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PRINCIPALES TEORÍAS SOBRE DESARROLLO REGIONAL

UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO

FACULTAD DE ESTUDIOS SUPERIORES CUAUTITLÁN

CIENCIAS SOCIALES

APUNTES DE LA MATERIA DESARROLLO REGIONAL 2854

Cuautitlán, Izcalli, Estado de México, enero 2009

I ND I C E

|Nº |C O N C E P T O |Pag.

|1 |Costos de transporte y Localización industrial. 7

|2 |Otros costos de producción. 15

|3 |Las teorías del lugar central. 16

|4 |Teoría de la base de exportación. 22

|5 |Economías externas o externalidades y de aglomeraciones. 24

|6 |La renta económica de Von Thünen y el uso de la tierra. 27

|7 |Los modelos de causalidad circular y acumulativa. 36

|8 |Los polos de desarrollo. 38

|9 |Nueva geografía económica. 43

|10 |Teoría de los ciclos de productos. 51

|11 |Interdependencia de sectores. 51

|12 |La teoría neoclásica del desarrollo regional. 52


|13 |Modelos de movimiento de firmas entre sectores básicos y no básicos. 53

| |Modelos de crecimiento económico regional. | |


|14 |Teorías de las distorsiones de los mercados. 54

|15 |Teorías basadas en los comportamientos de los agentes 55

|16 |Teorías eclécticas o multifactoriales. 57

|17 |Competitividad de las aéreas locales. 63

|18 |Teoría de las ciudades interiores. 64

|19 |Teoría de los Clústers. 74

|20 |La práctica de los gobiernos centrales y locales. 75

|21 |Acumulación flexible. 77

|22 | 80

| |Bibliografía 89

APUNTES DE LA MATERIA DESARROLLO REGIONAL

PRINCIPALES CORRIENTES TEÓRICAS DEL DESARROLLO ECONÓMICO


REGIONAL.

En este trabajo se pretende abordar en forma sucinta las principales teorías o modelos formulados
en la literatura del desarrollo económico local, a fin de proporcionar una visión de conjunto de las
propuestas de explicación, examinando sus directrices principales, lo que nos permitirá obtener
elementos de análisis para comprender la evolución de la economía regional y urbana de México y
en su caso, plantear hipótesis de reflexión y trabajo en su devenir.
El análisis regional se propone dar respuesta a la heterogeneidad de la estructura y
funcionamiento de la economía de las diversas regiones, así como ofrecer alternativas de
desarrollo. Es decir, identificar cuáles son las implicaciones económicas, sociales y medio
ambientales del espacio en la estructura y funcionamiento de la economía nacional y local.

Al mismo tiempo, también se propone identificar el potencial de desarrollo y las áreas de


oportunidad.

Dado que no existe una sola respuesta a estas cuestiones, con el avance empírico y la reflexión
teórica empleada en su comprensión, se han formulado múltiples conjeturas. Dichas teorías,
según diversos analistas se comprenden en cuatro grandes vertientes de análisis:

La primera corresponde a los conceptos de espacio y región, teorías de la localización y aspectos


básicos del desarrollo urbano;

Siguen las teorías del crecimiento económico regional, equilibrado o convergente, cuyo marco
teórico es la teoría económica neoclásica;

En forma alternativa surgen las teorías del crecimiento económico regional desequilibrado, de la
cual forma parte una gran diversidad de enfoques teóricos, desde los keynesianos hasta los
marxistas.

Según la idea central de esta vertiente, el libre funcionamiento de las fuerzas de mercado no lleva
por sí mismo, a la eliminación de las diferencias geográficas que aparecen en el proceso de
crecimiento económico. Antes al contrario estas diferencias persisten, hasta que el Estado decide
contrarrestarlas. Según el planteamiento Keynesiano el gobierno debe intervenir en la economía,
mientras que para los marxistas la preocupación central es encontrar la institución y la
organización (forma de Estado) que atenué los desequilibrios que provoca el mercado.

Antes de 1960, los economistas que escribían sobre desarrollo consideraron que las economías de
escala a nivel de empresa y la oferta de factores elástica era la explicación del desarrollo, así lo
muestran, Rosenstein- Rodan (1970 [1943]) que consideró la oferta agregada de capital y trabajo,
Lewis (1970[1954]) puso énfasis en la oferta de trabajo y Nurkse (1970[1953]) en la oferta de
capital, factores dan lugar a externalidades pecuniarias con una repercusión real en términos de
rendimientos crecientes y en el bienestar

El último grupo de teorías, corresponde a los avances teóricos recientes tanto del paradigma
dominante neoclásico, y el debate post fordista, que sintetiza la discusión clásica sobre el
desarrollo económico y funciona como marco de referencia de los principales avances teóricos
recientes.

Según el enfoque del modelo fordista de acumulación, la crisis industrial no se debe a los efectos
perversos de la intervención estatal en la economía y sitúan el origen de la misma en el
agotamiento del modelo de desarrollo industrial basado en la producción en serie, que según ellos
será sustituido por el modelo de especialización flexible, que implica una nueva manera de
producir, la transformación de las bases científico-técnicas, el cambio en la naturaleza de los
bienes finales, en los sistemas productivos, el tamaño y las relaciones entre empresas y la
organización del trabajo.

Ninguna de estas variantes puede considerarse independiente una de otra. Las diversas teorías
generalmente combinan elementos de ellas.

En el contexto de las teorías del desarrollo económico local se presenta el siguiente esquema de
desarrollo conceptual.

Teoría de la base Económica regional. De acuerdo con esta teoría el desarrollo de una región o
área específica local depende de:

Los efectos e interacciones que producen en las actividades de la región, un grupo de sectores o
actividades denominados sectores básicos. Generalmente el exportador. Sobre el resto de
actividades o sectores denominados sectores no básicos.

La producción es para las necesidades del mercado externo, lo que produce efectos
multiplicadores y crecimiento de la demanda interna.
La causa de de las diferencias regionales según esta postura se debe a la desigual dotación de
recursos naturales ya que en las primeras etapas de desarrollo produce desigualdades.

De acuerdo con esta teoría dos conjuntos de factores determinan el desarrollo del sector(es)
básico(s) (exportador) de una región específica.

El primero es el conjunto de factores internos a la región. Este conjunto incluye:

a) Los factores del espacio geográfico y dotación de recursos.

b) La ubicación de la región, la demanda de los bienes y servicios producidos en esta, la


producción de bienes y servicios finales e insumos que se requieren para la producción de dichos
bienes y servicios, y la distancia entre estas ubicaciones;

c) Los factores asociados a la ventaja competitiva de la localización del sector básico;

d) Eventos accidentales e históricos;

e) El flujo de entrada y salida de firmas de los sectores básicos y no básicos;

f) Los factores asociados a la diversificación (en lugar de la especialización) de los sectores


básicos;

g) La existencia y explotación de las economías de escala, de aglomeración y externalidades y;

h) Los factores relacionados al desarrollo de los productos.

El segundo conjunto de factores son los denominados externos a la región: tales como:

El Ciclo del producto, la interdependencia entre sectores básicos y no básicos, existencia de


barreras causadas por las intervenciones gubernamentales, distorsiones del mercado movimiento,
de firmas entre sectores básicos y no básicos, entre otras.
MODELOS QUE EXPLICAN EL DESARROLLO REGIONAL SUSTENTADOS EN

FACTORES INTERNOS A LA REGIÓN.

Las explicaciones que ofrecen las corrientes de la geografía económica tradicional, las teorías de
localización y la de la economía regional (urbana y rural) o del espacio, se basan en el conjunto de
factores internos y son las que en mayor medida han sustentado su explicación en la configuración
o determinación del sector básico de una región o área local.

Entre estas posturas destacan:

1. Costos de transporte y Localización industrial.

La localización industrial sostienen los primeros teóricos del desarrollo local, se determina en gran
parte por Los costos de transporte. La característica esencial de los modelos que incorporan estas
nociones es que la firma elige la “localización” de las actividades productivas en función de la
distancia entre el mercado del producto elaborado en la planta de la firma y la localización de los
insumos o recursos que se utilizan en la elaboración de sus productos.

Cuando se habla de “teoría dé la localización”, viene generalmente a colación la tradición que


floreció en Alemania en la primera mitad del siglo XIX. Tradición preocupada por el problema de la
localización económica y en particular la industrial, en un paisaje bidimensional.

Es corriente dividir esta tradición en dos subconjuntos. Primero Alfred Weber y sus seguidores,
que analizaron la decisión de localizar una empresa que sirve a uno o más mercados, que tiene
uno o más proveedores, con un número total de puntos relevantes de este tipo no inferior a tres.
Si no es necesario elegir entre más de dos alternativas, la empresa siempre escogería colocarse
junto al proveedor o en el propio mercado.

Después surgió la tradición de la teoría del emplazamiento central, que analizó la localización y el
papel de los centros de fabricación/marketing/etc. sirviendo a una hipotética población agrícola
distribuida de forma homogénea. En esta tradición, Lösch tuvo la primera gran intuición
geométrica -que las áreas de mercado tendrían que ser hexagonales-, mientras que Christaller
concibió la idea, empíricamente fructífera, de que debería darse una jerarquía de emplazamientos
centrales, con áreas de mercado anidadas unas dentro de otras.

Tanto la teoría de la localización de Weber, como la del emplazamiento central de Lósch y


Christaller, han sido sometidas a diversas críticas, que se concentraron, en la falta de realismo de
los supuestos sobre la distribución de la demanda, la relación entre los costos de transporte y la
distancia, etc.

Sin embargo, quizás el problema mayor parecía radicar en que en ambas se hablaba de geometría,
más que de economía, tal como hasta entonces alcanzaba a entenderla la ya dominante corriente
anglosajona de la teoría económica convencional.

En ninguna de las dos teorías se indica cómo los agentes tomaban sus decisiones, ni tampoco
cómo las decisiones de estos agentes podían interactuar para dar lugar a un resultado
determinado.

Paul Krugman (1997[1995]) por ejemplo, considera que Lösch no aclara el problema de localizar
una fábrica de forma que minimice los costes de transporte desde diferentes proveedores y hacia
varios mercados; No se decía nada sobre ¿Quién está minimizando? ¿Pertenece la fábrica a una
empresa privada? Si es así, ¿cómo fija los precios? ¿Tiene competidores? y, si es así, ¿qué se
supone acerca de sus reacciones? Y, en cualquier caso, ¿por qué debe haber sólo un centro de
producción? hay unas economías de escala tan grandes que hacen que sea óptimo producir en un
solo lugar? - y, ¿qué nos dice esto acerca de la estructura del mercado?

Como no se esclarecía nada de esto, no hay más remedio que suponer que el problema de
minimización de costos de transporte forma parte de un contexto más amplio -que hay una
historia implícita sobre fijación de precios (que, entre otras cosas, va a determinar la demanda),
competencia, y estructura del mercado, una parte de la cual es el problema de minimizar los
costes de transporte, dada la decisión de enviar determinadas cantidades a determinados
mercados.

En opinión de los teóricos del desarrollo local, la teoría del emplazamiento central es, en muchos
aspectos, una construcción intelectual bastante más satisfactoria. Explica cómo interactúan los
agentes individuales, a saber, que el juego entre economías de escala y costos de transporte lleva
a los productores a concentrarse en una jerarquía de ciudades, sirviendo áreas de mercado
anidadas y hexagonales.

Sin embargo, también cuando se la examina más cuidadosamente, no está suficientemente claro
qué es lo que se supone que está pasando. ¿Quién toma las decisiones de localización? Lösch
parece haber propuesto sus hexágonos como óptimo, más que como resultado del
funcionamiento del mercado.

Christaller hablaba claramente de resultado del funcionamiento del mercado, pero sin una
descripción clara de la estructura de ese mercado. En general, la teoría del emplazamiento central
proporcionó una especie de esquema, una forma de organizar las ideas y los datos sobre sistemas
urbanos, no es un modelo económico en el que la estructura observada pudiera ser expresada en
términos de causas más profundas.

¿Pero, por qué ningún economista de la tradición anglosajona tomó la teoría del emplazamiento
central y construyó un modelo formal?

Por algún tiempo, digamos que hasta mediados de los años cincuenta, la simple ignorancia podía
ser la explicación: la tradición alemana de la localización simplemente no era accesible a los
teóricos de habla no germánica. Después del trabajo proselitista de Walter Isard y otros, sin
embargo, las ideas esenciales de la teoría del emplazamiento central estaban a punto para la
elaboración teórica. Y, de hecho, algunos teóricos de mucho talento intentaron modernizarlas. Sin
embargo, no lo consiguieron, por lo menos si nos atenemos al juicio del mercado intelectual.

No lo consiguieron porque para que la teoría del emplazamiento central tuviera sentido, había que
resolver el problema de la estructura del mercado.

En qué consiste la estructura del mercado en el campo de fuerzas centrípetas y centrifugas.

La idea es bastante simple: cada empresa se encuentra con que tiene que escoger entre
aprovechar las economías de escala, que empujan hacia un número limitado de emplazamientos
de producción, o minimizar los costes de transporte, que se pueden reducir multiplicando el
número de ubicaciones.
Pero esta descripción implica inmediatamente que nos encontramos en un mundo en el que las
economías de escala no están agotadas y, por lo tanto, en un mundo de competencia imperfecta.

No se puede explicar satisfactoriamente como se forma el emplazamiento central a menos que


estemos preparados para ofrecer una descripción, por muy estilizada que sea, de esa estructura
del mercado imperfectamente competitiva. Y esto, hasta hace relativamente poco, era algo que
los economistas se sentían incapaces de hacer.

Veamos ahora en forma sucinta la teoría de la localización de Alfred Weber y en el tercer apartado
de estos apuntes, abordaremos la teoría del lugar central según nuestro mapa conceptual anexo.

El economista Alemán Alfred Weber en 1909 desarrolló una teoría pura sobre la
localización industrial en el espacio.

Aún y cuando gran parte de las aportaciones de la teoría de la localización la han hecho los
economistas, es claro que en la noción de “localización” está implícita la existencia de relaciones,
interrelaciones y estructuras espaciales, por los que los modelos de localización industrial son,
por definición, parte de la geografía.

La producción industrial es una actividad económica. El término industria describe una amplia
gama de actividades, tales como la extracción de carbón, la fusión y el refinado de metales,
el montaje de equipos electrónicos, supermercados etc.

Las industrias, según Hamilton F.E. (1971) pueden clasificarse en cuatro grupos en acuerdo con el
proceso operativo que utilicen: extracción, transformación, montaje y servicios. Para poder actuar
cada grupo requiere insumos específicos (materias primas, trabajo, capital recursos humanos) de
determinadas fuentes y ciertos productos para la venta en determinados mercados y áreas de
mercado [1].

Para sustentar su análisis Weber supone un espacio isotrópico (que desde el punto de vista de la
física tiene propiedades idénticas en todas direcciones), pero con recursos localizados en un punto
y con un mercado en otro punto.
Supone también tasas iguales y uniformes de transportación por kilometro en toda la región. Pero
en lugar de imaginar un solo punto de consumo, supone que hay varios puntos de consumo
conocidos y varias fuentes conocidas de energía y de materias primas.

La mano de obra también está disponible en cantidades ilimitadas a un salario constate en varios
lugares dados.

Los costos de transporte se toman como una función lineal del peso y la distancia, pero se
consideran diferencias en la topografía.

Su teoría se aplica a la industria pesada aunque puede aplicarse a la industria ligera. El factor
fundamental del que trata la teoría es la distancia. La distancia de la planta de producción a los
recursos o al mercado, con estos supuestos lo ideal es que la planta se ubique en el lugar donde
los costos del transporte estén minimizados.

Weber representará su teoría en un triangulo en el cual dos vértices, corresponden a los


productos que necesita para su elaboración y otro vértice en el lugar del mercado. Figura 1.

Según Weber la ubicación de una planta industrial está relacionada con cuatro factores
esenciales: La distancia a los recursos naturales, la distancia al mercado, los costos de la mano de
obra y las economías de aglomeración. Los dos últimos factores están modificados por
decisiones políticas.

En su propuesta Weber considera dos tipos de materiales de producción: los ubicuos, como el
agua, la arena o cualquiera que pueda encontrarse en cualquier parte; y los recursos localizados
que solo se encuentran en un determinado punto y son esenciales para la elaboración. Estos
últimos son los que tendrán más peso en la localización de la planta en donde los precios de
transporte son mínimos.

El argumento se sustenta en el uso de dos coeficientes técnicos. El primero es el “índice material”,


es decir, la razón del peso de los materiales localizados con respecto al peso del producto
terminado.
El segundo lo denominó, el “peso locacional”, es decir el peso que debe embarcarse entre todos
los punto locacionales dados. En el caso del peso locacional el índice es “uno”, más el índice
material. Ambos índices deben ser expresados en toneladas en el primero de materiales o
materias primas y en el segundo de producto terminado.

Por tanto, si el proceso productivo es ganador de peso, el índice material es menor que uno y el
peso locacional es mayor que uno, a resultas de lo cual la planta debe ubicarse hacia los puntos de
consumo o de venta.

En cambio si el proceso productivo es perdedor de peso, el índice material es mayor que uno, el
peso locacional es mayor que dos, y entonces la planta debe ubicarse en donde se localizan las
materias primas.

Por ejemplo: para producir 10 toneladas de cemento se requieren 11.2 toneladas de piedra caliza,
3.8 de arcilla/pizarra, 3.0 de carbón de piedra y 0.25 de yeso. Tenemos entonces 18.25 toneladas
de materiales/ 10 toneladas de producto terminado, el “índice material es igual 1.825 por lo que la
industria tiende a establecerse en donde se localiza la disponibilidad de materia prima.

Para evaluar el impacto de la mano de obra considerada como un factor de costos diferenciales y
como costos subsidiario de la ubicación, Weber utilizo una grafica en la que alrededor del punto
“p”, de costo de transporte mínimo se trazan líneas concéntricas de igual valor llamadas
isodapanes –donde todo se iguala- que muestran como los costos totales de transporte, se
incrementan con el aumento de la distancia al punto “p”.

La isodapan cuyo valor es el mismo que en el de los ahorros del costo de la mano de obra la
denomina isodapan critica.

Otro factor subsidiario de la localización es el generado por los efectos de la aglomeración. Este
factor se refiere a que unas empresas se pueden favorecer en sus beneficios por el hecho de
localizarse junto a otras, con las que comparten mano de obra especializada servicios y mercados.

Como ocurre en todos los modelos la teoría es más simple que la realidad, pero es muy útil para
comprender muchos fenómenos de localización industrial.
Dentro de las críticas más importantes que se han señalado a este modelo es que no tiene en
cuenta ni los costos de extracción del recurso, ni las limitaciones y costos del almacenamiento; dos
factores que pueden elevar el precio unitario del producto.

En los años cincuentas del siglo pasado, se retomó la idea de que las empresas tienden a escoger
localizaciones de máximo potencial del mercado, donde el potencial de mercado de una
localización se define como un índice de acceso a los mercado, que involucra tanto la capacidad
adquisitiva de todos los mercados en los que podían vender como su distancia a ellos.

Un índice típico de potencial de mercado que proviene de la aplicación de ciertas leyes de la física
y en particular la “ley de la gravedad”, para la localización i es aquel que relaciona las interacciones
entre ciudades, regiones, municipios – viajes, transportes de mercancías, Pib per cápita, etc.- con
sus poblaciones y la distancia entre ellas. Esta ley aplicada por analogía con la localización
económica de alguna variable toma la forma siguiente:

Fuerza poblacional = G PiPj / dij

La fuerza poblacional, es el producto de las masas divididas por el cuadrado de la distancia que las
separa.

Donde:

F = Fuerza poblacional.

dij =Distancia entre la localidad i y la j. por ejemplo, entre Cuautitlán y Naucalpan.

Pi = Masa del centro de población i. Población de Cuautitlán.

Pj = masa del centro de población j. Población de Naucalpan.

G = Constante análoga al potencial gravitacional. Por ejemplo 1 (uno)


2. Otros costos de producción.

Como resultado del desarrollo tecnológico alcanzado en el sector transportes, las empresas han
obtenido una disminución en los costos de ese servicio, y se ha incrementado la importancia de
otros factores que intervienen en el proceso productivo y específicamente en la localización
industrial o de negocios.

Los costos de la mano de obra (salarios, productividad laboral, ambiente y políticas laborales) y los
impuestos locales, son los factores que se considera inciden más directamente en la localización
de las actividades productivas y empresariales.

No obstante, también inciden en la localización de las actividades empresariales otra amplia


variedad de factores como:

a) El ambiente empresarial; b) las intervenciones del Estado en las actividades empresariales; c) los
servicios de soporte (tales como comunicaciones, infraestructura pública, educación e
instituciones de capacitación) y la calidad de vida; y d) la inercia de permanecer en la localización
de las actividades establecidas.

3. Las teorías del lugar central.

La localización de las actividades productivas como cualquier propuesta analítica hubo de requerir
ser complementada con la localización, disponibilidad y/o tamaño de: a) diversos productos y
servicios (manufactureros, de “marketing”, etc.) que son usados o inciden en dichas actividades; b)
los consumidores que demandan productos; y c) las áreas de los mercados de los productos de las
actividades productivas.

Las teorías del lugar central fueron inicialmente desarrolladas por Christaller (1966[1933]) quien a
decir de Krugman concibió la idea empíricamente fructífera, de que debería de darse una jerarquía
de emplazamientos centrales, con aéreas de mercado anidadas unas dentro de otras y Auguste
Lösch (1957[1954]) quien tuvo la primera gran intuición geométrica de que las aéreas de mercado
tendrían que ser hexagonales.
Según lo señala Mark Blaug (2001[1962]), los hexágonos son la forma más probable de las
fronteras de mercados complementarios, lo que permitiría medir el efecto de las fuerzas
centrífugas y centrípetas.

Para Christaller, la actividad terciaria tiende a ocupar lugares centrales en el espacio y


elabora su propuesta sobre la distribución y jerarquización de los lugares centrales en un espacio
isotrópico, para una región en Alemania.

La teoría de localización de las actividades terciarias de Christaller, es la explicación del número,


tamaño y distribución espacial de ciudades. Este sistema de ciudades es deducido bajo los
siguientes supuestos:

a) Existencia de una superficie homogénea, sin accidentes topográficos y con una densidad
demográfica uniforme.

b) Los costos de transporte por unidad de distancia son iguales en toda la superficie.

c) Toda la población debe ser abastecida con servicios (demanda uniformemente distribuida).

d) Los servicios pueden agruparse en acuerdo con sus diferentes áreas de mercado.

e) Los servicios tienden a localizarse en un punto central con respecto a los clientes
dispersos, localización que permite un máximo de utilidades y un óptimo abastecimiento.

Con base en su interacción, se llega como conclusión a una jerarquía de núcleos urbanos.

Los centros de alta jerarquía se caracterizan por ser una población grande, sostenida
económicamente por un sector terciario, altamente diversificado en donde se destacan los
servicios para una mayor área de influencia. A menor jerarquía, menor población y menor área de
servicios.

Aunque esta es una explicación convincente para la localización de ciudades en el espacio y de


jerarquía urbana, hay que advertir que éste es un enfoque teórico, además de ser estático, es muy
abstracto porque se basa en una serie de supuestos que no se dan en la realidad.
Según esta teoría un lugar central sería aquel que pudiese dar servicios de determinadas clases.

El precio del producto determinará el umbral que necesita la empresa. Cuanto más alto sea el
precio mayor será el umbral mínimo, pero también mayor será el alcance. Esto permite establecer
una jerarquía de lugares centrales. Los lugares centrales menores son los más pequeños y
numerosos, en los de orden intermedio hay menos y de orden mayor solo hay uno.

El lugar central de orden mayor tiene todos los servicios de los órdenes inferiores. Los lugares
centrales medianos tienen los servicios de los lugares centrales inferiores. Cuanto mayor es un
lugar central más población tiene.

El espacio geográfico no presenta las características de homogeneidad supuestos. La población no


se encuentra distribuida regularmente por razones geográficas históricas, económicas,
socioculturales.

a) La topografía y la calidad de los recursos naturales varían de un lugar a otro.

b) Los costos de transporte por unidad de distancia varían fuertemente debido a la existencia de
barreras geográficas y a la desigualdad de distribución de las redes de transporte en el espacio.

c) El poder adquisitivo de la población que determina el volumen y la estructura de la


demanda de los servicios, también muestra diferencias espaciales apreciables.

d) Las poblaciones (por razones históricas o geográficas) no surgen en puntos centrales con
respecto a sus “clientes” dispersos.

Es claro, que la función de la ciudad es la de procurar servicios a la población dispersa. Estas


actividades terciarias constituyen el soporte económico para la población urbana y los servicios
pueden agruparse en acuerdo con sus diferentes áreas de mercado. Indudablemente, en las
regiones de menor ingreso es menor la demanda global de servicios y utiliza servicios más
rudimentarios. En el sistema de ciudades de la región habrá menor número de escalas jerárquicas
y tendrán predominio los centros de jerarquía inferior y mediana, con una oferta de servicios poco
diversificada.

Al incluir en el análisis el sector industrial, se distorsiona más la estructura urbana de la ciudad.


Una de las características de localización de las actividades manufactureras es la de que solo
algunos puntos sobre el espacio geográfico presentan condiciones más o menos favorables
para su desarrollo. La distribución desigual de los recursos naturales y de la población, así como las
diferencias en el grado de accesibilidad a los mercados de los diferentes sitios en el espacio, por la
disparidad a los mercados de los diferentes sitios en el espacio, por la disparidad de facilidades del
transporte, limitan la oferta de servicios apropiados.

En general, las industrias prefieren localizarse en grandes ciudades (economías de aglomeración)


en sitios ventajosos para el transporte cercanos a recursos naturales donde se encuentra mano de
obra barata, seguridad, institutos tecnológicos e innovaciones.

La teoría del lugar central y el análisis de áreas de mercado en las condiciones de la competencia
monopólica recibieron nuevo impulso del autorizado tratado de Auguste Lösch sobre The
Economics of Location (1939), cuyo objetivo era la revisión y el resumen de un siglo de teorización
acerca de la economía del espacio a partir del consistente punto de partida de la teoría del
equilibrio general.

Para Mark Blaug (2001[1962]681-682), todos los elementos principales de la teoría clásica de la
localización se encuentran en Lösch -el análisis de Thünen de la producción de un área que sirve a
un mercado en forma de puntos; el análisis de Launhardt de la producción en forma de puntos,
que sirve a un mercado de área; la teoría de Weber de la orientación de la transportación y la
mano de obra en la ubicación de menor costo de las plantas industriales; el análisis de Hotelling de
la competencia espacial bajo las condiciones del duopolio y el oligopolio; la teoría de las
estructuras regionales de Christaller, y aun las teorías históricas evolutivas del viejo Weber- pero
se subordinan a un interés casi obsesivo por las áreas de ventas de productores rivales.

En efecto, Lösch exageró las consideraciones de la demanda de las decisiones espaciales casi tanto
como Weber exageró las consideraciones de los costos y virtualmente abandonó el esfuerzo de
emplear la teoría de la localización para describir y explicar las estructuras efectivas de la
localización.

Su conjetura de que las áreas de mercado de productos rivales adquieren siempre la forma de una
red de hexágonos ha originado una bibliografía sumamente técnica, en gran medida interesada en
el cuestionamiento de la consistencia lógica de su argumento axiomático.
Si bien Lösch logró una superioridad formal sobre lo principios y los métodos clásicos de los padres
fundadores de la teoría de la localización, esto fue sólo a costa de incrementar el alejamiento de
las decisiones practicas de la localización.

Su libro “La organización espacial del sistema económico”, no es, en términos estrictos una obra
sobre la economía de la localización en el modelo clásico. El título se aproxima mucho más a
captar su preocupación central por las relaciones espaciales entre regiones económicas y estados
nacionales. Lösch apunta a la microeconomía de la economía urbana y regional moderna y se aleja
de la microeconomía de la teoría de la localización industrial en la tradición de Launhardt y Weber.

4. Teoría de la base de exportación.

La argumentación básica de este enfoque fue desarrollado por Douglas North en 1955 y aporta
un refinamiento para un contexto general o más amplio (2006[1990]) y puede resumirse así

Una región ofrece un mercado demasiado pequeño pero sostiene al menos en las fases iníciales,
un ritmo de desarrollo dinámico y persistente. De aquí que las actividades económicas con
una producción altamente exportable constituyen el motor del desarrollo regional. (exportable no
solo al mercado internacional)

La expansión dinámica de tales actividades de exportación amplía el mercado regional y


crea condiciones de soporte económico para que surjan nuevas actividades de producción en
bienes y servicios para el mercado local y regional. La “Base de exportación” de una región la
conforman

La actividad exportadora, que puede ser: agrícola, minera, forestal, industrial o terciaria. El tipo
de las actividades que sirven de base de exportación y el ritmo del desarrollo determinan la
estructura (ritmo del desarrollo regional).

En esta teoría North (1955) acentúa excesivamente la importancia del sector exportador en el
desarrollo regional y descuida el incremento de otros factores de desarrollo tales como; el gasto
gubernamental en la región, las inversiones en actividades regionales, el consumo regional (como
el de inmigración), el surgimiento de un liderazgo político, económico, regional, dinámico y
emprendedor, etc.
Según esta teoría, el desarrollo es inducido por las actividades exportadoras que a su vez
dependen del desarrollo de la demanda “externa” de la región.

A largo plazo una región podrá mantener un crecimiento económico sostenible solo cuando
diversifica su base de exportación, atrayendo nuevas industrias dinámicas que sustituyen a otros
con tendencia a estancarse o desaparecer.

La teoría de la Base de Exportación es un enfoque útil tanto para comprender, el proceso de

desarrollo regional como para planear el desarrollo en regiones subdesarrolladas.

En forma alternativa, North (2006[1990]) sostiene que una región se desarrolla bajo los
siguientes postulados:

a) Modernización de las Instituciones.

b) La dinámica y el comportamiento de la poblacional.

c) Transporte y comunicaciones

Modernizar las Instituciones, provee mejora y mayor certeza y confianza a los actores económicos
y a la sociedad en general. Por tal motivo es importante la presencia del estado, que
especifique los derechos de propiedad y haga cumplir los contratos entre las partes con
organización y gobernabilidad.

En cuanto a la dinámica y el comportamiento de la población, se trata de interpretar mejor la


historia de los pueblos. Identificando porqué razones los individuos toman decisiones, y porqué se
desplazan. Porqué algunos países tienen un mayor índice de crecimiento económico. Porqué
otros tienen tasas de impunidad y de delitos muy altos. Porqué algunos han alcanzado niveles de
desarrollo importantes en educación, salud, ciencia y tecnología, calidad humana y son
agrupaciones humanas lideres.
En el contexto de los transportes y las comunicaciones, el crecimiento económico podría ser
estimulado por la reducción en los costos de transporte y de comunicaciones. Destaca, que el
crecimiento económico, no es solo una cuestión de tipo tecnológico, sino el resultado de un
proceso en el cual interactúan la tecnología, la ciencia y las instituciones con redistribución del
ingreso.

5. Economías externas o externalidades y de aglomeraciones.

Marshall (1963[1890]), Hoover (1943) y W. lsard (1975[1956]) y fueron los autores pioneros que
identificaron la incubación de beneficios potenciales para las empresas por estar localizadas o
agrupadas en una determinada área geográfica.

De acuerdo con Marshall, además de los costos de transporte, otros costos de producción y las
teorías del lugar central, que inciden en la localización, existen tres aspectos adicionales a
considerar para definir una determinada localización de una industria: la concentración de firmas,
en una determinada localización ofrece un mercado de trabajo conjunto (también del capital)
podría suponerse que los incentivos para crear un mercado de trabajó conjunto son similares a los
que ofrecería la diversificación de los activos de una cartera (Rendimientos crecientes); la
disponibilidad de bienes y servicios específicos de una industria en la localidad o región. Una
industria concentrada puede permitir la existencia de un mayor número de proveedores locales
especializados, lo que a su vez, vuelve a la industria más eficiente y refuerza la concentración y; la
osmosis tecnológica (technological spillovers) que se genera con motivo de la interacción de
actividades productivas.

Los dos primeros factores propuestos por Marshall tienen una influencia muy notable en la
concentración geográfica y un menor impacto las externalidades tecnológicas.

El concepto de economías externas lo introdujo Alfred Marshall, que analizó las ventajas derivadas
de producir en una “zona industrial”, como por ejemplo la zona de Sheffield, conocida por su
industria de cuchillería. Dicho con otras palabras, desde su nacimiento, el concepto de economías
externas ha estado muy unido a la realidad de la concentración espacial, de modo que a las
economías externas se les ha otorgado un papel central en la teoría urbana, por lo menos desde la
publicación de la obra de Hoover (1943).
Marshall como ya señalamos daba tres razones por las que a un productor le podría resultar
ventajoso situarse cerca de otros productores de la misma industria.

En primer lugar, una industria concentrada geográficamente podría mantener a los proveedores
locales de factores de producción especializados.

En segundo lugar, una concentración de empresas en las que se contratara a trabajadores de la


misma especialidad ofrecería un fondo común de mano de obra, en el que sería mucho menos
probable que los trabajadores se quedaran sin empleo si a su empresario le fueran mal las cosas, y
más probable que las empresas encontraran fácilmente mano de obra si el negocio marchara
sobre ruedas.

Por último, la proximidad geográfica facilitaría la propagación de la información.

Lo que Marshall entendía por externalidades no es exactamente lo mismo que entendieron


posteriormente otros autores.

Entre los años cuarenta y cincuenta, los economistas distinguieron claramente entre
externalidades tecnológicas -puros spillovers- y externalidades pecuniarias, que ocurrían con la
mediación del mercado.

Marshall, sin embargo, no hizo esa distinción. Consideró que junto a la capacidad de un mercado
local grandes para sostener empresas productoras de bienes intermedios a una escala de
producción eficiente, se obtendrían ventajas de un mercado de trabajo amplio, y los intercambios
de información que tienen lugar cuando empresas del mismo sector se unen (dos externalidades
pecuniarias y una tecnológica.

Krugman (1997[1995]) considera que de acuerdo a la perspectiva actual, tenia razón en no


juntarlas. La distinción entre externalidades tecnológicas y pecuniarias sólo tiene sentido en un
mundo de rendimientos constantes, en general; las externalidades relacionadas con el tamaño del
mercado son tan reales como los spillovers tecnológicos.

Pensemos en las externalidades locales positivas, que tienden a favorecer la concentración de la


producción, enfrentándolas a otros efectos como la saturación del suelo y su precio que tienden a
favorecer la dispersión.
Quizás de esta manera nos estemos acercando a una teoría del tamaño optimo de las ciudades y,
si estamos preparados para hacer algunos supuestos sobre el proceso de formación de las
ciudades

La trinidad de economías externas de Marshall ha resultado ser muy difícil de modelizar desde
cualquier punto de vista formal.

Sin embargo, el argumento de Marshall convenció a los economistas urbanos de que ellos sí que
habían comprendido, aunque sólo fuera superficialmente, por qué existen las ciudades y sus
distritos comerciales centrales. De este modo, introduciendo las economías externas en sus
modelos, los economistas urbanos pudieron ofrecer un análisis profundo y útil que concibe la
economía global como un sistema de ciudades.

No obstante, como la introducción de los modelos se hizo al estilo de las cajas negras, sin
especificar la naturaleza de estas economías externas, se cometió un error garrafal para nuestros
fines, a saber, el alcance geográfico.

Los núcleos de alta tecnología destacados son el Silicón Valley (San francisco California); la ruta
128, en Boston, MMassachusetts y el triangulo de la investigación de Carolina del Norte.

6. La renta económica de Von Thünen y el uso de la tierra.

Von Thünen (1826) y posteriormente Weber (1957[1909]) y Lösch (1957[1944[), son los autores
pioneros de las teorías de la localización o espacio económico. Thünen, en adición a la fertilidad de
la tierra (productividad de la tierra) como determinante de la renta de la tierra en la teoría de
Ricardo, introdujo en su análisis el precio de la tierra y los costos de transporte.

La idea central es que el ingreso obtenido con la explotación de la tierra varía con la distancia con
respecto al mercado en un espacio isotrópico y aislado. A este tipo de renta o ingreso se le llama
renta de ubicación.

Von Thünen se percata que el ser humano trata de resolver sus necesidades económicas en el
entorno inmediato, reduciendo sus desplazamientos al mínimo.
Partió de la idea de que las cosechas se diferencian tanto en la producción por hectárea como en
los costos de transporte, y dejó abierta la posibilidad de que cada cosecha pudiera producirse de
acuerdo con intensidades de cultivo distintas.

El modelo original de Von Thünen es fundamentalmente descriptivo. Fruto de su experiencia como


agricultor. Los supuestos son:

a) Se considera un área aislada constituida por un solo centro urbano y la región agrícola que se
aleja del mismo, (su hinterland). Sería un “estado Aislado”.

b) Una ciudad central como único mercado.

c) Una llanura uniforme rodea toda la ciudad.

d) El hinterland está habitado por agricultores que procuran el máximo de sus beneficios y están
en capacidad de ajustar su producción a las demandas del mercado.

e) Sólo hay un sistema de transporte: el carro con caballo o cualquier otro.

f) Los costos de transporte son directamente proporcionales a la distancia y están


únicamente a cargo de los agricultores, quienes embarcan el producto agrícola fresco.

Von Thünen también consideró una versión de su modelo en la que modificaba algunos de los
supuestos del “estado aislado”, introduciendo, otros supuestos a saber:

a) Un río navegable con transporte más rápido a un costo equivalente a la décima parte del
transporte por tierra.
b) Un centro o mercado secundario con su propia zona de influencia.

c) Diferencias regionales en la productividad agropecuaria de la llanura que rodea la ciudad.

En el modelo los usos del suelo se sitúan concéntricamente alrededor del mercado o ciudad.

Según Von Thünen, las ubicaciones más cercanas al centro serían las más atractivas, tendrían
mayor densidad, se reflejarían en mayores tipos de cultivos intensivos, producían los precios más
altos y producirían mayores ventas. Las ubicaciones más distantes estarían más dispersas y,
proporcionalmente disminuirían sus ganancias fijando precios más bajos.

Los usos de las zonas interiores serán más intensivos que las zonas exteriores y a medida que nos
alejemos del centro, el uso del suelo y su valor es menor, prevaleciendo la agricultura y ganadería
extensivas.

Para su análisis Von Thünen, se formula dos preguntas que aparentemente podrían parecer
dispares:

a) ¿cómo habría que distribuir el suelo que rodea a una ciudad con el fin de minimizar los costos
combinados de producción y transporte a ella de un determinado suministro de alimentos?; y

b) ¿Cuál sería la distribución real del suelo, si los agricultores y los terratenientes se lanzaran a
una competencia no planificada en la que cada uno de ellos actuara de acuerdo con lo que
estiman que son sus propios en intereses?

Von Thünen demostró que la competencia entre los agricultores conduce a equiparar el ingreso
que se obtenga de la unidad de producción, a un gradiente de alquiler del suelo tal que, partiendo
de su punto máximo en la ciudad, desciende hasta llegar a cero en el límite más externo de las
tierras cultivadas.
De este modo, cada agricultor tiene que enfrentarse a una compensación entre la renta del suelo y
la producción y los costes de transporte y, dado que los costes de transporte y los rendimientos
difieren de una cosecha a otra, se obtiene un patrón de producción de anillos concéntricos.

En condiciones de equilibrio, el gradiente de alquiler del suelo debe ser tal que induzca a los
agricultores a cultivar lo suficiente de cada cosecha para satisfacer la demanda; para determinar el
resultado global, basta esta condición junto con la condición de que los alquileres sean cero para
los agricultores más apartados.

La figura 1 representa esquemáticamente el resultado típico de un modelo de von Thünen.

La parte superior de la figura muestra el equilibrio de las curvas de “oferta de alquiler”, esto es, el
alquiler que los agricultores estarían dispuestos a pagar por tres cosechas de acuerdo con una
distancia dada desde la ciudad. La línea gruesa, la envolvente de las curvas de oferta de alquiler,
define el gradiente de alquiler.

[pic]

A lo largo de los tres segmentos de esta línea, los agricultores de una de las cosechas están
dispuestos a pagar por el suelo más que el resto. De esta forma, se formarán anillos concéntricos
de cultivos, y la mitad inferior de la figura mostrará un cuarto de sección de la representación.

En cada anillo se producirá el producto que maximice el beneficio neto por unidad de área de
tierra de modo que pueda pagar la renta más elevada. En otras palabras la competencia entre
productores agrícolas especializados establece un patrón de uso de la tierra que maximiza la
generación de ingreso de la tierra.

En la figura 2 se ilustra como se distribuyen las actividades productivas del modelo de Thünen.

[pic]

Seguramente este modelo nos parezca muy simple y obvio; sin embargo, se trata en realidad de
un análisis ingenioso y bastante profundo.
Según Paul Krugman (1997[1995]) estamos ante un ejemplo impactante de la Fuerza de la
modelización económica para generar conocimientos inesperados. En este caso, el problema de
saber qué cosechas hay que cultivar en un determinado lugar no es una tarea fácil, ya que si
asignamos una cosecha determinada a una hectárea de tierra próxima a la ciudad, estaremos
influyendo indirectamente en el coste de distribución de las demás cosechas, pues habremos
obligado a que éstas se cultiven mucho más lejos.

Por ello, salvo cuando resulte imposible modificar la intensidad de cultivo de la tierra, en modo
alguno es trivial establecer lo que habría que hacer ni lo que sucedería en un mercado no
planificado. Con todo, el análisis de von Thünen nos muestra que hay una respuesta clara para lo
que sucederá, a saber, la emergencia espontánea de un patrón de anillos concéntricos.

En realidad, los anillos concéntricos surgirán incluso si ninguno de los agricultores sabe lo que
están cosechando los otros, por lo que nadie es consciente de que los anillos están presentes. Por
otra parte, este análisis revela algo que nos ha enseñado la economía, aunque para la mayoría de
los no economistas sigue siendo algo sorprendente (e inverosímil): que este resultado no
planificado es eficiente y es a todas luces el mismo que el del plan óptimo.

Dicho de una forma más precisa, la competencia no planificada asignará las cosechas a la tierra de
forma tal que se minimice el coste total combinado de la producción y el transporte de las
cosechas, solo tomando como referencia el alquiler del suelo.

Sin duda alguna, éste es el mejor ejemplo que cabría esperar de la «mano invisible». Cada uno de
los agricultores trata de maximizar su ingreso, por lo que les preocupa mucho los alquileres del
suelo, aunque la conducta colectiva de los agricultores minimice los costos de transporte y de
producción, esto es, una función en la que no aparece el alquiler del suelo.

En los años sesenta, el modelo de von Thünen tuvo un notable renacimiento cuando Alonso
(1977[1964]) lo reinterpretó al sustituir a los viajeros de cercanías (cornmuters) por agricultores, y
el distrito comercial central por la ciudad aislada.

Una vez más, este modelo de ciudad monocéntrica generó anillos concéntricos del uso del suelo,
modelo que hasta la actualidad sigue siendo el núcleo de numerosas publicaciones teóricas y
empíricas.
Gran parte de estas publicaciones tiene por objeto determinar la curva de alquiler y el patrón del
uso del suelo cuando la mano de obra y el capital pueden sustituirse por suelo destinado a la
construcción de viviendas y de otros servicios.

Por otra parte, también se han llevado a cabo diversos estudios en torno a las implicaciones al
congestionamiento urbano, al uso del suelo para carreteras y a temas relacionados.

No obstante, los modelos del tipo von Thünen presentan una limitación importante: únicamente
asumen la existencia de la propia ciudad o de los propios distritos comerciales, aunque ofrezcan
una explicación clara y coherente del uso del suelo que rodea a una ciudad (o del uso del suelo
dentro de un área metropolitana que rodea a un distrito comercial central).

Todo lo dicho no implica que el modelo anterior sea malo, aunque sí lo limita. Así, por ejemplo, el
modelo de von Thünen no es útil en absoluto, si nuestra pretensión investigadora no se limita
exclusivamente a determinar el uso del suelo en una ciudad preexistente; también sirve para saber
cómo se determina el uso del suelo cuando la localización de la ciudad o las ciudades (mejor dicho,
su número y tamaño) es de por sí endógena.

Evidentemente los economistas urbanos han sido conscientes de dicha limitación, de forma que
en la práctica siempre han complementado el modelo de von Thünen con, al menos, un esbozo
teórico de la aglomeración basada en economías externas.

Sin embargo, bajo supuestos simples, Von Thünen muestra que los productos que se cultivan
cerca de las ciudades son aquellos con menores costos de transporte, alta productividad y alta
renta de la tierra.

Conforme la ubicación de los productos se aleja del centro de la ciudad, la renta de la tierra, y la
productividad de la tierra disminuyen con crecientes costos de transporte. En consecuencia, la
contribución de Von Thünen a la teoría de la localización radica en la explicación de la distribución
de las actividades a lo largo de un espacio geográfico.

Desde luego es importante advertir que, la explicación del porqué un conjunto de actividades se
concentran en lugares específicos de dicho espacio no es abordada por Von Thünen.
En su explicación Thünen supone que el mundo es una llanura homogénea, sin rasgos distintivos
(un espacio isotrópico y aislado), que existen costos de transporte y, que no existen economías de
escala.

En la realidad no se dan las condiciones de espacio isotrópico planteadas, existen diferencias de


feracidad de la tierra, diferencias de topografía y de acceso a los mercados a causa de las vías de
comunicación (más rápidas o más baratas) y por lo general hay más de un mercado en la región.

Frente a estos supuestos Krugman (1997[1995]), se pregunta si podría un mundo así dar lugar a la
distribución de la actividad económica enormemente desigual que observamos en la realidad, en
que la mayoría de la gente vive en una pequeña fracción urbanizada del suelo, y en la que las
propias aéreas urbanas están altamente especializadas. Es evidentemente que no.

Lo eficiente seria que la producción de cada bien se repartiera de forma uniforme sobre la llanura,
de forma que el transporte no fuera necesario.

Más aun, en el caso de ausencias de economías de escala, ni siquiera veríamos un mundo de


pueblos pequeños, sino veríamos un mundo de cortijos o unidades habitacionales autosuficientes.

Sin embargo, este análisis ha sido útil para explicar aunque sea parcialmente, el problema de las
aéreas de venta optimas de productos rivales concentrados en un punto, pero que sirven a
consumidores dispersos continuamente por el espacio económico.

En la grafica siguiente “A” y “B” son las ubicaciones de dos plantas que fabrican productos en
competencia. El límite oval divide las ventas del mercado “B” de las del mercado “A”, en que “B”
fabrica el producto “inferior”. X y y son las distancias respectivas de las dos plantas desde un
arbitrario punto de venta “E” en que son iguales los precios netos de ambos productos.

[pic]

LA TEORIA DEL DESARROLLO REGIONAL DESEQUILIBRADO


Surgió como reacción a los conceptos de equilibrio estable, postulados por los modelos de
equilibrio general de los primeros años del siglo XX.

Según la idea central de esta escuela, el libre funcionamiento de las fuerzas de mercado no lleva
por si mismo, a la eliminación de las diferencias geográficas que aparecen en el proceso de
crecimiento económico. Antes al contrario estas diferencias persisten, hasta que por
intermediación del Estado se intentan contrarrestar.

Los planteamientos iníciales fueron desarrollados por Gunar Myrdal, Francois Perroux y Albert
Hirschman a finales de los años cincuentas.

7. Los modelos de causalidad circular y acumulativa.

Estos modelos iniciados en el trabajo de Myrdal (1968[1957]) y revitalizado por Arthur (1990 y
1988) y Krugman (1997[1995]) sostienen que las fuerzas del mercado, en lugar de corregirse por sí
mismas, conducen a equilibrios múltiples.

Myrdal expresa pesimista con respecto a las posibilidades de un proceso espontáneo en las
regiones pobres por impulso del desarrollo proveniente de regiones en desarrollo. En su teoría de
las casualidades acumulativas; Myrdal cree que los efectos positivos de las grandes
aglomeraciones y regiones en desarrollo serán tanto más fuertes cuanto mayor sea el ritmo y el
nivel de desarrollo alcanzados por un país; pero advierte que los desequilibrios
socioeconómicos regionales si son muy fuertes y las regiones pobres abarcan vastos sectores de la
población impedirán un proceso de desarrollo nacional dinámico.

Sin embargo teniendo en cuenta los posibles efectos acumulativos negativos para las zonas
pobres, aboga desde un comienzo, la necesidad de concentrar inversiones privadas y publicas
con el fin de crear una o pocas aglomeraciones motrices, para transmitir desarrollo a las
diferentes regiones del país.

Myrdal, es escéptico respecto a la posibilidad de aplicar el análisis económico convencional a los


países en desarrollo. En estas sociedades no se puede aislar el análisis económico del análisis
social y político. Para Myrdal el subdesarrollo solo puede solucionarse a partir de la igualdad de
oportunidades y la profundización del sistema democrático. Propone la creación de un “ Estado
presidencial Mundial “ que mediante una planificación y redistribución Mundial evite el
aumento de la brecha entre países ricos y pobres.

El enfoque de Myrdal se relaciona con las teorías del desarrollo desigual que indagan por la causa
de las diferencias en el ritmo y nivel de desarrollo entre las regiones. En este sentido fue
particularmente influyente su teoría de la causación circular.

La idea de que el crecimiento es necesariamente desequilibrado, fue compartida también por


Hirhsman, quien introdujo el concepto de Linkages (encadenamientos hacia delante y hacia atrás)
que sería clave en los desarrollos teóricos posteriores.

Para Krugman (1991), ejemplos de estos mecanismos de causalidad circular y acumulativa


abundan en el sector manufacturero. Muestra que la producción manufacturera tenderá a
concentrarse donde existe un mercado grande. Por otro lado, el mercado será grande cuando la
producción del sector manufacturero esté concentrada. La concentración de la producción (y de
firmas) usualmente induce a que los costos de producción de los bienes y servicios sean menores
en las áreas donde esta se localiza.

La existencia de eslabonamientos hacia delante y hacia atrás formulado por Hirschman,


(1981[1958) refuerza el argumento de la causalidad circular.

En la definición de vínculos hacia atrás de Hirschman, el papel de las externalidades pecuniarias,


ligado a las economías de escala, es bastante explicita: una empresa crea un vínculo hacia atrás,
cuando su demanda permite que una industria que la provee se establezca a por lo menos, la
escala económica mínima.

La fuerza de los vínculos hacia atrás de una industria se puede medir por la probabilidad de que
vaya a empujar a otras industrias por encima del umbral de la rentabilidad.

Evidentemente, lo que da lugar a un vinculo hacia atrás significativo, no es sólo el hecho de que el
industrial o el sector “A” compre el insumo o el bien producido del sector “B”; es la afirmación de
que la inversión en “A”, aumentando el volumen del mercado de “B”, induce a un cambio de
escala en la producción de “B” que resulta más eficiente (lo que por analogía podría dar lugar a la
sustitución de importaciones por producción nacional) .

La definición de los vínculos hacia adelante implica una interacción entre escala y tamaño del
mercado, en este caso, la definición es más vaga, pero se puede involucrar la habilidad de una
industria para reducir los costos de utilización de su producto por parte de sus clientes potenciales
y así, de nuevo, empujarlos por encima del umbral de rentabilidad. Desde luego, en este caso la
modelización formal o matemática es más complicada.

Otro ejemplo de causalidad circular es el que corresponde a los efectos del crecimiento
económico. Así, la creación de nuevas plantas (empresas), el descubrimiento de recursos
naturales, o la construcción de infraestructura pública (como carreteras, puentes, caminos, etc.)
pueden generar círculos virtuosos de crecimiento.

8. Los polos de desarrollo.

El término fue introducido y usado sistemáticamente por Perroux en 1955. El concepto como
campo de fuerzas formadas por centros, “polos” o focos de los cuales emanan fuerzas centrípetas
que atraen a fuerzas centrífugas, esta muy relacionada con su noción del espacio económico
abstracto. Es importante observar que al comienzo Perroux se ocupó del “crecimiento económico
y de los cambios intraindustriales e interindustriales.

El polo de crecimiento, es definido por Perroux como un conjunto industrial imbricado en torno a
una dinámica industria central a través de una serie de eslabonamientos de insumo-producto-
mercado, ha servido para fundamentar acciones de política regional encaminadas a la
concentración meramente geográfica de la actividad económica como factor de desarrollo.

Para Perroux (1955), “…el crecimiento económico no aparece en todos los lugares al mismo
tiempo: surge de un determinado punto geográfico, para después difundirse a través de diferentes
canales de intensidad variable…”.

Cabe señalar que Perroux y la escuela francesa de economía regional usan los términos polo y
polarización con sentido diferente al que se le da en inglés. Para Perroux un polo significa
simplemente una aglomeración o concentración de elementos en abstracto. El término
polarización expresa el proceso mediante el cual los polos así definidos se crean y amplían.

Pero como la creación o la ampliación de un polo puede significar el estancamiento hasta la


declinación de otros, el término polarización generalmente se refiere lo mismo a la ampliación
que a la declinación de polos, es decir, el proceso por el cual los polos se suceden unos a otros, en
el tiempo. Por otra parte, el significado inglés del término polarización es el proceso en el cual dos
extremos opuestos externos atraen los elementos situados entre ellos, conforme a el significado,
normalmente hay dos polos, y en el significado que le dan los franceses puede haber más de dos
polos a la vez.

La teoría de los “polos” fue ampliada con otros argumentos por Shumpeter, relativa al papel de
las innovaciones y de las empresas en gran escala. Para Shumpeter, una innovación consiste en la
utilización productiva de un invento. En este sentido existen cinco tipos posibles de innovaciones.

a) Introducción de nuevos bienes o bienes de nueva calidad.

b) Introducción de un nuevo método productivo, ya existente en un sector, que no deriva de


algún descubrimiento científico.

c) Apertura de un nuevo mercado.

d) Conquista de nuevas fuentes de oferta de materias primas.

e) Establecimiento de una nueva organización.

El acto empresarial, consiste en la introducción de una innovación y conduce de este modo a la


obtención de beneficios.

La introducción de innovaciones supone una disminución en los costos de la empresa que la ha


llevado a cabo, o bien, un incremento en el precio de los bienes producidos por la empresa.

Además, la explicación del concepto y la teoría de los polos de crecimiento en un marco


geográfico y regional determinado, se debe principalmente a Boudville30 que contrapuso a la
concepción absoluta de espacio de Perroux, el carácter regional del espacio económico.
Las industrias productivas se localizan en el espacio teniendo en cuenta factores de localización y
de economías de aglomeración.

Boudville define tres tipos genéricos de región con base a los espacios de Perroux, que son: a)
Región homogénea; b) región polarizada y; c) región de Planificación y los nuevos estudios
regionales incluyen la Región Administrativa o histórica

La región homogénea: se determina por agrupaciones de unidades contiguas con características


similares, se plantea en estos casos el problema de elegir las variaciones con sus características
similares: aspectos físicos y bióticos, producto o ingreso de habitantes, estructura
productiva, demografía, bienestar social, etc. Cuando el criterio para regionalizar es físico,
tendremos regiones naturales.

Si empleamos el criterio económico, para la clasificación tendremos regiones, según el volumen de


producción agraria, el tipo de tenencia de la tierra, los usos del suelo, el desarrollo industrial o el
grado de desempleo o los diferentes tipos regionales étnico-culturales.

La región polarizada, denominada también nodal. Se concibe entonces como un área continua
heterogénea, localizada en un espacio geográfico cuyas diferentes partes son interdependientes
en virtud de sus relaciones o complementación e interacción en torno a un centro de
gravedad regional .

Los criterios para delimitar este tipo de regiones son. Las interrelaciones socio-económicas que se
reflejan en flujos entre medios económicos. Los flujos utilizados son: intensidad y dirección de las
migraciones internas, de transporte de pasajeros, de llamadas telefónicas a larga distancia, de
giros bancarios, flujos de comercio al por mayor, etc.

Región de planificación: Es un espacio continuo delimitado con el fin de aplicar en él un plan o


programa de desarrollo regional. Las regiones objeto de la planeación pueden clasificarse así: en
administrativas, homogéneas o polarizadas o también pueden delimitarse teniendo en cuenta los
tres conceptos.
A su vez, la región administrativa o histórica: Comprende un espacio continuo sometido a una
jurisdicción política- administrativa. Generalmente es producto del desarrollo histórico de un país
y no obedece a ningún criterio económico.

La región histórica se conceptúa como un espacio históricamente constituido como producto de


las relaciones sociales y de patrones de dominación imperantes en las sucesivas etapas históricas
de su desarrollo

Boudville introduce la versión geográfica de los polos de desarrollo de Perroux, se trata de una
visión ampliada de la tesis de la causación acumulativa, con la introducción de la variable espacio
en el análisis y con la apertura del circulo de causalidad de Myrdal en una etapa final de difusión
del crecimiento hacia las zonas menos favorecidas inicialmente.

Posteriormente, Perroux (1983) impugnó el supuesto de un equilibrio estable y un crecimiento


equilibrado, apoyado en la suposición de que el crecimiento no surge en todos los lugares a un
mismo tiempo, sino sólo en algunos polos de crecimiento, a partir de los cuales se difunde al resto
de la economía conforme a la diferente intensidad que proviene de los impulsos de las
innovaciones tecnológicas.

De acuerdo a la hipótesis de Perroux, el crecimiento de una región o área local es determinado por
las industrias y firmas de punta u otros actores económicos dominantes en dicha región o área
local. Estas industrias, firmas o actores tienen algunas ventajas (tecnológicas, de nivel de riqueza,
de influencia política, etc.) que les permiten desarrollarse. Los polos de desarrollo están ligados a
otros polos y no necesariamente a las áreas de la periferia alrededor de los centros o ciudades en
crecimiento.

Siguiendo el enfoque de las teorías económicas de localización, geografía económica (tradicional),


y del espacio, los factores, modelos y teorías descritos hasta aquí: Costos de transporte; otros
costos de producción; las teorías del lugar central; economías de externalidad; la renta económica;
los modelos de causalidad circular y acumulativa y los polos de desarrollo, en su explicación
determinan no solo los sectores base (o empresa especifica) de el área locales sino también el
desarrollo y crecimiento económico del área local.
Bajo esta línea de teorías o enfoques, el desarrollo de las regiones o de áreas locales está
determinado por los aspectos de: Localización industrial, intervención gubernamental, beneficios
de la difusión del crecimiento industrial a otras áreas locales (o regiones) concentrando las
inversiones en infraestructura y en negocios en localizaciones determinadas que posean un mayor
potencial de crecimiento.

De estas siete propuestas teóricas, las dos ultimas: los modelos de causalidad circular y
acumulativa y los polos de desarrollo, confrontan el supuesto básico de la teoría económica
convencional de equilibrio general y la convergencia en el desarrollo.

Actualmente estas corrientes teóricas, muestran debilidad en sus postulados debido al notable
desarrollo tecnológico en el transporte, las vías de comunicación y las redes de información.

Siguiendo con nuestra revisión, también han surgido variantes analíticas no directamente
relacionadas a la ubicación, como la calidad de la vida comunitaria y las economías de escala
sobre todo en las economías desarrolladas. Temas que están teniendo una mayor importancia que
los factores tradicionales de localización tales como el tamaño del mercado y la existencia de
recursos naturales (Blakely 2003 y 2001).

Los trabajos que se fundamentan en la existencia y explotación de las economías de escala han
sido introducidos por Krugman (1997[1995]) y forman la base de la Nueva Geografía Económica.

9. Nueva geografía económica.

De acuerdo con Krugman (1997[1995]), la mayor deficiencia de los modelos de localización y de


espacio es que no explican las concentraciones de ciudades y mercados o porqué el sector
manufacturero es concentrado en pocas regiones de un país.

Así pues, la geografía económica tradicional, se propuso contestar la pregunta porqué una
empresa/sector específico(o) se localiza en una determinada área geográfica.

Las ideas principales de la nueva geografía económica son descritas por Krugman (1991), quien
señala que las concentraciones de poblaciones, la producción industrial (productos no agrícolas, o
productos que dependen de los recursos naturales) y de mercados descansan en dos conjuntos de
factores.

La dotación inicial de los factores (incluyendo otras condiciones iníciales) de las áreas geográficas
(tales como: tamaño de población, recursos, infraestructura, etc.) y el conjunto de aspectos y/o
parámetros claves derivados del comportamiento de los agentes y de la tecnología tales como: a)
la propensión al consumo de los bienes manufacturados; b) la intensidad de uso de recursos
humanos del sector manufacturero; c) el grado de economías de escala de los industrias
manufactureras; d) la magnitud de los costos de transporte; e) el grado de las economías
pecuniarias existentes de los sectores industriales; y e) la magnitud de los eslabonamientos hacia
atrás y hacia delante de los sectores industriales.

Definido estos dos conjuntos de factores (o condiciones iníciales de las áreas geográficas), la
concentración de la industria en ciertas áreas geográficas, se explica por la interacción de las
economías de escala a nivel de la industria manufacturera y los costos de transporte.

Así por ejemplo, si se parte de un área geográfica donde existen dos sectores, el manufacturero
(M), no intensivo en el uso de recursos naturales y el otro, intensivo en recursos naturales (A),
entonces la localización de la producción del sector “A”, dependerá de la distribución geográfica
de los recursos naturales.

Sin embargo, la localización del sector M, dependerá por un lado, del tamaño y la distribución
espacial de la población inicial en el área geográfica. A mayor tamaño de un área local -ceteris
paribus- la industria se localizará en dicha área local, debido a que el mayor tamaño implica una
mayor demanda, menores costos de transporte y una mayor explotación de las economías de
escala existentes.

Al mismo tiempo, el desarrollo del sector manufacturero, dependerá del grado de los
eslabonamientos hacia atrás, dentro del mismo sector, generado por el propio sector
manufacturero. El incremento de la demanda de productos industriales creados por el propio
sector -ceteris paribus-, refuerza el efecto del tamaño del mercado debido al tamaño de la
población. Este mayor mercado origina el mecanismo de causalidad circular y acumulativa descrita
por Hirschman, Albert, (1981[1958]).

En la nueva geografía económica, la localización del sector manufacturero no depende de los


factores de localización y distribución de los recursos naturales. Más bien depende de los costos
de transporte, las economías de escala, las dotaciones y/o condiciones iníciales y los aspectos
(parámetros) relacionados al comportamiento de los consumidores y la tecnología.

En Krugman (1999), los argumentos y factores identificados en la nueva geografía económica son
usados para explicar las diferencias, en desarrollo económico, entre regiones dentro de un país o
entre países.

Así regiones deprimidas, países menos desarrollados o los llamados países de la periferia están
asociados a la dispersión de la producción y de sectores productivos intensivos en el uso de
recursos naturales. De otro lado, regiones ricas, países industrializados o los llamados países del
centro están asociados a la concentración de la producción y de sectores productivos no intensivos
en el uso de recursos naturales.

Las fuerzas que afectan la concentración geográfica de la producción manufacturera no intensiva


en el uso de recursos naturales de acuerdo con Krugman (1999) son las centrípetas o de atracción
(tales como: a) el tamaño del mercado y los eslabonamientos; b) el grado de concentración del
mercado laboral; c) la existencia de economías externas y de aglomeración) y las centrífugas o de
dispersión (tales como: a) inmovilidad de los factores de producción; b) las rentas de la tierra; c)
las des-economías externas).

Los cinturones industriales contienen prácticamente las industrias “sueltas”, es decir, que no están
ligadas a una localización determinada ni por la necesidad de estar muy próximas al consumidor
final, ni por la necesidad de utilizar los recursos naturales muy cerca de su fuente.

Para Krugman en el contexto de la economía del espacio, se gestan dos esfuerzos fracasados que
sin duda fueron de gran relevancia para el análisis regional, pero que muestran las limitaciones
existentes hasta entonces en el aparato teórico y conceptual de la economía en su conjunto.

Señala que con posterioridad a la Segunda Guerra Mundial, pareció que la economía del espacio
iba a ponerse de moda. Y, sin embargo, en ambas ocasiones todo quedó en nada.

El primer gran esfuerzo para situar el espacio dentro del análisis económico ocurrió en los años
cincuenta, bajo el liderazgo de Walter Isard. Isard fue un hombre de una gran energía y amplios
conocimientos; realizó un servicio impagable al hacer accesible la tradición de la geografía
económica germánica, que hasta el momento no lo era, a los economistas de todas las
nacionalidades.

Con sus aportaciones, da origen en primer lugar a una iniciativa interdisciplinaria, que es lo que
hoy conocemos como la ciencia regional, que ha tenido una importancia práctica considerable en
el mundo real. Al mismo tiempo, es de los primeros, que se proponen situar en el corazón mismo
de la teoría económica al espacio, como variable de gran relevancia en el contexto de los
mercados competitivos, aspecto que no logro alcanzar con el éxito deseado.

Para Krugman, Isard, con toda su sabiduría y perspicacia, no llegó a entender qué es lo que había
impedido la incorporación del espacio al pensamiento económico.

Location and Space-Economy, fue en gran parte un trabajo de síntesis, uniendo Von Thünen y
Weber, Christaller y Lösch en un paquete manejable. La principal contribución original de Isard fue
la de reformular el problema de la localización como un problema típico de sustitución: según él
las empresas tenían que escoger entre más o menos costes de transporte y menos o más costes
de producción, tal como hacían con cualquier otra decisión de minimización de costes o de
maximización del beneficio, lo que fue una observación perfectamente correcta.

Pero la conclusión que obtuvo Isard de esa observación, fue que se podía entender la cuestión de
la localización como la de una variable de elección más de un modelo de equilibrio general
competitivo, del tipo que estaba empezando a dominar el análisis económico. Y esto era
simplemente incorrecto: para que los diferentes análisis de la localización que planteó tuvieran
sentido, había que tener en cuenta los rendimientos crecientes y, con ellos, la competencia
imperfecta. Isard nunca presentó un ejemplo de un equilibrio general de localización; y esto no fue
por accidente, sino porque ni él ni nadie sabían como hacerlo Krugman (1997[1995]).

Isard lamentó con razón que toda la economía clásica y neoclásica se hubiera confinado a “una
tierra maravillosa sin dimensiones espaciales” y culpó en parte por este desequilibrio, al hecho de
que la teoría clásica de la localización se hubiera concebido en el lenguaje obsoleto del equilibrio
parcial, los coeficientes constantes, las tasas de transportación lineales y las configuraciones
dadas de la demanda.
Si definimos los “insumos de transportación” como el movimiento de una unidad de peso a lo
largo de una unidad de distancia, y las “tarifas de la transportación” como el precio de estos
insumos, sostuvo Isard, la noción central del principio equimarginal de la sustitución basta para
obtener una generalización genuina de la teoría de la localización.

Cualquiera que sea la concentración o dispersión de las fuentes de insumos y los lugares del
mercado, y cualquiera que sea la naturaleza de la función de la transportación, las empresas
maximizadoras del beneficio, se ubicarán de tal modo que igualen las tasas marginales de
sustitución entre dos insumos de la transportación cualesquiera al recíproco de la razón de sus
tarifas de transporte.

A partir de esta condición de primer orden para un máximo, indicó Isard, se pueden derivar todas
las teorías parciales de la localización de Thünen, Launhardt y Weber.

El argumento señala Krugman, puede llevarse más allá. Isard opera con funciones de producción
lineales, de modo que la ubicación óptima de una planta es todavía el punto de costos de
transportación mínimos. Sin embargo, si hay sustitución de factores entre todos los insumos, la
ubicación óptima de una planta variará con el nivel de la producción y casi nada definitivo podrá
decirse acerca de la ubicación de las empresas industriales independientemente de de las
declaraciones acerca de sus decisiones de producción globales.

Afortunadamente para Isard y para el mundo, este no fue el final de la historia. Los modelos
espaciales semirresueltos que aportó casi no hicieron mella en la teoría económica, pero fueron
innegablemente útiles para una serie de finalidades prácticas: un planificador regional intentando
decidir dónde construir carreteras o puertos puede confiar en una serie de esquemas
intelectualmente sugerentes que, aunque disten mucho de tener una estructura coherente o
intelectualmente satisfactoria, le ayuden a definir mejor sus problemas.

En lugar de un gran cuerpo de análisis teórico, lo que Isard acabó creando fue un campo aplicado
ecléctico: la ciencia regional. La ciencia regional no es una disciplina unificada. La mejor forma de
describirla es como una colección de herramientas, algunas más toscas, otras más sofisticadas,
que pueden ayudar a quien necesite responder a problemas prácticos relacionados con temas
espaciales que no puedan esperar hasta que tengamos una buena teoría.
El segundo gran esfuerzo para intentar integrar el espacio a la economía fue más modesto en sus
objetivos y, precisamente por ello, mucho más afortunado en la forma en que fue recibido
inicialmente, si bien, al final, también fracasó. Se trata de la “nueva economía urbana”, que
floreció a finales de los años sesenta y principios de los setenta. Esta literatura se interesó por la
estructura espacial interna de las ciudades.

El modelo apropiado era el de una ciudad monocéntrica, en la que por lo menos una parte de la
población se veía obligada a viajar cada día a un distrito comercial central determinado de forma
exógena. El problema consistía en determinar simultáneamente la forma de utilización del suelo y
la estructura de las rentas del suelo alrededor del distrito comercial central, un problema que
generalmente se veía reducido a la determinación de una curva de equilibrio en función de la
distancia del centro.

Esto es lo mismo que dijo Von Thünen pero con viajeros diarios en lugar de agricultores y los
nuevos modelos compartían muchas de las virtudes del modelo original de Von Thünen. Ofrecían
una idea muy satisfactoria de como las fuerzas del mercado armonizan facilidad de acceso con
valor del suelo, de como el espacio queda estructurado en zonas caracterizadas por diferentes
actividades, de la simultaneidad, propia del equilibrio general, que caracteriza la economía cuando
hay competencia por los recursos escasos.

Desafortunadamente, estos nuevos análisis compartían el defecto básico del modelo de Von
Thünen: el hecho central (literalmente), la existencia de un centro comercial alrededor del cual se
organizaba la ciudad, quedaba incómodamente por explicar.

Claro que uno podía recurrir a unas economías de aglomeración vagamente explicadas para
completar el modelo, pero esto no dejaba de ser poco satisfactorio. Peor aún, de hecho resultó
cada vez más inadecuado porque el mundo real decidió jugar una mala pasada a los modeladores,
al ir aboliendo la ciudad monocéntrica como aproximación cada vez menos razonable.

Cualquiera que haya conducido al interior del país puede percatarse que los pueblos y ciudades se
construyeron alrededor de las líneas de ferrocarril y ejemplifican el tipo de centralización
favorecido por el transporte ferroviario. Es decir, ciudades con un solo centro comercial o
monocéntricas.
Pero en la actualidad los distintos conglomerados urbanos y semi urbanos, si bien, son
radicalmente diferentes en cuanto a su carácter y al uso del suelo, ya no existe un solo centro: hay
una serie de centros comerciales que compiten entre sí.

Hoy en día, vivimos y trabajamos en aéreas megalopolitanas. Una parte significativa de la


población viaja cada día hacia afuera, desde sus casas en la periferia hacia el cinturón de ciudades
que ha crecido alrededor.

Si esto es claro, los esquema de la teoría económica convencional y la propuesta de los anillos de
Von Thünen, resultan insuficientes para explicar algo sobre la estructura espacial de las ciudades
poli céntricas. Lo que necesitamos entender, primero y sobre todo, es dónde están localizados los
centros que compiten entre sí y que esta competencia radica en una cuestión íntimamente ligada
a los rendimientos crecientes.

MODELOS DE DESARROLLO ECONOMICO LOCAL SUSTENTADOS EN FACTORES EXTERNOS A LAS


REGIONES.

Hasta aquí se han descrito los modelos de desarrollo económico local, que apoyan sus postulados
en los factores inherentes al desarrollo económico local, pero también existen modelos que
intentan explicar el desarrollo económico local pero apoyados en los factores externo a de las
regiones y que también tienen como punto de partida a la teoría de la base económica regional.
Los modelos que se destacan en esta área son:

TEORIAS DEL DESARROLLO LOCAL DESDE ARRIBA

Interrelación entre regiones y productos de las regiones: teoría de los ciclos del

producto; interdependencia de sectores y; teoría neoclásica del desarrollo regional (barreras


existentes vs distorsión del mercado causadas por la intervención gubernamental).

10. Teoría de los ciclos de productos.


Esta teoría fue desarrollada por Raymond Vernon (1966) y se sustenta en las etapas o ciclos de
desarrollo de los productos. Estas etapas son tres. La primera es el de generación del propio
producto, o la etapa de los productos nuevos. La segunda es la de maduración del producto el cual
es difundido a todos los mercados. La tercera etapa es el de la estandarización de los productos.

Las regiones “capaces” de producir la primera etapa de los productos son las que tienen un mayor
desarrollo. Esta capacidad depende entre otros factores del grado de la innovación tecnológica, el
ingreso, y la dotación de empresarios innovadores de las regiones. Asimismo, se postula que el
establecimiento de este tipo de productos en regiones menos desarrolladas puede impulsar el
desarrollo de estas (Malizia-Feser, 1999).

11. Interdependencia de sectores.

La teoría de la base económica ha sido sujeta a diversas modificaciones y extensiones muchas de


ellas relacionadas a las herramientas económicas existentes en la desarrollo de la teoría
económica. En su versión original, los sectores básicos y no básicos eran independientes y no
existía interdependencia entre sectores.

Con el uso de la matriz insumo-producto, la matriz de contabilidad social, y la disponibilidad de la


información a nivel de regiones (dentro de los países), la teoría de la base económica fue
extendida para tomar en cuenta los flujos intersectoriales entre diversos sectores básicos y no
básicos.

Un segundo grupo de extensiones toma en cuenta la interdependencia entre diversas regiones. A


estos modelos se les denominan modelos de impacto Multiregional.

Herramientas econométricas también ha sido introducidas en estos dos grupos de extensiones con
la denominación de modelos integrados econométricos y de matriz insumo productos.

Un cuarto grupo de extensiones utiliza las herramientas de modelos computables de equilibrio


general.
12. La teoría neoclásica del desarrollo regional.

El problema de la asignación y distribución de los resultados en una economía de mercado en la


teoría neoclásica es que en dicha asignación o distribución no se distinguen las regiones o áreas
geográficas.

En consecuencia, los conceptos de dicha teoría pueden aplicarse indistintamente a nivel de países,
regiones, y áreas locales. Las diferencias en desarrollo regionales o entre áreas geográficas dentro
de una economía de acuerdo a la teoría neoclásica se explican por las barreras existentes causadas
por las intervenciones de los diferentes estamentos del gobierno y por las distorsiones del
mercado existentes en las regiones. En ausencia de estas barreras y distorsiones, los flujos
interregionales de factores móviles y de bienes y servicios conllevan a la convergencia en: a) el
rendimiento de los de los factores; b) la tasa de crecimiento y el nivel de PBI de las regiones

En el plano del comercio internacional visto como un caso especial, del desarrollo regional según
lo señala P. Krugman, la escuela neoclásica siguió la senda planteada desde los tiempos de
Ricardo. Enfatizando casi exclusivamente en la ventaja comparativa, en lugar de prestar atención a
los rendimientos crecientes como explicación del comercio.

Bajo el término ventaja comparativa se engloba la idea general de que los países comercian para
aprovecharse de las diferencias que existen entre ellos. Por el contrario, el enfoque sustentado en
los rendimientos crecientes afirma, que existen ventajas inherentes a la especialización, incluso si
los países parten de condiciones iníciales muy similares.

Sin embargo, a partir de la década de los ochentas se genero una nueva perspectiva. El nuevo
punto de vista estriba en afirmar que el comercio internacional, es el resultado de una
especialización basada en la existencia de rendimientos crecientes, en lugar de ser un esfuerzo
dedicado de aprovechamiento de diferencias exógenas de recursos o productividad.

Los tres modelos anteriores enfatizan las interrelaciones entre regiones y los productos de las
regiones en estos otros modelos se destacan los Movimientos de firmas entre sectores básicos y
no básicos.
13. Modelos de movimiento de firmas entre sectores básicos y no básicos.

MayoFlynn (1989) extiende el modelo de la base económica para incorporar el movimiento de


firmas entre los sectores básicos y no básicos y la relevancia de estos últimos en el desarrollo de
las regiones. Así, encuentra que entrada de nuevas firmas en los sectores básicos generan un
número mayor de entrada de firmas en los sectores no básicos. De igual modo, salida de firmas de
los sectores básicos también implica salida de firmas de los sectores no básicos.

Para Mayo-Flynn también los el movimiento de firmas (empresas) de los sectores no básicos
pueden inducir el movimiento de firmas en los sectores básicos. Contrario a la hipótesis de la
teoría de la base económica local, donde los sectores básicos de las regiones lideran el crecimiento
de la región, Mayo-Flynn encuentran evidencia de que también el crecimiento de los sectores no
básicos puede inducir crecimiento de la región a través del crecimiento de los sectores básicos.

Dissart (2003), en otra variación del modelo de la base económica, sostiene la importancia, para el
desarrollo económico local, de la diversidad de los sectores básicos. Esta diversidad puede
conducir a un crecimiento estable de las regiones.

El último grupo de modelos presentados en esta sección, denominados modelos dinámicos o de


crecimiento regional o teorías “desde abajo” comparten el argumento que el desarrollo
económico local se sustenta por las fuerzas internas de las propias áreas locales.

Bajo esta perspectiva, las áreas locales y regiones son analizadas como unidades homogéneas y
como consecuencia los modelos de crecimiento y de desarrollo a nivel de país son aplicados y
extendidos a áreas geográficas o regiones al interior de los países.

14. Modelos de crecimiento económico regional.

Entre los autores que destacan en esta línea de trabajo están: Markusen (1981) y Richardson
(1975).
Al igual que los modelos neoclásicos de crecimiento a nivel de países, en los modelos neoclásicos
de las áreas locales, consideran esencial la dotación y acumulación de los factores primarios de
producción y de cambios tecnológicos localizados en las regiones, y de la movilidad de los factores
entre regiones. El crecimiento regional puede ser generado, complementado o apoyado por una
planeación estratégica regional que focalice el crecimiento territorial de las regiones (conformadas
por ciudades centros e interiores-rural y urbano.

Alternativamente, el desarrollo de la región puede ser logrado a través del aprovechamiento de


los recursos claves a nivel de las ciudades centros o interiores. A este tipo de desarrollo se le
denomina funcional (Friedmann-Weaver, 1979 y Markusen, 1981).

La diferencia entre el desarrollo territorial y el funcional es que el primero se focaliza en el


desarrollo de las ciudades al interior y en la periferia de las regiones y el funcional se focaliza en el
desarrollo de la región en función de la dotación y aprovechamiento de sus recursos.

Una tercera perspectiva del desarrollo regional es el desarrollo “Agropolitano” basado en el propio
desarrollo económico y social de la región conservando las raíces culturales de esta, esto es,
establecer o promover la búsqueda de una ciudad región – territorio, que revalorice el
abastecimiento, la seguridad alimentaria, la interacción comunitaria urbano rural con el entorno,
(Friedmann-Weaver, 1979).

MODELOS QUE INCORPORAN FACTORES INTANGIBLES

15. Teorías de las distorsiones de los mercados.

(Problemas de información y política económica regional)

A diferencia del primer grupo de teorías de desarrollo económico local que enfatizan los “factores
tangibles” y de localización, el segundo grupo de teorías aplican a nivel de áreas geográficas
locales (incluso de áreas marginales dentro de grandes ciudades) las teorías de organización y
distorsión de mercados a nivel de países.

Así los problemas de información y otras distorsiones de mercado a nivel de las localidades al
interior de los países pueden obstaculizar el desarrollo de estas. Esta líneas de teorías fue iniciada
en el trabajo de Bartik[2] (1990) y extendidas por los trabajos de Weiler (2000) y Scorsone-Weiler
(2004) entre otros. Debido a la importancia de los fracasos o distorsiones del mercado en el
desarrollo económico local, el papel de la política económica de desarrollo económico local es
esencial.

Bartik (1990) sostiene: “La política de desarrollo económico regional debería concentrarse en
corregir los fracasos de los mercados privados para alcanzar la eficiencia de estos. Las principales
distorsiones que requieren ser abordadas por las políticas del desarrollo económico regional son:
i) el desempleo involuntario y subempleo; ii) las economías de aglomeración; iii) las externalidades
resultantes de las actividades de investigación; iv) las imperfecciones en los mercados financieros,
de capital humano y de información.

La política de desarrollo económico local concentrada en los fracasos o distorsiones de los


mercados tiene dos ventajas sobre el enfoque tradicional y el denominado de “la nueva ola”, de
las políticas de desarrollo económico local. Por un lado, la concentración de las políticas en las
actividades que el sector privado no puede realizar, permite al gobierno a una mejor utilización de
sus recursos. De otro lado, las metas de las políticas son sujetas a medición de acuerdo a los
análisis de beneficios y costos.

Cabe destacar, que las políticas DEL tradicionales son aquellas que inciden en los factores de
oferta o de localización y tienen como meta la generación de empleo. La nueva perspectiva en las
políticas DEL incide en el proceso de innovación a través de políticas que generen nuevas
empresas, desarrollo tecnológico y modernización de los negocios.

Las limitaciones de las políticas de desarrollo económico local (DEL) basadas en los fracasos del
mercado son tres.

La primera es que existen problemas de información para la determinación de algunos de los


beneficios de las intervenciones del gobierno. Superar esta limitación, exige de los gobiernos
locales una mayor atención a la generación de información y estadísticas.

La segunda es que la política se concentra en los problemas de eficiencia y no de distribución.


Como consecuencia un apropiado análisis costo beneficio requiere incluir los problemas
distributivos de la intervención.
La tercera es que no toma en cuenta los beneficios y costos que pueden resultar a otras regiones.
Superar esta [última] limitación puede requerir análisis interregionales.

16. Teorías basadas en los comportamientos de los agentes.

Los agentes relevantes son: La empresa, el grupo económico de interés; capital social; equidad de
genero; las instituciones, reglas formales e informales y; el gobierno.

La capacidad empresarial, el papel y las acciones-interacciones de las empresas son los aspectos
relacionados al “agente empresa” el cual históricamente ha sido el más estudiado incluso desde la
perspectiva del desarrollo económico a nivel de país.

La importancia de este primer agente-empresa en el desarrollo económico ha sido destacada en la


literatura desde los trabajos de Schumpeter (1934, 1962). Los trabajos de Bates (1993), OECD
(2003), Audretsch-Keilbach (2004) y Mackenzie (1992), resumen las diversas formas y mecanismos
en que las empresas afectan al desarrollo económico de áreas geográficas locales.

Entre las formas y mecanismos destacan la incidencia de las empresas sobre:

a) el proceso de innovación y difusión tecnológica;

b) la introducción de nuevos productos y formas de inversión;

c) el stock de capital y el flujo de ahorros;

d) la generación y demanda de empleo calificado y no calificado;

e) los mecanismos de coordinación, asociación y formación de redes de negocios;

f) el desarrollo de alianzas con otras empresas y con el sector público;

g) El liderazgo de la estrategia DEL;

h) la provisión de bienes y servicios de infraestructura y creación de instituciones (por ejemplo,


universidades y centros de investigación) relacionadas a las actividades productivas; y

i) la política económica y social local.


El segundo agente denominado “grupo económico o de interés” ha sido analizado por Olson
Mancur (1992[1965]) quien examinó la base lógica de la participación en los grupos de presión. Las
teorías políticas predominantes en los años sesentas atribuían un papel primordial a la
pertenencia y la participación en los grupos de presión. Unas apelaban a la existencia de un
instinto humano por la creación de grupos, otros atribuían el proceso de modernización a la
formación de grupos basados en el parentesco. Olson ofreció una explicación radicalmente
diferente del fundamento lógico de la acción colectiva organizada.

Olson Mancur, sostuvo que “sólo un incentivo individual y selectivo estimularía a una persona
racional de un grupo latente a actuar con un espíritu grupal"; es decir, que sólo un beneficio
reservado estrictamente a miembros de un grupo motivaría a alguien a unirse y contribuir al
grupo. Esto significa que los individuos actuarán colectivamente para proporcionar bienes
privados, no para proporcionar bienes públicos.

A partir de la lógica de la acción colectiva propuso una explicación del nacimiento y declive de las
naciones. La idea consiste en que, con el tiempo, tienden a formarse en el interior de los países
pequeñas coaliciones. Grupos como los productores de granos, los productores de cemento y
acero y los sindicatos de trabajadores o los partidos políticos, tendrán los incentivos para formar
grupos de presión y para influir en la política a su favor.

Las políticas resultantes de estas presiones tenderán a ser proteccionistas y contrarias a la


innovación tecnológica, y finalmente comprometerán el crecimiento económico.

Con base en esta perspectiva analítica, diversos autores obtienen evidencias de esta relación
negativa para los Estados Unidos. Los grupos de interés son grupos de agentes de un área local
que a través de “presión política (lobbies)” inciden en la política económica y social en función de
los intereses del grupo y no en función del interés público o de la sociedad. Mientras los beneficios
de las acciones del grupo lo recibe el propio grupo de interés los costos de dichas acciones están
distribuidos sobre todos los contribuyentes de un área local.

En oposición a estas posturas, Elinor Olstrom (2000[1990]) señala que se trata de identificar la
situación de interdependencia entre los grupos, para que obtengan beneficios conjuntos
ininterrumpidos, a pesar de que todos o casi todos, intentan eludir responsabilidades y obtener
beneficios.
El tercer agente privado incorporado en la literatura económica y sociológica en las últimas dos
décadas es el “capital social”. Los autores pioneros que argumentan la importancia del capital
social en el desarrollo económico local y de los países son Coleman (1988) y Putnam (1993).

James Coleman es el clásico de la reformulación del concepto y sostuvo la idea de que el capital
social consiste en recursos insertos en la estructura de las relaciones sociales. Para Coleman
(1990), el capital social –confianza, osmosis tecnológica, cultura, reciprocidad, entre otras-, es
productivo y hace posible el logro de ciertos fines que serían inalcanzables en su ausencia.

Durlauf (2002), define al capital social, como el conjunto perecedero de valores y normas
informales compartidos por miembros de un grupo que les permiten cooperar entre ellos. Si existe
“confianza” es un lubricante para que el grupo funcione eficientemente. Es decir, es un conjunto
de relaciones entre individuos en forma de redes sociales o normas de reciprocidad y de
confianza.

La relevancia del capital social en el desarrollo regional consiste en que puede visto como un
mecanismo para entender el desempeño socioeconómicos.

El capital social ha sido tratado como la característica clave para entender diversos fenómenos
económico sociales, tales como: la crisis de mortalidad en Rusia (Kennedy y asociados, 1998); la
participación política y el desarrollo económico (Putnam, 1993); trampas del desarrollo (Woolcock,
1995) y; la eficiencia en los sistemas de justicia (La Porta, 1997).

De acuerdo con Fukuyama (1997), el capital social representa el conjunto instantáneo de valores y
normas informales compartidos por miembros de un grupo de personas que les permiten
cooperar entre ellos. Si existe “confianza” entre ellos este sirve como lubricante para que el grupo
funcione eficientemente. Las normas y valores para que se forme el capital social necesariamente
requieren incluir virtudes tales como “decir la verdad’, “cumplir las obligaciones con el grupo” y
admitir la “reciprocidad”.

La evidencia más clara sobre la importancia del capital social en el desarrollo económico ha sido
presentada por Knack y Keefer (1997).
Ellos encuentran que el capital social (medido como normas y grado de confianza) tiene un mayor
impacto en el crecimiento económico cuando el riesgo se reduce, por una mayor y mejor
confianza en el cumplimiento de normas formales e informales, liberando recursos para la
innovación y el conocimiento.

De igual modo, cuando se sabe que el empleo se consigue por medio de la confianza, la
preparación profesional podría no ser un aspecto vital, ya que en ese caso, la calidad de vida se
derivaría más, del status heredado que del esfuerzo en el trabajo y el cumplimiento de las
responsabilidades.

Knack y Keefer, realizan un estudio econométrico trasversal para 29 países dividiendo el capital
social en dos componentes principales: confianza y cooperación cívica. Estos son medidos a partir
de la encuesta mundial de valores. El resultado es contrastado con el desempeño promedio anual
del PIB y la inversión entre los años 1980-1992. El estudio comprueba que las sociedades ricas en
capital social tienen economías estables y crecientes.

En los países emergentes el capital social tiene un mayor impacto en el crecimiento, debido a que
estos tienen un bajo grado de desarrollo de: a) el sector financiero; b) el grado de defensa,
preservación, y seguimiento de los derechos de propiedad; y c) la supervisión y cumplimiento de
los contratos.

El cuarto agente analizado en la literatura del desarrollo económico local es la mujer o el “género
femenino” o la promoción de la “equidad de genero”. Género y desarrollo es un componente que
los organismos internacionales (que apoyan al proceso de desarrollo de los países) han dedicado
recursos especiales en los últimos años y son parte de la agenda sobre las estrategias de desarrollo
en los países particularmente en los emergentes.

Como es evidente, gran parte de la literatura de género-desarrollo, se enfoca sobre las


desigualdades económicas entre hombres y mujeres en el proceso de desarrollo.

Debido a las diversas actividades que realizan las mujeres, un aumento en su productividad puede
conducir al incremento en el crecimiento económico de un área geográfica local y al mismo
tiempo reducir la población en situación de pobreza, Blumenberg (1998).
La Inversión en las actividades de las mujeres como educación, salud, planificación familiar, acceso
a los recursos, etc. no sólo puede inducir a ganancias en eficiencia económica sino también en
ganancias sociales, tales como: mejores tasas de fertilidad, incremento de la nutrición, y reducidas
tasas de mortalidad infantil, de niños y de madres.

Otro grupo de la literatura género-desarrollo se enfoca sobre los aspectos empresariales de las
mujeres (Forsyth, 2000). Esto es, se trata de combatir costumbres y prácticas discriminatorias
promoviendo una cultura de igualdad de oportunidades entre hombres y mujeres. Esto sin duda es
un nuevo reto para la administración del capital humano en nuestras organizaciones. Bajo este
enfoque la clase empresarial puede ser expandida con la inserción de las mujeres en las
actividades empresariales.

El quinto agente relevante en el proceso de desarrollo de las áreas locales y países son las
organizaciones y las instituciones tanto públicas como privadas, incluyendo las universidades y
centros de investigación. Una diferencia distintiva entre las instituciones para el desarrollo
económico local de las de nivel de país es el énfasis de las primeras en los objetivos políticos,
económicos y sociales circunscritos a las áreas locales donde están ubicadas.

Las instituciones en opinión de D. North, (2006[1990]) son las reglas formales (leyes, normas,
reglamentos) e informales (costumbres, hábitos, normas de comportamiento), que proporcionan
la estructura básica por medio de la cual la humanidad a lo largo de la historia ha creado un orden
y de paso influye en la incertidumbre.

North, señala que el cambio institucional se caracteriza por ser un proceso (fundamentalmente
incremental) impulsado por agentes (emprendedores o líderes) y un origen o causa (cambios
generados endógenamente o exógenamente) en las preferencias de la gente en una sociedad que
suponen el cambio de la manera como los miembros de dicha sociedad escogen maximizar sus
funciones de utilidad, North (2006[1990]).

Para José Ayala (2003), las instituciones y los cambios institucionales, son entes que reducen los
costos de transacción, el costo que implica concretar una operación de compra venta; acotan la
incertidumbre; interiorizan las externalidades y; producen beneficios colectivos a través del
comportamiento coordinado o cooperativo entre agentes.
Según se armonicen las instituciones, las organizaciones y los agentes se pueden constreñir o
ensanchar el mejoramiento colectivo o el logro social, de una localidad.

Desde la perspectiva del Banco Mundial se han establecido programas sobre las organizaciones y
las instituciones de áreas locales, destacan el papel de las universidades en el desarrollo
económico local.

La literatura de las instituciones para el DEL enfatizan las siguientes actividades de estas
instituciones:

a) Identificación del área geográfica foco de los objetivos institucionales;

b) Coordinación de las actividades de las diferentes organizaciones y agentes públicos y privados


incluyendo las universidades;

c) Actividades de investigación sobre las necesidades de las áreas locales;

d) Provisión de información sobre identificadas actividades metas;

e) Actividades de mercadotecnia específicamente diseñadas para determinadas estrategias de


desarrollo;

f) Desarrollo de proyectos;

g) Provisión de diversos servicios comunitarios incluyendo capacitación y educación.

El sexto agente, el Gobierno, es analizado en el numeral 21.

17. Teorías eclécticas o multifactoriales.

El cuarto grupo de teorías de desarrollo económico local son las que denominamos las teorías
eclécticas o multifactoriales. Estas teorías consideran que el desarrollo económico local requiere
de una serie de “factores” de simultánea implementación para la consecución del crecimiento y
desarrollo de las áreas locales.
Uno de los primeros trabajos que incluyen diversos factores en el proceso DEL es Thompson
(1968). Dicho autor señala que la teoría de la base económica es útil sólo para analizar aspectos de
corto plazo, pero para no para los del largo plazo. En el largo plazo, según él, el conjunto de stock
de activos de un área geográfica es el principal determinante del desarrollo del área.

Entre los activos que comprende el stock se encuentran: a) la infraestructura y facilidades


públicas; b) la calidad de los negocios en servicios; vivienda y educación; c) la capacidad de realizar
investigación y desarrollo; d) las calificaciones de la fuerza laboral; y e) el talento empresarial y de
administración de los agentes residentes en las áreas geográficas.

Cecil Wong (1998) por su parte, encuentra evidencias empíricas (desde la perspectiva de los
agentes privados y públicos relacionados al desarrollo económico) en las regiones Nor Este y Oeste
de Inglaterra de once factores que incidieron en el desarrollo de estas regiones.

Estos factores fueron divididos en dos grupos de factores. El primer grupo denominado “factores
tradicionales”, que incluyen: recursos naturales; factores de localización; recursos humanos,
financieros y de capital; infraestructura; conocimiento y tecnología; estructura industrial.

El segundo grupo denominado “factores intangibles”, incluye: la capacidad institucional; la cultura


empresarial; la imagen e identidad de la comunidad; y la calidad de vida.

La literatura “moderna” del enfoque multifactorial ha sido desarrollada en los trabajos de Porter
(2000), Feser (1998), Bergman-Feser (2000), Raines (2002) entre otros. Esta literatura puede
dividirse en tres particulares enfoques eclécticos del desarrollo económico local: competitividad
de las aéreas locales; ciudades interiores y Clústers.

18. Competitividad de las aéreas locales.

El concepto de competitividad a nivel de país y local fue expuesto por Porter (1991[1990]). Desde
la publicación de este trabajo, el término de la competitividad se ha difundido de tal manera en los
países en desarrollo (y desarrollados) que se ha convertido en una especie de estrategia de
desarrollo para las economías.
El concepto sin embargo no está exento de limitaciones. La principal es la multiplicidad de
definiciones, la cual ha implicado que su base teórica sea frágil.

Competitividad local o regional, es un concepto muy utilizado en la discusión corriente para


referirse al desempeño de una firma, una industria o una región, en su interacción con otras
regiones o en la economía nacional y aun en el plano internacional. Es claro que en esta noción
están implícitos dos aspectos complementarios: la competitividad microeconómica o a nivel
empresa y la competitividad macroeconómica a nivel local, regional o país.

La competitividad a nivel de firma tiene que ver con los resultados obtenidos, en las ventas
logradas y, por ende, en la participación en el mercado respectivo. En tal sentido, se expresa no
sólo en el mercado doméstico en cuyo marco se desempeña la firma frente a importaciones, sino
también en mercados externos, de acuerdo a sus exportaciones. Esta noción de competitividad
podría ser denominada como “competitividad microeconómica comercial”

Respecto a la competitividad a nivel macro, se señala que en el mercado compiten no sólo


empresas, sino que se confrontan también sistemas productivos, esquemas institucionales y
organismos sociales, en los que la empresa constituye un elemento importante, pero integrado en
una red de vinculaciones con el sistema educativo, la infraestructura tecnológica, las relaciones
gerencial-laborales, el aparato organizacional público y privado, las instituciones, el sistema
financiero, etcétera, Fajnzylber, Fernando (1988).

Si el “enfoque competitivo” implícito en la definición de competitividad micro, deja solo de verse


como la sumatoria de competitividades comerciales y se pasa a un “enfoque cooperativo”, la
competitividad puede ser vista, como un conjunto de condiciones propicias para el crecimiento
sobre las cuales la acción pública puede tener una influencia positiva, no sólo para la región o el
país que la aplica, sino que también puede generar externalidades para otros ámbitos nacionales.

Así, la definición convencional actual de la competitividad de un país se ha ampliado para


convertirse en la capacidad de mejorar sostenidamente en el tiempo el nivel de vida de sus
habitantes y de procurarles un alto nivel de empleo y cohesión social.

Ahora bien, la competitividad macroeconómica puede ser vista de tres formas distintas: a) como la
evaluación de la situación competitiva, esto es el enfoque tradicional; b) las causas explicativas
del fenómeno ò enfoque estructural y; c) como las recomendaciones de política o competitividad
sistémica.
En el primer caso, se trata de evaluar el desempeño comercial de las naciones como sumatoria de
la performance de las firmas que en ellas se localizan, en términos de “costos” y “no costos”.
Costos del trabajo, capital e insumos: evidentemente la determinación de la mayor o menor
competitividad en costo siempre va a estar ligada a la productividad de cada uno de los elementos
que intervienen en el proceso productivo.

Por ejemplo, la fuerza de trabajo puede llegar a ser muy barata en un país, pero ello puede que no
sea un arma competitiva si esa fuerza de trabajo es poco productiva contra la productividad
obtenida. La competitividad por “no costos”, se logra por la introducción de productos
diferenciados, normas de calidad, especialización en mercados, capacidad instalada, etc. .

En términos generales, la competitividad de un país, desde el enfoque tradicional, está


determinada por la relación entre salarios promedio de la economía y nivel del tipo de cambio. En
este sentido, una caída de los salarios o un aumento del tipo de cambio (depreciación de la
moneda nacional) implica ganancias de competitividad; por el contrario, un aumento de los
salarios o una caída del tipo de cambio (apreciación de la moneda nacional) implica pérdidas de
competitividad.

El enfoque estructural surge como respuesta a la insatisfacción y poca capacidad explicativa del
tradicional. “la noción de “competitividad estructural” incorpora las externalidades competitivas
que provienen además de, las prácticas de gestión exitosas por parte de los entrepreneurs o
ejecutivos corporativos, de las tendencias económicas específicas de largo plazo, de la fortaleza y
eficiencia de la estructura productiva de la economía, de su infraestructura técnica y de otros
factores determinantes de las externalidades sobre las cuales las firmas pueden desarrollarse.

Por lo tanto, la suma entre la competitividad individual de las firmas y las características de la
estructura económica en que ellas participan –y que determina su forma de participación- es la
que conduce a la noción de competitividad estructural.

Los autores destacan algunos de los elementos estructurales determinantes de la competitividad


como a) el tamaño y sofisticación de los mercados interno, b) la estructura de las relaciones
domésticas de producción entre los diferentes sectores e industrias, c) el tamaño y poder de
mercado proveedores y clientes, d) la calidad de las relaciones entre firmas productoras y
usuarias, e) la eficiencia de las relaciones no mercantiles entre firmas y unidades de producción
(integración, cuasi-integración, etcétera), f) el grado en que se realizan transferencias de
tecnología a nivel intersectorial e inter-industrial, g) el grado de aprovechamiento de las
oportunidades tecnológicas y h) el nivel en que se desarrollan procesos de aprendizaje
institucionales relacionados a la tecnología.

Por su parte, el enfoque sistémico incorpora variables adicionales. En primer lugar, considera que
el nivel de competitividad no sólo está determinado por variables micro, meso y
macroeconómicas, sino también por un nivel adicional: el nivel meta económico.

En segundo lugar, dentro del enfoque sistémico se vinculan elementos provenientes de la


economía industrial, la teoría de la innovación y la sociología industrial, de modo de que no son
tenidas en cuenta sólo las categorías económicas en el análisis sino también las políticas.

Además, la visión sistémica está más relacionada con las políticas necesarias para que las
empresas de un país logren mejorar su competitividad industrial, la cual es vista como el producto
de la interacción entre los cuatro niveles mencionados.

El nivel “macro” implica la estabilización de los fundamentos de la economía necesaria como para
que los mercados de factores, bienes y capitales puedan asignar eficientemente los recursos de la
economía.

El nivel “meso” se refiere a los esfuerzos y políticas de promoción y fomento específico puestas en
marcha por las distintas estructuras del Estado en pos de la creación de ventajas competitivas
dinámicas a partir de la formación de nuevas estructuras y la articulación de procesos de
aprendizaje.

En el nivel “micro” se incluyen las acciones encaradas por las firmas de modo de afrontar el nuevo
escenario competitivo caracterizado por una mayor competencia a nivel mundial, la diferenciación
de la demanda y la rápida obsolescencia de productos y procesos. A este respecto, se trata
particularmente de poder articular tres tipos de innovaciones de manera concomitante: técnicas
(de producto y de proceso), de organización (de la producción; del desarrollo de productos; de las
relaciones de suministro, con clientes y con otras empresas e instituciones) y sociales (reducción
de planos jerárquicos; delegación de la toma de decisiones a nivel operativo).
El nivel “meta” se refiere a la capacidad estatal ya sea en el plano nacional o local, de conducción
de la economía y a la existencia de patrones de organización social, que permitan movilizar la
capacidad creativa de la sociedad, ambos factores necesarios para mejorar el desempeño en los
anteriores tres niveles.

Más allá de la definición conceptual del término, esta sección se concentra en los factores que
determinan la competitividad de un área geográfica determinada. Este conjunto de factores son
los que inciden en el desarrollo económico de dicha área.

La Figura 1 presenta el esquema de los factores que determinan la competitividad y el desarrollo


económico local.

[pic]

Este esquema es una versión modificada del “diamante de Porter” (2000) y considera como
elementos claves para el DEL las acciones, interacciones y papel de los agentes.

En el esquema presentado intervienen los siguientes factores:

a) Los factores de localización relacionados a: los recursos humanos y naturales, la dotación de


infraestructura; los recursos financieros y de capitales; y el medio ambiente;

b) Los factores externos e internos relacionados al entorno macroeconómico de las empresas


residentes en las áreas locales;

c) Los factores relacionados a las empresas y la organización/configuración industrial donde ellas


compiten;

d) Las empresas e industrias de soporte a las empresas; y

e) Las acciones e interacciones de los agentes que inciden en el desarrollo económico de un área
geográfica.
Un análisis detallado del enfoque de la competitividad industrial para el caso de la economía
mexicana ha sido expuesto por Hernández Laos (2006)[3]. Estos mismos factores bajo el enfoque
DEL de la competitividad requieren ser aplicados a áreas geográficas específicas.

la competitividad estructural puede ser entendida como aquella que deriva del conjunto de
innovaciones y conductas tecnológicas de los agentes que se desenvuelven dentro de un
determinado sistema nacional de innovación, sean éstos empresas u otras instituciones u
organizaciones ligadas a las actividades de cambio técnico u organizacional

A este respecto, se dirá que un país mejora su posición competitiva en el mercado mundial de
acuerdo a dos circunstancias, ambas relacionadas con la innovación. En primer lugar, un país
puede ganar crecientes porciones del mercado mundial a través de la introducción de nuevos
productos o productos diferenciados (innovaciones tecnológicas de producto), cuyos precios
tienden a ser mayores o, al menos, tienden a caer en menor proporción que los productos
tradicionales o no diferenciados.

Esta situación conduce a la idea de ganancias de competitividad medida como un mayor market
share (una mayor cuota de mercado), tal como se define la mejora de la competitividad en
términos del enfoque tradicional. Sin embargo, aparece aquí una supuesta contradicción: el
aumento relativo de los precios de exportación, que no se condice con la visión del enfoque
tradicional de cómo se mejora la competitividad, permite ganar una porción creciente de los
mercados, lo que está de acuerdo con el enfoque tradicional de cómo se mide la competitividad.
En realidad, esto puede ser posible en virtud del distinto dinamismo de las industrias determinado
por la variación de los patrones de consumo a nivel mundial.

Por otra parte, estos nuevos o diferenciados productos, en virtud de sus precios relativamente
mayores, permiten la mejora de los ingresos de la fuerza de trabajo, lo que se condice con las
mayores capacidades que se requieren de ella para poder desarrollar tales productos. Esto genera
una nueva supuesta contradicción: salarios mayores, que se contradicen con las causas que
mejoran la competitividad desde el enfoque tradicional, permiten ganar porciones crecientes del
mercado, lo que se condice, nuevamente, con las formas de medir la competitividad de acuerdo al
enfoque tradicional.
Las contradicciones no son tales, que el enfoque estructural incorpora el incremento del market
share (cuota de mercado) como una de las formas en que se miden las ganancias de
competitividad, aunque ésta no es la única.

Por tanto, la introducción de nuevos o diferenciados productos mejora la competitividad de


acuerdo al enfoque estructural, no sólo porque está basada en el cambio técnico, sino porque ello
se refleja en la forma de medición de la competitividad correspondiente a dicho enfoque: mejora
de la porción del mercado mundial junto con ingresos crecientes de la fuerza de trabajo.

En segundo lugar, un país puede mejorar también su competitividad internacional a través de la


introducción de innovaciones tecnológicas de proceso u organizacionales que, en ambos casos,
tienen como resultado una mejora en la productividad del trabajo y, por ende, menores precios de
exportación. En este caso, la contradicción parecería aparecer entre las formas de medición de la
competitividad en el enfoque estructural y las formas particulares de mejorarla.

En tal sentido, ¿cómo es posible que estas innovaciones de proceso, que generan una caída en los
precios de los productos a causa de la mayor productividad del trabajo, redunden en mayores
ingresos para la fuerza de trabajo?

En este caso, interactúan causas del enfoque estructural (cambio técnico) con causas del enfoque
tradicional (mejora de la productividad del trabajo) en una visión dinámica de cómo mejora la
competitividad. Las primeras determinan a las segundas. Las innovaciones de proceso u
organizacionales generan un doble efecto sobre la fuerza de trabajo: por un lado, al incrementar la
productividad del trabajo, reducen la cantidad de tiempo de trabajo por unidad de producto; por
el otro, la fuerza de trabajo que requiere dicho cambio técnico para operar es de mayor calidad y,
por ende, recibe mayores salarios.

El capitalista introducirá la innovación de proceso u organizacional en tanto el primero de los


efectos sea mayor al segundo, o sea, en tanto el aumento de la productividad del trabajo sea
mayor al incremento en la retribución a la fuerza de trabajo. De esa forma se produce el doble
fenómeno de obtención de una mayor porción del mercado mundial, en virtud de los menores
precios de exportación, e incremento de las condiciones de vida de los trabajadores.

De otro lado, Meyer-Stamer (2004) describe el denominado esquema hexagonal del desarrollo
económico local que también tiene sus bases en el concepto de competitividad regional.
La Figura 2, tomada de Meyer-Stamer (2004), presenta los 6 triángulos que conforman el
hexágono, que de acuerdo a estos autores, determinan el desarrollo económico de un área
geográfica específica.

Figura 2

[pic]

El Hexágono del Desarrollo Económico Local. Fuente: Meyer-Stamer

Los triángulos son:

a) Las agentes fuentes del crecimiento que fundamentalmente son las empresas localizadas en el
área. Estos son los denominados Grupos Meta;

b) Los factores de localización que atraen la inversión hacia las áreas locales;

c) Las sinergias y políticas concentradas sobre: a) la promoción del empleo y la actividad


económica; b) el alivio y reducción de situación de pobreza de la población; y c) el desarrollo
comunitario y urbano;

d) Los factores que determinan que el desarrollo sea sostenible ecológica y socialmente;

e) La relación y cooperación entre el sector público y privado para el establecimiento de la


gobernabilidad; y

f) La administración del proceso de desarrollo.

19. Teoría de las ciudades interiores.


Una segunda aplicación del concepto de competitividad expuesto por Porter (1995) es en el
desarrollo de los “distritos interiores” a las ciudades grandes con menores o bajos niveles de
desarrollo.

Porter argumenta que el desarrollo de estos distritos no requiere de caridades, o de incentivos


artificiales por parte del gobierno. Todo lo contrario, requiere el desarrollar las ventajas
competitivas y negocios que induzcan al desarrollo. De acuerdo a Porter, las principales ventajas
de los distritos interiores en los Estados Unidos son:

a) La localización estratégica (alrededor de distritos más grandes y ricos);

b) La potencial demanda local no explotada por los negocios de los propios distritos interiores;

c) La integración con Clústers regionales (existentes en los distritos vecinos a los distritos
interiores);

d) Los recursos humanos.

En la literatura DEL de las ciudades interiores (“inner cities”) o de “mercados nuevos” el desarrollo
de estas también ha sido abordado bajos las teorías de fracasos y distorsiones de mercado
presentadas en la sección III.2 (por ejemplo, el trabajo de Scorsone-Weiler, 2004).

20. Teoria de los Clústers.

La tercera aplicación del concepto de competitividad también expuesto por Porter (1998, 2000) y
de actual auge en los países desarrollados es el de Clústers.

La definición estándar de clúster de acuerdo a Porter (1998) es: Un grupo de firmas


(organizaciones y agentes) relacionadas de forma horizontal, verticalmente o de soporte, ubicadas
en un área geográfica determinada que aprovechando una serie de aspectos como externalidades,
ahorros de costos de transacción, disponibilidad rápida y a gusto del cliente de los insumos, etc.,
proveen ventajas a las firmas, sectores, distritos o regiones de un país donde las firmas están
ubicadas.
Este concepto es distinto a la de cadena productiva[4]. Así la cadena productiva es definida como:
El conjunto de actividades que genera (produce) éste desde la iniciación, pasando través de las
diferentes fases de transformación de las diversas fases productivas, y finalizando por la
distribución y alcance al consumidor final y los desperdicios del producto.

Un alternativa de definición de cadena productiva es la de un conjunto de actividades necesarias


para convertir la materia prima en productos terminados y venderlos, y en el valor que se agrega
en cada eslabón (encadenamiento).

Así un clúster puede incluir distintas cadenas productivas y las cadenas productivas no
necesariamente constituyen Clústers.

La importancia de los “Clústers” en el desarrollo económico local y regional ha sido enfatizada en


diversos trabajos tanto de economías desarrolladas como en desarrollo incluyendo la economía
mexicana.

En América Latina también se ha realizado trabajos exploratorios sobre Clústers, entre otros el del
BID (2002). La literatura de Clústers en los países desarrollados, donde se originó, es extensa.
Waits (2002); Porter (1998) y Bergman-Feser (2000) señalan la relevancia del desarrollo de
Clústers para el desarrollo de áreas geográficas específicas.

Waits (2002: 37 y 49) en un estudio sobre Arizona EE.UU., comenta que: “…Estados y regiones en
Norte América están mostrando un notorio interés en los Clústers para el Desarrollo. Estados que
adoptaron este método del desarrollo (desde 1990-1991, fueron Arizona, Florida, Massachusetts e
Illinois. También, un poco antes surgieron los distritos de Silicon Valley, California; Austin, Texas;
Wichita, Kansas; Tucson, Arizona. Las Aglomeraciones o Clústers nuevos son las de California,
Rhode Islands, Colorado, Connecticut, y las Twin Cities en Minnesota…..Clústers de firmas de clase
mundial en lugar de firmas individuales o de simples industrias son la fuente de trabajos, ingresos
y crecimiento de las exportaciones…”.

Porter (1998:11) por su lado hace notar que: “Clusters compitiendo con otras localizaciones
basadas en un área geográfica son la fuente primaria de crecimiento y prosperidad del área”.
El que mejor sintetiza la importancia del análisis de los Clústers en el desarrollo regional es
Bergman-Feser (2000:4), cuando señala que “…uno no puede entender completamente la política
económica sobre desarrollo regional sin el conocimiento y tal vez alguna experiencia con las
aplicaciones de los clústers industriales…”, el análisis de clústers industriales es un método
comprensivo para entender las condiciones económicas regionales y sus tendencias así como
también los desafíos de política económica y oportunidades que dichas condiciones y tendencias
indican.

El análisis de clústers industriales puede ayudar a explotar los datos económicos regionales y;
proveer formas de pensar efectivamente acerca de interdependencia industrial; y generar formas
y opciones de política económica regional.

Los elementos que determinan el desarrollo de los clústers de un área geográfica a la vez son
elementos que nutren el desarrollo económico local donde dichos clústers están ubicados. Entre
los principales elementos del desarrollo de los clústers que inciden en el

DEL destacan:

a) La generación de externalidades;

b) La explotación de las economías de aglomeración;

c) El ambiente y el proceso de innovación;

d) La relaciones de cooperación, interrelaciones y coordinaciones entre empresas que


conforman el clúster;

e) La rivalidad entre firmas; y

f) El sendero de dependencia tecnológica.

21. La practica de los gobiernos centrales y locales.

Las teorías DEL tienen su origen en la práctica de los gobiernos locales, en los países desarrollados,
de incidir en el proceso de desarrollo de las áreas locales. Así, desde sus inicios el Estado a través
de sus entes gubernamentales (central, regional y local) ha tenido un papel central en el desarrollo
económico local de las áreas locales de dichos países en los países desarrollados, en particular en
los Estados Unidos.

El Estado ha tenido diversas formas de intervención.

Entre 1930-1970 establece incentivos para atraer firmas en áreas de población en pobreza; se
propone controlar los contaminadores del ambiente; promoción de la demanda a través de
redistribución; la principal meta fue equidad. Los instrumentos usados fueron: subsidios a los
préstamos; transferencias directas; incentivos de localización. Una de las principales metas de esta
política es la generación de empleo.

Entre 1950 y mediados de los noventas impulsa la creación de nuevas empresas, promoción de
incubadora (en particular pequeñas y medianas empresas); modernización de los negocios,
mejoras institucionales; actividades de desarrollo tecnológico y transferencia de tecnología; Los
programas que se establecieron fueron: capacitación laboral; desarrollo de empresas; programas
de cooperación entre gobierno y sector privado y transferencia de tecnología. Las metas
principales fueron eficiencia y la innovación tecnológica.

Desde fines de los noventas hasta hoy día, impulsa la cooperación regional; la construcción de
interrelaciones (eslabonamientos) y/o coordinaciones entre empresas, instituciones (públicas y
privadas); la principal meta es la calidad de vida de los habitantes de las regiones. Los programas
son básicamente estrategia de promoción industrial. El principal objetivo de estas políticas es el
crecimiento resultante de la eficiencia de los Clústers y el desarrollo de la competitividad local.

Entre las principales proposiciones que se derivan del análisis de las políticas del gobierno para el
DEL destacan las siguientes:

a) Las políticas para el desarrollo económico local (Políticas DEL) requieren tener: objetivos
generales y específicos definidos; formas de evaluar o de dar un seguimiento de la efectividad de
los instrumentos; y programas implementados por los diversos estamentos del Estado. Los
objetivos definidos requieren establecer “metas” de las variables de incidencia del proceso DEL;
b) Desde inicios del siglo XX, la literatura sobre políticas DEL ha seguido tres tipos de modas o
olas de intervención. La primera ola tenía como objetivo general el atraer inversión a las áreas
geográficas determinadas en función de la dotación de los factores de localización de dichas áreas.
La segunda ola tiene como objetivo general el desarrollo interno de las áreas geográficas en
función del crecimiento interno de dichas áreas. La tercera ola tiene como objetivo general incidir
en sectores específicos bajo estrategias industriales e internas a las áreas geográficas;

c) En general no existe evidencia sistemática que sostenga que las políticas DEL han sido
efectivas en los países desarrollados y en desarrollo (Meyer-Stamer, 2003);

d) Meyer-Stamer (2003) y Bartik (2003) sugieren una lista de políticas DEL con el objetivo de
tener una mayor efectividad de estas.

El primero enfatiza las políticas de localización. Estas son clasificadas en tres tipos: a) políticas
genéricas de localización que tienen por objetivo generar un clima favorable a la inversión y
negocios en general; b) políticas estratégicas de localización que tienen por objetivo promover
ciertos sectores industriales a través de clústers; y las c) políticas reflexivas de localización que se
ubican entre los dos anteriores tipos de política y tienen por objetivo generar un clima de reflexión
de los agentes en la determinación de sus acciones dentro de un área geográfica determinada.

A su vez, Bartik timothy se concentra en instrumentos y programas específicos que tengan una
mayor efectividad. Entre los principales instrumentos/programas que destaca están: a) los fiscales;
b) los programas de empleo; c) los programas que eliminan las distorsiones del mercado; c) los
programas de atracción a la inversión y creación de negocios; d) los programas que inciden a las
pequeñas empresas; e) los programas que desarrollan la tecnología; y f) aquellos programas que
mantengan el desarrollo de forma sostenible.

22. Acumulación flexible.

El fordismo fue una etapa del capitalismo moderno que abarca desde la década de los treinta
hasta la década de los setentas, la denominada edad dorada del capitalismo, caracterizada por la
existencia de empresas de producción a gran escala, con métodos de producción taylorista, una
alta división del trabajo y el crecimiento de los créditos al consumo. El método de producción
fordista combinado con el taylorismo, implicaba la creciente mecanización de grandes empresas
con diversas líneas de producción, asociadas con la aplicación de las líneas de montaje, la selección
uniforme de los componentes y de los productos finales.
El taylorismo, puede considerarse como la racionalización de los procesos productivos, al
diferenciar las tareas de creación y de ejecución. De este modo, los aspectos mentales quedan
separados por completo de las tareas manuales.

Este aspecto constituye una ruptura total con los métodos de producción del pasado, cuando la
producción se organizaba en función del tipo de artesanía y los artesanos creaban, organizaban y
completaban las tareas manuales. Quedaba atrás, definitivamente la época en que el artesanado
podía decidir cuánto tiempo le dedicaba a producir una pieza, según su propio criterio de calidad.
Ahora el ritmo de trabajo y el control del tiempo de las tareas del trabajador estaban sujetos a las
necesidades de la competencia en el mercado.

Si bien, la división del trabajo planteada por Taylor efectivamente reduce los costos y reorganiza
científicamente el trabajo, encuentra un rechazo creciente entre los trabajadores, elemento que
sumado a la crisis de expansión estructural del mercado debido al aumento en la velocidad de
circulación de las mercancías, se provocaría una reformulación practica a partir de 1930, con el
modelo fordista.

Con el agotamiento del modelo de industrialización seguido, el sistema fordista requiere desde
mediados de los setenta del siglo pasado, renovarse casi completamente. Esta transformación se
asocia con lo que se ha venido a denominar el posfordismo como, el sistema de producción que
encontramos en la mayoría de los países industrializados actualmente y se caracteriza por los
siguientes atributos:

a) El empleo de nuevas tecnologías de información.

b) Énfasis en los tipos de consumidor, en contraste con el previo énfasis en las clases sociales.

c) Surgimiento de los servicios y trabajadores de “cuello blanco”.

d) La feminización de la fuerza de trabajo.

e) La globalización de los mercados financieros.

El modo posfordista influye en el sistema de producción, proceso de fabricación, trabajadores,


organización empresarial y la comercialización.
La expresión más explicita del posfordismo, es el toyotismo el cual corresponde a una revolución
en la producción industrial que fue pilar esencial en el sistema de procedimiento industrial japonés
y que después de la crisis del petróleo de 1973 comenzó a desplazar al fordismo como modelo
referencial en la producción en cadena.

Se destaca de su antecesor básicamente en su ideal de trabajo flexible, aumento de la


productividad a través de la gestión y organización (just in time) y el trabajo combinado que
supera a la mecanización e individualización del trabajador, elemento característico del proceso de
cadena fordista.

Cuando el sistema económico keynesiano y el sistema productivo fordista dan cuenta de un


agotamiento estructural en los años 1973-1974, las miradas en la producción industrial comienzan
a girar al modelo japonés; modelo que permitió llevar a la industria japonesa del subdesarrollo a la
categoría de potencia mundial en sólo décadas.

Los ejes centrales del modelo lograban revertir la crisis que se presentaba en la producción en
cadena fordista. Estos puntos serían:

a) Flexibilidad laboral y alta rotación en los puestos de trabajo/roles. La flexibilidad laboral, hace
referencia al establecimiento de un modelo regulador flexible para el manejo de los derechos
laborales en el interior de las empresas y organizaciones privadas inmersas en una lógica
capitalista y de libre mercado. Las aplicaciones de la flexibilidad laboral requieren de un proceso
de desregulación del mercado laboral, que usa que usa de referente el contrato individual de
trabajo, para lograr flexibilizar los antiguos mecanismos logrados por los sindicatos en el siglo XX
esperando con ello, mantener el crecimiento de todo el sector privado.

b) Estímulos sociales a través del fomento del trabajo en equipo y la identificación transclase
entre jefe-subalterno.

c) Sistema just in time; que revalora la relación entre el tiempo de producción y la circulación de
la mercancía a través de la lógica de menor control del obrero en la

cadena productiva y un aceleramiento de la demanda que acerca al “stock cero” y permite


prescindir de la bodega y sus altos costos por concepto de almacenaje.
d) Reducción de costos de planta lo que permite traspasar esa baja al consumidor y aumentar
progresivamente el consumo en las distintas clases sociales.

La manera en que se manifiesta idealmente esa nueva concepción vinculación/ejecución tiene que
ver con una economía que tenga un crecimiento aceptable y un control amplio de mercados
externos. A pesar de que sólo un pequeño grupo de países cumplen con ese escenario, el
toyotismo también ha manifestado formas híbridas en otros países con el objetivo de perseguir la
reducción de costos y el estímulo social a los trabajadores.

El sistema toyotista se complementó con la serie de reformas neoliberales que el mundo


presenció en la década de los ochenta y que maduraron en los años noventas, bajo la idea de
globalización. Este complemento ha sido virtuoso en el sentido que sí se han cumplido
efectivamente las metas de circulación de la mercancía (expansión del consumo), reducción de
costos derivados y pérdida de poder e injerencia del obrero (paralelo a la destrucción de la unidad
de la clase obrera) pero también ha traído consecuencias negativas en el modelo socio-cultural de
occidente que es el prototipo de la cultura moderna industrial. Estos aspectos serían:

a) Desaceleramiento en la innovación tecnológica en términos de creatividad y reconfiguración


permanente de la cosmovisión (idea de los “grandes inventos”). En

ese escenario, el crecimiento se da en el plano de la nanotecnología (reducción progresiva del


tamaño de los chips para mayor confortabilidad y ahorro) y la biotecnología, que al estar en
manos privadas no se sabe si su uso será mayoritariamente para el beneficio científico o para un
programa dual de redireccionamiento bélico (armamento biológico) y prestación utilitarista de

mercado.

b) La caída generalizada de salarios, desprotección creciente del otrora Estado de bienestar,


potencialización del individualismo y el desempleo estructural (entre

otros factores) minan la contención ideológica del trabajador de la época toyotista bajando la
productividad esperada.

Si bien es cierto que este sistema ha llevado al siglo XXI al control social, de extracción de
plusvalía y de pérdida de los tiempos productivos de obrero más elevados de la historia del
hombre, aún no se ha podido controlar finalmente al obrero en un escenario totalizante del tipo
Un mundo feliz o 1984. Esto posibilita la “fuga” de productividad y eventuales crisis que llevan a
muchas empresas a fusiones, planes agresivos de reducción cuando no directamente a declararse
en quiebra para repactar su déficit.

c) La crisis ecológica y el agotamiento de las materias primas tradicionales aumentan el riesgo en


la empresa contemporánea e impiden la perfección del modelo toyotista, aún cuando en muchas
empresas sí se logre su implantación ideal.

Este modelo de producción es presentado como ventajoso para el trabajador porque todos y cada
uno tienen que participar en la elaboración del producto, en un marco de realización plena y
personal y de absoluta lealtad a la empresa

Parte del supuesto de que este modelo de producción no es alienante. Se instala la ilusión de una
armonía de total de solidaridad en el trabajo y de plena realización personal.

Desde el punto de vista de las empresas este modelo propicia una disminución de los costos
laborales y un total compromiso de los trabajadores con la empresa, por lo que, aumenta la
producción sin aumentar los costos.

En la instalación del modelo toyotista, los ingenieros dejan de ser los estrategas y la producción es
controlada por grupos de trabajadores. Existe mucha inversión en entrenamiento, participación y
sugerencias para una mejor calidad y productividad y otro esencial es la eliminación de las
organizaciones autónomas de trabajadores.

Las estrategias se basan: en el empleo de por vida, en realidad retiro obligatorio a los 55 años de
vida y estaba condicionado a que el trabajador aceptaba el despido de muchos trabajadores que
supuestamente eran innecesarios y salarios a la mayor antigüedad que se reconocían, si
aceptaban nuevas formas de organización y ciertas pautas laborales de producción, solo si se les
reconocía la antigüedad. De modo que si el trabajador se iba de la empresa podía acceder a otra
pero a costa de perder el beneficio de la antigüedad.

El sistema Toyota tuvo su origen en la necesidad particular de Japón de producir pequeñas


cantidades de muchos modelos de productos. Por tanto el sistema que se deriva de esta necesidad
es fundamentalmente competitivo en la diversificación, por su flexibilidad, en contraposición al
sistema de en serie, refractario al cambio. La principal aportación del sistema Toyota es haber
generado un sistema, una forma de organización del trabajo para lograr producir a bajos costos,
volúmenes limitados de productos diferenciados.

El modelo toyotista se complementa en los siguientes aspectos:

a) La necesidad de menos existencia, menos espacio, menos movimiento de materiales, menos


aparatos informativos, tecnologías más austeras y menos trabajadoras. El suministro
just—in—time de los materiales que van a elaborar o ensamblar, de forma que exista mayor
flexibilidad con el mercado.

b) La participación de los subcontratistas. Se eligen en función de que puedan colaborar


siguiendo con los criterios que establezca la empresa líder en proyectos a largo plazo. Con esto se
consigue una relación de confianza y transparencia entre las partes que propician contratos a largo
plazo

c) Una fuerte participación de los trabajadores en decisiones relacionadas con la producción,


esta participación del trabajador se hace indispensable en le momento de tomar decisiones de
parar el proceso de producción cuando se encuentren deficiencias graves y en la colaboración para
solucionar los problemas planteados por la introducción de innovaciones tecnológicas.

d) El objetivo de Calidad Total, eliminar defectos lo antes posible y en el momento en que se


detecte. Las diversas fases del proceso productivo se concibe como una relación entre el
proveedor y el cliente regulada por la autocertificacion de la calidad del material o de la prestación
efectuada.

El sistema de producción Toyota fue aplicado en Japón durante el largo período de crecimiento
que sucedió a la II Guerra Mundial y allí alcanzaría su auge en la década de los años sesenta. Este
sistema tuvo su origen en la necesidad particular de Japón de producir pequeñas cantidades de
muchos modelos de productos.
El sistema Toyota se basa esencialmente en dos grandes pilares: la innovación en la gestión del
trabajo en los talleres y en los mecanismos de control interno de la empresa.

En relación con la gestión del trabajo las novedades del sistema se basan en el procedimiento
llamado “justo-a-tiempo’ (just-in-time), en la utilización del “kanban” (etiqueta) y en el principio
de organizar el trabajo con estándares flexibles y tiempos compartidos.

Frente a los sistemas de producción en serie basados en el método de empuje, el sistema de


producción de Toyota es un método de extracción que tiene como objetivo fundamental
incrementar técnicamente la eficacia de la producción eliminando radicalmente tanto las pérdidas
como el excedente. Para lograr estos objetivos el sistema se sustenta en dos pilares básicos: el
sistema de “Justo-a-tiempo” y la autonomización, o “automatización con un toque humano”.

“Justo a tiempo” significa que, en un proceso continuo, las piezas necesarias para el montaje
deben incorporarse a la cadena justo en el momento y en la cantidad y calidad en que se
necesitan. En la secuencia de montaje, el último proceso se dirige al primero para retirar la
cantidad de piezas necesarias en el momento en el que son necesitadas. De esta manera se evita
que un proceso envíe sus productos al siguiente, sin tener en cuenta las necesidades de
producción del mismo.

La finalidad que se persigue con la instauración de este sistema es la aproximación a un stock nulo,
considerando esta situación desde el punto de vista de la gestión industrial como una situación
ideal, que permite la eliminación de los costes derivados del almacenamiento y conservación de
los mismos.

Por su parte, la autonomización consiste en que la máquina se encuentra conectada a un


mecanismo de detención automático, de forma que interrumpa la producción ante una situación
anormal, lográndose de esta forma prevenir la producción de productos defectuosos y detectar las
anormalidades permitiendo su corrección y su prevención futura.

Con este sistema la máquina sólo requerirá la atención de un operario en las situaciones
anormales, haciendo posible que un mismo trabajador controle varias máquinas simultáneamente
y reduciéndose así el número de ellos, lo que incrementa el rendimiento de la producción. La
detención del proceso cuando se produce una anormalidad en el funcionamiento de la máquina
posibilita, a su vez, la prevención de futuras anomalías, las cuales no se subsanarían si fuera un
mismo operario el encargado de controlarla y repararla.
La premisa básica para el éxito del sistema de producción de Toyota consiste en el establecimiento
de lo que se denomina un flujo de producción, que requiere como condición necesaria para su
desarrollo establecer previamente un flujo de trabajo en el proceso de fabricación.

Un flujo de trabajo significa que se añade valor al producto en cada proceso mientras va
avanzando. La idea básica que subyace en el planteamiento de Toyota es impedir que los
trabajadores se encuentren aislados sin posibilidad de ayudarse en situaciones de necesidad; de
esta manera, se estudian combinaciones de trabajo y distribución del mismo que permitan reducir
el número de empleados y favorecer la colaboración entre los mismos.

Para que el proceso de producción funcione con normalidad según este sistema la mano de obra y
los equipos de cada fase de la producción deben estar preparados, en cualquier circunstancia,
para fabricar la cantidad necesaria en el momento preciso.

Esto implica que se deben eliminar en la medida de lo posible las fluctuaciones en las cantidades
retiradas, de forma que la curva de flujo sea lo más uniforme posible. Para ello se deben rebajar
los máximos y aumentar los mínimos de producción.

Todo lo cual supone la necesidad de contar con un equipo lo suficientemente flexible como para
poder adaptarse a las difíciles condiciones impuestas por la diversidad de la demanda;
entendiendo por flexibilidad la capacidad de la empresa para alterar continuamente el proceso
productivo mediante la reordenación de los componentes del mismo.

En suma, el sistema denominado “Toyota”, se concibe como un sistema de producción y de


organización que facilita la reducción de costes, el incremento de la productividad y la obtención
de economías de escala gracias a la flexibilización y, además, la consecución de economías de
variedad gracias también a la flexibilización y a que ésta permite un control de la calidad más
riguroso y llevar a cabo una estrategia de diferenciación no sólo de precios sino, sobre todo, de
productos. Naturalmente, esto le caracteriza como un sistema altamente efectivo para hacer
frente con éxito a un contexto de mercados inciertos y diferenciados.

Podríamos resumir el modelo toyotista destacando los siguientes aspectos:


a) Eliminación de los recursos redundantes considerados como superfluos y la implantación de la
producción ligera.

b) La participación de los subcontratistas.

c) Una fuerte participación de los trabajadores en decisiones relacionadas con la producción.

d) El objetivo de Calidad Total, eliminar defectos lo antes posible y en el momento en que se


detecte.

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[1] Del tema de la localización, han surgido recientes interpretaciones que analizan los cambios
temporales y cambios en las técnicas, y que comparan el desarrollo industrial en el contexto de las
variaciones del tamaño de las regiones y naciones, y de su dotación de tecnología, productividad,
calidad humana y mercados.

[2] Bartik considera que el análisis de la política de desarrollo económico local desde la
perspectiva del mercado fue presentado inicialmente en los trabajos de Borts- Stein (1964) y
Vaughan-Pollard-Dyer (1985).

[3] El análisis concluye con la afirmación de que, hasta ahora, hay pruebas claras de que los
factores que están detrás de los patrones competitivos descritos son primordialmente dos: los
bajos costos laborales unitarios de la mano de obra, y la recurrencia de prácticas devaluatorias, los
cuales ciertamente constituyen factores de carácter efímero y poco robustos

[4] Este concepto es abordada por dos corrientes de la literatura económica. Aquella del área de
negocios. El término que se usa en esta área es de “Cadena de Aprovisionamiento o “Supply
Chain” y la otra de la economía industrial. El término que se usa en esta última área es de “Cadena
del Valor o “Value Chain”.

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