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La función social de los libros de historia en la

España imperial de los siglos XVI y XVII

Alfonso Mendiola y
Guillermo Zermeño*

...Sólo puede poseer algún saber


el que tiene preguntas.
••• lW hcty método que lWS enseñe a preguntar, es decir,
a aprender a ver lo que es cuestionable.

Presentación plica un desplazamiento o transformación del


sentido comunicativo con el que surgieron.
Este ensayo pretende aproximarse a la res- Leerlas para reconstruir lo que sucedió es in-
puesta de la siguiente pregunta: lcómo y para troducirles una intención que desconocían los
qué se escribían libros de historia en la Espa- que las escribieron. Esta transformación consis-
ña imperial durante los siglos XVI y XVII? En te en comprender ahistóricamente la escri-
relación con el conjunto de los libros de histo- tura de la historia, es decir, como si la forma
ria que se escribieron en esta época nos vamos moderna del conocimiento del pasado fuera idén-
a concentrar, principalmente, en las crónicas tica a la del mundo greco-romano y medieval.
de la conquista y poblamiento de la Nueva A partir de lo anterior podemos refórmular
España. Consideramos que las características nuestra pregunta: ¿cuáles han sido los cam-
básicas de las crónicas sobre la conquista de la bios en las formas de recepción o lectura de los
Nueva España se encuentran, en tanto que cronistas de una sociedad religiosa -cristia-
práctica de escritura de la historia, en la tota- na- a una sociedad secularizada? La cuestión
lidad de lo que podríamos llamar libros de consiste en reconstruir la distancia temporal
histona de esa época; cuando menos como for- que nos separa, en tanto que lectores, de esas
ma dominante en la historiografía de estos obras. Aunque parezca obvio, todo se reduce a
siglos. sostener que esas obras no se escribieron bajo
De las posibles maneras de enfrentar este los criterios de objetividad y verdad de la
problema, nosotros vamos a escoger la siguien- historiografía moderna.
te: trataremos de buscar las razones por las La argumentación que vamos a desarrollar
cuales los cronistas se convirtieron, a partir del la concentramos en dos grandes problemáti-
siglo XIX, en fuentes para la historia. Con esto cas: primera, len qué consiste y cuáles son los
partimos de la forma en que estas obras han elementos que intervienen en el acto de leer? y
sido leídas en los dos últimos siglos: como tex- segunda, reconstruir la relación comunicativa
tos cuya fmalidad comunicativa es esencial- originaria de las crónicas de la conquista del
mente referencial, es decir, contar las cosas Nuevo Mundo. Ambas problemáticas giran en
tal y como sucedieron. El uso de las crónicas co- torno a la manera anacrónica en que, durante
mo fuentes para la investigación histórica im- los dos últimos siglos, han sido interpretados
los cronistas. Y este anacronismo nace debido
• Universidad Iberoamericana. a que el historiador busca datos y fechas en

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estas obras sin preocuparse de la forma partí- lector consiste en el encuentro de dos horizon-
cular que en ellas se construye esa información. tes; uno, que es el del lector, y otro, el del autor,
es decir, que lo que se pretende en ese acto
específico de leer es abrir el horizonte del lec-
La lectura también tiene su historia tor para que sea capaz de entrar en diálogo con
el horizonte en el que el libro constituyó su
Parece que un libro permanece, en cuanto a función comunicativa originaria. Y sólo se es
su significado, invariable a lo largo de tiempo. capaz de abrir el horizonte propio en la medida
Las crónicas de Oviedo, Acosta, Las Casas, en que se tiene conciencia del mismo. Sólo el
etcétera, contienen lo mismo siempre y en todo acto reflexivo nos permite relativizar nuestra
momento. El libro no cambia, basta con que el forma de leer, y de esta manera acercarnos a
lector comparta el lenguaje natural en que fue la alteridad de la obra. Pero siguiendo a Ga-
escrito para que éste le entregue su sentido. damer es necesario precisar los límites de la re-
Nada más equivocado. El libro no dice nada en flexión del ser histórico:
sí, sólo puede hablar en relación con el lector.
Este, el lector, es el único que puede escuchar Tampoco se puede llevar a cabo por com-
al libro. El significado de un texto se actualiza pleto la iluminación de esta situación, la
en la interacción entre él y su lector. Un mismo reflexión total sobre la historia efectual;
libro será entendido de distintas maneras se- pero esta inacababilidad no es defecto de
gún sea el horizonte de expectativas del lec- la reflexión sino que está en la esencia
tor.1 Los lectores de los siglos XVI y XVII son misma del ser histórico que somos. Ser
distintos a los del siglo XX. Por eso, la concre- histórico quiere decir no agotarse nunca
tización del significado de las crónicas va va- en el saberse. 5
riando con la situación de interpretación de
sus crónicas y con la situación de interpreta- Este rescate del lector que ha venido hacien-
ción de sus lectores. Aquello que configura el do la hermenéutica literaria de manera insis-
horizonte desde el cual el lector recibe el texto tente en los últimos veinte años trae como
es histórico. Ahora bien, si el sentido del tex- consecuencia la imposibilidad de continuar
to no está en él mismo, sino en la interacción fundamentando la interpretación de un texto
que se da entre texto y lector, podemos postu- en una supuesta objetividad del sentido, enten-
lar que la situación -histórica y cultural-en la diendo por esta última la fe que se tenía en que
que se encuentra el lector hace variar la com- el texto significaba de manera independiente
prensión de la obra leída. 2 Debido a ello, toda al lector. El libro o texto no habla más al que lo
obra literaria es la historia de sus distintas interroga, sólo se vuelve sentido para ese al-
interpretaciones. guien que realiza el acto de leerlo. Ahora, no se
Si, como hemos dicho, el sentido del texto no trata de un lector que al igual que un dios
es uno sino múltiple, y esta diversidad de creará el contenido del texto de manera abso-
lecturas se basa en los distintos horizontes3 luta; por el contrario, se busca reconstruir el
desde donde es leído, la preocupación actual funcionamiento de interacción que se produce
no consiste en buscar la lectura correcta sino en toda acción de leer. Sin libro no hay lectura
en intentar reconstruir, en la medida de lo por actualizar, sin lector no hay más que lectu-
posible, el horizonte de los lectores a los cuales ra potencial. El mismo libro prefigura inten-
estuvo destinada originariamente la obra que cionalmente, en tanto que producto de la escri-
se estudia,4 sin perder de vista que nuestro tura, al lector; no exclusivamente en cuanto
horizonte, en relación con los relatos de la público al que la obra está destinada, sino tam-
conquista, es distinto. Podemos postular lo si- bién en cuanto al comportamiento que se desea
guiente: que toda lectura de una obra tempo- que tome el posible lector, es decir, el texto no
ralmente distante a la época en que vive el está indefenso ante el intérprete sino que aquél

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le va dando indicaciones a éste para que lleve más o menos determinada, que finalmente es
a buen término su actividad de comprensión. la que le hizo interesarse por esa obra en par-
Esto es lo que se conoce como el lector implícito ticular. La realización de la lectura vendrá a
o el lector modelo, el lector que se encuentra en confirmar o no esa interpretación previa que él
el texto mismo. 6 Por otro lado, está el lector his- tenía del objeto literario. De lo anterior es im-
tórico real de la obra, que como se puede pre- portante destacar lo siguiente: que la interpre-
ver, no siempre coincide con el que el autor de tación previa es la que posibilita que el libro
la obra esperaba, esto resulta aún más claro venga a formar parte del interés del lector, es
cuando la obra tiene la suerte de permanecer decir, hace perceptible el texto al iluminarlo.
viva más allá de la época en que fue creada, lo Ahora queda claro que el problema consiste
que permite que surjan una serie de lectores en especificar los cambios que se dieron del
ajenos al horizonte originario de la obra. horizonte de expectativas de los lectores de la
Además, cuando nos referimos a la presen- sociedad denominada religiosa, al de la socie-
cia del lector no estamos hablando, como qui- dad secularizada.
zás se podría pensar, de cuestiones psicológi-
cas, sino de cuestiones históricas. Se trata de Los relatos de la conquista de la
reconstruir el horizonte de expectativas que Nueva España como actos de habla8
determinan el tipo de recepción que se puede
alcanzar de una obra cualquiera en una época En este punto vamos a esbozar algunas de l~s
determinada. Veamos qué es lo que constituye líneas que se deben seguir para realizar la
este llamado horizonte de expectativas desde reconstrucción del contexto de producción o
el cual se va a leer la obra: emisión de las crónicas de la conquista de la
Nueva España. lPara qué situar en su mundo
en primer lugar, a partir de normas cono- a los textos-emisiones que nos cuentan la
cidas o de la poética inmanente del género; epopeya española en América? lQué debemos
en segundo lugar, de las relaciones implí- entender por el mundo de un texto? Cada uno
citas con respecto a obras conocidas del de los conceptos de las preguntas que buscamos
entorno histórico literario, y en tercer responder trae consigo una serie de ambigüe-
lugar, de la oposición de ficción y realidad, dades: "situar" en su "mundo" a los textos.
función poética y práctica del lenguaje, lExiste un mundo propio de lo literario, o
que, para el lector que reflexiona siempre mejor dicho, del acto de escribir? lDe qué ma-
existe, durante la lectura, como posibili- nera las técnicas de la escritura influyen en lo
dad de comparación. 7 escrito? lO podemos seguir creyendo que no
hay diferencia en el producto -lo escrito- si
La categoría de horizonte de expectativas, se hace con una tinta china y manguillo o con
al recoger las determinaciones existentes en una computadora?9 Además, es necesario to-
torno al fenómeno literario en cada momento mar en cuenta las relaciones sociales en las
histórico, nos da la posibilidad de defar de con- que se inserta el escritor. No es lo mismo es-
cebir al lector como una entidad individual- cribir libremente que hacerlo por pedido. Sólo
abstracta y pensarlo como una entidad colecti- en el primer caso podemos hablar, en sentido
va-concreta. Por ello nadie accede por primera estricto, de autor; y para que exista este último
vez a la lectura de un libro sin una serie se necesita de un mercado importante del
estructurada de referencias sobre el mismo. libro, y muchas otras cosas más. 10 Por lo ante-
Estas referencias van desde un conocimiento rior podemos decir que al contextualizar la
de lo que otros lectores han dicho acerca de ese escritura de los cronistas, es decir, al analizar-
texto hasta el hecho de ubicarlo dentro de un la como actos de habla, y no sólo en los niveles
género literario particular. El lector tiene una sintáctico y semántico, evitamos seguirlos le-
interpretación previa a la lectura de la obra, yendo como contemporáneos nuestros.

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El conjunto de las crónicas forma parte del Hasta aquí hemos presentado el conjunto de
intento por comprender el dominio de Castilla preguntas en que se inscriben estos escritos,
sobre América, en donde los interlocutores de así como sus respuestas. Pero hay otro contex-
estas emisiones forman parte de la comunidad to, menos fácil de precisar, del que forman
cristiano-medieval. Para ellos, narrar-escribir parte estas obras: la tradición de los relatos
los hechos de la conquista consiste en darles sobre la reconquista y las cruzadas. Dentro de
un (su) sentido: en decir por qué sucedieron, o estos relatos hay tres géneros que influyen en
aún mejor, para qué sucedieron esos aconteci- las crónicas de la conquista de manera espe-
mientos. Pero siempre que se desea compren- cial: el cantar de gesta, la novela caballeresca
der algo se interpreta desde un horizonte cul- y la crónica. 12 Esto nos obliga a decir algo que
tural, es decir, siempre se está ya en el mundo parece evidente pero que casi siempre se olvi-
(no hay razón pura sino razón encarnada), y en da: el contexto de lo literario es lo literario
este caso es el cristiano medieval. Esta produc- mismo, antes que otra cosa. No es lo real como
ción de textos europeos -la mayoría de ellos independiente a todo sujeto lo que determina
ibéricos- sólo se explica (no olvidemos que la el modo de contarlo o describirlo, sino las tradi-
Europa de los siglos XIII al XVII, a pesar de la ciones estilísticas en las que el escritor se formó.
invención de la imprenta, es una sociedad oral- En relación a esto hay que recordar el peso de
gestual en donde la escritura es un acto espo- la retórica en la formación de estos escritores.
rádico y misterioso) por la cantidad de enig- Por todo ello, en las crónicas de la conquista se
mas que el de~cubrimiento y la conquista une el personaje de novela caballeresca (laMa-
provocaron en M mentalidad cristiana euro- linche, por ejemplo) con la providencia divina.
pea. Antes que otra cosa, el objetivo persegui- Toda crónica debe ser entendida como un
do por estos textos es el de neutralizar lo ladrillo en una pared; sólo adquiere su peso
extraño. La existencia de un Nuevo Mundo no real en relación con las obras, anteriores y
pudo ser entendido, en una primera etapa, posteriores, que la rodean. Sólo con este estu-
con un sentido de alegría, sino de terror, debi- dio diacrónico se puede afirmar cuál es el valor
do a que su presencia puso de cabeza el mis- estético e innovador de estas obras; de otra ma-
terio teológico de la salvación. Este acto de nera todos los juicios son anacrónicos. Un jui-
exorcismo llevará un poco más de dos siglos: cio estético que da Antonio Solís sobre la obra
todas las obras escritas durante los siglos XVI de Bernal Díaz es negativo, mientras que los
y XVII que tratan sobre este hecho, indepen- estudiosos del siglo XX de esta misma obra,
dientemente de la estructura formal que ten- nos dicen que es maravillosa literariamente.
ga, forman parte de una respuesta a ese enig- De nuevo habría que tomar en cuenta las
ma. Por ello, estas obras son parte de este transformaciones en el gusto literario que se
proyecto fundacional español: insertar en la dan del siglo XVII al XX para establecer lo
historia de la salvación la conquista de Améri- relativo de cada una de estas valoraciones.
ca. Dar sentido para el mundo europeo en su Este juicio positivo sólo es comprensible
conjunto significa interpretar desde lo imagi- cuando consideramos que las crónicas, al ser
nario11 medieval el llamado Nuevo Mundo. contadas a partir del siglo XIX, se convierten
Los que se toman la tarea de narramos lo en expresión del surgimiento de una naciona-
sucedido usarán lo escrito por otros, algo que lidad: la mexicana. Bernal Díaz, de Medina del
será común para la escritura de la historia Campo, se transforma en el primer escritor
en esta época. A manera de ejemplo podemos latinoamericano, o aún más, mexicano. Ber-
decir que Torquemada consulta a los siguientes nal Díaz se ha convertido, ya en nuestra época,
escritores: Mendieta, Gómara, Las Casas, He- en el inicio de la literatura nacional.
rrera, etcétera, y posteriormente, muchos reto- Para hacer un juicio histórico de acuerdo
marán su obra. De esta forma se irá armando con la crítica literaria actual, habría que con-
el mito fundacional español. siderar lo que Jauss propone:

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El horizonte de expectación de tal modo acercamiento a estas obras debe ser análoga a
reconstruible de una obra hace posible el la del etnólogo cuando estudia una cultura
determinar su carácter artístico en la ín- distinta a la suya. Nos encontramos en un
dole y en el grado de su acción sobre un pú- universo totalmente "otro". Los gestos mate-
blico presupuesto. Si denominamos distan- riales llevados a cabo por los conquistadores
cia estética a la distancia existente entre pertenecen a hombres extraños a nosotros,
el previo horizonte de expectación y la donde la religión no es algo externo a su
aparición de una nueva obra cuya acepta- cotidianidad, ni separada de la esfera política.
ción puede tener como consecuencia un Nos encontramos con dos tiempos distintos;
"cambiodehorizonte"debidoalanegación uno, el de la obra, y otro, el del lector. Y dado
de experiencias familiares o por la con- que todo ente se percibe en el tiempo, quizás
cienciación de experiencias expresadas éste sea, antes que nada, tiempo. El concepto de
por primera vez, entonces esta distancia tiempo debe ser entendido como el sentido del
estética puede objetivarse históricamen- ente: todo es fenómeno, y por lo tanto, tempo-
te en el aspecto de las reacciones del pú- ralidad.16 La preocupación principal es cómo
blico y del juicio de la crítica (éxito espon- retomar el espesor histórico de existencia del
táneo, rechazo o sorpresa: aprobación texto: las formas de recepción del mismo. lQué
aislada, comprensión lenta, retardada). 13 se ha dicho de la crónica a lo largo de 400 años?
lQué significaciones se le han adjudicado?
Lo que hay que destacar es la necesidad que pues esas significaciones en el presente for-
tiene una sociedad por dar cuenta de un hecho. man parte de la obra.
Ahora bien, esta sociedad es más que la Penín- lCómo tratar el dato, que en este caso es un
sula Ibérica, es la Europa medieval, unificada libro? lPasividad del sujeto: el dato habla por
más de lo que se cree -refiriéndose a la cultu- sí mismo, o reconstrucción del sentido de la
ra escrita- en un mismo terreno mental-sim- empiria; primacía del sujeto o del objeto? Vaya-
bólico: el cristianismo. Y segundo, este conjun- mos con cuidado. El texto quiere informar-en
to de textos que tienen por objetivo dar cuenta el sentido de la época, ser una relación- de
de la conquista, utilizan una serie de obras que una serie de hechos que se resumen en la pala-
vienen desde la época grecoiatina -bajo la bra conquista. Pero el hecho existe para al-
interpretación medieval, por supuesto- has- guien, en este caso para una cultura. El hecho
ta la literatura de los siglos XV y XVI. Los aislado de la cultura que lo explica es in-
símbolos, conceptos y teorías que sirven para existente: el hecho se transforma en gramática
dar sentido al acontecimiento del contacto no para comunicarse. Percibo desde una memo-
son invenciones de los cronistas, como algunas ria histórica: los bárbaros penetrando en el
veces se ha dicho, sino que nos remiten a una Imperio romano; se instalan los visigodos, que
tradición cultural bastante antigua. A estos pronto se cristianizan; aparecen los musulma-
conjuntos hay que añadir el de la literatura del nes; se inicia la reconquista. Todas esas etapas
Siglo de Oro, de donde tomarán diversos esti- de la historia de la Península Ibérica -repre-
los narrativos que serán utilizados por los sentadas por una variedad de cronistas- le
cronistas, por ejemplo, la manera de describir permiten actuar y explicarse el contacto con
en las crónicas el hambre es tomada de la América. Cada acción tomada por los españo-
novela picaresca. 14 les durante el proceso de colonización es saca-
Se escribe sobre América desde la cultura da de esa "memoria práctica", es decir, tiene un
europea, y para europeos. Europeos medieva- campo de elección específico, nunca se inventa
les y nunca modernos. En estos textos se cree de la nada. Lo mismo sucede con los libros, son
en el juicio final, en la intervención de Dios, en escritos en castellano o en latín del siglo XVI
el pecado original, en la astrología, en las pro- bajo una perspectiva teológica-cristiana. El
fecías, en los presagios, etcétera. La actitud de hecho sólo se encuentra narrado desde un

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horizonte cultural (aquí dejamos de lado la de la obra no consiste en abandonar el del
visión de los vencidos, de la cual sólo digo una horizonte propio, pues esto es imposible, sino
palabra, que hay que suponer que más que en abrirlo para poder entrar en diálogo con el
nativos son nativos europeizados): el indio del pasado. El trabajo para lograr esta comu-
tiene todas las cualidades y los defectos del nicación entre horizontes diversos nos ha en-
"moro", es infiel y belicoso. Se le comprende señado que el concepto de verdad cambia de
asimilándolo a lo ya conocido. Mecanismo esti- una época a otra: la verdad cambia de verdad.
lístico que se encuentra en todas estas obras. La que desean alcanzar las crónicas nada tie-
ne que ver con la verdad de la historiografía
A manera de conclusión actual. Bernal, Gómara, Mendieta, etcétera,
fundan su verdad en el criterio medieval del
Cada época concibe de manera distinta los haber visto, no tienen necesidad de las citas a
elementos que constituyen el acto de leer: li- pie de página propias del libro de historia
bro, lector, verdad, sentido, etcétera, al grado actual. Esto nos indica que el destinatario de
de que en la actualidad nos es muy difícil poder estas obras no es el especialista en historia,
determinar los contornos que especificaban el como en los trabajos actuales, pues no existen
objeto libro en el mundo europeo de los siglos los profesionales de la historia en esa época.
XVI y XVII. Apenas nos empezamos a dar Al lado del concepto de verdad está el de
cuenta de que el libro no es una sustancia sino realidad. Real es aquello que una sociedad está
el resultado de un sistema complejo de relacio- dispuesta a creer. Lo que es verosímil para el
nes. Lo mismo se podría decir de los otros mundo medieval-la intervención de Dios en
elementos: lector, verdad, sentido... la historia humana- no lo es para el nuestro.
De lo anterior se deriva lo siguiente: para El mundo literario medieval, realizado po:;- .:;:;.a
utilizar un texto cualquiera como fuente histó- grupo minoritario de los alfabetizados, no con-
rica, si no se quiere caer en malentendidos, cibe la posibilidad de un campesino creativo e
hay que reubicarlo en su horizonte cultural. inteligente; campesino es sinónimo de rústico.
Documento que se crea que se entiende de De la misma manera va a mantener las imá-
manera inmediata es una falacia. La única genes del pagano, idólatra, infiel, etcétera. El
posibilidad de no imponerle al libro las deter- mundo referencial de las crónicas es el de la
minaciones de mi mundo está en reconstruir la aristocracia medieval. Si la verdad y la rea-
distancia histórica que me separa de él. Esto es lidad del medievo son distintas a las nues-
lo que no se ha hecho en la utilización de las tras, es necesario tener cuidado con el uso que
crónicas por los historiadores. Se las ha leído hacemos de las crónicas para rehacer la histo-
desde el horizonte cultural contemporáneo; ria de la conquista. Cada personaje y cada
así se explica que se diga que fray Bartolomé acción que se nos cuenta en esta forma de
de las Casas es el primer antropólogo de Amé- historia debe ser remitida al contexto medie-
rica, o que Sahagún prefiguraba el trabajo de val del cual nace. Es ese mundo de la literatura
los antropólogos al consultar informantes. Los medieval el que nos va a dar las claves para la
dos, como todos los cronistas, pertenecen a un interpretación de las crónicas. Mientras siga-
mundo donde la preocupación esencial es teo- mos haciendo una lectura ingenua --desde
lógica -cómo evangelizar-y nada tienen que nuestro horizonte cultural- de las crónicas,
ver en ellos las ciencias sociales. seguiremos malentendiendo el contenido de
Esta reconstrucción del horizonte cultural las mismas.

Notas
1
"En el análisis de la experiencia del lector o de la nada, las dos partes de la relación texto-lector (es decir,
'comunidad de lectores' de una época histórica determi- el efecto como momento de concretización del sentido,

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condicionada por el texto; y la recepción como momen- generalmente, el símbolo, palabra, oración, ni tan si-
to condicionado por el destinatario) tienen que ser dife- quiera la instancia del símbolo, palabra u oración, sino
renciatlas, organizadas e interpretadas como dos hori- más bien la producción o emisión del símbolo, palabra u
zontes diferentes: el literario interno, implicado por la oración al realizar el acto de habla. Considerar una ins-
obra, y el entorna}, aportado por el lector de una sociedad tancia como un mensaje es considerarla como una instan-
determinada. Y todo ello para reconocer cómo la expecta- cia producida o emitida." John Searle, Actos de habla,
tiva y la experiencia se enlazan entre sí, y si por tanto se Madrid, Ed. Cátedra, 1986, p. 26.
9
produce un momento de nueva significación." Robert Cfr. RogerChartier, El mundo como representación,
Hans Jauss, Experiencia estética y hermenéutica litera- Barcelona, Ed. Gedisa, 1992.
ria, Madrid, Ed. Taurus, 1986, p. 17. 10
Para ver en qué consisten estas otras cosas más:
2
Para profundizar en la función del lector en la Cfr. Paul Benichou, La coronación del escritor 1750-
actualización del sentido del texto se pueden consultar 1830, México, FCE, 1981.
los siguientes libros: Robert Hans Jauss, Experiencia 11 Para profundizar en el concepto de lo imaginario:

estética y hermenéutica literaria, op. cit.; Wolfgang lser, Cfr. Cornelius Castoriadis, L 'institution imaginaire de
El acto de leer, Madrid, Ed. Taurus, 1987; Umberto Eco, la société, París, Ed. Seuil, 1975.
Lector in fabula. La cooperación interpretativa en el tex- 12 Estos tres tipos discursivos surgen al mismo tiem-

to narrativo, Barcelona, Ed. Lumen, 1987; y Michael po, a finales del siglo XI al XII. Los tres vienen a darle
Charles, Rhétoriquede la lectura, París, Ed. Seuil, 197,7, una identidad a la nueva aristocracia -la nobleza
3
"Todo presente finito tiene sus límites. El concepto caballeresca- que se forma con el nacimiento de la
de la situación se determina justamente en que repre- economía señorial. La diferencia entre ellos no se da a
sente una posición que limita las posibilidades de ver. Al través de la separación entre verídico e imaginativo,
concepto de la situación le pertenece esencialmente el sino en relación con el momento al que le dan peso. La
concepto del horizonte. Horizonte es el ámbito de visión narración épica se concentra en glorificar a los antepa-
que abarca y encierra todo lo que es visible desde un sados de esta nueva nobleza, mientras que la novela y la
determinado punto." Hans-Georg Gadamer, Verdad y historia (crónica) en resaltar el presente y la potenciali-
método, Salamanca, Ed. Sígueme, 1977, p. 372. dad del grupo hacia el futuro. Las tres formas discursivas,
4
"La reconstrucción del horizonte de expectativas desde los criterios modernos, son creación literaria, y
ante el que una obra fue creada y recibida en el pasado conciben la temporalidad como repetición. A cada nuevo
hace posible, por otro lado, postular preguntas a las que suceso hay que encontrarle su arquetipo, basado en
el texto ya daba respuesta y reducir con ello cómo pudo hechos casi todos contados en la Biblia. Lo ya sucedido
haber visto y entendido la obra ellector antiguo. [...] Este prefiguraba lo que está por suceder. El conocimiento se
acceso pone a la vista la diferencia hermenéutica entre reduce a saber recordar: el pasado comprende y explica
la concepción pasada y la actual de una obra, hace cons- al presente y al futuro. Cortés como un nuevo Moisés, la
ciente la historia de su recepción reconciliando las dos caída de Tenochtitlan como una nueva caída de Jerusa-
posiciones y cuestiona con ello, como un dogma platoni- lén, la noche triste como una nueva noche de Jesús antes
zante de la metafísica filosófica, la certidumbre aparente de su cruciflxión y de su resurrección, etcétera.
según la cual la poesía es atemporal y está eternamente 13 Hans RobertJauss, La literatura como provocación,

presente en un texto literario y cuyo sentido objetivo, Barcelona, Ed. Península, 1976, p. 174.
acuñado de una vez para siempre, es accesible en todo ' 14 Cfr. José Antonio Maravall, La literatura picares-
momento de una manera directa al intérprete." Dietrich ca desde la historia social, Madrid, Ed. Taur:us, 1986.
Hall (comp.), En busca de texto. Teoría de la recepción 16 Heidegger interpreta de esta manera la Crítica de

literaria, México, UNAM, 1987, p. 57. la razón pura de Kant, en su obra Kant y el problema de
6
Hans-Georg Gadamer, op. cit., p. 372. la metafísica. El a priori que constituye el tiempo es la
6
" ••• ellector implícito no está anclado en un sustrato columna vertebral de las condiciones que hacen posible
empírico, sino se funda en la estructura del texto mismo. (como horizonte) la comprensión; por eso la interpreta-
Si nosotros suponemos que los textos sólo cobran su ción de Heidegger encuentra su base en el paso de ese a
realidad en el hecho de ser leídos, esto significa que al priori que es el tiempo a la constitución del Yo trascen-
proceso de ser redactado el texto se le deben atribuir dental como temporalidad. Sin pretensiones de sostener
condiciones de actualización que permitan construir el una interpretación al respecto, tan sólo sigo lo dicho por
sentido del texto en la conciencia de recepción del recep- Otto Poggeler, El camino del pensar de Martín Heide-
tor". Wolfgang Iser, El acto de leer, p. 64. gger, Madrid, Ed. Alianza Universidad, 1986, p. 86: "El
7
Hans Robert J auss, La literatura como provocación, Yo trascendental es interpretado en su temporalidad y
Barcelona, Ed. Península, 1976, p. 174. captado como existencia y ser-en-el-mundo. Así es como
8
"La razón para concentrarse en el estudio de los debe ser encontrada la trama de lanzamiento de un
actos de habla es, simplemente, ésta: toda comunicación pensar que piensa el tiempo como horizonte en la que la
lingüística incluye actos lingüísticos. La unidad de la pregunta '¿qué es el ente?' pueda ser desplegada origina-
comunicación lingüística no es, como se ha supuesto riamente."

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