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Lista de aspirantes convocados a entrevista

A continuación, se presenta el listado de aspirantes que han sido convocados a entrevista y continúan en el proceso de selección.

Deben asistir al lugar indicado de acuerdo con el grupo asignado.

Para el día de la entrevista, los aspirantes deben haber leído el texto propuesto según el grupo correspondiente, y preparar las
preguntas asignadas. Dichos textos y las preguntas específicas se encuentran al final del presente documento, ordenados de
acuerdo al grupo de entrevista.

Por favor, no olvidar traer su documento de identificación.

Profesores: Diana Acevedo -Pablo Vargas Lugar: Sala A, Edificio Texto para la
Grupo 1 Lunes 15 de julio 8:30 am E entrevista
AREVALO IMBACHI ANGIE CAMILA 1001064702
CASTRO GARCIA SANTIAGO FELIPE 1003659522
MORENO OTERO JULIÁN JANDRES 1233688455
PAJARO ALBADAN DANIEL FELIPE 1007437212
Banquete. Autor:
TORRES GARCES LUIS ALBERTO 1023971380
Platón
GARZON GUALTEROS DAVID 1018448979 Fragmento:
VARELA AREVALO JENNIFER NATALIA 1023944228 199b-212b.

Profesores: Diana Acevedo -Pablo Vargas Lugar: Sala A, Edificio Texto para la
Grupo 2 Lunes 15 de julio 10:00 am E entrevista
RAMIREZ PINTO JULIÁN JHAIR 1002461193
TINJACA MARTINEZ DAVID 1014308628
LUGO GONZALEZ GABRIELA 1016099221
OSORIO CASTAÑO ALEJANDRO 1010013552
Banquete. Autor:
LANCHEROS CONTRERAS NICOLLE GABRIEL 1000789737
Platón
GARCIA JAIME JOSE LUIS 1024461546 Fragmento:
ARANDA DAZA JILARY ANDREA 1007846993 199b-212b.

Profesores: Germán Vargas - Alessandro Ballabio Lugar: Sala B, Texto para la


Grupo 3 Lunes 15 de julio 8:30 am Edificio E entrevista
BELALCÁZAR ARCOS LAURA DANIELA 1001199697
PEÑA CARDENAS IVAN DARIO 1012450434
MARTINEZ CASTELLANOS DANILO ALEJANDRO 1233903090
MELO GUERRERO MISHELL 1010246181
Proslogión San
ROMERO RODRIGUEZ JULIAN FELIPE 1018486716
Anselmo
RODRIGUEZ BARRERA LESLIE VANESA 1000153845 Fragmento:1033-
PACANCHIQUE TORRES BRYAM SANTIAGO 1000274430 1109

Profesores: Germán Vargas - Alessandro


Ballabio Lugar: Sala B, Edificio Texto para la
Grupo 4 Lunes 15 de julio 10:00 am E entrevista
MEJIA GIL DAVID MOISES 1022339022
TOCORA PACAYA DUBAN RICARDO 1001270072
Proslogión San
PEREZ RIVEROS MAYRA CAMIILA 1006442258
Anselmo
MATIZ MUNOZ NATALIA STEFANIA 1000065714 Fragmento:1033-
MARTINEZ SABOGAL BRAYAN NICOLAS 1026306952 1109
ARDILA BURGOS ANGEL LEONARDO 1016075229
TRUJILLO RODRIGUEZ JUAN ANDRES 1000457412

Profesores: Camila Espitia - Javier Merchán Lugar: Sala C, Edificio Texto para la
Grupo 5 Lunes 15 de julio 8:30 am E entrevista
MORALES CASTANEDA VIOLETA 1000471469
GARAY LOPEZ MATEO 1032489959
DAZA CARDONA MIGUEL ANGEL 1016034572
CORTES NUÑEZ KATHERIN ESTEFANY 1233692324
TOVAR HIDALGO GERMAN ERNESTO 1013577647
ALVARADO JIMENEZ CAMILA ALEJANDRA 1030533630 Carta a Meneceo.
PENUELA ROMERO LUCAS 1000782994 Epicuro

Profesores: Camila Espitia - Javier Merchán Lugar: Sala C, Edificio Texto para la
Grupo 6 Lunes 15 de julio 10:00 am E entrevista
CASTRO VANEGAS SEBASTIAN 1032474510
CELADA HERRERA LAURA DANIELA 1000365555
IBARRA ACEVEDO JUAN CAMILO 1193102468
FAJARDO PACHON OSCAR STEVEN 1000020508
PEREZ HEREDIA LUISA FERNANDA 1000620239
CORREA BOHORQUEZ JHONATAN JULIAN 1003614687 Carta a
CABALLERO RIVERA BRAYAN STEVEN 1030667450 Meneceo.
Epicuro

Profesores: Óscar Linares - Claudia Benito Lugar: Sala D, Edificio Texto para la
Grupo 7 Lunes 15 de julio 8:30 am E entrevista
FUENTES PINILLA JULIAN DAVID 1023971072
RANGEL TORRES ESTEFANY 1000135194
BENAVIDES VILLOTA SERGIO NICOLAS 1000458817
HERRERA SANCHEZ OMAR IVAN 1019037420 Democracia
comunitaria Autor:
FARFAN AVILA WENDY TATIANA 1001298136
Luis Villoro
LEAL RONDÓN ÉRIKA MERCEDES 1032453280 (2007)
ALVAREZ RODRIGUEZ JUAN DIEGO 1000699300 Páginas: 7-18

Profesores: Óscar Linares - Claudia Benito Lugar: Sala D, Texto para la


Grupo 8 Lunes 15 de julio 10:00 am Edificio E entrevista
OYOLA MARTÍNEZ ANDRES 1075316644
PEREZ CAPERA NICOLAS 1001182071
CABRALES ARENAS ALEJANDRO 1000784998
ARDILA RUIZ KAREN MICHELLE 1000220001 Democracia
comunitaria Autor:
GARCIA SANABRIA JUAN DAVID 1000062590
Luis Villoro
SANCHEZ GONZALEZ JUAN FELIPE 1018493233 (2007)
NIETO GUERRA MARÍA CAMILA 1015473989 Páginas: 7-18
Profesores: Carlos Barbosa - Eduardo Salcedo Lugar: Salón E205, Texto para la
Grupo 9 Lunes 15 de julio 8:30 am Edificio E entrevista
GONZALEZ MATIZ DUVER ARLEY 1030677998
OSORIO BARBOSA CRISTIAN FELIPE 1012437891
Las condiciones
SOLANO REYES ANA GABRIELA 1000156782
postseculares de la
LOPEZ BARRAGAN LAURA 1005770971 creencia religiosa
BELTRAN BELTRAN DAVID ANDRES 1018460112 Autor: Carlos
FORERO GOMEZ BRAYAN FERNEY 1023922834 Miguel Gómez
(2014) Páginas:
ORTIZ ESPINOSA ANDRES FELIPE 1022439962 17-27.

Profesores: Carlos Barbosa - Eduardo Salcedo Lugar: Salón E205, Texto para la
Grupo 10 Lunes 15 de julio 10:00 am Edificio E entrevista
VELASCO RETAVISCA MARIA CAMILA 1019146843
SANTANA GARCIA BUCKY ESTEBAN 1001347818
Las condiciones
PIRAMANRIQUE GONZALEZ CLAUDIA LILIANA 1015437936 postseculares de la
CORTES RIANO BRAYAN 1001216042 creencia religiosa
SANCHEZ QUINTERO JHOSEP DANIEL 1007707743 Autor: Carlos
Miguel Gómez
QUINTERO VARGAS LUISA JULIANA 1151967221
(2014) Páginas:
SUAREZ MENDOZA DAVID FERNANDO 1020844501 17-27.
PREGUNTAS

Grupo 1 y 2. Texto: Banquete (199b-212b). Autor: Platón


1. Antes de que Sócrates refiera el discurso de Diotima, ¿qué distinciones establece con Agatón y para qué le van a
servir?
2. ¿Qué le enseñó Diotima a Sócrates sobre el amor? y ¿de qué manera ella le enseñó a él sobre estos asuntos?
3. Si usted fuera invitada(o) al banquete, junto a estos personajes, ¿cómo sería su discurso sobre Eros?

Grupo 3 y 4. Texto: Proslogion Autor: San Anselmo


1. ¿Cómo podría reconstruirse y exponerse el argumento de Anselmo, usando otras palabras y otro orden?
2. ¿Cuál podría ser una buena consideración o pregunta crítica para el argumento?
3. ¿Cómo podría relacionarse algún aspecto del argumento, de su forma o su contenido, con su propia experiencia de
vida?
Grupo 5 y 6. Texto: Carta a Meneceo Autor: Epicuro
1. ¿Cómo se relaciona la afirmación de Epicuro de que “el placer es el principio y el fin de la vida feliz” (128-129) con su
afirmación posterior de que “el bien máximo es el juicio” (132)?
2. En 127 Epicuro ofrece una clasificación de los deseos. ¿Qué ejemplos se le ocurren de cada uno de estos tipos de
deseos?
3. Según el texto, ¿para Epicuro qué es la sabiduría?, ¿es lo mismo que la filosofía?

Grupo 7 y 8 Texto: Democracia comunitaria Autor: Luis Villoro

1. ¿Por qué la idea de una democracia comunitaria, a pesar de sus semejanzas, no coincide con el republicanismo?
2. ¿Cuáles son las limitaciones de la propuesta de una democracia comunitaria?
3. ¿Qué relevancia tendría esta reflexión para pensar la realidad política latinoamericana?
¿Qué implicaciones podría tener para repensar la práctica pedagógica en Colombia?

Grupo 9 y 10. Texto: Las condiciones postseculares de la creencia religiosa Autor: Carlos Miguel Gómez

1. ¿Cuál es la estructura racional básica de la creencia religiosa?


2. ¿En qué se asemejan y en qué se diferencian las creencias religiosas de otros tipos de creencias?
3. ¿Se puede afirmar que la sociedad urbana de Colombia está experimentando la secularización?, ¿en qué medida?
SAN ANSELMO
(1033-1109)
PROSLOGION

PROEMIO
1.450 Después de haber presentado en un opúsculo, cediendo a los ruegos de algunos hermanos,
que pudiese servir de ejemplo de meditación de los misterios de la fe a un hombre que busca en
silencio consigo mismo descubrir lo que ignora, me he dado cuenta que esta obra tenía el
inconveniente de hacer necesario el encadenamiento de un buen número de raciocinios. Desde ese
momento comencé a pensar si no sería posible encontrar una sola prueba que no necesitase para
ser completa más que de sí misma y que demostrase que Dios existe verdaderamente; que es el
bien supremo que no necesita de ningún otro principio, y del cual, por el contrario, todos los otros
seres tienen necesidad para existir y ser buenos; que apoyase, en una palabra, con razones sólidas
y claras, todo lo que creemos de la substancia divina. Al revolver con infatigable atención estos
pensamientos en mi mente, me parecía unas veces que iba a obtener lo que buscaba, y otras que la
solución de esta dificultad se desvanecía para siempre y enteramente de mi espíritu. Desesperado,
por fin, de llegar a ello, decidí dejarlo como algo cuya búsqueda era vana e imposible de obtener.
En el temor de que este pensamiento ocupando inútilmente mi espíritu, le apartase de otros
objetos en el estudio de los cuales podía hacer útiles progresos, quise alejarle completamente de
mí. Pero cuanto más me defendía contra esta idea y menos quería darle entrada, más me perseguía
ella con una especie de importunidad. Un día, pues, cansado ya de resistir a esta persecución
importuna, en la lucha misma de mis pensamientos, se ofreció la idea que ya desesperaba de
encontrar, y la acogí con tanto entusiasmo como cuidado había puesto en rechazarla.
1.451 Pensando en seguida que lo que yo había encontrado con tanto placer podría, si era
desarrollado por escrito, causar otro tanto al que lo leyese, escribí sobre este tema y algunos otros
el opúsculo siguiente, en el cual hago hablar a una persona que busca elevar su alma a la
contemplación de Dios y que se esfuerza en comprender lo que cree. Y como ni el primer tratado
ni éste me parecen merecer el nombre de libro, ni ser bastante considerables para que se colocase
al frente el nombre del autor, pero que, sin embargo, era necesario que tuviesen un título que
invitase a leerlos a aquellos en cuyas manos podrían caer, les puse uno a cada uno de ellos, y
designé al primero por estas palabras: Ejemplo de meditación sobre el fundamento racional de la
fe; y al segundo por éstas: La fe buscando apoyarse en la razón.
Pero como fueron transcritos después por varios con esos títulos, me persuadieron algunas
personas, y entre ellas el reverendo arzobispo de Lyón, Hugo, legado apostólico de la Galia, más
bien me ordenó con su autoridad apostólica que pusiera en él mi nombre. Para que esto fuera más
fácil, intitulé a uno Monologium, es decir, conversación conmigo mismo, y el otro Proslogium, es
decir, alocución.

CAPÍTULO 1
Exhortación a la contemplación de Dios
1.452 ¡Oh hombre, lleno de miseria y debilidad!, sal un momento de tus ocupaciones habituales;
ensimísmate un instante en ti mismo, lejos del tumulto de tus pensamientos; arroja lejos de ti las
preocupaciones agobiadoras, aparta de ti tus trabajosas inquietudes. Busca, a Dios un momento,
sí, descansa siquiera un momento en su seno. Entra en el santuario de tu alma, apártate de todo,
excepto de Dios y lo que puede ayudarte a alcanzarle; búscale en el silencio de tu soledad. ¡Oh
corazón mío!, di con todas tus fuerzas, di a Dios: Busco tu rostro, busco tu rostro, ¡oh Señor!
1.453 Y ahora, ¡oh Señor, Dios mío! , enseña a mi corazón dónde y cómo te encontrará, dónde y
cómo tiene que buscarte. Si no estás en mí, ¡oh Señor!, si estás ausente, ¿dónde te encontraré?
Desde luego habitas una luz inaccesible. Pero ¿dónde se halla esa luz inaccesible? ¿Cómo me
aproximaré a ella? ¿Quién me guiará, quién me introducirá en esa morada de luz? ¿Quién hará
que allí te contemple? ¿Por qué signos, bajo qué forma te buscaré? Nunca te he visto, Señor Dios
mío; no conozco tu rostro. ¿Qué hará, Señor omnipotente, este tu desterrado tan lejos de ti? ¿Qué
hará tu servidor, atormentado con el amor de tus perfecciones y arrojado lejos de tu presencia?
Fatígase intentando verte, y tu rostro está muy lejos de él. Desea acercarse a ti, y tu morada es
inaccesible. Arde en el deseo de encontrarte, e ignora dónde vives. No suspira más que por ti, y
jamás ha visto tu rostro. Señor, tú eres mi Dios, tú eres mi maestro, y nunca te he visto. Tú me has
creado y rescatado, tú me has concedido todos los bienes que poseo, y aún no te conozco.
Finalmente, he sido creado para verte, y todavía no he alcanzado este fin de mi nacimiento.
1.454 ¡Oh suerte llena de miseria! El hombre ha perdido el bien para el cual ha sido creado. ¡Oh
dura condición, oh cruel desgracia! ¡Ay! ¿Qué ha perdido y qué ha encontrado? ¿Qué se le ha
quitado? ¿Qué le ha quedado? Ha perdido la dicha para la cual había nacido, ha encontrado la
desdicha para la cual no estaba destinado. Ha visto desvanecerse lejos de él las condiciones
necesarias de la felicidad, y no le queda más que una desdicha inevitable. El hombre comía el pan
de los ángeles, ahora tiene hambre y come el pan del dolor, que ni siquiera conocía entonces. ¡Oh
duelo público de la humanidad, gemido universal de los hijos de Adán! Este padre común gozaba
en la abundancia, ahora gemimos en la necesidad; mendigamos, y él estaba en la riqueza. Poseía
felicidad; lo ha perdido todo y vive en las angustias de la miseria; como él, estamos nosotros en la
necesidad y el dolor; formamos deseos sellados con el carácter de nuestros sufrimientos y, ¡ay!,
no son satisfechos. Puesto que lo podía fácilmente, ¿por qué no nos ha conservado un bien cuya
pérdida debía sernos tan dolorosa? ¿Por qué nos ha cerrado el acceso a la luz y nos ha rodeado de
tinieblas? ¿Por qué nos ha quitado la vida para condenarnos a muerte? ¡Desgraciados! ¿De dónde
hemos sido arrojados? ¿Dónde hemos sido relegados? ¿De dónde hemos sido precipitados? ¿En
qué abismo hemos sido sepultados? Hemos pasado de la patria al destierro; de la vista de Dios, a
la ceguera en que nos hallamos; de la dulce inmortalidad, a la amargura y el horror de la muerte.
¡Funesto cambio! ¡Qué mal tan horroroso ha reemplazado a tan gran bien! ¡Pérdida lastimosa,
dolor profundo, terrible reunión de miserias!
1.455 ¡Cuán desgraciado soy, hijo infortunado de Eva apartado de Dios por el crimen! ¿En qué
empresa me he metido? ¿Qué es lo que he hecho? ¿Dónde iba? ¿A dónde he llegado? ¿Qué es lo
que yo pretendía? ¿A qué término he llegado? ¿Quién suscita mis suspiros? He buscado la dicha,
y la consecuencia ha sido la agitación. Yo quería ir hasta Dios, y no he encontrado más que a mí
mismo. Buscaba el descanso en el secreto de mi soledad, y no he encontrado en el fondo de mi
corazón más que dolor y tribulación. ¿Quería alegrarme con toda la alegría de mi alma? Me veo
obligado a gemir con los gemidos de mi corazón. Esperaba la felicidad, y no he encontrado más
que una triste ocasión de redoblar mis suspiros.
1.456 Y tú, Señor, ¿hasta cuándo nos olvidarás? ¿Hasta cuándo apartarás de nosotros tu rostro?
¿Cuándo volverás hacia nosotros tus miradas? ¿Cuándo nos escucharás? ¿Cuándo iluminarás
nuestros ojos? ¿Cuándo nos mostrarás tu rostro? ¿Cuándo accederás a nuestros deseos? Señor,
vuelve tus ojos hacia nosotros, escúchanos, ilumínanos, muéstrate a nosotros. Sin ti no hay para
nosotros más que desdichas; ríndete a nuestros deseos para que la dicha nos venga de nuevo. Ten
piedad de nuestros trabajos y de los esfuerzos que hacemos para llegar hasta ti, sin cuyo socorro
no podemos nada. Tú nos invitas, ayúdanos. Señor, yo te suplico que la desesperación no
reemplace a mis gemidos; que la esperanza me permita respirar. Suplícote, Señor; mi corazón está
sumergido en la amargura de la desolación que lleva en sí; endulza su pena por tus consuelos.

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Señor, empujado por la necesidad, he comenzado a buscarte; no permitas, te lo suplico, que yo me
retire sin quedar saciado. Me he acercado para apaciguar mi hambre; que no tenga que volverme
sin haberla satisfecho. Pobre como soy, imploro tu riqueza; desgraciado, tu misericordia; que la
negativa y el desprecio no sean el efecto de mi oración. Y si suspiro por la llegada de ese precioso
alimento, que al menos no me falte después de la prueba. Encorvado como estoy, Señor, no puedo
mirar más que la tierra; enderézame, y mis miradas se dirigirán hacia los cielos. Mis iniquidades
se han alzado por encima de mi cabeza, me rodean por todas partes y me oprimen como una carga
pesada. Desembarázame de estos obstáculos, descárgame de este peso; que no me encierren en sus
profundidades como en un pozo. Que me sea permitido volver los ojos hacia tu luz desde lejos o
del fondo de mi abismo. Enséñame a buscarte, muéstrate al que te busca, porque no puedo
buscarte si no me enseñas el camino. No puedo encontrarte si no te haces presente. Yo te buscaré
deseándote, te desearé buscándote, te encontraré amándote, te amaré encontrándote.
1.457 Reconozco, Señor, y te doy gracias, que has creado en mí esta imagen para que me acuerde
de ti, para que piense en ti, para que te ame. Pero esta imagen se halla tan deteriorada por la
acción de los vicios, tan oscurecida por el vapor del pecado, que no puede alcanzar el fin que se le
había señalado desde un principio si no te preocupas de renovarla y reformarla. No intento, Señor,
penetrar tu profundidad, porque de ninguna manera puedo comparar con ella mi inteligencia; pero
deseo comprender tu verdad, aunque sea imperfectamente, esa verdad que mi corazón cree y ama.
Porque no busco comprender para creer, sino que creo para llegar a comprender. Creo, en efecto,
porque, si no creyere, no llegaría a comprender.

CAPÍTULO II
Que Dios existe verdaderamente, aunque el insensato haya dicho en su corazón:
Dios no existe
1.458 Así, pues, ¡oh Señor!, tú que das la inteligencia de la fe, concédeme, en cuanto este
conocimiento me puede ser útil, el comprender que tú existes, como lo creemos, y que eres lo que
creemos. Creemos que encima de ti no se puede concebir nada por el pensamiento. Se trata, por
consiguiente, de saber si tal Ser existe, porque el insensato ha dicho en su corazón: No hay Dios.
Pero cuando me oye decir que hay un ser por encima del cual no se puede imaginar nada mayor,
este mismo insensato comprende lo que digo; el pensamiento está en su inteligencia, aunque no
crea que existe el objeto de este pensamiento. Porque una cosa es tener la idea de un objeto
cualquiera y otra creer en su existencia. Porque cuando el pintor piensa de antemano en el cuadro
que va a hacer, lo posee ciertamente en su inteligencia, pero sabe que no existe aún, ya que
todavía no lo ha ejecutado. Cuando, por el contrario, lo tiene pintado, no solamente lo tiene en el
espíritu, pero sabe también que lo ha hecho. El insensato tiene que convenir en que tiene en el
espíritu la idea de un ser por encima del cual no se puede imaginar ninguna otra cosa mayor,
porque cuando oye enunciar este pensamiento, lo comprende, y todo lo que se comprende está en
la inteligencia: y sin duda ninguna este objeto por encima del cual no se puede concebir nada
mayor, no existe en la inteligencia solamente, porque, si así fuera, se podría suponer, por lo
menos, que existe también en la realidad, nueva condición que haría a un ser mayor que aquel que
no tiene existencia más que en el puro y simple pensamiento. Por consiguiente, si este objeto por
encima del cual no hay nada mayor estuviese solamente en la inteligencia, sería, sin embargo, tal
que habría algo por encima de él, conclusión que no sería legítima. Existe, por consiguiente, de un
modo cierto, un ser por encima del cual no se puede imaginar nada, ni en el pensamiento ni en la
realidad.

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CAPÍTULO III
Que no se puede pensar que Dios no existe
1.459 Lo que acabamos de decir es tan cierto, que no se puede imaginar que Dios no exista.
Porque se puede concebir un ser tal que no pueda ser pensado como no existente en la realidad, y
que, por consiguiente, es mayor que aquel cuya idea no implica necesariamente la existencia. Por
lo cual, si el ser por encima del cual nada mayor se puede imaginar puede ser considerado como
no existente, síguese que este ser que no tenía igual, ya no es aquel por encima del cual no se
puede concebir cosa mayor, conclusión necesariamente contradictoria,
Existe, por tanto, verdaderamente un ser por encima del cual no podemos levantar otro, y de tal
manera que no se le puede siquiera pensar como no existente; este ser eres tú, ¡oh Dios, Señor
nuestro!
Existes, pues, ¡oh Señor, Dios mío!, y tan verdaderamente, que no es siquiera posible pensarte
como no existente, y con razón. Porque si una inteligencia pudiese concebir algo que fuese mejor
que tú, la criatura se elevaría por encima del Creador y vendría a ser su juez, lo que es absurdo.
Por lo demás, todo, excepto tú, puede por el pensamiento ser supuesto no existir. A ti solo, entre
todos, pertenece la cualidad de existir verdaderamente y en el más alto grado. Todo lo que no es
tú, no posee más que una realidad inferior y no ha recibido el ser más que en menor grado. ¿Por
qué entonces el insensato ha dicho en su corazón: No hay Dios, cuando es tan fácil a un alma
racional comprender que existes más realmente que todas las cosas? Precisamente porque es
insensato y sin inteligencia.

CAPÍTULO IV
Cómo el insensato ha dicho en su corazón lo que no se puede pensar
1.460 Pero ¿cómo el insensato ha dicho en su corazón lo que no ha podido pensar o cómo no ha
podido pensar lo que ha dicho en su corazón, puesto que decir en su corazón no es otra cosa que
pensar? Y si se puede decir verdaderamente que lo ha pensado, puesto que lo ha dicho en su
corazón, y al mismo tiempo que no lo ha dicho en su corazón, porque no ha podido pensarlo, hay
que admitir que hay muchas maneras de decir en su corazón o pensar. Se piensa de distinto modo
una cosa cuando se piensa la palabra que la significa o cuando la inteligencia percibe y comprende
la cosa misma. En el primer sentido se puede pensar que Dios no existe; en el segundo, no. Aquel
que comprende lo que es Dios, no puede pensar que Dios no existe, aunque pueda pronunciar
estas palabras en sí mismo, ya sin atribuirles ningún significado, ya atribuyéndoles un significado
torcido, porque Dios es un ser tal, que no se puede concebir mayor que El. El que comprende bien
esto, comprende al mismo tiempo que tal ser no puede ser concebido sin existir de hecho. Por
consiguiente, aquel que comprende estas condiciones de la existencia de Dios, no puede pensar
que no existe.
Gracias, pues, te sean dadas, ¡oh Señor! Porque lo que he creído al principio por el don que me
has hecho, lo comprendo ahora por la luz con que me iluminas, y aun cuando no quisiera creer
que existes, no podría concebirlo.

CAPÍTULO V
Que Dios es todo aquello que es mejor que exista que no exista, y que, siendo el único que existe
por sí mismo, ha hecho todo de la nada
1.461 ¿Qué eres tú, pues, ¡oh Señor Dios mío!, tú por encima del cual no se puede suponer nada
mejor? Y ¿quién puedes tú ser sino aquel que, existiendo solo por encima de todos por sí mismo,

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lo ha hecho todo de la nada? Porque todo lo que no es este poder creador, es inferior a lo que
nuestro pensamiento puede comprender en su más alto concepto; pero estos pensamientos no
pueden ser concebidos de ti ni convenir a tu esencia. ¿Qué bien podría entonces faltar al bien
supremo, a ese bien del cual todo bien ha emanado? Eres, por tanto, necesariamente justo,
verdadero, feliz y todo lo que vale más que exista que no exista, porque vale más ser justo que no
serlo, ser feliz que no serlo.

CAPÍTULO VI
Cómo Dios es sensible aunque no sea cuerpo
1.462 Pero puesto que es mejor que seas sensible (capaz de sentir), omnipotente, misericordioso,
impasible, que carecer de todos estos atributos, ¿cómo eres sensible si no tienes cuerpo, y
todopoderoso si no puedes todo, o lleno de misericordia y a la vez impasible? Porque si solamente
los seres corporales son sensibles, porque los sentidos están extendidos por el cuerpo y forman
parte de él, ¿cómo puedes tú ser sensible si no eres cuerpo, sino espíritu supremo, y, por lo
mismo, mejor que el cuerpo? Es que, sin duda, sentir es conocer, porque el que siente conoce
según la propiedad de los sentidos, como los colores por la vista, los sabores por el gusto. Con
razón se dice, por tanto, que todo ser que de algún modo conoce, siente. Así, ¡oh Señor!, aunque
no seas cuerpo, eres, sin embargo, soberanamente sensible, puesto que conoces en su ser mismo
todas las cosas, y no como un animal, que no conoce más que por los sentidos corporales.

CAPÍTULO VII
Cómo es omnipotente aunque muchas cosas le sean imposibles
1.463 Pero ¿cómo eres omnipotente si no puedes todo, si no puedes corromperte, mentir ni hacer
que lo verdadero sea falso, que lo que está hecho no lo sea, y otras cosas semejantes? ¿Cómo
puedes todo, a menos, quizá, que poder hacer algunas de estas cosas no sea potencia, sino, por el
contrario, una verdadera impotencia? Porque el que puede hacer tales cosas puede hacer lo que es
funesto, lo que es contra su deber. Ahora bien, cuanto más poderoso es de esta manera, tanto más
poder tiene sobre él la adversidad y el mal y menos fuerza tiene él contra ellas. Semejante facultad
no es poder, sino impotencia. De hecho, no se dice que posee personalmente el poder, sino que se
deja que otros lo tengan sobre él; también es una manera de hablar, como cuando se dicen muchas
cosas impropiamente. Decimos, por ejemplo, ser por no ser, y hacer para expresar una situación
que consiste en no hacer o no hacer nada. Por ejemplo, respondemos a un hombre que niega una
cosa: Así es como usted dice, aunque más conveniente sería decir: La cosa, en efecto, no es como
usted dice que no es. También decimos: éste se sienta como este otro, o éste descansa como hace
este otro, aunque por sentarse entendamos no hacer una cosa, y por descansar no hacer nada. Así,
pues, cuando se dice de alguien que tiene poder de hacer o sufrir algo que no le es provechoso o
que no debe hacer, se entiende que es impotencia, aunque se emplee la palabra potencia, porque
cuanto más poderoso es en este sentido, tanto más fuertes son contra él el infortunio y la
perversidad, y él tanto más débil contra ellas. Así, pues, Señor Dios nuestro, tú eres
verdaderamente omnipotente, en el sentido de que no puedes nada en lo que es fruto de la
impotencia y de que nada prevalece contra ti.

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CAPÍTULO XIV
Cómo y por qué Dios es visto y no visto de aquellos que le buscan
1.464 ¡Oh alma mía!, ¿has encontrado lo que buscabas? Buscabas a Dios, y has llegado a conocer
que está por encima de todas las cosas, mayor que lo que nuestro pensamiento puede imaginar;
que es la vida, la luz, la sabiduría, la bondad, la bienaventuranza eterna y la eternidad feliz; que
está por todas partes y siempre. Porque si no has encontrado a tu Dios, ¿cómo es el ser que has
encontrado, y cómo has comprendido con verdad tan firme y tan verdadera firmeza que el objeto
que acababas de alcanzar era Dios? Si, por el contrario, le has encontrado, ¿cómo no sientes la
presencia de lo que has encontrado? ¿Por qué, oh Señor Dios mío, mi alma no te siente si te ha
encontrado?
1.465 ¿Será que no te ha encontrado cuando ha creído comprender que eres luz y verdad? ¿Ha
podido ella comprender esto si no es viendo la luz y la verdad? ¿Ha podido comprender algo de tu
esencia si no es por tu luz y tu verdad? Si, pues, ella ha visto la luz y la verdad, ella te ha visto; y
si ella no te ha visto, no ha visto la luz y la verdad. ¿Cómo creer, en efecto, que ha visto la luz y la
verdad y que, sin embargo, no te ha visto, si no es que te ha visto de cierto modo, pero no cual
eres tú?
1.466 Señor, Dios mío, creador y reparador de mi ser, di a mi alma, llena de deseos; dile que eres
otro del que ella ha visto, para que vea, en fin, sin velo lo que aspira a ver. Atentamente busca ver
más de lo que ha visto, pero no ve nada más de lo que ha visto, nada sino profundas tinieblas. O,
más bien, no ve tinieblas, porque en ti no las hay, pero ve que no puede ver más a causa de sus
propias tinieblas. ¿Por qué esto, Señor, por qué? ¿Su ojo está oscurecido por su debilidad o
deslumbrado por tu esplendor? Sí, su ojo está oscurecido por sus propias tinieblas y deslumbrado
por tu luz. Su corto alcance la ciega, se pierde en tu inmensidad, está encerrado por sus estrechos
límites, sobrepasado por tu grandeza ilimitada. Porque, ¡cuán grande es esta luz de donde brota y
brilla toda verdad, que luce a los ojos del alma dotada de razón! ¡Cuán vasta esta verdad en la cual
está todo lo que es verdad y fuera de la cual no hay más que nada y mentira! ¡Cuán inmensa es,
ella que de un solo vistazo ve todo lo que existe, de qué principio, por qué poder y de qué manera
ha sido hecho de la nada! ¡Qué pureza, qué simplicidad, qué certeza, qué brillo se encuentra en
ella! Mucho más, sin duda, de lo que la criatura puede comprender.

CAPÍTULO XXII
Que solamente Dios es lo que y el qué es
1.467 Por consiguiente, ¡oh Señor!, tú solo eres lo qué eres y el que eres, porque el ser que no es
el mismo en su todo y en sus partes, el ser sujeto a cambio en algún punto, no puede ser en modo
alguno lo que él es. Lo que ha comenzado por la nada, puede ser concebido como no existente, y
si no subsiste por el poder de otro, vuelve a la nada. Aquello cuyo pasado no existe, cuyo futuro
aún no es, no existe propiamente hablando. En cuanto a ti, tú eres lo que eres, porque todo lo que
eres una vez y de algún modo, lo eres entero y siempre.
Tú existes verdadera y simplemente porque no tienes pasado ni futuro, sino únicamente un
presente, y no se puede suponer un momento en que no existas. Pero tú eres la vida, la luz, la
sabiduría, la felicidad, la eternidad y todos los bienes, de cualquier clase que sean, y, sin embargo,
no eres más que el Bien único y supremo que te bastas a ti mismo enteramente y no careces de
nada. De ti, en cambio, han menester las demás cosas para existir y estar como conviene.

6
CAPÍTULO XXVI
Esta alegría, ¿será «la alegría llena» que promete el Señor?
1.468 Mi Señor y mi Dios, mi esperanza y la alegría de mí corazón, di a mí alma si es ésa la
alegría que nos anuncias por las palabras de tu Hijo: Pedid y recibiréis, a fin de que vuestra alegría
sea completa, porque he encontrado una alegría plena y más que plena. Después que haya llenado
al hombre entero su corazón, su espíritu, su alma, todavía le quedará más allá de toda medida.
Esta alegría no entrará enteramente en aquellos que la disfruten, sino que éstos entrarán en la
alegría. Di, Señor, di a tu siervo en el fondo de su alma si es ésta la felicidad del Señor en la que
entrarán aquellos servidores tuyos que son llamados. Esta alegría de que ciertamente gozarán tus
elegidos, ni la ha visto el ojo, ni el oído la ha escuchado, ni entró jamás en el corazón del hombre.
No he expresado, pues, todavía, ni pensado, ¡oh Señor!, lo que se alegrarán estos bienaventurados.
Su alegría será, sin duda, igual a su amor; su amor, a su conocimiento. ¿En qué medida te
conocerán entonces, Señor, y hasta qué punto te amarán? Cierto que el ojo no ha visto en esta
vida, ni el oído escuchado, ni el corazón del hombre comprendido en qué medida te conocerán y
amarán en la otra vida.
1.469 Yo te suplico, ¡oh Señor!, haz que te conozca, que te ame, a fin de que encuentre en ti toda
mi alegría. Y si en este mundo no puedo alcanzar la plenitud de la dicha, que al menos crezca en
mí cada día hasta ese momento deseado. Que en esta vida cada instante me eleve más y más al
conocimiento de ti mismo, y que en la vida futura este conocimiento sea perfecto; que aquí mi
amor por ti aumente, que allí alcance su plenitud; que aquí mi alegría en esperanza sea cada vez
mayor, que allí sea completa; en realidad, Señor, tú nos ordenas, nos aconsejas por tu Hijo que
pidamos y nos prometes que recibiremos, a fin de que nuestro gozo sea perfecto. Yo te lo pido,
Señor, como nos lo aconsejas por boca del Maestro admirable que nos has dado: haz que reciba,
como lo prometes por tu Verdad, a fin de que mi alegría sea llena. Yo pido: haz, ¡oh Dios fiel en
tus promesas!, que yo reciba, para que mi alegría sea completa. Y ahora, en medio de estos deseos
y favores, que sea éste el objeto de las meditaciones de mi alma y de las palabras de mi lengua.
Que sea eso lo que ame mi corazón, lo que hable mi boca. Que mi alma tenga hambre de esa
felicidad; que mi cuerpo tenga sed; que mi sustancia entera la desee, hasta que entre la gloria del
Señor, que es Dios trino y uno, bendito en todos los siglos. Así sea.

7
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DEMOCRACIA COMUNITARIA

DEMOCRACIA
COMUNITARIA*
Luis Villoro**

E
l fin del siglo XX asistió a la acep-
tación por la mayoría de las naciones de la democracia representativa
de corte liberal.
Pero ahora me interesa asomarme a otra alternativa menos cono-
cida: la posibilidad de una democracia que procede de tradiciones
distintas a la occidental, que se remonta a pueblos que fueron coloni-
zados por Europa. La crítica de la versión liberal de la democracia,
por provenir de un ámbito cultural diferente de Occidente, puede ser
más radical y ayudarnos a ver con mayor claridad la alternativa a ese
sistema político.
7
En varios países de Iberoamérica que aún cuentan con amplia
presencia indígena, hace tiempo se manifiesta otro tipo de oposición
a la democracia liberal: el que nace en los pueblos indios originarios,
anteriores a la conquista europea. Esa oposición ha adquirido dos
direcciones totalmente diferentes. En muchos casos, en Colombia,
en Perú, en Guatemala, tomó un cariz extremadamente violento. La
marginación, la miseria extremas en que estaban sumidos muchos
pueblos indígenas, los llevó a rebelarse de la única forma en que
podían hacerlo. Su modelo fue a menudo la guerrilla, en unos casos con
fuerte coincidencia con la estrategia del ‘foco guerrillero’ que expuso
el Che Guevara; en otros casos, con destellos de utopía milenarista,

* Conferencia dictada el 21 de noviembre del 2006 en el Auditorio Raúl Baillères del


ITAM (por esta razón el texto, revisado por el autor, no presenta notas bibliográficas).
** Profesor emérito, Instituto de Investigaciones Filosóficas, UNAM.
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LUIS VILLORO

de inspiración tanto india como cristiana, como en el movimiento del


‘Sendero luminoso’.
Pero, frente a esas corrientes revolucionarias contrarias a la demo-
cracia, hay otras con rasgos que difieren radicalmente de las viejas
posturas guerrilleras. Es el caso de los movimientos indígenas de
Ecuador y de Bolivia y, en México, del movimiento neozapatista. El
movimiento zapatista, después de utilizar las armas por unos días,
para hacerse escuchar, ha hecho un llamado permanente a la ‘socie-
dad civil’ para establecer una ‘democracia con justicia y dignidad’.
No propugnan por una subversión de la democracia representativa,
sino por su realización plena, en formas que tratarían de eliminar
la exclusión de los desiguales. Han logrado por ello la adhesión de
asociaciones que representan a los viejos pueblos indios y de sectores
importantes de la opinión pública nacional.
Lo que aquí me interesa destacar es cómo ese movimiento está
ligado a la restauración de formas de vida originarias, que comprenden
una forma de organización política que podría llamar ‘democracia
comunitaria’. Antes de la conquista europea, ese sistema político se
mantenía en los ámbitos locales, por debajo de la estructura dominan-
8 te de los grandes Estados teocráticos y militares. Si bien en la cúspide
dominaba un estrato sacerdotal y guerrero, en la base permanecían
comunidades con formas de asociación igualitarias. Durante la colonia
española se conservaron parcialmente; aunque sufrieron transforma-
ciones notables por la dominación colonial, su carácter comunitario
seguía siendo un modelo a seguir.
Después de la independencia las comunidades sufren el mayor daño
a manos de las políticas liberales. Aún así, pervertidas a menudo por
la emergencia de nuevos caciques, por la intromisión de funcionarios
y de partidos políticos nacionales y por la corrupción de la sociedad
de consumo, las formas de vida comunitarias se presentan como un
ideal de asociación que se funda en la tradición y al que tratan de
volver constantemente.
Según ese ideal, a menudo incumplido, el poder último reside en
la asamblea, en la que todos los varones adultos participan por igual.
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DEMOCRACIA COMUNITARIA

En el actual movimiento zapatista se rectifica la división ancestral y se


plantea la participación igualitaria de las mujeres. En la asamblea todos
toman la palabra; después de una discusión se deciden por consenso
los asuntos importantes. La asamblea nombra entre las personas que
considera más sabias y experimentadas un ‘Consejo de ancianos’, encar-
gado de ejecutar las decisiones cotidianas y de dirimir las disputas.
Las personas que ocupan los cargos menores duran corto tiempo en su
función, no reciben retribución alguna, antes bien tienen que contribuir
a los gastos con su escaso patrimonio y son revocables en todo
momento. En sus relaciones todos están sujetos a las normas comunes
trasmitidas de generación en generación y reiteradas por la costumbre.
Todos los individuos tienen que cumplir con un servicio no retribuido
en la realización de tareas de beneficio colectivo. En compensación,
todos son asistidos por la comunidad en caso de dificultad.
Es interesante notar que este tipo de organización política tiene
una estrecha analogía con comunidades del África negra, sin que
haya habido ninguna influencia recíproca entre ellas. En muchas
regiones de África, la tradición anterior a la colonización mantiene
en los poblados formas de democracia diferentes a la occidental. Los
conflictos permanentes en varias naciones africanas han dado lugar 9
a una alternancia entre dictaduras militares y caricaturas de demo-
cracia de partidos; ante el ciclo de violencia y corrupción legado por
el colonialismo europeo, algunos intelectuales, entre ellos el ganés
Kwasi Wiredu, han propuesto una alternativa. La democracia liberal,
comprueban, no ha podido funcionar, no sólo por el desinterés de la
población sino porque establece la competencia y la división donde por
tradición se evalúa la unidad y la colaboración en la vida comunitaria.
Proponen entonces afianzar otro tipo de democracia tradicional que
Wiredu denomina ‘democracia consensual’. Ésta se basa en el diálogo
razonado que tiene lugar entre todos los miembros de la comunidad.
En lugar de la imposición de una mayoría cuantificable, el diálogo se
aproxima siempre a un consenso razonado. Ninguna decisión se toma
sin un acuerdo colectivo. Los ancianos de la tribu reciben de la comu-
nidad su mandato y, siguiendo los acuerdos, dirimen las disputas. En
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las decisiones finales todos han participado, ninguno es excluido de


ser atendido. Todos quedan igualmente obligados a tareas comunes.
El consenso manifiesta la solidaridad entre todos.
No pretendo que ni en la América india ni en el África negra se
realice cabalmente ese sistema de convivencia política. Sólo com-
pruebo la existencia de un modelo ideal de democracia que difiere de
la democracia liberal de Occidente. En ambos lados del Atlántico la
‘democracia comunitaria’, o ‘democracia consensual’ como la nombra
Wiredu, seguiría los siguientes principios:

1. La prioridad de los deberes hacia la comunidad sobre los dere-


chos individuales. El servicio a la comunidad es condición de
pertenencia y la pertenencia condición de derechos.
2. El servicio obliga a todos. Está dirigido a un bien común en el
que todos participan. Establece, por lo tanto, una solidaridad
fundada en la dedicación colectiva al bien del todo.
3. La realización de un bien común está propiciada por procedi-
mientos y formas de vida política que aseguran la participación
de todos por igual en la vida pública. Son procedimientos de
10 democracia participativa que impiden la instauración perma-
nente de un grupo dirigente sin control de la comunidad.
Nuestros indígenas expresan este principio en una fórmula
tradicional: los servidores públicos –dicen– deben ‘mandar
obedeciendo’.
4. Las decisiones que se tomen se orientan por una meta regu-
lativa; dejar que todos expresen su opinión, acercarse lo más
posible al consenso.

Todos esos principios evitan la exclusión. Ahora bien, esas comu-


nidades pertenecen a un ámbito social y comparten una mentalidad
anterior a la modernidad. ¿Qué importancia pueden tener para las
sociedades modernas? ¿Acaso tienen algo qué decirnos a quienes
vivimos en condiciones sociales y políticas tan diferentes?
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Es cierto. La ‘democracia comunitaria’ puede darse en sociedades


agrarias o ganaderas. En ellas el trabajo colectivo es indispensable y
todos participan en él, pues la división del trabajo es aún limitada.
La colaboración de todos en fines y tareas comunes es indispensable
para la subsistencia. Las costumbres políticas son coherentes con esas
formas de vida.
Por otra parte, se trata de comunidades pequeñas, de dimensiones
reducidas, donde todos se conocen, se comunican entre sí y pueden
reunirse en cualquier momento para llegar a acuerdos racionales.
En cambio la democracia directa deja de ser posible al rebasar esos
límites.
Pero lo más importante: las formas de democracia comunitaria se
justifican en la tradición, se remiten a una sabiduría heredada, encar-
nada en la moralidad social efectiva y expresada a menudo en mitos
y leyendas. Forman parte de los usos y costumbres establecidos que,
aunque no son inamovibles, prestan resistencia a las innovaciones. En
ellas está mal visto cualquier disenso de lo tradicionalmente aceptado.
De hecho, la autonomía individual está supeditada al autogobierno de
la comunidad.
Las democracias modernas tienen lugar, por el contrario, en socie- 11
dades complejas, se ejercen sobre una pluralidad de formas de vida y
admiten concepciones múltiples sobre el bien. Sobre todo, no se justi-
fican en la aceptación de la tradición, sino en la elección de sujetos
que se suponen racionales y autónomos. Las formas de ‘democracia
comunitaria’ de sociedades premodernas no podrían, por tanto, tras-
ponerse sin cambios a nuestras sociedades modernas.
Sin embargo, ¿no suscitan en nosotros una nostalgia por valores
que consideramos perdidos? Nos hablan de sociedades que se niegan a
la exclusión, en las que todos tienen su lugar y todos son objeto de conside-
ración. Nos recuerdan, sin declararlo expresamente, que la democracia
es el poder del pueblo real, que se ejerce allí donde los hombres viven
y trabajan y no puede ser sustituida por un grupo de representantes que
los suplantan. Nos hacen patente la posibilidad de una vida social donde
la solidaridad en la realización de un bien común puede prevalecer
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sobre los mezquinos intereses individuales. Con su mera presencia,


parece que quisieran decirnos: “Cuidado. La sociedad individualista,
egoísta y excluyente en la que viven no es la única posible. Hay otras
formas de vida. Tengan el valor de emprenderlas.”
Pero para hacer nuestros esos valores deberíamos recrearlos,
cambiar su traza para adaptarlos a nuestras sociedades modernas.
Podemos intentar una aventura intelectual; levantar (en el sentido del
Aufhebung hegeliano: superar conservando) la democracia comunitaria
al nivel de la democracia moderna.
Para ello nos será muy útil evocar una corriente actual que propone
otra alternativa a la democracia liberal, basada ésta en el pensamiento
moderno: el republicanismo.
Llamamos republicanismo a una corriente filosófica que opone
el gobierno republicano a las formas de gobierno autoritario y ofrece
una concepción de la democracia distinta a la del liberalismo clásico.
Tiene sus antecedentes en algunos autores renacentistas italianos
quienes, a su vez, tratan de revivir el espíritu que atribuyen a la repú-
blica romana.
El republicanismo presenta a la vez rasgos comunes y discrepancias
12 notables con la ‘democracia comunitaria’ que he descrito. Destaque-
mos, primero, las semejanzas.
En primer lugar, las primeras ideas republicanas trataban de man-
tener o recuperar la vida de comunidades pequeñas de carácter agrario.
El ideal de la república romana se remitía a menudo a las virtudes de la
vida campesina. En la revolución de independencia norteamericana,
la corriente antifederalista sostenía que el poder popular residía en los
counties y defendía la vida comunitaria de las localidades. Una fuente de
inspiración era la Oceanía de James Harrington, quien ya a media-
dos del siglo XVII proponía la instauración de una república agraria e
igualitaria. Recordemos la defensa, tanto de Thomas Jefferson como
de John Adams, de una organización agraria de la economía opuesta
a la industrialización, por ser garante, en su opinión, de preservar
la pureza y la simplicidad propias de las virtudes republicanas. Por
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desgracia esas ideas originarias en la revolución norteamericana fraca-


saron al convertirse EUA en un imperio.
Ligada a esta remisión a las comunidades locales se encuentra, tam-
bién en los inicios del republicanismo, la idea del necesario control de los
gobernantes por el pueblo real. El gobierno mixto, con control popular,
que propone el Maquiavelo autor de los Discursos sobre la primera déca-
da de Tito Livio, pretende restaurar la vigilancia popular que cree ver
en la antigua república romana. La rotación en los cargos públicos y la
posibilidad de revocación de los mandatos se manejaron en la tradición
republicana inglesa como procedimientos para evitar la consolidación de
un estrato de poder sobre los ciudadanos y propiciar una democracia
directa. Algunos estados norteamericanos llegaron a consignar medi-
das semejantes en sus constituciones, la más notable la de Virginia, de
Jefferson. Los epígonos de Rousseau, en sus críticas a la democracia
puramente representativa, tomaron una dirección semejante.
En segundo lugar, el republicanismo difiere del liberalismo, a mi
parecer, en un punto central: no admite la neutralidad del Estado respec-
to del bien común. En consecuencia, tiene que diferir de la tesis de la
prevalencia de los derechos individuales sobre la concepción del bien.
El Estado tiene una misión que le es propia: se compromete con valo- 13
res comunes y ha de promoverlos. No considera equivalente cualquier
modelo de excelencia ciudadana.
Por eso, en todas sus formas y cualesquiera que hayan sido sus
variantes, las concepciones republicanistas han visto en el Estado un
promotor de virtudes cívicas, lo cual implica que no consideren los
derechos individuales independientes de los deberes colectivos.
Desde sus inicios, la mentalidad republicana difiere de la liberal
en subordinar los intereses personales al interés del todo social. El
historiador de la revolución de independencia norteamericana, George
Wood, destaca en el republicanismo el siguiente rasgo: “El sacrificio
de los intereses individuales en beneficio del bien mayor de la tota-
lidad –escribe– constituyó la esencia del republicanismo, viniendo a
representar para los norteamericanos, el objetivo idealista de su revo-
lución.” Por su parte, el grupo que logra restaurar la república en
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México, en 1867, es profundamente liberal. Sin embargo, permea su


liberalismo un valor contradictorio: la insistencia en la preeminencia
de las virtudes cívicas y en la sujeción de los intereses privados al bien
superior de la república.
Pero si en esos temas comprobamos una estrecha relación entre
una ‘democracia comunitaria’ y el republicanismo, en otros dos puntos
creo encontrar una diferencia fundamental.
El republicanismo moderno aparece en un contexto histórico del
todo diferente al de las comunidades premodernas. Está ligado a la
construcción del Estado-Nación. En el Renacimiento, con Bruni,
Maquiavelo, Guiciardini, frente a la ciudad-Estado en conflicto, se
levanta la idea de la nación florentina o incluso de una futura nación
italiana unificada en un Estado. En Rousseau, Mably o los jacobinos
está vinculada a la idea de patria. La virtud republicana es, antes que
nada, el patriotismo. En las antiguas colonias de Nueva Inglaterra, el
talante republicano forma parte de la constitución de la nueva nación
independiente y en México es la ideología de la patria restaurada. En
todos los casos el bien común que debe prevalecer sobre los intereses
privados es el de una entidad por construir: el Estado que coincide
14 con una nación unificada.
Así, me parece observar en los inicios del pensamiento republicano
una aparente contradicción. Su aprecio por las formas de vida de las
comunidades locales hubiera podido llevarle a reivindicar formas de
autonomía comunitaria. Pero la burguesía ascendente tenía el proyecto
contrario: la constitución de un Estado-Nación homogéneo, en el que
se integraran las comunidades locales. Por eso, aunque se destacará en
las comunidades locales un ejemplo de vida solidaria, la solidaridad
ciudadana se ve ante todo como el servicio a la Nación unificada
en un Estado soberano, la devoción a la patria. La totalidad cuyo bien
debe prevalecer sobre los intereses personales es el Estado-Nación,
al que debe supeditarse el bien de cualquiera de las comunidades en
su seno.
De allí el segundo rasgo: las virtudes que se ensalzan en el ciuda-
dano republicano, la frugalidad, el amor a la igualdad y a la justicia,
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el compromiso con la suerte de los demás, el desinterés personal, son


los que deberían ser propias de cualquier miembro de la patria común,
son las virtudes por antonomasia del ciudadano. El sujeto que debe
hacer suyo el bien común no se concibe como la persona situada en
una comunidad particular, con sus formas de vida y su identidad espe-
cífica, sino es el sujeto que comparte con todos los demás una cualidad
común: ser un miembro, igual a cualquier otro, de un Estado-Nación.
Las obligaciones que condicionan sus derechos son deberes ante la
patria común; a ellas deben plegarse sus obligaciones ante las diferentes
comunidades a las que pertenezca.
Por eso mismo, el republicanismo moderno no pretende fundarse
en la tradición, ni apela a los usos establecidos. Se funda en un pro-
yecto libremente elegido: la construcción de una Nación unificada en
un Estado.
Propuse antes explorar la posibilidad de una alternativa a la demo-
cracia liberal moderna mediante la superación y conservación en ella
del ideal de una ‘democracia comunitaria’. Ese proyecto daría lugar
a una versión nueva del republicanismo. En ella tratarían de unirse
los valores de las democracias comunitarias tradicionales con las de
la república moderna. Esta nueva versión correspondería a una situa- 15
ción histórica igualmente novedosa. Así como el republicanismo
anterior estuvo ligado a la construcción de los Estados nacionales,
el nuevo republicanismo tendría que tomar en cuenta la crisis actual
del Estado-Nación moderno, ante la globalización, por un lado, y el
renuevo de las reivindicaciones de la autonomía de los pueblos que
lo componen, por el otro. Mientras el ideal republicano comprende en
sus inicios la igualdad política entre todos los ciudadanos, el nuevo
republicanismo tendría que reivindicar también el derecho a las diferen-
cias. Trataré de resumir cuáles podrían ser los principales rasgos de
esta nueva versión del republicanismo que propongo:

1. En primer lugar, frente al individualismo de la democracia


liberal, se inspiraría en una ‘democracia comunitaria’ e intentaría
renovarla. Trataría de revalorizar las formas de vida e instituciones
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comunitarias como las que he descrito. Reconocería y consolidaría las


que ya existen y fomentaría su surgimiento en distintas esferas de
la sociedad: asociaciones obreras, fraternidades de vecinos, gremios
profesionales, universidades y escuelas, organizaciones no guberna-
mentales.
2. El reconocimiento de la comunidad como base de la democracia
implicaría una difusión radical del poder político, de la cima a la base
del Estado. En países multiculturales, como México, comprendería el
reconocimiento de las autonomías de los pueblos que componen la
Nación; en todos los casos, la delegación de competencias políticas
y recursos económicos a las células de la sociedad: las comunidades y
los municipios. Se acompañaría de la recuperación de viejas tradiciones
democráticas que varían según los países: en la América india, las de
los calpulli indios, en la América hispana, la de los cabildos abiertos.
3. El poder político se acercaría así al pueblo real. Para impedir
el dominio de los espacios locales por caciques y sectas partidistas,
se tendrían que renovar y en su caso inventar procedimientos de una
democracia ‘participativa’ o ‘radical’, mediante los cuales los hombres
y mujeres situados en los lugares donde viven y trabajan, pudieran
16 decidir libremente sobre los asuntos que les conciernen. Los manda-
tarios electos por esos procedimientos estarían bajo el control de sus
electores y deberían rendir cuentas de su gestión ante ellos en todo
momento, para asegurar que las autoridades designadas ‘manden
obedeciendo’.
4. Sin embargo, las relaciones comunitarias, que pueden prosperar
en ámbitos sociales reducidos donde todos se pueden comunicar entre
sí, no podrían conservar el mismo carácter a nivel del Estado nacional.
La experiencia histórica ha demostrado que en ese espacio más amplio
y complejo, sólo son posibles formas de democracia representativa.
No obstante, los efectos nocivos de la representación podrían ser limi-
tados por procedimientos inspirados en formas de democracia directa:
apertura a todas las asociaciones y no sólo a los partidos políticos para
presentar candidatos; se rompería así la manipulación de los procesos
electorales por las burocracias partidistas. Se establecerían referendos y
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consultas populares en varios niveles, sobre temas que no requieran


de conocimientos técnicos. Se promulgarían reglas claras que permi-
tieran el control de la gestión de los representantes y la cancelación
de su mandato en todo momento.
Lo importante sería que, por la transmisión de competencias a los
poderes locales, las funciones del Estado quedarían reducidas a renglo-
nes específicos, es decir, a los asuntos que compitieran a la unión de
todas las instancias inferiores de gobierno: relaciones internaciona-
les, dirección general de la economía global, defensa, protección del
medio ambiente, por ejemplo. Frente al Estado-Nación homogéneo, cuyo
poder centralizado dominaba los poderes locales, se tendría un Estado
plural que derivara su poder del reconocimiento y la cooperación de
las diferencias. Si el derecho a la igualdad priva en el Estado liberal
homogéneo, el derecho a la solidaridad entre todos los diferentes sería
el principio más importante de ese Estado plural.
5. La función fundamental, que daría sentido a ese Estado, repu-
blicano a la vez que comunitario, sería promover el bien común que
puede unir a todas las diferencias. En contraposición con la concepción
estrictamente liberal, ese Estado no podría ser neutral, tendría que estar
comprometido con valores que rebasan los intereses de cualquier enti- 17
dad local. Pero, ¿cuál podría ser el bien común en un Estado plural,
respetuoso, por lo tanto, de todas las diferencias? Un Estado plural no
podría imponer una concepción del bien sobre otras; en ese punto coin-
cidiría con la concepción liberal del Estado. Pero tampoco podría ser
neutral. Su función sería justamente la de mantener la cooperación, la
solidaridad y la ayuda mutua entre todas las entidades sociales que lo
integran. El bien común sería lo que redunda en beneficio de todos,
considerados como un todo solidario. Sólo quedarían excluidos los que
rechazaran la cooperación con los demás y que fueran, por lo tanto,
excluyentes de los otros. El bien común del Estado plural tendría
como condición la no exclusión en la pertenencia recíproca. Y la no
exclusión es la condición primera de la justicia.
La justicia implica equidad de trato hacia todos. Podríamos decir
que, ante la multiplicidad de valores que pueden elegir distintos grupos
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y corrientes, la equidad no es un valor particular, en competencia con


la pluralidad de valores propuestos por distintas corrientes y grupos.
Pero tampoco es una simple regla procedimental para tratar esa plura-
lidad. Sería un valor de segundo grado: la participación de todos en
un fin común que los une, sin renunciar a sus diferentes concepciones
del bien. La solidaridad de todos, la ayuda mutua en el reconocimiento
recíproco sería el bien común que perseguiría un Estado a la vez plural
y justo.
El reconocimiento de todos, en la pluralidad, no sólo compren-
de una cara negativa: la tolerancia; más allá de la tolerancia, virtud
común al Estado republicano y al liberal, plantea la obligación del
servicio mutuo para que los grupos desaventajados puedan realizar su
libertad en las mismas condiciones que los más favorecidos. Así, la
justicia entendida como bien común, establecería deberes colectivos.
Si bien los derechos individuales básicos, inherentes a la dignidad de
la persona, serían inviolables y estarían a cubierto de toda obligación
colectiva, los demás derechos individuales que no son universalizables
quedarían condicionados a los deberes de colaborar al bien común.
6. Una última nota. A diferencia de las comunidades premoder-
18 nas, un republicanismo renovado al nivel de las sociedades modernas,
no justificaría la solidaridad en los usos establecido por la tradición,
sino en la elección autónoma de los ciudadanos de un Estado plural
y justo.

Termino con algunas conclusiones. En esta conferencia he tratado


de resumir las características que tendría un republicanismo renovado. El
republicanismo así concebido sería la alternativa real al liberalismo
actual que rige en México y que es una concepción política en gran
parte del mundo desde la derrota del socialismo, inspirado en las
democracias comunitarias de las comunidades indígenas. Un repu-
blicanismo nuevo sería la alternativa en México y en toda América
Latina, al neoliberalismo que ahora pretende prevalecer.

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