Está en la página 1de 5

UNIVERSIDAD MARIANO GALVEZ DE GUATEMALA CENTRO

UNIVERCITARIO SANTA CATARINA MITA.

ESTUDIANTE: Antonio Stevens Méndez Guerra.

CATEDRATICO: Karen Paola Linares Sandoval.

CURSO: Derecho Civil I.

CARRERA: Licenciatura En Ciencias Jurídicas y Sociales.

CARNE: 4650-20-13426.

AÑO: 2021.
ANALISIS DE LA SEPARACION Y EL DIVORCIO
A lo largo de la historia de la humanidad el fenómeno de los conflictos
humanos ha sido abordado desde distintas ópticas y disciplinas, aunque se
supone que vivimos en una sociedad civilizada, lo cierto es que los conflictos
están cada vez más presentes y enraizados en nuestra vida cotidiana. El
presente artículo muestra un ejercicio que trata el análisis de conflicto
aplicado a la problemática del divorcio. Para llevar a cabo dicho análisis se ha
tomado los datos vertidos por la Corte Suprema de Justicia de La Paz en un
informe publicado en el matutino La Razón en la gestión 2008, los datos
muestran un incremento significativo anual de 5.8% en los procesos de
divorcio iniciados por matrimonios jóvenes entre 2004 y 2006 en la ciudad de
La Paz y El Alto.
En tal sentido el objetivo del presente ejercicio consiste en examinar la
escalada de conflicto que se suscita en un proceso de divorcio, para tal efecto
se realizó la estimación del Índice de Conflicto (IC), identificación de
variables, así como de categorías e indicadores en base a información
obtenida mediante entrevista realizada a operadores de justicia de la Sala del
Juzgado 4o de Familia de la cuidad de La Paz.
En este artículo haremos, en primer lugar, un acerca¬miento al sistema
matrimonial español, puesto que en nuestro orde¬namiento coexisten
diversas clases de matrimonio con posibilidad de gozar de efectos civiles. A
continuación, abordaremos la institución jurídica de la separación, haciendo
un recorrido por su evolución en el Derecho español, habida cuenta de que
su trascendencia y efectos jurídicos no han sido idénticos a lo largo de los
años. Hemos incluido, adicionalmente, el estudio de las novedades aportadas
por la reciente Ley 15/2015, de 2 de julio, de Jurisdicción Voluntaria.
Asimismo, in¬cluimos un análisis sobre los presupuestos diferenciadores
entre la separación civil y la canónica y trataremos de encuadrar esta última,
en la figura de la separación civil de hecho, distinguiéndolas, por últi¬mo, de
la nulidad matrimonial.
INTRODUCCION
El Divorcio es definido por la doctrina como la ruptura legal de un
matrimonio válidamente contraído, durante la vida de los cónyuges como
consecuencia de un pronunciamiento judicial. El divorcio precisa de una
decisión jurisdiccional que se pronuncia en función de algunos de los
supuestos taxativos en que el legislador permita la disolución del vínculo
matrimonial contraído válidamente. El divorcio se traduce en la disolución
legal del matrimonio en razón de una sentencia por las causas taxativas
consagradas en la ley. desde el punto de vista práctico, no existe poder
humano ni jurídico que logre mantener unidas a dos personas contra su
voluntad, el legislador en función de un sentido de preservación del vínculo
conyugal y por ende familiar, dada la importancia social de esta última, trata
de dificultar la disolución del vínculo conyugal. O si se quiere, más
precisamente tal disolución del matrimonio no procede libremente a
voluntad de los interesados, por tratarse de una materia de orden público,
impregnado de normas imperativas y por tal razón, sustraída del principio de
autonomía de la voluntad En función de lo indicado, la doctrina señala
algunas características de la materia relativa al divorcio; es de “orden
público”, y por ende está sustraída del principio de la autonomía de la
voluntad. El orden público está de por medio en aquellas materias que se
consideran vitales o importantes para el desarrollo del Estado o la sociedad:
como se afirma que el matrimonio tiene por objeto la familia, que es la base
fundamental de la sociedad, se trata de preservar la misma no facilitando la
extinción del vínculo matrimonial.
Mientras que la separación implica el cese efectivo de la convivencia de
ambos cónyuges, y por lo tanto, tendrá consecuencias tanto patrimoniales,
como personales. Para que la separación tenga efectos legales se requiere su
declaración mediante una sentencia judicial, cosa que no pasa con la
separación de hecho, en la que tan solo se produce el cese de la convivencia
de los cónyuges, pero sin producirse los efectos legales frente a terceros.
La separación no pone fin al matrimonio, no disuelve el vínculo matrimonial,
el divorcio sí, se obtiene mediante sentencia judicial y produce efectos frente
a terceros desde la sentencia.
CONCLUSIONES
Un divorcio siempre implica un duelo y se relaciona con; perdidas previas,
que dieron vida a la historia íntima de los involucrados.
Cuando más apertura y sanidad mental hay en los miembros de la ex pareja,
más llevadero será separarse y tener proyectos distintos. Cuando se respetan
las individualidades de pérdidas se reducen y se puede llegar a compartir y
tener incluso una mejor relación amistosa que durante en matrimonio fallido.
En conclusión, la separación de cuerpos es un debilitamiento del vínculo
conyugal, que, sin llegar a romperlo, permite a la pareja vivir por separado,
poner fin a la sociedad de gananciales en caso de haberla y darles un
momento de reflexión para una posible reconciliación.
CONCLUSION DEL ACTA DE MATRIMONIO
El matrimonio es un contrato civil reconocido como tal en nuestra legislación;
por lo tanto, debe contener los elementos necesarios para su existencia y
validez. Requiere para su existencia del consentimiento de las partes, objeto
y solemnidad. Para considerarse válido se requiere la capacidad de los
contratantes, el consentimiento libre de vicios, un fin o motivo lícito, que su
objeto sea lícito y que el consentimiento se manifieste conforme a lo
establecido en la ley.
La voluntad de las partes, al ser considerado como un elemento esencial del
contrato de matrimonio, debe ser tomado en cuenta para decidir si éste
seguirá existiendo o se disolverá. Por consiguiente, si falta este requisito
durante el matrimonio, éste debe disolverse. La voluntad de las partes no
debe considerarse necesaria sólo al momento de celebrar el matrimonio,
sino durante su subsistencia. El matrimonio debe subsistir hasta que los
cónyuges quieran, no hasta que quieran los legisladores, ya que de lo
contrario se estarían violando las garantías constitucionales de libertad y
derecho a un ambiente adecuado para su desarrollo y bienestar.
Sólo los cónyuges pueden decidir lo que consideran una causa bastante o
suficiente para divorciarse puesto que ellos son los que conocen el ambiente
en el que se desenvuelve su matrimonio y una autoridad carece de
conocimiento para decidir si es causa bastante al no estar involucrado en la
vida cotidiana del matrimonio.

También podría gustarte