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la Cultura (UNESCO, por sus siglas en inglés), tiene como objetivo principal promover los
valores de la tolerancia, la paz y diversidad cultural a través de la firma de convenios con
los Estados Miembros (países asociados) alrededor el mundo que promueven la educación
universal.
Una de las visiones más importantes para la UNESCO (2021) es la de fomentar el
desarrollo de las naciones a través de la educación, la cual resulta un elemento clave para
mantener relaciones pacíficas y cooperativas entre las diferentes culturas que coexisten en
la actualidad. Dado que la educación es un derecho internacional que todo ser humano debe
recibir desde la infancia, en una sociedad no debería existir ningún tipo de limitante, como
la edad, que haga creer a una persona que no pueda o deba tener acceso a seguir
aprendiendo y adquiriendo nuevas habilidades.
, en junio de 1950, se llevó a cabo la 5° Conferencia General de La Organización de las
Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura en Florencia, Italia. En dicha
conferencia, se promovió la creación del Instituto de Educación de la UNESCO (UIE, por
sus siglas en inglés) cuyas funciones cubrían un amplio rango de temas relacionados tanto a
la educación preescolar como a la educación de adultos en contextos formales e informales.
P
Conforme a la información de la página web del UIL (2021) “la misión del Instituto
es promover el reconocimiento y crear las condiciones para el ejercicio del derecho a la
educación y el aprendizaje”. Las funciones del UIL se centran en la realización de
investigación, creación de redes diplomáticas entre naciones y el desarrollo de
publicaciones académicas sobre el paradigma educativo del aprendizaje a lo largo de toda
la vida aplicado en contextos formales e informales.
De acuerdo con la lista de Estados Miembros de la UNESCO (2021) publicada
en su sitio web, actualmente la organización cuenta con 193 naciones asociadas de las
cuales México forma parte. La página web de la Secretaría de Relaciones Exteriores ([SRE]
2021) señala que los diplomáticos que representan a México han firmado una lista de 26
convenios en el periodo de 1992 a 2013. De hecho, los acuerdos número 20 y 21 del
enlistado conciernen al campo de la educación para adultos los cuales expresan lo
siguiente:
20. Acuerdo de Colaboración Técnica entre el Instituto Nacional para la Educación
de los Adultos de los Estados Unidos Mexicanos y la Organización de las Naciones
Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura para la Elaboración de un
Diagnóstico de la Educación Indígena Bilingüe para Jóvenes y Adultos, firmado en
la Cuidad de México, el 18 de abril de 2012.
21. Acuerdo entre el Instituto Nacional para la Educación de los Adultos de los
Estados Unidos Mexicanos y la Organización de las Naciones Unidas para la
Educación, la Ciencia y la Cultura para Apoyar el Desarrollo de la Educación de los
Adultos en México, firmado en Hamburgo, Alemania, el 14 de junio de 2012.
11. Acuerdo entre el Instituto Nacional para la Educación de los Adultos de los
Estados Unidos Mexicanos y la UNESCO a través del Instituto de la UNESCO para
la Educación a lo Largo de Toda la Vida, Respecto de la Realización de la Reunión
Regional de Seguimiento de CONFINTEA VI
El INEA (2000, pp. 24-29) categoriza los elementos del MEVyT de la siguiente manera:
a. Es modular: Los contenidos de los módulos tienen como referente las
situaciones reales de vida de las personas jóvenes y adultas, y se abordan a través
de actividades y materiales que favorecen su interacción en el proceso de
aprendizaje.
b. Es diversificado: Se cuidó contar con una oferta de módulos para los intereses de
jóvenes, amas de casa y trabajadores, por ser los usuarios mayoritarios.
c. Es flexible y abierto: Ofrece la posibilidad de “libre tránsito” dentro del modelo,
de tal manera que el usuario puede seleccionar entre varios módulos aquellos que le
interesen.
f. El diseño no es solo forma: el diseño también reconoce que aunque los usuarios
pueden vivir una segunda oportunidad, no son educandos de segunda, sino que
merecen los mejores materiales que se les pueda brindar.
Finalmente, hay que considerar que los alumnos de la tercera edad que padecen alguna
enfermedad crónico-degenerativa pueden experimentar dificultades significativas para
realizar tareas académicas. En estos casos, podría ser conveniente adaptar las técnicas y
materiales didácticos necesarios que propicien el refuerzo de la motricidad fina de los
estudiantes junto con el acompañamiento apropiado para evitar provocar frustración en el
proceso de aprendizaje.
Por último, la hipótesis del filtro afectivo ha sido, desde su creación hasta nuestros
días, una de las propuestas teóricas más innovadoras en el campo de la enseñanza y
aprendizaje de lenguas extranjeras por su naturaleza humanística y psico-emocional para
establecer técnicas de enseñanza.
A pesar de que los autores de la hipótesis del filtro afectivo no especifican qué
edades son más relevantes en su teoría, ésta resulta ser una de las pocas propuestas teóricas
con las que la comunidad docente cuenta para aplicar de manera exitosa en poblaciones de
la tercera edad debido a que los adultos tienen una mayor habilidad para aprender reglas
gramaticales, así como filtros afectivos más altos (Krashen y Terrel, 1983, p. 61).
Finalmente, la implementación de las recomendaciones propuestas en la teoría del
filtro afectivo puede resultar de suma utilidad para un docente que trabaja con adultos
mayores porque, en ellas, se prioriza el cuidado y desarrollo de las emociones durante el
proceso de aprendizaje y, sobre todo, se procura un ambiente de clase libre de estrés, miedo
u otras emociones indeseables para los aprendices principiantes de una lengua extranjera.
Así que, resulta de vital importancia que el docente de adultos mayores promueva
del desarrollo notable de la empatía en su grupo y recurra, frecuentemente, a actividades
didácticas que no solo fomenten el aprendizaje de la lengua meta sino también la práctica
de la empatía a lo largo el curso.
Vale la pena resaltar dos aspectos sumamente valorados en la psicología educativa que son
la vida del aprendiz (dentro y fuera del aula) y la función del docente. Ambos actores
resultan vitales para la psicología educativa porque el alumno es caracterizado como un
individuo con intereses, necesidades y experiencias propias mientras que a los docentes se
les confiere el papel de instructores quienes, según Williams y Burden (1997), deben
mantener un proceso continuo de reflexión personal dentro del cual tomen conciencia de
los valores y creencias personales y culturales que respalden sus propias acciones” (p. 7).
Por tanto, la psicología educativa ofrece a los investigadores de la enseñanza una
perspectiva integral de los elementos y enfoques de la psicología concernientes a la
educación.
. Entre sus representantes principales se encuentran Iván Pávlov, John B. Watson, Frederic
Skinner y Edward Thorndike, quienes, desde una variedad de perspectivas psicológicas y
fisiológicas, establecieron la teoría psicológica del conductismo.
Sin embargo, los antecedentes del conductismo conocido actualmente se remontan a
la corriente filosófica del positivismo lógico (logical positivism), cuya premisa fundamental
manifiesta que el conocimiento y los hechos existen dentro del mundo real y pueden ser
descubiertos por medio de la organización de experimentos en los cuales las condiciones
sean cuidadosamente controladas y las hipótesis establecidas sean comprobadas.
Desde el punto de vista lógico positivista, sólo la información empírica es aceptada
como evidencia de la manifestación de un fenómeno y todo aquello que no pueda ser visto
o medido es rechazado y visto como no-científico (Williams y Burden, 1997, p. 8). A
continuación, se describirán los puntos y conceptos clave que fundamentan la teoría de
aprendizaje del conductismo desde la perspectiva de los autores mencionados.
Adicionalmente, Watson (1924, p. 13) se encargó de enriquecer la terminología del
conductismo con aportaciones como el ajuste, la respuesta explícita e implícita. El ajuste
hace referencia a la respuesta inmediata que el organismo hace cuando recibe un estímulo.
Por ejemplo, cuando una persona siente hambre (estímulo) su estómago hará contracciones
repetidamente como señal de alerta (ajuste). De hecho, el conductismo establece que hay
una respuesta para cada estímulo efectivo y que la respuesta es inmediata. Por estímulo
efectivo, Watson (1924, p. 14) se refiere a que dicho estímulo debe ser lo suficientemente
fuerte para superar la resistencia normal involucrada en el tránsito de percepción de los
sentidos al ajuste para, así, dar lugar al cambio de conducta en determinado aspecto.
Para establecer los principios teóricos que rigen el condicionamiento clásico, Pávlov
(1926) llevó a cabo un experimento en el cual planteó que toda la actividad nerviosa del
animal debe ser entendida primeramente con base en reflejos innatos, los cuales son
conexiones casuales y regulares entre determinados estímulos externos actuando en el
organismo y sus reacciones reflejas necesarias (p. 16). En palabras de Sarason (1981, citado
en Núñez et al. 2015, p. 817) el condicionamiento clásico consiste en lo siguiente:
El condicionamiento clásico es un método mediante el cual se asocia un estímulo
condicionado con otro incondicionado. En este procedimiento se presentan dos
estímulos con estrecha proximidad temporal. El primero, o EI, produce un reflejo.
Después de un cierto número de ensayos, también el segundo, o EC, adquiere la
cualidad de producir un reflejo semejante.
Por lo tanto,
la teoría del conexionismo que llevó a la formulación de la ley del efecto y el aprendizaje
por ensayo y error para explicar el proceso de aprendizaje desde la perspectiva conductista.
. Según Skinner (1974/1987, p. 38) el condicionamiento respondiente consiste en los
cambios involuntarios en el comportamiento de un individuo para adecuarse a un nuevo
ambiente a través de la adquisición de un reflejo condicionado. Dicho reflejo se produce al
ser provocado por estímulos específicos o contingencias de refuerzo, los cuales toman lugar
de manera repetida provocando determinada conducta en el sujeto para su supervivencia.
Un ejemplo simple podría ser el hecho de que, si una persona va caminando por la calle y
de manera repentina comienza a llover, al no tener un paraguas, esta persona correrá para
buscar refugio.
Por otro lado, “el condicionamiento operante es un proceso muy diferente, a través
del cual la persona maneja de manera eficiente el ambiente nuevo” (Skinner, 1974/ 1987, p.
39); además, conviene recalcar que este tipo de condicionamiento ocurre de manera
consciente o voluntaria. Por ambiente nuevo puede entenderse alguna situación de peligro o
un cambio en las sensaciones fisiológicas como el hambre o el dolor. Sin embargo, la
modificación de la conducta no siempre es resultado de los reflejos internos producidos en
el individuo, sino que el ambiente juega un papel fundamental para que dicha modificación
ocurra. Por medio del proceso de condicionamiento operante “el comportamiento que tiene
esta clase de consecuencia llega a tener mayor probabilidad de ocurrencia. Se dice que el
comportamiento se fortalece por sus consecuencias, y por esa razón a las mismas
consecuencias se les llama reforzadores” (Skinner, 1974/ 1987, p. 40).
Por consiguiente, es menester que el docente de adultos mayores considere que al
integrar técnicas basadas en principios del enfoque conductista, se busca que los alumnos
participen de manera activa en su proceso de modificación y adquisición de hábitos
favorables en la lengua extranjera.
En etapas posteriores, la dificultad de las actividades presentadas en el manual iría
aumentando de manera paulatina con la intención de proporcionar evidencia observable
sobre lo aprendido en la unidad en cuestión.
Por lo tanto, el enfoque cognitivo involucra primordialmente el estudio de los
procesos mentales como la percepción y la memoria para argumentar el proceso de
aprendizaje de lenguas extranjeras y, a diferencia del enfoque conductista, el aprendiz deja
de ser visto como un individuo cuyas acciones se originan en la modificación de conductas
existentes y supresión de comportamientos anteriores no deseados sin necesidad de
reflexionar acerca de lo que está aprendiendo o por qué lo hace.
consiste esencialmente en la adquisición y modificación del comportamiento en el
individuo por medio de la repetición y de estímulos y respuestas observables,
“La asimilación mental es, pues, la incorporación de los objetos en los esquemas de la
conducta, no siendo tales esquemas más que la trama de las acciones susceptibles de
repetirse activamente” (Piaget 1947/1983, p. 19).
Del mismo modo, cuando el alumno recibe información acerca de las características
articulatorias propias de otros fonemas en la L2 modifica su creencia previa para acomodar
este aprendizaje que, con el tiempo, formará parte de otros esquemas. Cabe destacar que los
procesos anteriormente descritos no funcionan aisladamente; más bien, la asimilación y la
acomodación son dos procesos inherentes a la adaptación que, en su conjunto, permiten al
aprendiz lograr el equilibrio en el proceso cognitivo.
de las cualidades intelectuales descritas en el estadio de operaciones formales
Como se puede notar, Piaget (1969/1977) atribuye el origen del aprendizaje en el
ser humano desde una perspectiva psicológica entendiéndolo como un proceso individual y
particular para cada persona pues el aprendizaje es, en esencia, “el producto de
construcciones sucesivas, y el factor principal que reside en un equilibrio mediante
autorregulaciones que permite poner remedio a las incoherencias momentáneas, resolver
problemas y superar las crisis o los desequilibrios mediante una constante elaboración de
estructuras nuevas” (p.52).
Saldarriaga, et al. (2016, p. 131) interpretan el concepto de equilibración en la teoría
constructivista de Piaget (1969) como el fenómeno en el proceso cognitivo conformado por
los momentos de desequilibrio y equilibrio donde el “desequilibrio es provocado por las
perturbaciones exteriores y la actividad el sujeto permite compensarlas para lograr
nuevamente el equilibrio”.
Por ende, la perspectiva cognitivista rechaza la idea de que los conocimientos
aprendidos son arbitrarios y no se relacionan con los previos.
Para Ausubel, el aprendizaje significativo no toma lugar por medio del descubrimiento
accidental, como alguna vez se planteó en el aprendizaje por ensayo y error de corte
conductista, sino que los conocimientos deben ocurrir en “situaciones en las que el
contenido de la tarea de aprendizaje (lo que debe ser aprendido) es presentado al aprendiz
en vez de ser descubierto” (Ausubel, 1963, citado en Moreira, 2017, p. 3) utilizando
métodos de enseñanza que resulten relevantes para el alumno. No obstante, en la
afirmación anterior no se debe interpretar la palabra “presentación” en su connotación más
tradicional, en la que el docente solo deposita el conocimiento en la mente del alumno
mientras que éste recibe la información de forma mecánica mientras escucha al profesor.
Más bien, se espera que los conocimientos nuevos sean presentados al estudiante de manera
significativa donde se vea activamente involucrado en el proceso y adquiera información
relevante para él.
, en el cual el docente no permite a los alumnos participar en clase o se limita a
transmitirles información sin darles las herramientas materiales y cognitivas para
comprenderla y generalizarla.
Además de establecer un significado del aprendizaje inclinado al aspecto social,
Vygotsky (1978, citado en Payer, 2017) definió el conocimiento como “un proceso de
interacción entre el sujeto y el medio, pero el medio entendido como algo social y cultural,
no solamente físico” (p. 1). Por lo tanto, puede adoptarse la perspectiva de que el proceso
de adquisición de conocimiento en el ser humano depende primordialmente del contexto
cultural y social del individuo y de la interacción que tenga con otros durante dicho
proceso. De esta manera, el aprendiz es caracterizado como un ser absolutamente social que
construye sus aprendizajes mediante la interacción con su realidad y con las personas que
forman parte de ella.
Las perspectivas anteriores pueden encajar adecuadamente con los propósitos de
este manual didáctico ya que, en él, se busca fomentar el aprendizaje de un aspecto
gramatical del inglés a nivel básico con apoyo de actividades didácticas de producción oral
y escrita que permiten socializar el aprendizaje entre los alumnos mayores.
De hecho, Vygotsky (1978/1979, p. 130) afirma que “el aprendizaje infantil […] empieza
mucho antes de que el niño llegue a la escuela” y que “todo tipo de aprendizaje que el niño
encuentra en la escuela tiene siempre una historia previa” (p. 130). Por tanto, se puede
decir que esta es una de las premisas en que el constructivismo psicológico empata con el
social en la relevancia de la experiencia como parte del proceso de aprendizaje.
). En el manual didáctico de esta propuesta, el andamiaje instruccional puede
aplicarse principalmente con los ejercicios comprensión lectora.
Para lograr este tipo de tareas, los alumnos deben enfocarse en encontrar un método o
secuencia de pasos que los lleven a su objetivo; de esta manera, demostrarán una
comprensión significativa de lo aprendido (Vasquez y Remy, 2022)
Respecto al ámbito pedagógico, las aportaciones de Carl Rogers también resultan
relevantes para el enfoque humanístico-afectivo ya que el principio nuclear de la psicología
humanista es adaptable a una aplicación a la educación, en este caso en la enseñanza de
inglés como lengua extranjera.
Rogers (1995, como se citó en Caram, 2016), señala que al igual que en la
psicología, el aprendiz es el actor central en el contexto educativo y que “solo sirve aquello
que deja huella en una persona y pasa a formar parte de su vida cognitiva, cultural, afectiva,
espiritual y existencial” (p. 66). Debido a esta naturaleza filosófica y, por ende, más
humana de la educación, es sumamente adecuado que el docente tome el rol de facilitador
para sus alumnos, y ponga en el centro de la enseñanza lo que es relevante y trascendental
para el alumno.
La perspectiva presentada por Rogers marca la pauta para que el entendimiento de
la enseñanza y la práctica docente se entienda desde un ángulo que, sin desacreditar las
metodologías pedagógicas tradicionales, sugieren un enfoque de enseñanza donde el
aprendiz sea el mayor responsable de su propio aprendizaje apoyado de su maestro y en el
que sus experiencias, opiniones y emociones son totalmente válidas e importantes para su
aprendizaje.
Rogers (1995) concluye que “es obvio que la persona que crece y aprende
constituye la poderosa fuerza política de dicha educación. El estudiante es el centro. Este
proceso de aprendizaje representa una inversión revolucionaria” (p. 142). Sin duda, el
sector educativo necesita de la renovación tanto en las metodologías de enseñanza como en
los estilos de aprendizaje.
. Riveros (2014) indica que “Maslow sostuvo que Freud había escrito un compendio
completo sobre la enfermedad psíquica y que la otra parte que faltaba era construir cómo
eran las personas sanas” (p. 146).
A pesar de que la pirámide de las necesidades humanas haya sido propuesta desde la
perspectiva psicológica, el autor enfatiza que la satisfacción de las necesidades fisiológicas
como comer, dormir y respirar son el primer eslabón en la jerarquía para que el proceso de
autorrealización dé inicio en una persona.
Así como Maslow, Paula Fontanella y Fabiana Sandmann (2011) defienden la
perspectiva de que cuando un docente trabaja con adultos mayores, es necesario que
considere sus sentimientos y emociones para lograr los objetivos de aprendizaje del curso.
Las autoras argumentan que es de suma importancia “conocer sus dinámicas afectivas, sus
motivaciones y sus necesidades. Los adultos se ven beneficiados por vivencias sociales,
conocen mejor sus emociones y sus relaciones interpersonales” (p.57). En esta
metodología, es vital que el docente lleve a cabo dinámicas didácticas que promuevan
situaciones emocionales positivas en el alumno.
Por ejemplo, si el tema de clase es aprender vocabulario de la familia, el docente
puede promover el recuerdo de experiencias agradables con sus familiares e incorporar ese
conocimiento previo a la práctica del inglés mediante la familiarización de sustantivos
sobre miembros de la familia y la redacción de textos breves sobre algún recuerdo
agradable en el cual los miembros de la familia estén involucrados. De esta manera, se
podría aplicar una técnica didáctica bajo el enfoque humanístico-afectivo en la enseñanza-
aprendizaje de inglés como lengua extranjera.
Una población de alumnos como lo es la de tercera edad necesita constante
retroalimentación constructiva por parte del maestro que fomente el aumento de la
autoestima de cada estudiante en lugar de a ver énfasis en puntajes numéricos que
determinen su nivel de aprendizaje tanto a nivel teórico como práctico. De este modo, se
elevará significativamente la motivación de los alumnos y por ende su apertura por seguir
aprendiendo.
A diferencia de un niño o adolescente, un adulto que vuelve a estudiar algo, ya sea
formal o informalmente, puede hacerlo por decisión propia y no porque “deba” asistir a la
escuela por instrucción de sus padres. Al momento que el docente se da cuenta de las
edades de su población, podrá determinar si diseñar sus clases bajo un enfoque de
aprendizaje deliberado o no.
A pesar de la sobregeneralización en la aplicación del término pedagogía, hay autores que
se dieron a la tarea de proponer términos específicos para la educación de adultos tanto
jóvenes como maduros y mayores. Uno de ellos es
). Knowles (1973) aclara que “esta no es una palabra nueva; ya había sido utilizada en
Alemania en 1833 y ha sido extensamente usada durante la última década de Yugoslavia,
Francia y Holanda, pero la teoría y tecnología próximas a identificar son nuevas” (p. 37).
La breve definición que el autor da para el término resulta bastante amplia respecto a qué
clase de adultos aplica esta teoría.
REFERENCIAS OMITIDAS
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