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Enrique & Celia Juárez

Pastores Lección para:


www.elcalvario.us Miércoles 12 de Febrero de 2014
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El desobediente rey Saúl

Lectura: 1 Samuel 15:1-35.

Objetivos.

Que al observar el trágico fin del desobediente Saúl, seamos siempre muy cuidadosos de obedecer la Palabra
de Dios. Que aprendamos lo que en realidad Dios quiere de nosotros: nuestra humilde obediencia a la dirección del
Espíritu Santo y a la Palabra de Dios.

Introducción.
Dios juzga con severidad, aun a sus escogidos, cuando ellos se oponen a su autoridad. Sucede así porque Dios
es un Dios de rectitud y de justicia tanto como un Dios de amor. Saúl fue escogido para ser el primer rey del Israel
unido, pero terminó en forma desventurada y arrastró a su familia por desobedecer a Dios y a la autoridad espiritual
que Dios había levantado. A través del fracaso del rey Saúl, aprenderemos qué quiere Dios en realidad de nosotros y
también las características del hombre o mujer que Él usa.

Contenido

El rey réprobo rechazado por Dios.


A través del profeta Samuel, Saúl recibió el mandamiento de Dios de atacar a los malvados amalecitas. Los
amalecitas eran idolatras y enemigos de Dios. El plan de Dios era preservar al pueblo de Israel y también recibir gloria
a través de ellos. Él ordenó a Saúl: “Ve, pues, y hiere a Amalec, y destruye todo lo que tiene, y no te apiades de él; mata a hombres,
mujeres, niños, y aun los de pecho, vacas, ovejas, camellos y asnos”.
Saúl por el poder de Dios derrotó a los amalecitas. Sin embargo por su deseo de recibir parte de la gloria por
la victoria no obedeció por completo el mandamiento de Dios. En vez de eso, no quitó la vida al rey, ni tampoco
mató lo mejor de las ovejas, del ganado de los carneros y de todo lo bueno, sino que lo tomó como botín.
Indignado, el Señor reprendió a Saúl por medio de Samuel su desobediencia y declaró que no había sacrificio
ni adoración capaz de sustituir la sencilla obediencia a Dios. No obstante, Saúl se preocupó más por su reputación
frente a Israel antes que por volverse a Dios y arrepentirse sinceramente ante Él.
Al final, el rey Saúl fue desechado por Dios, perdió su trono, perdió la presencia de Dios y como resultado
murió indignamente durante una guerra con los filisteos (1 Samuel 31:4)

¿Qué quiere de nosotros nuestro Dios y Padre celestial?


Si comparamos la vida de Saúl y la de David, podemos observar muy bien que lo que quiere Dios de nosotros
es obediencia y arrepentimiento. Ambos fueron reyes escogidos por Dios y ambos cometieron muchos pecados. Pero,
por muy extraño que parezca, Dios desechó a Saúl pero perdonó y restauró a David, aunque este cometió pecados
muy bochornosos.
¿Cuál fue la razón? Hubo una muy clara: David se quebrantó por completo y se entristeció por su pecado.
Aunque era el rey de la nación, cuando cometió un pecado, lo reconoció con humildad y se arrepintió de inmediato
cuando le fue señalado por el profeta. David no se justificó cuando fue reprendido por su pecado. Él siempre estuvo
dispuesto a arrepentirse, a clamar por misericordia y perdón, mientras que Saúl lo que hizo fue disgustarse y apartarse
de Dios. Al ver el humillado corazón de David, no sólo lo perdonó sino que además lo restauró de nuevo.
Saúl era diferente. Él obstinadamente desobedeció las instrucciones de Dios. Pero no sólo eso, sino que
además cuando fue confrontado y reprendido por Dios, por medio del profeta, en vez de arrepentirse trató de
justificar y racionalizar lo que había hecho. Más aún, cuando Samuel le comunicó que Dios lo había desechado como
rey sobre Israel, imploró y suplicó que le fuera permitido seguir como rey, en vez de reconocer su pecado y
arrepentirse. Dios comprendió que el corazón de Saúl no estaba dispuesto a volverse a Él.
Cuando Dios toca a la puerta de nuestro corazón mediante su Palabra, lo único que podemos hacer es
quebrantarnos ante su santa y justa presencia y arrepentirnos de nuestros pecados. Si lo hacemos, Dios no sólo nos
perdonará sino que además nos restaurará en seguida por su misericordia y amor, para que podamos seguir ante su
presencia perdonados.
 


Enrique & Celia Juárez
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Por lo tanto, cuando peque no tarde en arrepentirse de corazón y en procurar el perdón de Dios, y no
reincidir para no ser disciplinado y castigado. Si usted hace lo correcto nuestro buen Dios que perdonó al rey David,
también le perdonará a usted y le restaurará sus abundantes bendiciones.

Los vasos que Dios usa.


En realidad, todos los que habitamos en este mundo estamos tras la búsqueda de nuestro propio beneficio.
Pero los que han sido escogidos y llamados a través de Jesucristo, viven para dar testimonio público de la gloria de
Dios. Todo creyente obediente puede ser usado por Dios.

¿Qué debemos hacer para llegar a ser vasos que Dios puede usar?
En primer lugar ser lavados por la preciosa sangre de Jesucristo, presentar nuestra vida a Dios y dedicarla a Él
por completo. Debemos ponernos de rodillas a sus pies y vaciarnos por completo de nosotros mismos para
entregarnos sin reservas como vasos consagrados al servicio de nuestro Señor.
En segundo lugar, para llegar a ser vasos usados por Dios, debemos tener una visión y un sueño según su
Palabra. Aunque no tengamos ninguna prueba tangible o visible que nos confirme sus planes y podemos
desanimarnos, debemos aferrarnos con firmeza a nuestra confianza de que Dios puede hacer todas las cosas.
En tercer lugar, debemos darle gracias a Él en cualquier circunstancia que nos encontremos. No importa con
cuanta severidad nos oprima una situación, debemos tomar la Palabra de Dios como respuesta, con acción de gracias,
y con una fe firme que nos mantenga siempre obedientes. Por nuestra fe, el Espíritu de Dios vencerá y estará en
control de todas nuestras situaciones y el nombre de nuestro Padre celestial será glorificado
En cuarto lugar ser obedientes y fieles en nuestra congregación local y ser responsables con todo aquello que
se espera de un cristiano fiel. Estar atentos a las instrucciones que Dios nos da por medio de sus ministros para
alcanzar las victorias que Él tiene para nosotros, a nivel congregacional, familiar y personal.

Aplicación.
Saúl comenzó muy bien como rey, pero al final fracasó. Pensemos en lo que ha sido hasta ahora nuestra vida
de fe. ¿En qué se diferencia nuestra vida cristiana en sus inicios y en la actualidad? Nuestro crecimiento espiritual
victorioso se produce cuando somos obedientes a Dios; el fracaso ocurre cuando desobedecemos a Dios.
Lo que Dios quiere de nosotros es obediencia y arrepentimiento. Demos a conocer ejemplos específicos de
cómo podemos obedecer de todo corazón la Palabra de Dios en nuestro diario vivir.

Preguntas.
1. ¿Qué hizo Saúl con respecto al mandamiento que le dio Dios a través de Samuel? (1 Samuel 15:8-9).
2. ¿Qué dijo Dios después que vio la acción de Saúl? (1 Samuel 15:10-11).
3. ¿Cuál fue la razón principal que tuvo Dios para desechar a Saúl como rey? (1 Samuel 15:26).
4. ¿A qué se comparan los pecados de rebelión y de obstinación (terco, testarudo)? (1 Samuel 15:23).
5. ¿Qué bendiciones recibirán los que obedecen a Dios y guardan su Palabra? (Deuteronomio 30:9-10).
6. ¿Qué sucederá si no nos arrepentimos de nuestros pecados y rebeliones? (Salmo 7:11-12).
7. ¿En qué sentido comparó el apóstol Pablo a Dios con un alfarero? (Romanos 9:21-24).

Notas personales.

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