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Incluso desde antes de los poblados que pudieron describir las fuentes romanas (como los de

iberos, celtíberos, cántabros...), existen en la península ibérica vestigios de formas


arquitectónicas comparables a otros ejemplos de las culturas mediterráneas y semejantes a los
de Europa del norte.

Un auténtico desarrollo vino con la llegada de los romanos, que dejaron atrás algunos de sus
monumentos más impresionantes en Hispania. La llegada de los vándalos, suevos y visigodos
ocasionó una profunda decadencia en las técnicas romanas pero también el aporte de técnicas
constructivas más austeras de vinculación religiosa, al igual como ocurrió en el resto de
occidente. La invasión musulmana en el año 711 supuso un cambio radical en los siguientes
ocho siglos y llevó a grandes avances en la cultura, incluyendo la arquitectura. Córdoba, capital
de la dinastía Omeya y Granada, de la nazarí, fueron centros culturales de extraordinaria
importancia.

En los reinos cristianos surgieron gradualmente y se desarrollaron estilos propios, inicialmente


aislados de las influencias europeas y más tarde integrados en las grandes corrientes
arquitectónicas europeas románica y gótica, las cuales llegaron a alcanzar un auge
extraordinario, con numerosas muestras religiosas y civiles a lo largo de todo el territorio.
Simultáneamente se desarrolló el estilo mudéjar, del siglo XII al XVII, que se caracterizó por
una mezcla de corrientes culturales de herencia estructural europea y decoración árabe.

Hacia finales del siglo XV y antes de colonizar América hispana con la arquitectura colonial y
barroca, en España se experimentó con la arquitectura renacentista, desarrollada
principalmente por arquitectos locales (Pedro Machuca, Gaspar de Vega, Juan Bautista de
Toledo, Juan de Herrera, Andrés de Vandelvira...). El barroco español se caracteriza sobre todo
por el exuberante churrigueresco, distinguiéndose de las influencias internacionales
posteriores, y dando sus obras más importantes en desarrollo en el Imperio español
americano, principalmente misiones, catedrales y arquitectura pública. El estilo colonial, que
se mantuvo durante siglos, aún tiene una gran influencia en Cuba, México, Centroamérica y los
países del Pa

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