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Actividad 1 - Responsabilidad Social Universitaria (RSU) – Semana 1

En el presente documento realizare una reseña de lo que es, fue y será la educación

universitaria en Colombia, ya que con el paso del tiempo la educación se va haciendo más

competitiva, y la información es cada vez más fácil de adquirir, es por esto que las instituciones

día a día deben ser más competitivas y buscar nuevas formas de guiar a los jóvenes a una

educación de calidad. La globalización ha traído aparejados profundos cambios en los sistemas

de formación, motivados o exigidos por las agencias internacionales y por las nuevas

reglamentaciones en el plano nacional, acordes con el horizonte de sentido mundial.

Asimismo, lo más significativo del cambio estriba en que la circulación masiva de

información por las redes informáticas, que con su apertura a formas nuevas de conocimiento,

democratiza y amplía el horizonte de dominio de la naturaleza, al masificar procesos técnicos y

tecnológicos. El trabajo académico ha debido transmutar de la disciplina defendida a ultranza, a

procesos interdiciplinarios y transdiciplinarios en tan solo cinco décadas, y cuestionar

identidades individuales y colectivas, trastocando el tradicional papel asignado a las

Universidades y, por ende, a los intelectuales y a sus discursos. Estos deben mutar

cotidianamente y moverse en el específico campo de las subespecialidades y simultáneamente en

la exigencia de las explicaciones comprensivas.

Además, los crecientes procesos de secularización y urbanización establecen además un

horizonte simbólico nuevo, que posibilita un sentido de hibridación y heterogeneidad cultural, y

generan lo que García Canclini (1989) llama poderes oblicuos, en los que se articulan
instituciones liberales y hábitos autoritarios; movimientos sociales amplios y democráticos, y

desarticulación institucional; achicamiento del Estado y dominio mediático del mismo; exigencia

de creatividad, eficiencia al sector público y simultáneamente consolidación de normatividades

homogenizantes.

En el caso colombiano, la situación no es menos dramática. El Departamento Nacional de

Estadística y el Departamento Nacional de Planeación dieron a conocer el año pasado el

esperado informe elaborado por la Misión para el Empalme de Series de Empleo, Pobreza y

Desigualdad, sobre la realidad social del país. Señala como datos significativos que: “la

desigualdad, medida por el coeficiente de Gini, se ha mantenido alrededor de 0.58, cifra que no

se ha modificado sustancialmente en la última década” (Mesep, 2009).

Por lo tanto, el proceso de responsabilidad institucional requiere, además de establecer

prioridades, tener presente el complejo campo, que ya se ha insinuado y al que habrá que

agregar: en el plano internacional se ha heredado, de la condición periférica de nuestras

economías, un papel secundario también en la producción de conocimiento; una especie de

“nueva división del trabajo académico”, en la que las Universidades del primer mundo crean

conocimiento y los otros lo circulan y comentan. Por otro lado, y tal vez con mayor fuerza, habrá

que señalar el tránsito hacia los procesos de autofinanciación y desarrollo de las lógicas

mercantiles al interior de los claustros universitarios, que también se heredaron del primer

mundo.
Igualmente, las instituciones de educación superior tienen que implementar el complejo

proceso de la adecuación a currículos flexibles, atenidos a la modalidad de créditos y a la

búsqueda de competencias profesionales, que mutan con facilidad y, por supuesto, a la exigencia;

inscribir la vida universitaria en los procesos de la cibernética y la informática, en las formas

virtuales de conocimiento, condicionadas a la exigencia de una lógica mercantil, que busca

recuperar la inversión en las Universidades y medir su eficiencia y su eficacia con indicadores

privilegiadamente cuantitativos.

Por lo dicho anteriormente, no sobra señalar que para iniciar este punto, que el horizonte de

sentido de la Ley 30 de (MEN, 1992), que reglamenta el servicio público de la educación

superior en el país, es la Constitución de 1991 y su postura pluricultural y democrática. Esta

buscaba el fortalecimiento de la ciudadanía y un papel más explícito para las distintas entidades

que se mueven en el ámbito de lo público.

El problema no puede ser reducido al ámbito financiero. Si bien este es muy importante,

expresa con toda claridad una cosmovisión de Universidad, una postura sobre la autonomía y un

sentido sobre la relación del Estado y las instituciones significativas de la sociedad civil. Para

darle más profundidad al problema, hay que colocarse en el horizonte de las cosmovisiones y de

la ontología de la Universidad.

Finalmente, el problema central de la reflexión que ocupa este análisis se atiene a la primera

tensión, y la crisis de legitimidad ha sido planteada como uno de los problemas sustantivos de la

realidad de la Universidad latinoamericana.

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