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1. Introducción
si bien todos los modelos educativos de CCI hacen referencia explícita a las tres
nociones, ninguno de ellos representa estos elementos de manera integradora.
Además, la relación entre estos tres conceptos es asimétrica y atomista, es decir,
siempre hay un concepto fundamental que está en primer plano con los dos restantes
marginados. En su análisis reciente de ICC, Byram (2012, p. 7) expresa la necesidad
de un modelo más holístico de ICC en el contexto educativo y argumenta que establece
el nexo entre lengua, cultura y cognición puede allanar el camino hacia un modelo de
ICC que integrará las competencias lingüísticas e interculturales en la totalidad. Sin
embargo, los enfoques educativos contemporáneos del lenguaje, la cultura y la
cognición en ICC fluctúan entre aquellos que se enfocan en una perspectiva cognitiva
que enfatiza una naturaleza modular y autónoma (que se adscribe a la tradición
chomskyana) de las nociones y una perspectiva social (que se refiere a la perspectiva
de Vygotsky). que trata el lenguaje, la cultura y la cognición como práctica social que
emerge de la interacción con la cognición siendo de importancia secundaria. En otras
palabras, el papel y el alcance del lenguaje, la cultura y la cognición no están clarament
articulados en ninguno de los dos enfoques, siendo las tres nociones el dominio de la
mente o la sociedad. Por lo tanto, estas dos perspectivas dicotómicas pueden ubicarse
Además, ninguno de ellos explica la relación entre lenguaje, cultura y cognición. De
hecho ambas perspectivas, como demostramos a continuación, carecen de fundamento
sólidos y la separación entre lo cognitivo y lo social parece injustificada.
En este artículo (re)consideramos el posicionamiento del lenguaje, la cultura y la
cognición en la CCI examinando la contribución potencial de una perspectiva
sociocognitiva, aprovechando las herramientas conceptuales de la ciencia de la
complejidad, la cognición fundamentada, la psicología cognitiva, la pragmática
intercultural y, sobre todo, la lingüística cognitiva, puede aportar a (re)definir la
convergencia de lengua, cultura y cognición en la CCI, que como mostramos, debe
basarse en un equilibrio entre lo cognitivo y lo social. En otras palabras, postulamos un
enfoque holístico del nexo de cognición lengua-cultura donde las dimensiones cognitiva
y sociales de la CPI se integran como un marco global para un modelo de CPI.
El documento está construido de la siguiente manera. Primero, discutimos los
enfoques del lenguaje, la cultura y la cognición en ICC en el contexto educativo
señalando las deficiencias de las dos perspectivas más influyentes a este respecto,
cognitiva y social. Analizamos estos dos enfoques de ICC y demostramos su
inconsistencia en la interpretación de la intersección de lenguaje, cultura y cognición y
enfatizamos la necesidad de un modelo holístico de ICC que integre las tres nociones
que se encuentran en el corazón de ICC. Específicamente, argumentamos que las tres
nociones, lenguaje, cultura y cognición, están presentes tanto en un enfoque cognitivo
como social de la CCI. Sin embargo, demostramos que la medida en que se consideran
elementos esenciales de la CPI varía y la relación entre ellos es asimétrica o inexistente
Luego esbozamos el papel de una perspectiva sociocognitiva basada en la
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Las perspectivas sobre el papel del lenguaje, la cultura y la cognición en los enfoques
educativos de la CPI median entre una posición cognitiva que aborda el tema desde un
punto de vista psicológico y una posición social que se centra en un aspecto pragmático
de las tres nociones con el lenguaje y la cultura en primer plano. y la cognición en
segundo plano.
El punto de partida para los defensores (Biaÿek, 2009; Buttjes, 1991; Byram, 1997, 2000,
2003, 2006, 2009, 2012; Byram, Nichols y Stevens, 2001; Byram, Gribkova,
Starkey, 2002; Byram y Zárate, 1994, 1997; Corbett, 2003; Consejo Europeo,
2001; Crozet y Liddicoat, 2000; Derenowski, 2014; Fantini, 1995, 2001; Kordes,
1991; Krumm, 1995; Lankiewicz, Szczepaniak-Kozak y Wÿsikiewicz-Firlej, 2014;
Majewska, 2014; Meyer, 1991; Owczarek, 2010; Rapacka, 2009; Siek-Piskozub, 2014;
Szczurek-Boruta, 2013; Wilczynska, 2005; Zylkiewicz-Plonska, & Acienÿ, 2014) o
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Una perspectiva cognitiva sobre el papel del lenguaje, la cultura y la cognición en la CCI
en el contexto educativo es una postura psicológica que recuerda a la dicotomía
chomskyana de las estabilidades invariables que existen en la mente de un individuo. La
lógica detrás de la visión es la suposición de que el idioma y la experiencia cultural son
inseparables y únicos para los individuos en sus vidas. Es común dentro de esta
perspectiva afirmar que el desarrollo de la competencia intercultural representa nuestro
desarrollo cognitivo (Trujillo, 2002). En otras palabras, la CCI se desarrolla como resultado
de la convergencia de varios factores, es decir, la lengua y la cultura y la cognición (Fantin
Así, el lenguaje, la cultura y la cognición se analizan desde un punto de vista individual.
La perspectiva claramente se enfoca en el lenguaje y la cultura como existentes en una
mente individual y tendiendo hacia la estabilidad. Siguiendo a Byram (1997), todos los
investigadores adscritos a una perspectiva cognitiva hacen una referencia explícita al
lenguaje en el modelo, pero lo sitúan fuera de la competencia intercultural, tratando a los
tres, lenguaje, cultura y cognición, como entidades autónomas a pesar de declararlos inse
De hecho, los investigadores oscilan entre centrarse en el lenguaje o la cultura, que se
refleja mejor en el punto de vista de la 'cultura en el lenguaje' (Crozet & Liddicoat, 2000) o
el 'lenguaje y cultura' (Liddicoat, Papademetre, Scarino y Kohler, 2003) posición. Como
consecuencia, las competencias lingüísticas e interculturales se mantienen separadas en
los modelos educativos de ICC, y la competencia intercultural parece tener una importanci
primordial dada la cantidad de elementos que se le atribuyen, es decir, conocimientos,
habilidades y actitudes. Debe enfatizarse en este punto que el idioma y la cultura se tratan
como apoyo mutuo. El único aspecto que los unifica es la conciencia (un elemento
cognitivo), cuyos vínculos con la lengua y la cultura no se especifican.
Esto lleva a la conclusión de que el lenguaje, la cultura y la cognición carecen de una
base común y se tratan como elementos separados.
Para Byram (1997) la conciencia es un marco integral en el modelo. Sin embargo, la
relación entre los tres elementos, es decir, el idioma, la cultura y la conciencia, es vaga y
no establecida por los interculturalistas, que adoptan la teoría de Fantini (1995).
Definición de conciencia como conciencia en y de sí mismo en relación con alguien o
Una perspectiva social (Deardorff, 2006, 2009; Kramsch, 1989, 1993, 2015; Papa
demetre & Scarino, 2006; Risager, 2004, 2005, 2006, 2007) sobre el papel del lenguaje,
la cultura y la cognición en la CPI es una reacción a una perspectiva cognitiva y su
enfoque psicológico en la mente de un individuo. Rechazando la tradición chomskyana y
los tres elementos como invariantes cognitivos y estables en la mente de un individuo,
una perspectiva social adopta un enfoque más vygotskiano y analiza el lenguaje, la
cultura y la cognición como práctica social, es decir, el foco está en cómo funcionan estas
nociones en la sociedad. En consecuencia, la cognición como un aspecto de la mente de
un individuo tiene una importancia más bien secundaria y la cultura y el idioma se colocan
Así, la perspectiva revela un abordaje dialógico de la cuestión. El punto de similitud
entre las perspectivas social y cognitiva es su visión compositiva de la CCI con
conocimientos, habilidades y actitudes como elementos necesarios de la competencia. Ot
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La similitud entre los dos puntos de vista es que ambos reconocen la interfaz entre el
lenguaje, la cultura y la cognición. Sin embargo, una perspectiva social, al igual que una
visión cognitiva, no explica la relación entre estos tres elementos.
Una perspectiva social sobre el lenguaje, la cultura y la cognición tiende hacia una
orientación contextual (social) con la cultura y el lenguaje como los aspectos más
importantes y la cognición como trasfondo o incluso implícita. Las actitudes hacia las
tres nociones median entre las posiciones languaculture (Risager, 2004, 2005, 2006,
2007) y la linguaculture (Kramsch, 1993), lo que refleja el énfasis en dos nociones,
lengua y cultura. Estos dos enfoques reconocen un vínculo inextricable entre el lenguaje,
la cultura y la cognición, sin embargo, difieren en su visión sobre cómo estos conceptos
se permean entre sí.
El encuadre dominante del lenguaje, la cultura y la cognición en la posición de la
cultura de la lengua (Risager, 2004, 2005, 2006, 2007) es una perspectiva social que
enfatiza el papel del lenguaje y la cultura en la competencia intercultural con la cognición
bastante marginada. El lenguaje parece ser el aspecto más esencial ya que se le
considera portador de la lenguacultura. Es un fenómeno social y cultural, siempre
conceptualizado como parte de la sociedad y la cultura. La perspectiva articula la relación
entre lengua y cultura (dejando de lado la cognición a pesar de la declaración de su
importancia), la cual es discutida desde tres perspectivas (Risager, 2006), a saber,
práctica lingüística, recursos lingüísticos y sistema lingüístico. Desde el punto de vista
de la práctica lingüística (aspecto social), el lenguaje y la cultura están separados, ya
que el lenguaje se considera simplemente como un instrumento para la comunicación en
Así, este punto de vista reconoce el lenguaje como culturalmente neutral, como
meramente un código, lo cual es similar a una concepción estructuralista del lenguaje
autónomo (Risager, 2005, p. 185). Desde la perspectiva de los recursos lingüísticos
(aspecto cognitivo), lengua y cultura son inseparables ya que (específicamente la
experiencia cultural) son únicas para cada individuo. Este punto de vista se acerca a una
concepción universalista de un estrecho vínculo entre lengua, cultura y mentalidad. A la
luz del sistema lingüístico, el nexo lengua-cultura no es necesario ya que el sistema
lingüístico tiene un propósito prescriptivo.
Por lo tanto, el lenguaje, que parece ser el aspecto más esencial de la posición de
la cultura de la lengua, se analiza en relación con la cultura desde una perspectiva
social y cultural. Desde una perspectiva social, el lenguaje se ve en relación con el
contexto de comunicación y, por lo tanto, como independiente de la cultura. Esta posición
enfatiza el lenguaje como medio de comunicación en la interacción social (Risager, 2005,
Desde un punto de vista cultural, lo social (que incluye el idioma) y lo cultural están
estrechamente asociados. Es decir, el lenguaje es un medio de reproducción y
representación del significado que conllevan los aspectos culturales. En consecuencia,
la frontera entre lengua y cultura parece difusa (es decir, los dos elementos se mezclan
a través de la interacción con el entorno) y la primera es una manifestación
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de este último y al revés. Como consecuencia, lengua y cultura son conceptos bastante
vagos con vínculos poco claros.
Así, la relación entre lengua y cultura desde una perspectiva social media entre la
separabilidad y la inseparabilidad. Sin embargo, la naturaleza y el alcance de esta (no)
interfaz no están claramente definidos. La perspectiva de la cultura de la lengua distingue
entre tres lugares para el lenguaje, es decir, la práctica lingüística, los recursos lingüísticos
y el sistema lingüístico, y dos lugares para la cultura, es decir, factores internos y externos
Así, la visión integra aspectos sociales (práctica lingüística) y cognitivos (recursos
lingüísticos) con referencia al lenguaje, enfatizando que los dos loci para el lenguaje son
interdependientes y se presuponen mutuamente. Sin embargo, la perspectiva no aclara la
posición de la cognición y su relación con la cultura y el lenguaje.
La perspectiva de la linguacultura (Kramsch, 1993) adopta un enfoque lingüístico,
discursivo-analítico del lenguaje, la cultura y la cognición. Centrándose en el lenguaje y la
cultura en el contexto educativo, Kramsch (1993, p. 30) considera que la cultura emerge
dinámicamente de los intercambios reales entre individuos. Así, el punto de partida de la
perspectiva de la linguacultura es un punto de vista dialógico donde el lenguaje es cultura
y la cultura es lenguaje y ambos conceptos se entienden como construcciones sociales.
En consecuencia, la posición asume la identidad entre lengua y cultura. En contraste con
una perspectiva cognitiva, la posición de la linguacultura entiende la cultura como un
concepto constantemente (re)construido, en oposición a un invariante dado naturalmente
en la mente de un individuo, cuando los individuos interactúan a través del lenguaje.
Lengua y cultura se vinculan a través de la criticidad, que es un concepto similar al de
conciencia crítica asumido por Byram (1997). Sin embargo, a diferencia de Byram (1997),
para quien la conciencia crítica se refiere a la noción de cultura (asociada a la evaluación
de los productos culturales), la perspectiva de la linguacultura asocia la criticidad con los
sistemas simbólicos que construyen la cultura (Kramsch, 2015). Por lo tanto, la criticidad
se ubica en el nexo de la cultura y el lenguaje con la cultura siendo vista “no simplemente
como comportamientos a ser adquiridos o hechos a ser aprendidos, sino como una visión
del mundo a ser descubierta en el lenguaje mismo y en la interacción de los interlocutores
que usan ese lenguaje” (Kramsch, 1989, p. 10). Sin embargo, son la lengua y la cultura
las que están en primer plano en la perspectiva de la lingüística. Así, más que estabilidad,
que es un rasgo permanente de una perspectiva cognitiva, el enfoque de la linguacultura
introduce inestabilidad, que caracteriza el flujo constante de lengua y cultura construida en
Por lo tanto, el papel de la lengua y la cultura se construye en un contexto situacional a
través de la experiencia interactiva, que destaca la importancia de la sociedad y trasciende
la mente. En consecuencia, lengua y cultura funcionan como práctica social y se vinculan
a través de una relación simbólica. En consecuencia, aunque se afirma que la relación
entre cultura y lengua es de naturaleza constructivista, la perspectiva de la linguacultura
no explica la relación entre cognición,
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cultura e idioma. De hecho, el papel que juega la cognición en ICC está marginado en la
perspectiva.
En general, los dos enfoques del lenguaje, la cultura y la cognición en los modelos educativo
de ICC, cognitivo y social, se pueden ubicar en dos extremos opuestos de un continuo, lo que
demuestra una dicotomía en la investigación de ICC (consulte la Tabla 1 a continuación para
obtener una descripción general). ). En consecuencia, la naturaleza y el papel de la lengua y la
cultura no están claramente definidos en los modelos ICC, ya que se sitúan en la mente o en la
sociedad sin que ninguna de las posiciones esté completamente motivada. Más importante aún,
ni la perspectiva cognitiva ni la social tratan los tres elementos, es decir, el lenguaje, la cultura y
la cognición de manera integradora; ambos ponen en primer plano algunos elementos y marginan
Más significativamente, la discusión sobre el nexo entre lenguaje, cultura y cognición se polariza
entre una posición de interfaz y una de no interfaz.
La división anterior es una instancia del debate clásico sobre la singularidad de los
humanos que, como argumenta Sinha (2009), depende de la definición del lenguaje.
Así, siguiendo a Descartes, el lenguaje es una expresión de la naturaleza humana avanzada
una facultad lingüística innata; siguiendo a Condillac, el lenguaje es un medio de interacción
social que posibilita la unicidad de la mente humana. En consecuencia, el lenguaje se
considera dicotómicamente como intrínseco a la biología humana o como una forma de
cultura humana. Sin embargo, investigaciones recientes en biología (Laland, Odling-Smee y
Feldman, 2000) muestran que la oposición naturaleza/cultura no está justificada y reconoce
el papel de la cultura en la configuración del proceso evolutivo a nivel de los genes. La
capacidad para el lenguaje es entonces una relación cognitivo-conductual y el lenguaje
media tanto en la reproducción cultural como en la cognición individual (Tomasello, 2003).
Entonces, lo que hace únicos a los humanos no es un dispositivo innato de adquisición del
lenguaje sino una capacidad simbólica generalizada (Piaget, 1945; Zlatev & SEDSU-Project,
2006). Así, como argumenta Sinha (2009, p. 300), los signos son tanto “herramientas
cognitivas como constitutivas de ecologías culturales específicamente humanas. La
capacidad semiótica es el vínculo explicativo que une lo que es exclusivo de la cognición
humana con lo que es exclusivo de la cultura humana, uniendo lo biológico con lo social” o,
en el caso de la investigación sobre la competencia comunicativa intercultural, uniendo lo cog
1. Aunque existen varias convenciones tipológicas para los conceptos arquetípicos en la literatura
sobre el tema, siempre aplicamos letras minúsculas.
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Desarrollar ICC dentro del marco de la cognición incorporada descrito anteriormente significa
que la cultura, la comunicación (lenguaje) y la cognición deben verse de manera holística,
como si constituyeran las dimensiones de un simulador. Para ser más específicos, la
competencia debe entenderse como una capacidad para simular varios aspectos o capas
de la mente, desde habilidades sociocognitivas y conceptos arquetípicos hasta
conceptualizaciones perceptivas, incluidas las introspectivas y afectivas, socioculturales y
lingüísticas. Como se señaló anteriormente, dependiendo de la situación, un tipo de
simulaciones podría dominar el proceso de construcción de significado, sancionando así una
visión metonímica sobre la cognición incorporada, que puede interpretarse, por ejemplo,
como cultural (Shariffian, 2011) o social (Tomasello , 2009). Sin embargo, al mismo tiempo,
la cognición incorporada se integra y, por lo tanto, todas las perspectivas posibles se
permean entre sí. Por lo tanto, en la combinación lenguaje-cultura-cognición, que es el
enfoque de ICC, por un lado, “la forma del lenguaje seguramente se ve afectada por las
limitaciones del procesamiento cognitivo humano, [incluyendo] la categorización de la
experiencia, la creación de prototipos, el uso de esquemas conceptuales, metáforas y
analogías” (Larsen-Freeman & Cameron, 2008, p. 93). Por otro lado, la adquisición impulsada
por el lenguaje conduce al desarrollo de ciertas áreas del cerebro (Borghi & Binkofski, 2014)
o, como dice Langlotz (2015, p. 114), “[l]a manipulación constante y productiva de estructuras
lingüísticas en dominios de tareas específicos […] tiene el poder de remodelar y reorganizar
las representaciones mentales que están asociadas con ellos”. Asimismo, la cultura refleja
la cognición a través de ciertos “patrones ecológicos de fenómenos psicológicos” (Sperber,
1996, p. 31), pero también la controla ya que los conceptos se coordinan lingüísticamente
“en línea con su funcionalidad institucionalizada” (Langlotz, 2015, p. 114) . Por lo tanto, la
cognición incorporada se integra y se perspectiviza a la vez, o incluso se puede separar, ya
que, como argumentan Zlate y Blomberg (2015), el pensamiento es posible con y sin
lenguaje; asimismo, aunque el lenguaje es un aspecto esencial de la cultura, no es inviable
concebir las influencias culturales sobre el pensamiento como separadas del lenguaje, y
viceversa. En la misma línea, Risager (2007, p. 187) advierte que se especifiquen las
condiciones, incluidos los fundamentos teóricos, en las que lengua y cultura pueden o no
separarse. Por ejemplo, “[d]esde el punto de vista psicológico, […] el lenguaje
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y la cultura siempre se han desarrollado juntas en el sujeto individual en una mezcla única”,
mientras que desde la perspectiva sociolingüística la (in)separabilidad es siempre una
cuestión de grado. En consecuencia, es crucial que un enfoque sociocognitivo para
desarrollar la CCI en entornos educativos sea claro acerca de cuándo y/o en qué medida
se activan las dimensiones perceptivas, socioculturales y lingüísticas de los simuladores en
el proceso de creación de significado mediado lingüísticamente.
Si bien hay una serie de enfoques sociocognitivos en varias disciplinas, incluidos los medios
de comunicación, la salud pública, la educación y el marketing, lo que los unifica es una
visión integradora de las propiedades cognitivas y sociales de los sistemas (complejos),
incluidos los seres humanos, cuyo funcionamiento es visto como “el producto de una
interacción dinámica de influencias personales, conductuales y ambientales” (Kecskes,
2014, p. 42). En otras palabras, tanto la experiencia previa individual, encapsulada en
simuladores, como la experiencia situacional real, que puede evocar y (re)moldear marcos
conceptuales, son igualmente importantes en la construcción del significado (Kecskes,
2014, p. 14) y se reflejan en su producto. , es decir, una simulación situada. Así, un enfoque
sociocognitivo no es sinónimo de cognición social, o de la perspectiva social sobre la mente
encarnada, que es el conocimiento social que los individuos tienen en la cabeza y que
aportan a la situación comunicativa. El elemento social en un enfoque sociocognitivo es el
contexto situacional real “fuera de la cabeza”. Los dos, es decir, el cognitivo (individual) y el
social (colectivo), están en una relación dialógica; la mente, el cuerpo y el mundo son vistos
“relacional e integradoramente constituyendo un solo circuito ecológico” (Larsen-Freeman
& Cameron, 2008, p. 116). Aún así, dependiendo de la situación en cuestión, se puede
resaltar el final cognitivo (a priori) o social (real) del circuito y, por lo tanto, la simulación
situada resultante puede depender más o menos del conocimiento existente. En la
comunicación intercultural, como argumenta Kecskes (2014, p. 158), “el contexto previo y
la prominencia inherente […] juegan un papel decisivo en el comportamiento comunicativo
de los participantes”. Respaldamos plenamente esta visión y adoptamos una perspectiva
"de adentro hacia afuera" dentro de un enfoque sociocognitivo.
En otras palabras, si bien lo individual y lo social se aceptan como factores igualmente
válidos que dan forma a la comunicación intercultural, puede darse el caso de que el primero
destaque más en una simulación situada y emergente que el segundo ya que, como dice
Kecskes (2014, p. 2 ) lo expresa, “lo que parece estar sucediendo [en la comunicación
intercultural] es un cambio en el énfasis de lo comunitario a lo individual”.
En resumen, en el enfoque sociocognitivo para el desarrollo de la CCI que aquí se
propone, la cultura, el lenguaje y la cognición están siempre integrados a nivel de
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modelos y, por lo tanto, en el mejor de los casos pueden basarse en un terreno común central muy
limitado, es decir, estructuras de conocimiento desarrolladas a través del contacto directo y la
participación (Wenger, 1998, pp. 73–77). Argumentamos, sin embargo, que el terreno común
central también se puede adquirir indirectamente en entornos educativos. Por lo tanto, los
miembros de la comunidad de lingua franca comparten en parte el núcleo común de aquellos cuya
L1 están utilizando, aunque existen importantes diferencias cualitativas. Estas discrepancias
resultan del hecho de que, en el caso de los hablantes nativos, el terreno común central se deriva
del terreno común real de las historias de aprendizaje compartidas, mientras que los hablantes no
nativos lo adquieren indirectamente a través de los libros de texto y la instrucción del maestro.
Sin embargo, debido a la repetición constante, las historias de las que provienen estas expresiones
nunca se olvidan por completo e incluso pueden desarrollarse en nuevas direcciones. Como ilustra
Evans (2013, p. 83), la palabra inglesa “tart” no solo ha evolucionado semánticamente de positivo
a negativo, sino que también ha ampliado su rango de ubicación de acuerdo con las necesidades
comunicativas existentes: la expresión “credit card tarta” es una expresión reciente. ejemplo de la
prensa británica. Algunas historias contemporáneas son bastante cortas.
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duradera, como fue el caso de la palabra “frankenfood” (Zinken, 2007), que surgió en
respuesta a los peligros percibidos de los alimentos genéticamente modificados y desapareció
una vez que la percepción colectiva cambió.
Las historias son el medio principal de la memoria (Schank y Abelson, 1995). Como
comenta Ritchie (2009, p. 20), “cómo decimos algo es cómo lo recordamos”.
Adquirir el terreno común básico de otra persona en entornos educativos no se basa en la
narración comunitaria de historias, en revivir las narrativas compartidas; no surge a través de
la socialización. En consecuencia, LFccg no se construye sobre la rica estructura sociocultural
que sustenta y reactiva las narrativas comunales; no está atado a creencias, valores e
historias, preservadas en el lenguaje. LFccg surge de forma aislada a través del aprendizaje
más que de la participación, y se construye predominantemente a través de la experiencia
lingüística únicamente.
Como se argumentó anteriormente, la forma en que se adquiere un terreno común básico
influye en su calidad. Como resultado, el terreno común central desarrollado a través de la
experiencia en el aula y los conceptos que emergen de la práctica social multidimensional
están obligados a diferir. Según Borghi y Binkofski (2014), es probable que las estructuras de
conocimiento adquiridas únicamente a través de la experiencia lingüística sean más abstracta
que las que se desarrollan en un entorno sociocultural completo. Por lo tanto, LFccg y sus
componentes, es decir, el conocimiento sobre el mundo, así como las representaciones
sociales y lingüísticas, están obligados a ser más esquemáticos que en el caso de L1ccg.
Refiriéndose a las capas de la cognición incorporada, argumentamos que LFccg perspectiviza
las habilidades cognitivas, los conceptos arquetípicos esquemáticos y las dimensiones
lingüísticas de los simuladores. L1ccg, a su vez, se basará más en habilidades sociocognitivas
primitivas complejas y simuladores multifacéticos. De manera crucial, es probable que ambos
tipos de puntos comunes básicos ocurran en la comunicación intercultural, ya que las dos
estructuras de conocimiento están “acopladas, y el uso de una afecta el uso de la otra” (Larsen
Freeman & Cameron, 2008, p. 143) , y esta interdependencia se refleja en el nivel de
conocimiento y uso de la lengua.
Aún así, incluso si los estudiantes son conscientes de los significados esquemáticos y su
omnipresencia en el lenguaje, y si deliberadamente los hacen parte de su aporte y tratan de
inferirlos minuciosamente, los resultados no siempre tienen por qué ser impresionantes. Esto se
debe a que el contenido esquemático solo informa parcialmente sobre el significado real. Por
ejemplo, si no conocemos el significado lexicalizado de “(está lloviendo) gatos y perros”, y
construimos nuestra interpretación, al menos inicialmente, sobre los significados gramaticales
disponibles, la información que obtenemos es que hay mucho de lluvia – transmitido por los dos
morfemas flexivos y reforzado por el coordinador. Asimismo, “andarse por las ramas” puede
entenderse como no llegar a la esencia, actuando en la periferia, lo cual está motivado por el
contenido semántico del “sobre”, enraizado en el arquetipo centro-periferia. Además, el significado
esquemático de “el”, es decir contacto mental (Langacker, 2008), destaca la relevancia del asunto
que nos ocupa (“el arbusto”).
5. Conclusiones
El objetivo del análisis presentado anteriormente era demostrar que, a pesar de unas pocas
décadas de investigación sobre la CPI y una multitud de enfoques y modelos educativos de
la CPI, hasta ahora un modelo holístico e integrador de la CPI centrado en la intersección
entre el lenguaje, la cultura y la cognición, tres elementos clave de ICC, nunca se ha
desarrollado completamente. La discusión sobre la CCI con referencia al nexo entre la
cognición lengua y la cultura se ha polarizado entre una perspectiva cognitiva y otra social
y parece que no hay término medio. El encuadre dominante de los tres elementos en una
perspectiva cognitiva es una naturaleza autónoma del lenguaje, la cultura y la cognición,
mientras que en una perspectiva social se destaca la fusión de estos elementos sin
restricciones a través de la práctica social. Así, el lenguaje y
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Ariadna Strugielska
Departamento de Inglés
Universidad Nicolás Copérnico
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Katarzyna Piÿtkowska
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Universidad Nicolás Copérnico
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