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MITOS Y LEYENDAS DE PARAMONGA

“misterio en la fortaleza de paramonga”

Cuentan los antiguos lugareños que en Paramonga hace cuatro décadas


vivía poca gente y algunos se dedicaban a huaquear todo el perímetro
de la fortaleza que se encuentra situado al norte del pueblo.
En el perímetro de la fortaleza hay un lugar que se le conoce como
“Pampa callana”. Refieren que al sitio fueron tres personas a cavar,
como a cuatro metros de profundidad encontraron una construcción que
tenía la forma de pequeño cuarto. Hicieron un hoyo y al penetrar al
mencionado cuarto encontraron esqueletos humanos, algunos tejidos
(quipus), vasijas pequeñas, coca, maíz, huacos, vestimenta entre otras
cosas.
Al no encontrar en el recinto cosas más valiosas, siguieron buscando y
se dieron con la sorpresa de que el lugar no era un pequeño cuarto
como cuarto como habían pensado, sino era el inicio de un largo
pasadizo, del que a su vez desprendían dos caminos, uno a cada lado. El
guardián que se había quedado fuera del hoyo les dijo que estaba por
amanecer y que tenían que dejar el trabajo para otra ocasión y así lo
hicieron. Entonces se pusieron de acuerdo para volver a la noche
siguiente.
A la noche indicada penetraron nuevamente al hoyo, y como en la
anterior noche uno de ellos se quedó vigilando mientras que los otros
dos bajaron al interior y comenzaron a caminar por el corredor antes
mencionado. Como había tres caminos tomaron uno de ellos, como a
diez minutos encontraron otro pequeño cuarto, en el que había reliquias
de oro, brazaletes, collares, aretes, etc. Sacaron lo que pudieron y
salieron a dejarlo afuera, al cuidado del que estaba vigilando, a quien
contaron los sitios por donde habían transitado y que según ellos se
encontraba debajo de la fortaleza. Nuevamente ingresaron a seguir
buscando.
El vigilante al percatarse que estaba por amanecer, bajó al hoyo y llamó
a sus amigos, pero éstos no respondían. Entonces se fue del lugar
llevándose todo lo encontrado.
Habiendo transcurrido varias horas, y al no aparecer las dos personas,
dieron aviso a las autoridades para reforzar la búsqueda. Las
autoridades de Lima enviaron arqueólogos para tal fin. Estos
profesionales ingresaron al hoyo en grupos de cinco, dejando como
señal una cuerda por

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donde pasaban, para no extraviarse.


De tres grupos de personas que penetraron al interior solamente salió
uno, pero no por el sitio donde ingresaron, sino a la altura de la ciudad
de Barranca, y el lugar específico “La Bandurria”. Este, uno de los
arqueólogos, empezó a deambular por los parajes de Barranca. Hablaba
incoherencias, no recordaba su nombre ni el lugar de origen. Decía que
había encontrado un tesoro y los Incas se lo habían quitado. Enterados
del rumor los paramonguinos se dirigieron a Barranca en búsqueda del
personaje y lo reconocieron como el arqueólogo y al preguntarle acerca
de sus compañeros, respondía solamente, que había encontrado un
tesoro y los Incas se lo habían quitado. Llegaron a la conclusión de que
el arqueólogo había perdido la razón. Frente a esta situación, cuentan
los lugareños, que las autoridades de Paramonga, no permitieron en
adelante el ingreso de nadie al hoyo, y ordenaron que se selle la entrada
y salida de dicho lugar.

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