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UNIVERSIDAD CENTRAL DE VENEZUELA

FACULTAD DE INGENIERIA
ESCUELA DE GEOLOGÍA, MINAS Y GEOFISICA
DEPARTAMENTO DE MINAS
MECANICA DE ROCAS

LA OLA

Prof.: Autor
Miguel Castillejo Br. Juan C. Sánchez R.
CI: 27.167.023

Hace más de cien (100) años ocurrió una catástrofe que tomó la vida de
sesenta y tres (63) personas una noche, los eventos los tomaron por
sorpresa, pero las causas iniciales siguieron allí, demostrando que una
avalancha con una cantidad considerable de rocas cayeron al lago
produciendo un tsunami de unos cincuenta (500) metros de altura que arraso
con todo a su paso.
En virtud del pasado, una situación similar tienta nuevamente a otra
localidad que se encuentra bajo condiciones geológicas parecidas, una
depresión del terreno producida por glaciares que se conecta al mar y está
rodeado por montañas inestables. Para no repetir nuevamente lo acontecido,
deciden filmar una película para explicar el escenario previsto para las
situaciones en las que se detallan las causas geológicas y las posibles
medidas a tomar en caso emergencia.
Sin más preámbulos, todo inicia con movimientos tectónicos súbitos sin
sismicidad destacable, o dicho en otro carácter, sismicidad muy leve con
respecto a la escala Richter que solo pueden ser medidos con
especializados. Éstos se encuentran incrustados en la falla de la montaña a
través de un tubo que lleva hasta las aguas subterráneas.
En un día determinado día, de improvisto el agua en ese nivel desaparece.
Fundamentalmente, la materia y por tanto la energía se conserva o
transforma, por lo cual el agua realmente no desaparece al igual que con
cualquier otro elemento material en la superficie terrestre. En consecuencia,
se plantearon dos hipótesis para analizar la situación racionalmente: 1) los
sensores dejaron de funcionar de un momento a otro y se es incapaz medir
el nivel de agua subterránea o 2) el agua paso a otro lugar sin aviso alguno y
los sensores no realizan lectura alguna.
Independientemente del caso, la razón base sigue siendo de carácter
único: suponiendo que el mantenimiento de los equipos se haga
correctamente y se tenga estipulado un tiempo de vida útil antes de su última
señal, debió existir algo que detuviera la señal y en segunda instancia el
agua no se dirige sola, más bien se cuela en los lugares donde pueda
hacerlo, derivándose que ese factor desconocido cortó o destruyó una parte
del sistema de medición y/o cambio el canal de circulación del agua.
Dado que el agua tiene la capacidad para generar sus propios caminos y
sumando el gradiente geotérmico para aumentar su temperatura, la
probabilidad de ésta percolando a las capas ulteriores de la montaña crece.
En este orden, las razones apuntan a que el agua atravesó las capas de
roca infrayacentes y acelerando el sistema y sacando de su equilibrio
(volviendo inestable)
Después, el peso W de la montaña sobre las capas lubricadas por agua
contribuye a la aceleración del
movimiento. Finalmente, es solo
cuestión de tiempo para que las
fuerzas generadas superen a la
fricción del punto de aplicación y
propicien la avalancha posterior.
En síntesis, se puede decir que
el desenvolvimiento final es resultado de la suma de una serie de factores
pequeños y demuestra claramente que no existe una manera certera de
prevenir catástrofes por la magnitud que tienden a tener. No obstante, las
mismas pueden ser diagnosticadas, con indicadores que tal vez no tengan el
100% de seguridad, pero son capaces de encender las alarmas del personal
encargado en adición de las electrónicas existentes, de esta manera si
durante el ejercicio se dan una serie de acontecimientos relativamente
continuos, se tomarían las medidas necesarias para reducir o nulificar las
vidas perdidas, porque al final del día los desastres y las catástrofes solo
ocurren cuando hay una pérdida masiva de vida humana.

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