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INFORME
V- 27.169.683
Los países de América Latina han sufrido diversas crisis, que han sido más
intensas, duraderas y frecuentes dada la creciente globalización financiera. Las
mismas han agravado cuestiones estructurales económico-sociales propias del
subdesarrollo. Si bien en los últimos tres años han mejorado las condiciones
macroeconómicas de la región lo que se refleja en un elevado crecimiento, superávits
fiscales y externos, acumulación de reservas y reducción en el endeudamiento
externo, subsisten potenciales riesgos de afrontar nuevas crisis que deriven en
estancamiento y mayor inequidad.
Los países de América Latina tienen una serie de brechas, una brecha externa,
brecha fiscal, brecha productiva y una brecha social. La brecha externa depende de
cuestiones exógenas y endógenas y ha determinado históricamente la magnitud de las
otras brechas. En tal sentido el patrón de acumulación y de distribución del ingreso de
América Latina genera periódicas crisis de sector externo que se agravan cuando se
produce una liberalización comercial y financiera.
1. Linealidad en el desarrollo
En los tres principales países de la región (Argentina, Brasil y México) más del
50% de la actividad empresarial está bajo control extranjero, y su dinamismo y
respaldo externo le confiere una gravitación aún mayor. Por otra parte, durante todos
estos años, la mayoría de las empresas nacionales públicas han funcionado como
mecanismos de traspaso indirecto de ingresos al sector privado, con predominio de
grupos extranjeros.
Todos los países en vías de desarrollo tienen en común tres elementos que son las
principales características de su situación económica: