Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Módulo 1 ¿Qué Supone Enseñar A Distancia en Entornos Virtuales
Módulo 1 ¿Qué Supone Enseñar A Distancia en Entornos Virtuales
Introducción
Objetivos
1
➢ Compartir criterios pedagógicos para el diseño de propuestas en el aula
virtual.
Contenidos
Hacia una pedagogía de la virtualidad: análisis y construcción de criterios para la
continuidad pedagógica. La plataforma Moodle: medios para el diálogo y diseño de
propuestas para acompañar las trayectorias de los y las estudiantes.
En este marco, la virtualidad irrumpe como una opción para muchos (aunque no
para todos) y no solo como una nueva herramienta o soporte, sino más bien como
un contexto, un ambiente sociotécnico, en el que nos encontramos construyendo
nuevas rutinas para mantener el vínculo que es condición para enseñar y
aprender. Un entorno para la continuidad pedagógica que adopta distintas formas
de acuerdo a los medios y modos que elijamos, y también de acuerdo a cómo los
pongamos en diálogo entre sí.
2
Sin ninguna duda, la virtualidad –como un espacio donde no estamos todos– es
una llamada de atención que debe ser mucho más que una nota entre paréntesis,
porque la igualdad y la inclusión son el horizonte que organiza nuestra tarea
diaria. En este sentido, es claro que la pandemia ha multiplicado y profundizado
los desafíos de la escuela en la Provincia de Buenos Aires. Estos desafíos tienen
que ver con hacer disponible e invitar a la cultura común en un contexto
profundamente desigual y diverso, donde garantizar la asistencia cotidiana y un
horizonte de oportunidad simétrico y justo ya eran una tarea central,
especialmente en el nivel Secundario.
3
Nación, disponibles para navegar y descargar sin consumo de datos móviles.
También, de los programas de radio y televisión –los oficiales y aquellos otros que
se hacen desde territorio–; de las tareas en la tranquera, que distribuyen y
recuperan docentes y directivos en islas y parajes rurales. Las experiencias son
innumerables y tan diversas como nuestra provincia y nuestras escuelas.
4
diseñado para dar lugar a distintos modos de organización de la enseñanza y el
aprendizaje por medios virtuales.
5
“roles” y con permisos distintos según sea como profesor o
como estudiante. Los invitamos a mirar atentamente para
comenzar a pensar juntos qué podemos y no podemos hacer
en este espacio virtual.
Contar con un aula virtual, en este particular contexto, resulta una enorme
oportunidad para acompañar a las y los estudiantes de la Provincia de Buenos
Aires. Es un espacio de encuentro propicio para recuperar y potenciar las múltiples
iniciativas que por estos días se han puesto en marcha en las distintas
instituciones.
En cada escuela donde nos desempeñamos nos preocupan mucho, desde el inicio
de la cuarentena, las formas y medios para el sostenimiento del vínculo entre
docentes, estudiantes y familias, lo crucial de la posibilidad del encuentro a la
distancia, la creación y multiplicación de los lazos para que ningún niño, niña,
adolescente o joven quede afuera. En ese sentido, los medios virtuales brindan
una gran ayuda siempre que contemos con las condiciones de conectividad
necesarias que permiten poner en juego nuevas estrategias de enseñanza en este
escenario inédito que nos desafía.
“A
sumir la responsabilidad pedagógica de la escuela requiere
situar en el centro de la labor formativa a la enseñanza, en
tanto proyecto político y cultural orientado a lograr que las y
los estudiantes no solo accedan, permanezcan y egresen de las
instituciones educativas, sino, ante todo, que aprendan”
6
Lograr que los y las estudiantes aprendan, creemos, no es una cuestión de
plataformas, sino de enseñanza: es tarea de los y las docentes en el marco de un
proyecto institucional que dialoga con la comunidad. Entonces, en este módulo
comenzaremos a recorrer el camino de construir juntos una pedagogía de la
virtualidad, unos modos de hacer, de interrogar y de construir que nos contengan
y nos sostengan en esta tarea de hacer escuela por otros medios.
Parece claro que la situación por la que atravesamos nos deja muchas preguntas.
Algunas son dilemas urgentes, otras son preguntas que, en realidad, hacen visible
lo que quizás hemos naturalizado. Sin duda, una de ellas remite al sentido de la
escuela y de la enseñanza escolar: qué de aquello que llamamos escuela no
podemos suspender en tiempos de pandemia y qué, al contrario, tenemos que
traer de nuevo al centro precisamente por la pandemia. Entonces, ¿de qué
hablamos cuando hablamos de hacer escuela mientras las puertas de las escuelas
están cerradas?
7
En relación a esta pregunta, en un encuentro reciente, en el marco de las
Primeras Jornadas de Formación Docente del INFD, Inés Dussel (Ministerio de
Educación, 2020) definió lo que, desde su punto de vista, está en el corazón de la
escuela, aquello que hace escuela a una escuela:
8
La escuela: cuidado, enseñanza y aprendizaje
Hacer escuela siempre, y quizás aún más en estos tiempos tan convulsionados, es
hacer que las cosas del mundo sean accesibles para todas y todos y, al mismo
tiempo, susceptibles de resignificación en cuanto a su sentido. Nos referimos a un
hacer escuela mediante posiciones de cercanía, confianza, cuidado y respeto que
alberguen estrategias de inclusión y de efectiva democratización de los escenarios
escolares para los y las estudiantes, favoreciendo condiciones de acceso a la
educación en términos de derechos y revalorizando el carácter público de la
escuela en tiempos de aislamiento social, preventivo y obligatorio.
Sin embargo, en las escuelas no nos ha resultado fácil hacernos del tiempo para
esta pregunta o para otras; detenernos ha resultado complejo y, en cambio,
quedamos atrapados en un devenir veloz de actividades, tareas, demandas y
exigencias. Es por eso que, para poder avanzar y pensar lo que sigue, es
fundamental inscribirnos en una nueva temporalidad donde sea posible tomarnos
el tiempo para formarnos y también, y sobre todo, para pensar con otros y otras
docentes, con los equipos de conducción, con los y las estudiantes y con las
comunidades.
9
estas chicas, para estos y estas adolescentes y jóvenes, desde las condiciones de
posibilidad tan diversas que hay en el territorio. En este tiempo inédito tal vez no
sepamos exactamente cuál es el mejor camino y debamos asumir que estamos en
una etapa de producir respuestas sobre cómo acompañar mejor para que todos y
todas aprendan; pero lo que sí tenemos que saber es que no es necesario hacerlo
solos o solas.
Como ya hemos señalado, Moodle nos ofrece una forma de llevar adelante los
encuentros pedagógicos en el marco de una arquitectura técnica donde hay un
aula para cada materia y su grupo de estudiantes; allí, se organizan
sucesivamente las clases. Antes de poner en tensión este esquema (que lo
haremos), los invitamos a pensar dentro de la caja, es decir, dentro de ese marco
de posibilidades que nos habilita la plataforma en su uso más habitual y que
sugiere un conjunto mínimo de rituales organizadores, de esos que no abundan
por estos días.
Una de las cuestiones fundamentales tiene que ver con pensar cómo generar
cercanía y confianza con estudiantes que, muchas veces, no llegamos a conocer al
momento de la interrupción de las clases presenciales. En esta línea, la paradoja
reside precisamente en cómo generar presencia en la distancia, cómo poner y
arrimar los cuerpos para que estemos juntos interrogando el sentido común de las
cosas del mundo. Si bien abordaremos este tema en extenso en el Módulo 3,
adelantaremos aquí que habitar un aula virtual es un poco como habitar un aula
física.
10
formas de producir el hecho social en un aula virtual es inscribir la propuesta en
una narrativa, en una construcción discursiva multimedial y multimodal que
convoque, construya proximidad y que considere el particular contexto en el que
se encuentran nuestros y nuestras estudiantes, conectando con sus intereses,
motivaciones y aquellas situaciones que los puedan estar atravesando.
Pensemos, por caso, cuán difícil se hace imaginar una clase en la que, nosotras y
nosotros docentes, ingresamos al aula y hablamos de corrido o dictamos una lista
de conceptos, con tono monocorde y en un registro excesivamente formal, sin
traer los gestos y los tonos, sin imprimir ritmos, sin explicar o generar actividades
que permitan interactuar y ceder las palabras y las cosas. Este modelo de clase
muda, que no se sostiene ni produce aprendizajes significativos en la
presencialidad, no debemos replicarlo en el aula virtual.
11
En este sentido, y para pensar una clase inscripta en un relato, la plataforma
Moodle dispone de muchos recursos y combinaciones posibles. Podremos optar
por aquellos que mejor contribuyan a la presentación de los contenidos y sean
más adecuados para los objetivos que nos planteamos. La decisión por unos y por
otros es una decisión situada, que tiene que ver con los y las estudiantes que
tenemos, las comunidades que habitamos y el trabajo con el saber que nos
disponemos a proponer. En definitiva, esa decisión no es una decisión aislada y
solitaria. Se construye en el marco de los acuerdos institucionales que se dan al
interior de cada escuela, con otros y otras docentes.
Disponer la clase en un entorno virtual es una tarea que tiene mucho de trabajo
docente cotidiano. Supone, en principio, seleccionar materiales y armar una cierta
coreografía de tiempos, recorridos y actividades. También sobre este punto
profundizaremos más adelante (en el Módulo 2), pero vamos aquí con los
rudimentos.
12
Una cuestión central para el trabajo pedagógico en la planificación de la
enseñanza son los tiempos. Es importante destacar que cuando hablamos de
encuentro o de clase no estamos suponiendo un cara a cara o
nline entre docente
y estudiantes ni una conexión simultánea como condición o forma única.
En los últimos meses, nos hemos dado cuenta de que disponer una clase en un
entorno virtual demanda un tiempo extenso y un trabajo profundo. Es por eso que
13
la clase virtual tiene que ser pensada con otra periodicidad, distinta a la
diaria o a la semanal, y como una propuesta que contenga un recorrido más
amplio, aunque se vaya develando por etapas más o menos anticipadas y
anticipables.
Por otro lado, sabemos que –en el contexto incierto en que nos encontramos–
hemos tenido que reformular y poner en cuestión nuestra planificación. Sin
embargo, especialmente en esta situación de incertidumbre, resulta imperativo
dotar de cierta organización de agenda periódica, en tramos cortos, para
contribuir a la planificación personal de las y los estudiantes, sus familias y las
nuestras. Planificar en una nueva temporalidad y haciendo explícito cada paso. A
continuación, proponemos un esquema básico de organización común.
14
1. Presentación y anticipación
15
estudiantes– es una estrategia que otorga a la experiencia virtual otra densidad,
más comprometida y convocante.
Es muy importante aclarar que de ninguna manera esta forma de presentar los
saberes o de abordar la explicación supone retomar el un esquema deductivo de
16
clase “presentación de contenidos + actividad de aplicación o ejercitación”. Por el
contrario, proponemos: primero, ser creativos y creativas en la secuenciación de
los distintos elementos poniendo el ojo en los espacios de autonomía y
producción, propia y con otros; segundo, saber que las y los docentes estamos
aprendiendo junto a las y los estudiantes; y, por último, no olvidarnos de que
probando podremos construir mejores propuestas.
3. Cierre y continuidad
17
vincule lo que venimos haciendo. Así, tenemos la
oportunidad de organizar la virtualidad como propuesta
y como experiencia. Pero eso no supone, necesariamente,
que a un aula le corresponda una materia de un curso;
podemos pensar formas de agrupar que desafíen el formato y
que se acomoden mejor a lo que estamos necesitando.
Puede ser un aula para cada curso con una ventana por
materia o, mejor aún, un aula por área donde podamos pensar
clases juntos a partir de saberes integrados interdisciplinarios,
multidisciplinarios o transdisciplinarios. Puede haber un aula
para jugar, para estar de recreo, con o sin supervisión de los
adultos. También un aula que sea sala de profesores, con
planificación, pero también con mate y conversación sobre el
clima. Otra, ¿por qué no?, que nos acomune o que nos ponga a
trabajar de otro modo. El potencial es inmenso.
18
Manos a la obra
A continuación, les presentamos las actividades con las que estaremos trabajando
junto al detalle de cada una.
Actividades
Actividad 1
Objetivos de la actividad
Modalidad de participación
Individual.
19
Tutorial de Moodle, muro digital para el registro de
inquietudes de Moodle, foro de consultas para las dudas que
surjan, dispositivo (PC, notebook o celular) y acceso a
internet.
Actividad 2
En línea con la propuesta del módulo –caracterizado por una
búsqueda permanente de diálogo entre lo teórico, nuestra
praxis como educadores y educadoras y el particular contexto
que nos atraviesa–, les proponemos la siguiente actividad:
20
- la “adaptación” del medio virtual disponible como
entorno para la enseñanza y el aprendizaje;
- las posibilidades didáctico-pedagógicas que
observamos en el entorno de Moodle;
- la propuesta de actividades para el/la estudiante a
distancia (adolescente, joven o adulto/a) o para el
niño o la niña acompañado/a de su familia;
Objetivos de la actividad
21
Referencias
Bracchi, C. (2020, 12 de mayo). Enseñanza y evaluación.
Tercer Etapa de la Cuarentena. Documento Base.
Buenos Aires: Subsecretaría de Educación de la
DGCyE.
Ministerio de Educación (2020, 21 de mayo). Jornadas de
Formación Docente. Inés Dussel y Flavia Terigi
[Archivos de video]. Disponible en
https://www.youtube.com/watch?v=pZYGWi7nHQM
Petit, M. (2016). Leer el mundo. Experiencias actuales de
transmisión cultural. Buenos Aires: Fondo de Cultura
Económica.
Universidad Pedagógica Nacional. (2020, 10 de junio). La
escuela: cuidado, enseñanza y aprendizaje [Archivo
de video]. Disponible en
https://youtu.be/b4T-eAtoPIM
Imágenes
22