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Testigos de Jehová

Biblioteca  Revistas  La Atalaya  |  Núm. 5, 2017

Predicando con mi esposa, Tabitha.

LA BIBLIA LES CAMBIÓ LA VIDA   10

No creía en Dios
Relatado por Andreas Golec

AÑO DE NACIMIENTO: 1974

PAÍS: REPÚBLICA DEMOCRÁTICA ALEMANA

OTROS DATOS: ERA ATEO

MI PASADO
Nací en un pueblo del estado de Sajonia, en lo que era entonces la
República Democrática Alemana (RDA). En casa había un ambiente
muy cariñoso, y mis padres me enseñaron elevados valores
morales. Como la RDA era un país comunista, mucha gente en
Sajonia no consideraba importante la religión. Yo, personalmente,
no creía en Dios. Hubo dos ideologías que marcaron los primeros
dieciocho años de mi vida: el ateísmo y el comunismo.

¿Por qué me atraía el comunismo? Porque me gustaba la idea de


que todas las personas fueran iguales. Es más, creía que, para
poner fin a la desigualdad entre ricos y pobres, toda la riqueza debía repartirse
equitativamente. De modo que empecé a colaborar con una organización juvenil comunista.
Cuando tenía 14 años, dediqué mucho tiempo a trabajar en un proyecto medioambiental
para reciclar papel. Las autoridades municipales de Aue estuvieron tan agradecidas que me
dieron un premio. Aunque era muy joven, llegué a conocer a algunos políticos destacados del
país. Sentía que iba por buen camino y que mi futuro era prometedor.

Entonces, mi mundo se vino abajo. En 1989 cayó el muro de Berlín, y con él, el bloque
comunista de Europa del Este. Una decepción llevó a la otra. No tardé en descubrir que se
habían cometido muchas injusticias. Por ejemplo, a quienes no apoyaban el comunismo se
les trataba como ciudadanos de segunda clase. Pero ¿cómo era eso posible? ¿No enseñaba el
comunismo que todos somos iguales? ¿Era esa ideología política solo una ilusión? Todo
aquello me causó mucha ansiedad.

Mis prioridades habían cambiado, así que empecé a interesarme por la música y la pintura.
Entré a estudiar en una escuela superior de música con la idea de ir a la universidad; soñaba
con dedicarme a la música y al arte. Tiré por la borda los valores morales que aprendí de
niño. Lo único que me importaba era divertirme; incluso llegué a salir con varias chicas a la
vez. Pero ni la música ni el arte ni un estilo de vida liberal lograron calmar mi ansiedad, y eso
se reflejaba hasta en mis cuadros. ¿Cómo sería el futuro? ¿Qué sentido tenía la vida?

Cuando finalmente encontré las respuestas que buscaba, me quedé helado. Una tarde,   11

mientras estaba en la escuela, me senté con un grupo de estudiantes que estaban hablando
sobre el futuro. Entre ellos estaba Mandy, * una testigo de Jehová que me dio un buen
consejo. Me dijo: “Andreas, si quieres encontrar respuestas a tus preguntas sobre la vida y el
futuro, investiga lo que dice la Biblia”.

Tenía mis dudas, pero pudo más mi curiosidad. Mandy me mostró el capítulo 2 del libro de
Daniel, y al leerlo me quedé impresionado. Esta profecía habla de una serie de potencias
mundiales, es decir, gobiernos, que han tenido un gran impacto hasta nuestros días. Luego,
Mandy me mostró otras profecías bíblicas relacionadas con el futuro de la humanidad. Por fin
hallé respuesta a mis preguntas. Pero ¿quién escribió esas profecías? ¿Quién había podido
predecir el futuro con tanta exactitud? ¿Probaba eso la existencia de Dios?

CÓMO LA BIBLIA ME CAMBIÓ LA VIDA


Mandy me presentó a Horst y Angelika, un matrimonio de Testigos. Ellos me ayudaron a
entender mejor la Biblia. Enseguida me di cuenta de que los testigos de Jehová son la única
organización religiosa que siempre usa el nombre de Dios y lo da a conocer (Salmo 83:18;
Mateo 6:9). Aprendí que Jehová ofrece a los seres humanos la posibilidad de vivir para
siempre en la Tierra hecha un paraíso. El Salmo 37:9 dice: “Los que esperan en Jehová son los
que poseerán la tierra”. Me gustó mucho saber que esa oportunidad está al alcance de todas
las personas que se esfuerzan por vivir según las normas divinas.

No me fue fácil cambiar y vivir en armonía con lo que dice la Biblia. El éxito que había
alcanzado como músico y pintor me convirtió en una persona orgullosa, así que tuve que
aprender a ser más humilde. Además, me costó dejar mi estilo de vida inmoral. Agradezco
mucho que Jehová sea tan paciente, comprensivo y cariñoso con quienes se esfuerzan al
máximo por hacer lo que la Biblia enseña.

El comunismo y el ateísmo marcaron los primeros dieciocho años de mi vida, pero la Biblia
me ha ido transformando desde entonces. Lo que aprendí dio sentido a mi vida y calmó la
ansiedad que me producía pensar en el futuro. En 1993 me bauticé y me hice testigo de
Jehová, y en el 2000 me casé con Tabitha, una entusiasta compañera de creencia. Los dos
dedicamos todo el tiempo que podemos a enseñar a las personas lo que dice la Biblia. Como
en mi caso, muchas de ellas han sido moldeadas por el comunismo y el ateísmo. Me llena de
satisfacción ayudar a la gente a conocer a Jehová.

QUÉ BENEFICIOS HE OBTENIDO


Cuando empecé a relacionarme con los
testigos de Jehová, mis padres se asustaron.
Pero con el tiempo han visto el buen efecto
que esto ha tenido en mi vida. Ahora me
siento feliz porque están estudiando la
Biblia y asisten a las reuniones de los
testigos de Jehová.

Tabitha y yo nos esforzamos por seguir las


recomendaciones que da la Biblia para las
personas casadas, y eso nos hace muy
felices. Por ejemplo, obedecer el consejo de
ser fieles el uno al otro sigue fortaleciendo
nuestro matrimonio (Hebreos 13:4).

Ya no estoy preocupado ni por la vida ni por


el futuro. Formo parte de una familia
mundial de testigos de Jehová que disfruta
de verdadera paz y unidad. En esta familia,
todos somos iguales, algo en lo que siempre
creí y que toda mi vida busqué.
^ Se ha cambiado el nombre.

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