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Unicórdoba
Matemáticas, semestre 2
Córdoba, Montería
2021
1. Formulo preguntas:
Literal Inferencial Critico
¿Cuál es motivo por ¿Qué harías para
¿Quiénes eran los tres cual los tres jóvenes evitar el crimen
burgueses? cometieron el crimen? cometido?
¿Cómo murió el niño ¿Cuál crees que fue la ¿Por qué crees que las
proletariado? intención del autor? clases sociales
distorsionan las
¿Quién le cambia el ¿Crees que la lectura relaciones entre
nombre al niño no es acta para niños? persona?
proletario?
¿Qué pasaría si el ¿Qué nos quiere
¿Cuál fue el motivo del niño hubiera evadido ilustrar el autor con el
maltrato hacia el niño los actos a los cuales texto?
proletariado? fue expuesto? ¿Consideras que todos
los seres humanos
¿Dónde sucedieron los ¿Crees que el texto se tienen los mismos
hechos de tortura? relaciona con la derechos?
actualidad?
¿Quién es el personaje ¿Crees que los tres
principal? ¿Crees que la jóvenes burgueses
diferencia de clase debían ser
puede proporcionar penalizados?
tanto odio hacia
alguien?
2. Predecir
El Niño Proletario
A partir del título del texto, nos hacemos la idea que la trama se centrara en la
vida de un niño que atraviesa dificultades al ser perteneciente de la clase
proletaria, aquella que está obligada a servirle a un régimen capitalista, debido
que no cuentan con los mismos recursos y beneficios.
4. Parafraseado
En el momento en que nació y empezó la cuenta regresiva de su reloj,
lamentablemente este pequeño le toca afrontar las adversidades por ser de la
clase pobre y por ser un esclavo. Su vida dio a luz en un cuarto que se caía a
pedazo, desafortunado porque su herencia era llevar el alcohol en la sangre, su
madre lo deja que enfrente el mundo, fue atendida por una anciana curandera y
viciosa, el padre, mientras su mujer da a luz al pequeño proletario el opaca el ruido
que generan los dolores del parto con vómitos. Se embriaga, con un fuerte vino
que es más denso que su miseria. Me alegró por no ser obrero, de no pertenecer
a una familia pobre. El padre siempre ebrio y al tope del desalojo, maltrata a su
hijo con una correa, cuando conversa con él, solo le habla de ideas perversas.
Desde pequeño el niño pobre trabaja, en el peligro de las vías para poder vender
sus periódicos. En el colegio, que nunca finaliza, todos los días es avergonzado
por sus compañeros de dinero. Es su casa, ese lugar tenebroso, asiste a la
prostitución de su madre, que permite que todos los comerciantes hagan con ella
lo que deseen para poder pagar sus deudas. En mi colegio había un niño pobre.
Se llamaba Strippani, pero la profesora de la escuela le cambió el nombre por
¡Estropeado! A golpes lo dirigía hasta la dirección cada vez, muerto del hambre,
no comprendía las explicaciones de la profesora. Todos reíamos en grande.
Claramente, la sociedad burguesa, se complace en herir al pequeño pobre, esa
saliva, esa larva sirviente en mitad de la ignorancia y el terror. Con el pasar de los
años el pequeño proletario ya es un hombre proletario y vale menos que cualquier
cosa. Se contagia de sífilis y, de una vez que la contrae, ve la necesidad de
casarse para dejar la enfermedad en la herencia familiar. Como es lo único que
puede dejar se niega a abandonar. Hace cuantas veces puede tener relaciones
sexuales con su esposa ilegal, y así, gracias al estudio que aún no puedo llegar a
comprender (o nunca podré comprender), su semen procrea niños enfermos. De
esa forma se cierra el círculo, enfurecido se completa. ¡Estropeado!, con su corto
pantalón amarrado por una tira de tela y los periódicos debajo del brazo, se dirigía
a nosotros sin percatarse de nuestra presencia, tres niños burgueses: Esteban,
Gustavo, yo. La crítica de los obreros nosotros la llevamos en la sangre. Gustavo
adelantó la llanta de su bicicleta azul y ocupó toda la zona. ¡Estropeado! Se
detuvo y nos miró con ojos de confusión, preguntó que iban hacer con él. No
sabíamos que hacerle pero empezamos quemándole los periódicos y robándole el
dinero que llevaba. ¡Estropeado! Nos miraba desesperado con la cara pálida lleno
de miedo por el mal que le causaríamos, por verlo llegar sin irse nosotros
hubiéramos regalado nuestros Palacios multicolores, la atmósfera que nos rodea
de un color dorado. A empujones y golpes ¡Estropeado! Se fue al fondo de un
canal de poca agua. Pidiendo auxilio, con la cara sucia de lodo, y. Nuestro delirio
iba creciendo. El rostro de Gustavo tenía una contracción por un espasmo lleno de
placer. Esteban tomó un vidrio triangular filoso. Todos nos tiramos al canal donde
estaba el pequeño tirado. Gustavo, con el vidrio que llevaba en la mano, se acercó
a ¡Estropeado!, y lo miró. Yo me agarraba a mis testículos por temor a mi placer,
con miedo de mi propio ululante, agonizante placer. Gustavo le corto el rostro al
niño pobre de la frete hasta la barba y después profundizó de lado a lado los
bordes de la herida. Esteban y yo ululábamos. Gustavo se agarraba el brazo
donde sostenía el vidrio para aumentar la fuerza la fuerza del corte con el vidrio.
No perder la fuerza, Gustavo, no perder la fuerza. Nosotros nos gustarían morir
así, disfrutamos y la venganza se ensancha más y al final termina. Porque el
festejo llama al festejo, llama a la venganza, llama a la culminación. Porque
Gustavo demostraba, al sol, una espada reflejante con piscas que también a
nosotros nos molestaban en los ojos y en los órganos del festejo. Porque el festejo
ya está escrito ahí, por escrito, en el corto pantalón amarrado por una tira de tela
gris, sucio y roto. Esteban se lo quito y quedó desnudo al aire libre las nalgas,
pobremente desnutridas del pequeño proletario. El festejo estaba ahí, ya escrito, y
Esteban, Esteban de un solo jalón, quitó el sucio tirador. Pero fue Gustavo el que
se le lanzó encima primero, el primero que actuó contra el cuerpo del niño
¡Estropeado!, fue Gustavo, quien nos guiará en nuestra adolescencia, estos años
de fracasos, golpeada pasión: el primero, introdujo el vidrio triangular donde
comienza la división de las nalgas de ¡Estropeado! Y corto. La sangre se esparció
para todos lados, brillaba con el reflejo del sol, y el agujero del ano se mojó sin
esfuerzo para hacer fácil el acto que planeábamos. Y fue Gustavo, Gustavo el que
lo penetro primero con su pene, grande para la edad que tiene, y bien preparado
para el amor. Esteban y yo nos conteníamos fuertemente, sin bulla alguna que
bloqueaba las gargantas con una ansiedad, enfadado. Esteban y yo. Con los
penes excitados y esperamos, mientras Gustavo realizaba el acto sexual y
pervertido a ¡Estropeado! Y ¡Estropeado! No podía hacer bulla, porque estaba en
el fondo del barro. A Esteban se le contrajo el estómago por las ganas y luego del
fuerte dolor del estómago, algo que cayó en mis pies. Era espléndido grupo de
cosas luminosas, ricamente ornamentados, reflejantes con el sol. Me senté, lo
aplique a mi estómago, y Esteban comprendió mi hermanacion. Se lanzó a mis
brazos y yo me quite los pantalones. Por el ano evacue una masa brillante que
reflejaba con el sol. Esteban la comió y a sus brazos me lance. Mientras que
¡Estropeado! Se ahogaba en el lodo, con su ano sin claridad y rasgado por el pene
de Gustavo, quien al fin terminó el festejo con un ruido. La inocencia del justiciero
placer. Esteban y yo nos lanzamos sobre el pequeño cuerpo del niño. Esteban le
penetro el pene, escondido, fecal, y yo le horade un pie con un punzón a través de
la suela de soga de alpargatas. No me satisfacía tristemente. Le moche de uno en
uno los dedos sucios de los pies, con un olor repugnante, que ya no le servirían.
No habrá más saltos ni carreras en las vías. Imaginaba cuando llegara mi turno
pero yo no quería penetrarlo por el ano. Yo quería sexo oral. Esteban se alteraba
en los últimos jadeos. Yo espere que Esteban culminará, que el rostro de
¡estropeado! Saliera del lodo para que lamiera mi pene, debía ser paciente, y
calmarme. Las cosas que le hice en la tarde del sol menguante, con el vidrio. Le
hice una apertura doble en la pierna izquierda se alcanzaba a ver el hueso blanco,
le corte la mano y vi otro hueso, le contraje repentinamente los nódulos falanges
agarrados, en el lodo, mientras Esteban agonizaba apuntó de culminar. Con mi
cinta roja hice un nudo en el cuello del niño proletario. Jale cuatro veces, doloroso,
aún en su forma natural sin fin de muerte. Todavía esconderse en la demora.
Gustavo pedía a gritos por su parte un fino pañuelo de batista. Quería quitarse de
encima el excremento con que ¡Estropeado! Le ensuciara la punta del pene.
Parece que ¡Estropeado! Hizo sus necesidades. Era grande y agresivo el pene de
Gustavo. Con gran control de él y sólo se movía, tensaba los labios de su boca
como si fuera a culminar. El sol, nos radiaba los últimos rayos, Gustavo pedía a
gritos el pañuelo de batista, bordado y maternal. Le di mi pañuelo batista donde
estaba el rostro de mi madre augusta, donde seque mis lágrimas muchas veces, y
años después fue mi cómplice en mi primera eyaculación. Porque el deseo llama
al festejo y el festejo al deseo pero no en cualquier vagina y es primero que en
ninguna. Gustavo se limpió la punta de su pene y así me lo entregó rojo de la
sangre y marrón. Mi lengua lo limpio en un instante, hasta devolverle al paño la
cara augusta, el retrato con un collar de perlas en el cuello, eh. Con un collar en el
cuello. Justo ahí. Descansaba Esteban mirando el aire después de gozar y era mi
turno. Yo me acerqué a la forma de ¡Estropeado! medio sepultada en el barro y la
di vuelta con el pie. En la cara brillaba el tajo obra del vidrio triangular. El ombligo
de raquítico lucía pálido azulado. El pobre tirado en el barro con el cuerpo
doblado, tratando de liberarse de tal barbaría. Mis amigos, me alagaban por el
buen trabajo que estaba realizando. Inicie mi acto colocando mi pene en la boca
del desgraciado, a medida del acto arrancaba pedazos de piel de la cara de
proletario. A media que lambia mi miembro temía en lastimarme, pues no tenía
fuerzas suficientes. Las muertes no me afectaban, ni la de aquellos que me daban
regalo a cambio. Entre un punto claro, mi final llegara, será insociable desde
donde estoy, observo cada día el trabajo de los obreros aun si conservo los
recuerdos, conservando mi postura respeto a desvalorar al proletariado.
Considerando su muerte como un suceso excelente. Continuando en el acto, con
mis manos sentía lo maltratado que estaba Estropeado, llegaba la noche y me
apresure dándole un puño al desorientado para que aumentara mi placer. Mis
amigos impacientes, no veían la hora que yo culminara para acabar lo que
iniciamos. Agarre fuertemente el cabello de Estropeado para apresurar, pero no
lograba deleitarme, le corte la boca para sentir el frio del metal, hasta llegar al
goce total. Terminando lo deje caer en el barro. Finalmente, Gustavo ahorcó al
vago y lo colgamos estrangulado en el alambre.
¿Y tú que piensas?
5. Inferir:
Es triste ver como la diferencia de clases, hace de las suyas tanto en tiempos
antiguos como hoy por hoy. No es justo ser lastimado, humillado por
capitalistas, solo por el simple hecho de no pertenecer a su mismo rango. Ser
parte de un régimen dominante no te hace dueño del mundo y muchos menos
tener la libertad de cometer actos inmorales hacia personas a las cuales te
decides lastimar. Nadie es presto a recibir tratos injustos y torturas que pueden
causar la muerte. Todos somos ser humanos, poseemos los mismos derechos
y es por ello que no merecemos recibir tratos deshonestos e infames debido a
que no estas actos para ser parte de un grupo creyente de ser dueño del
poder. Sin embargo, muchas son las personas que están expuestas a ser
sacrificadas por aquellos que llenan su placer con el daño causado a alguien
más, y es por eso pretenden tener la potestad para callar y denominar.