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DESTINO CUBA
Quizás, en un solo movimiento podrías visitar la historia y la modernidad, según te han dicho.
Los taxis escasean, buscas un coche de alquiler, y en los alrededores del Capitolio, una
construcción magnífica e impresionante que no esperabas encontrar en Cuba, ves una fila de
coches lujosos y coloridos, como salidos de un museo, que apacibles y confiados esperan por
sus pasajeros.
Le comunicas los lugares que no pueden faltar o sencillamente te dejas llevar a bordo de un
descapotable en el que te parece haber visto a Marilyn Monroe, que sólo has visto en añejas
películas, casi todas en blanco y negro, o en exhibiciones exclusivas y raras. El chofer, orgulloso
pero acostumbrado a su papel protagónico, te dice que es un Ford Thunderbird de 1956, y tú
alucinas.
Aunque parezca inverosímil, miles de autos similares en época y fabricantes circulan por las
ciudades cubanas todos los días, en funciones de taxi (llamados almendrones), alquiler,
paseos familiares o en pose de ostentación para impresionar a las chicas.
Mientras bajan a velocidad moderada por el Prado y se encuentran con el mar, donde la brisa te
afecta y decides ponerte tus gafas de sol, en busca de la calle Paseo para subir hasta la Plaza de
la Revolución, se cruzan con decenas de autos americanos de las décadas del 40 y del 50 del
siglo pasado, rodando como si nada, como si el tiempo se hubiese detenido en las escenas del
viejo Hollywood.
Como tienes algunas referencias y te gustan los coches, identificas rápidamente a un Chevrolet
Bel Air 1957; lo viste en una revista. Después le siguen, como si quisieran torturarte, unos Buick,
Oldsmobile, Pontiac, Mercury, Dodge, Desoto, Plymouth, Packard, Cadillac, Plymouth,
Studebaker, Willy Jeep, Chrysler, hasta un MG inglés y un Alfa Romeo italiano. ¡¿Qué sucede
aquí?!
A partir de ese instante, los dueños se aferraron a sus carros de probada calidad y prestancia,
como un tesoro querido e imprescindible para la transportación y el recreo. Para lograr que
se mantuvieran en funcionamiento, la mayoría debió hacerle modificaciones e incentivar la
creatividad de los mecánicos e ingenieros. Varios circulan a pesar de los pesares, con motores y
piezas de otros autos, especialmente los almendrones que hacen rutas fijas de ida y vuelta.
A lo cubano
Pero hay otros que han podido preservarse íntegramente, incluyendo la tapicería interior, por la
calidad de fabricación y el extremo cuidado de sus dueños. Por eso un grupo de propietarios y
amantes del automovilismo se reunió en 2003 para fundar la Escudería de Autos Clásicos y
Antiguos «A lo cubano».
Lo que antes se hacía en el mercado negro con truculentas e inseguras soluciones, ahora le
permite a los ciudadanos o residentes extranjeros adquirir coches de agencia producidos varios
años atrás, de las marcas Peugeot, Hyundai o Suzuki, por ejemplo y en escaso número, a cambio
de estratosféricos montos de decenas de miles de Pesos Cubanos Convertibles (como se
infiere de datos anteriores, un CUC equivale a poco menos de un Euro), cuando el salario medio
mensual devengado por los trabajadores en pesos cubanos corrientes ronda los 20 CUC (Un
CUC equivale a 25 pesos cubanos, la moneda nacional).
Sin embargo, los autos usados de propietario a propietario corren con algo más de suerte. Para
que se tenga una idea, un coche proveniente de la antigua Unión Soviética (la fuente de la
mayoría de los coches importados desde 1959) de las marcas Moskovich y Lada puede
venderse de tres mil a 12 mil CUC, con seguridad para las piezas de repuesto gracias al ingenio
local.
Por tanto, los cubanos que tienen la «suerte» de poseer un auto particular y de poder
mantenerlo debido a los elevados precios del combustible, las piezas, los neumáticos y
reparaciones, ejercen toda la presión y pericia para hacerlos rentables. Evidentemente y
durante varias décadas, la manera más liviana para usar un coche de forma permanente y a
costo mínimo, es a través de un cargo de funcionario público o directivo de empresas e
instituciones estatales que lo subvencionan con sus presupuestos.
En Cuba, la categoría de autos antiguos ha encontrado un escalón superior. Durante los últimos
30 años, la imagen turística de la isla caribeña ha insertado con éxito motivacional inobjetable la
figura de los coches clásicos americanos en sus piezas publicitarias. Hoy en día los coches
clásicos en Cuba se han convertido en un sello de identidad de un destino que no se parece a
ningún otro.
E T IQUE TA S
COCHE S DE LOS AÑOS 40 CUBA HABANA
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