NOTAS AL PROGRAMA
emocional. Con este programa, se
EL JARDÍN DE ISABELLA
La mujer, a lo largo de la
historia de la música, y del arte en
general, casi siempre ha sido foco de
una persecución feroz. Solo servía de
musa de los artistas. No debían esculpir,
escribir, componer o pintar. La vida
servía de prisión para ellas. Su propia
casa servía de prisión, fuese el claustro
de reclusión o la corte como cárcel de
oro, aunque no por ello cejaban su
empeño artístico y muchas rompían sus
ataduras. Valientemente, daban un paso
al frente y comenzaban a quitarse el
sombrero y escribir, llevarse el violín al
hombro y componer o mancharse
enteras pintando. Así lo dictamina la
naturaleza humana, pero la injusticia ha
predominado y sigue predominando.
Hoy encontramos un concierto que
rompe las ataduras y transforma la
figura de la mujer de musa a fuente de
inspiración, tanto sobre el escenario,
como en la partitura.
Se ha propuesto para ello un
programa entorno a la figura de Isabella
Leonarda (1620-1704). Isabella fue una
monja ursulina de Novara. Compositora
desde temprana edad, es una de las
magas del pentagrama con producción
más prolífica, destacando sus sonatas
para instrumentos, especialmente las de
violín que hoy tenemos la suerte de
escuchar. La concepción musical de
Isabella cambiaría el devenir de la
historia de la música, asentando de
manera muy temprana el género Sonata
da Chiesa o de Iglesia, aunando el
mundo profano en forma de las dichas
sonatas y el religioso y escribiendo un
repertorio totalmente espiritual,
educativo (típico de la orden ursulina) y
pretende rendir homenaje y poner en
valor una figura tan importante en la
historia del efímero arte y así ubicarla
en el lugar de honor que la compositora
de Novara merece. Para ello, se propone
un programa que muestra a la mujer
compositora en su mayor esplendor,
dando la espalda a la injusta, arcaica y
antinatural concepción de compositora,
con obras que pudieron dejar el
concepto de musa para dar paso al de
inspiración intelectual. Obras de
Isabella redondean el programa, y
música que pudo estar influenciada por
ella o de concepciones similares, como
la espiritualidad de Bach o el
virtuosismo violinístico de Guillemain.
Como ya hemos dicho, Isabella
fue una de las primeras autoras del
mundo musical que comenzó a
experimentar y componer Sonatas,
género que un pilar como Corelli
consolidó bajo clara influencia de
Isabella. En sus colecciones, además de
su habilidad técnico-creativa al crear o
promover prematuramente dicho
género, destaca un instrumento: el
violín. En su música para violín
hallamos un lenguaje muy propio en el
que se siente la comodidad con la que
trata al instrumento, generando una
sensación de expresión única, la voz del
alma de Isabella brotando de las vetas
de la madera barnizada del violín
apartado en el claustro florido. Es la
propia Isabella la que puede cantar,
gritar, llorar, sentir y volar a través de
las cuerdas y las cerdas. El violín, por
tanto, es uno de los instrumentos que
tienen un lugar único en todo su
repertorio. En esta línea compositiva y
emociona, primeramente escucharemos
la Sonata XII de su colección de doce
sonatas op. XVI. La concepción de
Isabella no es espacial y cerrada en Allegro anterior, es un acto melancólico
movimientos si no totalmente fluída, es de recuerdo de tiempos pasados pero
una sucesión de pasiones, sensaciones, que las circunstancias han llevado a
contrastes, tempos como Adagio, variar y cambiar la melodía, parece
Spiritoso, Allegro… se encadenan en el significar como si la vida fuese un
fluir de su música cefírica. La sonata elemento cambiante y la persona como
comienza con un Adagio que destaca elemento alterable pero siempre
por su peso emocional. Las pasiones del presente. Para finalizar la Sonata
alma fluyen con disonancias, notas compone un Veloce de marcado carácter
largas, y ornamentaciones como un río dancístico, en concreto la típica
de armonías exóticas nos trasportan a la estructura de Giga y cuya melodía
imaginación de la artista, y si cerramos popular potencia esa referencia al
los ojos incluso podremos oler las flores mundo del baile y la arcadia.
del claustro de su convento en un Mayo
El viaje de este concierto nos
florido mientras sentimos todas las
lleva a Alemania, de manos del maestro
emociones que corrían por la mente de
de maestros, J. S. Bach (1685-1750).
Isabella; Melancolía, súbito enfado,
Bach, como le ocurría a Isabella,
afán por lo exótico y lejano, huir,
concibe la música como una manera de
religiosidad y espiritualidad mediante
enaltecer a Dios, por lo que la
melodías sentidas, reforzadas por una
religiosidad y la espiritualidad tienen un
armonía bastante atrevida y exótica. El
papel primordial en su manera de
segundo movimiento, Allegro e presto,
concebir el arte y la música, pese a estar
nos muestra la formación eclesiástico-
separados por dos religiones en
musical que recibió, pues el contrapunto
constante lucha. Bach, que también era
es el elemento principal de este
violinista puede jugar con un lenguaje
movimiento. Bien es cierto que con el
igual de propio como el que la monja de
contrapunto no se pierden las pasiones o
Novara utilizaba en sus composiciones.
se convierte en un mero ejercicio
En este caso, podremos oír la sonata
técnico, sino todo lo contrario, de
para Violín BWV 1021; desde que
manera erudita consigue aunar melodía,
asentó Isabella el término Sonata da
contrapunto y pasiones. Vivace e largo
Chiesa podemos observar cómo ha
supone el siguiente meandro de la
cambiado desde la sonata que abrió el
sonata. De ritmo ternario, su armonía es
concierto a esta que es del mismo
frigia, jugando con una melodía de
género. El tiempo ha derivado en un
carácter popular italiana pero sentida y
bajo continuo más desarrollado y una
lenta. Este momento deja paso a un
separación más clara. El primer
frenesí de notas repetidas y
movimiento, Adagio, está conformado
ornamentadas del Spiritoso muy barroco
por una melodía acompañada, es decir,
y griego en cuanto a melodía
el violín, en un estrato superior, vuela
acompañada dramática se trata. El
por encima del bajo continuo que le da
frenesí juvenil deja paso a una arcádica
soporte y funciona como una cama
y pensativa melodía; la reflexión en la
armónica desde las semicorcheas más
soledad se adueña de la sonata hasta que
veloces y movibles a ritmos más lentos.
el bajo continuo comienza a tener un
En este caso, la melodía destaca por su
papel mucho más importante y
gran ornamentación de mano del propio
comienza un diálogo trágico. El carácter
Bach, que podemos observar en la
de Aria, allegro nos recuerda al del
combinación de notas largas con
motivos más veloces y fantasiosos. La
melodía del violín también destaca por
el uso de retardos y apoyaturas que
potencian la retórica mediante cierta
incomodidad en el discurso y en la
estabilidad de la melodía. El segundo
movimiento es un breve Vivace ternario
que imita a las arias di bravura, es
decir, un breve tormento rápido que
demuestra la valía del solista mientras
que se potencia la furia y el frenesí. El
tercer movimiento, Largo es una
imitación del primero solo que mucho
más reflexivo y con afectos más
dolorosos que se pueden observar en las
lejanas modulaciones, los cromatismos
y las apoyaturas dolorosísimas, así
como en la tonalidad en modo menor
contrastante. El dolor y desazón bien se
puede observar en el último compás,
cargado de cromatismos que acaba de
manera suspensiva. Este tremendo
pathos centrado en afectos tristes y
dolorosos da paso al último presto, que
pese a comenzar con cierta serenidad
pronto comienza un viaje armónico
hacia el modo menor entrando el juego
la pasión, la ira y cierta agresividad que
podemos observar en los golpes de arco
de las dobles cuerdas.
Continuando en Alemania,
podremos escuchar la concepción
violinística de J. P. von Westhoff (1656-
1705) a cargo de su Imitatione di Luto.
Westhoff fue un compositor y violinista
unido a la escuela de Dresde, donde
trabajó con el ya citado Biber o
Walther, por ejemplo. Esta curiosa obra
es una oda al prodigio técnico del
violinista, pues el pizzicato, exclusiva
técnica utilizada en la obra, es de gran
dificultad para violines de cuerdas de
tripa como son los de la época sumado a
la gran dificultad de la imitación a un
laúd de carácter alegre y arcádico.
En este lenguaje único y propio
del violín que Isabella y otros
compositores de la época investigaron y
experimentaron, se propusieron ideas
novedosas. Así es el caso de la siguiente
obra, Sonata V de L. G. Guillemain
(1705-1770). Violinista y compositor
francés, comenzó a componer para
violín a raíz de su habilidad y trabajo
como violinista. En el caso de
Guillemain, experimentó con una nueva
agrupación, sin bajo continuo, con
únicamente dos violines; puede ser más
enfocada a música palaciega o en un
formato más reducido; siendo esta una
grandísima novedad. En el primer
movimiento, Allegro podemos apreciar
una música contrapuntística con dos
temas que se intercambian los violines.
Las melodías internas ornamentadas de
manera muy técnica y virtuosística se
retroalimentan y potencian entre las dos
voces. Es un entramado contrapuntístico
muy delicado, cuidado y soberbio. El
segundo movimiento, Aria gratioso, es
un dúo que se deja llevar por el pathos,
es decir, la potenciación de los afectos
de manera grave. Es una melodía
continua entre los violines que combina
movimientos retóricos de sollozo
(ligaduras de dos notas que van
cayendo), con felicidad, paz y plenitud.
Para finalizar la sonata, Guillemain
compuso un Presto cargado de juegos
de síncopas, de saltos y pasajes
técnicos. Demuestra su habilidad como
violinista y la finalidad de esta música
para ser tocada más que oída, es decir,
potenciar y ensalzar la habilidad y buen
hacer de las intérpretes. Un pasaje
contrapuntístico, que abarca gran parte
del movimiento, donde los dos violines
se enfrentan, desemboca en la
fraternidad y unión del final.
Si buscamos en el antecedente
directo de la generación citada de
Dresde, encontramos a un compositor y mujeres que ha sido acallado por siglos
violinista, J. H. Schmelzer, que destacó de barbarie y sometimiento y dejar que
por su obra para violín y creó un con el paso del tiempo y el trabajo de
lenguaje propio para violín que gustó e las mujeres artistas de los últimos
influenció especialmente a estos tiempos se pueda hacer justicia poco a
violinistas de Dresde, así como su poco a este lenguaje. Por ello, sirva este
concepción de sonata y Suite. Para concierto como un grito de
Schmelzer, la forma para Sonata era concienciación y empoderamiento.
similar a la de Isabella, un fluir de ideas Gracias Isabella. Gracias.
y emociones conectadas entre ellas. En
Javier Caruda Ortiz
este caso, podremos escuchar su Sonata
IV la cual destaca por la creatividad en
la originalidad compositiva pues
presenta un tema sobre un bajo ostinato
que se repite continuamente y, tomando
esta base, podrá dejar volar su
imaginación y plasmar su habilidad
mediante una serie de variaciones de
diversos caracteres y afectos que
pretende transmitir: alegría, frenesí, paz
o enfado son sensaciones presentes a lo
largo de la obra que es mejor vayan
descubriendo por ustedes mismas;
cierren los ojos y únanse a este sinfín de
sensaciones y pasiones. No obstante, la
sonata destaca en su colección por su
extremo virtuosismo en el último
pasaje, barriolage, bivocalidad y
esplendor del violín puro para acabar
una sonata única y de una concepción
similar a la de Isabella.
Para finalizar el concierto, se
vuelve a la base e hilo de este concierto,
el talento de Isabella con la Sonata X
para dos violines, cuya música es
juvenil, vigorosa y angelical. Las
violinistas se convierten en querubines
que con fanfarrias y rápidas y juveniles
melodías celebran la vida, la juventud y
la gran suerte de tener el don del violín.
Sin Isabella, el mundo del violín
y el mundo de la música no serían lo
mismo. Ha pasado de estar destinada a
ser una musa a ser la influencia de toda
una generación musical. Es nuestro
deber ensalzar todo el trabajo de las