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Universidad Nacional del Este

Escuela de Posgrado
Curso de Habilitación Pedagógica Para Egresados de Educación Superior

Módulo: Investigación Educativa

Presentado por:
-Jessica Eliane Barrios
-Bruna García

Orientadora: Profe. Everlyn Benítez Vergara

INTRODUCCIÓN

Este trabajo monográfico surge como consecuencia de la búsqueda de respuestas a ciertas


dudas que surgen originado en la observación de la práctica docente, así también de la
problemática de las dificultades en las que se encuentran algunos estudiantes universitarios
para aprender. Ambos hechos citados se dan sin dudas dentro de un contexto de cambios,
que es el resultado de la crisis de paradigma del sistema educacional universitario.

Al observar las dificultades inicialmente aparentes, para estudiar y aprender, dentro de un


contexto de una enseñanza orientada en la adquisición de competencias, donde, además,
los docentes se enfrentan a ciertas dificultades para adaptarse a una nueva forma de
enseñanza, significativamente distinta a la que los formó como profesionales en su época y
que no resulta ajena a ningún sistema universitario en la actualidad.

Conforme algunos autores los problemas en el ámbito docente y en lo que respecta a las
dificultades de los estudiantes para el aprendizaje se indica que esto transcurre en el
contexto de un ambiente universitario en crisis, donde dos modelos de universidad pugnan
por la supremacía. Por una parte, el de una enseñanza tradicional que se ha desarrollado a
partir de una síntesis entre los modelos universitarios de Boloña y Salamanca y los de las
universidades de París, así como de las inglesas y norteamericanas (Hax y Ugarte, 2014, p.
44).

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Existen modelos que por varios siglos han promovido el desarrollo humano y social en el
marco de la diversidad y el respeto. Sin embargo, también ha surgido otro modelo y es el
que visualiza a la universidad como una fábrica de profesionales dentro del contexto de
una industria de la educación, donde prevalece el concepto que la universidad es
únicamente un medio para preparar profesionales (Riveros, 2013, p. 34).

No es muy arriesgado decir que este último modelo, el de única y exclusivamente preparar
profesionales es el que ha ido adquiriendo predominio en la mayoría de los países
latinoamericanos en los últimos veinte años y este predominio se debe fundamentalmente a
que la educación terciaria y de forma particular la formación universitaria, se orienta
fuertemente hacia los requerimientos propios del mercado laboral.

Es por ello que la educación universitaria en sí misma ha sufrido una transformación


sustancial, “pues de un modelo centrado en el profesor y en la enseñanza, se ha pasado a
uno centrado en el estudiante y en el aprendizaje” (De Miguel, 2005, p. 16) al mismo
tiempo la docencia ha comenzado a experimentar la masificación de la enseñanza y los
cambios en las comunicaciones interpersonales, todo esto producto de la masificación del
ingreso de la población trabajadora, a la educación universitaria y del aumento de los
productos de la tecnología.
Por tanto, dentro de este contexto de transformación social, del concepto de universidad y
de las nuevas concepciones del acto de educar, una forma de comenzar a abordar las
dificultades para conseguir un proceso de enseñanza - aprendizaje de calidad, dentro del
ámbito universitario, es a través de la caracterización de los estilos de aprendizaje
predominantes en las distintas carreras y facultades, y esto para conocer las estrategias que
utilizan los seres humanos para percibir e incorporar los contenidos de aprendizaje.

Es por ello que es importante considerar la predominancia de los estilos de aprendizaje, en


un estudiante en particular o en un grupo de estudiantes, para poder obtener mejores logros
en los procesos formativos, considerando que, de esta manera se tienen una orientación
para la focalización y canalización de los esfuerzos y estrategias individuales con el fin de
movilizar sus recursos de una forma más eficiente en la búsqueda del logro de los
resultados de aprendizaje, lo cual también hace posible que los profesores y direcciones

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académicas obtengan el conocimiento con respecto a la diversidad existente entre los
estudiantes del nivel superior para percibir el mundo que los rodea y, a partir de allí
enfocarse en las estrategias que se adapten de la mejor forma a dichos estilos, así como a
los requerimientos concretos correspondientes a cada carrera, de esta manera conseguirán
mediar de manera más efectiva los procesos pedagógicos en el desarrollo de las clases.

Logrando identificar los estilos de aprendizaje será posible contar con mayor información
y de esta manera mejorar la práctica docente y así también lograr aprendizajes
significativos. Dentro de un proceso de enseñanza-aprendizaje, de calidad y
fundamentalmente de equidad, centrado en la enseñanza por competencias, que tendrá
centrado su interés en los ejes los estilos de aprendizaje.

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DESARROLLO

1. La educación y su contextualización
1.1. La educación y la evolución de su concepto.

Inicialmente se debe indicar que no resulta fácil establecer un concepto de educación,


básicamente porque presenta una multiplicidad de aristas, y asa también porque evoluciona
con las sociedades en las que se encuentra inserta, este estudio en consecuencia considera
que la educación está en permanente evolución y experimenta significativos y específicos
cambios conforme la sociedad también está cambiando.

Es por ello que se puede decir que, en el concepto de educación, se encuentran


manifestaciones de la dinámica social de su tiempo, en ella se enmarcan las formas de ser,
las ideologías, los conflictos y las contradicciones de la sociedad en el cual dicho concepto
adquiere forma. Por otro lado, la educación como concepto es posible que se la considere
como un concepto abstracto, o bien, por otra parte, como una actividad. La educación es,
por tanto, la adquisición del arte de la utilización del conocimiento. Es por ello que este
arte es bastante dificultoso de impartir, puesto que permanentemente al referirse a ella, es
necesario aplicar los conceptos y las teorías que se elaboran en referencia a la misma.

Al observarla desde la perspectiva de la educación como actividad, la misma aporta el


aumento de la complejidad en la aplicación de su concepto, en este aspecto se debe
considerar la edad de la población y el contexto social en que la educación se desarrolla.

Por tanto, en referencia a la definición de educación más inmediata a la que se puede


recurrir es la que aparece en el Diccionario de la Lengua Española (2014), y que incluye
cuatro acepciones: 1.-acción y efecto de educar, 2.- crianza, enseñanza, y doctrina que se
da a los niños y a los jóvenes, 3.- instrucción por medio de la acción docente, 4.- cortesía,
urbanidad.

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el concepto de educación conforme a lo citado precedentemente está ligado a la acción y
efecto de la transmisión de patrones de conducta, por tanto, parece necesario excluir la
experiencia, la transmisión de conocimientos mediante la instrucción y, de patrones de
conducta como lo son, por ejemplo, la cortesía y urbanidad si se considera la educación
desde una perspectiva social, como se propone en el punto 4 de la definición citada en el
párrafo anterior. Sin embargo, esta visión general se encuentra básicamente apartada del
concepto más técnico respecto a la educación universitaria en el que se orienta la presente
monografía.

Para este trabajo y teniendo en cuenta que la evolución del concepto de educación
representa los cambios de la sociedad, la educación parece ser que debe estar asociada a la
historia de las diversas sociedades, es decir, fundamentalmente a aquellas sociedades con
la capacidad de reproducirse y generar transformación como consecuencia del desarrollo y
de la transmisión de un modelo cultural ideal, según (Delors, J. 1997, p. 45) en la que hace
referencia a Durkheim. Así, hasta mediados del siglo pasado y bajo el imperio de la
filosofía positivista, la tendencia predominante ha sido la de concebir la educación como
un dispositivo simbólico y práctico, cuya función es la de instruir a los individuos, es decir
se halla enfocada exclusivamente a la transmisión de saberes.

A la teoría positivista se le opone aquella que concebía la educación como el fomento


de las habilidades de búsqueda y razonamiento, conducentes al desarrollo de la autonomía
(Quicios, M.P., Ortega, I. y Trillo, M.P. (2015, p. 46). En este contexto, la tendencia
positivista es expresada por el influyente matemático y filósofo Alfred North Whitehead en
1929, quien plantea que “la educación es la adquisición del arte de utilización del
conocimiento” y también, reconoce que “es un arte muy difícil de impartir” Yanes, J.
(2015, p. 56).

En un breve análisis en primer lugar, se impulsa la idea que la educación se manifiesta


como un arte, es decir como la expresión de una habilidad creativa y de la imaginación,
creatividad basada en el conocimiento y en el saber, a la vez que, en llevar a la práctica
estos elementos, no en la información. Sin embargo, es innegable que la educación es muy
difícil de impartir. (Yanes, J. (2015, p. 57).

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Otra visión de la educación, contemporánea con la de Whitehead, es la que aporta John
Dewey (1916/2008, p. 241), y es que la educación, en su acepción más amplia, es un
medio por el cual la sociedad asegura la continuidad de la vida tal como la conocemos. Y
este objetivo es posible lograr a través de ir pasando generación en generación la
experiencia acumulada por los que hacen parte de la sociedad, esto a través de la
comunicación.

De manera se asegura que sus integrantes tengan una forma de comprensión común,
tanto desde la perspectiva de lo emocional y también desde lo intelectual, permitiendo así
el ejercicio de patrones de respuesta a las expectativas y a lo que exige el medio. Así la
comunicación es un elemento de transmisión de experiencias que se asocia al proceso
educativo que puede tener lugar, de forma incidental por las interacciones producto de la
convivencia, o bien, por el hecho de delegar la transmisión de información relevante a un
grupo de personas especializadas en instituciones dedicadas a este objetivo, pues cada vez
la sociedad se vuelve compleja (Dewey, 1916/2008), como son, por ejemplo, los colegios
en el caso de la educación primaria y secundaria, y las universidades en el de la educación
terciaria.

Haciendo referencia a este contexto tradicional, el fundamental objetivo de la educación


es “preparar al estudiante para las responsabilidades futuras y para una vida de éxitos, todo
esto mediante la adquisición de paquetes de información y destrezas entregados por
profesores mediante materiales de instrucción” (Dewey, 1938/1986, p. 242).

Aunque es importante indicar que una de las más fundamentales transformaciones


experimentadas en las últimas décadas en el mundo de la educación, y que lo proyectan
bastante alejado de esta visión tradicional, hace referencia al traslado del foco de atención
en el proceso educativo enseñanza-aprendizaje, desde la enseñanza ahora dirigida hacia el
aprendizaje. Un reflejo de este cambio ha sido el desarrollo e implementación del concepto
de aprendizaje activo.

Dicha evolución del concepto de educación, tal como se relata en la publicación de la


UNESCO-UIS (2006, p. 9), habla de esta evolución del concepto de la educación en la
propuesta propugnada por la UNESCO (1976) y reformulado por la ISCED (1997), en el

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cual se ha propuesto el siguiente postulado que la “Educación es una comunicación
organizada y sostenida, diseñada para que tenga lugar el aprendizaje.” Aquí se ve
planteada una propuesta, en el que al concepto de educación se lo ve como algo integrador,
que se entrelaza con los de enseñanza y aprendizaje, se observa más bien una interacción
entre éstos, y el centro de atención lo constituye el aprendizaje.

Posteriormente en el citado documento se procede al desglose del significado de cada


uno de los términos fundamentales de la definición anterior:
• Comunicación: Una relación entre dos o más personas que involucre la
transferencia de información (mensajes, ideas, conocimientos, estrategias, etc).
• Aprendizaje: Cualquier mejora en el comportamiento, información, conocimiento,
comprensión, actitudes, valores o capacidades.
• Organizada: Planificada de acuerdo a un patrón o secuencia con fines objetivos
explícitos o implícitos. Involucra a una agencia educacional (persona, personas o
instituciones) que organicen el ambiente de aprendizaje y un método de enseñanza a
través del cual se organiza la comunicación.
• Sostenida: Implica que la experiencia de aprendizaje tiene los elementos de
duración y continuidad. (UNESCO-UIS, 2006, pp. 9-10).

En base a lo observado precedentemente es posible apreciar que el concepto de


educación ha experimentado una significativa evolución a partir de los comienzos del siglo
XX hasta la actualidad, que se patentiza al comparar la propuesta impulsada por la
UNESCO-UIS (2006) a partir de la de UNESCO (1976) con aquella propuesta por A.N.
Whitehead (1929/1951).

Entre los cambios más significativos se pueden observar la importancia de la


individualidad y una rápida perdida de trascendencia de la información, que con el breve
transcurso del tiempo ya queda obsoleta, lo cual lleva a una permanente incertidumbre y
necesidad de actualización. Además de eso, se ha visto esta situación aumentada por la
rápida evolución y masificación de la tecnología, lo que ha cambiado las formas de
comunicación entre las personas, fenómeno que, en los últimos años, ha ido adquiriendo
una relevancia social cada vez mayor, pero que, al parecer aún no ha sido adecuadamente
interpretado (Pérez, A. 2009, p. 23).

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Por su parte tras el aumento de la expectativa de vida, surge la necesidad de desarrollar
un modelo de aprendizaje que debe trascurrir a lo largo de la vida y de generación de
habilidades blandas, que conducen al desarrollo de la autonomía y a una plena inserción
social y laboral, realizado de manera que constituya un mecanismo adaptativo.

1.1.1. Una mirada actual a la Educación

Teniendo en cuenta las transformaciones evolutivas que ha sufrido la educación, también


se han generados varios nuevos focos de atención, tal como la calidad y equidad en la
formación que se ofrece en las universidades, el desarrollo de nuevas metodologías de
enseñanza, y el desarrollo de una comprensión de las formas y motivaciones involucradas
en el aprendizaje (Canavos, G. (2003, p. 45), que consiste en una forma de comprenderlo y
de aplicar las metodologías más adecuadas a las características predominantes de los
estudiantes, sin dejar de considerar que existe entre ellos una diversidad y considerando
también el contexto educativo en que éstos se encuentran.

Indudablemente uno de los principales cambios estructurales introducidos en la


educación, como se ha referido anteriormente es su masificación. esta tendencia ha sido
impulsada tanto por los estados, como por una demanda social en evolución, que ven en la
educación universitaria un medio de promoción social, con lo cual se piensa conseguir
mejores ingresos económicos y así evitar ser cesado en el mundo de trabajo que se percibe
que es cada vez más competitivo (Rodríguez, E. 2012, p. 126).

Uno de los problemas que se encuentran asociados a la masificación de la educación


universitaria, según (Rodríguez, E. 2012, p. 127), se halla originada en el hecho de que ha
aumentado los estudiantes que acceden a la universidad presentan motivaciones e inclusive
competencias y actitud hacia los estudios, totalmente diferente a la que era tradicional entre
los estudiantes universitarios que provenían de una elite de personas de altos ingresos en la
misma familia.

Esta realidad del encuentro en las universidades de dos grupos sociales bien
diferenciados, en la que se constata una desigualdad relativa, en muchos casos se ve

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aumentada porque, un importante grupo de estudiantes universitarios se ven en la
necesidad de obtener trabajo a tiempo parcial a los efectos de financiarse sus estudios, lo
que constituye frente a los otros una desventaja relativa frente a los que poseen recursos
económicos suficientes.

Esto ha sido objeto preocupación y también de investigación crecientes (Riveros, L.


2013, p. 36), pues, los títulos universitarios son cada vez más necesarias en un mundo con
una globalización creciente y con una economía de alta especialización. Otro fenómeno
que se observa y que se halla relacionado con el nivel socioeconómico de los estudiantes es
que, en los países industrializados, una baja cantidad de estudiantes proviene de los niveles
de inferior ingreso de la población.

La serie de cambios sociales de hecho ha tenido consecuencias que se revelan


evidentemente, por una parte, en cambios en el sistema educativo, las que, muchas veces,
han tenido el carácter de experimental teniendo en cuenta que representan nuevos
paradigmas, que no siempre logran cumplir con los objetivos planteados y, por otra parte,
en cambios cualitativos en la formación de los que acceden a la educación universitaria.

Esto se revela entre otros factores en el cambio de actitud de los estudiantes hacia el
aprendizaje, lo cual se expresa entre otras cosas como falta de compromiso (Gargallo, B.,
Pérez, C., Fernández, A., y Jiménez, M.A., 2007, p. 243), hacia un sistema de enseñanza
universitaria que no ha conseguido adaptarse de forma absoluta a los nuevos
requerimientos de la sociedad, ya que la educación universitaria de hecho se ha elaborado
con una orientación que tiene un predominio de lo académico a partir de una institución
orientada al conocimiento, por su parte en la actualidad la sociedad exige un enfoque más
pragmático, de manera a adecuarse a los requerimientos sociales de manera práctica, donde
la comunicación esté al día con los avances de la tecnología (Ortega, 2009, p. 11).

En la búsqueda de respuestas a estos requerimientos ha permitido el surgimiento y


desarrollo de metodologías de enseñanza-aprendizaje desde los enfoques que se
fundamentan en competencias y en perspectivas de carácter constructivista (Pérez, 2009, p.
27). A lo citado como nuevos problemas en el mundo universitario, se debe agregar otros
fenómenos que han ido adquiriendo relevancia en el mundo de la educación en los últimos

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años, que comprenden entre otros la globalización, la masificación de la tecnología y su
exclusiva orientación hacia las comunicaciones.

Todo esto, revela un efecto transformador del ambiente educativo que se encuentra
asociado a la internacionalización del sistema educativo, que se halla plenamente
relacionado a un aumento en el flujo de información, tecnologías y personas en este mundo
que parece que se ha reducido de tamaño por el influjo de estas nuevas tecnologías de la
comunicación. Esta movilización generalizada, ha originado un movimiento de
modificaciones en el ámbito universitario, que inclusive aún no se halla evaluado en su
justa dimensión, considerando que tiene defensores y detractores (Tobón. S. 2006, p. 143).

Una de las consecuencias de lo previamente expuesto, es lo que ha dado en llamarse el


desapego de los estudiantes hacia el estudio, y que tal como lo refiere (Zabalza, M., 2002,
p. 34), tiene diversas causas entre las que debe mencionarse como principales: patologías
de los estudiantes tales como el déficit en la atención, malas prácticas dentro del ejercicio
docente, currículos inadecuados y pésimas condiciones en la estructura de la enseñanza.

Sin embargo, la aplicación de nuevas metodologías desde una perspectiva


constructivista, por ejemplo, en el campo de las ciencias, no ha sido capaz de que sea
revertido el llamativo fenómeno del desapego (Valles, M. S. 2000, p. 38). Por otra parte, el
fenómeno puede atribuirse a la aproximación fragmentaria y utilitaria hacia el aprendizaje,
proveniente de una conexión cada vez más evidente entre enseñanza y materialismo.

Los estudiantes en la educación universitaria revelan entre otras cosas, que el


compromiso estudiantil está directamente relacionado con la calidad del aprendizaje,
estando el aprendizaje profundo en relación con un alto compromiso estudiantil y una
percepción de docencia comprometida y de calidad.

Para romper con esta situación de desapego, Valles, M. S. (2000, p. 41), propone la
necesidad de un cambio cultural que transfiera el énfasis de la educación desde la
enseñanza como una empresa fundamentalmente utilitaria, hacia una educación para el
aprendizaje, conducente a la creación de conocimiento y comprensión en las personas y
entre grupos de personas, es decir, retornar en parte, a las raíces de la educación.

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Se debe considerar que en este ambiente, en que la enseñanza a nivel universitario se
encuentra dentro de un proceso de replanteamiento en referencia a los objetivos y también
de adecuación de metodologías, los estudiantes universitarios se enfrentan a una situación
de aprendizaje en la que no solamente inciden las dificultades propias del estudio de una
carrera profesional, en el que evidentemente la adquisición de conocimientos es esencial
para su formación profesional, pero además los estudiantes se enfrentan a los
inconvenientes que provienen de la incertidumbre de vivir en un mundo de cambios
acelerados en el cual hasta el propósito de la educación está en permanente proceso de
adecuación, todo lo cual contribuye a conformar lo que actualmente se denomina
supercomplejidad, según refieren Cué, J. L. G., Rincón, J. A. S., & García, C. M. A. 2009
p. 4)

Este concepto de supercomplejidad se aplica en el contexto en que las ideas. creencias e


interpretaciones evolucionan permanentemente y carecen de limitaciones y restricciones
que se hallan predeterminados y por ende que las estructuren, lo que, en ámbito de la
educación universitaria agrega el estrés adicional de la incertidumbre en los estudiantes
que se hallan en la preparación de una carrera profesional Del Moral, M.E., Villalustre, L.
2012. p. 36)., y en consecuencia tiene un efecto significativo sobre el aprendizaje. Dentro
de lo indicado precedentemente, la educación universitaria debe ayudar a preparar al
estudiante no solo para el desarrollo de una actividad profesional tradicional, sino además
debe aprender a hacer frente desde lo intelectual y emocional con la alta complejidad de las
situaciones que debe ir viviendo en el día a día.

1.2 Enseñanza – aprendizaje. La relación entre las mismas


1.2.1. Aprendizaje y Estilos de Aprendizaje que se aprenden en la universidad

Una vez vista la problemática planteada en la educación universitaria, que no pretende


ser tan completa, sino plantear como esbozo se desprende que el aprendizaje está
fuertemente influenciado tanto por la situación y lo que vive el propio estudiante y también
por las características, del ambiente, expresado como el contexto en que el aprendizaje
tiene lugar y, por las de la enseñanza misma (Aguilera, E. 2012, p. 10), es por ello que el
estilo de aprendizaje que se da durante el desarrollo de la didáctica universitaria para

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ejercer posteriormente la docencia requiere que se tenga en cuenta este acuerdo transversal
a los distintos enfoques del aprendizaje.

Así como el significado de los términos educación y enseñanza tienen múltiples


connotaciones, el de aprendizaje también empieza a sufrir una condición parecida y su
significado va a tener relación conforme a la perspectiva y la disciplina a partir del cual
este concepto de aprendizaje esté siendo considerado, por su parte, en última instancia y
expresando en términos prácticos el aprendizaje es el fin de la educación, tal como lo
plantea la UNESCO-UIS (2006).

Además de cualquier otra evaluación, es fundamental considerar el aprendizaje como un


hecho dinámico, en la que se manifiestan las interacciones del estudiante con el ambiente,
dentro del ambiente en el que tiene lugar (Aguilera, E. y Ortiz, E. 2010, p. 5).

En consecuencia es el sistema educativo considerado como un todo quien adopta para


lograr el compromiso estudiantil en actividades educacionales que tengan significación
para el mismo, y es aquí donde se da esa correlación positiva entre la calidad del
aprendizaje que experimenta el estudiante y la percepción de los estudiantes sobre la
calidad de la enseñanza universitaria (Alonso, C., Gallego, D. y Honey, P. 2012, p. 24 ),
por tanto también es importante considera las facilidades que la institución entrega a los
estudiantes, para que éste tenga lugar en las mejores condiciones.

Por tanto, y hasta inclusive desde una perspectiva psicológica, el aprendizaje puede ser
definido como un cambio en el uso o en la eficiencia de procesos cognitivos básicos, que
permiten un desempeño más efectivo para la resolución de problemas de la vida cotidiana
como estudiante. Agregando el componente educacional, el aprendizaje debe considerar no
el aumento del conocimiento, sino inclusive debe permitir cambios en los patrones de
conducta (Alvear. G. & Gittermann R. 2016, p. 9).

En consecuencia, al profundizar en la figura del aprendizaje se debe tener en cuenta que


comprende tres enfoques distintos que pueden conducir a entender el aprendizaje como el
resultado de una experiencia, como el proceso asociado a un cambio en la conducta o como
un producto de la interacción con el medio (Alonso et al. 2012, p. 22).

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A partir de estas y otras consideraciones, algunos autores estudiados llegan a proponer
la siguiente definición: “Aprendizaje es el proceso de adquisición de una disposición,
relativamente duradera, para cambiar la percepción o la conducta como resultado de una
experiencia” (Alonso et al. 2012, p.23). Desde la perspectiva de la educación, el
aprendizaje se considera como un proceso que tiene ciclos, que incluye la adquisición de
conocimiento, la modificación de actitudes y, el enriquecimiento y diversificación de las
capacidades de respuesta a estímulos de distinta naturaleza que percibe el estudiante
inclusive en su propio ambiente, en consecuencia estos aspectos debe tener en cuenta el
docente para formular planteamientos educativos constructivos, y es este estilo de
aprendizaje el que se debe impulsar en las aulas universitarias y que ahora permite evaluar
brevemente, si ha sido esta información la que se ha transmitido en la especialización de
didáctica universitaria en la UNE..

Se debe considerar en todo momento que, este proceso por sus características propias,
genera cambios que a su vez conducen a nuevos aprendizajes. Es por ello que el
aprendizaje, en educación, se trata de comprender y de explicar desde distintos
paradigmas, (Azpiazú, P. O. L., & Seide, E. G. 2017, p. 10), formas que han demostrado
ser efectivos para el desarrollo y evolución de la educación, a lo largo de la historia.

Sin embargo, se debe considerar en todo momento que la velocidad de los cambios
sociales y culturales que han estructurado la evolución de la educación en los últimos
decenios, se ha incrementado de forma tal que ya no demoran varias generaciones en
constituirse, sino que en una sola generación ya se producen muchas transformaciones.

Esta situación ha sido evaluada dentro de las clases de la didáctica universitaria a través
de las diversas teorías establecidas según los patrones tradicionales.

Se destacan aquí enfoques que buscan explicar el aprendizaje desde teorías conductistas
y cognitivas, hasta llegar al enfoque constructivista, aun existiendo otras teorías también.
(Alonso et al., 2012, p. 25).

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Entre los exponentes de la teoría cognitiva se destacan sin lugar a dudas las propuestas
de Piaget, las de representantes de la Gestalt y el aprendizaje significativo de Ausubel. Sin
embargo, no se puede dejar de considerar la experiencia que entrega la historia, en el
sentido que el marco conceptual que se utiliza como referencia, limita las interpretaciones
(Bahamón M., Vianchá M., Alarcón L., y Bohórquez C. 2012, p. 129)

En relación a la concepción de la forma en la que se construye el aprendizaje, lo hace


mediante la generación de un continuo que tiene su inicio en las formas más básicas, en
que el conocimiento se transmite y el aprendizaje es memorización, para ir
enriqueciéndose mediante el desarrollo de una conciencia en crecimiento a través de una
conceptualización más amplia e integrativa que lleva al reconocimiento de diferentes
formas de conocimiento y aprendizaje (Bahamón M., Vianchá M., Alarcón L., y
Bohórquez C. 2012, p. 129), esto ayuda a generar cambios en el sentido de identidad de las
personas.

Con relación a las competencias necesarias para el aprendizaje, conforme lo refiere


(Alonso et al., 2012, p. 54), los teóricos proponen que habría tres elementos fundamentales
sobre los que descansa el proceso de aprendizaje y que serían:
a) la comprensión general, que facilite una actitud de disposición positiva,
b) destrezas básicas, como por ejemplo las que se espera haya entregado la educación
secundaria en el caso de los estudiantes universitarios, y
c) autoconocimiento, como un elemento que le permita al discente conocer sus
falencias y potencialidades al momento de enfrentar el aprendizaje.

De los tres elementos claves para el aprendizaje, indicado de forma precedente,


comprensión general, destrezas básicas y autoconocimiento, es a éste último al que
contribuye el conocimiento de los estilos de aprendizaje, del que constituyen un elemento
esencial pues además de contribuir a la estructuración de la enseñanza, aporta
significativamente a la comprensión general.

Una de las formas de abordar el aprendizaje por parte de los estudiantes universitarios
es lo que se denominado como Estilos de Aprendizaje, donde el concepto de estilo, tal

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como lo hacen notar (Alonso et al., 2012, p. 28), hace referencia desde lo psicológico, a
dos niveles profundos de la mente humana, el sistema total de pensamiento y, a la forma en
que el individuo se relaciona con la realidad. Este concepto de Estilos de aprendizaje ha
sido objeto de amplio estudio por décadas, legando a definirse como: Los estilos de
aprendizaje son los rasgos cognitivos, afectivos y fisiológicos que sirven como indicadores
relativamente estables, de cómo los discentes perciben, interaccionan y responden a sus
ambientes de aprendizaje (Alonso et al. 2012, p.48).

Otro aspecto a tener en cuenta son los estilos de aprendizaje que ponen en práctica los
estudiantes en los distintos enfoques que pueden darse. En el caso de aquellos que adoptan
un enfoque profundo, habría estudiantes “holísticos”, como describe (Bowden, J., y
Marton, F. 2012, p. 87), que toman la opción de abordar un tema desde una perspectiva
globalizadora, en consecuencia, lo ve como un todo, lo que se usaría como guía para
desarrollar la comprensión.

Otros en cambio, tendrían un enfoque “secuencial”, pues se sienten más cómodos


construyendo su comprensión paso a paso, por medio de la concentración en los detalles, lo
que estaría más próximo a un enfoque superficial. Sin embargo, una comprensión adecuada
de los temas abordados debe buscar una alternancia entre ambos procesos, el holístico y el
secuencial, de manera de posibilitar un análisis detallado de la evidencia, así como una
elaboración progresiva de las interrelaciones entre ideas y conceptos.

1.3. Cuatro dimensiones del aprendizaje

Este enfoque lo hacen suyo (Alonso et al. 2012, p. 49), al proponer la existencia de la
variable Perfil de Aprendizaje en que ésta se categoriza en cuatro dimensiones
correspondientes a los Estilos de Aprendizaje: Activo, Reflexivo, Teórico y Pragmático,
indicando con esto la realidad que explica la vastedad del campo de investigación y lo hace
contextualizándolo.

Una de las conclusiones importantes, a propósito de esta información, es que la enseñanza


centrada en el estudiante y por lo tanto en su aprendizaje, se asocia necesariamente con el
grado con el cual los académicos orientan sus investigaciones al desarrollo de la

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comprensión conceptual y teórica de su campo.

Esta situación es abordada por (Alonso et al., 2012 p. 51), quien propone distintas
alternativas de modos de enseñanza para abordar los distintos estilos de aprendizaje.

1.4. Principales teorías del aprendizaje.

Por más de dos mil años se ha tratado de entender cómo se aprende y se han postulado
innumerables teorías al respecto. En un principio, desde una perspectiva filosófica y
basadas en la reflexión; luego, desde una perspectiva práctica enfocada al desarrollo de
ciudadanos enfocados y comprometidos con el progreso material.

Posteriormente, a partir de la edad media, el aprendizaje fue considerado como el acto de


memorizar los conocimientos transmitidos por los docentes.

Por su parte, a partir del Renacimiento y hasta la revolución industrial, en la medida en que
el concepto de la mente conformado como algo distinto del cuerpo físico, se comenzó a
aceptar primeramente la posibilidad y luego el hecho que el ambiente podía influenciar el
comportamiento y por lo tanto podía también influenciar el aprendizaje (Gallego, D.J. y
García, M.C. 2012, p. 4).

Teniendo en cuenta estas consideraciones y de la aplicación de los avances de las ciencias


a la comprensión que se ha tenido del aprendizaje, principalmente a partir del siglo XIX, se
puede encontrar la influencia significativa de la psicología en el desarrollo de las diferentes
teorías del aprendizaje durante el último siglo (Gallego, D.J. y García, M.C. 2012, p.5).

Las principales corrientes que desde una perspectiva de pensamiento eminentemente


psicológica han modelado, la creación de ambientes de enseñanza-aprendizaje, han sido
enumeradas, entre otros, por (Alonso et al., 2012, p. 57). Entre estas corrientes adquieren
un lugar destacado por ser las más influyentes: el conductismo, las teorías cognitivas y el
constructivismo, por lo que se hace una breve citación de las mismas.

1.4.1 Conductismo.

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Como lo plantea (Alonso et al., 2012, p. 67), el conductismo es una doctrina que deriva de
los experimentos de condicionamiento clásico desarrollados por Pavlov a fines del siglo
XIX y comienzos del XX, y que opera sobre el principio de estímulo-respuesta. Dentro de
este paradigma que abarca gran parte del siglo pasado, se instauraron diversas corrientes,
entre las que se cuentan el conductismo metodológico, el analítico y el psicológico, pero en
lo sustantivo comparten el concepto que cualquier hipótesis psicológica debe ser
respaldada por evidencias conductuales, y que no hay diferencias entre dos estados
mentales, a menos que existan diferencias demostrables en los comportamientos asociados
a cada estado.

En este contexto, las diferencias entre las tres distintas corrientes mencionadas, se enfocan
en que el Conductismo Metodológico se compromete con la verdad del postulado que la
psicología es la ciencia del comportamiento y no de la mente; el Psicológico, por otra
parte, postula que el comportamiento es el producto de influencias externas o ambientales
y no internas o mentales; y el Analítico por último, propone que la referencia a procesos
mentales se deben reemplazar o traducir a términos o conceptos relacionadas a la conducta,
o conductual.

Por su parte, un elemento que condujo al quiebre del conductismo fue que no se puede
eliminar completamente del discurso los términos que hacen referencia a estados mentales
(gallego, D.J. y García, M.C. 2012, p. 7). Respecto a esta línea de pensamiento, en la
actualidad, la psicología y la filosofía contemporáneas comparten la creencia que la
conducta no puede ser explicada sin invocar la representación que la persona tiene del
mundo, por tanto, es necesario el concurso de los procesos mentales.

1.4.2 Teorías cognitivas.

Otra de las fundamentales corrientes de pensamiento en psicología, cuya vigencia


importante constituyó parte de la segunda mitad del siglo pasado a partir de los años 50, y
que tuvo una gran influencia en educación ha sido el cognitivismo.

Esta es una teoría que tiene un acercamiento al comportamiento de carácter empírico, a la

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comprensión de la función psicológica por una parte y por otra, propone que la actividad
mental debiera ser modelada como el procesamiento de información usando un sistema
simbólico interno, abstracto (Gallego, D.J. y García, M.C. 2012, p. 9).

Esta línea de pensamiento proviene de estudios interdisciplinarios sobre la mente y la


inteligencia, parte entonces del desarrollo de modelos sobre el funcionamiento de la mente
humana sobre la base de representaciones complejas y procedimientos similares al
funcionamiento de una computadora. Estos estudios incluyen disciplinas bien diversas
como son la filosofía, la psicología, la inteligencia artificial, la neurociencia, la lingüística
y la antropología.

Conforme a lo indicado por (Alonso et al., 2012, p. 58), citando a Bower (1989), el
enfoque cognitivo presenta cinco principios:
a) Las características perceptivas del problema presentado son condiciones importantes del
aprendizaje.
b) la organización del conocimiento debe ser preocupación primordial del docente.
c) El aprendizaje unido a la comprensión es más duradero.
d) El feedback cognitivo subraya la correcta adquisición de conocimientos y corrige un
aprendizaje defectuoso.
e) La fijación de objetivos supone una fuerte motivación para aprender

Entre las distintas corrientes cognitivas, una de las más antiguas es la de la Gestalt que se
enfoca fundamentalmente al estudio de las sensaciones y las percepciones, en un contexto
de aproximación holística al acto de toma de conciencia por parte de la persona, por tanto
no hace su enfoque exclusivamente a un punto en particular.

Al implementar estas consideraciones al campo de la educación, establece que cada


persona realiza una elaboración propia de los conocimientos que logra obtener, de acuerdo
a los patrones cognitivos que ha ido desarrollando; y también que esta elaboración lo hace
tomando en cuenta el entorno de la persona con el que interacciona, lo que aporta en la la
regulación y modelación de los procesos de aprendizaje (Alonso et al., 2012, p. 59).

También realiza otro aporte que es el que ha sido entregado por Piaget, en particular, a la

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teoría de los Estilos de Aprendizaje (Alonso et al., 2012), quien plantea el aprendizaje en
términos de conceptos claves como son la asimilación y la acomodación. La asimilación
supone que la mente incorpora la realidad a sus propios esquemas de acción, y la
acomodación, cuando la mente al no poder asimilar determinada situación, se desiste o se
modifica.

Conforme lo refiere el último aspecto, así se produce “una reestructuración de la estructura


cognitiva (esquemas de asimilación existentes) que da como resultado nuevos esquemas de
asimilación.” (Moreira, 1997, p. 4), por lo que la acomodación es una reestructuración de
la asimilación, lográndose de esta manera, un nuevo estado de equilibrio lo cual permite
una adaptación al medio.

Este es un proceso denominado recursivo considerando que la acomodación de nuevas


experiencias conduce a la actualización de los esquemas de asimilación, alcanzándose así
un nuevo estado de equilibrio, ya que la mente buscaría funcionar en equilibrio. Esta es
una forma de aumentar el grado de organización interna y por lo tanto se constituye en un
mecanismo de adaptación, que Piaget denomina de equilibración (García, J.L., Sánchez,
C., Jiménez, M.A., y Gutiérrez, M. 2012, p. 65).

De los planteamientos de Piaget, (Alonso et al., 2012, p. 61), destacan siete conclusiones
como importantes para los procesos de enseñanza aprendizaje, desde un contexto
cognitivista:
1. El carácter constructivo y dialéctico de todo el proceso de desarrollo individual.
2. La importancia de la actividad del alumno
3. El lenguaje como instrumento insustituible de las operaciones intelectuales más
complejas. 4. El sentido del conflicto cognitivo para provocar el desarrollo del alumno.
5. La significación de la cooperación para el desarrollo de las estructuras cognitivas.
6. La distinción entre desarrollo y aprendizaje.
7. La estrecha vinculación de las dimensiones estructural y afectiva de la conducta

Por otra parte, uno de los efectos más significativos de la aplicación de estos conceptos a la
educación, sobre todo en la educación universitaria, ha sido el desplazamiento del foco de
atención desde las metodologías de enseñanza centradas en el docente y en la transmisión

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de conocimientos, a la Metacognición. Pero, la mayor contribución de Piaget fue al
desarrollo del paradigma constructivista.

1.4.3 Constructivismo.

Aun cuando la teoría constructivista se fue configurando a lo largo de gran parte del siglo
XX a partir de los trabajos de pensadores como Dewey, Piaget y Vygotsky entre otros, no
fue sino hasta su último cuarto del siglo que la teoría comenzó a influir con mucha
significación en la práctica docente, llegando a convertirse en un referente mayor en
educación, consiguiendo ayudar a cambiar la orientación del proceso enseñanza-
aprendizaje (Gallego, D.J. y García, M.C. 2012, p. 12).

El constructivismo ha sido comprendido de varias maneras, como por ejemplo una teoría
del aprendizaje, una perspectiva filosófica y una aproximación a la investigación social.
Desde el enfoque de la educación, el constructivismo más que una teoría del aprendizaje es
una explicación de la naturaleza del aprendizaje, y se orienta hacia que los estudiantes
elaboren su propio aprendizaje, en vez de promover la existencia de principios de
aprendizaje que deban ser descubiertos, probados o demostrados.

Como refiere el constructivismo también puede ser visto como un proceso de aprendizaje
que le permite al estudiante experimentar el ambiente en el que se desenvuelve, dándole
por en consecuencia un conocimiento seguro y fundamentalmente confiable.

El estudiante al actuar sobre su propio ambiente prueba y obtiene conocimientos. Esto


significa que el conocimiento a partir de la percepción, se basa sobre el reconocimiento del
significado que ya se encuentra dentro de lo que se experimenta.

Otra visión más actual y orientada a la educación, considera al constructivismo como una
base de la teoría educacional, que incluye temas desde cómo ocurre el aprendizaje humano
y los factores que tienden a canalizar este aprendizaje, hasta inclusive las ideas sobre la
organización de la enseñanza de manera de responder a los propósitos educativos,
señalando qué se debe entender por aprendizaje (García, J.L., Sánchez, C., Jiménez, M.A.,
y Gutiérrez, M. 2012, p. 70).

20
Desde esta perspectiva y desde un punto de vista pragmático, como lo plantean (García,
J.L., Sánchez, C., Jiménez, M.A., y Gutiérrez, M. 2012, p. 71), el constructivismo está
sustentado en cómo los individuos le dan sentido a su experiencia; y puede ser
comprendido en una forma de desplazamiento en la ubicación del significado de lo que se
encuentra dentro del propio ambiente.

Así, la perspectiva constructivista sugiere que el proceso por el cual se experimenta el


propio ambiente es mediante procesos de interpretación, para lo cual el individuo debe
construir una interpretación significativa de lo que está siendo percibido a través de sus
propios sentidos.

Por lo tanto, todo aprendizaje significativo es un proceso personal de asignación de


significado, mediado por la comprensión y conocimientos actuales del individuo quien, por
lo tanto, construye una versión personal de lo que percibe.

21
CONCLUSIONES

Se podría decir que al hablar de estilos de aprendizaje en las clases de la universidad


posterior a la evaluación de las teorías educativas, se puede casi afirmar que no existe
consenso entre docentes y los propios estudiantes con respecto a las metodologías
empleadas, y si las mismas generan un mejor aprendizaje, esto también porque diversas
ciencias intervienen para tratar de explicar cómo se aprende y cuál sería la mejor forma de
aprender, desde este trabajo se llega a la conclusión que no debe haber un predominio
exclusivo de las clases teóricas, debe implementarse secuencialmente y también inclusive
de forma paralela el aprendizaje práctico pues se aprende aún más asertivamente cuanto
más se practica.

También se considera importante que ya desarrollando clases como docentes, se debería


estar cumpliendo con el uso de metodologías facilitadoras del aprendizaje, esto permitirá
una docencia efectiva y específicamente de calidad, que es lo que todo el sistema educativo
del nivel superior necesita y reclama.

La proposición de criterios pedagógicos y metodológicos que permitan la mejora de las


competencias y procesos de aprendizaje universitarios, se puede concluir que una
alternativa hacia el logro de este objetivo es el desarrollo, por una parte, de una docencia
efectiva e integradora que se aleje de aplicar una educación simplemente lineal, por tanto
es esencial que el docente conciba el proceso de enseñanza teniendo siempre presente la
existencia de diferentes estilos de aprendizaje, así como también deberá considerar la
incorporación de contenidos y metodologías que estén conectados con los cambios que ha
sufrido la sociedad en los últimos tiempos, en consecuencia debe incorporar los adelantos
tecnológicos y los cambios en las formas de interacción con el entorno, que sin lugar a
dudas las nuevas generaciones de estudiantes aportan significativamente a la vida
universitaria.

Por otra parte, en base a lo analizado, es evidente que el docente debe considerar
diferentes métodos de enseñanza, pues esto facilitarán y darán sentido al acto de aprender,
superando la rigidez que impone la súper especialización.

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En la actualidad también el docente ya debe considerar que capaz un buen tiempo no se
tengan clases presenciales, y para estudiantes que prefieren clases presenciales, son
aquellos que optan por una educación donde el factor ambiental y de grupo es muy
significativo.

Pero por su parte están aquellos que están aprendiendo de modo virtual, estos últimos
tienden, frente a una dificultad en el aprendizaje, a confiar más en el estudio personal, en la
colaboración entre pares y en tutorías. Los estudiantes en línea, en cambio, tienden a
descansar sólo en el estudio personal.

Otro elemento importante es la contextualización y el establecimiento de patrones


comunes para lo aprendido de manera de facilitar su fijación en la memoria de largo plazo.

Por su parte, también se debe ir configurando como un elemento o herramienta


pedagógica poderosa e innovadora la incorporación de modelos digitales interactivos,
como, por ejemplo, las herramientas para la simulación de la realidad.

Así, la tecnología puesta al servicio de simular la realidad permitiría, entre otras cosas,
aportar a la modernización o al reemplazo de metodologías de corte tradicional como las
clases magistrales de conocimientos teóricos. Sin duda el uso de tecnologías permite la
aplicación práctica de nuevos conocimientos, de forma segura, a la vez que la repetición y
la variación de las condiciones, de manera de poder incorporar dicho aprendizaje,
contextualizado, aprendiendo, más que hechos aislados.

Cuando se logra integrar la digitalización al aprendizaje y a la cotidianeidad, se asocia


al desarrollo de un pensamiento no lineal y a la simultaneidad perceptual, capaz del
procesamiento de información a la vez se realiza otra actividad.

Estas consideraciones de hecho pronostican la obsolescencia de métodos de estudios


tradicionales, tanto de los contenidos, como de las conductas, lo que hace necesaria la
incorporación de nuevos parámetros que den soporte a las interrogantes y permitan
proyectar adecuadamente los hallazgos.

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