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anarquista italiano
Errico Gaetano Maria Pasquale Malatesta, más conocido como Errico Malatesta (4 de
diciembre de 1853, Sant a Maria Maggiore, Campania, — 22 de julio de 1932, Roma), fue un
anarquist a it aliano, considerado uno de los principales t eóricos del anarquismo moderno. Con él se
puede decir que se cierra la et apa de los clásicos anarquist as (junt o a Pierre-Joseph Proudhon,
Mijaíl Bakunin, Benjamin Tucker y Piot r Kropot kin).
Errico Malatesta
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Su pensamient o posmat erialist a abre una corrient e, hast a el moment o inexist ent e en la t eoría
anarquist a, hecho que le llevará a un conflict o ideológico con el mismo Kropot kin al que
considerará cercano al posit ivismo. Sus t eorías influirán en las nuevas corrient es filosóficas que
surgen a fines del siglo XIX y comienzos del XX en t orno al neokant ismo y neoidealismo.
Nació en Sant a Maria Maggiore (act ualment e Sant a Maria Capua Vet ere) el 14 de diciembre de
1853 en el seno de una familia de clase alt a. Su padre, Federico Malat est a, era un t errat enient e y
empresario de Campania y su madre, Lazzarina Rast oin, una dama francesa originaria de
Marsella.[1] [2]
Errico fue el t ercero de cuat ro hijos, Emilia (1849), Aniello (1851), August o (1857), est udió en una
Escuela pía y post eriorment e en la universidad de Nápoles para est udiar medicina durant e t res
años sin llegar a graduarse.
En edad juvenil abraza los ideales republicanos de Giuseppe Mazzini. El 25 de marzo de 1868 es
requerido por la Comisaría de Nápoles a causa de una cart a de caráct er subversivo dirigida a
Víct or Manuel II; el 19 de marzo de 1870, aún con diecisiet e años de edad, sufre la primera de una
larga serie de det enciones policiales, t ras un mot ín organizado por un círculo est udiant il
republicano de la Universidad de Nápoles.
En el 1871, después de la Comuna de París, abandonó las ideas republicanas para abrazar el
anarquismo; en el mismo año se inscribió en la federación napolit ana de la Asociación
Int ernacional de los Trabajadores.
En 1872 se fue a Suiza para part icipar en el Congreso int ernacional de Saint -Imier; en aquella
ocasión se hizo amigo de Mijaíl Bakunin, de quien se considerará su discípulo. Post eriorment e,
Malat est a inicia un período de viajes con la finalidad de part icipar en dist int as agit aciones
sociales. Ent re los países en los que viajó figuran Suiza, España, Egipt o, Rumanía, Francia, Bélgica
e Inglat erra. En Egipt o fue uno de los impulsores del movimient o anarquist a local. En marzo de
1885, para evit ar la persecución en Europa, decide huir a la Argent ina. Allá fundará sindicat os (la
Sociedad Cosmopolit a de Resist encia y Colocación de Obreros Panaderos), promoverá la
organización del prolet ariado, y a la vez se int roducirá en fuert es luchas ideológicas con
anarquist as individualist as.
En 1889 vuelve a It alia e inicia una larga et apa de creación y fundación de periódicos y revist as
libert arias como L'Associazione (1889), L'Agitazione (1897), L'Internazionale (1901), La Rivoluzione
Sociale (1902), Volontà (1913), Umanità Nova (1920), Pensiero e Volontà (1924); de las cuales, las
t res últ imas son las más import ant es por su prest igio ent re la prensa anarquist a int ernacional de
la época. En 1891, en Suiza, funda el Part ido Socialist a Revolucionario Anárquico, uniendo
anarquist as ciprinianos y anarquist as propiament e dichos. Después de ser condenado a siet e
meses de cárcel en It alia y a arrest o domiciliario, escapa a Inglat erra desde donde pasa pront o a
Est ados Unidos. En 1900 vive en La Habana, y post eriorment e se t raslada a Nueva York y a
Londres, donde t rabaja de mecánico elect ricist a durant e 13 años, at ent o siempre a los
movimient os sociales y a mant enerse al día con el pensamient o cient ífico y filosófico.
En 1907, en el Congreso Int ernacional Anarquist a de Ámst erdam (Act as del Congreso (ht t p://ww
w.ant orcha.net /bibliot eca_ virt ual/hist oria/amst erdam/indice.ht ml) ), vuelve a verse envuelt o en
pugnas cont ra los anarquist as individualist as. Est e mismo año publicará polémicos art ículos
at acando el sindicalismo como cúspide del anarquismo. Ent endía por t al no a la part icipación de
los anarquist as en sindicat os sino a que los mismos se fundiesen en ellos. Sost enía la necesidad
de la part icipación en los sindicat os (y ot ras organizaciones populares de lucha) pero a la vez la
necesidad de la organización polít ica de los anarquist as.
En 1914 int erviene en el Congreso del Fascio Comunist a Anarchico, así como t ambién part icipa en
una campaña insurreccional dirigida cont ra la Monarquía de Saboya y la Sant a Sede. Con la llegada
de la Primera Guerra Mundial, Malat est a se muest ra absolut ament e part idario de la oposición
act iva al esfuerzo de guerra en t odos los países por considerarla una guerra frat ricida en
provecho de los int ereses de minorías explot adoras. Est o producirá la separación ideológica con
Kropot kin (part idario de la alineación con Francia e Inglat erra). La separación se ejemplifica con la
oposición de Malat est a al Manifiesto de los Dieciséis de Kropot kin.
En 1920 se produce una ola de ocupaciones de fábricas por part e de los t rabajadores donde
Malat est a part icipa, siendo inspirador del movimient o (desde la Unione Sindicale It aliana). Con la
llegada de Mussolini, Malat est a es procesado por su part icipación ant ifascist a en varias revist as.
Prisionero en su domicilio, aislado y reprimido por el fascismo, muere el 22 de julio de 1932 en
Roma.
En relación a sus t eorías hay que decir que las desarrolló básicament e en un gran número de
revist as y diarios que fundó y en los cuales part icipó act ivament e.
Filosofía política
Alejamiento ideológico con Kropotkin
Las t eorías de Malat est a t ienen una base y un origen en Kropot kin, a pesar de que se diferencian
en ciert os punt os, aument ando est e dist anciamient o a lo largo de sus vidas.
Las diferencias con Kropot kin se pueden resumir en los siguient es punt os:
1. En primer lugar Malat est a, a diferencia de Kropot kin, cree que el anarquismo no se puede
basar en el cient ifismo. Afirma que el anarquismo es un ideal ét ico y social propuest o a la
volunt ad libre de los hombres, siendo la anarquía un orden nat ural, armonía de necesidades e
int ereses de t odos, libert ad complet a en el sent ido de una solidaridad asimismo complet a,
dándole un sent ido ét ico y no cient ífico a la definición.[3]
2. En segundo lugar, Malat est a, a diferencia de Kropot kin, afirma que la volunt ad y la conduct a
del hombre no est án predet erminadas y por lo t ant o el hombre se forma socialment e.
3. En t ercer lugar, crit ica la t eoría de Kropot kin de «t omar del mont ón» (t omar los necesario
que haya en los primeros moment os revolucionarios), ya que Malat est a afirma que no se
debe esperar para empezar a producir y que no hay t al mont ón porque para él solament e la
abundancia se lograba con el socialismo.[3]
4. En cuart o lugar, Malat est a reconocía que la realización inmediat a del comunismo solo sería
en sect ores muy rest ringidos, así que el rest o t endría que acept ar «t ransit oriament e» el
colect ivismo.[4]
5. En quint o lugar, mient ras Kropot kin defendía la pequeña escala en la producción,[5]
Malat est a respaldaba la producción a gran escala dent ro del anarquismo.[6]
6. Y finalment e, una gran diferencia que los dist anció definit ivament e fue el posicionamient o
de ambos ant e la Primera Guerra Mundial: mient ras Kropot kin apost aba por la int ervención
de los obreros en la guerra junt o con Francia e Inglat erra, Malat est a fue un fervoroso
oposit or a la part icipación de los obreros en la guerra, viéndola como una simple lucha ent re
dos bandos igualment e imperialist as y procapit alist as.[3]
Siguiendo con su pensamient o, cabe dest acar su part icular visión sobre el sindicat o y su función
dent ro del movimient o anarquist a. Malat est a part e de la premisa de que el sindicat o es
necesario, y que los anarquist as deben part icipar en él o fundarlo cuando est e no exist a. A pesar
de est o, afirma que el sindicat o es un medio y no una finalidad. Est a idea se basa en sus
sospechas sobre el hecho de que el sindicat o, si no se t iene clara su función y se le confunde
con una organización polít ica, puede convert irse en un pseudopart ido, con t endencias
jerarquizant es y aut orit arias hacia la mayoría de los part icipant es que se acercan por su caráct er
reinvindicat ivo. A la vez, cree que el sindicalismo no debe caer en el error del oport unismo y
conformismo social, ni en la pura defensa de los int ereses part iculares pero que hay una
t endencia en el propio sindicalismo que lo lleva a caer en eso (de ahí la necesidad de la
organización anarquist a separada). La experiencia de la CGT francesa y el declinamient o del
sindicalismo revolucionario ant e la represión de los Est ados y las concesiones de los mismos
hacia sect ores moderados y negociadores parecieran darle la razón para muchos anarquist as.
Concepción económica
Sobre la organización polít ica Malat est a sigue un mét odo muy didáct ico: en primer lugar define el
origen del Est ado y del gobierno, post eriorment e hace una crít ica al sist ema de Est ado y de
gobierno en la act ualidad y finalment e propone la alt ernat iva del anarquismo como organización
social y polít ica.
Para Malat est a la palabra Est ado significa el conjunt o de inst it uciones que sust raen al pueblo la
gest ión de sus propios asunt os, para, mediant e la delegación, confiar a algunos individuos la
facult ad de hacer leyes sobre t odos y para t odos (en est o coincide con Engels). Además,
Malat est a insist e en el hecho de ent ender como sinónimos Est ado y gobierno. La abolición del
Est ado será, según él, la abolición de organización polít ica que se apoya en la aut oridad, y a la vez,
la const rucción de una sociedad libre y ant iaut orit aria con los mot ores de la armonía y el
concurso volunt ario, para sat isfacer t odas las necesidades sociales.
El aut or, a la vez, rechaza dos t ipos de definiciones de Est ado: en primer lugar, rechaza que
est ado se ent ienda como vínculo de conexión social, ya que por consiguient e, anarquía se podría
ent ender como disgregación social. En segundo lugar, rechaza el concept o de est ado merament e
como poder cent ral, ya que consecuent ement e anarquía se podría ent ender solo como
cant onalismo y comunalismo. Por est as dos razones, Malat est a propone evit ar la frase «abolición
de Est ado» y sust it uirla por «abolición de gobierno».
Sobre el concept o de gobierno, Malat est a apunt a que est e se ha const it uido hist óricament e a
part ir de un hecho de fuerza (usurpación) o de la imposición por part e de un grupo social
(predominio de la minoría sobre la mayoría). Respect o a est e concept o, el aut or nos da dos
definiciones cont rapuest as. La primera, que según él es la de «ellos» y consist e en ent ender
gobierno como una ent idad moral que cont iene at ribut os de razón, just icia e independencia, con
un poder social abst ract o. La segunda definición, que según Malat est a es la de «nosot ros»,
definiendo el gobierno como un conjunt o de gobernant es que legislan para reglament ar las
relaciones del hombre, que decret an, que fuerzan al servicio milit ar, que cast igan, que
monopolizan, que declaran la guerra y que obligan a t odo el mundo con la finalidad de designios
part iculares. Su crít ica al gobierno se basa en el hecho de que los gobernant es no pueden est ar
excepcionalment e dot ados para apart ar a los propios individuos de sus deliberaciones.
Una vez rechazado por amplias razones el concept o de Est ado y gobierno, Malat est a propone la
anarquía como modelo social y polít ico en sust it ución del modelo que impera en la act ualidad.
Según Malat est a, el anarquismo t iene una única razón de ser, y es la rebelión moral cont ra la
injust icia. El anarquismo nace cuando alguien ve que las causas de t odo mal son las luchas ent re
los hombres con el dominio de los vencedores y la explot ación de los vencidos; la sumisión de
unos ant e los ot ros a lo largo de la hist oria, con el consecuent e nacimient o del capit alismo, el
est ado y la propiedad privada.
Para Malat est a, la base fundament al del mét odo anarquist a es la libert ad. Según él, anarquía
significa «no gobierno», es decir que el pueblo mismo t iene que decidir lo que hay que hacer y
cuando hay que hacerlo. En el caso de darse sit uaciones que no se puedan resolver de manera
inst ant ánea se debería elegir delegados, los cuales serían personas escogidas ent re las más
int eligent es pero sin ninguna aut oridad sobre las demás. Añade que la organización debe
empezarse desde abajo e ir subiendo gradualment e (de lo simple a lo compuest o). Su concepción
organizat iva se basa en la exist encia de muchas agrupaciones, dent ro de las cuales exist en los
diferent es oficios, con sus respect ivos delegados. Est os serían responsables de llevar las
inquiet udes de la agrupación a las asambleas, cuyas conclusiones serían devuelt as a las
agrupaciones. La finalidad de la anarquía se puede resumir en la necesidad de que surja una
organización social cuyo objet ivo sea el bienest ar y la libert ad, la reunión y la frat ernidad humana.
Su pequeña crít ica al movimient o anarquist a es que, según el, a pesar de que no debe verse la
anarquía como algo ut ópico y lejano, se ha descuidado mucho de qué manera se llega a ella,
despreocupándose de los medios y caminos para implant arla. A la vez, hace algunas aclaraciones
sobre el concept o de «anarquist a» y crit ica el pseudoanarquist a. Según Malat est a, no bast a para
ser anarquist a creer en el ideal de la anarquía, sino que hay que luchar para alcanzarla, reclamando
siempre libert ad y just icia. También rechaza el hecho de aparejar el concept o de rebelde al de
anarquist a. Define a los rebeldes como individuos pert enecient es a la clase oprimida que no
rechazan convert irse en opresores; individuos con ment alidad y sent imient os de un burgués
frust rado. Por t odo est o, rechaza la confusión ent re rebelde y anarquist a.
Un aspect o a dest acar es la crít ica a la democracia represent at iva que hace Malat est a. En primer
lugar, su crít ica se cent ra en el sufragio universal. Est e, según el aut or, se basa merament e en la
cant idad, hecho que no cont empla la equidad. Afirma que el sufragio universal no es nada más que
la capacidad de saber engañar a la masa y que genera vencedores (con el cinismo de la mit ad
más uno) y vencidos. Además, el hecho de que el gobierno sea escogido por una mayoría no
garant iza que est e sea racional y just o, ni que obre en favor de los int ereses comunes. También
añade que además de los problemas est ruct urales del sufragio universal, los mecanismos
elect orales no son capaces de represent ar aut ént icament e a las mayorías.
Para ent ender el origen del parlament arismo, Malat est a nos habla de dos t ipos de opresiones
hist óricas: la opresión direct a mediant e la fuerza, o la indirect a, que será el origen del
parlament arismo. Así, el parlament arismo moderno, no es más que la dominación de la clase
capit alist a mediant e la fuerza aplicada sut il e indirect ament e. El aut or ejemplifica est e engaño
afirmando que el prolet ariado, en muchos países, obt iene mayorías en las elecciones del
gobierno. Est o no es más que una concesión de la burguesía para evit ar que el pueblo se
emancipe absolut ament e. Así, el derecho de sufragio concedido al pueblo no es más que algo
ilusorio y que solo sirve para consolidar el poder de la burguesía, engañando de forma descarada
al prolet ariado. Por t odo est o, Malat est a afirma que "aún con el sufragio universal, el gobierno ha
cont inuado siendo el gendarme de la burguesía."
Es import ant e t ambién la crít ica que Malat est a hace al marxismo y al bolchevismo que podemos
resumir en cuat ro punt os.
1. Primerament e Malat est a afirma que el comunismo no es el result ado lógico y necesario de
las fuerzas económicas sino el product o de una conciencia generalizada de la solidaridad
ent re los hombres, diferenciándose del concept o marxist a y bolchevique de comunismo.
2. En segundo lugar crit ica el concept o de revolución que t iene por met a inst aurar la dict adura
revolucionaria del prolet ariado ya que para él no consist e en la t oma del poder por part e de
la clase obrera ni en implant ar una dict adura del prolet ariado; en oposición a est o, Malat est a
considera la revolución como un medio para liquidar a t odo gobierno y para la t oma de
posesión, por part e de los grupos t rabajadores, de la t ierra y los medios de producción.
3. En t ercer lugar, el aut or se aleja del bolchevismo ya que para él la edificación de una
sociedad comunist a debe concebirse como result ado de un largo proceso evolut ivo y no
puede ser uniforme ni simult áneo. Para el aut or "ningún sist ema puede ser vit al y liberar
realment e a la humanidad de la at ávica servidumbre, si no es frut o de una libre evolución".
4. Finalment e, en relación a la definición de rebelde vist a ant eriorment e, se puede ent ender,
aunque sut ilment e, que los individuos a los que se refiere el aut or (aquellos pert enecient es
a la clase oprimida que no rechazan la idea de convert irse en opresores) responden
clarament e a los bolcheviques y a su idea de la dict adura del prolet ariado.
Antiindividualismo
Ya conocemos, por lo cit ado en la biografía, los múlt iples conflict os que Malat est a t uvo con
anarquist as individualist as. El aut or siempre fue cont rario al individualismo, hecho que le llevó a la
enemist ad ent re algunos grupos anarquist as. El aut or afirma que la acción social no es más que el
result ado del conjunt o de las iniciat ivas individuales. A la vez, ve la necesidad de que la suma de
individuos concurra al mismo objet o para evit ar divergencias y oposiciones. Afirma que el
socialismo libert ario no es más que la volunt ad de impedir que ciert os individuos opriman a los
ot ros, negando rot undament e la falsa definición de que el socialismo libert ario se basa en
aument ar la independencia individual en det riment o de lo social. Su ant iindividualismo se da a
conocer cuando Malat est a afirma que es imposible la exist encia del individuo fuera de la
sociedad. Es más, el individuo humano exist e gracias a la sociedad, el ent orno y la hist oria;
ent endiendo su exist encia como result ado de incont ables generaciones pasadas y t ambién como
result ado de la colaboración solidaria ent re sus cont emporáneos. Malat est a llega a afirmar la
imposibilidad del pleno individualismo ya que cualquier act it ud individual influye direct a o
indirect ament e en la sociedad. Así pues, cont rapone el individualismo al concept o de solidaridad.
El concepto de solidaridad
El hombre t iene la capacidad de asociarse de modo ext ensivo. Est o lo dist ingue de los animales,
ya que su capacidad asociat iva no llega más allá de una comunidad. Por ejemplo, las hormigas
pueden asociarse dent ro de un hormiguero, pero nunca con las hormigas de ot ro hormiguero.
Malat est a coincide con Bakunin cuando afirma que la emancipación individual no es posible sin la
emancipación colect iva, mediant e la solidaridad.
El aut or ve la solidaridad como un concept o nat ural y evolut ivo ligado al hombre. A pesar de est o,
ve un quiebre ent re solidaridad y humanidad en un det erminado moment o de la hist oria. Desde el
moment o en que algunos hombres descubrieron que podían aprovecharse de la cooperación y
solidaridad de t odos los ot ros, les somet ieron bajo su dominación. Así, la solidaridad que t endría
que haber llegado a t odas las relaciones humanas, sufrió un cambió de dirección que conllevó el
nacimient o de la propiedad privada y el gobierno. De est e modo se ha desviado la lucha de t odos
para el bienest ar de la humanidad por la lucha de t odos cont ra t odos. Est a sit uación no puede
cambiar hast a que los explot ados de t odo el mundo no se den cuent a que su libert ad pasa por la
posesión de los medios de producción, de la t ierra y de los inst rument os de t rabajo, es decir, la
abolición de la propiedad individual. Con la abolición de ést a, el gobierno, su principal defensor,
t ambién debería desaparecer de t al modo que la cooperación y la solidaridad volverían a ser
libres, volunt arias y direct as y se desarrollarían en el más alt o grado.
Llegado el est ado de anarquía la solidaridad se expresaría en la libre organización del t rabajo, en
la dist ribución igualit aria de t oda la producción, y el t rabajo por el bienest ar de t odos (siendo est e
una diversión deseada ya que cada uno podría escoger aquel t rabajo que se adapt ase a sus
inclinaciones).
Así pues, resumiendo el amplio concept o de Malat est a sobre la solidaridad, hay que decir que
ést a es nat ural en el hombre, que en det erminado moment o sufre un brusco cambio para ser
aprovechada en beneficio de unos pocos, siendo la propuest a del aut or la reubicación de la
solidaridad hacia el bien de la humanidad llegando a un est ado de anarquía, mediant e la supresión
de la propiedad privada y del gobierno.
Como conclusión, cabe dest acar el aport e de Malat est a abriendo nuevos caminos en el
anarquismo del siglo XX. Est e hecho le cost ó el dist anciamient o con los grandes clásicos, como
es el caso de su alejamient o con Kropot kin.
Es int eresant e rescat ar su concepción sobre el sist ema de est ado y de gobierno, su t eoría sobre
la solidaridad humana, su alejamient o del posit ivismo y su part icular visión experiment adora en
relación al modelo económico anarquist a.
En el café (2018), Buenos Aires, Edit orial Libros de la araucaria. (ISBN 978-987-1300-41-9)
Entre campesinos (2015), Barcelona, Edit orial Descont rol. (ISBN 978-84-16553-31-0)
Escritos (2002), Madrid, Edit orial de la Fundación de est udios libert arios Anselmo Lorenzo.
(ISBN 978-84-86864-50-7)
Nueva humanidad. Escritos para la difusión del anarquismo (2015), Madrid, Edit orial Ant orcha.
(ISBN 978-84-606-8877-8)
Notas
5. Carter, April (1975). «Anarquismo y sociedad». Teoría política del anarquismo (Luis Pasamar
Delgado, trad.). Caracas: Monte Ávila Editores. p. 113. «Otros anarquistas han creído sin
embargo, que la autonomía local presupone revolución económica. La
obra de Kropotkin,
Campos, Fábricas y Talleres es un ensayo pormenorizado para exponer un uso
descentralizado de la tecnología moderna compatible con el ideal anarquista de la sociedad.
Kropotkin trata de asociar el artesanado con los beneficios de los inventos científicos, y de
crear lazos orgánicos entre la industria y
el campo con objeto de preservar los valores
rurales. »
6. Carter, April (1975). «Anarquismo y sociedad». Teoría política del anarquismo (Luis Pasamar
Delgado, trad.). Caracas: Monte Ávila Editores. p. 112. «Malatesta acepta como un hecho la
necesidad de la división del trabajo y la dirección técnica de empresas colectivas de gran
tamaño. Es igualmente partidario, en principio, de un control internacional de las materias
primas básicas (carbón, minerales, petróleo), pero insiste en que en la práctica, los países que
han realizado una revolución socialista deberían de autoabastecerse, o desarrollarse sin esas
materias primas, hasta que el socialismo se implante por todas partes. »
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