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"MI AMADO ES PARA MÍ UN MANOJITO DE MIRRA":

LA MIRRA ES UNA RESINA GRASA QUE MANA NATURALMENTE 


DE LOS TALLOS DE LA COMMIPHORA,UN ARBUSTO ESPINOSO,
O ARBOL,QUE NO CRECÍA EN LA TIERRA DE ISRAEL
EN LOS TIEMPOS BIBLICOS.
POR LO TANTO,LA MIRRA SE IMPORTABA DE LA INDIA,
ARABIA O AFRICA,LA CUAL LA HACIA MUY COSTOSA Y PRECIOSA.
AMARGA DE SABOR,PERO MUY FRAGANTE,
LA MIRRA SE UTLIZABA EN MEDICINA Y ERA
UN INGREDIENTE IMPORTANTE EN LOS UNGUENTOS
SANTOS Y LOS COSMETICOS.LA MIRRA AUN SE VENDE
COMO ESPECIA EN EL MEDIO ORIENTE,
Y TODAVIA SE UTILIZA ALLÁ COMO MEDICINA.
EN LOS TIEMPOS BIBLICOS,LA MIRRA ERA UNA SUSTANCIA
MUY VALIOSA Y DESEADA.
HAY VARIAS ALUSIONES A ESTA
A TRAVÉS DE LAS SAGRADAS ESCRITURAS.
SOLO EN EL CANTAR DE LOS CANTARES,
LA MIRRA SE MENCIONA EN SIETE VERSICULOS.
EN LAS ESCRITURAS DEL NUEVO PACTO,
LA MIRRA TIENE RELACION CON EL NACIMIENTO
Y MUERTE DEL MESÍAS.
INCLUSO ANTES QUE NACIERA,LA MIRRA ESTABA ENLAZADA PROFETICAMENTE CON JESUS.
EL SALMISTA
LO EXPRESÓ ASÍ EN EL SALMO 45,
UNA CANCIÓN NUPCIAL MESIÁNICA:
"MIRRA,ÁLOE Y CASIA EXHALAN TODOS TUS VESTIDOS"
(SALMOS 45:8).
EN SU NACIMIENTO,LOS MAGOS LE LLEVARON AL NIÑO
JESUS MIRRA,ASI COMO ORO E INCIENSO(MT 2:11).
EN SU MUERTE NICODEMO TRAJO UNA MEZCLA DE MIRRA
Y ÁLOES A LA TUMBA DE JESUS (JN 19:39).
EN LA VIDA ,ASÍ COMO EN LA MUERTE,LOS VESTIDOS
DE JESUS EXHALABAN MIRRA.
¿CUÁL ES EL SIGNIFICADO ESPIRITUAL DE LA MIRRA?
DURANTE LA ÉPOCA DEL TEMPLO,EL PUEBLO HEBREO
EN ISRAEL UTILIZABA LA MIRRA COMO UN ANALGESICO COMÚN.
COMO TAL ES UN SIMBOLO DEL MINISTERIO DE SANIDAD DE JESUS .
NUESTRO BIEN AMADO JESUS ,EL MESIAS,
SANA CUERPOS,ESPIRITUS HERIDOS Y CORAZONES
QUEBRANTADOS.
"EL ES UN MANOJO DE MIRRA PARA CADA MIEMBRO
DE SU NOVIA(CREYENTE).
A JESUS LE OFRECIERON MIRRA JUSTO ANTES DE CRUCIFICARLO
PARA AYUDAR A AMINORAR EL DOLOR,PERO "EL LO RECHAZÓ".
EL AMOR LO RECHAZÓ.
EL ESCOGIÓ LLEVAR TODO EL DOLOR POR NOSOTROS.
EL TOMÓ TODOS NUESTROS PECADOS SOBRE SÍ.
COMO EL PROFETA ISAIAS LO DICE TAN HERMOSAMENTE
EN ISAIAS 53:5:"MAS EL HERIDO FUE POR NUESTRAS REBELIONES,
MOLIDO POR NUESTROS PECADOS;
Y EL CASTIGO DE NUESTRA PAZ FUE SOBRE EL,
Y POR SUS LLAGAS FUIMOS NOSOTROS CURADOS".
EN EL LIBRO DEL ESCRITOR DAVID ALSOBROOK
"JESUS LLEVO NUESTROS DOLORES", RESUME LO QUE JESUS
HIZO POR NOSOTROS:""RECHAZÓ LA MIRRA NATURAL
EN SU VIDA PARA QUE USTED PUEDA PARTICIPAR
DE LA MIRRA ESPIRITUAL"".
¿Y EL MANOJITO?
ERA COSTUMBRE JUNTAR LOS TALLOS DE LA PLANTA
Y ATARLOS EN UN MANOJITO.
LA PULPA NATURAL MANABA Y PODIA SER UTILIZADO
COMO COMO PERFUME...PIENSE EN CADA UNO DE ESOS
TALLOS COMO UN ASPECTO DEL MINISTERIO DE SANIDAD DE JESUS.
"EL ES EL SANADOR DE LAS DESILUSIONES,RELACIONES ROTAS,LUTO,RECHAZO,ABUSO,ASÍ COMO SANADOR
DEL CÁNCER ,DEPRESIÓN,ESTRÉS Y TODA
FORMA DE DOLOR Y AFLICCIÓN.
NUESTRO BIEN AMADO ES UN SALVADOR SANADOR.
POR EL GOZO PUESTO DELANTE DE EL,TOMÓ
LA AMARGURA SOBRE EL,NINGUNA AMARGURA
DEBE SER HALLADA EN SU NOVIA.
"DEBEMOS ABRAZAR LA MIRRA Y APROPIARNOS
DE SU DULZURA Y SU FRAGANCIA.
SEA REFRESCADO,CONSOLADO,ALIVIADO Y SANADO
EN EL NOMBRE DE JESUS HOY".
¡¡POR SUS LLAGAS FUIMOS NOSOTROS CURADOS!!.

Cantares 1:13-14
Hoy seguimos con la alabanza de la mujer sulamita:
(Cantares 1:13-14) Mi amado es para mí un manojito de mirra, que reposa entre mis pechos. Racimo de flores de alheña en
las viñas de En-gadi es para mí mi amado.

c. Mirra 
La mirra es una resina aromática producida por la madera de un árbol espinoso. Era usado como perfume. También era una
esencia muy cara. Las mujeres ricas iban a la cama con un saquito de mirra al cuello para mantener un olor fragante toda la
noche.

La mirra formaba parte de los ingredientes del aceite de unción sacerdotal (Exo. 30:22-38). También servía como ungüento
para preparar los cadáveres antes de un funeral, y así evitar el mal olor de la muerte.

A Jesús le regalaron mirra cuando nació (Mat. 2:11), y también cuando murió (Mar. 15:23).
(Juan 19:38-40) Después de todo esto, José de Arimatea, que era discípulo de Jesús, pero secretamente por miedo de los
judíos, rogó a Pilato que le permitiese llevarse el cuerpo de Jesús; y Pilato se lo concedió. Entonces vino, y se llevó el
cuerpo de Jesús. También Nicodemo, el que antes había visitado a Jesús de noche, vino trayendo un compuesto de mirra y
de áloes, como cien libras. Tomaron, pues, el cuerpo de Jesús, y lo envolvieron en lienzos con especias aromáticas, según
es costumbre sepultar entre los judíos.

El Salmo 45 menciona la mirra como parte de los ingredientes del perfume con el que Dios Padre ungirá a Jesús cuando
venga como Rey de toda la Tierra.
(Sal. 45:6-8) Tu trono, oh Dios, es eterno y para siempre; Cetro de justicia es el cetro de tu reino. Has amado la justicia y
aborrecido la maldad; Por tanto, te ungió Dios, el Dios tuyo, Con óleo de alegría más que a tus compañeros. Mirra, áloe y
casia exhalan todos tus vestidos; Desde palacios de marfil te recrean.

La mirra era un regalo costoso que el Rey le dio a la mujer sulamita.


De forma semejante, la muerte en la cruz fue un precio alto que Jesús pagó por nosotros para salvarnos. La mirra es el
regalo de Dios para cubrir el olor de la muerte.

Hay otra forma en la que la mirra aplica en nuestra relación con el Señor. Cantares dice que la mujer se puso el manojito de
mirra para que “repose” entre sus pechos (Can. 1:13). “Reposar” es la traducción de la palabra hebrea “Lin”, que significa:
detenerse, pasar la noche, alojarse, quedarse, permanecer.

Así como Jesús tomó la mirra amarga, nosotros debemos hacerlo también. Durante la noche (en los momentos difíciles de
la vida), el recuerdo del sacrificio del Señor (la mirra) nos ayuda a soportar mejor la adversidad.

Cantares 1:13-14
Hoy seguimos con la alabanza de la mujer sulamita:
(Cantares 1:13-14) Mi amado es para mí un manojito de mirra, que reposa entre
mis pechos. Racimo de flores de alheña en las viñas de En-gadi es para mí mi
amado.
c. Mirra 
La mirra es una resina aromática producida por la madera de un árbol espinoso.
Era usado como perfume. También era una esencia muy cara. Las mujeres ricas
iban a la cama con un saquito de mirra al cuello para mantener un olor fragante
toda la noche.

La mirra formaba parte de los ingredientes del aceite de unción sacerdotal (Exo.
30:22-38). También servía como ungüento para preparar los cadáveres antes de
un funeral, y así evitar el mal olor de la muerte.

A Jesús le regalaron mirra cuando nació (Mat. 2:11), y también cuando murió
(Mar. 15:23).
(Juan 19:38-40) Después de todo esto, José de Arimatea, que era discípulo de
Jesús, pero secretamente por miedo de los judíos, rogó a Pilato que le permitiese
llevarse el cuerpo de Jesús; y Pilato se lo concedió. Entonces vino, y se llevó el
cuerpo de Jesús. También Nicodemo, el que antes había visitado a Jesús de
noche, vino trayendo un compuesto de mirra y de áloes, como cien libras.
Tomaron, pues, el cuerpo de Jesús, y lo envolvieron en lienzos con especias
aromáticas, según es costumbre sepultar entre los judíos.

El Salmo 45 menciona la mirra como parte de los ingredientes del perfume con el
que Dios Padre ungirá a Jesús cuando venga como Rey de toda la Tierra.
(Sal. 45:6-8) Tu trono, oh Dios, es eterno y para siempre; Cetro de justicia es el
cetro de tu reino. Has amado la justicia y aborrecido la maldad; Por tanto, te ungió
Dios, el Dios tuyo, Con óleo de alegría más que a tus compañeros. Mirra, áloe y
casia exhalan todos tus vestidos; Desde palacios de marfil te recrean.

La mirra era un regalo costoso que el Rey le dio a la mujer sulamita.


De forma semejante, la muerte en la cruz fue un precio alto que Jesús pagó por
nosotros para salvarnos. La mirra es el regalo de Dios para cubrir el olor de la
muerte.

Hay otra forma en la que la mirra aplica en nuestra relación con el Señor. Cantares
dice que la mujer se puso el manojito de mirra para que “repose” entre sus pechos
(Can. 1:13). “Reposar” es la traducción de la palabra hebrea “Lin”, que significa:
detenerse, pasar la noche, alojarse, quedarse, permanecer.

Así como Jesús tomó la mirra amarga, nosotros debemos hacerlo también.
Durante la noche (en los momentos difíciles de la vida), el recuerdo del sacrificio
del Señor (la mirra) nos ayuda a soportar mejor la adversidad.
VERSO 12-14

“Mientras el rey estaba en su reclinatorio,

Mi nardo dio su olor.

Mi amado es para mí un manojito de mirra,

Que reposa entre mis pechos.

Racimo de flores de alheña en las viñas de En-gadi

Es para mí mi amado”

En los versos anteriores (v.9-11), leímos las palabras de Salomón, describiendo a la


Sulamita. Ahora la Sulamita describe a Salomón. Es interesante comparar estas dos
descripciones, porque reflejan las diferencias entre los géneros (masculino y
femenino). En primer lugar, las imágenes que usa la Sulamita son más delicadas que
la de Salomón. Mientras él la compara con una “yegua de los carros de Faraón” (v.9),
ella lo compara con “un manojito de mirra” y “Racimo de flores”. En segundo lugar,
mientras él enfoca sobre la apariencia externa de la Sulamita, ella pone el énfasis
sobre el impacto que él tiene sobre sus emociones, como mujer. El complemento
sexual es claro entre ellos.

La Sulamita comienza su descripción de los encantos de Salomón, indicando que él


estaba “en su reclinatorio” (v.12a). La palabra podría indicar que simplemente estaba
sentado en un diván; pero es más probable que se refiere a que Salomón estaba
sentado (reclinado) a la mesa, comiendo. La Sulamita estaba cerca; y mientras él
comía, ella era consciente de que el perfume que ella llevaba (el “nardo”) emitía su
fragancia.

El “nardo” era el extracto de una planta que crece en el norte de la India, y que se
exportaba al Medio Oriente. Las mujeres de la antigüedad usaban esos extractos
aromáticos en maneras muy similares a las que se usan hoy los perfumes. Para la
Sulamita, el nardo representaba un gran lujo, y seguramente ella sólo se ungió con un
poco del extracto. Sin embargo, eso fue suficiente para emitir una fragancia muy
agradable.

La escena que el autor presenta trae a la mente el incidente en la casa de Lázaro,


cuando María “tomó una libra de perfume de nardo puro, de mucho precio, y ungió los
pies de Jesús…y la casa se llenó del olor del perfume” (Juan 12:3). En ese momento,
María dedicó a Jesús lo más precioso que ella tenía. El valor del nardo era trescientos
denarios (Juan 12:5), equivalente al sueldo anual de un trabajador. Ese nardo
representaba la grandeza del amor de María.

El ‘nardo’ que la Iglesia tiene, no es sólo el perfume de su santidad y sus buenas


obras, sino el amor que ella tiene para el Señor Jesús. Esto es lo que Él más anhela –
sentir el aroma de nuestro ‘primer amor’. Al igual que María, podemos dar al Señor
muchas cosas de valor; pero lo más importante que le podemos dar es el amor de
nuestro corazón. Un amor que se expresa en adoración y servicio a Él.

Cada mañana, al levantarse, el creyente puede hallar al Señor sentado, anhelando


disfrutar un tiempo de comunión íntima con aquella persona por quien Él dio Su vida.
Cuando el creyente se acerca, con amor, fe y gratitud, el Señor percibe el aroma de su
corazón, y se siente muy complacido. Es igual cada domingo, cuando la Iglesia se
prepara para adorar al Señor. Lo triste es que muchas veces, aunque el Señor está
‘sentado’, esperando ese tiempo especial con Su pueblo, Él descubre que Su pueblo es
demasiado descuidado. En vez de oler el grato aroma del “nardo” espiritual de la
Iglesia, el Señor percibe el olor ingrato del pecado y la carnalidad. ¡Cuánto debemos
meditar y prepararnos para esos encuentros especiales con nuestro Rey!

DESAFÍO: La práctica de los musulmanes es echarse perfume antes de hacer sus


oraciones diarias. Hacen eso, porque Mahoma enseñó que a Alá le gusta
percibir un grato olor en sus devotos. Lo que los musulmanes hacen
fisícamente/materialmente, los creyentes debemos hacer moral y
espiritualmente. Sería triste pensar que los musulmanes se preparan más
que los creyentes, para acercarse a Dios. Al Dios vivo y verdadero, no le
interesa mucho el perfume que usamos; pero sí le interesa mucho el
‘perfume’ de nuestra vida espiritual. En todo, debemos procurar agradarle.

El mejor ‘nardo’ es aquel que emana de una entrega total a Dios. Los holocaustos
eran ofrendas que representaban una consagración total al Señor (Lev 1). En esas
ofrendas, todo el animal era consumido; no quedaba nada. Describiendo el impacto de
esas ofrendas sobre el Señor, Moisés escribe: “holocausto es, ofrenda encendida de
olor grato para Jehová” (Lev 1:10). Si los judíos procuraban agradar a Dios con sus
ofrendas, cuánto más no lo debemos hacer nosotros, los creyentes en Cristo, quienes
hemos recibido mucho más que los judíos.

Un día, en la eternidad, estaremos con Cristo, en las Bodas del Cordero (Apo 19:9). En
ese día, nuestro ‘Salomón’ estará sentado a la mesa (ver Mateo 26:29), y junto con Él
Su Novia, la Iglesia. En ese momento, y por toda la eternidad, el perfume de la Novia
alegará el corazón del Señor.

En el v.13, la Sulamita describe a Salomón usando, por primera vez, las palabras, “Mi
amado”. Que emoción para ella, poder llamarle a Salomón, el rey de Israel (v.12),
“Mi amado”. Aún más emoción para la Iglesia, poder llamarle al Señor Jesús, el Rey
de reyes y el Señor de señores, ‘Mi Amado’, ‘Mi Esposo’. Con qué asombro escucharán
eso, los ángeles, quienes nunca se atreverían a llamarlo así.

La Sulamita ahora describe a Salomón, usando dos imágenes, tomadas del mundo
femenino:

1
1. “Mi amado es para mí un manojito de mirra, que reposa entre mis pechos”
(v.13).

1
Las palabras, “es para mí”, no están en el texto en hebreo. Sería mejor traducir, ‘Mi amado es (como) un
manojito de mirra…’.
2
Primero ella compara a Salomón con “un manojito de mirra ”. La mirra es una
savia que se escurría de la corteza de un árbol. Para extraer esa savia era
necesario cortar la corteza del árbol. La savia tenía un sabor amargo; pero,
mezclada con vino, tenía un efecto narcótico (Marcos 15:22-23). A pesar de
tener un sabor poco agradable, el aroma de la resina era fragante, y se usaba
como un ungüento. Esta fragancia se hacía aún más potente cuando se ponía la
mirra en el fuego.

Al igual que las mujeres hoy se echan un poco de perfume en diferentes partes
de su cuerpo, la Sulamita a veces colocaba un paquetito de mirra entre sus
pechos. Lo hacía para producir una fragancia agradable, para sí misma, o para
las personas que se acercaban a ella. El ser colocado entre sus pechos no tenía
connotaciones sexuales; era un lugar cómodo, que permitía que el calor de su
cuerpo impactara sobre la mirra, y soltara su fragancia. Además, estando entre
sus pechos, estaba cerca de su corazón.

La Sulamita afirma que el paquetito de mirra reposaba entre sus pechos. El


verbo (“reposa”) en hebreo es ‘lun’, y significa ‘posar en forma permanente’. A
veces tiene el sentido de ‘dormir’ o ‘pasar la noche’ (ver Gén 24:23, 54
[“durmieron”]; Cant 7:11, “Moremos”). Por eso algunas versiones traducen,
“que duerme entre mis pechos”. Pero es mejor tomar el verbo simplemente
como indicando que el paquetito de mirra estaba entre los pechos de la
Sulamita en forma permanente. Al fin y al cabo, no es Salomón el que reposa
entre sus pechos, sino el paquetito de mirra.

Al comparar a Salomón con este paquetito de mirra, lo que la Sulamita quiere


decir es que Salomón trae ‘fragancia’ a su vida; él hace que su vida sea más
agradable.

Lo que es cierto de la Sulamita es aún más cierto de la Iglesia. Sin Cristo, ella
no es nada. La vida de la Iglesia, en su totalidad, se centra en el Señor Jesús.
Él llena su vida de una hermosa fragancia espiritual. Para la Iglesia, su mayor
gloria es contar con la presencia de Cristo en su vida. Como Pedro dice a los
creyentes del primer siglo, “Para vosotros, pues, los que creéis, Él es precioso”
(1 Ped 2:7). Pero para experimentar la dulzura de Cristo, y Su rica ‘fragancia’,
tenemos que tener a Cristo en lo más íntimo de nuestro ser; en nuestros
corazones. Y Él debe estar allí en forma permanente. Por eso Pablo ora por la
Iglesia en Éfeso, pidiendo a Dios el Padre que Él obre en tal manera que “habite
Cristo por la fe en vuestros corazones” (Efe 3:17). Si sólo acudimos a Cristo de
vez en cuando, en momentos de necesidad, podremos experimentar Su ayuda,
pero no disfrutaremos Su fragancia. Para realmente disfrutar de la presencia
de Cristo en nuestras vidas tenemos que tenerlo constantemente en nuestra
mente y en nuestro corazón.

Finalmente, notemos que Cristo es el mejor ‘desodorante’ contra los malos


‘olores’ de la ‘carne’. Mientras andamos por el ‘mundo’, podemos ser muy
conscientes de los aromas mundanales; la fragancia de Cristo nos ayudará a
contrarrestar esos olores.

2
Algunos toman la mirra como se fuese simbólico de los sufrimientos de Cristo, pero el contexto en el cual
habla la Sulamita hace que eso sea poco probable.
2. “Racimo de flores de alheña en las viñas de En-gadi, es para mí3 mi amado” (v.14).

En la segunda parte de la descripción, la Sulamita compara a Salomón con un racimo de flores. Si la


comparación de la Sulamita con una “yegua de los carros de Faraón” parece ser demasiada
masculina, esta comparación de Salomón con un “racimo de flores” parece ser muy femenina.
Ambos se expresan de acuerdo a las características de su género.

Notemos que la Sulamita no compara a Salomón con solo una flor, sino con todo un racimo de
flores. Eso se debe a que Salomón reunía tantas hermosas cualidades (para la Sulamita), que
compararlo con una sola flor sería inadecuado. Para ella, Salomón es todo un ‘racimo’ de cualidades
especiales, que ella admira.

La Sulamita compara a Salomón, no con un racimo de cualquier flor, sino específicamente con un
racimo de flores de “alheña”4. Esta flor era blanca, y crecía en un arbusto que abundaba en esa parte
de Judá. La Sulamita añade otro detalle. Las flores de alheña con las que compara a Salomó crecían
“en las viñas de En-gadi”. En-gadi era una región al oeste del Mar Muerto, en la región de Judá. Es
región era desértica (ver 1 Sam 24:1), pero había una parte que contaba con fuentes de agua, lo que
permitía la cultivación de plantas. El cuadro de unas bellas flores creciendo en medio de unas vides,
en un oasis en el desierto de Judá, es elocuente.

Como hemos observado, Salomón no era una sola ‘flor’, sino todo un “racimo” de flores. De igual
modo, en Cristo no hay sólo una o dos virtudes, sino una plenitud de cualidades dignas de adorar.
Como afirma Pablo, “Porque en Él habita…toda la plenitud de la deidad” (Col 2:9). A esto, el
apóstol añade, “y vosotros estáis completos en Él” (Col 2:10). Teniendo a Salomón, la Sulamita
estaba satisfecha; no le hacía falta ninguna otra ‘flor’. Con el “racimos de flores” que representaba
Salomón, ella estaba más que satisfecha. Es igual para el creyente. Si tenemos a Cristo, lo tenemos
todo. Estamos satisfechos en Él. No nos hace falta nada más.

REFLEXIÓN: ¿Qué es Cristo para nosotros? ¿Cuánto lo valoramos?

Oro, Incieso y Mirra 


“Entonces Herodes, llamando en secreto a los sabios, indagó de ellos diligentemente el tiempo de la aparición de la estrella; y enviándolos a Belén, dijo: «Id allá y
averiguad con diligencia acerca del niño; y cuando le halléis, hacédmelo saber, para que yo también vaya y le adore» Ellos, habiendo oído al rey, se fueron; y he aquí la
estrella que habían visto en el oriente iba delante de ellos, hasta que llegando, se detuvo sobre donde estaba el niño. Y al ver la estrella, se regocijaron con muy grande
gozo. Y al entrar en la casa, vieron al niño con su madre María, y postrándose, lo adoraron; y abriendo sus tesoros, le ofrecieron presentes: oro, incienso y mirra.”

(Mateo 2:7-11).

En la navidad del año 1998 escuché en la radio una prédica con respecto a los presentes que trajeron los visitantes de oriente a Jesús recién nacido. En la situación de
reflexionar sobre nuestro caminar en la vida de la fe. Y hoy la hago escrita con una ampliación de nuestro obrar en la vida de la fe. No eran pues simples regalos como
vemos, pues en toda la Biblia el Señor nos habla de estos tres elementos muy frecuentemente y de un significado espiritual para nuestra vida en la gracia.

3
Las palabras, “es para mí”, tampoco están en el texto en hebreo. Sería mejor traducir, ‘Racimo de flores…
es mi amado’.

4
La palabra en hebreo es ‘kofer’, que significa ‘rescate’ o ‘el precio que se paga para redimir’. Algunos
comentaristas toman esto para justificar toda una explicación de la obra de redención de Cristo. Sin embargo,
no nos parece una buena interpretación. Sería forzar el pasaje.
Los sabios de oriente no eran simples habitantes de estos pueblos sino unos estudiosos de
los astros, eran astrónomos que venían de tierras lejanas a adorar al Rey de Reyes que había
nacido en Belén.

Cuando nosotros llegamos al camino de Jesús, cuando le decimos “aquí estoy, perdóname,
te recibo en mi corazón” es cuando el Señor nos trae de tierras lejanas y nos limpia y
purifica de todas nuestras impurezas con agua limpia y nos da un corazón nuevo (Ezequiel
36:24 y ss) para adorarle, para vivir en su presencia no sólo un momento sino toda la
eternidad.

Estos sabios representan nuestro largo vagar por el desierto buscando quién nos conforte,
nos cobije, nos pastoree, nos redima, nos perdone, nos limpie, nos proteja, nos sane, nos
salve. Y es así que llegamos a Jesús y nos postramos delante de él para venerarle como
nuestro único Dios. 

Y al llenarnos de su Espíritu nos llena del gozo que solo los hijos de Dios conocen el gozo
que hace superar cualquier adversidad, el gozo que nos fortalece. 

Los sabios llevan a Jesús tres presentes y los sacan de sus tesoros no de cualquier lugar, no
los tenía nadie mas que ellos como tesoros celosamente guardados y son los siguientes:

EL ORO 

Este metal es el más precioso del mundo, el más caro y el más codiciado. El Señor en la
Biblia nos habla mucho sobre él.

En Génesis 13:2 y Génesis 24:35 señalaba riqueza desde esos tiempos –y aún hoy lo es-. Se
usaba para fabricar utensilios para uso real (por los reyes), para un exclusivo como en el
Tabernáculo (Éxodo desde capítulo 25), pero muchas veces también se le dio un uso
profano como en Éxodo 32, cuando los israelitas después de ver cómo Dios los salvó de las
manos de los egipcios fabricaron un becerro de oro para adorarlo.

También se usaba para señalar autoridad como en Génesis 41:42 y en Lucas 15:22. En el
Salmo 21:3 el Señor pone en nuestra cabeza una corona de oro pues nos ve también en fe
como reyes pues reinaremos conjuntamente con Él. Nos manda obedecer sus mandamientos
más que oro muy puro (Salmo 119:127), es decir, que Dios quiere que nuestra obediencia a
sus mandamientos sea considerada más que oro muy puro.

Dios es el dueño del oro y de la plata (Hageo 2:8), es decir que solo Él puede otorgar estos
bienes, SOLO ÉL LOS DA, y por algo nos dice en Éxodo 31:13 que Él es Jehová, EL
UNICO, que nos santifica. Y como el oro solo puede ser purificado por el fuego, es el
fuego del Espíritu Santo (Mateo 23:17) que habita en nosotros (1ª Corintios 6:19) el que
quemará y al fin purificará estas ofrendas vivas, santas y agradables a Dios (Romanos
12:1). Y al purificarnos el fuego y la sangre de Cristo nos limpian de toda inmundicia, de
todo pecado, de toda maldición, de toda debilidad que pueda haber en nosotros. Jesús nos
da esa riqueza, ese oro espiritual acrisolado al fuego, esa santidad y pureza, esos vestidos
blancos que necesitamos con las cuales viste nuestra vergüenza y nuestra desnudez
(Apocalipsis 3:18). 

EL ORO EN NUESTRA VIDA REPRESENTA LA PUREZA Y LA SANTIDAD QUE


DEBEMOS GUARDAR CELOSAMENTE COMO TESOROS PARA AGRADAR A
DIOS COMO EL LO MANIFIESTA EN SU PALABRA. 

Pero aún nos recomienda que nuestro vestido no sea lleno de lujos (1ª Pedro 3:3) sino que
nuestra preciosidad sea “en lo oculto del corazón, en la incorruptibilidad de un alma dulce y
serena: esto es precioso ante Dios”. Que nuestra belleza ante El no sea de joyas ni vestidos
caros sino que nuestra belleza sea la interior, la que está en el corazón. 

EL INCIENSO 

Usado también en perfumería, es una resina, una goma aromática obtenida del árbol de la
boswelia, que crece en el sur de la península arábiga y en Somalia. Se obtiene haciendo una
incisión en el tronco, del que fluye un líquido lechoso que se solidifica al contacto con el
aire. El incienso puro es costoso.

Dios mandó a Moisés en Éxodo 30 a construir dentro del Tabernáculo el altar de incienso.
“Y lo pondrás delante del velo que está junto al arca del testimonio, delante del
propiciatorio que está sobre el testimonio, DONDE ME ENCONTRARÉ CONTIGO. Y
Aarón quemará incienso aromático sobre él; cada mañana.” (Ex. 30:6-7). Solo los
sacerdotes podían ofrecerlo a Dios; el fuego se tomaba del altar del holocausto y se ponía
en el altar del incienso; después el incienso, que estaba en un vaso de oro, se derramaba
sobre el fuego. (Lucas 1:8-10).

Nosotros, somos sacerdotes de un nuevo pacto, el nuevo pacto de Jesucristo, somos


sacerdocio real (1ª Pedro 2:9) y también oficiamos en el templo de Dios (1ª Pedro 2:5) al
servirle, y así como el incienso se quemaba junto al arca del testimonio de la presencia de
Dios, así suben nuestras oraciones a la presencia misma del Dios vivo: “Jehová, a ti he
clamado; apresúrate a mí; escucha mi voz cuando te invocare. Suba mi oración delante de ti
como el incienso…” (Salmos 141:1-2). “Y de la mano del ángel subió a la presencia de
Dios el humo del incienso con las oraciones de los santos.” (Apocalipsis 8:4).

DIOS QUIERE QUE NUESTRO ANDAR SEA SIEMPRE EN SU PRESENCIA, QUE


TENGAMOS ESA COMUNION PERMANENTE CON ÉL: “…Y LA COMUNION CON
EL ESPIRITU SANTO ESTE CON TODOS USTEDES” (2ª Corintios 13:14) Y ESA
COMUNION CON EL ESPIRITU SANTO ES LA QUE MATARA LAS OBRAS DE
NUESTRA CARNE (Romanos 8:13).

LA MIRRA 

El árbol de la mirra tiene un tronco largo y el producto se obtiene al golpearlo para que
expulse un fluido amarillo que se recoge en lágrimas. Desde Arabia y Somalia, la mirra se
exportaba para su uso en perfumería y para embalsamar a los muertos.

“Toma tú aromas escogidos: de mirra pura, quinientos siclos… Prepararás con ello el óleo
para la unción sagrada, perfume aromático como lo prepara el perfumista. Este será el óleo
para la unción sagrada.” (Éxodo 30:23, 25)

La mirra era uno de los ingredientes del aceite de la unción y esto es el perfume de Dios en
nosotros, el grato olor de Cristo:

“Porque para Dios somos grato olor de Cristo en los que se salvan…” (2ª Corintios 2:15-
16).

“Por eso Dios, tu Dios, te ha ungido con óleo de alegría más que a tus compañeros; Mirra,
áloe, y casia exhalan todos tus vestidos…” (Salmo 45:8-9)

Nosotros somos la novia de Cristo, aquella que se unirá en matrimonio eterno con el
Cordero de Dios el día de las bodas del Cordero. Y esta novia está ataviada con un vestido
blanco, con vestiduras blancas que además exhalan un olor grato, como sahumada de mirra.

Las vestiduras blancas en la iglesia son las buenas obras de los justos que están delante de
Dios, al obedecer sus mandamientos, nuestras obras, nuestra justicia es la justicia de Dios.

Jesús nos dijo “buscad primero el reino y su justicia…”, es decir, que obremos conforme a
su voluntad para ser atrayentes a Él, para que El se fije en nosotros:

“¿Quién es ésta que sube del desierto como columna de humo, sahumada de mirra y de
incienso y de todo polvo aromático?” (Cantares 3:6.)

De esta manera Dios nos muestra que la obediencia a su palabra en una ofrenda muy
importante en su presencia. La vida de obediencia producirá una vida de bendición como lo
observamos en Deuteronomio capítulo 38; teniendo en cuenta que hoy, en esta
dispensación de la Gracia, todo es por misericordia y que ninguna obra buena nuestra
moverá la mano de Dios a nuestro favor, sino que cada bendición que tengamos será por
misericordia, porque a Él le place hacerlo, porque es una etapa de Gracia la que nos ha
tocado vivir.

MEDIANTE LA COMUNIÓN CON EL ESPÍRITU SANTO (2ª Corintios 13:14)


LOGRAREMOS MATAR LAS OBRAS DE NUESTRA CARNE (Romanos 8:13) DE
MODO QUE JESÚS IRÁ CRECIENDO EN NOSOTROS Y NOSOTROS IREMOS
DECRECIENDO HASTA LOGRAR LA ESTATURA DE LA PLENITUD DE CRISTO.

EL  ACEITE  DE  LA  SANTA UNCIÓN
 
La mención de la palabra unción es algo muy común entre nosotros los cristianos.  Me
pregunto si entendemos plenamente lo que ello significa. Literalmente hablando, quiere
decir: cubrir, untar, ungir con algún aceite o ungüento el cuerpo o parte de este.  También
de un objeto.
En las Escrituras vemos como los aceites para ungir eran usados con frecuencia  por los
israelitas.  El ungimiento era costumbre establecida entre ellos.  En sus fiestas y regocijos
se untaban todo el cuerpo, a veces solo parte. Era símbolo de alegría [Salmo 195:7].  Por el
contrario, no lo hacían cuando estaban de luto [2 Samuel 14:2].  Era también una
manifestación de respeto a los huéspedes el ungirles con ungüentos aromáticos [perfumes]
la cabeza y los pies [Lucas 7: 37-38]. Se ungían las heridas [Lucas 10:34]. También a los
enfermos [Santiago 5:14]. Practicaban la unción de los cadáveres para preservarlos [Marcos
16: 1].
Se ungía  además al  que  elegía  Jehová  Dios  por  rey.  
Ejemplos: Saúl  [1 Samuel 9: 16); David  [1 Samuel 13: 16]; Salomón  [1 Reyes 1:
39].  En ocasiones a los profetas. Ejemplo:  Eliseo  [1 Reyes 19:16]. 
A los sumos sacerdotes y a  los sacerdotes  también  se les ungía. Ejemplo: Aarón y sus
hijos [Exodo 28:41].
 
En  Exodo  30: 22-33  tenemos  la  descripción  de un ungüento que Jehová
Dios le mandó a hacer a Moisés.  Era elaceite de la santa unción [v. 25].  En
esta enseñanza estaremos viendo los ingredientes de ese óleo santo. Sobre
todo vamos a ver su significado para  nuestras  vidas.  Propósito grande hay de
parte del Señor para su pueblo por medio de esta palabra.
¡Seamos bendecidos al participar de ella!
 
La Unción sobre la Piedra . . . Y las piedras
 
En Génesis 28:18 encontramos la primera ocasión en que se nos habla de la
unción. Como te mencioné, era costumbre entre los israelitas el uso de los
aceites. Por eso no debe extrañarnos el que Jacob [que vino a ser Israel]
tuviera aceite entre sus pertenencias cuando tuvo su encuentro con Dios en el
sueño que se describe desde el verso 11 al 15 de este capítulo 28 de
Génesis.  No hablaremos del sueño.  Solo nos fijaremos en la reacción de
Jacob.  Reconoció que Dios estaba en aquel lugar.  Y la piedra que había
puesto por cabecera para dormir la alzó por señal de ello
y derramóaceite encima de ella  [v. 18].
En el capítulo 35 de Génesis vemos como Dios habla a Jacob y le envía
a Betel - que significa casa de Dios.  Al mismo lugar donde había tenido el
sueño.  Jacob vuelve y pone por señal la piedra y echa aceite sobre ella. 
Sabemos lo que esa piedra significa.  En numerosas ocasiones en la Escritura
se nos presenta a Cristo representado como la Piedra.  Tomemos como
ejemplo los pasajes de Isaías 8:14 y 28:16;
1 Pedro 2: 6 -7; Ef.2: 20. Mirad a la piedra de donde fuisteis
cortados  [Isaias 51:1].
 
En Deuteronomio capítulo 32, en lo que conocemos como el cántico de
Moisés,  leemos en el verso 13:  . . . e hizo que chupase miel de la peña y
aceite del duro pedernal.  La  miel en la Escritura es tipo de Cristo.  [Ex.
16:31; Ez. 3:3;  Ap. 10:9]. El aceite también lo es. Cristo es el Ungido de
Jehová. La Peña [Cristo] dando a su pueblo de sí mismo.  Del Pedernal [de
Cristo] brota su unción para que tomemos de ella. 
 
Es interesante notar que la
palabra  "elegir"  corresponde  a  un  verbo  hebreo  que  quiere decir: "ungir".
Es  por  eso que  "ungido"  significa lo mismo que "elegido". 
El "Ungido de Jehová"  eventualmente  llegó a ser el término
hebreo  "Mashiah" o Mesías, que en griego es "Christos" o Cristo. Cuando el
Señor Jesucristo leyó a Isaías en la sinagoga  [Lucas 54: 14-21], estaba
diciendo que El era el elegido del Padre:  El Espíritu del Señor
está sobre mí, por cuanto me ha ungido.  Por lo que entendemos que
esa unción que estaba sobre El, era el  Espíritu Santo. 
Jesucristo tenía el Espíritu,  él era el mismo Dios encarnado. Pero el día de su
bautismo en las
aguas, descendió  el Espíritu  Santo  sobre El  en  forma  corporal
como  paloma  y  vino  una  voz  del  cielo  que decía:  Tú eres mi Hijo
amado; en ti tengo complacencia  [Lucas 3:22].
 
La acción de Jacob anunció la unción sobre la Piedra - Jesús el Cristo de
Dios.  Esa unción que vino sobre Jesús fue para comenzar su ministerio
terrenal.  Fue la unción para ministrar. 
El Espíritu de Dios lo había ungido [elegido] para:
. Dar buenas nuevas a los pobres;  [que son los necesitados, en toda
la     extensión de la palabra] 
. A sanar los quebrantados de corazón;
. A pregonar libertad a los cautivos, y vista a los ciegos;
. A poner en  libertad a los oprimidos;
. A predicar el año agradable del Señor  [Lucas 4: 18-19].
 
Por  la  palabra  entendemos  que  todos  aquellos  que  hemos recibido al
Ungido - a Cristo,  tenemos  la  unción - el Espíritu  Santo
-  en nosotros.  Pero vosotros tenéis la unción del  Santo, y conocéis todas
las cosas. Pero la unción  que  recibisteis de  El  permanece en vosotros . . .
[1 Juan 2: 20 y 27 ]. 
Necesitamos que esa unción también venga sobre nosotros al igual que
vino sobre Cristo.  También es la unción para ministrar la que
viene sobre nosotros.  Para caminar en aquello que el Espíritu de Dios nos ha
señalado.  En lasbuenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para
que anduviésemos en ellas  [Efesios 2:20].  Hemos de caminar de la misma
forma que el Señor caminó mientras estuvo aquí en la tierra.  Porque
es  el  mismo  Señor caminando en nosotros. Andad en el Espíritu  [Gálatas
5: 16].   Andad en El  [Colosenses 2:6].
 
Pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu
Santo  [Hechos 1: 8].  Ese poder, que es el de Dios, es el que nos va a
capacitar para:
. Serle testigos a El.
. Ser instrumentos de la obra del Espíritu.
. Funcionar en los dones del Espíritu [1 Corintios cap. 12]. 
. Dar las las buenas nuevas a los pobres;  y en Su nombre sanar a
los       quebrantados de corazón.
. Pregonar  libertad  a  los cautivos  y  oprimidos por el diablo y por
las    circunstancias. 
. Dar vista a los ciegos, que bastantes hay, aún dentro del pueblo de
Dios.    Ciegos, que no pueden ver al Señor porque tienen los ojos velados por
el    velo de la "carne".
. Predicar el año agradable del Señor.  ¡Proclamar las virtudes y
las            maravillas del Señor!  Las que estamos conociendo, y las que aún se
han    de manifestar.  ¡Aleluya!
 
Cuando la  Unción  viene  sobre  nosotros,  nos sumerge  en  ella,
nos bautiza en ella.  Este es  el bautismo que Juan el Bautista nos prometiera:
El que viene tras mí, cuyo calzado yo no soy digno de llevar, es más
poderoso que yo; El os bautizará en Espíritu Santo y fuego [Mt.3:
11].  Ahora ya no es solo el Espíritu en nosotros, sino nosotros en
[cubiertos]  por el Espíritu.
Lo que sucedió en Pentecostés [Hechos caps.1-3], es lo que está
necesitando urgentemente gran parte de la iglesia del Señor. 
¡Que  esa  unción del Santo  se  derrame  sobre  las  piedras  vivas! 
Así como lo fue con la Piedra viva.  Principal piedra del ángulo, escogida y
preciosa  [1 Pedro 2: 5 y 6].
 
 EL OLEO SANTO
 
Te había mencionado que íbamos a estar viendo el pasaje de Exodo 30: 22 al
33.  Aquí tenemos lo que podemos llamar  la receta para el óleo santo.  Este
representa la unción sobre  Cristo y su iglesia.
Le dijo Jehová Dios a Moisés que con ese  ungüento que le mandaba a
preparar iba a ungir el tabernáculo de reunión, el arca del testimonio y todos
los demás artefactos y utensilios usados en el  ceremonial  establecido.
Todo  lo relacionado al  tabernáculo representa de  una  forma u otra al Señor
y a su iglesia.  No hemos de elaborar en esto pues sería una enseñanza
aparte.  Te exhorto a que leas y estudies bajo la dirección del Espíritu los
capítulos 25 al 30 de Exodo.  También los capítulos 9 y 10 de Hebreos. Allí
encontrarás explicación y revelación al respecto. 
Veamos pues la receta:
 
LOS INGREDIENTES
 
. Mirra excelente - 500 ciclos
  . Canela aromática - 250 ciclos
   . Cálamo aromático - 250 ciclos
                               . Casia - 500 ciclos
                               . Aceite de olivas - 1 hin = 6.2 litros
 
Y harás de ello el aceite de la santa unción, superior ungüento, según el
arte del perfumador, será el aceite de la unción santa  [Exodo 30: 22-25].
[El ciclo era una unidad de peso para metales. Un ciclo era equivalente a 11.4
gramos de plata.  En aquel tiempo era plata sin forjar en moneda ].
 
Mirra
 
La  mirra  es  una  substancia  gomosa  producida  por  un árbol muy común
en Abisinia y Arabia.  La hay de varias clases y calidades.  Para la confección
del óleo santo se usó de la mejor. 
Dios había dicho que esta debía ser mirra excelente  [v.23].  La mirra tenía
diferentes usos.  Entre ellos, para perfumes y ungüentos para embalsamar
cadáveres. 
Nos hemos de limitar al uso que se le daba como narcótico para mitigar el
dolor. Se le daba muy en especial a las personas que estaban para ser
ejecutadas como fue el caso de nuestro Señor, a quien en la cruz se le dio vino
mezclado con mirra; mas El no lo tomó  [Marcos 15:23].
 
Los sabios que vinieron del Oriente a adorar al niño Jesús, le
ofrecieron mirra [Mateo 2: 11].  Mirra lo que significa es: amargura. Esos
personajes estaban anunciando los padecimientos que le esperaban
al Ungido de Jehová  de  los cuales  profetizó  Isaías en el capítulo 53.
He  podido  ver que  la  "mirra"  es  el  ingrediente  de  la  santa
unción  que  nos capacita para identificarnos con los padecimientos
de  Cristo. 
Y para  mitigar  el  dolor  que esto nos pueda causar . . .
Te decía que Juan el Bautista nos anunció que Cristo mismo nos iba
a bautizar [sumergir] en su Espíritu.  También se nos dice que el bautismo
sería en fuego  [Mateo 3:11].  El fuego nos habla de ser probados.   Seremos
sumergidos en el fuego de la prueba.  Es allí que adquirimos firmeza, solidez,
en  nuestro  caminar  en  el  Señor.
Cristo padeció por nosotros, dejándonos ejemplo, para que sigas sus
pisadas  [1 Pedro 2: 21].  Y para salvarnos El tuvo que
padecer aflicciones  nos dice la Escritura en Hebreos  2: 10. 
 
Dice el Espíritu de Dios:  Amados no os sorprendáis del fuego de prueba
que os ha sobrevenido como si alguna cosa extraña os aconteciese, sino
gozaos por cuanto sois participantes de los padecimientos de Cristo, para
que también en la revelación de su gloria os gocéis con gran alegría.  Si
sois vituperados por el nombre de Cristo, sois bienaventurados,
porque  el  glorioso  Espíritu de Dios  reposa  sobre  vosotros  [1 Pedro 4:
12-14]. ¡Gracias Señor!
 
El  apóstol  Pablo  nos  dice  en  Colosenses 1:24  que  él  cumplía  en su
carne lo que falta de las aflicciones de Cristo por su cuerpo, que es la
iglesia. ¿Estamos identificados con esta aflicción del Señor?  ¿Podemos ver  la
condición  en  que  se  encuentra  gran  parte  del pueblo de Dios? Haciendo
cada cual lo suyo y siendo desobedientes a  lo  que  El  ha  dicho  en  su
Palabra. 
Pienso que aún el Señor Jesús llora sobre "Jerusalén", que es su iglesia, que
aún "mata" a los profetas y "apedrea" a los que son enviados de parte del
Señor para anunciarle la necesidad de arrepentimiento de haber estado
haciendo lo que no debiera [Lucas 13: 34; 19: 41-42]. ¡Misericordia Señor!
 
Canela
 
La canela es un árbol cuya corteza tiene un rico aroma.  Esta
corteza  se  usa  como  especia  para  cocinar.  También para perfumar el
ambiente.  Su corteza además se destila para sacar
aceite  que   también  se  usa  en  la   elaboración de   perfumes  [Pr. 7: 17;
Cnt. 4:14].  Aparentemente hay una canela que no es aromática pues  el Señor
especificó que fuera aromática  [Exodo 30:23].
Alabo al Señor por el significado de la palabra
canela:  erigir, edificar hacia arriba. Pueblo de Dios que ha experimentado lo
que es  la  unción  sobre  ellos  son  los  que  el  Señor  está  levantando
y  despertando sus espíritus, al igual que en el tiempo de Esdras,
para subir a edificar  la casa de Dios, que es su iglesia,  y que en gran parte
está en ruinas [Esdras 1: 5; 9: 9].  Son tiempos de restauración estos, al igual
que aquellos.  Tiempos en que el Señor está demandando que su casa, su
iglesia, su templo, que somos  nosotros [1 Co. 3:16), se edifique hacia arriba. 
Que pongamos nuestra mirada  en  las cosas  de  arriba  que son  las
pertenecientes  a  El y no en las cosas de abajo que pertenecen a la tierra [Col.
3: 2].  ¡Amén!
Es la "canela aromática" el ingrediente de la santa unción que nos hará ser
instrumentos de edificación a la iglesia del Dios vivo.  Y mientras lo somos,
iremos manifestando el aroma de la "canela", el grato olor de Cristo [2 Co.
2: 15], que es quien edifica su iglesia [Mateo 16:18].
 
Cálamo
 
El cálamo es una especie de caña - como un junco - que crecía a las orillas de
los ríos en la Palestina.  Al igual que con la canela, Dios le dijo a Moisés que
fuera aromática la caña.  Esta caña tenía diversos usos. 
Se utilizaba como vara para medir. Y para hacer bebidas embriagantes. Es
curioso notar que entre los significados de cálamo, que son varios, está el
mismo de la canela - erigir, edificar. 
Pero cálamo tiene otro significado que me ha llamado mucho la
atención.  Este es: balance. Esto quiere decir, entre otras
cosas: equilibrar, contrapesar, considerar, examinar.  Me habla mucho esto.
Estas son acciones que debemos tomar en cuenta cuando hemos de formar
juicio sobre algo. El Señor mismo nos dice que no juzguéis según las
apariencias, sino juzgad con justo juicio  [Juan 7:24].
Decíamos que esta caña era usada como una unidad de medida.  Podemos
relacionar el uso de la medida con el balance.  La Palabra nos dice que con el
juicio con que juzgáis, seréis juzgados, y con la medida con que medís, os
será medido  [Mateo 7:2]. 
Así que el "cálamo aromático" es el "ingrediente" de la
unción sobre nosotros  que nos enseña  y  dirige
a  juzgar  y a medir correctamente. Con justo juicio, en la voluntad del
Señor.  Sin olvidarnos de que en ello
estaremos manifestando  el  aroma  del  "cálamo"  que  también es el olor de
Cristo. 
Pero aún hay algo más que hace el "cálamo" en nosotros.  Acordémonos que
este también era usado para elaborar bebidas embriagantes. 
El "cálamo" es el "ingrediente" que nos "embriaga".  Si
has  experimentado  lo  que  es   la  embriaguez  en  el
Espíritu,  sabes  entonces  porque  en  Pentecostés  decían que los
discípulos  estaban  llenos de  mosto, [borrachos] [Hechos 2: 14].
En lo natural,  el  que  se  embriaga  a veces  le da  por llorar,  o
por reír,  o cantar,  o hablar  y  hablar . . .   Así  mismo es cuando nos
embriagamos,  nos  emborrachamos,  bajo la unción  del  Espíritu de
Dios.  Se llora, se gime, en el Espíritu [Ro. 8: 26].  Hay gozo en el Espíritu -
es parte de su fruto [Ga. 5: 22]  Cantamos  en  el  Espíritu  y  hablamosen  y
con  el  Espíritu [1 Co. 14: 14 -15]. ¡Gloria a Dios!
¡Maravilloso es que abramos nuestras bocas y salga el lenguaje celestial que
habla directo al Dios vivo!  Porque el que habla en lenguas no habla a los
hombres, sino a Dios; pues nadie le entiende, aunque por el Espíritu habla
misterios [1 Corintios 14: 2].  ¡Aleluya!
Casia
 
La casia es un árbol parecido al de la canela.  Es nativo del Lejano
Oriente.  Su corteza, al igual que la canela, es aromática y usada para especias,
perfumes y aceites.  Sus hojas tienen propiedades medicinales. 
El significado de la palabra casia me hace glorificar a mi Señor:  Doblar el
cuello y el cuerpo  en reverencia. Esto me habla de adoración, que significa
precisamente lo mismo - postrarse en reverencia. 
Es pues la "casia" el ingrediente de la santa unción que nos hace ser
adoradores.  ¿Qué clase de adoradores?  Mas la hora viene, y ahora es,
cuando los  verdaderos  adoradores  adorarán al Padre en espíritu y en
verdad, porque también el Padre tales adoradores busca que le
adoren.  Dios es el Espíritu; y los que le adoran, en espíritu y en verdad es
necesario que adoren  [Juan 4: 23 y 24].
A Dios le adoramos porque El es nuestro Dios [Salmo 95: 6-
7].  Reconocemos que Jehová es Dios  [Salmo 100:3].
. Adorar no es asistir y participar de un llamado servicio o culto de adoración
y decir que le adoramos porque cantamos unos cuantos cánticos.
. Adorar es vivir postrado delante de nuestro Dios, contemplando su
hermosura  [Salmo 27: 4].
. Adorar es reconocerlo en todos nuestros caminos [Pr. 3: 6]. 
Adorar es exaltar su precioso nombre.  El es nuestro Rey  y merece, es digno
de toda alabanza y adoración de su pueblo  [Salmo 145].
¡Sea el aroma de tu "casia" siendo impregnado y manifestado en tu
pueblo!  ¡Amén!  ¡Bendito seas Señor!
 
La casia es medicina.  Sus hojas sanan.  Representa al árbol de la vida que es
Cristo - las hojas de cuyo árbol son parasanidad de las naciones [Ap. 22:
2].  Bajo  la santa  unción  somos  instrumento  de sanidad a las
naciones.  Sanidad para toda condición que
aqueja  al  ser  humano.  Espiritual,  emocional,  y  física.  Es  la santa unción
la que sana yliberta.
El yugo se pudrirá a causa de la unción  [Isaías 10: 27].
 
Aceite de Olivas
 
El olivo era uno de los árboles más valiosos para los hebreos de la
antigüedad.  De su fruto - la oliva, o la aceituna, se obtiene el mejor aceite
para elaborar comestibles. Servía también como combustible para lámparas
[Ex. 27: 20; Lv. 24: 2].  Se utilizaba como medicina  para  las heridas [Lucas
10: 34).  También se  untaba a los enfermos  [Stg. 5: 14].
Al olivo se le conoce como el árbol del aceite.  La palabra olivo
significa: brillante.  Esto quizá porque sus hojas por la parte de abajo son de
color plateado.  Por la parte de arriba son verdes, y así se mantienen todo el
año, siempre verdes.
El olivo nos habla de Cristo y de su iglesia.  Cristo es el Arbol del Aceite y
Rey de los árboles,  que  somos nosotros [Jueces 9: 8; Isaías 61: 3]. 
Cristo es el  Arbol que siempre está verde,  porque  El  es  la  Vida  y  en
El  tenemos la vida eterna [Juan 10:28]. O sea, en Cristo somos olivo verde.
"Olivo verde"  llamó Dios a su pueblo  (Jer, 11:16).
El aceite del  "Olivo" es el "ingrediente" de la santa unción sobre nosotros
que nos hace manifestar la vida de Dios. De tal  forma que cuando alguien
nos ve o nos escucha,  ven  y  oyen  al  Señor y no a nosotros. 
La unción sobre nosotros nos hace ser esas
águilas  que  dice   el  Señor  se  han  de  juntar allí donde estuviere elcuerpo
muerto [Mateo24:28].  Porque hay mortandad dentro de gran parte del cuerpo
de Cristo, que es su iglesia.  Y el Señor está llenando con su Espíritu a los
santos "águilas" que están llevando vida en sus alas para  impartirla al pueblo
que se  destruye  porque  le  ha faltado el conocimiento de su Dios  [Oseas 4:
6].
 
Bajo la unción del Santo, nuestra "lámpara" [Pr. 20: 27 ], nuestro espíritu,
se enciende con el aceite del "Olivo"  [Ex. 27: 20]. 
Jesucristo - el "Olivo" - es la Luz  [Juan 1: 9; 9: 12].  Y en Cristo somos
verdadera luz.  Para dar luz a los que habitan en tinieblas y en sombra de
muerte  [Lucas 1: 79].  Andad como hijos de luz [Ef. 5: 8]. 
Esa manifestación de la  brillantez del Olivo sobre  nosotros es la gloria de
Jehová que ya está llenando toda la tierra.  Nosotros  como
"tierra"  estamos  siendo llenos de esa gloria que lo llena todo para poder
manifestarla . . .
Levántate, resplandece, porque ha venido tu
luz,  y  la  gloria  de  Jehová  ha  nacido sobre ti.  Porque he aquí que
tinieblas cubrirán la tierra, y oscuridad las naciones, mas
sobre  ti  amanecerá  Jehová  y sobre ti será vista su gloria.  
[Isaías 60: 1-2].  ¡Aleluya!
 
Es bueno que  recordemos que la iglesia neotestamentaria usaba el aceite para
ungir a los enfermos  [Stg. 5: 14]. En la  iglesia  del  tiempo  presente también
lo hacemos, en el nombre del Señor Jesús.  No porque creamos que el aceite
en sí tenga algún poder sanador.  Es por lo que éste representa.  Al hacerlo,
sabemos que es Cristo el que obra la sanidad.
El es el que sana todas tus dolencias  [Salmo 103: 3].
 
Para aquellos que hemos sido llamados por el Señor a preparar
"comida"  para  su  pueblo,  tengamos bien claro que  el"aceite de olivas"  es
ingrediente indispensable en la preparación de ella.  Bajo ninguna
circunstancia debemos usar alguna imitación de este.  Es comida ungida por el
"Olivo" la que Dios demanda que elaboremos y sirvamos a su pueblo.  Para
ello es necesario que la unción santa esté sobre nosotros.  De lo contrario
podríamos estar dando solo conocimiento en lo natural, no en el Espíritu.
 
Ungirás también a Aarón y a sus hijos y los consagrarás para que sean
mis sacerdotes  [Exodo 30: 30].  Aarón es  un tipo de Cristo como sumo
sacerdote.  Sus hijos lo son de los hijos de Dios llamados a ser
sacerdotes.  Esto es, a ministrar delante de la presencia de Dios. Ellos ofrecían
sacrificios con animales.  Estos son tipos del verdadero sacrificio por los
pecados - el del Cordero de Dios - Cristo, que fue ofrecido una sola vez
para llevar los pecados de muchos  [Hebreos 9:28]. 
En nosotros representa el sacrificio vivo de nuestra entrega al
Señor  [Romanos 12: 1].
Cristo  nos  ha  hecho  sacerdotes para Dios su Padre  [Ap. 1: 6;
5:10].  ¿Qué significa esto?  El sacerdote, como ya sabemos, ofrecía
sacrificios, ofrendas, ante el altar de Dios.  Así también estamos llamados a
hacer. ¿Qué otro sacrificio además de ofrecer nuestra vida, como leímos en
Romanos 12: 1, estamos llamados a ofrecer?: 
Así que ofrezcamos siempre a Dios  por  medio  de  él,  sacrificio  de
alabanza, es decir, fruto de labios que confiesan su
nombre [Hebreos13:15].
Este es el ministerio sacerdotal de cada creyente en Cristo. El presentarnos
delante del Señor a ministrarle alabanza. A ¡rendirle honor y gloria!  A
¡exaltar a nuestro Rey! - porque El es digno de suprema alabanza  [Salmo 145:
1-3]. 
Conocí lo que es el llamado al sacerdocio cuando experimenté la investidura
del Espíritu Santo sobre mí. Desde entonces no he podido dejar de alabar a mi
Señor en todo tiempo y circunstancia. 
¡Pienso  en  tanto  pueblo de  Dios  que vive cautivo pues no saben lo que es
alabar y glorificar a su
Señor!  La Palabra  dice:  Saca  mi  alma  de  la  cárcel  para  que alabe tu
nombre [Salmo 142: 7].
¡Cuanta bendición se están perdiendo!  Pues dice el Espíritu que
es bienaventurado el pueblo que sabe aclamar, alabara su Dios.  Este andará a
la luz de su rostro, y en su nombre se alegrará todo el
día.  Y  en  su  justicia  será enaltecido [Salmo 89: 15, 16].
Tan solo tenemos que ir a Apocalipsis cap. 19: 1-7.  Allí podemos ver que en
el estado de gloria alabaremos al Señor por siempre. 
¿Por qué no gozar de esa gloria desde ahora?  Alabad a nuestro Dios todos
sus siervos, y los que le teméis. ¡Aleluya, porque el Señor nuestro Dios
todo poderoso reina  [Ap. 19: 5, 6].  ¡Amén!
 
En Exodo 30: 31-33  el Señor dice que este aceite de la santa unción sería
para todas las generaciones de su pueblo.  No era para los extraños. 
La promesa es para cada uno de los que han recibido al Ungido.  
Para cuantos el Señor nuestro Dios llamare [Hechos 2: 38-39].
Les advirtió Jehová Dios que no podrían hacer otro ungüento semejante en su
composición.  Este era el óleo santo - apartado  para  Dios. 
Para nosotros  esto  significa  que  no intentemos imitar la santa unción.  Es
santa - le pertenece a Dios.  Muchos han tratado y continúan tratando de
funcionar en la iglesia dirigidos por su mente carnal.  En su decir, en su hacer
no está presente la santa unción.  Se esfuerzan por imitar a otros que sí la
tienen.  Pero no podrán, porque ya el Señor ha dichosobre carne de hombre
no será derramado [Exodo 30: 32].  No es sobre la "carne" que vamos a ser
ungidos. ¡Es sobre nuestro espíritu que viene la unción del Espíritu Santo, para
que desde allí se manifieste!
 
Son cinco los ingredientes de la santa unción.  En la Escritura el cinco es el
número que representa la divina gracia. Que significa
un don, favor, regalo, beneficio otorgado por Dios sin nosotros merecerlo.  La
santa unción nos es dada no por méritos sino porque así  El lo quiere. 
Pero tenemos que anhelarla, buscarla, pedirla.   
Y yo os digo: Pedid y se os dará; buscad y hallaréis; llamad  y  se os
abrirá.  Porque  todo  aquel  que   pide recibe; y el que busca halla; y al
que llama, se le abrirá  [Lucas 11: 9-10].
Ciertamente nuestro Padre celestial dará su Espíritu a los que se lo pidan
- El lo ha prometido  [Lucas 11: 11-13.
Y  esta es la confianza que tenemos en El, que si pedimos alguna cosa
conforme a su voluntad El nos oye  [1 Juan 5:14].  ¡Amén!
 
Nidia Nadina Seda
a 17 de junio de 1995                                 

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