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21. INTEGRACIÓN INTERNACIONAL Y PROGRESO SOCIAL: REVISIÓN CRÍTICA DE INDICADORES DE GLOBALIZACIÓN – 1

capitulo 21
Integración internacional y progreso social:
Una revisión crítica de los indicadores de globalización

Felipe de Lombaerdei
Investigador, Universidad de las Naciones Unidas (UNU-CRIS), Bélgica
P. Lelio Iapadreii
Profesor asociado de economía internacional, Universidad de L'Aquila, Italia
Profesor titular de economía internacional, Universidad Johns Hopkins, SAIS Bologna
Center, Italia Investigador asociado, Universidad de
las Naciones Unidas (UNU-CRIS), Bélgica

Aviso de corrección

Este capítulo reemplaza el Capítulo 21, páginas 327-331 de


OCDE (2008) Estadísticas, conocimiento y políticas 2007: medir y fomentar el
progreso de las sociedades, OCDE, París

Resumen

Este artículo presenta un estudio crítico de diferentes propuestas para medir la globalización, desde la
perspectiva de una visión más general de la relación entre integración internacional y progreso social.

Un mayor grado de integración internacional puede verse en sí mismo como un indicador de progreso
social, en la medida en que revela que las sociedades humanas reconocen cada vez más su destino
común. Además, la integración internacional fomenta la provisión de ingredientes esenciales para el
progreso social, como los bienes públicos transnacionales y el crecimiento económico.

Los indicadores compuestos disponibles de la globalización, aunque van más allá de los límites de una
definición puramente económica de la integración internacional, no cumplen adecuadamente su tarea
por una variedad de razones conceptuales y metodológicas.

Una alternativa prometedora se basa en el reconocimiento de que el alcance de la integración


internacional no es necesariamente global, ya que las interacciones transfronterizas entre las sociedades
humanas suelen tener un alcance geográfico limitado. Por lo tanto, se está desarrollando una nueva
generación de indicadores estadísticos para distinguir claramente entre integración regional y global.

i Correo electrónico: pdelombaerde@cris.unu.edu

yo Correo electrónico: iapadre@ec.univaq.it


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2 – 21. INTEGRACIÓN INTERNACIONAL Y PROGRESO SOCIAL: UNA REVISIÓN CRÍTICA DE LOS INDICADORES DE GLOBALIZACIÓN

Introducción

La calidad de vida social depende de una amplia gama de factores ambientales, culturales,
económicos y políticos, cuya medición representa un desafío fundamental para comprender su papel
y diseñar políticas adecuadas. La tarea se vuelve aún más compleja por el proceso de integración
internacional, que eleva el grado de interdependencia entre las sociedades humanas en todo el mundo,
por lo que cada vez tiene más sentido abordar el estudio de cualquier comunidad sin considerar
explícitamente sus vínculos con el resto del mundo. mundo. 'Globalización' es la palabra más utilizada
para describir este proceso, incluso si el alcance de la integración internacional no es necesariamente
global.

El propósito de este breve artículo es revisar críticamente diferentes propuestas para construir
indicadores de globalización, desde la perspectiva de una visión más general de la relación entre
integración internacional y progreso social. Se prestará especial atención a los marcos conceptuales
subyacentes y a la cuestión de si los indicadores se basan en conceptos más amplios o más estrechos
de integración internacional (sociedad frente a economía, integración regional frente a global, etc.), y
a la coherencia entre las necesidades de medición, sobre por un lado, y la selección de las variables
e indicadores, por otro. Una discusión exhaustiva de las diferentes soluciones técnicas adoptadas en
la construcción de los diferentes indicadores compuestos de globalización está fuera del alcance de
este documento.1

Después de revisar críticamente la oferta existente de indicadores de globalización, abordamos el


nexo entre la integración internacional y el progreso social en las dos últimas secciones.

Genealogía de los Indicadores de Globalización

El índice de globalización Kearney/FP (Kearney/FP-GI) generalmente se considera como la


primera propuesta para construir un índice de globalización multidimensional compuesto, respaldado
por una base de datos (Kearney 2001-2006). El índice cubre los aspectos económicos, tecnológicos,
políticos y personales de la globalización, inspirándose en el enfoque utilizado para construir el Índice
de Desarrollo Humano (PNUD 1998).

La dimensión económica de este y otros indicadores de globalización se benefició de trabajos


previos sobre apertura internacional y competitividad, incluyendo: el indicador de competitividad del
Foro Económico Mundial, desde 1979 (Lopes-Claros et al. 2006), el trabajo de Gwartney y Lawson
sobre libertad económica, desde 1996 (1996, 2006), y el índice de globalización (índice G) del World
Market Research Center (Randolph 2001). Más recientemente, la OCDE ha tomado la iniciativa como
facilitadora de nuevos trabajos sobre indicadores de globalización económica, que se ha materializado
en un Manual (OCDE 2005a) y un conjunto de indicadores (OCDE 2005b), pero no ha implicado la
construcción de un índice compuesto de globalización.2

Varias propuestas siguieron al Kearney/FP-GI, todas tratando de mejorarlo en algún aspecto(s).


Lockwood y Redoano (2005), en consonancia con la crítica de Lockwood al Kearney/FP-GI (Lockwood
2001, 2004), diseñaron el índice de globalización CSGR (CSGR GI). Aunque en parte presentan un
conjunto diferente de variables, el índice difiere principalmente del Kearney/FP-GI en los aspectos
operativos (ajuste, normalización y ponderación).
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de subindicadores específicos). Martens y Zywietz (2004, 2006), basados en Zywietz (2003),


propusieron un Índice de Globalización Modificado (MGI). Los autores toman el Kearney/FP-GI
también como su punto de referencia pero parten de una definición más amplia de globalización,
incluyendo las dimensiones ambiental y militar, y en consecuencia, reducen el peso de la dimensión
económica. Además, se introducen algunas mejoras técnicas en la construcción del indicador. El
indicador de Heshmati (Kearney/FP/H) (Heshmati 2006), no altera en nada la elección de variables y
estructura del Kearney/FP-GI pero se le agrega un sofisticado procedimiento de ponderación estadística.

En lo que se refiere a las diferentes dimensiones de la integración internacional, el índice de


globalización de Dreher (DGI) es una desviación más significativa del Kearney/FP-GI que los anteriores
(Dreher 2005). Dreher amplía las variables relativas al contacto personal y los flujos de información,
incluye una variable de convergencia cultural y reintroduce medidas de política económica, que se
habían utilizado antes del Kearney/FP-GI para evaluar el grado de integración económica internacional.

Finalmente, una alternativa a los enfoques tradicionales para la medición de la dimensión


económica de la globalización está representada por el trabajo reciente de Riezman, Whalley y Zhang
(2004), quienes construyen diferentes medidas de globalización comparando datos reales con un
equilibrio de integración total contrafáctico. Aunque apuntan a una nueva estrategia de investigación
prometedora, es cierto que no logran obtener medidas ordinales sólidas y confiables de la globalización,
incluso si sus indicadores ofrecen alguna información sobre la clasificación relativa de los países. Otro
problema de su enfoque es su confianza en modelos simples de equilibrio general basados en el
supuesto de competencia perfecta, que no parecen aptos para representar las características reales
de los mercados globales, caracterizados por diversos grados de poder monopólico.

Marcos Conceptuales

Como no existe una definición única para la globalización, los marcos conceptuales detrás de los
indicadores de globalización son diversos.3 Hasta finales de la década de 1990, la globalización
todavía se consideraba a menudo como un sinónimo de 'integración económica global'. En su artículo
de revisión, por ejemplo, Brahmbhatt (1998, p. 2) propone como definición de globalización: “la
creciente libertad y capacidad de los individuos y las empresas para realizar transacciones económicas
voluntarias con residentes de otros países, un proceso que implica una creciente contestabilidad de
los mercados nacionales por los proveedores extranjeros”. La definición utilizada por el Centro de
Investigación de Mercados Mundiales, desarrolladores del índice G, se refiere a “la unión cada vez
más estrecha de una economía mundial” (Randolph 2001, p.5). Más recientemente, la OCDE en su
Manual también afirmó que “[g]lobalización se refiere sobre todo a un proceso dinámico y
multidimensional de integración económica mediante el cual los recursos nacionales se vuelven cada
vez más móviles internacionalmente mientras que las economías nacionales se vuelven cada vez más
interdependientes” (OCDE 2005a, p. .11).

Sin embargo, inspirado por el trabajo conceptual de Held et al. (1999), Scholte (2000) y varios
otros, se ha observado un cambio hacia un concepto multidimensional de la globalización. El índice
Kearney/FP, por ejemplo, mide la globalización de un país en cuatro dimensiones (componentes): (i)
el grado de integración de su economía en la economía mundial, (ii) la internacionalización de los
contactos personales de sus ciudadanos, (iii) el uso de la tecnología de Internet, y (iv) el alcance de
su compromiso político internacional.
Martens y Zywietz (2004, 2006) agregan dos dimensiones adicionales en su MGI: (i) la participación
del complejo militar-industrial de un país con el resto del mundo, y (ii)
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la intensidad de la globalización en el dominio ecológico. La difusión de ideas, información, imágenes y


personas ha sido agrupada por Keohane y Nye (2000, p.4) y etiquetada como 'globalización social', en
contraste con la globalización 'económica' y 'política'.

Martens y Zywietz definen la globalización entonces como: “la intensificación de las interacciones
culturales, económicas, políticas, sociales y tecnológicas transnacionales que conducen al establecimiento
de estructuras transnacionales y la integración global de los procesos culturales, económicos, ambientales,
políticos y sociales a nivel global, niveles supranacional, nacional, regional y local” (Rennen & Martens
2003).

Dreher (2005) se basa en las definiciones propuestas por Clark (2000, p. 86) y Norris (2000, p. 155) y
se refiere a un proceso de “creación de redes de conexiones entre actores a distancias multicontinentales,
mediadas a través de una variedad de flujos que incluyen personas, información e ideas, capital y bienes”,
un proceso “que erosiona las fronteras nacionales, integra economías, culturas, tecnologías y gobernanza
nacionales, y produce relaciones complejas de interdependencia mutua”.

El cuadro 21.1 muestra qué dimensiones se han utilizado en la construcción de los diferentes
indicadores de globalización y cómo se distribuyen las variables entre las dimensiones.

Tabla 21.1 Indicadores de Globalización - Número de Variables y Dimensiones

índice de globalización Número de Número de Dimensiones


variables 6 categorías
Índice G (Randolph 2001) 2 'vieja' economía (3 variables), 'nueva' economía
Kearney/FP-GI (2001) 11 4 (3) globalización de bienes y servicios (2),
globalización financiera (3), globalización del contacto
personal (3), conectividad a internet (3) integración
Kearney/FP-GI (2003) 13 4 económica (4), contacto personal (3), tecnología (3),
compromiso político (3) integración económica (4),
Kearney/FP-GI (2004) 14 4 contacto personal (3), conectividad tecnológica (3),
compromiso político (4) integración económica (2),
contacto personal (3) , conectividad tecnológica (3),
Kearney/FP-GI (2005, 2006) 12 4 compromiso político (4) globalización económica (4),
globalización social (9), globalización política (3)
comercio global (1), finanzas globales (2), política
CSGR-GI (Lockwood y Redoano dieciséis 3 global (2), violencia organizada ( 1), personas en
2005) movimiento (2), tecnología (2), medio ambiente (1)
MGI (Martens y Zywietz 2004, 2006) 11 7 integración económica (8), compromiso político (3),
globalización social (12) integración económica (4),
contactos personales (3), tecnología (3), compromiso
DGI (turner 2005) 23 3 político (3)

Kearney/FP/H (Heshmati 2006) 13 4

El diseño de un marco conceptual adecuado para la construcción de indicadores de globalización, por


lo tanto, claramente no es una tarea fácil, sobre todo porque el propósito mismo de todo el esfuerzo puede
variar según las necesidades y los objetivos del investigador o el responsable de la formulación de políticas.
Se pueden tener en cuenta los siguientes puntos:

En primer lugar, es necesario reflexionar sobre los actores involucrados en el proceso de globalización.
Los constructores de indicadores de globalización no suelen abordar de forma explícita el hecho de que en
el proceso participan diferentes actores: estados, regiones, ciudadanos individuales, sociedad civil
organizada, empresas, etc., aunque seleccionan determinados indicadores específicos.
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obviamente privilegian implícitamente el comportamiento de ciertos actores sobre otros. Prestar


atención a los actores es probablemente un buen atajo para comprobar que no se están descuidando
aspectos importantes de la globalización. Los indicadores que reflejan la actividad de los actores
globales podrían agregar valor a las medidas habituales basadas en transacciones entre actores
nacionales. El trabajo realizado por la OCDE sobre las actividades de las empresas multinacionales
(EMN) es un punto de referencia interesante (OCDE 2005a, p.75-136).

En segundo lugar, existe la necesidad de diferenciar aún más los conceptos; los indicadores de
globalización deberían distinguirse más claramente de los indicadores de integración económica
internacional, apertura, universalización, occidentalización, etc. (Scholte 2002; Martens & Zywietz
2004). De lo contrario, corren el riesgo de no agregar mucho al conocimiento y la comprensión
existentes. En la práctica, parece faltar claridad conceptual y, a menudo, los indicadores de
globalización (o uno o más de sus subindicadores) reflejan fenómenos diferentes (aunque
relacionados).

En tercer lugar, se debe ser consciente del hecho de que 'agregar dimensiones' a un indicador
de globalización, en la práctica, a menudo se reduce a una desagregación de los flujos existentes y
puede resultar en una doble contabilización. Por ejemplo, si se añaden dimensiones militares o
culturales mediante la incorporación de medidas de transacciones transfronterizas de armas o
intercambio de productos culturales, esto implica utilizar algunos elementos de los flujos comerciales
de bienes y servicios. Si, además, también se mantienen las variables agregadas (porque
supuestamente reflejan la dimensión económica de la globalización), ciertos flujos se contabilizan
dos veces, lo que cuestiona la validez de todo el procedimiento de ponderación. A menos que existan
buenas razones (teóricas, normativas) para otorgar un doble peso a ciertos flujos, un procedimiento
posible sería restar las transacciones transfronterizas de armas o el intercambio de productos
culturales, en estos ejemplos, del comercio total de bienes y servicios.

En cuarto lugar, como también señala Scholte (2002), la 'globalidad' como estado debe
distinguirse del 'proceso de globalización'.4 De hecho, cualquier estado es el resultado del proceso
correspondiente; lo que marca la diferencia es la perspectiva del observador; cuando queremos ver
el proceso, tenemos que observarlo a través del tiempo; si queremos ver el estado, se requiere una
instantánea en un instante dado. Desde un punto de vista conceptual, generalmente se reconoce el
hecho de que la globalización se refiere a un proceso complejo y de largo plazo. Una de sus
implicaciones para la construcción de indicadores es que estos teóricamente pueden referirse a
diferentes componentes lógicos de este proceso, tales como 'entradas' en el proceso, 'características'
del proceso, o 'salidas' (resultados, efectos) de el proceso. Según Heshmati (2006, p.2), por ejemplo,
el propósito de la construcción de un índice de globalización es “poder cuantificar sus fuentes e
impactos”, lo que sugeriría que el propósito no es medir las características y progreso del propio
proceso. Brahmbatt (1998, p.2-3) comparte la opinión de que los indicadores de globalización
muestran tanto requisitos previos como resultados.
Los requisitos previos o "impulsores" del proceso incluyen, por ejemplo, la reducción progresiva de
los obstáculos oficiales a la realización de transacciones económicas transfronterizas y la caída de
los costes de las transacciones comerciales, mientras que los resultados del proceso se refieren al
aumento de las transacciones transfronterizas (comercio internacional, IED, integración financiera,
migración laboral) o convergencia internacional de precios. Una organización alternativa de las
variables (e indicadores relacionados) es seguida por Held et al. (1999) y distingue entre la extensión,
intensidad, velocidad e impacto de las interacciones globales. Parece existir cierta confusión con
respecto a estas categorías lógicas de variables; aparentemente varios autores utilizan 'indicadores
de resultado' (cfr. supra) para medir la 'intensidad/extensión' del proceso, y no como sinónimos de
'indicadores de impacto' en la terminología de Held. Una salida podría ser definir 'entradas' en el
proceso siguiendo a Brahmbatt (ver arriba), definir 'características del proceso', siguiendo a Held, en
términos de velocidad, extensión e intensidad de la interacción global.
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interacciones, y definir los 'resultados' del proceso como efectos del aumento de las interacciones
globales sobre variables (crecimiento, empleo, desigualdad de ingresos, convergencia cultural,...)
diferentes de las utilizadas directamente en la definición de globalización en términos de
interacciones globales.

Quinto, y relacionado con el punto anterior, una mejor comprensión de los diferentes
componentes lógicos del proceso de globalización debería facilitar la detección de espacios en
blanco en la construcción de indicadores. La práctica actual, como ya se mencionó, tiende a
centrarse en indicadores de 'resultados' o 'extensión/intensidad' (Martens y Zywietz (2004, p. 12),
y por lo tanto se ha alejado de los indicadores de política (indicadores de entrada) que se cubrieron
en el trabajo anterior sobre globalización económica (World Economic Forum, Heritage Foundation),
con Dreher (2005) como una notable excepción.Paradójicamente, las ganancias relacionadas con
la incorporación de más dimensiones en los indicadores de globalización, podrían haberse
producido a costa de la cobertura en términos de categorías lógicas. La dificultad práctica para
cuantificar directamente las medidas de política en áreas no económicas explica esto en parte
(Lockwood 2001, p. 6). Desde la perspectiva de la construcción de indicadores de globalización,
se abren dos opciones para incorporar la política. incluir explícitamente variables de política, como
en los indicadores de globalización económica anteriores, y también en el DGI Estas variables de
política pueden referirse a barreras comerciales, políticas de IED, mejora de la competitividad p
política, políticas de conectividad, políticas de migración, etc. Otra opción es ajustar las medidas
de globalización por características estructurales para filtrar los efectos netos de la política.5 Un
problema obvio con la primera opción es sopesar las variables de política con respecto a otras
categorías de variables . . Un problema con la segunda opción es que el ajuste de la estructura
por lo general no se realiza de manera sistemática. En el caso de la CSGR-GI, por ejemplo, uno
puede preguntarse por qué el ajuste estructural se aplica a las variables económicas y no a otras
variables (Caselli 2006, p. 17). Sin embargo, en nuestra opinión, la pregunta más importante está
relacionada con el propósito mismo de los indicadores de globalización. En la mayoría de las
propuestas, los diseñadores no eligen claramente entre un indicador que muestre el grado de
globalización de facto de un país (o una región, un grupo de ciudadanos, un grupo de empresas,
…), que no requeriría un ajuste de estructura, o un indicador que evalúa el alcance y la calidad de
las políticas de globalización de un país (o una región, un grupo de ciudadanos, un grupo de
empresas,…). Recomendamos distinguir más claramente entre los dos conceptos, por ejemplo,
utilizando sistemáticamente un par de indicadores: uno que se refiera al grado de globalización de
facto y otro que se refiera a la calidad de las políticas de globalización.

Sexto, cuando se calculan índices compuestos de globalización, el problema de la selección


de variables está íntimamente ligado al problema de ponderar los diferentes subíndices.
Aunque aquí no abordamos en detalle los aspectos operativos de la construcción de indicadores
compuestos, se puede decir que ningún procedimiento de ponderación es a priori superior a
cualquier otro procedimiento. Se pueden plantear diferentes consideraciones teóricas y
metodológicas para preferir un procedimiento sobre otro. La elección no es sencilla y siempre
quedará un elemento de arbitrariedad. Sin embargo, desde un punto de vista empírico, las pruebas
de robustez del índice original de Kearney/FP han demostrado que cambiar el procedimiento de
normalización y usar pesos estadísticos solo tiene efectos pequeños en las clasificaciones de los
países (Lockwood 2001; Martens & Zywietz 2004, 2006).
Sin embargo, el ajuste de la estructura tiene un gran impacto (Lockwood 2001, p.12-14). Heshmati
(2006) realizó un análisis de sensibilidad de Kearney/FP-GI a través del análisis de componentes
principales. El autor también encuentra que Kearney/FP-GI funciona relativamente bien y que el
valor agregado de la ponderación estadística es limitado. Las decisiones sobre la elección de
variables y sobre el ajuste de la estructura parecen, por lo tanto, más importantes que las
decisiones sobre los procedimientos de ponderación.
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Finalmente, todos los esfuerzos por incluir más y mejor información en los indicadores de
globalización deben equilibrarse con los requisitos de parsimonia, eficiencia y transparencia. Analistas
como Caselli (2006, p.15-16, 25-26), por ejemplo, ya argumentan a favor de incluir menos variables
en la construcción de indicadores de globalización de lo que suele ser el caso. Por lo tanto, el Índice
de Desarrollo Humano se denomina buena práctica.

Definición del alcance de la integración internacional

Partiendo del supuesto simplificador de que medir la globalización equivale a medir el grado de
integración internacional, definido como la medida en que la dimensión espacial de un proceso social
dado tiende a no estar restringida por las fronteras nacionales, la definición precisa de integración
internacional y los indicadores relacionados cambian según la perspectiva del observador.

La primera y más común opción es asumir el punto de vista de un solo país o territorio con
respecto al resto del mundo. En este caso, medir la integración internacional equivale a evaluar en
qué medida ese país en particular está abierto a las relaciones con el resto del mundo, tratado como
un solo país socio. El ejemplo típico, en el ámbito económico, es la relación comercio/PIB,
universalmente considerada como la medida más intuitiva de la apertura internacional.6

En esta clase de indicadores, normalmente no se presta atención a la distribución geográfica de


las relaciones exteriores. Un país con vínculos muy intensos con un solo socio vecino puede, en
principio, considerarse tan abierto como otro país con vínculos moderados con todos los socios
posibles.

Un enfoque alternativo sería combinar medidas tradicionales de apertura internacional con


indicadores de diversificación geográfica de las relaciones bilaterales.7 La forma más sencilla de
hacerlo es calculando la relación entre el número de socios reales y el número total de socios
potenciales (el número total de países del mundo).
Sin embargo, este índice no daría cuenta de ninguna diferencia entre los socios en la intensidad de
la relación, de modo que, para cualquier nivel dado de apertura externa agregada y número de
socios, un país que tenga vínculos intensos con solo uno de ellos e interacciones marginales con los
demás sería tratado de la misma manera como un país interactuando con todos ellos al mismo nivel
de intensidad. Para resolver este problema, se dispone de medidas de diversificación más precisas,
como el inverso del índice de concentración de Herfindahl, a veces denominado "número de socios
equivalentes". Los índices de Herfindahl de exportaciones e importaciones totales fueron incluidos
por la OCDE en su lista de indicadores suplementarios para medir el alcance de la globalización del
comercio en su Manual (OCDE 2005a, p.185).

Aunque mejoran con respecto a la opción anterior, los indicadores de diversificación geográfica,
aun cuando se computan como la inversa de los índices de concentración, no informan
adecuadamente sobre el alcance geográfico del proceso de integración, porque tratan a todos los
socios de la misma manera, independientemente de su distancia, de modo que un país vinculado
exclusivamente con un determinado grupo de socios vecinos no se distinguiría de un país que
interactúa con un número igual de socios dispersos por todo el mundo.
La severidad de este problema obviamente está relacionada negativamente con el número total de
parejas, pero aun así no puede ser despreciado, también por su interacción con el problema de la
concentración, en el sentido de que las relaciones bilaterales tienden a ser relativamente menos
intensas con parejas distantes. 8 Una posible solución radica en otorgar mayores pesos a los más distantes.
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socios al calcular los índices de diversificación, lo que sin embargo plantea el problema de encontrar
medidas adecuadas de distancia.9

Sin embargo, incluso suponiendo que todos estos problemas técnicos puedan resolverse
satisfactoriamente, los indicadores de apertura se limitan de todos modos a una perspectiva nacional.
Los indicadores a un nivel superior, regional o mundial, solo podían obtenerse como promedios
apropiados de las medidas nacionales.

Un enfoque más radicalmente diferente sería tomar la perspectiva de un grupo de países, ya sea
una región o un conjunto arbitrariamente definido de países pertenecientes a diferentes regiones. En
este caso, la cuestión central pasa a ser la de distinguir entre la integración dentro y fuera del grupo,
pero, de nuevo, esto se puede hacer de dos maneras diferentes, ya sea tratando al grupo y al resto del
mundo como dos socios únicos, o explotando la información disponible a nivel bilateral y construyendo
medidas adecuadas de diversificación geográfica ponderada por la distancia para las relaciones dentro
y fuera del grupo.

Las medidas tradicionales de integración regional tienden a seguir el primer y más simple enfoque,
pero la segunda opción es claramente superior, particularmente para grandes regiones con muchos
países miembros, como la Unión Europea.

A nivel mundial, un promedio apropiado de indicadores nacionales podría ser suficiente para
satisfacer la necesidad de una medida simple de globalización, pero la información adicional sobre la
distribución de los indicadores entre países brindaría información importante.10 Sin embargo, como
señaló Caselli ( 2006), las medidas de integración global basadas exclusivamente en promedios de
indicadores nacionales no logran capturar la naturaleza específica de algunos aspectos de la
globalización, que pueden definirse solo a nivel global, sin ninguna referencia a ubicaciones
específicas.11 En otras palabras, ciertos procesos , siendo el ejemplo clásico el cambio climático, si
bien es el resultado de actividades con una ubicación territorial específica, no implica interacciones
transfronterizas bilaterales, y puede definirse mejor con referencia a todo el planeta. Por otro lado, estos
procesos intrínsecamente globales, aunque muy importantes, no parecen representar de manera
exhaustiva la naturaleza de la globalización. Las interacciones a través de las fronteras nacionales
siguen siendo fundamentales no solo por razones pragmáticas (disponibilidad de datos), sino también
en términos de relevancia política, dado su papel en la forja de la interdependencia global. Una
referencia a las interacciones transfronterizas parece esencial incluso cuando la unidad de análisis se
define a nivel local, como regiones subnacionales, ciudades y agentes individuales.

Una especificación adecuada de los indicadores de integración regional y global sería


particularmente útil para arrojar luz sobre la base empírica del debate sobre el regionalismo y el
multilateralismo.12 A nivel de políticas, con especial referencia al ámbito comercial, existe una
preocupación creciente acerca de lo que se suele hacer. denominaron la 'proliferación' de acuerdos
preferenciales de integración. El debate tradicional se centra en torno a los supuestos efectos negativos
de la integración regional sobre el bienestar económico y sobre el funcionamiento del sistema
multilateral de comercio. Más recientemente, la literatura sobre el 'nuevo regionalismo' ha desviado la
atención hacia la cuestión de la asignación óptima de competencias en una arquitectura de relaciones
internacionales de varios niveles, donde una aplicación adecuada del principio de subsidiariedad revela
claramente que la integración regional desempeña funciones importantes en el producción de bienes
públicos transnacionales (ver más abajo, sección sobre “Medición de la provisión de bienes públicos
transnacionales”). Al mismo tiempo, las preocupaciones ahora se centran en el rápido desarrollo de
acuerdos de integración bilateral, lo que puede crear problemas no solo para el sistema multilateral,
sino también para los procesos de integración regional. El debate sobre estos temas normativos podría
recibir insumos útiles mediante una correcta medición de la intensidad real de los procesos de
integración regional versus global. A veces se argumenta
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que la palabra 'globalización' se usa incorrectamente para describir procesos de integración que
tienden a ser en su mayoría regionales.13 Por lo tanto, es particularmente importante construir
medidas apropiadas de la intensidad y la extensión de las transacciones internacionales, como se
sugirió anteriormente.14

Vincular la integración internacional con el progreso social

El debate sobre la globalización y sus efectos en las sociedades humanas es tan intenso y
extenso que sería casi imposible resumir sus argumentos en el limitado espacio de esta nota. Aquí
nos centraremos en solo dos de los posibles vínculos entre la integración internacional y el progreso
social:

En la siguiente sección consideraremos la forma en que los conceptos de bienestar y progreso


social pueden o deben influir en la construcción de indicadores de integración internacional. En la
sección “El nexo globalización-progreso social: evidencia empírica” discutiremos brevemente algunos
problemas relacionados con la evaluación de la evidencia empírica sobre los efectos de la integración
internacional en el progreso social, con especial referencia a su dimensión económica y más
precisamente a los vínculos entre integración, competencia, innovación y crecimiento.

Medición de la provisión de bienes públicos transnacionales


Los conceptos de bienestar y progreso social se han desarrollado con el fin de superar las
conocidas limitaciones del PIB per cápita para medir adecuadamente el nivel de vida de un país. Por
lo tanto, se ha combinado una amplia gama de variables ambientales, sociales, culturales y políticas
con el PIB per cápita para construir indicadores compuestos más completos de la calidad de vida a
nivel nacional, como el Índice de Desarrollo Humano citado anteriormente.

En principio, cualquiera de estos indicadores podría promediarse entre países, a fin de obtener
medidas globales y/o regionales del bienestar social. Estos ejercicios de agregación, aunque útiles, no
captan adecuadamente la contribución específica que la integración internacional en sí misma puede
dar al progreso de la sociedad, a través de sus efectos en la provisión de bienes públicos
transnacionales.

El progreso social depende en gran medida de un suministro adecuado de bienes públicos


globales (Kaul, Grunberg y Stern 1999), que actualmente se ve obstaculizado por el desajuste entre
el alcance transnacional de los problemas y el nivel nacional de formulación de políticas (brecha
jurisdiccional), por la falta de mecanismos que aseguren la participación de las organizaciones sociales
transnacionales en el proceso de toma de decisiones a nivel supranacional (brecha de participación),
y por las fallas de los medios institucionales diseñados para asegurar la cooperación internacional
(brecha de incentivos) . La teoría económica de las instituciones y la teoría del federalismo fiscal se
pueden aplicar para comprender en qué circunstancias la producción de bienes públicos transnacionales
requiere el establecimiento de instituciones específicas y en qué nivel (local, nacional, regional o
global). Sin embargo, este enfoque económico debe integrarse en una visión política más amplia de la
gobernanza global, teniendo en cuenta los problemas de legitimidad, equidad y responsabilidad de las
instituciones internacionales (Higgott 2006).

Dado que el alcance de los efectos indirectos generados por los bienes públicos transnacionales
a menudo se limita a grupos regionales de países, se ha argumentado que su producción debe ser
fomentada por instituciones regionales (Sandler 2004).
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10 – 21. INTEGRACIÓN INTERNACIONAL Y PROGRESO SOCIAL: UNA REVISIÓN CRÍTICA DE LOS INDICADORES DE GLOBALIZACIÓN

Desde esta perspectiva, la construcción y desarrollo de la institucionalidad regional puede


verse como una contribución directa al progreso de la sociedad, en la medida en que asegura
una mejora en la disponibilidad y calidad de los bienes públicos regionales. De hecho, el
establecimiento de tales instituciones en sí mismo puede verse como una señal de progreso, ya
que revela que las sociedades participantes están comenzando a compartir una comprensión
común de su identidad regional, que es la condición previa necesaria para abordar de manera
efectiva sus problemas comunes. Cualquier indicador integral de integración global o regional
debe tener en cuenta esta dimensión institucional, incluyendo medidas no solo del número de
instituciones, sino también de su importancia en términos de membresía, recursos y profundidad de la integración lograda.

Los indicadores disponibles de globalización no satisfacen plenamente esta necesidad. La


mayoría de ellos (CSGR-GI, MGI y DGI) incluyen solo variables numéricas, midiendo la extensión
de la integración política internacional sin ningún intento de medir su intensidad, en términos de
recursos financieros u otros criterios posibles. Solo Kearney/FP-GI combina indicadores numéricos
de integración institucional (membresías en organizaciones internacionales y ratificación de
tratados multilaterales) con medidas de la intensidad del 'compromiso político' (personal y
contribuciones financieras a las misiones de mantenimiento de la paz de la ONU y transferencias
gubernamentales internacionales). Sin embargo, estas cuatro variables tienen el mismo peso, lo
que significa que los indicadores de extensión puramente numéricos tienen la misma importancia
que los indicadores de intensidad. Además, como se argumentó en la sección “Definición del
alcance de la integración internacional”, los indicadores de globalización en realidad miden el
grado de integración internacional a nivel nacional, independientemente del alcance geográfico
de las interacciones extranjeras. En consecuencia, el desafío de distinguir entre integración global
y regional permanece abierto, incluso en el ámbito político.

Una forma alternativa de tener en cuenta los bienes públicos globales (y regionales) sería
mirar el consumo/uso de estos bienes, en lugar de mirar su financiamiento.
Un ejemplo de cómo se puede hacer esto es el MGI, que incluye una medida del impacto
ambiental de los flujos comerciales, basada en el equilibrio entre su 'huella ecológica' y la
biocapacidad. Podría pensarse en medidas similares relacionadas con otros bienes públicos
transnacionales, como la paz, la estabilidad económica, etc.

El nexo globalización-progreso social: evidencia empírica


Volviendo ahora a la evidencia empírica, incluso si aún no se ha llegado a una conclusión
firme, parece justo decir que la mayoría de los estudios tienden a mostrar un efecto positivo de la
integración internacional en el bienestar social.

Por ejemplo, Dreher (2005), usando su indicador compuesto de globalización, encuentra


fuerte evidencia de un efecto positivo de la integración internacional sobre el crecimiento. De
manera menos convincente, Kearney/FP utilizan coeficientes de correlación simples para afirmar
que existen efectos positivos de la globalización en el desempeño ambiental (2003) (aunque no
se mantuvieron en 2006), la esperanza de vida, el bienestar de las mujeres (2004) y la libertad
(2005). Se encuentran correlaciones negativas entre globalización y corrupción (2005). No se
intenta controlar el riesgo de correlación espuria.

En el ámbito económico, aunque las controversias sobre el nexo entre comercio y crecimiento
siguen siendo muy intensas, existe un amplio consenso sobre la idea de que el crecimiento tiende
a ser más rápido en los países abiertos que en los que miran hacia adentro. Medir los efectos
dinámicos de la integración internacional, que van más allá de su impacto puntual en la asignación
de recursos productivos, es por tanto uno de los retos más importantes a afrontar para medir su
contribución al progreso de la sociedad. Al mismo tiempo, es una tarea muy difícil,
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21. INTEGRACIÓN INTERNACIONAL Y PROGRESO SOCIAL: REVISIÓN CRÍTICA DE INDICADORES DE GLOBALIZACIÓN – 11

dada la complejidad del fenómeno del crecimiento y la dificultad de rastrearlo hasta cada uno de
sus factores subyacentes.

Se espera que la integración internacional fomente el crecimiento al promover la inversión en


capital físico, humano y de conocimiento. Esto es tanto una consecuencia de su impacto estático
positivo en la eficiencia de la producción como de su estímulo directo para el retorno de la inversión.
La competencia más intensa que genera la integración internacional se traduce en un efecto de
selección, recogiendo las empresas más productivas e innovadoras.

Dar cuenta de los efectos dinámicos de la integración internacional no equivale solo a


proporcionar evidencia sobre el resultado final de esta compleja cadena de interacciones, eso
podría hacerse simplemente comparando las tasas de crecimiento del PIB per cápita. También
requiere encontrar indicadores adecuados de todos los pasos intermedios, que podrían usarse
como insumos en un ejercicio econométrico debidamente especificado. Por ejemplo, es necesario
idear medidas fiables del grado de competencia para comprobar en qué medida la eliminación de
las barreras comerciales y de inversión debilita realmente el poder de monopolio en mercados de
competencia imperfecta. Otro aspecto importante a considerar es el proceso de innovación y, más
en general, la creación y difusión del conocimiento, que es crucial para la comprensión del
crecimiento, pero elusivo para cualquier indicador cuantitativo simple.

Estos problemas se vuelven aún más severos e importantes cuando se trata de distinguir entre
los efectos de la integración internacional global y regional. En la literatura tradicional sobre creación
y desviación de comercio, los efectos estáticos de bienestar de la integración ofrecen un criterio
relativamente fácil para comparar las estrategias de liberalización preferencial y multilateral.
Esta comparación se hace más difícil en los estudios más recientes de integración regional, donde
se pone énfasis en sus efectos de crecimiento. Normalmente es muy problemático determinar si la
liberalización del comercio preferencial puede fomentar el crecimiento más o menos que la
integración en el sistema multilateral de comercio. Indicadores adecuados de los efectos dinámicos
de la integración global y regional podrían ser muy útiles para abordar estos problemas.

Lo mismo se aplica a otros aspectos del bienestar social, como la igualdad en la distribución
del ingreso, la salud, el medio ambiente, la educación, la cultura y la cohesión social, para los
cuales los problemas relacionados con la selección de los modelos teóricos y técnicas estadísticas
más apropiados para detectar posibles efectos de integración internacional se ven aumentadas por
las limitaciones de los datos e indicadores disponibles.

En todas las dimensiones de la integración internacional existe una gran necesidad de datos
nuevos y de mejor calidad, así como de indicadores estadísticos más precisos, que distingan
claramente entre la interdependencia regional y mundial.

Conclusiones

La medición de la integración internacional, en todos sus aspectos, es cada vez más importante
para una comprensión completa del bienestar social y su dinámica. Un mayor grado de integración
internacional puede verse en sí mismo como un indicador de progreso social, en la medida en que
revela que las sociedades humanas reconocen cada vez más su destino común. Además, la
integración internacional fomenta la provisión de ingredientes esenciales para el progreso social,
como los bienes públicos transnacionales y el crecimiento económico.

Estos temas a menudo se abordan en el contexto del debate sobre la globalización. En este
trabajo, hemos tratado de mostrar que los indicadores compuestos disponibles de globalización,
aunque van más allá de los límites de una definición puramente económica de internacional
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12 – 21. INTEGRACIÓN INTERNACIONAL Y PROGRESO SOCIAL: UNA REVISIÓN CRÍTICA DE LOS INDICADORES DE GLOBALIZACIÓN

integración, no logran realizar adecuadamente su tarea por una variedad de razones conceptuales
y metodológicas.

Una alternativa prometedora se basa en el reconocimiento de que el alcance de la integración


internacional no es necesariamente global, ya que las interacciones transfronterizas entre las
sociedades humanas suelen tener un alcance geográfico limitado. Por lo tanto, se está
desarrollando una nueva generación de indicadores estadísticos para distinguir claramente entre
integración regional y global. Sin embargo, quedan muchos desafíos abiertos. Los canales de
transmisión de la integración internacional al progreso social son complejos y aún no se
comprenden completamente, incluso en el ámbito económico, como lo demuestra claramente el
debate sobre los efectos del comercio internacional en el crecimiento. Muchos conceptos
fundamentales, como competencia e innovación, desafían una definición y medición precisas.
Aún más importante, la necesidad de tomar todos los aspectos multidimensionales del progreso
social en un indicador completo y simple de integración internacional aún está por cumplirse.

notas

1 Véase, por ejemplo, Nardo et al. (2005) por un excelente tratamiento general de estos temas operativos.

2 Los indicadores de la OCDE tienen como objetivo medir la magnitud e intensidad de la globalización económica, en cuatro áreas:
el comercio internacional, la inversión extranjera directa (IED), la actividad de las empresas multinacionales y la producción y
difusión internacional de tecnología.

3 Ya existe una rica literatura sobre la globalización. Está fuera del alcance de este artículo revisar en profundidad la evolución del
concepto de globalización. Nos referimos a Scholte (2002) para una excelente descripción general. Argumenta convincentemente
a favor de una comprensión de la globalización “como la propagación de conexiones transplanetarias, y en tiempos más recientes
más particularmente supraterritoriales, entre personas […] la globalización implica reducciones en las barreras a los contactos
transmundanos. Las personas se vuelven más capaces –física, legal, cultural y psicológicamente– de comprometerse entre sí en
'un mundo' […] la globalización se refiere a un cambio en la naturaleza del espacio social”. El autor cuestiona además el
'territorialismo metodológico' que aún domina las ciencias sociales (y por ende la construcción de indicadores de globalización).
Véase también, Caselli (2006).

4 En la literatura sobre integración regional, que se considerará más adelante, De Lombaerde y Van Langenhove (2006) han
planteado un punto similar.

5 El 'ajuste estructural' se refiere al ajuste de las medidas de resultado para las características estructurales, haciendo retroceder las
medidas en un conjunto de variables estructurales y utilizando los residuos para construir el índice, de modo que reflejen mejor el
efecto de las políticas sobre la integración de un país en el mundo. economía. Lockwood (2001:6-9), por ejemplo, aplicó el enfoque
de Pritchett (1996) para ajustar las variables Kearney/FP. El costo a pagar es una pérdida considerable de transparencia, legibilidad
y facilidad de uso del índice. También se debe ser consciente del hecho de que después de dicho ajuste el indicador podría reflejar
menos lo que podría llamarse globalización de facto.
Por ejemplo, Martens y Zywietz (2006) filtran el efecto de los países sin litoral, pero uno podría preguntarse si los niveles
relativamente bajos de integración y conectividad internacional no son exactamente lo que nos gustaría que revelara el indicador
de globalización para los países sin litoral.

6 Cabe recordar que, por diversas razones, los indicadores de apertura comercial tienden a estar negativamente correlacionados
con el tamaño del país, por lo que la clasificación resultante no es confiable.

7 La bibliografía recientemente floreciente sobre los márgenes extensivos e intensivos del comercio se refiere a un problema similar,
es decir, la descomposición del crecimiento del comercio mundial en el aumento del número de relaciones bilaterales (márgenes
extensivos) y el crecimiento del volumen de comercio por relación (márgenes intensivos). ). Véase Helpman, Melitz y Rubinstein,
2007.
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21. INTEGRACIÓN INTERNACIONAL Y PROGRESO SOCIAL: REVISIÓN CRÍTICA DE INDICADORES DE GLOBALIZACIÓN – 13

8 En el caso del comercio, esta observación se refleja muy bien en los modelos de gravedad de los flujos bilaterales.

9 Una solución más pragmática consistiría en medir la importancia relativa de las interacciones 'extrarregionales' (comercio, IED, migración,
turismo, etc.) como sustituto de las interacciones 'globales', en lugar de utilizar las interacciones 'internacionales' habituales, siempre que
que uno es capaz de definir la 'región' relevante. Sin embargo, como se argumentará más adelante, las medidas de integración
extrarregional no resuelven el problema, incluso dejando de lado el tema de la definición de la región, porque el 'mundo extrarregional'
sigue siendo visto como un socio único, independientemente de la distribución de países. de transacciones

10 La literatura reciente sobre redes socioeconómicas puede ser muy útil para este propósito. Véase, por ejemplo, Rauch (1999, 2001) y Kali
y Reyes (2007).

11 Ver también, la crítica de Scholte (2002) al 'territorialismo metodológico'.

12 Véase, por ejemplo, Woolcock (2006) y Fiorentino et al. (2007).

13 En el caso de las empresas multinacionales, véase Rugman y Verbeke (2004) y Rugman (2005).

14 Véase, por ejemplo, el trabajo realizado por UNU-CRIS sobre indicadores de regionalización en el contexto del Sistema de Conocimiento
de Integración Regional (RIKS) (www.cris.unu.edu).
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21. INTEGRACIÓN INTERNACIONAL Y PROGRESO SOCIAL: REVISIÓN CRÍTICA DE INDICADORES DE GLOBALIZACIÓN – 15

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