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EFECTOS DE LA AUTOHEMOTERAPIA U OZONOTERAPIA SOBRE EL

SISTEMA INMUNE

1. Autohemotransfusión como profilaxis para evitar complicaciones


pulmonares post operatorias.

En los artículos publicados por el Dr. Michael W. Mettenleiter (1936) y el Dr.


Jessé Teixeira (1940), utilizan la autohemotransfusión como terapia
profiláctica contra el desarrollo de complicaciones pulmonares en pacientes
postoperados.

1.1. Metodología.

El método profiláctico consiste en la extracción de 20 cc de sangre de una


vena de la fosa del codo para su posterior inyección inmediata en el glúteo.
Este simple método actuaría como un potente estimulante del sistema
retículo endotelial. En ambos trabajos mencionan que la razón de esto sería
porque la sangre al ser extraída del cuerpo pasa a volverse una sustancia
completamente ajena, ya que interactúa con las paredes de la jeringa y esto
provocaría cierta modificación química de los componentes de la sangre.
Por lo tanto, al ser inyectada en el mismo individuo, el cuerpo reacciona y
se obtiene un incremento del % de monocitos.

1.2. Estimulación del sistema reticuloendotelial.

En el trabajo del Dr. Michael W. Mettenleiter se realizó una prueba sencilla


con la que pondría en evidencia la estimulación del sistema retículo
endotelial y la elevación del % de monocitos. Este procedimiento consiste
en la aplicación de un emplasto de cantaridas sobre la piel del muslo con el
fin de que se forme una ampolla. Una vez formada, se extraía el líquido de
la ampolla se centrifugaba para posteriormente determinar el % de
monocitos (los monocitos son los representantes en la sangre circulante del
sistema retículo endotelial). El % de monocitos era alrededor del 5% antes
de la autohemoterapia. Ocho horas después de la autohemotransfusión, el
número de monocitos contenidos en la ampolla aumento hasta el 22% y,
después de 72 horas, se mantenía en el 20%. Luego, el % de monocitos
cae gradualmente y llega a su % basal al séptimo día.

1.3. Autohemoterapia en 300 pacientes postoperados.


En el trabajo del Dr. Mettenleiter se realizó la autohemotransfusión en 300
pacientes postoperados. En estos 300 casos no se presentó ninguna
complicación pulmonar postoperatoria como bronquitis o neumonía, aunque
solo hubo un caso en donde un paciente presento una pequeña área
trombótica pulmonar 5 días después de haberse operado.
1.4. Autohemoterapia en 150 pacientes postoperados.
En el trabajo del Dr. Teixeira se aplica la autohemoterapia en 150 pacientes
postoperados. En todos los pacientes no surgió ninguna complicación
incluso mencionan que en varios casos en donde se detuvo la
autohemoterapia aparecieron complicaciones infecciosas, las cuales
pasaron a tratarse con autohemoterapia en dosis altas (40 – 80 cc), clorato
hipertónico sérico, alcohol, vitamina C, etc (hay que mencionar que se trata
de un artículo de 1940 en donde la producción de antibióticos recién se
estaba dando).
Se mencionan casos particulares en donde pacientes con bronquitis crónica
o subaguda sometidos a cirugía, al realizarle la autohemoterapia después
de la operación, las bronquitis no empeoraron e incluso en algunos casos
desaparecieron.
En dos pacientes que se sometieron a esplenectomía por ruptura traumática
del bazo, en uno se realizó la autohemoterapia y no presento
complicaciones, mientras que en el otro no se realizó la autohemoterapia y
se manifestó una consolidación en la base del pulmón derecho.

2. Análisis de los niveles de dos tipos de inmunoglobulinas y monocitos


en pacientes tratados con autohemoterapia.

La autohemoterapia tiene como objetivo la autoestimulación del sistema


inmune mediante la eliminación de un cierto volumen de sangre venosa y la
aplicación de este mismo volumen por vía intramuscular. Se considera una
técnica sencilla que estimula el aumento de macrófagos (monocitos) por la
médula ósea.

Los efectos beneficiosos de la autohemoterapia se atribuyen a los


antígenos presentes en la sangre, que estimulan la producción de
anticuerpos cuando se inyecta sangre en el músculo. La autohemoterapia
actúa complementando la terapia con antibióticos, inhibiendo la
reproducción de microorganismos, mientras que el sistema inmune activado
derrota la infección.

El objetivo de este estudio fue evaluar el efecto del tratamiento mediante


autohemoterapia sobre la estimulación de la respuesta inmune, mediante el
análisis de los niveles de inmunoglobulinas en suero y monocitos en la
sangre de individuos sanos que se sometieron a tratamiento por primera
vez.

2.1. Participantes.
5 hombres y 5 mujeres sanos, cuyas edades comprendían entre los 20 – 50
años, que nunca se habían sometido a la autohemoterapia. La selección de
estos 10 participantes fue aleatoria a partir de un sorteo de una lista de
candidatos voluntarios.

2.2. Autohemoterapia.
A cada participante se le extrajo 10 mL de sangre venosa y se aplico en la
región glútea. Solo se realizo una aplicación en cada participante.
2.3. Material biológico.
1 día antes de realizarse la autohemoterapia y los 9 días consecutivos
después de haberse realizado, se recolecto 10 mL de sangre de cada
participante (la recolección se realizó siempre a la misma hora). De los 10
mL, 3 mL fueron recogidos con anticoagulante y se utilizaron para realizar el
hemograma y determinar el % de monocitos; los 7 mL restantes se dejaron
coagular y se separó el suero para analizar los niveles de inmunoglobulinas.
2.4. Resultados.
De los diez participantes analizados, nueve presentaron un aumento en el
número de monocitos, que varió del 17% (menor aumento) al 250% (mayor
aumento). Sin embargo, uno de los participantes presentó una reducción del
75% en los monocitos. Existió una variación en cuanto el día en donde se
alcanzó el pico del aumento de monocitos.
Se observó un aumento de la IgM en nueve de los individuos estudiados,
que osciló entre el 10 - 28%. El aumento de IgG se demostró en todos los
individuos y varió de 13 - 36%. Hubo un aumento de 3 - 89% de IgA en
nueve individuos y también un aumento de 3 - 88% de IgE en ocho de ellos.
Se observó que en los participantes que no presentaron aumento de
inmunoglobulinas, los niveles se mantuvieron. De igual manera, existió una
variación en cuanto el día en donde se alcanzó el pico del aumento de
inmunoglobulinas.
El p valor arrojo un valor significativo entre la comparación de los niveles de
monocitos e inmunoglobulinas antes y después de la autohemoterapia; sin
embargo, el p valor no fue significativo en cuanto los niveles de IgA.

3. Efecto modular de la ozonoterapia sobre la actividad del sistema


inmune.

El primer uso de ozono en medicina comenzó durante la Primera Guerra


Mundial para el tratamiento de infecciones por clostridium en soldados
alemanes con gangrena gaseosa. Sin embargo, en 1974 es en donde H. H.
Wolff hace público el método de exposición de sangre humana ex vivo al O2
- O3 durante unos minutos en una botella de vidrio para su posterior
administración al paciente donante.
Ha existido controversia con respecto al uso de O3 debido a que esta es
una molécula extremadamente reactiva e inestable, además, varios autores
habían realizado experimentos en donde exponían eritrocitos lavados con
solución salina a una mezcla de O2 y O3. Los eritrocitos en estas
circunstancias se volvían extremadamente sensibles a la actividad oxidante
del O3 y esto conllevaba a la descomposición de su membrana celular
(debido a la oxidación que sufrían los ácidos grasos que componen los
fosfolípidos), inactivación de enzimas intracelulares (por alteración de su
estructura proteica a través de la oxidación) y formación de
metahemoglobina (forma oxidada de la hemoglobina en donde el Fe 2+ pasa
a Fe3+. Es menos capaz de transportar O2 a los tejidos debido a que el Fe 3+
forma un enlace más fuerte con e O2). Sin embargo, estos experimentos no
representaban lo que podría ocurrir dentro del cuerpo, ya que en realidad el
plasma sanguíneo contiene antioxidantes que son capaces de amortiguar la
reactividad de dosis terapéuticas del O3. De hecho, otros estudios han
demostrado claramente que cuando los eritrocitos, protegidos por
antioxidantes plasmáticos (ácido úrico, ácido ascórbico y albúmina), se
exponen a dosis terapéuticas adecuadas de ozono, no hay oxidación de los
fosfolípidos ni generación de metahemoglobina, además, genera efectos
biológicos interesantes y beneficiosos.

Se ha demostrado que la sangre es un "tejido" mucho más resistente al


ozono y su exposición durante 5 minutos a concentraciones de ozono que
van desde 20 µg/mL hasta 60 µg/mL no muestran ningún daño. Además, el
estado antioxidante total (TAS), normalmente en el rango de 1.3-1.8 mM,
disminuye no más del 20% durante los primeros 5 minutos y vuelve al valor
original después de 30 min, aclarando que la exposición al ozono causa
solo un agotamiento parcial y reversible de los antioxidantes.

Datos previos afirmaban una disminución del fibrinógeno y el colesterol


después de una ozonización sanguínea leve. Sin embargo, en un artículo, el
cual determino la concentración de fibrinógeno, colesterol, triglicéridos, HDL
y LDL en las muestras de sangre humana ampliamente ozonizadas, ya sea
anticoaguladas con heparina o citrato. No detectaron modificaciones
significativas entre las diversas muestras, lo que sugiere que el ozono no
modifica la concentración de estos compuestos incluso a la concentración
más alta de ozono.

3.1. Efecto del O3 sobre las células del sistema inmune.


Se ha demostrado que la sangre humana ex vivo, al ser expuesta a dosis
apropiadas de ozono, se provoca a una pequeña liberación de interferón c
(IFN-c), IFN-b, interleucina 2 (IL-2), IL-6, IL-8, factor de necrosis tumoral a
(TNF-a), factor de crecimiento transformante beta 1 (TGF-b1) y factor
estimulante de colonias de granulocitos-macrófagos (GM-CSF).
4. Efectos de la autohemoterapia y el extracto de β-glucano de
Saccharomyces cerevisiae sobre las respuestas hematológicas en
ratones

Los experimentos se realizaron en 30 ratones. Para realizar la


autohemoterapia, en cada uno de los ratones se extrajo 50 μl de sangre de
la vena de la cola a través de una jeringa y posteriormente se inyectó
directamente vía intramuscular. En el grupo de control se recolecto 50 μl de
sangre de la vena de la cola de cada ratón, e inyectó 50 μl de solución
salina normal al 0,9%.

En el octavo día después de haber realizado la autohemoterapia, los


ratones fueron anestesiados y se les extrajo sangre a través de la vena
yugular para análisis de laboratorio. Las muestras de sangre se analizaron a
través del hemograma completo (CBC).

4.1. Resultados del hemograma.

- Grupo de control:
 Hb: 15%
 Hto: 50%
 Eritrocitos: 12,5%
 Plaquetas: 220,000/mm3
 Leucocitos: 8,700/ μL
o Neutrófilos: 23%
o Linfocitos: 73%
o Monocitos: 2%
o Eosinófilos: 1.7%
o Basófilos: 0.3%

- Grupo de control:
 Hb: 16%
 Hto: 53%
 Eritrocitos: 13,8%
 Plaquetas: 350,000/mm3
 Leucocitos: 10,000/ μL
o Neutrófilos: 23.8%
o Linfocitos: 73.4%
o Monocitos: 2.4%
o Eosinófilos: 0.3%
o Basófilos: 0.1%

4.2. Conclusiones.
Los autores concluyeron que la autohemoterapia tuvo efectos
hematológicos sobre los ratones.

En el estudio se observó un incremento significativo (p<0,05) sobre


todos los parámetros hematológicos. Sin embargo, cabe señalar que
los eosinófilos y basófilos presentaron una reducción, únicamente la
reducción de los eosinófilos fue significativa.

5. Efectos inmunológicos y posibles mecanismos de acción de la


sueroterapia autóloga en la urticaria crónica espontánea.

El objetivo de este estudio fue investigar los efectos inmunológicos de las


inyecciones de suero autólogo en pacientes con urticaria crónica
espontánea (CSU) positiva a la prueba cutánea sérica autóloga (ASST). Se
analizó la reactividad sérica antes y 8 semanas después de
autohemoterapia mediante ASST y el ensayo de liberación de la histamina
de basófilos. También se monitorearon los niveles de IgE e IgG contra IL-24.
Estos análisis se realizaron con el fin de evaluar los cambios en la
autorreactividad sérica y los niveles de IgE-anti-IL-24 por su relevancia en la
fisiopatología de la CSU.

Los hallazgos del estudio sugieren que la autohemoterapia tiene efectos


clínicos beneficiosos rápidos, fuertes y sostenidos en pacientes con CSU
ASST positivos que están relacionados con la presencia y los cambios de
autoanticuerpos. Lo más importante es que los altos niveles de IgE-anti-IL-
24 antes del tratamiento y los cambios de IgE-anti-IL-24 en respuesta al
tratamiento están relacionados con la eficacia de la autohemoterapia. La
autohemoterapia redujo los niveles séricos de IgE-anti-IL-24 en un 18% y un
22%. Por el contrario, los niveles séricos de IgG-anti-IL-24 no cambiaron
significativamente.

La autohemoterapia redujo la actividad de la enfermedad en un 36%


después de 8 inyecciones semanales, condujo a un beneficio sostenido en
la semana 20 (reducción del 46%) y mejoró la actividad de la enfermedad
tan pronto como después de la segunda inyección. Además, la necesidad
del consumo de antihistamínicos se redujo significativamente en más del
50%.

La CSU, en muchos pacientes, se considera un trastorno autoinmune y está


relacionada con la presencia de autoanticuerpos desgranulantes de
mastocitos (IgE e IgG). Los resultados del estudio sugieren fuertemente que
la autohemoterapia reduce los niveles de autoanticuerpos IgE, pero no los
niveles o efectos de los autoanticuerpos IgG.

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