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Las hay de todos los colores, formas y tamaños. Este elemento infaltable en nuestro
rostro al que hemos tenido que adaptarnos en estos casi 2 años de pandemia nos ha
ayudado, y lo sigue haciendo, a protegernos del covid-19. El uso correcto de la
mascarilla sumado a otras medidas de bioseguridad también salva vidas y evita la
propagación del virus.
El especialista precisó que las mascarillas deben cumplir con tres características
importantes como son un buen nivel de filtración, respirabilidad y un adecuado ajuste
al rostro a fin de evitar el ingreso de los aerosoles cargados con el virus del covid-19.
Además, dijo que los protectores faciales quirúrgicos simples, los KN95 y N95 tienen
un nivel de filtración superior al 95 %, lo cual los hace efectivos. Sin embargo, para
que cumpla con su objetivo, tiene que encontrarse bien sujeto al contorno de la cara.
“El nivel de filtración es la propiedad por la cual el filtro no deja pasar las partículas,
pero eso no es igual al nivel de protección respiratoria. Esto último se refiere al ajuste
necesario que tenga la mascarilla y cubra correctamente el área de respiración",
acotó.
Uno de los errores más comunes que se observa en la población es utilizar una
mascarilla de tela demasiado gruesa encima de una quirúrgica lo que conduce a
llevarla de manera holgada y no ceñida al rostro al causar demasiada incomodidad en
la persona, puntualizó.
El especialista sostuvo que las mascarillas KN95 y N95 son las que tienen una mejor
forma anatómica y buena filtración a diferencia de las quirúrgicas que tienen un
diseño muy básico ya que fueron creadas solo para impedir la emisión de partículas
expelidas por el individuo.
“Hemos demostrado que al adicionarle una liga o sujetador a las mascarillas KN95 o
las quirúrgicas que llegue a cubrir cabeza y nuca permite elevar la protección
respiratoria a un 95 % o 97 %”, apuntó.
De acuerdo con los estudios realizados, dijo que no es lo más recomendable porque la
respirabilidad se va a ver disminuida por lo que el usuario tendrá una mayor dificultad
para respirar ya que existe una mayor resistencia para el paso del aire a través de
estos dos protectores.
Es preciso resaltar que la función de las mascarillas es impedir que los aerosoles o
microgotas respiratorias del SARS-CoV-2 que se transmiten al hablar, toser o
estornudar puedan ingresar a nuestro organismo por lo que es vital usarla
correctamente.
EVIDENCIA 4 EN NOTICIA
Edad avanzada
Las personas de cualquier edad pueden contagiarse de COVID-19. Sin embargo,
lo más habitual es que afecte a los adultos de edad mediana y a los mayores. El
riesgo de presentar síntomas peligrosos aumenta con la edad, y las personas de
85 años y más tienen un mayor riesgo de presentar síntomas graves. En los
Estados Unidos, aproximadamente un 81 % de las muertes por esta enfermedad
fue entre los mayores de 65 años. Los riesgos son aún más altos para las
personas mayores cuando tienen otras afecciones médicas.
Toma todos los medicamentos según lo recetado. Considera crear un plan de
salud que incluya información sobre tus afecciones médicas, los medicamentos
que tomas, el nombre de tus proveedores de atención médica y los contactos de
emergencia.
Las personas que residen en asilos de ancianos y convalecientes corren un alto
riesgo porque suelen tener varios problemas de salud, combinados con la edad
avanzada. Además, los microbios pueden propagarse con mucha facilidad entre
las personas que viven en proximidad con otras. Si vives en un asilo de ancianos y
convalecientes, sigue las pautas para prevenir infecciones. Pregunta sobre las
medidas de protección para los residentes y las restricciones para los visitantes.
Avisa al personal si te sientes enfermo.
Las personas mayores también son más propensas a tener la enfermedad de
Alzheimer. La enfermedad de Alzheimer puede hacer más difícil que recuerden las
precauciones recomendadas para prevenir la infección.
Diabetes y obesidad
La diabetes tipo 1 o tipo 2 aumenta el riesgo de tener síntomas graves de
la COVID-19. Tener un mayor índice de masa corporal, considerado como
sobrepeso, obesidad u obesidad extrema, también aumenta este riesgo.
Tanto la obesidad como la diabetes reducen la eficiencia del sistema inmunitario
de una persona. La diabetes aumenta el riesgo de infecciones en general. Este
riesgo puede reducirse al mantener controlados los niveles de glucosa en la
sangre y continuar tomando los medicamentos y la insulina para la diabetes. Si
tienes sobrepeso u obesidad, trata de bajar de peso llevando una alimentación
sana y haciendo actividad física con regularidad.