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- Oh, así que, queréis ese libro, pero no este que es mejor. Creo que no
te das cuenta de una cosa, “querido”- añadió en tono amistoso. No he
venido aquí para daros una ofrenda, además en el cumpleaños de
vuestro hijo. ¿Sabéis que?, yo tenía un hijo, pero ya no – dijo con la
misma risita aguda y chocando sus manos.
- Es una pena, que haya perdido a su hijo, pero por favor, ya le hemos
dicho que no queremos nada de usted – habló Ginebra, sin saber que
hacer.
- ¿Qué es lo que buscas, Gandalf? Está claro, que no has venido solo
para ofrecerme un libro, esto se te está yendo de las manos –
exclamó el rey.
- Cálmate, esto hay que pensarlo muy bien, ambos sabemos que
Gandalf nunca se ha dado por satisfecho y mucho menos Evelyn.
Según este hechicero, nuestra pequeña es la clave para encontrarnos,
pero-
- Bórralos, Margaret, es lo mejor. Solo tienes que darle una nueva vida
a nuestra pequeña, haz que se olvide de donde proviene, solo tiene
que recordar que ella “supuestamente” ha nacido aquí. Además, haz
que nos olvide.
Esto fue demasiado triste para ellos, excepto para la pequeña. Después
Jalon, Amelia y sus hijos llegaron a su tierra, allí casi todo seguía igual,
pero no había rastro de Gandalf… Esa era una preocupación que habían
dejado a un lado, solo les interesaba saber que había pasado con Evelyn.
Pues ella ahora era la que gobernaba su castillo protegido por caballeros
oscuros que podrían matar a cualquiera que se cruzara en su camino,
siempre y cuando la reina se lo ordenara.
El hada Amapola había perdido su polvo de hada a causa de la “nueva
reina”, otros personajes también se vieron afectados, el tiempo, sin
embargo, seguía congelado. Adallina y Argenis ahora preguntaban por su
hermana y sus padres no sabían que responderles, solo les quedaba esperar
y esperar…
Inmediatamente fueron a luchar al castillo, los príncipes dejaron a sus
pequeños en el rincón de las hadas, se armaron y se dirigieron al lugar a
donde pertenecen. El bosque y el reino había perdido ese color vivo que le
caracterizaba, solo estaba bajo una atmósfera morada que penetraba en la
mirada.
Una vez llegaron a su castillo, había perdido la esencia de lo que era
antaño. El agua que lo rodeaba ya no era cristalina, el color de las torres se
habían vuelto grises y todas las entradas estaban vigiladas por los
caballeros mencionados.
- Vaya, vaya, mis príncipes. Parece que habíais echado de menos este
lugar – dijo Evelyn rozando sus dedos y con una sonrisa malévola.
- Han sido muchos años los que habéis estado afuera ¿os habéis
tomado unas vacaciones?
Jalon alzó su espada y la puso enfrente de esta:
- Será mejor que te calles, “mi reina” – dijo Jalon cada vez más
furioso.
En el otro mundo, el tiempo transcurría y Ela cada vez se hacía más mayor,
empezaba y terminaba etapas en su vida sola. Aunque tuviera a Margaret,
ella siempre se ha preguntado sobre el por qué sus padres le abandonarían
¿acaso no la quieren?
Margaret la observaba crecer y ver que la esperanza que sus padres tenían
en ella, se iría desvaneciendo poco a poco… Gandalf, sin embargo…
Perdón, aquí este adopto otro nombre no tan perverso como el anterior,
aquí se hacía y se hace llamar Arnaud. Paseaba constantemente por la casa
de Ela, ¿intentando averiguar algo? No se sabe, aunque podría ir en busca
de su hijo, este prefirió dejarlo estar hasta que la pequeña se hiciera un
poco más mayor. Todavía no habían cruzado palabras ambos hasta que un
día:
Arnaud (Gandalf) se disponía ir a dar una vuelta por la mañana como de
costumbre y Ela con solo 10 años se dirigió hacia donde se encontraba él
porque vio un estante llenó de juguetes y uno de ellos le llamó la atención,
mientras Margaret compraba en una especie de mercadillo.
- Guau, que bonitos que son, son preciosos – en ese instante Ela se
gira y se topa con Arnaud. Ambos se verían las caras por después de
siglos o en nuestro mundo, años. - ¡Ay! Perdona señor, solo estaba
mirando los peluches y… y … me he distraído.
- No te preocupes pequeña, ha sido solo un choque. Y llevas razón,
estos peluches son muy bonitos, Ela.
- Mmmm… No, Margaret está justo allí, enseguida vendrá por mí.
Arnaud miraba por todos lados en busca de Margaret hasta que por fin sus
ojos la encontraron.
- Genial entonces, mira si quieres hacemos un trato ¿vale? – a lo que
Ela no se lo pensó dos veces y asintió con la cabeza. Te voy a
comprar uno de estos peluches, así que escoge el que gustes.
- Vale – dijo la niña con una sonrisa de oreja a oreja porque tenía a su
peluche.
Iker caminó y caminó hasta que la espera mereció la pena, con solo
10 años él volvió, todo estaba cambiado, estaba como destrozado, no
solo el castillo, el bosque en general.
IKER
Todo era diferente, pensaba que me lo encontraría de otra manera, no
he visto a Gandalf por ningún lado, debería aparecerse de la nada
como hace siempre, pero no lo ha hecho ¿qué ha pasado aquí todo
este tiempo? Me preguntaba a mi mismo como pudo llegar Arcane a
tal situación, era muy raro.
Ni siquiera los caballeros oscuros de la reina se han aparecido por
aquí, cada me estoy asustando más y no sé el por que, solo me
interesa encontrar a mi padre vivo y poder vivir aquí hasta que pase
lo que tenga que pasar. Y cuando por fin entré en el castillo…
- ¡Papá! ¡Papá! ¿Papá? Estoy aquí, he vuelto, por favor dime que estás
bien, es lo único que anhelo… Su cara se ponía cada segundo más
roja intentando contenerse las lágrimas.
- ¡Hijo! ¿Iker? ¿Estás aquí? ¡Cómo te atreves a venir! No deberías
estar aquí. Aun así, del rey Arturo unas lágrimas brotaron de sus ojos
porque después de mucho tiempo, se han reencontrado.
- Papá estoy aquí, usé el diamante para volver, aquel lugar es diferente
a este, no hay magia ni nada. Solo tengo 10 años y quiero pasar lo
que sea contigo, a tu lado.
- Iker, escúchame bien, cuando te desterraron allí, eras solo un bebé.
Me alegra que estés bien y que te pueda ver, ahora estás hecho todo
un príncipe. Si tu madre- El rey se detiene al recordar el nombre de
su esposa y con la voz rota sigue adelante. Si tu madre estuviera
aquí, estaría muy orgullosa de ver en lo que te has convertido. Pero
has de marcaharte.
- ¿Qué? ¡No! No puedo irme, el portal solo se abre una vez, no me
quiero ir, no puedo. No quiero abandonarte papá… Iker abrazó a su
padre como si el mañana no existiera para ellos.
- Mientras que no estabas, pasaron cosas terribles, la reina lanzó una
maldición en Arcane, ninguno puede estar aquí, ni siquiera tú. Le
colocó la mano en el hombro, mientras que ambos se miraban con
tristeza. La reina desapareció tras esto, Gandalf también pero aquí el
tiempo está congelado, cariño. Entiendo tu penar, pero por favor
debes marcharte.
- No es justo, yo… ,yo… no puedo irme sin ti. Llorando, añadió. ¿Qué
voy a hacer sin ti otra vez? Estoy… perdido.
- No, no lo estás, sigo con vida pero no sé por cuanto tiempo más,
verás hay una niña a la que Gandalf quería hacerle mucho daño.
Puede que no lo entiendas pero, llegará un momento en el que
reflexiones sobre esto y te darás cuenta de que los verdaderos
villanos nunca son los malos. A pesar de eso, quiero confiarte a Ela,
búscala y guíala por el buen camino, haga lo que haga, tú debes estar
con ella.
Iker le miraba sorprendido, sin saber que hacer o que decir, en su cabeza
solo se quedó grabado el nombre de ELA, ahora tenía una misión, entonces
da igual la forma en la que vuelva a nuestro mundo y da igual las familias
de acogida, solo importa que él tiene y debe guiar a esta niña.
- ¿Ela? No sé quién esa niña, ¿y si nunca la encuentro? ¿Y si no está en el
otro mundo?
- La encontrarás, por que ella y solo ella, es la clave para deshacer esta
maldición que nos tiene aquí atrapados, así que ahora vuelve, guardé mi
“billete de ida”, ahora úsalo tú.
IKER
Eso fue lo que hice, crucé ese portal que me trajo de vuelta a este mundo,
solo tenía y tengo el nombre de Ela en la cabeza, debo protegerla ¿yo? Las
últimas palabras que recuerdo de mi padre antes de ser absorbido
completamente fue: encuéntrala…
Se me hace compleja esa palabra, pero han pasado 4 años desde que intento
buscarla, al parecer hay una maldición allí, no importa lo que Gandalf o la
reina hagan, los héroes siempre ganan.