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Partes: 1, 2, 3, 4, 5

1. Historia de la reconciliación
2. Logros y fracasos
3. Las generaciones

ENSAYO SOBRE EL SIGNIFICADO DE LA HISTORIA


Profundo estudio de las razones y consecuencias del actuar humano en sus
respectivos momentos de responsabilidad
El ser humano ha de cumplir la responsabilidad de su función humana completamente solo.
Pero, ¿Qué es lo primero que debe de hacer? ¿Cómo empezar? ¿Qué es eso de -ser humano- y
qué es ser maduro o realizado? Para hallar estas respuestas es necesario descubrir y evaluar
constantemente las razones que nos distinguen del resto de las especies. Una vez se haya hecho
ese descubrimiento, será necesario trabajar incesante y con el compromiso de determinarse en
la tarea de realizarse.
Incluso estando hambrientos y soñolientos deberíamos indagar en el reconocimiento de
nuestra verdadera identidad humana. Encontrar esa razón, sería el mayor de los
descubrimientos. Y con ese descubrimiento deberíamos pensar en cómo liberar a la humanidad
de la dependencia y adición a los apetitos del instinto.
¿Cuántas veces no se hicieron la pegunta de qué es el hombre, porqué se origina, qué justifica
su existencia y para qué es necesario? ¿No se han hecho alguna vez estas preguntas?
Si el hombre es necesario por alguna razón, lo más lógico sería comprenderla para poder
cumplirla. ¿Qué es lo que todo hombre desea cumplir? Aparentemente cada hombre pareciera
querer cumplir algo diferente al inmediato, pero en esencia, la humanidad entera espera
cumplir lo mismo: ser satisfecha y lo que satisface a todo humano es la conquista de los
vínculos intrafamiliares.
Si a todo humano le motiva el establecimiento vincular y espera la vinculación con sus afectos,
el mayor de los vínculos a ser establecido es el de padres e hijos. Si esa es la esperanza de todo
humano, siendo la esperanza de la mayoría ¿por qué no se establece en la inmensa mayoría?
¿Por qué no somos una gran familia felizmente unida? ¿Quién fue el culpable de
desconectarnos a unos de los otros? ¿Cómo se originó la desconexión? Si la naturaleza es
siempre y para todo únicamente buena. ¿Qué es lo malo y de dónde proviene?
El hombre es responsable de descubrir y reconocer la justicia de la razón de ser, para realizarse
en ella responsablemente. Por lo tanto, cada uno, ha de encontrar por sí mismo la causa del
mal. ¿Cómo entró el mal en el mundo? ¿Por qué permite la Naturaleza Humana que exista otra
naturaleza mala?
Toda la humanidad se hizo estas preguntas durante siglos y siglos, pero nadie se determinó a
hallar las respuestas. Nadie fue lo suficientemente valiente para asumir el compromiso de
encontrar respuestas a estas grandes interrogantes. Quizás vosotros mismos os habéis hecho
alguna vez estas preguntas. La Naturaleza siempre ha deseado dar estas respuestas, pero es
responsabilidad del hombre descubrir esta verdad y vencer al mal, para lo cual, se precisa un
valiente campeón.
Así que cada uno de nosotros representando a toda la humanidad, tenemos que encontrar las
respuestas por nuestro propio esfuerzo. Luchando en medio de terribles tinieblas espirituales.
Cada uno tiene que encontrar las respuestas por sí mismo y luego preguntar a la Naturaleza si
son las correctas. De ese modo, se pueden aprender muchas cosas acerca d el hombre y del
mundo.
Pero a medida que comprendes más cosas, la sociedad se enfrenta con tus hallazgos y se
enfadan muchísimo contigo, porque no comprenden tus descubrimientos. Y cuando les
evidencias sus errores, tratan de esconderse de ti, porque tu verdad les priva de los placeres de
los instintos de los cuales son adictos, o de las razones de superficie que les facilita ser
reconocidos por su ignorancia. Y sientes que se va creando en ellos la actitud de tener que
impedirte, o de impedir lo que has descubierto, por miedo a quedar en evidencia sus
deficiencias.
En un ambiente en donde -todo es relativo, todo lo relativo es respetado- pero cuando se
descubre una verdad absoluta, esa verdad se transforma en enemiga del juicio relativo y de su
defensa. Por eso cuesta tanto reeducar al confuso, porque cuando se le informa de algo cierto,
solo lo puede considerar dentro de su categoría de ser confuso.
La sociedad miente y engaña diciendo que es normal depender de los instintos y del descontrol,
e intentan tentar para que se abandone la responsabilidad y determinación a madurar. Los
medios de comunicación nos hacen ver, lo mucho que sufriremos si seguimos adelante con la
realización responsable y lo feliz que seremos si simplemente llevamos una vida normal
descontrolada e irresponsable. La sociedad es muy inteligente, pero cada uno de nosotros ha de
ser aún más inteligente que ella y descubrir los trucos y artimañas del desinformado sobre las
norma naturales.
Reconocer los fundamentos naturales de la historia, no ha sido fácil. Es lógico pensar que una
persona que dispone del conocimiento de operaciones matemáticas como sumar, restar,
multiplicar, dividir, regla de tres, sistemas de interés, raíz cuadrada, cúbica, ecuaciones de
primero, segundo y tercer grado, potencias, monomios, binomios, polinomios etc, dispone de
más recursosmatemáticos frente a problemas relacionados con cantidades, que quien no sabe
leer o escribir, eso es fácil de entender. O, que quien no ha salido de su lugar de origen y solo
conoce a la gente de su familia cercana, dispone de menos modelos de comportamiento o
conductas humanas para evaluar las generalidades de la especie, que quien viaja
constantemente por el mundo compartiendo y descubriendo las características de cada
escenario.
Lo mismo ocurre con el relato de la historia. Distinta es la postura frente a los hechos y el relato
de los mismos, de un historiador que ignora el biotipo de conducta humana, que la del
historiador que reconoce la finalidad de la historia y su consecuente realización del biotipo
humano natural.
La historia del ser humano, se inicia en el humano original y se termina en el cumplimiento del
propósito para el cual este fue creado, el resto, ya no es historia es testamento.
Una vez consumada la fase del cumplimiento del proceso de realización del ser humano, este,
ya no hace otra cosa que la de satisfacer al orden de la creación en el cual se inserta y bajo esa
perspectiva, ya no hace historia, deja el testamento de su aporte. El Verdadero humano opera
en pro del sumo bienestar, del sumo juicio justo y de la plenitud máxima en satisfacción. El
humano maduro responde siempre y en todo al cumplimiento de la máxima necesidad válida
para Todo. Y, lo que es válido para Todo, no perjudica nunca a nadie. Obrar de esa manera no
hace historias, solo cumple con el deber Natural de ser Normado y en ese sentido, aporta, y su
aporte, testimonia su contribución.
La historia de la especie humana podemos estudiarla bajo tres puntos de vista:
El punto de vista filosófico, o de las necesidades. (Ideas o ideales)
El punto de vista científico, o de las razones. (Juicios o pensamientos, criterios)
El punto de vista religioso, o de los deberes. (Hechos, o costumbres)
El punto de vista filosófico, o de las necesidades.
Era necesario que ocurriera lo ocurrido. En base a qué norma.
¿Por qué fue necesario que ocurriera lo ocurrido? Toda necesidad responde a un deber.
No era necesario que ocurriera lo ocurrido. Si no fue necesario ¿Por qué ocurrió?
Ocurrió ¿por afecto o por defecto?
El punto de vista científico, o de las razones.
Se justifica que ocurriera lo ocurrido. En base a qué justicia.
¿Qué razones justifican lo ocurrido? Todo juicio responde a una norma que lo legitimiza.
No se justifica que ocurriera lo ocurrido. Si no se justifica ¿Por qué ocurrió?
Ocurrió ¿por ajuste o desajuste con la norma?
El punto de vista religioso, o de los deberes.
Se debía realizar lo ocurrido. En base a qué valor se debe.
¿Por qué se debió realizar lo ocurrido? Todo deber responde a un valor.
No se debió realizar lo ocurrido Si no se debió ¿Por qué ocurrió?
Ocurrió ¿por deber (necesario) o por debido de deberse?
La mayoría de los sucesos ocurridos a lo largo de la historia son producto de una deuda entre la
humanidad y las Normas
1-El instinto de protección, o servidor custodio del peligro, que alerta frente a situaciones
de alto riesgo, produciéndonos las sensaciones de ansiedad o de angustia frente a las
situaciones incómodas. (El miedo es la suma de ansiedad y angustia extrema).
2- El instinto de conservación o sobrevivencia, servidor custodio de la alimentación y
descanso, que produce las sensaciones de cansancio o hambre y sed frente a situaciones de
escasa nutrición o de exceso de trabajo o ejercicio.
3- El instinto de reproducción, servidor custodio de la permanencia de la especie,
mediante la descendencia y que produce sensaciones de atracción copulativa frente al
complemento de género.
El humano que controla y domina las sensaciones de ansiedad o angustia frente a situaciones
de riesgo; que controla y domina los tiempos de ejercicio y descanso; la nutrición sin excesos ni
dependencia frente a los alimentos, y que controla y domina el apetito del instinto reproductor,
adquiere la categoría de ser Maduro en el dominio sobre los instintos.
Además el ser humano contiene otra categoría que nos diferencia del resto de las especies
naturales, me refiero al control de los extremos emocionales, intelectuales y motivacionales.
Pero lo más destacable del ser humano es su capacidad de captar, reconocer y responder a la
mayor necesidad que se establece en un determinado momento y lugar.
La Naturaleza Humana está capacitada para sentir, comprender y cumplir deberes. Todo
humano saludable está compuesto por una capacidad sensible que le permite captar lo máximo
necesario de un momento o lugar. Está compuesto por una capacidad intelectual que le permite
descubrir lo máximo válido para todo en un momento o lugar. Y está compuesto por una
voluntad que le permite responder libre y voluntariamente al cumplimiento del máximo deber
exigido en un momento o lugar. Esta característica de captar lo máximo necesario, valido para
Todo y esa voluntad de asumir el compromiso de responder al cumplimiento de esa máxima
necesidad valida para Todo, es una característica propiamente humana. Ninguna otra especie
se preocupa, reconoce o responde al cumplimiento del ordenamiento del resto de las especies.
El ser humano, capta la necesidad de proteger a las especies en extinción, reconoce los
desordenes ecológicos y responde al llamado de proteger otras especies. Por lo tanto, el ser
humano está compuesto por una capacidad emocional máxima, la satisfacción suprema; por
una capacidad intelectual máxima, la justicia suprema y por una capacidad motivacional
máxima, el bien supremo.
La capacidad emocional humana natural busca y espera afecto y belleza. La capacidad
intelectual busca y espera justicia y verdad. La capacidad motivacional busca y espera cumplir
con el deber y bienestar. Si pretenden, lo mismo que pretenden, debieran proponer. Estas tres
capacidades tienen un punto de eficiencia y fuera de ese radio, si se extreman, se transforman
en deficientes. Por ejemplo, el afecto puede transformarse en dos deficiencias al extremarse: la
indiferencia o la sobreprotección. El individuo cuyo afecto carece de atención al otro, carece de
entender al otro y de atender al prójimo, se define como personaje indiferente. Y por el
contrario, quien atiende en demasía, entiende o se interesa en demasía (controla) o está atento
al otro en demasía, lo controla, lo vigila, le priva de libertad, a eso se le llama sobreprotección.
Quien cae en cualquiera de esos extremos, carece del dominio de los extremos emocionales y se
diagnostica un trastorno de personalidad afectiva en él. La sensibilidad humana se desarrolla
ampliando la capacidad de captar las máximas necesidades válidas para todo. Buscar hasta
descubrir las máximas necesidades válidas para todo, amplía la sensibilidad del individuo.
La capacidad intelectual humana natural busca y espera lo justo y lo verdadero. Pretende
las razones y por lo mismo, debería proponer lo razonable. La condición normal del individuo
es la de interesarse por descubrir y reconocer su origen, identidad y propósito natural normal.
Pero no todos lo buscan, no todos se interesan en ello, a pesar de interesarse en otras cosas.
Conocer otras cosas es interesante, pero quien ignora su integridad es un ignorante de su
naturaleza humana (su propia identidad) y desconocerse a si mismo en su autenticidad impide
la realización propia del mismo, por muchas otras cosas que conozca. Un pura sangre es
admirado por muchos, si existiera un hombre puro, sería el mayor objeto de atracción, atención
y de admiración. Los extremos intelectuales se derivan del ignorar la integridad humana, o del
arrogar de conocerla sin ser esta la auténtica. La arrogancia y la ignorancia son los dos
extremos de la seguridad del juicio justo. Quien cae en cualquiera de estos extremos, carece del
domino de los extremos intelectuales y se le diagnostica un trastorno de personalidad
cognoscitiva. La inteligencia se desarrolla descubriendo y reconociendo las razones o los juicios
constantes e inmanentes. Aquella razón que es inmanente y constante nunca deja de ser
justificativa de su razón de ser y por lo tanto es siempre cierta y verdadera.
La capacidad motivacional humana de ser libre de pretender y responder al cumplimiento
del deber máximo, valido para Todo, busca y espera motivación y beneficio. Lo normal es que el
individuo se motive y determine voluntariamente al cumplimiento del máximo deber
necesario. Pero cuando el individuo no se motiva, o no reconoce o espera un beneficio, se deja
estar y en repetidas veces no responde al cumplimiento del máximo deber, en ese caso, se le
denomina flojo, holgazán o cobarde. Existe el otro extremo, el que se siente responsable por
todo y asume que tiene que cumplir, no solo con lo que le atañe a su responsabilidad, sino
también, cumple lo que otros deben de cumplir, a lo que se le denomina impositivo. Quien cae
en alguno de estos extremos, holgazanería o impositividad, cae en el dominio de los extremos
motivacionales y se le diagnostica el trastorno de personalidad en la voluntad (depresivo o
hiperactivo). La motivación se desarrolla en el ejercicio de cumplir con el deber. Quien cumple,
reconoce razones constantes y capta las máximas necesidades y responde al cumplimiento de
su realización es un ser maduro.
Cualquiera de los trastornos expuestos desequilibra la Naturaleza Humana y deshumaniza al
individuo que los padece. Por lo tanto, una personalidad normal es aquella que controla y
domina los extremos emocionales, intelectuales y motivacionales y al mismo tiempo, controla y
domina los instintos de protección, mantenimiento y reproducción.
Ese control y dominio han de ser manifiestos en cada individuo de manera autónoma, es decir
por si mismo sin ayuda de nadie. A lo largo de la historia nos hemos acostumbrados a la idea de
que la educación suple esa tarea de enseñar el dominio y el dominio no se enseña, se determina
en base a una voluntad dirigida en pro de la consecución de un beneficio asumido por la
conciencia de cada individuo. Educar es hacer al otro similar en conductas, conocimientos y
sensibilidad hasta madurarlo en las capacidades y habilidades del aprendiz. Hacerlo similar no
significa suplantar su motivación, obligándolo, o su interés imponiéndolo o su responsabilidad
cumpliendo lo que él no cumple. Hacerlo similar significa que las conductas motivadas por su
propia iniciativa son iguales a las del maestro, que su criterio satisfecho en el propio interés del
individuo reconoce las mismas razones del maestro y que su sensibilidad que por si misma
capta las máximas necesidades válidas, se asemeja en dichas necesidades máximas a las del
maestro, pero en ningún caso se pueden educar: la responsabilidad, la autonomía o la libertad
del individuo. La libertad, no es educable, la autonomía tampoco y mucho menos la
responsabilidad. Responsable es quien responde voluntaria e incondicionalmente al
cumplimiento de un deber. Si no se responde libre, voluntaria e independientemente al
cumplimiento de un deber, no califica responsable. Si no se descubre la razón que justifica
El Ser Humano Natural normado, es decir, maduro, es libre en la elección de alternativas
válidas, juicioso en el reconocimiento de lo legítimo y responsable en el cumplimiento del
máximo deber necesario que beneficia siempre a Todo. Esa condición humana se perdió en el
proceso de maduración del ser original y la historia recrea los escenarios, una y otra vez, para
restaurar esa condición natural original.
Se cree, que en el origen de la historia, los miembros de una primera familia se opusieron entre
ellos: cónyuges e hijos. Y se establecieron clases en poder: los fuertes y los débiles, señores y
esclavos, ricos y pobres, grandes y chicos que al sentirse diferenciados lucharon por su igualdad
en valor. Esa lucha de opuestos, no fue originada por la Naturaleza Humana Vincular del amor,
porque es la fuerza que une al hombre con su Naturaleza, fue originada al optar libremente por
reclamar, acusar y rechazar algo importante que les dolió hasta el extremo de preferir separar a
unos de los otros por sobre el unirse unos con otros. Eso que los dolió tanto, debió ser más
fuerte que el amor que se tenían, porque fue capaz de desvincularlos en extremo.
El hombre no fue creado diferente a la mujer para que se divorciaran, ni se les concedió
sensibilidad para captar lo necesario y responder con lo que no se necesita. Tampoco se les
concedió inteligencia para interesarse por las razones y responder con mentiras al interés. Ni se
les concedió la capacidad de dominarse a si mismos para debilitarse y ser incapaces de dominar
incluso sus propios instintos.
La historia de la lucha de opuestos es el producto de la falta de unidad entre los complementos.
La unidad es debida y por eso la historia es la indemnización de una deuda, la deuda vincular
intrafamiliar completa, que se debe desde el origen del primer humano.
El origen de la historia es una incógnita hasta el día de hoy. Como no hay nadie que responda a
como y cuando sucedió, solo podemos imaginar alguna lógica demostración que nos satisfaga.
Existen ideas de todo tipo, ofrecidas por historiadores, científicos, filósofos y religiosos. Lo
curioso es que existan credos mitológicos similares en distintas culturas, que parecieran intuir
un inicio con ciertas condiciones parecidas. Y lo curioso también es que en la historia se repita
un patrón constante que fuerza al hombre a resolver su desgracia.
La idea de un origen ordenado que produce elementos de bondad y que en algún instante
produjo aspectos negativos en la especie humana es compartida por varios credos.
También es compartida la idea de la tentación que debió ser superada. Una curiosa tentación
que de caer en ella acarreaba males diabólicos extraordinarios, grandes desgracias para la
humanidad y para el resto de la creación. Los conocidos trastornos de personalidad.
La tentación puede entenderse superfluamente, como lo haría un adolescente, o en su
verdadero juicio, como lo haría un ser maduro. Somos tentados y eso es una realidad. Que se
nos tiente a comer un dulce no tiene mucho de trascendente, aparte del aumento de peso, pero
que se nos tiente a llevarnos el reloj de Nadal es otro cuento, y si nos tentamos a fornicar con la
hija del vecino que es aún menor, la historia frente a nuestra esposa, familia y sociedad se
complica mucho. La tentación está siempre presente y no es buena o mala en si misma, pero,
caer en una tentación impropia, conlleva siempre una desgracia. Por eso es importante
reconocerlas. Las tentaciones adecuadas satisfacen siempre a todo, se ajustan al juicio justo y
benefician, por lo mismo son necesarias. Las tentaciones impropias o inapropiadas satisfacen,
se ajustan al juicio o benefician solo a uno o a un fragmento, por lo mismo no son necesarias
para el bien supremo. Hay tentaciones indiferentes también, que ni suman ni restan al bien
común, como las biológicas instintivas de protección y mantenimiento. Por ejemplo comer lo
que se debe te mantiene.
La idea de un origen ordenado que en algún instante se desordena producto de ser tentado y
deforma la naturaleza humana es compartida por varios credos. Estas ideas, surgen en culturas
sin aparente conexión y lo extraño, es que coincidan en el fundamento de algo que era hasta ese
momento bueno y que por caer en la tentación, se transforma en catastrófico.
El ser humano intuye en base a particularidades, razona en base a semejanzas, y justifica en el
ajuste con la normativa legal. Para poder justificar la historia es necesario reconocer antes esa
Normativa Natural de las especies, que hace que la historia se repita. De ese modo, los
acontecimientos adquieren su razón de ser y su justificación.
También es necesario reconocer que, en la Naturaleza Humana exista siempre un centro de
predominio, que corresponde con la máxima necesidad válida para Todo en ese momento.
Ese centro de predominio es la Figura Central que asume el compromiso de liderar al resto en
el momento histórico del lugar. En cada momento y en todo lugar surgen necesidades máximas
que deben cumplirse. El responsable de cumplirlas se transforma en la Figura Central.
Ese centro de predominio o máxima necesidad valida para Todo, va ocurriendo en cada
instante en base al desarrollo providencial de la historia. El aporte en ese desarrollo ocurre en
ocasiones en lugares inimaginables para el individuo desconectado del curso providencial de la
Naturaleza. Por eso ocurren las divisiones, discordias y diferencias entre unos y otros.
La máxima necesidad válida, encuentra al sujeto que responde a la misma y lo transforma en
Figura Central de la Esperanza Natural y los que reconocen a este sujeto ligado con esa máxima
necesidad, lo eligen y lo siguen, de este modo opera la realización de los Propósitos Naturales
de la Historia.
Pero esa máxima necesidad en su desarrollo exige la unidad de sus miembros en distintas
etapas y frente a distintos desafíos, que en la medida que se va ampliando el radio de
importancia, también se amplia el tamaño del desafío, lo que exige una mayor prudencia, una
mayor firmeza y una mayor templanza y no siempre se establecen.
Cuando se comete el error de ser injusto frente a una necesidad máxima, se pierde la posición
de responsable y la necesidad recae en otro sujeto.
Los sujetos no se adueñan de las Necesidades Naturales, responden o no responden a las
mismas, pero no son quienes crean las necesidades, son únicamente quienes las declaran y
responden a su cumplimiento. A lo largo de la historia, han existido muchos sujetos que
acuñaron las necesidades máximas a sus propios objetivos personales, por eso fueron todos
ellos descolgados de la Línea Central de la Historia Humana.
La historia de la humanidad tiene un origen incierto en su momento y en su condición.
A la conciencia se le ocurre que la especie humana debería ser feliz, confiada y unida. Y
presupone que si todos hicieran lo mismo que hace nuestra conciencia, lograríamos esa
felicidad confianza y unidad entre todos. Pero eso solo sería posible si los otros hicieran,
pensaran y sintieran como uno considera.
Eso es imposible, porque las necesidades biológicas de uno, no coinciden con las del otro , ni
las necesidades afectivas, intelectuales o motivacionales existen por igual en cantidad, ni en
paralelo. Cuando uno quiere descansar, el otro quiere divertirse y se choca en los distintos
intereses ¿Quiere esto decir que vamos a estar siempre en perpetuo conflicto? No. Si cada
humano respeta y responde a la máxima necesidad humana, válida para todo. Y, si se
dispone de la incondicionalidad afectiva en atender, entender y estar atento, a las
necesidades máximas del otro, para el bien de todo, se lograría siempre el ajuste.
Esta lógica de estar dispuesto a entregarse por el bien de todos, atendiendo al otro; o, de
atender al otro para el bien de todos, desapareció de la conciencia humana en algún momento
de su historia. El cómo y donde se perdió la conciencia original, ha sido un misterio hasta el día
de hoy.
Han existido interpretaciones diversas en las distintas culturas pero, no han pasado de ser
meras intuiciones o explicaciones alegóricas a algo que debía deducirse sin estar claro y
perfectamente declarado. Veamos algunas de estas historias:
En China
Una característica única de la culturachina es la relativamente tardía aparición en la literatura
de los mitos sobre la Creación, que lo hacen tras la fundación del confucionismo, el taoísmo y
las religiones populares. Las historias tienen varias versiones. Por ejemplo, la creación de los
primeros seres es atribuida a Shangdi, Tian (el cielo), Nüwa, Pangu o el Emperador de Jade.
En todo el Extremo Oriente y Oceanía, existía un dualismo cosmológico oponiéndose dos
principios, por una parte la luz, el sol y el fuego, por otra parte la oscuridad, la luna y el agua.
Generalmente, un pájaro representaba al primer principio. En China, se trataba de un cuervo.
El pájaro solar es uno de los temas privilegiados de la dinastía Shang, la primera dinastía china
cuya existencia se certifica por medio de la arqueología. El pájaro representa el cielo (el
Espíritu) Una serpiente, como un animal acuático, representaba al segundo principio (lo Físico
transformable).
La madre de Shun, uno de los soberanos míticos de China, pertenecía al clan de la serpiente, y
su padre pertenecía al clan del pájaro. Por lo tanto, Shun era resultante de la unión de los dos
principios (cielo y tierra, espíritu y materia).
Xiè, era el antepasado de Shang (Espiritu) y su madre se llamaba Jiandi. Un día, fue a bañarse
con sus sirvientes en el río de la colina oscura. Un pájaro negro pasó llevando un huevo
multicolor en su pico. Lo dejó caer. Jiandi lo tomó y lo puso en su boca, pero lo tragó por
descuido. Tras esto, concibió a Xie. En este relato, se ofrece la creación del origen humano Xié,
producto del descuido de una mujer Jiandi.
El relato de la mujer que por descuido se traga el huevo de la fertilidad de donde nace la
humanidad descuidada, es una historia similar al relato del génesis.
En Grecia
Otra historia sobre los comienzos es la que nos ofrecen los griegos:
Cuando Prometeo osó robar el fuego que portaba el Dios Sol en su carro, Zeus entró en cólera y
ordeno a sus dioses crear una mujer capaz de seducir a cualquier hombre. Hefesto la fabricó
con arcilla y le proporcionó formas sugerentes. Atenea la vistió elegante y Hermes la concedió
la facilidad para seducir y manipular. Entonces Zeus la dotó de vida y la envió a casa de
Prometeo. Allí vivía el benefactor de los mortales junto a su hermano Epimeteo, que a pesar de
estar advertido de que Zeus podría utilizar cualquier estrategia para vengarse, aceptó la llegada
de Pandora y, enamorándose perdidamente de sus encantos, la tomó por esposa.
Pero Pandora traía algo consigo, una caja que contenía todos los males capaces de contaminar
el mundo con todas las desgracias y también de todos los bienes. Uno de los bienes era la
Esperanza, que también estaba contenida en la caja. Y es que, por aquel entonces cuentan que
la vida humana no conocía enfermedades, locuras vicios, ni pobrezas ni tampoco nobles
sentimientos. Pandora, victima de su curiosidad, abrió la caja y todos los males se escaparon
por el mundo, asaltando a su antojo a los desdichados mortales. Asustada la muchacha cerró la
caja de golpe, quedando dentro la Esperanza tan necesaria para superar los males que
acosaban al hombre.
Apresuradamente corrió Pandora a hablar a los hombres de la Esperanza a la que siempre
podían recurrir, pero oculta y a la que deberían descubrir.
En Oriente
Otra historia oriental: Cuando la gente de Dzambu Ling hubieron agotado la provisión de la
cremosa sustancia, empezaron a comer los frutos de la planta nyugu. Cada persona tenía su
propia planta, que producía un fruto como los de las mieses, y cada día, cuando el fruto había
sido comido, aparecía otro; uno cada día, lo cual era suficiente para satisfacer el hambre de los
seres de Dzambu Ling.
Una mañana, un hombre se despertó y descubrió que en vez de producir un solo fruto, su
planta había dado dos. Cayendo en la avidez, se comió los dos frutos; pero, al día siguiente, su
planta estaba vacía. Necesitando satisfacer su hambre, ese hombre robó la planta de otro
hombre y así fueron haciendo todos, pues cada persona tuvo que robarle a otra para poder
comer. Con el robo, llegó la codicia, y todos, temiendo quedarse sin comer, empezaron a
cultivar más y más plantas nyugu, debiendo trabajar cada cual cada vez más para asegurarse de
que tendría bastante que comer.Cosas extrañas empezaron a ocurrir en Dzambu Ling. Lo que
había sido una tranquila morada de los dioses de Rirap Lhunpo, estaba ahora lleno de hombres
que conocían el robo y la codicia. Un día, un hombre empezó a sentir malestar por sus genitales
y se los cortó, convirtiéndose así en una mujer. Esta mujer tuvo contacto con hombres y pronto
tuvo hijos, quienes a su vez tuvieron más hijos, y en poco tiempo Dzambu Ling se llenó de
gente, toda la cual tenía que procurarse comida y un lugar donde vivir.
En India
Brahma: Es el dios Puránico de la creación. Se representa como hombre con cuatro cabezas y
cabalga sobre un ganso. Nació de un huevo de oro donde estuvo un año encerrado, con la
fuerza de su pensamiento lo rompió dividiéndolo en dos mitades. Mantuvo relaciones
incestuosas con su hermana Sarasuati por lo que fue castigado a reencarnarse en sucesivas
oportunidades hasta obtener el perdón.
Kamadeva: Es el dios del amor. Su esposa era Rati, la diosa de la primavera. Indujo a Braham a
cometer incesto con su hermana. Shiva le castigo y lo mató junto a su esposa.
En la mitología azteca.
También es una mujer la que determina la creación del mal y a la que deben ofrecer los
corazones de los hombres.
Es curioso ver como en las grandes culturas existe un inicio bueno que se transforma en malo
por la interacción entre el hombre y la mujer. En estos casos existía un bien supremo previo al
error humano y posteriormente los descendientes adquieren la desgracia de un ambiente ajeno
al bien supremo. Esta desgracia se trasmite de generación en generación hasta nuestros días.
Algo que se transmite de generación en generación ha de ser algo genético. Y para depositarlo
en las generaciones posteriores ha de ser de modo consanguíneo. Y solo se pueden transmitir
aspectos genéticos a través de los genitales. El gene posibilita la reproducción natural en
posteriores generaciones cuando su función generadora se establece de manera natural y
degenera su función cuando se establece la reproducción en forma degenerada.
Genéticamente se transmiten aspectos tanto fisiológicos como psicológicos. El ser humano
heredó la alteración emocional, intelectual y la carencia de dominio sobre el celo y los instintos
junto con la ignorancia del valor absoluto, al no reproducirse la pureza de la unidad integra.
Heredó la aceptación del desorden, del descriterio y del desacomodo, perdiendo su verdadera
condición humana natural. Heredó el error paterno que lo califica impuro desde su nacimiento.
El error de quien realiza (porque cae en la tentación del apetito intergenital prematuro), una
reproducción sin recursos emocionales capaces de captar las máximas necesidades válidas para
todo, sin recursos en criterio al no reconocer las normas de la naturaleza ni las normas del
comportamiento humano y sin recursos en el control de los extremos emocionales,
intelectuales y motivacionales, junto con la falta de control y dominio sobre los instintos y el
celo.
La necesidad del ser, la justificación del ser y el deber del ser humano, son solo uno, el de
satisfacer a la razón que lo justifica necesario, en ese sentido, el humano ha de realizarse
humano.
Humano es un ser libre, autónomo y responsable. En otras palabras responde
incondicionalmente (a voluntad) a las necesidades máximas, justas y validas del momento y del
escenario en el que participa, reconoce el juicio justo de la razón que justifica la necesidad que
ha de ser resuelta y responde al cumplimiento del deber de resolverla, o realizarla.
Pero este tipo de conducta adecuada, incondicional y responsable, se desajustó en la
adolescencia de nuestros primeros antepasados. Se transformó en condicional, injusta, e
insuficiente.
Ese inoportuno desajuste adolescente, en donde el inocente, ignorando el predominio del
vínculo afectivo por sobre el enlace copulativo, prioriza la justificación fragmentaria de su
inocencia por sobre el justificativo de la razón absoluta del verdadero amor, (aquella razón que
es siempre y para todo valida, a la que denominamos constante inmanente) fue el causal de la
desgracia humana. El causal de los trastornos de personalidad, el causal de las crisis de
identidad, vocacional, o existencial. El joven inmaduro, después de tener la experiencia de
copular sin disponer de los recursos de dominio sobre los extremos, al enfrentarse a las
diferencias afectivas, cognoscitivas y de comportamiento de su esposa, no supo como ajustarse
en ellas y reclamó, acusó y rechazó a su pareja. La esposa, que esperaba una respuesta madura
en quien se suponía maduro en la reproducción, al escuchar sus reclamos, lo rechazó por su
insuficiencia y ese comportamiento de lucha entre opuestos apartó a los hijos, quienes, en el
caso del relato del génesis llegaron al extremo de generar un asesinato.
El amor es la fuerza que une, no solo la que enlaza. Quien prioriza el enlace copulativo sin
afecto, confianza y respeto por sobre la unidad vincular madura en la confianza y en el respeto
mutuo, invierte su función y defunciona el respeto, al no responder a la necesidad de la Norma,
defunciona la confianza al no confiar en la Norma y defunciona el afecto en esa inversión, al
tomarse egoístamente aquello que debió ser fruto de la entrega mutua, altruista e
incondicional.
De esa "libre elección" se derivan los trastornos de personalidad: Falta de dominio sobre las
conductas responsables, (falta de dominio sobre los instintos y no control del celo emocional,
intelectual y motivacional) lo que conlleva a permanentes conflictos que desajustan la
seguridad del individuo y lo desorientan en su verdadera finalidad vincular incondicional.
Adán (primer antepasado masculino) es tentado por la fuerza del instinto a caer en el ejercicio
de priorizar el enlace intergenital prematuro por sobre la naturaleza vincular del afecto
incondicional, perdiendo de este modo el entendimiento y realización de los valores absolutos,
máximos constantes de plenitud, justicia y cumplimiento de los vínculos filio-paternal,
fraterno-conyugal y paterno-filial maduros en la incondicionalidad.
En la adolescencia no se dispone de la experiencia del amor maduro en el vínculo afectivo, en la
confianza de la razón justa, ni en el respeto al otro en responder a sus necesidades válidas para
Todo. Ese nivel afectivo, cognoscitivo y responsable, no se dispone en la adolescencia, porque
aún no se ha tenido la experiencia de criar, ni de educar, ni de asumir y cumplir el compromiso
de la realización madura del cónyuge ni de los hijos. Pero si se tienen maduros los órganos
genitales reproductivos para iniciar el proceso de maduración vincular.
Cuando ese proceso dispone del compromiso mutuo leal y maduro en la determinación de
realizarlo, la posibilidad de establecerse maduros (hombre y mujer) en el afecto, en la razón y
en la responsabilidad humana, se establece. Pero, sin el compromiso de realizar al otro en el
vinculo afectivo, en la confianza de la razón normal y en el respeto responsable, la relación
matrimonial se trasforma en un infierno.
Claro está que los primeros antepasados no cumplieron el compromiso de respetarse, confiarse
y unirse de modo indisoluble. Eso se debe a que prefirieron algo por sobre el amor. ¿Qué es
aquello que puede superar al amor?
Solo hay una cosa capaz de superar al amor, cuando este está debilitado o, cuando no es
maduro.
Cuando el vínculo, la confianza y el respeto entre dos es maduro, no hay fuerza capaz de
superarlo o destruirlo. Tenemos ejemplos como el de Luis Moscardó donde nos muestran que
ese vínculo supera a la propia vida y que se es capaz de dar la vida por el amor maduro en la
confianza y el respeto. Pero, cuando la fuerza del respeto, o de la confianza es débil, lo más
poderoso en ese caso es la fuerza del instinto.
¿Qué es aquello que puede superar al amor inmaduro? El sexo, el apetito intergenital
prematuro es más poderoso que el amor inmaduro, sin confianza y sin respeto.
Lo primero que reclama una mujer a la que "se le ponen los cuernos" es el respeto. La
exclamación: ¡Me faltaste al respeto! Es la más repetida, y la siguiente es: ¿Cómo puedo confiar
en ti ahora? Lo que delata que quien "pone los cuernos" es inmaduro en el respeto, e
insuficiente en la confianza, por lo mismo, sin confianza ni respeto, el amor es débil, no es
maduro.
Lo mismo ocurre cuando la joven esposa rechaza al joven marido, lo primero que piensa el
joven esposo es en encontrar otra mujer para desquitarse físicamente con ella. El amor siempre
busca al amor y más aún cuando se siente que se ha perdido.
El amor de Adán no fue maduro en el respeto por Eva, ni confió en ella, por eso, ella reclamó su
falta de compromiso, su falta de respeto al usarla y no cuidarla.
Adán no atendió, entendió, ni estuvo atento a las normas de la naturaleza afectiva.
Prefirió tentarse en el goce del placer por sobre el disfrute de la plenitud. Invirtió la naturaleza.
Prefirió la naturaleza del instinto por sobre la Naturaleza Humana. Negó su conciencia al
preferir los apetitos. Adán (el primer hombre que invirtió el dominio de la conciencia humana
por sobre el instinto, prefiriendo los placeres del instinto por sobre la pureza y maduración de
la Conciencia Original) es el único responsable de la desgracia humana.
Adán en su adolescencia debió vincularse antes de unirse y unirse solo después de haberse
vinculado. El primer antepasado masculino, debió captar la máxima necesidad natural
normada para realizar el amor puro y verdadero. Debió descubrir y reconocer que la
motivación fisiológica del instinto de reproducción era psicológica o espiritual, porque era una
respuesta voluntaria y por ende, debió ser descubierta su importancia.
El primer antepasado masculino debió descubrir que el encuentro con su pareja, debía respetar
la naturaleza del vínculo en la confianza y en el afecto compartido.
El primer antepasado masculino debió reconocer que la pureza de la unión se derivaba del
respeto a la realización de la mujer transformándola en esposa y madre, para lo cual, era
necesario que ella reconociera la importancia del vínculo madre e hijo y del vinculo esposa
esposo.
La construcción del vínculo esposa esposo, debió ser realizada por el sujeto afectivo que
atiende, entiende y está siempre atento a las necesidades, intereses y deseos de la mujer.
Seduciéndola con afecto, persuadiéndola con verdad y motivándola con el ejemplo de lo
correcto.
Lo correcto en el amor es que sea maduro en sensibilidad, justicia y cumplimiento.
Maduro en sensibilidad es cuando satisface a la máxima necesidad afectiva, es decir, que
satisface a todos. Maduro en lo intelectual, es cuando se ajusta al Todo y es por todos
reconocido justo y maduro en su cumplimiento es cuando se realiza ese bien común.
Para que el amor sea maduro, debe estar de acuerdo con la norma de ser vincular por sobre
instintivo. Antes de tentarse debieron ser bendecidos por la Naturaleza humana, o en el caso de
Adán, por Dios. Para eso se le dio el mandamiento (la conciencia).
Adán y Eva se unieron sin haberse vinculado. Sin confiarse el uno al otro para siempre, sin
respetarse el uno al otro para siempre. Ese debió ser su compromiso, antes del matrimonio.
Cuando entre dos personas se logra el estado de respeto en la confianza, no existe posibilidad
de separarlos. La confianza en el respeto mutuo, el respeto mutuo en la confianza son aspectos
catalizadores indivisibles.
No hay razón que justifique el rechazo del que confías o de quien responde siempre a todo lo
necesario. Para rechazarlo ha de existir algún elemento discordante que amerite algún grado de
desconfianza.
Adán debió respetar a Eva escuchando la advertencia de su conciencia y pensando en las
consecuencias de lo que iba a hacer y Eva debió respetar a Adán no tentándole, o, diciéndole
que era bueno aquello que aún no conocía (el amor). Instintivamente parecía bueno, pero en
nada comparable al respeto, la confianza y el vínculo recíprocos.
Al tener la experiencia del instinto, perdieron la posibilidad de tener la experiencia del
beneficio del amor verdadero maduro. Por eso se quedaron con la impresión de que lo hecho
no les resultaba del todo beneficioso. Ese estado de insuficiencia detonó la desconexión entre lo
que sentían, lo que comprendían y lo que hacían. Sus descendientes, consecuentemente
nacieron emocionalmente rotos, intelectualmente rotos y conductualmente rotos. Ninguno de
ellos se comportó como propiamente humanos.
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Así se perdió la realización, y por lo mismo, la noción y el entendimiento de los valores absolutos contenidos
en la pureza e integridad del ser persona libre, en el cumplimiento responsable del dominio sobre el afecto
incondicional, los instintos y el celo. Cuando hablo del celo, me refiero al servidor custodio de la unidad que
en sus extremos se transforma en recelo. El celo humano es ese deseo natural que todo humano siente por
lograr su propia realización humana. Pero cuando ese deseo natural se extrema en lo emocional, en lo
intelectual o en lo motivacional, esos extremos son actitudes recelosas que pretenden no perder la plenitud, la
justicia del juicio o el beneficio del deber cumplido, a eso me refiero con el término o concepto "celo". Por
ejemplo: se es celoso de la verdad, pero cuando se defiende la justicia de una verdad con una actitud
defensiva, el celo por lo justo se transforma en recelo hacia la amenaza del contrario que agrede nuestra
seguridad. El celo emocional por sentir afecto y belleza, es transformado en recelo al sobreproteger o ser
indiferente. El celo intelectual por reconocer la verdad es transformado en recelo al ignorar o defenderse
verdadero ante una verdad desconocida. Y el celo motivacional por el deber cumplido o por el beneficio de
haber cumplido con el deber, es transformado en recelo al imponerse o no responder al cumplimiento de un
deber necesario. Una vez explicado el significado del concepto "celo" podemos entender que Eva, debió
sentirse celosa por el afecto vincular, luego de saberse madura en sus genitales y de intuir que mediante la
relación copulativa, se establecía la posibilidad de ser padres y madurar los vínculos conyugales y paternales.
Ese celo es natural, lo impropio es copular antes de madurar emocional, intelectual y conductualmente.
Si Eva hubiera demostrado tener una actitud de dominio sobre los extremos emocionales, sobre la
sobreprotección e indiferencia. Si hubiera demostrado tener el control y dominio sobre el conocimiento de su
integridad y pureza humana. Y si hubiese demostrado tener el dominio sobre los apetitos del instinto, podría
entonces, sobre esa condición, establecer una relación reproductiva, con la certeza de que disponía de los
recursos para orientar, educar y madurar a sus descendientes, pero su actuar demuestra todo lo contrario. Se
entregó a los placeres del instinto sin reconocer su origen, su identidad ni su propósito. Ni Eva, ni Adán
demostraron una conducta de predominio vincular en la confianza y en el respeto. Ambos reclamaron, se
acusaron y se avergonzaron de ellos mismos y el uno del otro.
Este desajuste conductual produjo la sensación de impureza, que el descendiente adolescente asumió como
norma por no tener la noción previa de la integridad, ni la experiencia de lo normado en el ejercicio y
conquista del dominio de los instintos, que se deriva del priorizar el afecto incondicional vincular por sobre el
enlace intergenital prematuro.
El desajuste en la incondicionalidad adecuada en el afecto filio-paternal, fraterno-conyugal y paterno-filial
maduro, provocó el abandono de la normalidad humana y la confusión derivada de su constante
comportamiento conflictivo, alejó aún más al hombre de su justo funcionar.
¿Cómo convencer a quien perdió la naturaleza del dominio sobre los instintos, de que tras esa experiencia de
dominio, se encontraba el árbol de la vida, la máxima experiencia vincular afectiva y moderada que
posibilitaba la maduración de las conductas pacíficas, justas y apropiadas? ¿Cómo convencer al inseguro
desorientado e insuficiente de que existe la posibilidad de ser maduro en la seguridad y finalidad vincular
afectiva? Eso solo se puede reconocer en la Fe que espera ser hecha sustancia.
El primer joven adolescente humano, no disponía del modelo ejemplar de maduración en el liderazgo, en el
juicio justo o en la satisfacción de su función. Debía descubrirlo por si solo para declararse y calificarse
autónomo (uno con la ley, normado). Disponía, eso si, de su conciencia (sentido común), de su capacidad
sensible (sin ninguna contaminación hasta ese momento) para captar lo máximo necesario válido para Todo y
de su inteligencia que le declaraba la sensatez de lo ajustado. Con esos atributos bastaban para orientarse en lo
prudente, digno y decente.
Pero el adolescente, disponía en paralelo de dos fuerzas estimulantes, una era la fuerza del instinto y otra la
fuerza del amor. El amor vincula eternamente, el instinto enlaza temporalmente. Lógicamente es preferente
establecer la unidad vincular entre personas que el enlace intergenital desvinculante.
El amor familiar es vinculante y el enlace intergenital desvinculante de lo familiar es fornicación.
Este primer adolescente, llamado por Moisés: Adán, en un momento de su proceso de desarrollo, se vio ante
la disyuntiva decisión de: O, copular con su pareja en ese instante, sin esperar a comprender las consecuencias
que se derivarían de su copulación, o, esperar y ejercer el dominio del instinto y del celo hasta descubrir las
consecuencias que se derivaban de su posible copulación. Sabemos que libertad es la capacidad de optar por
lo que es siempre y para todo válido. Si nuestro Adán hubiera descubierto las consecuencias de su copular,
habría optado por la alternativa valida y se habría hecho libre, autónomo y responsable.
Una de las condiciones que todo adolescente ha de cumplir es la de reconocer la naturaleza del verdadero
amor y la mejor manera de descubrirlo es pensando en las consecuencias de una relación intergenital. Si la
relación se establece sobre la base de disponer de los recursos de estabilidad emocional (control y dominio de
la ansiedad y de la angustia, del celo y del recelo, de los apetitos y de la tentación del apetito intergenital
prematuro), de seguridad intelectual en el reconocimiento de la pureza e integridad y sobre la disposición del
hábito al cumplimiento del máximo deber válido para Todo, el beneficio de esa relación aprobada por todos
(familiares y amigos) está garantizada. Pero si no se dispone de los recursos anteriores, si se es inestable
emocionalmente, si se ignora la pureza humana y su integridad y si se es irresponsable frente a las máximas
necesidades, lo garantizado en este caso es la desgracia.
Ser inmaduro es algo que todos entendemos es ser irrespetuoso e irresponsable; es ser un ignorante del ideal
humano, e ignorante de su propia identidad, ignorante del origen y sentido de la vida. Es ser descontrolado,
imprevisible, imprudente, destemplado e incumplidor, alguien insensible a las necesidades fundamentales de
los demás. Alguien que no asume ni cumple sus compromisos. Es fácil reconocer al inmaduro y por lo mismo
también es fácil reconocer al maduro.
Maduro es el ser respetuoso que responde al cumplimiento del deber y que agradece a quien cumple los
deberes. Es un ser inteligente que reconoce el ideal humano, la integridad y la pureza humana, por lo tanto
reconoce su origen, identidad y propósito natural. Es un ser controlado, previsible, prudente, firme y templado
que controla los extremos del recelo y domina el celo en su justa medida. Es un ser que asume y responde al
cumplimiento de los compromisos que adquiere con los demás. Es sincero, honrado y puro en su naturaleza
humana.
Puro, es un término cuyo significado no es nada fácil de entender pero no por no entenderlo deja de existir. La
pureza humana existió hasta ser violada y volverá a existir una vez restituido el error de haberla violado.
Desgraciadamente, lo que en su origen pudo realizarse en una sola generación, ahora, restaurarla, exige tres
generaciones. La primera generación caída que desee redimir su Naturaleza Humana, la segunda generación
que por el mérito de la primera puede generar un gene puro y la tercera generación que reconozca la
maduración del gene puro. Tres generaciones necesarias para la restitución de la pureza humana.
La búsqueda de la pureza exige de conciencias puras protegidas por conciencias sanas. Igual que existe un
campeón del deporte que consideres, existe un mejor dotado en el desarrollo de su sensibilidad, inteligencia y
virtud. Ese mejor iniciará el recorrido de la restitución de la pureza.

El antepasado adolescente de la humanidad, obtuvo la experiencia de un amor disfuncional, un amor sin


afecto, un amor en el que se culpó al otro de la insuficiencia propia. Adán debió conservar la fe en el ideal
humano que intuía en su conciencia adolescente hasta ejercer el dominio sobre la tentación del apetito genital
prematuro y superándola, debió esperar hasta reconocer la naturaleza vincular del afecto incondicional
maduro y adecuado, pero no lo hizo. La naturaleza humana es la única que posibilita ser consciente de lo que
se hace y eso implica reconocer lo que se está haciendo. Si se hace el amor, para ser consciente de él, es
necesario conocerlo perfectamente. No basta con imaginarlo, no. Hay que reconocer su finalidad e identidad y
por sobre todo, su origen, para comprenderlo completamente.
Su actuar adolecía del descubrimiento y reconocimiento de los valores absolutos. No comprendió la
funcionalidad genital antes de obrar con ella. Y en su inconsciencia, no supo reconocer la sensación de
insuficiencia que lo llevó a esconderse de su actuar. No se dio cuenta, de que si debía esconderse era porque
no estaba beneficiando al Todo, y ese sentimiento debía superarlo en el encuentro de la verdadera
funcionalidad del intercambio genital.
Adán es cada adolescente frente a la tentación del instinto que pretende hacerse con el dominio de la persona.
No debemos culparle por lo que nosotros no hemos superado y si lo hemos superado, hasta no decirnos
satisfechos en su dominio, tampoco disponemos de la autoridad como para culpar a nadie. Pero no podemos
negar la rabia de saber que alguien fue el culpable.
En el transcurso de la historia podemos observar cómo los conflictos se establecen al amparo del custodio
ordenamiento de la unidad y pretenden, en su lucha de opuestos, la unidad que se ajuste al vínculo en la
confianza y en el respeto mutuo.
El problema surge, cuando el estándar de unidad, es relativo al individuo que defiende su justificativo también
fragmentario. En este sentido, el egoísmo fragmentario ha sido el causal de los conflictos históricos. Y ese
hedonismo, egoísta y fragmentario, ha de ser restaurado al estado de incondicional naturalismo universal.
¿Qué pierde el adolescente que cae en la tentación de priorizar el apetito intergenital prematuro por sobre el
establecimiento vincular del afecto incondicional, en el cumplimiento del deber, en la confianza, y en la
pureza del afecto?
Pierde, en primer lugar, la categoría del dominio responsable sobre sus instintos y sobre el recelo extremo,
adquiriendo la noción de estar aún, en la categoría de irresponsable, e insuficiente en el control y dominio
sobre si mismo, lo que conlleva a sentir que aún no es maduro.
Pierde así su calificación de ser y sentirse integro.
Pierde la noción máxima del afecto, lo que le impide lograr el sentimiento de plenitud, seguridad y
cumplimiento del deber de ser auténtico, autónomo y válido.
Pierde su naturaleza altruista y filantrópica, transformando su generosidad natural en egoísmo. En la
naturaleza funcional de las especies podemos reconocer una conducta constante en pro del beneficio del
conjunto. Esa naturaleza de entrega por el bien de todo, se pierde en la experiencia del caer en la tentación del
apetito intergenital prematuro. El ser humano pertenece a la especie humana, pero no vive para ella, vive
aislado y ensimismado en su reducida visión particular.
Pierde la verdadera noción de identidad lo que se deriva en crisis de identidad.
Pierde la justificación de su existir, lo que se transforma en crisis existencial.
Pierde la finalidad de su existir, lo que se transforma en crisis motivacional.
Bajo este estado de crisis, los derivados son conductas desvinculares, sin respeto, desconfiadas e
irresponsables. La duda en este estado es prioritaria, pero una duda desconfiada, nunca logra reconocer la
verdadera naturaleza de lo absoluto. Pensar que debes dudar de todo, es lo mismo que afirmar que no debes
creer en nada, por lo tanto, si no vas a creer, no vas a aprender.
El primer hombre debió fijar su atención en el cumplimiento del propósito para el cual fue creado. No solo el
primer hombre, sino todo humano, deben fijar su orientación en el cumplimiento de su función humana. La
función humana es realmente simple
Si analizamos los fundamentos de la existencia, llegaremos a conclusiones constantes por todos compartidas.
Por ejemplo: lo fundamental es que todas las cosas existentes forman parte de una mancomunidad compartida
(existencia). Existencia, que por ser esta compartida, integra a todo y ese todo, se integra en ella. De donde se
deduce, que todo existir de la existencia establece relaciones de dependencia y pertenencia. Depende del Todo
en el cual se inserta y pertenece al Todo que lo declara existente. Todo, es en ambos casos conector y
conectivo, es ofertor y receptor. Ese es el fundamento de la creación: "Todo lo creado establece relaciones de
dar y responder con todo y consigo mismo".
La existencia pretende o propone. Todo aquello que se pretende o se propone, dictamina el propósito o
sentido del actuar. Al actuar, al hacer algo, algo ocupa una posición esperada para alguien que lo espera.
Alguien y algo son dos posiciones horizontales. Para hacer o realizar lo pretendido o propuesto, luego,
pretensión y proyecto, ocupan posiciones en tiempo, verticales antes o después, y en espacio horizontal o en
imagen, aquí o allá. De donde se deduce la estructura base de cuatro posiciones: 1-proposito, 2-Sujeto, 3-
Objeto, 4-Consecuencia.
Se puede pensar que se es libre de optar, pero no se puede afirmar que se puede liberar la conciencia de
libertad de lo que considera válido. Nadie puede optar nunca por lo que no considera válido. Al optar se
determina preferida la alternativa, de no ser preferida no se puede determinar a elegirla. Libertad es la
capacidad de optar, pero de no optar por lo que es siempre y para todo valido, el todo reclama, acusa o
rechaza su invalidez y obliga a restituir el error o lo adeudado y de ese modo, la "libertad" de haber elegido
algo valido para uno o para un fragmento y no válido para todo, esclaviza del deber de restituir la
insuficiencia.
Historia de la reconciliación
Pocas veces se nos ha explicado la historia, como proceso de consecución de algo; generalmente se nos
muestran sucesos de un determinado momento y lugar pero, no el significado al que estos sucesos
corresponden. En este estudio nos vamos a dar cuenta de que todo lo ocurrido responde a una necesidad y en
el cumplimiento o no cumplimiento de esta necesidad, el hombre ha tenido una responsabilidad decisoria.
Pero antes de iniciar el estudio de la Historia debemos entender el inicio de la misma.
Según algunas aproximaciones podemos entender que hace 350 millones de años ya existían algunos seres
vivos, esto se deduce del hallazgo de fósiles de algunos peces. Se considera que los reptiles datan de hace
aproximadamente 250 millones de años. Los mamíferos de hace 130 millones, las aves de 60 millones y el
hombre de alrededor de un millón de años, pero la historia se considera desde hace solo 4000 años. La orbita
solar tarda en recorrer su circunferencia 250 millones de años. Bajo el punto de vista del humano, en la
historia ha transcurrido mucho tiempo desde el inicio de los seres vivos, pero bajo la perspectiva de la orbita
solar, todo ha ocurrido en su primera vuelta. La historia podemos observarla desde el prisma del desarrollo de
las potencialidades humanas. Si la vemos bajo este prisma, podemos entender que el ser humano, como
primera prioridad, debía cumplirse desde su posición de sujeto intencional, estableciendo la lealtad completa
y voluntaria hacia el cumplimiento del deber de satisfacer a la máxima razón original que justifica su
existencia, en otros términos, el primer hombre debía fijar su atención en el cumplimiento del propósito para
el cual fue creado. Ese propósito es el de realizar los vínculos filio-paternales, fraterno-conyugales y paterno-
filiales en el respeto mutuo, en la confianza mutua y en la unidad natural, lo que le habría calificado como
hombre realizado en su función espiritual. La realización del vinculo filio-paternal se establece al ser leal y
obediente al ideal del verdadero paternazgo maduro en la unidad vertical padre e hijo y horizontal esposo y
esposa. Verdadero paternazgo es diferente del falso paternazgo, el verdadero es incondicional y motivado por
la realización del otro para el bien de todos, mientras que el falso paternazgo es el de recibir al otro para el
bien de uno. El verdadero paternazgo es bendecido por la humanidad entera, el falso es solo bendecido por el
fragmento que lo acepta válido (bendecido significa declararlo bien hecho).
Lo bien hecho para uno o para un grupo, no necesariamente es siempre válido para todo. Pero lo válido para
todo, es siempre valido para cualquiera de las individualidades que lo componen. La finalidad del todo es la
unidad de cada uno, por lo mismo, la finalidad de cada uno de los que componen el todo, debe ser también la
unidad del todo.
El Ser humano fue creado con el potencial de ser Persona, libre, autónoma y responsable, para lo cual, debía
en primer lugar, reconocer las razones que justificaban su existencia y a continuación, voluntariamente debía
cumplir esa razón. ¿Cual es la razón que justifica al ser humano? La razón que justifica al ser humano es la de
transformarse en el heredero conector de los valores absolutos, en el hijo de la plenitud, de la justicia y del
cumplimiento del deber de ser maduro. ¿Cuál es el deber que el ser humano ha de cumplir para sentirse,
saberse y realizarse maduro? ¿Podríamos decir que el éxito profesional madura al ser humano? No
necesariamente. Y ¿el poder? ¿Un hombre es maduro cuando es poderoso? No necesariamente. Y si un
hombre responde voluntariamente al cumplimiento del deber de unirse con la naturaleza humana, controla los
extremos del celo y supera la tentación de los instintos y madura los vínculos en el respeto y la confianza con
sus padres, hermanos, cónyuge e hijos, ¿Podríamos decir que ese individuo maduró su sensibilidad emocional
al ser capaz de captar las máximas necesidades vinculares, que fue capaz de madurar su intelecto al reconocer
las razones que ajustan su comportamiento con la necesidad de vincularse a la naturaleza humana y que fue
capaz de madurar su motivación al ejercitar la voluntad de realizar la unidad vincular en la confianza y en el
respeto mutuo? ¿No sería más atractivo este individuo que el exitoso desvinculado, desconfiado o inseguro?
¿No sería más confiable el prudente, firme y templado que dispone de la experiencia de la unidad
intrafamiliar, más que el poderoso que inspira miedo y desprecio con su poder?
El ser humano nació para heredarlo todo, para maravillarse apreciándolo todo y disfrutar de todas sus
bondades hasta sentirse pleno. Nació para reconocer los valores que se desprenden de las razones constantes y
reconocerse a sí mismo el más valioso de todo lo creado y para cumplir con la posición de benefactor y
beneficiario, de todos los servicios que posibilitan el cumplimiento de lo supremo en perfección, en justicia y
en belleza. El ser humano existe para lo más alto, para lo más grande, para lo absoluto. El Ser humano fue
creado para ser auténtico en la conducta de libertad justicia y cumplimiento del deber de: Resolver la máxima
necesidad valida siempre y para todo. Reconocer la máxima razón constante e inmanente y Realizar el
máximo cumplimiento responsable del deber, Pero al perder la verdadera noción de lo correcto, el ser
humano: Resuelve la máxima necesidad valida para uno, o un fragmento de la especie, lo que beneficia
únicamente al grupo de la especie. Reconoce o justifica la razón propia de uno o de un grupo (fragmento) y
Realiza aquello que considera desde su punto de vista particular que se debe hacer, lo que produce
deficiencias e insatisfacciones en la totalidad de la especie humana.
Lo absoluto filosófico es el ideal de la creación, científico la razón de la creación y religioso, el deber de la
creación. La filosofía ha buscado durante la historia descubrir el verdadero ideal del ser persona, el verdadero
ideal familiar el verdadero ideal conductual y social. La ciencia ha buscado la razón absoluta, mediante el
estudio de las razones constantes, mediante el entendimiento de los axiomas, principios y leyes que se
establecen en la normativa natural de las conductas. La religión ha buscado durante la historia, el
cumplimiento del deber, el establecimiento de la verdadera tradición, de la autenticidad, de la pureza en
función de la razón constante.
Lo humano tiene una diferenciación notable con el resto de las especies. El humano quiere, sabe y puede. Lo
quiere todo, lo sabe todo y lo puede todo, o al menos, lo pretende y se propone dominante. El humano ansía
querer y que lo quieran al máximo, se interesa por saber y por enseñar lo máximo y espera tener el máximo de
poder en el dominio sobre todas las cosas. Esta cualidad no es fruto de una ambición egoísta, todo lo
contrario, es una facultad derivada de su condición humana por naturaleza. Ser héroe no es ninguna
humillación, así como tampoco lo es ser campeón, o ser artista. Todos ellos son ejemplos de entrega máxima.
El ser humano quiere entregarse al máximo por el beneficio de Todo.
Estas tres áreas que se desprenden de las capacidades emocionales, intelectuales y conductuales del ser
persona, buscan constantemente el encuentro con lo absoluto, con lo valido y con el cumplimiento completo
del deber.
La razón fundamental de la historia es el encuentro con lo absoluto, por eso, es necesario religar o reunir los
fragmentos y estudiarlos bajo esta perspectiva. Absoluto es aquello que contiene en si el deber y el beneficio
de su cumplimiento a lo que se denomina derecho. El derecho absoluto al beneficio del cumplimiento del
deber absoluto, es el derecho al beneficio del haber cumplido con el máximo deber de conectar la realización
espiritual y fisiológica, del ensamblar la conciencia vincular en la confianza y en el respeto mutuo, con el
ejercicio del control y dominio sobre el celo y los instintos. El humano que cumple esta función es
absolutamente natural.
Desfragmentar la historia, no ha sido fácil sin el conocimiento del paradigma del valor absoluto, de ahí que el
hombre ha transformado la historia en una crónica de documentos, en su mayoría necrológicos o polifácticos
sin sentido, o con el sentido fragmentario que los justificó en ese particular.
Independientemente de que un determinado sector filosófico, justifique o desestime el origen humano, de un
modo, en un momento o lugar distinto al otro, la necesidad con el encuentro del ideal de la creación, ha sido
una constante desde el origen del ser humano hasta nuestros días, por esta razón, hablar de un origen en el
planteamiento de los postulados ideales no tiene sentido. El origen de cualquier acto radica en la pretensión
del beneficio que su realización conlleva, no en el nacimiento a la vida del mismo. El nacimiento es un
periodo intermedio entre la pretensión que declara necesario el iniciar un proceso de realización (gene) y su
consecuente beneficio derivado de la satisfacción de su conquista. Todo ser es en principio necesario, la
necesidad pretende ser satisfecha y en su satisfacción se justifica. Para ser satisfecha una necesidad, ha de ser
cumplida la pretensión de su esperanza. Cuando la necesidad es biológica, ha de nacer luego de ser necesaria.
Vida es el conjunto de fuerzas que permiten la realización de un propósito. La necesidad biológica es
trasformada en fuerzas mediante (código genético) la orientación y dirección de la energía de que se compone
la necesidad. ¿Qué es necesidad? Necesidad es un poder que implica dos aspectos indivisibles: pretensión y
propósito. El propósito ha de existir como posibilidad para ser pretendido. Y la pretensión ha de necesitar al
propósito para existir. Ambos, tanto la pretensión, como la proposición, contienen intencionalidad,
justificación y poder y se realizan en la reciprocidad entre sus complementos. De donde se deduce que el ser
no tiene una razón originaria en la pretensión, ni tampoco en el propósito, la razón que justifica su existir se
desprende de la reciprocidad que se establece entre sus complementos duales. Por eso afirmamos que la razón
del ser humano no proviene de un anterior a la realización humana, sino, que se deriva de la reciprocidad
entre su pretensión y su consecuente realización.
Existe la tendencia a pensar que como por ejemplo, yo quiero ir a algún lugar, la necesidad de ir depende y se
origina en mí. Pero eso no es así. Querer ir a otro lugar no se origina en el que va, ese solo opta por ir o por no
ir. La necesidad de ir a otro lugar es motivada por el beneficio que ese ir representa. El beneficio que ese –ir-
representa es un valor, luego la necesidad de ir es originada en el valor. El valor contiene deber y derecho al
beneficio del cumplimiento del deber. Y solo al cumplirse el beneficio derivado del cumplimiento del deber
se establece el cumplimiento de la necesidad. En ese instante se justifica la razón de ser de esa conquista, ni
antes ni después. Por lo tanto, la intención de la especie humana, aún no se establece. La idea de que un Dios
quiso hacer a la especie humana, es una mera intelectualización humana. La razón del existir humano se
justifica en la razón que lo declara necesario y para que se establezca esa razón, el ser humano ha de
cumplirse.
El ser humano, desde que nace se interesa por saber cual es la razón que justifica su existencia.
Bajo esta perspectiva, la historia nos muestra logros; logros que aproximan en ciertos momentos al hombre, a
su identidad auténtica. Vamos a ir considerando estos logros, independientemente de si vienen de oriente o de
occidente. Está claro que la humanidad se ha venido expandiendo de oriente a occidente, pero eso no le da, ni
le quita importancia a sus descubrimientos. Lo importante es ver el grado de aproximación a lo absoluto que
formulan estos postulados. Para reconocer la Naturaleza humana, hay que descubrir la que es Humana de
Verdad. Educar es hacer al otro similar en conductas conocimientos y sensibilidad. La naturaleza de la
conducta normal es la de responder al cumplimiento del máximo deber. La naturaleza del criterio normal es la
de reconocer las razones máximas constantes e inmanentes, es decir, invariables, que por ser máximas, en
otras palabras, validas para todo e invariables, se declaran absolutas y la naturaleza de la sensibilidad natural
es la de sentir, o ser capaz de captar las máximas necesidades válidas para todo, para lo cual, el individuo
debe madurar sus habilidades sensoriales, de análisis y discernimiento.
Antes de que Thales formulara su convicción de que todo está hecho de agua y de que el agua, es el
fundamento base de todo, encontramos en la Biblia la leyenda de otro personaje ligado a las aguas, pero en
este caso, ligado a las aguas de un diluvio, me refiero a Noé. No sabemos si existió este personaje o no, y
probablemente no lleguemos nunca a saberlo, pero lo importante es su historia. La historia de Noé es
importante por su aporte al entendimiento de lo absoluto, en el sentido de que reconoció la importancia de la
lealtad a lo absoluto, entendiéndolo en su caso como Dios.
Sin entrar dentro de lo que él entendía o no como significado del término "Dios", la historia nos declara que
Noé, basándose en su fe, asume la responsabilidad de construir un Arca, por mandato divino, pero en lugar de
construirla en donde sería lo más lógico, en las proximidades de un lago o mar, se pide que lo construya
bastante lejos del agua, en las montañas. Le tomó 120 años terminarlo. Claro que lo que estos 120 años
significan en tiempo real se desconoce, pero el texto da testimonio de una cifra, que por lo demás es
significativa e importante, porque se deriva de la unidad completa: 12 durante 10 etapas.
Vamos a explicar esto:
Para que se cumpla cualquier acto, es necesario de un proceso en tres etapas inicio, medio y término y cada
una de estas tres etapas, a su vez, tienen un periodo de formación, de crecimiento y de completación o
cumplimiento, lo que sumados nos da nueve estratos necesarios para cualquier proceso, pero el proceso solo
se establece al ser cumplido y ese estrato del cumplimiento es una nueva etapa, la número diez. La etapa de lo
independiente del proceso. En todo proceso va existir un periodo de formación, otro de crecimiento y un
tercero de completación de lo pretendido o propuesto. Y cada uno de esos tres periodos va a tener un inicio
del mismo, un medio o intermedio del mismo y un final, esos son los nueve estratos de cualquier proceso de
consecución, así pues, la conquista es el estado independiente que califica al cumplimiento completo del
deber cumplido. La etapa número 10. Pero en cada una de las diez etapas ha debido establecerse una
estructura base de cuatro posiciones (1) Posición de pretensión o propuesta, PROPÓSITO (2) Posición de
SUJETO (3) Posición de OBJETO y (4) Posición de logro o CONSECUENCIA. Cuatro posiciones en diez
etapas hacen un total de 40 posiciones contenidas en el proceso de consecución de cualquier logro. Aquí se
debe mencionar que para establecer el 40 es preciso, o necesario unir a cada una de las cuatro posiciones con
sus tres restantes. En primer lugar la pretensión o propuesta ha de ser valida para el sujeto, para le objeto y
para la consecuencia. El sujeto ha de ser válido para la propuesta o pretensión, para el objeto y para el logro.
El objeto ha de ser valido para el sujeto, para la pretensión o propuesta y para el logro. Y el logro ha de ser
consecuente con lo pretendido, con el sujeto y con el objeto. Así cada una de las cuatro posiciones ha de
satisfacer a las tres restantes, a lo que se denomina triple objetivo a cumplir. Tanto el número 10, de las etapas
del proceso, como el número 12 de la unidad en el cumplimiento de los cuatro objetivos triples, son los
primeros pasos a establecerse en la consecución de cualquier acto. Podríamos decir que son los números base
o fundamento de todas las cosas. En todo existe contenido el 10 y el 12, así como también existen el 3 del
proceso y el 4 de la estructura, o el 7, el 21 y el 40 como veremos después.
Este diagrama explica el fundamento del actuar. Todo acto implica posiciones en la estructura de su
consecución, posiciones del proponer o pretender algo considerado necesario. La propuesta o pretensión
ocupan la primera posición (lo necesario). Sin una necesidad que justifique el actuar, no existe posibilidad
alguna de realizar un acto. Por eso afirmamos, que todo acto contiene intencionalidad, selectividad y poder en
sí mismo. La segunda posición, es la del sujeto leal y obediente al cumplimiento de lo necesario, propuesto o
pretendido. La tercera posición es la del objeto realizado u objetivo pretendido y que ha de ser transformado
en beneficio consecuente con la pretensión o propuesta. Estas cuatro posiciones fundamentales en el actuar,
fueron ocupadas por el primer ADN humano adolescente, Adán y Eva, en las posiciones respectivas de sujeto
y objeto, frente a la Naturaleza humana, en la posición necesaria de ser hecha sustancia consecuente con la
pretendida Naturaleza Originaria.

En esta estructura base de cuatro posiciones, hay que cumplir doce objetivos. La proposición ha de ser válida,
justa y buena para todos, para el sujeto, para el objeto y para la consecuencia. El sujeto debe ser válido, justo
y bueno para el propósito, para el objeto y para el resultado. El objeto, ha de ser válido, justo y bueno para el
propósito, para el sujeto y para la consecuencia. Lo conseguido ha de ser consecuente con la pretensión, con
el sujeto y con el objeto.
Todo ha de cumplirse en base al establecimiento de estos dos números el 12 y el 10. De esta razón se deduce
que fuese tan importante para Noé, el establecer ante todo, estos dos números mediante su lealtad y
obediencia absoluta al cumplimiento del mandato de realizar un arca durante 120 años. Un arca, que por lo
demás, debía tener tres etapas, 3 tres pisos y 30 codos de alto. 120 es producto de multiplicar 12 x 10 =120.
Estamos hablando de la lealtad necesaria para la consecución del logro de la unidad. La unidad máxima de las
plantas por ejemplo, es la que se establece entre el estambre y el pistilo en su gestación del fruto, la unidad
máxima entre los animales es la que se establece entre los genitales del macho y de la hembra al gestar el
fruto. Lo mismo ocurre en el ser humano, la unidad máxima vincular es la que se establece en el intercambio
genital gestor del fruto.
Los primeros antepasados de la humanidad establecieron el enlace intergenital reproductor, pero no
establecieron el vínculo maduro en la incondicionalidad afectiva; en la confianza basada en el reconocimiento
de la razón constante del ser persona. Y no establecieron el vínculo en la tradición del cumplimiento completo
de la razón de ser personas. Por esta razón, el hombre ha ignorado desde entonces la verdadera razón del ser
especie humana, perdió la razón de su origen, identidad y propósito. Y de esto se deriva el haber perdido la
unidad en el afecto, en el criterio y en el cumplimiento del deber. Vamos a estudiar esto en detalle.
El primer humano, y cuando hablamos de humano, no estamos refiriéndonos a un mono, más o menos
evolucionado, sino a un ser humano, dotado de libertad para cumplir voluntariamente su responsabilidad de
descubrir cual era su naturaleza humana y determinarse a asumir el compromiso de cumplirse en ella; dotado
de capacidad intelectual o de raciocinio para descubrir su verdadera identidad y reconocerse en ella y dotado
de sensibilidad emocional para captar la necesidad de ser humano y realizarse en ella. Este primer ser
humano, debió calificarse responsable en el cumplimiento de su deber de ser normal, para gozar así de plena
libertad en la justicia de la razón de ser normado y consecuente con las normas de la naturaleza incondicional,
pero, el primer antepasado de la humanidad no respondió al deber de descubrir la Naturaleza humana y se
insertó en el ejercicio de las conductas instintivas sin control ni dominio de sus extremos. Lo que provocó
ignorar la naturaleza de la libertad, de la sensibilidad, del intelecto y de la voluntad, sobre este estado de
ignorancia construyó una tradición de conductas imprevisibles, de juicios sin su justa medida por lo tanto los
ajenos eran ajusticiados en lugar de ajustados al juicio, eran reclamados acusados y despreciados en lugar de
vincularlos en la razón de las normativas naturales y se perdió el sentido común y el bien supremo.
Los primeros antepasados de la humanidad le perdieron el respeto al bien supremo, a la justicia del juicio
justo y a la máxima necesidad válida para todo. Le faltaron el respeto y no respondieron al cumplimiento del
deber de realizar la máxima necesidad de establecer la máxima unidad vincular intrafamiliar madura en el
afecto, en la confianza y en el respeto por la integridad. La Historia Humana y el Ideal Humano esperan desde
el origen de su aparición en la Tierra, el cumplimiento de su Naturaleza. La naturaleza Humana es satisfecha
en el establecimiento completo del respeto mutuo, de la confianza y del vínculo afectivo maduro. Los
primeros abuelos, padres e hijos, no lograron establecer el modelo de familia vinculada en el afecto, en la
confianza y en el respeto mutuo, porque no respondieron al cumplimiento de esa finalidad esperada por la
Naturaleza de cada humano.
Se perdió el verdadero amor incondicional entre hermanos, entre esposos, y entre padres e hijos. Al perderse
el verdadero amor incondicional maduro, queda la responsabilidad de reconocer los principios de la creación,
aun por cumplir y queda la responsabilidad del cumplimiento del deber que justifica a la razón de ser humano,
aun por cumplir. Por eso no existe ningún ser humano modelo de autenticidad.
Por eso fue necesario de un tiempo para esperar a que algún humano reconociese su posición de ser creado
por un origen absoluto y eterno y cuya finalidad está en función del cumplimiento de una razón también
absoluta y eterna. Ese tiempo fue el que transcurrió entre los primeros antepasados y Noé. 1600 años bíblicos,
y 10 generaciones también bíblicas.
El Adán adolescente, al carecer de la lealtad al vínculo afectivo maduro, cayó en la preferencia del disfrute
del proceso por sobre la conquista del logro vincular y su satisfacción plena. Perdió la experiencia de plenitud,
seguridad y pureza responsable, y prefirió la irresponsabilidad sin respeto a la norma natural de la naturaleza,
y que, desde esa elección ignoró, prefiriendo el placer por sobre la conquista vincular. Adán adquiere en esa
preferencia una naturaleza contraria a la naturaleza humana madura. Adquiere una pseudoconciencia del
valor. Asume la experiencia recibida como verdaderamente madura, y su pseudomadurez, transforma al ideal
humano en increíble e imposible. Adán pierde la conexión con lo absoluto y se transforma en impreciso,
imprevisible, e improbable. Se transforma en el artífice de su artificio. Y con él su descendencia adquiere la
misma naturaleza artificial. La "humanidad" adolescente de su madurez, se deshumaniza y se transforma, de
altruista en egoísta; de justo en delincuente y de maduro en impredecible. Un ser indomable en su egoísmo,
injusto en sus juicios e impredecible en su actuar, es un ser irrespetuoso e irresponsable, totalmente
desconfiable y obviamente imposible de conectar, lo que lo hace despreciable. La suma de estos atributos es
la consecuencia lógica del actuar caído, de los descendientes del adolescente inmaduro Adán y su artificio.
Esa naturaleza artificial o "caída", ha sido promovida y proclamada por los siglos y durante los siglos que nos
separen de la verdadera naturaleza humana madura.
¿En qué consiste la Naturaleza del hombre caído, o del joven adolescente que tuvo la experiencia de caer en la
tentación del apetito intergenital prematuro, antes de madurar su conciencia natural en el reconocimiento de la
naturaleza de la conciencia humana?
Los primeros antepasados transformaron la condición humana libre, autónoma y responsable, en esclava de
los partidarios del egoísmo, en ilegal frente a las normas naturales, e irresponsable frente al cumplimiento de
los máximos deberes sociales.
1-ESCLAVOS DEL EGOISMO
2-ILEGALES ANTE LAS LEYES DE LA CREACIÓN
3-IRRESPETUOSOS E IRRESPONSABLES DEL CUMPLIMIENTO DE LOS MÁXIMOS DEBERES
SOCIALES.
Los primeros antepasados cayeron en la ignorancia del verdadero ORDEN NATURAL o amor y en su
escepticismo dudaron del ideal humano. Cayeron en la injusticia al ignorar las normas de comportamiento
individual, familiar y social cayendo en el dominio de los instintos.
A este ser perdido ante las posibilidades del ser y del no ser, sin ser capaz de reconocer las máximas
necesidades a solucionar, ignorante del juicio justo y la función humana. Incapaz de dominar los instintos y
sin control del celo, le denominamos hombre caído y a su naturaleza adquirida de generación en generación,
la denominamos naturaleza caída.
EL HOMBRE CAIDO ES UN ESCLAVO DEL EGOISMO, ILEGAL ANTE LA PUREZA HUMANA E
IRRESPONSABLE ANTE LAS MÁXIMAS NECESIDADES SOCIALES.
La naturaleza caída se caracteriza por no reconocer el punto de vista de lo que beneficia siempre a Todo, por
no justificar las razones constantes e inmanentes que se derivan del Ideal Natural, por no reconocer la
mecánica de una relación correcta, así como por no cumplir con el deber de ser responsable y autónomo para
ser libre.
A lo largo de la historia se tuvo la impresión de que, libertad era la capacidad de optar y se podía optar por lo
valido y por lo no valido, por lo cierto o por lo falso, por lo bueno y por lo malo. Esa postura maniquea de que
se puede optar por lo bueno o por lo malo, no es correcta y de eso nos hemos dado cuenta siglos más tarde.
Vamos a explicar porqué.
Toda propuesta es previamente pretendida. Un accidente no es propuesto ni pretendido, es un suceso
consecuente con las normas de la naturaleza pero ajeno a la voluntad del sujeto que lo sufre o que lo padece,
porque de no padecerlo, o sufrirlo, de esperarlo, dejaría de ser error y se transformaría en objeto pretendido.
Todo lo pretendido es esperado, no es accidental. Todo lo esperado se justifica necesario por ser válido, o por
servir para quien lo espera o pretende. Libertad es la capacidad de optar y se opta siempre por lo esperado. Lo
esperado vale sirve y se justifica necesario, por lo mismo, la libertad se reduce y resume a pretender valor
(algo que sirve, que se ajusta a la necesidad o que por alguna razón despierta la motivación, o el interés por
pretenderlo). Por ser siempre pretendido lo esperado es que cuando se descubre que lo esperado no es lo
pretendido, se justifica uno frente al error, justificando al error válido, es decir: "no llegué puntual porque
hubo un atasco tremendo" "te pago mañana porque mi mujer no hizo el depósito" "Oh, creí que querías el café
sin azúcar" En muchos casos justificamos al error válido, y esto se debe a que nuestra libertad no tiene otra
posibilidad que no sea la de optar por la alternativa que la conciencia del que ejerce la libertad determine
válida.
Me decía mi hijo al comentar sobre este tema: "¡Papá te equivocas! En muchos casos hacemos cosas que no
queremos hacer, por lo tanto la libertad es la capacidad de optar por lo que es y por lo que no es valido."
Quise explicarle que libertad es siempre la capacidad de optar por lo que es considerado válido de forma que
me lo comprendiera, pero me vi en tremendas dificultades para hacérselo entender.
Le dije: Cuando optas por algo que no quieres hacer y accedes a hacerlo aún en contra de tu voluntad, ¿cómo
llegas al extremo de motivarte a hacerlo si no tienes la voluntad necesaria para hacerlo? A lo que mi hijo
respondió: Es que si no lo hago, me gritan o castigan.
¿Me estás diciendo que evalúas entre la posibilidad de no hacerlo y ser castigado, o hacerlo y ser liberado de
castigo y por decidir que es mejor liberarte del castigo lo haces?
Si, eso es, lo hago por liberarme del castigo pero no quiero hacerlo.
Dime: ¿No es cierto que lo haces porque después de evaluar de entre las dos posibilidades, la de que no lo
quieres hacer y ser castigado o la de hacerlo y ser liberado de culpa, eliges la que consideras más valiosa para
ti?
Obvio, si, claro.
En ese caso optas por lo que consideras válido y eso es hacer uso de libertad. Libertad es la capacidad de
optar por lo que es considerado válido. La libertad no puede optar por lo que no se quiere, porque por lo que
no se quiere no se opta. Cuando se opta es porque se pretende, si se pretende se espera y si se espera se quiere.
Pretender algo obliga a ser leal y obediente a esa conquista, lo normal es que esa lealtad y obediencia no
representen ningún tipo de imposición obligatoria, puesto que se pretende y esa pretensión motiva a ser leal a
su conquista. Lo máximo esperado por la naturaleza humana es la conquista de los vínculos, esa conquista
debería motivarnos por si sola y en si misma, sin ninguna imposición externa que nos obligue. Pero el primer
humano cayó en la tentación de invertir el dominio sobre los instintos y el instinto de reproducción se impuso
por sobre la conciencia del valor y del juicio justo reproductor.
La naturaleza caída se caracteriza por la deslealtad vincular filio-paternal al modelo del verdadero paternazgo
incondicional.
Se caracteriza por la condicionalidad de los valores por reducir los valores absolutos a la relativa apreciación
de cada individuo y por desconectar la relación entre su emoción, intelecto y voluntad, es decir, por hacer lo
que sabe que no es justo, aun sabiendo que no lo es, y por hacer lo que siente que no es valido siempre y para
todos, a pesar de saber que no lo es. Esta contradictoria actitud es su naturaleza caída. Siente que debe, sabe lo
que debe, pero no lo paga.
En resumen, la naturaleza caída es una naturaleza desleal al ideal de plenitud, justicia y cumplimiento
responsable.
La naturaleza caída es una mente insegura de su sentido, sin finalidad justificada válida, desorientada. Es una
mente arbitraria ante su finalidad, ante su proceso de desarrollo y ante sus opuestos. Esta arbitrariedad impide
la seguridad de su persona y esa inseguridad ejercita la imprevisibilidad de sus actos. La naturaleza arbitraria
ante las funciones, insegura en sus juicios e imprevisible en sus conductas, crea en los otros inmediatos,
desconcertación por la naturaleza de sus conductas improvisadas e inesperadas, desconfianza por la
arbitrariedad de sus juicios, y desunión por la desconexión entre las direcciones adversas en las que se dirige y
que lo muestran desorientado. Un ser desorientado, desajustado y desconectado del bien supremo o de la
decencia humana, es un ser contrario a la Naturaleza Humana. Este ser trastorna con sus trastornos a la
voluntad de la decencia.
La Verdadera Naturaleza Humana pide al hombre que confíe en ella mediante el ejercicio de la FE. Y que
REALICE la Experiencia de la UNIÓN para sustancializar así el beneficio del deber cumplido. Cuando hablo
del beneficio de la unión, o del deber cumplido, me refiero al establecimiento de los vínculos maduros en el
afecto, en la confianza y en el respeto filio-paternal, fraterno-conyugal y paterno-filial, al cumplimiento de la
máxima responsabilidad emocional, intelectual y motivacional humana, entre hijos y padres, esposo y esposa
y padres e hijos.
Para superar a la Naturaleza caída es necesario de una FIGURA CENTRAL que establezca el fundamento de
fe y el fundamento de sustancia que rectifiquen la naturaleza contradictoria de la caída.
Los aspectos esenciales derivados de la elección adolescente de elegir o preferir el apetito del instinto por
sobre la conciencia madura son los siguientes:
1-No tomar el punto de vista de lo que beneficia, se ajusta y vale siempre y para todo. El hombre caído se
prefiere y declara egoísta, irrespetuoso, arrogante e irresponsable.
2-Abandonar el dominio de la posición de sujeto responsable por el beneficio de la creación entera. Prefiere
desubicarse en sus extremos a ubicarse en el orden.
3-Invertir el dominio al priorizar los apetitos de los instintos por sobre las necesidades fundamentales de la
conciencia. El hombre caído repite el acto de caer en cualquier tentación. No lo considera vergonzoso ni
repugnante en él, pero si en los otros.
4-Multiplicar el comportamiento antinatural extremo, ajeno a la normativa natural. Indeterminado, débil,
destemplado, imprudente, flojo, indiferente, despreciativo, arrogante, ignorante, agresivo o pasivo. El hombre
caído se prefiere caído porque se ignora, se desconoce a si mismo en su naturaleza también desconocida.
Estos cuatro, son los fundamentos de la naturaleza caída, adquiridos en la ilícita experiencia, que determinan
la conducta del hombre que ha caído en la tentación del apetito del instinto.
Esta naturaleza está basada en la deslealtad a los valores máximos de pureza, integridad y cumplimiento del
deber de ser maduro, consecuentes con la naturaleza humana. Lo que obliga a restaurar esa lealtad a lo que es
máximo, justo y necesario para el beneficio de todos. El hombre se debe a su naturaleza y la naturaleza
humana espera al hombre natural.
En el proceso de restauración de la naturaleza original, intervienen una Figura Central, condiciones y tiempo,
para establecer el fundamento de fe, perdido por quien ha caído y el fundamento de sustancia al cumplir la
responsabilidad de realizar el enlace vincular incondicional filio-paternal, fraterno-conyugal y paterno-filial.
Estos elementos deben ser reconocidos, y el personaje central debe también reconocerse a si mismo gestor
garante y responsable de la restauración.
El personaje central debe descubrir y establecer las condiciones exigidas por el curso providencial hasta
satisfacer la necesidad natural de la restauración completa.
En algunos casos las circunstancias pueden exigir de tiempos similares, en otras es suficiente con periodos
simbólicos menores como en el caso de Abrahán con su ofrenda de las tórtolas, el cordero y la novilla, y en
otros casos es necesario recorrer tiempos y exigencias mayores, como en el caso de Moisés que después de
perder el fundamento de los 40 días de ayuno, debió cumplir con un periodo de 40 años en el desierto. Estos
tiempos y condiciones dependen de la importancia y de las condiciones establecidas por el momento
histórico, o por el mérito de la era en la que se establecen.
Cada uno de nosotros asumimos la posición de ser figura central de nuestro linaje y en ese momento en el que
nos reconocemos en esa posición, nuestra trayectoria inicia el proceso de restauración en base al fundamento
de los números y del proceso de: separación, fe, unidad, división, cautividad y preparación para el
restablecimiento en la unidad vincular filio-paternal, fraterno-conyugal y paterno-filial.
La finalidad del ser humano es para todos la misma, las variables se desprenden de las condiciones en las que
cada uno de nosotros, establece el cumplimiento de su responsabilidad, pero la normativa funcional es para
todos la misma. Separación, fe, unidad, división, cautividad y preparación para la unidad vincular
incondicional.
Este curso de separarse del vientre de la madre después de 40 semanas o nacer a los 10 meses, de tener fe en
la unidad vincular por sobre todas las cosas durante las 10 etapas del proceso de crecimiento, en donde se han
debido establecer las bases de cuatro posiciones, lo que suman 40 y de, establecer la unidad moral con la
normalización de la Naturaleza Humana, cumpliendo los 12 objetivos (4 triples) establece la división
equitativa de funciones en las cuatro posiciones para la unidad base de la reproducción, el matrimonio, -
4- .luego durante 21 años cautivado por el afecto fraterno-conyugal y paterno filial, se maduran los vínculos.
Y finalmente se prepara para la conexión entre lo espiritual y lo físico durante un tiempo completo -40-

Estos seis periodos de consecución podemos encontrarlos en numerosos aspectos por ejemplo en la
reproducción celular: 1-Proceso interfase 2-profase, 3-prometafase 4-metafase, 5-anafase 6-telofase o
citokinesis. El mundo fue creado en 6 días. La semana tiene 6 días de trabajo, etc.
Una vez reconocidos los procesos y estructuras del desarrollo, volvamos a la historia para ver cómo se
aplican.
Los números limitan o determinan periodos concretos y procesos de funcionalidades específicas por y para
eso existen.
El número nos indica cantidad, nos determina la porción, más o menos, de un todo. Toda calidad involucra
alguna cantidad. Cuando se dice muy bueno, muy bonito, muy agradable, estamos denotando una cierta
cantidad. Generalmente, el más alto grado de calidad va a estar en relación con una mayor cantidad. Por
ejemplo el mejor auto es aquél que contiene más objetos de interés, o el mejor vino el que contiene más
cuidados, o el mejor arte el que contiene mayores cantidades de dominios. Cuando se pierde una calidad se
necesita del ejercicio de las cantidades exigidas en su maduración. Por ejemplo, para adquirir la condición de
la calidad del campeón, ha de ganarse todas las competencias (condiciones) del campeonato.
Calidad y cantidad van de la mano, por eso cuando se pierde la sensibilidad de la calidad de lo absoluto, es
preciso del desarrollo en cantidad de servicios, sucesos, conocimientos y experiencias necesarias para llegar a
sensibilizar a la capacidad emocional del ser, en ese estado de madurez adecuado a la naturaleza de los
valores absolutos, para que pueda reconocerlos, re-conocerlos. Ser un espejo de los mismos.
No se puede reconocer aquello que no establece una relación recíproca con el apreciador y para establecer esa
reciprocidad, el apreciador debe contener en su conciencia los atributos intelectuales capaces de asumir y
reconocer la experiencia.
La historia ha seguido un curso providencial numérico absoluto hasta recobrar la condición de ser capaz de
reconocer la identidad, el origen y el propósito de la naturaleza humana.
Lo primero que se perdió fue la lealtad en el ideal, por lo tanto, lo primero a restaurar, es la lealtad en la fe en
un solo ideal. La naturaleza humana tiene solo una función, la humana ideada como propósito para la especie.
Esa función ideada es su ideal. Por lo tanto el ideal humano es solo uno.
El proceso razonable de la restauración del todo o del 40, se inicia con la restauración de la Fe perdida por los
primeros antepasados. Los primeros antepasados perdieron la fe en el orden absoluto, en el ideal humano,
perdieron la fe en su función humana y se abandonaron al arbitrio de los apetitos del instinto. Y, esa fe en el
ideal humano, debe ser recuperada por alguien que fije su atención en el reconocimiento de los valores
absolutos de plenitud justicia y cumplimiento.
Ese primer hombre de fe, fue Noé. Pero Noé aparece por sobre la condición de cuatro periodos de 400 años
cada uno, 1600 años bíblicos que representan al 40 por 10 etapas de maduración, en cada una de las cuatro
posiciones necesarias, como estructura para el desarrollo del cumplimiento de cualquier acto. En este caso,
para el desarrollo del cumplimiento del ser persona. Con el sufrimiento de la humanidad durante estos 1600
años se pagó el derecho a la fe de Noé. Puesto de otro modo, la cantidad de situaciones vividas por las
generaciones previas a Noé posibilitaron que la sensibilidad de nuestro personaje, fuese capaz de captar la
necesidad del ejercicio de la fe en un solo Ideal Absoluto. La cantidad de esfuerzo y sacrificio orientado hacia
la unión familiar fue generando la calidad de las personas que acompañaron a Noé.
Noé tenía 600 años cuando comenzó el diluvio y tardó 120 años en construir el arca, lo que nos dice que
comenzó a construir el arca cuando tenía 480 años, si se le restan 400 años necesarios para completar el curso
de unidad en la fe, llegamos a la conclusión de que Noé tenía 80 años cuando inició su curso personal de
restauración. 80 es dos veces 40, cada uno de estos 40 representan la unidad entre los dos aspectos del ser
persona, el aspecto interno (espiritual, 40) y el aspecto externo (físico 40) por eso, Noé no pudo iniciar su
camino personal de restauración hasta no ser superado un periodo de 40 para cada realidad. Desde que Noé se
determinó a encontrar los valores absolutos (a seguir a Dios) hasta que se manifiesta en él la condición
necesaria para reconocer los valores absolutos y obrar responsablemente en esa convicción (hasta que Dios lo
encuentra justo) pasan 400 años. Noé transcurre 400 años dirigido por su fe y lealtad a lo absoluto.
Noé inicia la construcción del Arca. 3 pisos y 10 codos por piso. 3 pisos están en la posición de restaurar las
tres etapas de crecimiento. Etapa de formación, etapa de crecimiento y etapa de completación. Noé reconoció
que debía restaurar las tres bendiciones (creced, multiplicaos y dominad) perdidas por los primeros
antepasados.
Estas tres grandes misiones del ser humano que debe crecer en la asunción de ser persona, que debe
multiplicar al objeto del vinculo, del valor y del linaje que perpetúe la especie y que debe cumplir con la
realización del deber de ser auténtico en el dominio sobre todas las cosas, se perdieron en su origen y Noé
estaba simbólicamente representándolas en el esfuerzo de construir un "nuevo hogar", el Arca. Los diez codos
representan el proceso de desarrollo de cada etapa.
Se le pide reunir cuatro ejemplares de cada especie y con ellas entran en el arca cuatro familias: la de Noé, la
de Sem la de Cam y la de Jafet. Cuatro hombres y cuatro mujeres. Los cuatro individuos representan a las
cuatro posiciones en la etapa de formación; las cuatro familias, representan a las cuatro posiciones de la etapa
de crecimiento y los cuatro animales de cada especie, representan a la base de cuatro posiciones de la etapa de
completación.

Podemos atribuirle razones a la existencia o no existencia de Noé, pero las conductas que este texto nos
expresa, son las necesarias y acertadas para restaurar la lealtad perdida del hombre hacia el cumplimiento del
deber de ser auténtico, y cumplir el Ideal de la Creación. Ha trascendido, que el diluvio lo envió Dios para
borrar el pecado del hombre, pero no se ha comprendido la estructura y composición de este apocalíptico
propósito. Nos hemos detenido más en lo superfluo de esta hecatombe, en las dimensiones del arca y en la
cantidad de animales, que en el profundo significado de las razones que este hecho comprendía. Para borrar el
pecado no bastaba con el castigo, el ser humano debía restituir sus conductas y condición de ser impuro y
asumir una conducta responsable desde entonces y para siempre.
La Naturaleza provee del escenario y Noé, se establece como el modelo de ideal humano en el sentido de
restaurar la condición de ser leal al mandato absoluto de construir el Arca. Y ¿por qué fue tan importante
construir un arca durante 120 años? El Arca de Noé no fue un barco cualquiera, Noé estaba asumiendo la
responsabilidad de recrear a la biodiversidad entera. Pero, en esa restauración, era necesario reformar el
modelo de familia humana. Su familia, iniciaría de nuevo el ciclo natural de la especie humana. Y por esta
razón, su labor era de vital importancia.
Noé restauró la fe perdida en el ideal absoluto, de obrar incondicionalmente en función de lo que es siempre y
para Todo valido. Obedeció punto por punto todas las exigencias requeridas: fabricar el arca, recoger una
pareja de animales machos y hembras de cada especie, construir el arca con tres pisos, poner en el piso
superior a su familia y a las familias de sus tres hijos, superar la tentación de permanecer durante cuarenta
días y cuarenta noches en el arca durante el diluvio, sin reclamos y establecerse en tierra firme con su familia.
Noé, permaneció aislado del mundo durante 40 días y 40 noches, en este estado permanecieron separadas las
familias de Noé y sus descendientes, centradas en el valor absoluto, de las familias centradas en valores
relativos.
El arca permaneció 210 días flotando, mientras esto sucedía, Noé y su familia se sintieron cautivos. Noé pasó
10 meses o 40 semanas preparándose para dejar el arca y unirse en tierra firme con sus hijos y nietos en el
vínculo incondicional del afecto y de este modo restaurar en su familia la incondicionalidad completa en el
afecto, en la razón y en el cumplimiento del deber. Pero Cam, su segundo hijo, se avergüenza de su padre. ¿Es
posible establecer un vínculo completo en el amor incondicional con alguien que se avergüenza de ti? Hasta
no superarse esa falta de respeto no se puede confiar ni mucho menos vincularse. Pero su familia debía
vincularse completamente con él para crear un nuevo núcleo gestor, modelo para toda su descendencia, y
como requisito, era necesario que entre padre e hijo, no existiera ningún tipo de distanciamiento o
desconfianza.
La historia nos dice que Cam, sintió vergüenza de la desnudez de su padre y compartió su vergüenza con sus
hermanos, a lo que Noé respondió maldiciendo a la descendencia de Cam durante 400 años. Era necesario que
sintiera vergüenza, pero al mismo tiempo era necesario que la superara. Los primeros antepasados sintieron
vergüenza al no cumplir con el deber de madurar, esa vergüenza fue traspasada de generación en generación y
Cam pudo acabar con ella, pero no supo reconocerla y cayó en ella. El primer hijo irresponsable (Caín)
inhabilitó la posición del heredero, por eso fue necesario que el 2º hijo restaurara al 1º. Cam ocupaba la
posición de Abel segundo hijo que debió restaurar el fallo de Caín, uniéndose con sus padres.
Este hecho que hoy por hoy nos parece tan insignificante, en aquel núcleo familiar original era un asunto de
vital importancia para la restauración de la condición original de la especie humana.
Noé cumple su porción de responsabilidad al establecerse como figura central de la restauración de la fe en el
ideal, construye el arca, en torno al cual reúne a toda su familia y el resto de la creación y espera que sus hijos
se vinculen con él, pero Cam no lo hace y ese fallo prolonga la historia 400 años, un tiempo relativo a la
estructura base de cuatro posiciones y diez etapas de su desarrollo.
Entendiendo vergüenza como la turbación del ánimo, ocasionada por alguna falta cometida, o por alguna
acción deshonrosa y humillante, propia o ajena, podemos deducir que Cam asumía alguna falta en su padre
por estar desnudo, pero, todos nacemos desnudos y si Noé se dejó estar y se olvidó de sus ropas, Cam, no
debió enjuiciarlo desde su punto de vista, debió superar esa situación y no apartarse de su padre por sus
conductas. En especial frente a un padre que por ser leal a lo desconocido los había salvado de morir
ahogados. Para Noé, que comprendía que la lealtad de su hijo era necesaria para establecer un modelo de
familia integra en el amor, en la confianza y en el cumplimiento del deber, el acto de Cam de avergonzarse de
su padre, rompía la confianza necesaria para vincularse plenamente y por esta razón lo maldijo. La vergüenza
de Cam provocó un modelo de familia disfuncional que en su expansión histórica multiplicó familias
disfuncionales. Y el ser humano como especie volvió a perder la oportunidad de restaurar su núcleo gestor
original. Noé fue una figura filosóficamente hablando, totalmente desconocida, pero su postura frente al ideal
de la creación, fue determinante para el desarrollo de la filosofía. Noé se estableció como un hombre de fe,
que no pudo sustancializarla en el seno de su familia, Noé no logró establecer un núcleo familiar libre,
autónomo y responsable y la historia debió esperar 10 largas generaciones hasta la llegada de otro ser sensible
que se determinó a continuar la inconclusa labor de restaurar el núcleo familiar original, de acuerdo con las
normas naturales. Este personaje fue Abraham. ¿Qué fue lo que no hizo Noé?
Noé restauró la fe perdida en el ideal de la unidad familiar en la incondicionalidad del afecto completo, pero
su hijo Cam, no fue capaz de respetar al padre completamente, lo que provocó que padre e hijo se divorciaran.
Sobre la base de este divorcio, se perdió la posibilidad de que un padre y un hijo se unieran en la razón del
ideal absoluto de la incondicionalidad en el amor. Al perderse la posibilidad de establecer una familia original
centrada en la unidad completa en el afecto incondicional maduro, fue imposible establecer un modelo de
familia verdaderamente auténtica en la incondicionalidad del afecto normado y la historia debió seguir
esperando otro hombre de fe.
Logros y fracasos
Desde Adán a Noé pasan 1600 años y 10 generaciones que indemnizan con sus sacrificios el proceso y la
estructura base de la naturaleza. Noé durante 400 años demuestra tener fe en un solo ideal humano. Se une en
la construcción del arca durante 120 años, como su conciencia le ordenó. Supera la tentación de los 40 días y
40 noches de diluvio sin reclamos, acusaciones o rechazo. Y estando cautivo en el arca durante 210 días
mantiene el orden en él. Hasta que 40 semanas después, se establece el escenario para la restauración de la
vergüenza de los primeros padres y Cam, en lugar de superar la tentación de la vergüenza, cae en ella y su
padre lo maldice 400 años.
Las generaciones
Desde Noé hasta Abraham pasan 400 años y 10 generaciones
1-Sem tenía 100 años cuando nació su hijo
2- Arfaxad este tenía 35 años cuando nació
3-Shela, este tenía 30 cuando nació
4-Eber que tenía 34 cuando le nació
5-Peleg, este tenia 30 cuando nació
6-Reu y este tenía 32 cuando le nació
7-Serug que tenía 30 cuando nació
8-Najor y este tenía 29 cuando nació
9-Terá y este tenía 70 cuando nació
10-Abram que para cumplir el total de 400 años debía tener 10 al iniciar su curso.
En la época de Abran el ambiente era desastroso.
Uruk, (Ur) tenía entre sus celebraciones varias de carácter sexual y violento. Se tienen extractos del poema
babilonio a Erra, en el cual se critica duramente la actitud de un rey de Uruk, que no trata con suficiente
amabilidad a las prostitutas, cortesanas y busconas [...] a los chicos alegres que cambiaron su masculinidad
por feminidad así como a los portadores de dagas, navajas, chuchillas y pedernal ya que éstos con sus actos
agradan al corazón de Ishtar. Parece que el hecho de que los jóvenes durmieran en sus camas era algo
preocupante y la copulación en las calles era una práctica habitual. El papel de la prostitución no está claro, se
cree posible una función ritual.
Abran inicia el curso de la restauración vincular en un nuevo escenario.
En este curso lo primero a restaurar es el fundamento de fe que se perdió con el fallo de Cam (perdió la fe en
la incondicionalidad afectiva en el vinculo filio paternal, perdió la confianza con su padre al avergonzarse de
él).
Cam fue el segundo hijo de Noé, ocupaba la posición de Abel. Cam fue tomado por el error del celo extremo
al avergonzarse de su padre, con lo que se perdió la posición de Abel (del segundo) por esta razón Abran,
primer hijo de Terá un fabricante de ídolos (politeísta) fue tomado por la conciencia de lo absoluto. Noé se
estableció como el modelo vincular filio-paternal incondicional maduro. Noé no perdió nunca su fe en el
Paternazgo Maduro, lo pongo con mayúscula porque designa al Verdadero Paternazgo Incondicional
Absoluto y Eterno. Abraham hereda la fe de Noé y se le requiere una sencilla ofrenda para sustancializar su
fe. La prueba que debía superar en principio, era mucho más sencilla que la que debió superar Noé. Abraham
solo debía hacer una ofrenda y dividirla en dos, pero el significado era el mismo. Restaurar simbólicamente el
camino que posibilitaría después el reconocimiento de las tres bendiciones y del proceso de desarrollo en tres
etapas. Abraham no cumple con el dividir la ofrenda y reconoce que su ofrenda no sirvió.
El 2º hijo Cam, actuó también de manera irresponsable ante la naturaleza providencial del ser humano, por lo
tanto, la responsabilidad en restaurar la conducta original incondicional volvió a recaer sobre el primero.
A Abraham, se le pidió también cumplir con un mandamiento, el de hacer una ofrenda simbólica de palomas,
un carnero y una novilla, pero debía dividirlas en dos. Este dividir la ofrenda satisface a la razón dual (sujeto
objeto) de la estructura base de cuatro posiciones, exigida en la creación de cualquier acto, es decir, contenida
en lo absoluto y por lo mismo, necesaria de ser establecida correcta y completamente. Abraham cortó la
novilla y el carnero, pero se olvido de cortar las palomas o las tórtolas, y uno se pregunta pero ¿qué
importancia podría tener el cortar o no cortar en dos las palomas? Pues, en realidad tenía muchísima
importancia. El cortar la ofrenda en dos, simbolizaba la dualidad exigida en el Principio de la Creación, ese
acto representaba la funcionabilidad de lo absoluto y sin separar las palomas, una de las etapas del proceso de
desarrollo de la base de cuatro posiciones, quedaba sin representación. Por lo mismo, Abraham reconoció su
error y debió realizar otra ofrenda aún más difícil, debió ofrecer lo máximo de sí mismo, debió ofrecer a su
propio hijo Isaac.
Lo que hizo Abraham al no cumplir con la ofrenda de fe, al no partir las tórtolas o palomas, fue destruir el
fundamento de fe que Noé había logrado, por eso debió traspasar la condición de Fe a su hijo Isaac, quien
tuvo que restaurar el vinculo filio-paternal incondicional al negarse completamente por la voluntad del Padre
ajustado al verdadero paternazgo Incondicional. Abraham asume la tarea de restaurar la incondicionalidad
vincular fraternal al recuperar a su hermano Lot del cautiverio de sus cuatro jefes, luego asume la
responsabilidad de restaurar el vinculo conyugal con su esposa al recuperarla del faraón y sobre esta
condición podía ofrecer a su hijo Isaac para, de ese modo, restaurar la incondicionalidad vincular afectiva
entre padre e hijo. Así se restauraba el modelo de familia incondicional en el establecimiento vincular
afectivo. Pero las cosas no son fáciles en lo afectivo. Ofrecer a su hijo en holocausto no era tarea fácil y que el
hijo acepte esa voluntad tampoco lo fue. Por eso Abraham debió sufrir el escenario de sucesos que brindaban
a su esposa e hijo la confianza en él y en su convicción. Esta ofrenda simbólica de Abrahán, requirió de
algunas condiciones previas, necesarias para hacerse merecedor de tal ofrenda.
Antes de establecer el amor incondicional verdadero, es preciso superar la tentación del enlace intergenital
prematuro, para con esta condición hacerse merecedor del dominio sobre el celo reproductor. A esto se le ha
denominado bíblicamente como la tentación del ángel, la tentación del servidor custodio (el celo). Noé tuvo
que superar la prueba del ridículo durante los 120 años que le tomó construir el arca. Abraham tuvo que
superar la prueba de recuperar a Lot de los 4 jefes: Codorlamor, Tadal, Amrael y Ariol. Esta primera victoria
le permitió convertirse en la figura central de la ofrenda de la ternera, del carnero, y de las tórtolas. Ofrenda
necesaria para restaurar las tres etapas del proceso de consecución del logro, inicio medio y término perdidos
en la familia de los primeros antepasados.
La historia nos cuenta que Abraham salió de la casa de su padre en Harán, acompañado de su esposa Sara y
de su sobrino Lot. Abraham bajó a Egipto a por provisiones y el Faraón tomó a su esposa Sara, de quien
Abraham dijo ser su hermana. El Faraón bendijo a Abraham con animales y bienes, cuando supo que Sara era
la esposa de Abraham y lo despidió diciéndole: ¿Por qué no me dijiste que era tu hermana?. El Faraón debió
sentirse traicionado y con deseos de matar a Abraham, pero dominó su odio (controló el celo y los instintos) y
restauró así simbólicamente la posición de Lucifer (el celo). El Faraón superó la tentación del celo y del
apetito del instinto reproductor, superando así la tentación del apetito intergenital prematuro.
La mujer de Abraham con su lealtad y pureza, logró establecer el fundamento de una Eva madura al no tentar
al faraón y ser fiel a su marido. Sobre este fundamento de fe Abraham pudo establecerse como figura central
de la ofrenda y lograr la unidad con el faraón. Una vez establecido el respeto y la confianza con el Ideal de la
Creación (el amor incondicional) y con su sobrino Lot, (Vinculo fraternal incondicional) Abraham establece
el respeto, y la confianza con su esposa Sara (vinculo conyugal incondicional) solo le faltaba ser reconocido,
respetado y completamente confiado con su hijo Isaac, para establecer así el vínculo incondicional paterno
filial.

Restauración del vinculo paterno-filial al ser capaz de entregar a su hijo a la Voluntad Providencial y
restauración del vinculo filio-paternal al ser capaz de entregar su vida por el beneficio del establecimiento del
Amor Paterno-filial Incondicional Maduro. Abraham supo priorizar la voluntad absoluta y eterna por sobre su
propia voluntad e Isaac supo priorizar la voluntad del padre por sobe la voluntad del hijo, lo que ordenó las
conductas naturales y en base a este modelo se justificó la tradición moral, ética y estética del
judeocristianismo y del Islam.
Entregar al hijo en holocausto implica superar la tentación del celo afectivo, del celo cognoscitivo y del celo
conductual. Abraham supera la tentación de priorizarse a sí mismo por sobre el todo. Abraham se establece
como verdadero padre de la fe al ser calificado por la actitud filial incondicional de Isaac.
La ofrenda dividida bastaba para restaurar la lealtad de Abraham al llamado de su padre (el valor absoluto)
pero al no cumplirse, fue necesario que esa lealtad se estableciera nuevamente y por eso, fue ofrecido Isaac.
Ahora, Isaac adquiere la condición de ser leal al padre y sobre este fundamento de lealtad filial incondicional,
es necesario establecer en su familia el amor fraternal maduro en la incondicionalidad. Una vez establecido el
amor filial incondicional y el amor fraternal incondicional, podría pensarse en establecer el amor conyugal
incondicional que posibilite la experiencia del amor paternal incondicional, este es el curso de la restauración
del amor para vincular a padres e hijos en la incondicionalidad del afecto absoluto y eterno. Sobre esa
experiencia, dispondríamos del modelo ejemplar de familia a imitar, dispondríamos de la Sagrada Familia y
de las Bodas del Cordero. En otras palabras se dispondría del biotipo humano familiar completo, modelo de
autenticidad, autonomía y madurez. Al ofrecer a su hijo Isaac, Abraham se declara incondicional ante la
Naturaleza humana, declara incondicional la paternidad e Isaac declara, ser incondicional al aceptar la
voluntad de su padre.
En este momento se restaura por primera vez el Amor Incondicional Filio paternal, fraterno conyugal y
Paterno filial a nivel familiar.

Sobre este fundamento es necesario establecer a la familia modelo del amor verdadero a nivel tribal.

4-Vinculo paternal incondicional, de padres a hijos.


3-Vinculo conyugal incondicional entre esposos.
2-Vinculo fraternal incondicional entre hermanos.
1-Vinculo filiopaternal (del hijo al paternazgo incondicional absoluto y eterno, es decir valido siempre y para
todo)
Abraham restaura la fe, pero el peso de su primer error hace que sea Isaac el que herede la condición pura de
la ofrenda. Abraham sobre este fundamento realiza su primera ofrenda, pero fracasa en ella y su descendencia
ha de sufrir las consecuencias siendo forastera durante 400 años.
Al no cortar en dos a las palomas, se perdió la posibilidad de establecer el fundamento para restaurar la etapa
del periodo de formación, y Abrahán asumió el compromiso de ofrecer a su único hijo Isaac. Abraham debía
superar en esa prueba, la tentación del celo paterno, y al mismo tiempo debió subyugar el amor paternal
individual por el ideal incondicional de la Creación. Abraham supero esa prueba y se estableció como figura
central del fundamento de fe, (padre totalmente incondicional a la voluntad providencial) junto con su hijo
Isaac, quien también aceptó ser ofrecido (hijo totalmente incondicional al padre). Por esa razón Abraham es el
padre de la fe y el origen del judaísmo, islamismo y cristianismo.
El fracaso en la condición de dividir las tórtolas, obliga a restaurarlo ofreciendo en holocausto a su propio hijo
Isaac que tenía en ese momento 15 años. Edad aproximada a la que tenían los primeros antepasados
adolescentes cuando tuvieron la experiencia del enlace intergenital prematuro y se desvincularon filialmente
de su Origen Paternal Incondicional.
Isaac con su actitud de entrega incondicional a la voluntad del padre y con el priorizar el enlace vincular padre
e hijo por sobre su propia vida, demostró dominar los instintos y controlar el celo hasta el extremo de dar la
vida por guardar el vínculo filial, de este modo estaba restituyendo la posición de Adán y de Eva. Estaba por
primera vez en la historia estableciéndose como leal al ideal del padre en la incondicionalidad del verdadero
afecto maduro.

Isaac se establece como el primer modelo de actitud incondicional, confiada y responsable en el cumplimiento
del deber de estar ligado a los valores absolutos. Abraham e Isaac restauraron el amor incondicional filial,
sobre esta condición, sus hijos Esaú y Jacob, deben ahora restaurar al amor fraternal. Esaú y Jacob eran hijos
conectados vincularmente con Isaac a quien respetaban y aceptaban completamente. Aquí debemos
comprender que Abraham fue el padre de una fe distinta a cuanto le rodeaba. Abraham creía en un solo Dios,
en un origen absoluto e incondicional y su hijo Isaac y sus nietos Esaú y Jacob, pese a lo que otros pudieran
presentarles siguieron creyendo en el criterio de su padre. Sobre este fundamento de lealtad filial, los
hermanos deben establecer el vínculo en la incondicionalidad y la situación se crea para posibilitar esta
condición.
Esaú salió a cazar y volvió hambriento. Jacob estaba preparando un plato de lentejas. Esaú le pide las lentejas
y Jacob le pide a cambio su herencia, su primogenitura. En realidad le estaba pidiendo la posición del maduro,
la posición del primer hijo que debe ser modelo de incondicionalidad hacia sus hermanos menores. Esaú
aceptó en primera instancia, luego se arrepintió y quiso matar a Jacob.
El nombre Jacob (Ya kub-ilu), significa "el que suplanta"

Jacob inicia el camino de la restauración del vínculo incondicional entre hermanos. La naturaleza crea el
escenario. Aquí vuelve a surgir la misma situación entre Caín y Abel. Caín, el mayor, mata a Abel el menor.
Esaú el mayor, quiere matar a Jacob el menor, pero este menor, debe restaurar la conducta de Abel. Abel
debió hacerse merecedor del odio de Caín, debió ser irresponsable, arrogante, o despreciativo en el disentir
con él. Jacob hace todo lo contrario. Primero le da un tiempo para bajar los ánimos 21 años, luego, trabaja
duramente superando toda adversidad hasta que se reencuentra con su hermano y le ofrece todo lo que el ha
logrado en sus 21 años de esfuerzo. Esaú lo acoge y se restaura el verdadero amor incondicional fraterno. Esto
que suena tan fácil, rápido y agradable no lo es tanto para quienes están haciendo la pega (el esfuerzo de
realizar la condición). Veamos en detalle cómo logró Jacob, transformar el odio de su hermano en afecto
incondicional.

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