permita ofrecerlo.

El incienso es una clase de goma aromática que viene de los


árboles. En su estado natural, es usualmente de color blanco
y no tiene cualidades particulares atractivas. Pero cuando se
quema, despide un hermoso y distintivo olor que tipifica la
adoración. De hecho, en la mayoría de las partes de la Biblia
en que usted encuentra la palabra que describe el incienso,
olor o aroma, se refiere a la adoración.

Así que cuando nos ofrecemos al Señor, tenemos que hacerlo


por el Espíritu Santo, y debemos hacerlo con adoración. Pero
hay algo diferente que sucede al incienso:

Y la traerá a los sacerdotes, hijos de Aarón; y de


ello tomará el sacerdote su puño lleno de la flor
de harina y del aceite, con todo el incienso, y lo
146 Entrando en la presencia de Dios

hará arder sobre el altar para memorial; ofrenda


encendida es, de olor grato a Jehová.
(Levítico 2:2)

Debe haber un sacerdote que haga la ofrenda. Él toma una


pequeña porción de harina y aceite para echar en el fuego
de la ofrenda. Pero –esto es muy importante– incluye todo
el incienso. La adoración (el incienso) va solo para el Señor.
Es un pecado ofrecer adoración, o dar incienso, a cualquiera
que no sea Dios. Pienso que esta es una lección que muchos
cristianos de alto perfil necesitan aprender. En las últimas
décadas, hemos visto demasiadas figuras distinguidas y
conocidas derrumbarse en desastre y desgracia. Pienso que
una razón puede ser que a veces permiten a sus seguidores
tomar un poco del incienso y darlo al predicador.

Como predicador, yo nunca quiero incienso. A menudo las


personas se acercan a mí con palabras de halago, por las
cuales estoy agradecido, pero la adoración va a una persona
solamente –y es a Dios–. Recuerde que cualquiera a quien
adoremos se convierte en nuestro dios. Si adoramos al
predicador, lo estamos haciendo nuestro dios. Y hacer eso
sería terrible.

Adoración y servicio
En muchos pasajes de la Biblia que hablan de la adoración,
notará que ésta lleva inevitablemente al servicio. Lo que sea
que adoramos, finalmente, serviremos. Esto es muy claro en
el diálogo entre Jesús y Satanás, en el que Jesús fue tentado
a caer y adorarlo. De las tres tentaciones en el desierto, ésta
fue la última.
La Inevitabilidad de la adoración 147

Otra vez le llevó el diablo a un monte muy


alto, y le mostró todos los reinos del mundo y
la gloria de ellos, y le dijo: Todo esto te daré, si
postrado me adorares. Entonces Jesús le dijo:
Vete, Satanás, porque escrito está: Al Señor tu
Dios adorarás, y a él sólo servirás.
(Mateo 4:8-10)

Note el orden y la conexión acá: la adoración primero y luego


el servicio. Hay muchos cristianos que intentan invertir el
orden, pero no funciona. Servir sin adorar no es lo mismo.

Pero también hay una conexión funcional. Entre más


adoremos cualquier persona o cosa, más ciertas serán las
consecuencias que surgirán en nuestras vidas: primero,
más completo será nuestro compromiso con esa persona o
cosa; y segundo, más tomaremos su identidad. La adoración
lleva inevitablemente al compromiso e identificación. Por lo
tanto, la adoración es la decisión final, y ninguno de nosotros
puede evadirla. El hombre fue originalmente creado para
adorar. No puede cambiar este aspecto de su naturaleza,
todo lo que puede cambiar es la dirección de esa adoración
–del verdadero Dios a un dios falso–.

Permítame darle algunos ejemplos de los falsos dioses que


el hombre adora comunmente. Primero están los ídolos.
Alrededor del mundo, en cada cultura, encontrará ídolos de
madera y piedra que son adorados. El término común que
usamos para esto es idolatría.

Segundo, las personas adoran frecuentemente sus deseos


y placeres físicos, estos se convierten en su dios. El nombre
usado para la adoración del placer es hedonismo.
148 Entrando en la presencia de Dios

Tercero, está el dinero y las posesiones materiales. Millones


de personas alrededor del mundo han hecho del dinero
su dios. La biblia se refiere a esta forma de idolatría como
codicia.

Cuarto, están los líderes políticos humanos, tales como Hitler


o Lenin. Es interesante que aquellos que rechazan la Biblia
y rechazan al Dios verdadero con sus filosofías políticas,
terminan con un blanco humano alternativo de adoración.

Finalmente, están los fundadores de varios cultos e ideologías


religiosas falsas. Los eventos trágicos asociados a Jonestown,
Guyana y Waco, Texas, son el resultado de adorar al líder de
un culto falso.

Adoración y el final de los tiempos


¿Qué tienen en común todos los tipos de adoración falsa?
Todos llevan a la misma persona: Satanás. El enemigo desea
adoración porque eso, especialmente, alimenta su pretensión
de ser igual a Dios. Anteriormente expuse que la adoración
pertenece solo a Dios, así que cuando Satanás puede recibir
adoración, reafirma su ambición de igualarse con Dios. Esto
fue lo que causó la caída de Satanás en primer lugar, como
lo describe el libro de Isaías: “!Cómo caíste del cielo, oh Lucero,
hijo de la mañana!” (Isaías 14:12). Hijo de la mañana y Lucero
eran dos títulos de Satanás.

En los siguientes versos, el profeta reveló la motivación


interior de Satanás que hizo que se revelara contra el Dios
verdadero:
La Inevitabilidad de la adoración 149

Tú que decías en tu corazón: [yo] Subiré al cielo;


en lo alto, junto a las estrellas de Dios, [yo]
levantaré mi trono, y en el monte del testimonio
[yo] me sentaré, a los lados del norte; sobre las
alturas de las nubes [yo] subiré, y [yo] seré
semejante al Altísimo.
(Isaías 14:13-14)

Note el sujeto tácito que se repite cinco veces: “yo”. Esa es la


esencia de la rebelión de Satanás: colocar su propia voluntad
en contra de la voluntad de Dios. En las últimas palabras
vemos su mayor ambición: “Seré semejante al Altísimo”. De
nuevo, igualarse con Dios sigue siendo el objetivo principal
de Satanás y la única manera en que puede simularlo es
recibiendo adoración, porque cuando lo hace es identificado,
en cierto sentido, como un dios.

De acuerdo a la Escritura, habrá un breve período de tiempo


en el que Satanás estará cerca de lograr esta ambición acá en
la tierra:

Me paré sobre la arena del mar, y vi subir del


mar una bestia que tenía siete cabezas y diez
cuernos; y en sus cuernos diez diademas; y sobre
sus cabezas, un nombre blasfemo. Y la bestia que
vi era semejante a un leopardo, y sus pies como
de oso, y su boca como boca de león. Y el dragón
le dio su poder y su trono, y grande autoridad.
(Apocalipsis 13:1-2)
150 Entrando en la presencia de Dios

Un estudio completo de este pasaje revela que la bestia es


un gobernante humano, pero el dragón es Satanás mismo.
Ahora mire las consecuencias:

Y adoraron al dragón que había dado autoridad


a la bestia, y adoraron a la bestia, diciendo:
¿Quién como la bestia, y quién podrá luchar
contra ella?
(Apocalipsis 13:4)

Esta es la manera en que la historia humana se ha


encaminado en su rebelión contra Dios. Satanás se está
moviendo y trabajando a través de la tierra, en las naciones y
en los líderes políticos por doquier, con el objetivo supremo
de ganar su adoración. Eventualmente, encontrará un líder
político a quien pueda dar tal poder, que este hombre
recibirá la adoración de la humanidad y, a través de él,
Satanás también será adorado.

Por esta razón tenemos que tener absoluta certeza al


responder: ¿A quién adoro? ¿Quién es mi Dios? Jesús nos dio
la única respuesta correcta a esas preguntas:

Vete, Satanás, porque escrito está: Al Señor tu


Dios adorarás, y a él sólo servirás.
(Mateo 4:10)

¿Está usted dispuesto a decir esto: “Adoraré al Señor” y “sólo


lo serviré a Él”? Esa es la decisión más importante que usted
pueda tomar. Determinará su destino eterno.
CAPÍTULO 11

Adorando
en el
trono

Hace algún tiempo le dije a Ruth: “No leemos Apocalipsis


con suficiente frecuencia. Es un libro difícil de entender,
pero eso no quiere decir que no debamos leerlo”. Así que
lo leímos por completo una vez, pero no obtuvimos nada
de él; lo leímos por completo una segunda vez, pero de
nuevo, nada. Yo dije: “No importa, es la Palabra de Dios, la
leeremos”. La tercera vez sucedió algo; después de eso, cada
vez que Ruth me preguntaba qué debíamos leer, ya sabía mi
respuesta: Apocalipsis 4 y 5.

Apocalipsis 4 trata acerca del salón del trono celestial,


desde este lugar se gobierna el universo. La palabra clave de
este capítulo es la palabra trono. En once versos, la palabra
aparece catorce veces. Dentro de este lugar hay una actividad
característica suprema: adoración.
151
152 Entrando en la presencia de Dios

«Santo, santo, santo es el Señor Dios Todopoderoso,


el que era y que es y que ha de venir». Cada vez que
estos seres vivientes daban gloria, honra y acción
de gracias al que estaba sentado en el trono, al que
vive por los siglos de los siglos, los veinticuatro
ancianos se postraban ante él y adoraban al que
vive por los siglos de los siglos. Y deponían sus
coronas delante del trono.
(Apocalipsis 4:8-10 NVI)

Ese es el patrón de adoración en el cielo; postrarse delante de


Aquel que se sienta en el trono. Recuerdo un viejo himno que
cantaba en la iglesia: “¡Todos saluden el poder del nombre de
Jesús! Que los ángeles caigan postrados; traigan la diadema
real, y corónenlo… Señor de todo”. Recuerdo mirar a algunos
asistentes a la iglesia estar de pie, firmes, en sus bancas y
cantando: “que los ángeles caigan postrados”. La mayoría diría:
“Bueno, eso está bien para los ángeles, ¡pero no me pidan a
mí hacer algo tan indigno!” Sin embargo, esa es la manera en
que se hace en el cielo. Sé que soy perfectamente contento
cuando adoro de la manera en que adoran allí.

En Apocalipsis tenemos una escena de Uno que se sienta en


el trono con un rollo, que es la revelación que se desarrolla
en este libro. Un ángel fuerte dice en voz alta: “¿Quién es digno
de romper los sellos y de abrir el rollo?” (Apocalipsis 5:2 NVI).
Nadie es lo suficientemente fuerte; ninguno en todo el cielo
puede hacerlo. Juan, el escritor de Apocalipsis, comienza a
llorar porque quiere saber lo que está en el rollo. Luego, uno
de los ancianos le dice: “¡Deja de llorar, que ya el León de la
tribu de Judá, la Raíz de David, ha vencido! Él sí puede abrir el
rollo y sus siete sellos” (Apocalipsis 5:5 NVI).
Adorando en el trono 153

Juan se volteó esperando ver este León, pero solo vio un


Cordero, que se veía como sacrificado. El apóstol escribió:

Entonces vi, en medio de los cuatro seres


vivientes y del trono y los ancianos, a un
Cordero que estaba de pie y parecía haber sido
sacrificado. Tenía siete cuernos y siete ojos, que
son los siete espíritus de Dios enviados por toda
la tierra. Se acercó y recibió el rollo de la mano
derecha del que estaba sentado en el trono.
(Apocalipsis 5:6-7 NVI)

Lo que sigue es una descripción inspiradora de todo el reino


celestial participando en adoración:

Cuando lo tomó, los cuatro seres vivientes y


los veinticuatro ancianos se postraron delante
del Cordero. Cada uno tenía un arpa y copas
de oro llenas de incienso, que son las oraciones
del pueblo de Dios. Y entonaban este nuevo
cántico: «Digno eres de recibir el rollo escrito y
de romper sus sellos, porque fuiste sacrificado, y
con tu sangre compraste para Dios gente de toda
raza, lengua, pueblo y nación. De ellos hiciste
un reino; los hiciste sacerdotes al servicio de
nuestro Dios, y reinarán sobre la tierra».
(Apocalipsis 5:8-10 NVI)

Note lo que los ancianos hacen. Se postraron. Y note cómo


nuestras oraciones vienen a la presencia de Dios: en copas
de oro llenas de incienso. ¿Qué representa el incienso?
154 Entrando en la presencia de Dios

¡Adoración! Éste es el primer círculo de adoración, los cuatro


seres vivientes y los veinticuatro ancianos que se postran y
alaban a Dios por Su poderoso acto de redención a través de
Jesús. Luego, Juan continúa:

Luego miré, y oí la voz de muchos ángeles…


El número de ellos era millares de millares y
millones de millones.
(Apocalipsis 5:1 NVI)

Cuando usted considera que un solo ángel, en una noche,


pudo destruir 185.000 soldados asirios (vea 2 Reyes 19:35), se
puede preguntar si hay algo que nos debería preocupar.(19)

Cantaban con todas sus fuerzas: «¡Digno es el


Cordero, que ha sido sacrificado, de recibir el
poder, la riqueza y la sabiduría, la fortaleza y
la honra, la gloria y la alabanza!» Y oí a cuanta
criatura hay en el cielo, y en la tierra, y debajo
de la tierra y en el mar, a todos en la creación,
que cantaban: «¡Al que está sentado en el trono
y al Cordero, sean la alabanza y la honra, la
gloria y el poder, por los siglos de los siglos!»
(Apocalipsis 5:12-13 NVI)

19 Al inicio de este párrafo estaba el siguiente fragmento: “Incidentally, this is the way
the Chinese language still indicates millions—ten thousand times ten thousand is a hundred
million. And then there are millions more”. Su traducción es: “Por cierto, esta es la manera
en que el idioma chino todavía indica los millones –diez mil veces diez mil es cien
millones– y hay muchos millones [de ángeles] más”.
La frase subrayada viene directamente de la New International Version, usada por
Derek Prince, que cuando habla del número de los ángeles en Apocalipsis 5:11 dice:
“numbering thousands upon thousands, and ten thousand times ten thousand” (en número
de miles sobre miles y diez mil veces diez mil). Como ninguna traducción de la Biblia
al español utiliza la expresión diez mil veces diez mil, el comentario sobre su uso en
el idioma chino queda descontextualizado y por esta razón no aparece en el cuerpo
principal del texto. [N. del T.]
Adorando en el trono 155

Toda criatura en el universo está involucrada en una cosa:


adorarlo a Él. Y luego:

Los cuatro seres vivientes decían: Amén; y los


veinticuatro ancianos se postraron sobre sus
rostros y adoraron al que vive por los siglos de
los siglos.
(Apocalipsis 5:14)

Se postraron y adoraron al que vive por los siglos de los


siglos. Qué imagen tan inspiradora. El centro del universo es
el trono, y se extiende en círculos cada vez más grandes hasta
los confines del universo. Todos y todo haciendo una cosa:
adorando. ¿Y quién está en el centro? El Cordero. ¡Va a ser un
día tan lleno de gloria! Amén.
156 Entrando en la presencia de Dios

Acerca del Autor

Derek Prince (1915-2003) nació en Bangalore, India,


en una familia militar Británica. Fue educado como
académico en lenguajes clásicos (griego, latín,
hebreo y arameo) en el colegio Eton y la Universidad
de Cambridge, en Inglaterra; posteriormente en la
Universidad Hebrea, en Israel. Como estudiante, fue
un filósofo y un ateo autoproclamado. Fue profesor
de filosofía antigua y moderna en el King’s College,
Cambridge.

Mientras servía como asistente médico en la Segunda


Guerra Mundial, Prince comenzó a estudiar la Biblia
como una tarea filosófica. Convertido a través de un
poderoso encuentro con Jesucristo, fue bautizado en
el Espíritu Santo pocos días después. Esta experiencia
transformadora cambió todo el curso de su vida que,
desde ese momento, dedicó a estudiar y a enseñar la
Biblia como la Palabra de Dios.
Acerca del Autor 157

Dado de baja del ejército en 1945 en Jerusalén, se casó


con Lydia Christensen, fundadora de un orfanato en
esa ciudad. Al casarse, se convirtió inmediatamente
en el padre de las 8 hijas adoptivas de Lydia –seis
judías, una árabe palestina y una inglesa–. Juntos,
como familia, vieron el renacer del estado de Israel
en 1948. A finales de la década de 1950, los Prince
adoptaron otra hija, cuando Derek servía como
rector en una universidad en Kenya.

En 1963, los Prince emigraron a los Estados Unidos


y pastorearon una iglesia en Seattle. Movido por la
tragedia del asesinato de John F. Kennedy, Prince
empezó a enseñar a los estadounidenses cómo
interceder por su nación. En 1973, se convirtió en
uno de los fundadores de Intercessors for America
(Intercesores por Estados Unidos). Su libro
Moldeando la Historia a través del Ayuno y la Oración
ha despertado a los cristianos alrededor del mundo a
asumir su responsabilidad de orar por sus gobiernos.

Muchos consideran traducciones clandestinas


del libro como un instrumento para la caída de
los regímenes comunistas de la URSS, Alemania
Oriental y Checoslovaquia.

Lydia Prince murió en 1975 y Derek se casó con Ruth


Baker (una madre soltera de tres hijos adoptivos)
en 1978. Conoció a su segunda esposa, como a la
primera, mientras servía al Señor en Jerusalén. Ruth
murió en Diciembre de 1998 en Jerusalén, donde
habían vivido desde 1981.
158 Entrando en la presencia de Dios

Hasta poco antes de su propia muerte, en el año 2003,


a la edad de ochenta y ocho, Prince persistió en el
ministerio en el que Dios lo llamó; viajando por el
mundo, impartiendo la verdad revelada de Dios,
orando por los enfermos y afligidos, y compartiendo
sus revelaciones proféticas de los eventos mundiales
a la luz de la Escritura. Escribió más de cuarenta
y cinco libros que han sido traducidos a más de
sesenta idiomas y distribuidos en todo el mundo. Fue
pionero en la enseñanza de temas innovadores como
maldiciones generacionales, el significado bíblico de
Israel y demonología.

Los Ministerios Derek Prince, con su sede principal


en Charlotte, Carolina del Norte, continúan
distribuyendo sus enseñanzas y entrenando
misioneros, líderes de iglesia y congregaciones, a
través de sus oficinas en diferentes partes del mundo.
Su programa radial –Llaves para Vivir con Éxito
(conocido en inglés como Derek Prince Legacy Radio)–
comenzó en 1979 y ha sido traducido a docenas
de idiomas. Se estima que la clara enseñanza no
denominacional ni sectaria de Derek Prince ha
alcanzado más de la mitad del globo.

Reconocido internacionalmente como un académico


Bíblico y un patriarca espiritual, Derek Prince enseñó
y ministró en seis continentes por más de siete
décadas. En el años 2002 dijo: “Es mi deseo, y creo
que el deseo de Dios también, que este ministerio
continúe el trabajo que Dios comenzó a través de mí
hace sesenta años, hasta que Jesús regrese”.

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