A. Momentos y tendencias En la evolución de la novela en este periodo (hasta la Guerra Civil) distinguimos los siguientes momentos: 1. En los primeros años del siglo XX la novela que se escribe mayoritariamente en España es continuación del Realismo y Naturalismo del siglo XIX: refleja la realidad de un modo objetivo, presentando un único punto de vista sobre esa realidad. Utiliza una estructura clásica (presentación-nudo-desenlace) y los acontecimientos se ordenan linealmente. La base de la obra es la acción y el carácter de los personajes, presentados de forma muy detallada, generalmente a través de un narrador omnisciente: GALDÓS, PARDO BAZÁN, Vicente BLASCO IBÁÑEZ. 2. Ante esto, los escritores jóvenes pretenden una reacción contra este tipo de novela en dos direcciones: ➔ Con el Modernismo más esteticista, representada por Rubén Darío con sus Relatos, Valle-Inclán con el libro Femeninas (1895) o Pío Baroja con Vidas sombrías (1900) donde predominan los valores técnicos y formales. ➔ Con la Generación del 98: en el año 1902 aparecieron cuatro novelas (La voluntad, de AZORÍN, Amor y pedagogía, de UNAMUNO, Camino de perfección, de Pío BAROJA, y Sonata de otoño de VALLE-INCLÁN) que marcarán la pauta de las obras posteriores y de los experimentos narrativos de las promociones siguientes. Los dos rasgos más característicos son el subjetivismo y el intento de renovar las técnicas narrativas. Entre las innovaciones técnicas destacamos el perspectivismo, la primacía del diálogo sobre la narración, la alteración del tiempo lineal de la narración y el fragmentarismo, la aparición de nuevos tipos de narrador frente al narrador omnisciente, la disminución de la importancia de la acción y del argumento y la aparición del personaje colectivo. Por otra parte, en cuanto la temática, se considera que cualquier aspecto puede ser materia novelable, contagiándose de cierto carácter ensayístico. 3. Avanzando el siglo, esta línea renovadora se continuó con los novelistas de la Generación del 14, fue una promoción de intelectuales libres que adoptaron una postura comprometida de reforma y transformación de España mediante una visión racional de sus problemas, un concepto elitista del arte y una concepción de la novela como género libre. Entre sus autores destacan Ramón PÉREZ DE AYALA, con un tipo de novela intelectualizada, de carácter ensayístico Troteras y danzaderas de 1913 y Luna de miel, luna de hiel de 1923, la novela humorística de FERNÁNDEZ FLÓREZ, el lirismo de Benjamín JARNÉS o la sensualidad de G. MIRÓ. 4. Por último, los novelistas de la Generación del 27, influenciados por el concepto de Ortega de la deshumanización del arte. Se alejan de la concepción tradicional de novela y no pretenden "contar una historia", sino proponer al lector un juego de carácter intelectual. Como rasgos generales destacan la disolución de la trama, la reducción de la acción, la superficialidad en el dibujo de los caracteres y la preocupación por experimentar con la estructura (fragmentándola) y el estilo, en el que domina la metáfora y la imagen. Destacan autores como Francisco AYALA, Max AUB o Rosa CHACEL. 5. Paralelamente, y sobre todo a partir de 1930, con la llamada "rehumanización del arte", se desarrolla un tipo de novela que a veces se ha llamado "novela social de preguerra", más preocupada por plantear problemas sociales o políticos que por los problemas de carácter estético. Este tipo de novela continua durante la Guerra Civil con las novelas que tienen como tema la guerra. Entre los escritores de este grupo destaca Ramón J. SENDER. B. Los novelistas del 98. Pío Baroja y Miguel de Unamuno Dos son los asuntos principales que tratan: ● El tema de España. ● El tema religioso y existencial. Varían las actitudes que toman en el desarrollo: Unamuno es un patriota reformista, Baroja se mantiene escéptico. Todos huyen de tópicos y persiguen “el descubrimiento del alma de España” a través de tres modos conocidos: ➔ El paisaje. Eligen el espíritu sobrio y austero de Castilla visto de manera subjetiva e idealista, donde proyectan su propio espíritu e intentan captar paisaje y paisanaje. ➔ La historia. Les interesan, no los grandes hechos, sino el ser humano anónimo en su vida cotidiana: lo que Unamuno llamaba la “intrahistoria”. ➔ La literatura. Buscan el ser español en los clásicos como Gracián. Larra les inspira por su lucidez frente a los males del país. Y sobre todo Cervantes será el modelo en el que verán reflejadas las conductas de los españoles. Otros temas suyos versarán sobre la preocupación por el sentido de la existencia humana, el papel de la religión en la sociedad, o los conflictos morales y psicológicos. En cuanto a técnica narrativa, pretenden ser reformistas intentando expresar las emociones que les provoca la realidad; rechazan el tono grandilocuente a favor de un estilo sencillo y claro, pero expresivo y personal; tienden a la precisión léxica, local y arcaizante; y adoptan la frase breve, el párrafo corto y la expresión natural. C. Pío Baroja (1872-1956) Nació en San Sebastián, estudió medicina en Madrid aunque terminó la carrera en Valencia. Llegó a Madrid para regentar la panadería de un familiar y ahí se dedicó por entero a la literatura. Pío es uno de los novelistas más importantes del 98. Fue el narrador puro de su generación y en sus novelas aflora su pesimismo filosófico y su visión negativa y mordaz de la vida española. Como novelista, creía en la facultad de inventiva y la capacidad para observar la realidad y describirla con detalles significativos, a través de unos personajes que anhelan la aventura y fracasan en sus acciones. Los principales rasgos de sus novelas son: ➔ Pesimismo. Influido por Schopenhauer, para él la vida es una lucha continua, llena de sufrimiento y carente de finalidad. Desde una perspectiva individualista y escéptica, refleja una visión crítica de la realidad española en la que es patente un anticlericalismo radical. ➔ Personajes polarizados. Hombre de acción, que se entrega a una aventura incesante (Martín Zalacaín, Santhi Andía...) y hombre abúlico, desorientado, sin voluntad, incapaz de encontrar una razón para vivir (Andrés Hurtado, personaje de El árbol de la ciencia; Fernando Ossorio, de Camino de perfección...). ➔ Estructura abierta. En sus obras parece no haber una progresión o plan definido cuya finalidad es reflejar el discurrir de la vida. Escribió más de sesenta novelas que agrupó en trilogías entre las que destacan La tierra vasca, La vida fantástica, La lucha por la vida y La raza. Podemos distinguir tres etapas en su producción. 1ª: Pertenecen a ella obras como Camino de perfección, la trilogía La lucha por la vida (La Busca, Aurora Roja y Mala hierba), El árbol de la ciencia, Zalacaín el aventurero o Las inquietudes de Santhi Andía. Estas novelas expresan de forma clara el espíritu de la Generación del 98 y la crisis de fin de siglo. 2ª: Decae su capacidad creadora y abundan las divagaciones ideológicas. La obra importante es la serie Memorias de un hombre de acción en la que narra las aventuras de un antepasado suyo, Eugenio de Aviraneta, durante la guerra de la independencia. Una mezcla de lo histórico y lo novelesco que ofrece una interpretación liberal de la historia de España. 3ª: desaparece la crítica y los ataques a la sociedad. Destacan sus memorias tituladas Desde la última vuelta del camino. En cuanto al estilo, Baroja desprecia la frase larga y la retórica. Opta por la escritura escueta de frases cortas y párrafos breves. Utiliza un idioma sobrio, claro y directo, sin circunloquios ni elementos superfluos. De esta manera comunica una rapidez y un nervio narrativo únicos en su generación, teñido de un tono agresivo y crispado a veces. Cerraremos el tema señalando que en la misma época destacan también varias mujeres novelistas: Concha Espina, que, aun siendo una autora coetánea a la Generación del 98, su novela se alejó de innovaciones estilísticas y de la preocupación existencial, aunque dio gran importancia a personajes femeninos del entorno rural. Una de sus novelas destacadas es Altar mayor. Carmen de Burgos "Colombine" destacó por su pensamiento regeneracionista a través de artículos periodísticos y novela, convirtiéndose en activista de los derechos de la mujer. Destacan sus novelas Puñal de claveles o La malcasada. D. Miguel de Unamuno (1864-1936) Nació en Bilbao y estudió filosofía y letras en Madrid. Ocupó la cátedra de Griego en la Universidad de Salamanca, de la que fue rector en 1901.Está considerado uno de los intelectuales más brillantes y profundos de nuestra cultura. Destaca por su caracter crítico e independiente y sus novelas son proyección de sus inquietudes personales, sobre todo filosóficas. Suprime referencias a la realidad e indaga en las complejidades íntimas. Toda su obra se basa en la preocupación por España, el sentido de la existencia, por el conflicto a “agonía”entre Dios y el hombre. Es un gran renovador de la técnica narrativa y su obra, Niebla (1914) refleja mejor que ninguna las características de sus “nivolas”, como él las llamaba. Las características de la nivola unamuniana: ● En ocasiones, presenta su obra como si los autores fueran otros (en San Manuel... utiliza la técnica del manuscrito encontrado). ● Dialoga y discute con sus personajes (sobre todo en Niebla); en algunos casos, como en el epílogo de Don Sandalio..., afirma que el protagonista es el autor de la novela; otras veces, un personaje es el prologuista de la obra (Víctor Goti en Niebla). ● Recurre al perspectivismo -teoría que mantiene que la realidad solo puede ser analizada y comprendida desde el punto de vista subjetivo que cada cual-, presentando distintos enfoques de un mismo hecho (en Abel Sánchez contrasta la versión del narrador con las memorias del personaje; en Niebla ofrece el punto de vista de un perro; ...); en varios prólogos, post prólogos y epílogos exige la participación del lector y le propone interpretaciones contradictorias de la obra o polemiza con él sobre determinados aspectos. ● La acción es muy escasa; el argumento se reduce a una anécdota mínima y carece de planteamiento y desenlace. Más que la trama, interesa la “acción” interior, que se revela a través de diálogos, monólogos y autodiálogos, mediante los cuales los protagonistas abren su mente al lector. ● Se suprime la pintura del entorno, el paisaje y las costumbres, en suma, de las descripciones. ● Se prescinde de una localización temporal y espacial concreta. El tiempo y el espacio son sustituidos por el tiempo íntimo que vive el personaje. ● Es una novela eminentemente subjetiva, en la que se presenta al protagonista en su lucha existencial. Lo que a Unamuno le interesa son los sentimientos y las pasiones de sus criaturas, sus conflictos íntimos, que, a veces, son los mismos que los del autor. En cuanto a su estilo es austero, sin alardes retóricos; la lucha entre contrarios (paz/guerra, fe/duda, razón/corazón, vivir/morir...) llena su escritura de paradojas y antítesis que en algunos casos originan neologismos: intrahistoria, noluntad, etc. Obras. Inició su tarea narrativa con Paz en la guerra (1897), novela histórica y realista. En 1902, en Amor y pedagogía rompe con la narración tradicional y se aproxima al género del ensayo. Unamuno acuñó el término “nivola” ya para Niebla (1913). Otros títulos, como Abel Sánchez, ahondan en el odio y la envidia en el hombre; La tía Tula, en la maternidad frustrada y San Manuel Bueno, mártir, en el problema de la pérdida de la fe. Cerraremos diciendo que la Generación del 98 está formada por un grupo de escritores que a finales del XIX y comienzos del XX se vieron afectados por la crisis moral, política y social provocada en España por la pérdida en 1898 de sus últimas colonias. En 1901 Azorín (José Martínez Ruiz) forma con Pío Baroja y Ramiro de Maeztu el “Grupo de los tres”, y en 1913 inventa el nombre de Generación del 98. Además de Baroja y Azorín, los otros grandes escritores de esta Generación, junto a los ya mencionados y a D. Miguel de Unamuno, son los siguientes: Antonio Machado y Ramón María del Valle-Inclán.