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Las bodas de Peleo

Zeus y los dioses resuelven que Peleo, rey de Ftía, se casara con Tetis, una ninfa
del mar. Un día que Peleo va a la orilla del mar, la ve aparecer y la atrae hacia él
tomándola de los brazos. Para escapar ella asume distintas formas, un jabalí, un
poderoso león, una llama ardiente, el agua. La única manera de vencer a una
divinidad ondulante y sus metamorfosis, consiste en aprisionarla y encerrarla
entre los brazos, tomarle las manos y no soltarla cualquiera sea la forma que
asuma. La última apariencia que adopta es la de un molusco, la jibia, porque
cuando tratan de atraparla lanza un chorro de tinta negra que la oculta. Así
actúa Tetis pero Peleo aguanta y Tetis debe ceder.
Habrá boda en la cima de la montaña del Pelión, lugar donde los dioses
otorgan a Peleo el privilegio de unirse a una diosa. Los dioses descienden del
Olimpo, (cielo abstracto e irreal) y se celebra la boda.
Esa montaña también es hogar de los Centauros, como Quirón, el más anciano
e ilustre.
Los Centauros tienen cabeza de hombre, pecho semiequino y cuerpo de
caballo. Son seres salvajes, crueles, borrachos, pero sobrehumanos con coraje,
sabiduría y todo para ser un héroe: cazar, usar armas, cantar, danzar, razonar,
etc.
Todas esas virtudes el centauro Quirón enseñará a los niños, en especial a
Aquiles.

En esa montaña donde conviven dioses y hombres, se celebra la boda. Las


Musas cantan la canción matrimonial (epitálamo). Como obsequios Peleo recibe
una lanza de fresno, una armadura hecha por Hefesto, una pareja de caballos
inmortales, veloces y capaces de hablar.
En medio de la fiesta aparece Éride, la diosa de la discordia, los celos y el odio,
quien a pesar de no haber sido invitada obsequia una manzana de oro que lleva
una inscripción: “Para la más bella”. Éride arroja la manzana frente a los dioses
reunidos en el banquete. Tres diosas que estaban allí, Atenea, Hera y Afrodita,
cada una convencida de que la manzana es suya por derecho propio. En ese
momento, esa manzana encenderá la guerra de Troya. ¿Para quién será la
manzana, el premio de la belleza divina?
Los dioses no lo pueden resolver. El personaje elegido para resolver la
competencia entre las tres diosas es Paris, un rey pastor o pastor real, muy
joven. Es el hijo menor de Hécuba y el rey Príamo de Troya.
Antes de dar a luz a Paris su madre soñó que en vez de un ser humano daba a
luz una antorcha que incendiaba la ciudad de Troya. Los adivinos y parientes le
dijeron que ese sueño provocaría el fin de Troya y decidieron consagrar al niño
a la muerte sin matarlo, es decir, abandonar al niño en una montaña remota sin
alimento, sin abrigo y sin defensa.
Exponer así a un niño es entregarlo a la muerte sin mancharse las manos con
sangre.
Pero el niño no muere. Se dice que una osa lo alimenta con su leche durante
varios días hasta que unos pastores del rey lo encuentran en el monte Ida. Sin
saber que era el hijo del rey, se lo quedan y lo crían. Lo llaman Alejandro.
Pasan los años hasta que un día un mensajero del palacio real les pide a los
pastores el toro más bello para un sacrificio que el rey Príamo y su esposa
desean realizar en honor al niño que han enviado a la muerte.
El toro elegido es el preferido de Alejandro (Paris) quien decide acompañarlo y
tratar de salvarlo.
Como en toda ceremonia en honor de un difunto (muerto), además del
sacrificio del animal, se realizan competencias como lucha, lanzamiento de
jabalina, etc.
Alejandro compite junto a los demás hijos de Príamo (o sea sus hermanos).
Gana todas las competencias y todos atónitos se preguntan quién es ese joven
pastor.
Deifobo, un hijo de Príamo, está furioso y resuelto a matar al intruso. Alejandro
se refugia en el templo de Zeus. Allí está su hermana Casandra quien tiene el
don de clarividencia (adivinar) pero nadie cree en sus predicciones.
Al entrar Alejandro al templo, Casandra exclama: -¡El desconocido es nuestro
pequeño Paris!
Alejandro o Paris muestra las mantas en las que estaba envuelto cuando lo
abandonaron. Su madre estaba feliz y el rey Príamo recibe con júbilo (alegría) a
su hijo que es reintegrado en la familia real.
Ha llegado el momento de resolver el conflicto de la manzana de oro, para lo
que fue elegido Paris que ya ha recuperado su origen real.
Al principio Paris está asustado porque el ser humano no tiene derecho a
contemplar la divinidad. Hermes, un enviado de Zeus, lo tranquiliza.
Las tres diosas, cuya belleza es similar, tratan de asombrar a Paris con promesas
seductoras.
-Si me eliges, dice Atenea, ganarás todos los combates y tendrás mucha
sabiduría.
-Si me prefieres, dice Hera, tendrás el poder real, serás el soberano de toda Asia.

-Si te inclinas por mí, dice Afrodita, serás el gran seductor y la bella Helena
cuando te vea no podrá resistir. Serás el esposo de Helena.

Paris se decide por la felicidad con Helena y elige la propuesta de Afrodita.

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