El tropo (amplificación de una melodía gregoriana mediante la adición de
nuevos textos y/o melodías) El organum (adición de una voz suplementaria a un canto dado)
discanto, una técnica polifónica que incorpora ya el movimiento
contrario –es decir, que la voz organal ascienda cuando el cantus firmus descienda y viceversa–, produciendo así intervalos distintos en cada nota
El conductus (composición enteramente nueva de carácter procesional).
La técnica del organum florido, consiste en añadir un contrapunto
ornamentado sobre el cantus firmus, de modo que a cada nota de éste corresponde un melisma más o menos largo. Se trata de un procedimiento de naturaleza netamente improvisatoria. Esta técnica está documentada principalmente en el tratado Ars organi vaticano [ca.1170], que explica estas técnicas de un modo muy similar al que utilizarán los tratados de glosas de los siglos XVI-XVII, es decir, dando ejemplos de cómo «rellenar» melódicamente un intervalo para obtener líneas más o menos ornamentadas. Tanto el conductus como el organum florido están respaldados sobre todo por el rico y variado repertorio musical asociado a las Escuelas de San Marcial de Limoges y de Notre Dame.
La polifonía en el siglo XIII: el motete
Durante el siglo XIII, la polifonía comienza a superar el ámbito eclesiástico
y a extenderse a los ámbitos cortesano y civil, llama la atención un nuevo género –el motete– que constituye el contenido principal de las fuentes más importantes del siglo XIII –los códices de Bamberg, de Las Huelgas y de Montpellier, así como en el Roman de Fauvel– y, ya en menor proporción, del siglo XIV. El motete surge vinculado a la polifonía sacra, como género resultante de la adición de un texto –normalmente profano– a los melismas de los antiguos organa floridos, de los que toma prestados los tenores litúrgicos (fragmentos de canto llano).
Sin embargo, los textos añadidos –y, posteriormente, compuestos ex
profeso junto con la música– están fuertemente conectados a la tradición trovera, tanto por el predominio de la lengua francesa como por la recurrencia a las temáticas propias del amor cortés. El motete resulta así un género híbrido, distanciado tanto del ámbito eclesiástico como del caballeresco, que presentó en sus orígenes un carácter festivo (e incluso paródico) pero que desarrolló a lo largo de los siglos XIII y XIV mayor complejidad y un carácter alegórico y especulativo, vinculado con la poesía, la teología, la política y la numerología.
La polifonía del siglo XIII es reseñable también por el desarrollo progresivo
de los aspectos rítmicos de la notación musical. Los primeros intentos de notación rítmica tuvieron lugar en la Escuela de Notre Dame de París con la denominada notación modal. Este sistema de notación permitía al compositor asignar un patrón rítmico (de entre seis tipos básicos) a cada parte y sección, todos ellos ternarios. Gracias a este sistema se recompusieron algunas polifonías procedentes del ámbito de San Marcial de Limoges y se compusieron, entre otros, los dos organa quadrupla de Pérotin: «Sederunt principes» y «Viderunt omnes», cuya complejidad musical nos permite reconocer en ellas composiciones musicales en sentido moderno.
Hacia el último tercio del siglo XIII, el desarrollo de la notación
franconiana (denominada así a partir del teórico Franco de Colonia), permitirá un uso más flexible y controlado del ritmo, dentro de un marco métrico que continuará siendo exclusivamente ternario. La notación franconiana –así como un estadio anterior, la prefranconiana– partió de la definición de tres figuras rítmicas básicas: la longa, la brevis y la semibrevis (actual redonda).