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Suicidio Juvenil

El suicidio es un fenómeno que se ha estudiado en adolescentes en diferentes países del mundo


desde el punto de vista de los cambios sociales, culturales, económicos y tecnológicos recientes. El
incremento del suicidio en los adolescentes se ha convertido en un problema de Salud Pública en
México. En este documento se revisan de manera general, la historia del suicidio, epidemiología del
suicidio a nivel mundial y algunas investigaciones epidemiológicas en adolescentes mexicanos en las
que se consideran aspectos neurobiológicos (predisposición genética), la desesperanza, los trastornos
psiquiátricos, el embarazo, el bullying escolar (maltrato escolar), el ciberbullying (maltrato cibernético),
el desempleo y el consumo indiscriminado de la tecnología a través de la música y los videos como
factores de riesgo. También se considera a la autopsia psicológica como una técnica de investigación
del suicidio; así como el reporte de los Servicios de Salud Mental en México acerca de este fenómeno,
el duelo en los padres del adolescente suicida y el abordaje terapéutico. El adolescente mexicano
actual, muestra un incremento de riesgo de la conducta suicida.

El suicidio en adolescentes | Revista Médica del Hospital ...https://www.elsevier.es › es-revista-revista-


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¿Por qué los adolescentes intentan quitarse la vida?


La mayoría de adolescentes entrevistados tras un intento de suicidio dicen que lo hicieron porque
estaban intentando escapar de una situación que se sentían incapaces de afrontar o les parecía
imposible de superar, o porque deseaban acabar de una vez por todas con los insoportables
pensamientos y sentimientos que tanto les atormentaban. Al igual que Moisés, no querían morir tanto
como escapar de la situación que estaban atravesando. Y en aquel momento en concreto, la muerte
les pareció la única vía de escape posible.
Algunas personas que ponen fin a sus vidas o intentan suicidarse pretenden escapar de sentimientos
de rechazo, dolor o pérdida. Otros están enfadados, avergonzados o se sienten culpables por algo. A
algunos les preocupa decepcionar a sus amigos o familiares. Y otros se sienten no queridos,
inatractivos, maltratados o que son una carga para los demás.
A todos "nos superan" la emociones o situaciones difíciles de vez en cuando. Pero la mayoría de
personas lo acaban superando y son capaces de ver los problemas en perspectiva y de encontrar el
modo de seguir adelante con esperanza y determinación. Entonces, ¿por qué determinadas personas
intentan suicidarse y otras personas que se encuentran en una situación igual de difícil no lo hacen?
¿Qué es lo que hace que determinadas personas sean más flexibles y resistentes (más capaces de
afrontar los reveses y dificultades que les plantea la vida) que otras? ¿Qué es lo que determina que
una persona no sea capaz de ver otra salida a una situación difícil aparte de poner fin a su vida?
La respuesta a estas preguntas radica en el hecho de que la mayoría de personas que se suicidan o
intentan suicidarse están deprimidas.

Depresión
La depresión hace que la gente se focalice mayoritariamente en los fracasos y decepciones, enfatice la
cara negativa de las situaciones e infravalore sus propias capacidades y su valía personal. Una
persona con una fuerte depresión es incapaz de percibir la posibilidad de que las cosas puedan salirle
bien y está convencida de que nunca volverá a ser feliz o que las cosas no se arreglaran nunca.
La depresión afecta a los pensamientos de una persona de tal modo que la persona es incapaz de ver
la forma o formas de superar sus problemas. Es como si la depresión pusiera un filtro en el
pensamiento de la persona deprimida que distorsiona las cosas. Por eso las personas deprimidas no
se dan cuenta de que el suicido es una "solución" permanente a un problema temporal del mismo
modo que se dan cuenta las personas no deprimidas. Un adolescente deprimido puede sentir que no
hay ninguna otra forma de escapar de sus problemas, de aliviarse el dolor emocional o de comunicar
su desesperación y su profunda infelicidad.
A veces, las personas que se plantean el suicidio ni siquiera son conscientes de que están deprimidas.
No se dan cuenta de que es la depresión —no la situación— lo que les está haciendo ver las cosas
como si "no hubiera salida", "no pudieran mejorar" o "no hubiera nada que hacer".
Cuando remite la depresión porque la persona recibe la terapia o tratamiento adecuados, desaparece
el pensamiento distorsionado. La persona recupera la capacidad de experimentar placer, la energía y
la esperanza. Pero, cuando una persona está profundamente deprimida, la ideación suicida es una
preocupación real.
Las personas que padecen un trastorno mental denominado "trastorno bipolar" también están en
situación de riesgo de suicidio debido a que su trastorno puede hacer que pasen épocas en que están
extremadamente deprimidos y épocas en que están anormalmente eufóricos y repletos de energía (lo
que se denomina "manía"). Ambas fases extremas del trastorno bipolar distorsionan el estado de
ánimo de la persona, así como su visión de las cosas y su capacidad de juicio. Para las personas que
sufren este trastorno, puede ser todo un reto ver los problemas en perspectiva y actuar con sensatez.

Abuso de sustancias
Los adolescentes que tienen problemas con el alcohol y con las drogas también corren más riesgo de
tener ideas y comportamientos suicidas. El alcohol y algunas otras drogas tienen efectos depresivos
sobre el cerebro. El mal uso de estas sustancias puede desencadenar una depresión grave. Esto es
especialmente cierto para algunos adolescentes que ya eran proclives a la depresión por su biología,
antecedentes familiares u otros factores estresantes.
El problema se puede agravar porque muchas personas deprimidas se refugian en las drogas y el
alcohol, sustancias que utilizan como vía de escape. Pero no son conscientes de que los efectos
depresivos que las drogas y el alcohol tienen sobre el cerebro, de hecho, pueden exacerbarles la
depresión a largo plazo.
Aparte de tener efectos depresivos, las drogas y el alcohol alteran la capacidad de raciocinio de la
persona. Interfieren con su capacidad de valorar los riesgos, hacer buenas elecciones y pensar en
soluciones sensatas a los problemas reales. Muchos intentos de suicidio ocurren bajo los efectos de
las drogas o el alcohol.
Por descontado, esto no implica que cualquier persona que esté deprimida o tenga problemas con las
drogas o el alcohol intentará quitarse la vida. Pero estos trastornos —sobre todo cuando se dan
conjuntamente— aumentan el riesgo de suicidio.

El suicidio no siempre se planifica


A veces las personas deprimidas planean el suicidio con antelación. De todos modos, muchas veces
los intentos de suicidio ocurren de forma impulsiva, en un momento de profunda desesperación.
Situaciones como la ruptura de una relación sentimental, una fuerte pelea con un padre, un embarazo
no deseado, ser rechazado o hecho de lado por otra persona o ser objeto de malos tratos pueden
hacer que uno se sienta profundamente alterado y desesperado. A menudo, una situación como estas,
añadida a una depresión preexistente, es la gota que acaba colmando el vaso.
Algunas personas que intentan suicidarse querían morir y otras no. Algunas utilizan el intento de
suicidio como una forma de expresar un profundo dolor emocional. No son capaces de expresar cómo
se sienten, de modo que intentar suicidarse les parece la única forma de transmitir ese mensaje.
Lamentablemente, incluso cuando un intento de suicidio no es más que una forma de pedir ayuda a
gritos y la persona no desea morir, no hay forma de controlarlo. Muchas personas que en el fondo no
querían quitarse la vida acaban matándose o con graves secuelas.

Señales de alarma
A menudo se pueden detectar algunos indicios de que una persona está pensando en o planeando un
intento de suicidio. He aquí algunos de ellos:

 hablar sobre el suicidio o la muerte en general


 hablar sobre "irse", "emprender un viaje" o "marcharse"
 decir que ya "no se necesitarán" ciertas cosas y regalar pertenencias a otras personas
 hablar sobre sentimientos de desesperanza o culpabilidad
 alejarse de los amigos o familiares y perder las ganas de salir
 no tener ganas de participar en las actividades o aficiones favoritas
 tener dificultades para concentrarse o para pensar con claridad
 experimentar cambios en los hábitos alimentarios o de sueño
 manifestar conductas autodestructivas (como beber alcohol, consumir drogas y autolesionarse,
por ejemplo).
¿Y si te está ocurriendo a ti?
Si has estado pensado en el suicido, pide ayuda lo antes posible. La depresión no es ninguna tontería
sino un problema grave. No puedes limitarte a esperar y desear que mejore tu estado de ánimo.
Cuando una persona lleva mucho tiempo deprimida, es muy difícil que sea capaz de dar un paso atrás
y ver las cosas en perspectiva y con objetividad.
Habla con alguien de confianza en cuento puedas. Si no puedes hablar con uno de tus padres, hazlo
con un entrenador, un monitor, un pariente, el psicólogo de tu centro de enseñanza, un sacerdote o un
profesor. Llama al teléfono de la esperanza u otro servicio de asesoramiento telefónico para momentos
de crisis (como 1-800-SUICIDE) o al teléfono de emergencias (911). Estas líneas gratuitas funcionan
24 horas al día, 7 días a la semana, y son atendidas por profesionales preparados que podrán
ayudarte sin conocer tu nombre ni verte la cara. Todas las llamadas son confidenciales —ninguna
persona que conozcas podrá enterarse de tu llamada. Esos profesionales están ahí para ayudarte a
idear la forma de superar situaciones difíciles.

¿Y si le está ocurriendo a alguien que conoces?


Siempre es positivo iniciar una conversación con una persona que creas que se puede estar
planteando el suicidio. Así podrás pedir ayuda para esa persona, y el mero hecho de hablar sobre ello
tal ve le ayude a sentirse menos sola, más cuidada y más comprendida.
Hablar sobre lo que le preocupa a esa persona también puede ser una buena oportunidad para que
considere otras soluciones posibles a sus problemas. Generalmente las personas que se están
planteando el suicidio están dispuestas a hablar si alguien les pregunta desde la preocupación sincera
y el deseo de ayudarles. Puesto que las personas deprimidas no son capaces de ver las respuestas
con tanta facilidad ni claridad como la demás gente, puede ayudar que alguien les inste a llegar
conjuntamente a por lo menos otra posible salida o solución a la difícil situación que está viviendo.
Aunque un amigo o compañero de clase te haga prometerle que le guardarás el secreto, tu deber es
pedir ayuda lo antes posible —la vida de tu amigo podría depender de ello. Cuando una persona se
está planteando seriamente el suicidio, es posible que haya caído en un pozo emocional tan hondo
que puede no ser capaz de reconocer que necesita ayuda. Cuéntaselo a un adulto en quien confíes lo
antes posible.
En caso necesario, también puedes llamar al teléfono de la esperanza o a otro servicio de
asesoramiento telefónico para momentos de crisis o al teléfono de emergencias (911), todos ellos
gratuitos. Puedes encontrar otros servicios telefónicos similares de carácter local en la guía telefónica
o bien utilizar los que figuran en el apartado de recursos de este artículo. Se trata de servicios
estrictamente confidenciales y las personas que trabajan en cualquiera de esos servicios de
asesoramiento estarán encantadas de hablar contigo para ayudarte a decidir qué es lo más
conveniente que hagas.
A veces, los adolescentes que cometen un intento de suicidio —o que se suicidan— parecen no haber
dado ninguna pista de sus intenciones. Esto puede dejar a sus seres queridos no solo sumidos en el
pesar y el duelo sino también dominados por la culpa y preguntándose si se les escapó algo. Es
importante para la familia y amigos de las personas que se suicidan saber que a veces no existen
señales de alarma, a veces las personas no dan ninguna pista sobre sus intenciones, de modo que no
tiene ningún sentido que se culpen por no haber sabido prever el intento de suicidio.
Cundo una persona se suicida, la gente que la apreciaba puede experimentar un terrible sufrimiento
emocional. Los adolescentes que han tenido recientemente una pérdida o una crisis o que tienen un
familiar o compañero de clase que se ha suicidado pueden ser especialmente proclives a pensar en el
suicidio y a cometer actos suicidas. Si mantienes o mantenías un vínculo muy estrecho con una
persona que ha intentado suicidarse o que se ha suicidado, puede ayudarte el hecho de hablar con un
terapeuta o psicólogo —un profesional que tendrá la formación necesaria para tratar un tema tan
complejo como le suicidio. O puedes participar en un grupo de allegados de personas que se han
suicidado donde podrás compartir sentimientos y recibir el apoyo de otras personas que han vivido una
situación similar a la tuya.
Afrontar los problemas
Ser adolescente no es fácil. Los adolescentes están sometidos a muchas presiones nuevas, de índole
social, académica y personal. Y, para los adolescentes que tienen que afrontar problemas adicionales,
como el hecho de vivir en un ambiente violento o de recibir malos tratos, la vida puede resultar todavía
más difícil.
A algunos adolescentes les preocupa la sexualidad y las relaciones sentimentales y se preguntan si
sus sensaciones, sentimientos y atracciones son normales, o si los demás les aceptarán, los
encontrarán atractivos y les querrán. Otros se enfrentan a problemas alimentarios y de imagen
corporal, y el hecho de intentar alcanzar ideales imposibles les deja con un profundo sentimiento de
fracaso e inadecuación personal. Algunos adolescentes tienen problemas de aprendizaje o de atención
que les hacen ir mal en los estudios. Pueden decepcionarse a sí mismos o pensar que han
decepcionado a los demás.
Estos problemas pueden ser difíciles y provocar un tremendo desgaste emocional —y pueden
desembocar en una depresión si persisten durante demasiado tiempo sin ningún tipo de ayuda o
apoyo. Todos nos enfrentamos a problemas y sucesos dolorosos de vez en cuando. ¿Cómo supera la
gente esos problemas sin deprimirse? En parte, manteniendo el contacto con la familia, los amigos, el
centro de enseñanza, la fe y otras redes de apoyo. La gente sabe afrontar mejor las circunstancias
difíciles cuando puede contar por lo menos con una persona que cree en ella, quiere lo mejor para ella
y en quien puede confiar. La gente también afronta mejor los problemas cuando es consciente de que
la mayoría de los problemas son temporales y se pueden superar.
A la hora enfrentarte a los problemas, te ayudará:

 Explicar lo que te pasa a alguien en quien confías.


 Rodearte de gente positiva y considerada.
 Pedir a alguien que te ayude a pensar en cómo solucionar el problema al que te estás
enfrentando.
 Acudir a un terapeuta o psicólogo si los problemas que tienes te están haciendo sentir
deprimido —o si no dispones de una red de apoyo lo suficientemente fuerte o, simplemente,
sientes que no los puedes afrontar.
Los terapeutas o psicólogos pueden proporcionar apoyo emocional y ayudar a los adolescentes a
desarrollar sus habilidades de afrontamiento para que puedan superar los problemas. También te
puede ayudar el hecho de participar en un grupo de apoyo para personas que tengan problemas
similares a los tuyos —por ejemplo, anorexia y problemas de imagen corporal, tener que convivir con
un miembro alcohólico en la familia o tener preocupaciones sobre la sexualidad y la salud sexual.
Estos grupos te proporcionarán un entorno de aceptación y contención donde podrás hablar sobre tus
problemas con personas que comparten tus preocupaciones. Consulta la guía telefónica para
encontrar grupos de apoyo locales, o bien pregunta al psicólogo de tu centro de enseñanza o al
director o monitor de algún grupo juvenil de tu localidad para obtener la información que necesitas.

Suicidio Juvenil - Cerilhttp://ceril.net › index.php › artículos


Qué es el comportamiento suicida?
El comportamiento suicida se define como la preocupación o acción orientada a causar la propia
muerte de manera voluntaria. Usted puede tener el pensamiento de suicidio, conocido como
'intención', 'ideas de suicidio' o 'pensamiento suicida', o el comportamiento o gesto. Una intención de
causar la propia muerte es esencial en la definición. Las ideas de suicidio se refieren a los
pensamientos de suicidio o a querer quitarse la propia vida. El comportamiento suicida se refiere a las
acciones tomadas por alguien que está considerando o preparando la causa de su propia muerte. El
intento o gesto de suicidio por lo general se refiere a un acto enfocado en causar la propia muerte que
no resulta exitoso en causar la muerte. El suicidio se refiere a haber causado la propia muerte
intencionalmente.

¿Qué hace que los adolescentes intenten suicidarse?


La adolescencia es un período de desarrollo estresante lleno de cambios mayores: cambios
corporales, cambios en pensamientos y cambios en sentimientos. Los fuertes sentimientos de estrés,
confusión, miedo e incertidumbre, así como la presión para tener éxito y la capacidad de pensar sobre
cosas en nuevas formas, influyen en las capacidades de un adolescente para resolver problemas y
tomar decisiones.
Para algunos adolescentes, los cambios normales del desarrollo, cuando se combinan con otros
eventos o cambios en sus familias, como el divorcio o mudarse a una comunidad nueva, cambios de
amistades, dificultades en la escuela u otras pérdidas, pueden ser muy tristes y volverse abrumadores.
Los problemas pueden parecer muy difíciles o embarazosos de superar. El suicidio puede parecer una
solución para algunos.
¿Qué se conoce sobre el suicidio en adolescentes?
El suicidio es la tercera causa de muerte entre los 15 y 24 años de edad. De acuerdo con el Instituto
Nacional de la Salud Mental (National Institute of Mental Health), estudios científicos confiables han
encontrado lo siguiente:
Existe una relación de 25 intentos de suicidio por cada uno que se concreta. Esta relación es incluso
mayor en la juventud.
Los factores de riesgo más fuertes para los intentos de suicidio en la juventud son la depresión, el
abuso de sustancias y los comportamientos agresivos y perturbadores.
Los Centros para el Control y la Prevención de las Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés)
reportan lo siguiente:

 Los hombres son cuatro veces más propensos a morir por suicidio que las mujeres.
 Las mujeres son más propensas a intentar el suicidio que los hombres.
 Se utilizan armas de fuego en más de la mitad de los suicidios en la juventud.

¿Cuáles son los factores de riesgo para el suicidio?


Los factores de riesgo para el suicidio varían con la edad, el género, las influencias culturales y
sociales, y pueden cambiar con el tiempo. Los factores de riesgo para el suicidio suelen presentarse
combinados. Los siguientes son algunos factores de riesgo del suicidio que pueden estar presentes:

 Uno o más trastornos mentales o de abuso de sustancias diagnosticables


 Comportamientos impulsivos
 Eventos de vida no deseables o pérdidas recientes (por ejemplo, muerte o divorcio de los
padres)
 Historial familiar de trastornos mentales o abuso de sustancias
 Historial familiar de suicidio
 Violencia familiar, incluso abuso físico, sexual, verbal o emocional
 Intento anterior de suicidio
 Armas de fuego en el hogar
 Prisión
 Exposición al comportamiento suicida de otros, incluso familia, compañeros, noticieros o
historias ficticias

Señales de advertencia de sentimientos, pensamientos o comportamiento suicida


Muchas de las señales de advertencia de posibles sentimientos suicidas son también síntomas de
depresión. Las observaciones de los siguientes comportamientos por padres y cuidadores pueden ser
útiles para identificar a adolescentes que pueden estar en riesgo de cometer suicidio:

 Cambios en hábitos de alimentación y sueño


 Pérdida de interés en actividades habituales
 Aislamiento de amigos y miembros de la familia
 Comportamientos inadecuados y escapar
 Uso de alcohol y drogas
 Descuido de la apariencia personal
 Toma de riesgos no necesarios
 Preocupación por la muerte y morir
 Incremento de quejas físicas que suele estar asociado con la angustia emocional, como dolores
de estómago, dolores de cabeza y fatiga
 Pérdida de interés en la escuela o trabajo escolar
 Sensación de aburrimiento
 Dificultad para concentrarse
 Sentimientos de querer morir
 Falta de respuesta al elogio

Mostrar planes o esfuerzos hacia planes de cometer suicidio, que incluyen lo siguiente:

 Expresar verbalmente "Me quiero matar" o "Me voy a suicidar"


 Dar indicios verbales como "Ya voy a dejar de ser un problema" o "Si algo me sucede quiero
que sepas..."
 Obsequiar posesiones personales y/o desechar pertenencias importantes
 Alegrarse repentinamente después de un período de depresión
 Puede expresar pensamientos bizarros
 Escribir una o más notas suicidas
Las amenazas de suicidio comunican desesperación y un grito pidiendo ayuda. Siempre tome muy en
serio las declaraciones de sentimientos, pensamientos, comportamientos o planes suicidas. Cualquier
niño o adolescente que exprese pensamientos de suicidio debe ser evaluado inmediatamente.
Las señales de advertencia de sentimientos, pensamientos o comportamientos suicidas pueden
parecerse a otras afecciones físicas o problemas psiquiátricos. Hable siempre con el proveedor de
atención médica de su hijo para recibir un diagnóstico.

Tratamiento para las sentimientos y comportamientos suicidas


El proveedor de atención médica de su hijo analizará con usted el tratamiento específico para los
sentimientos y comportamientos suicidas de su hijo con base en:

 La edad, la salud global y el historial médico de su hijo adolescente


 La gravedad de los síntomas de su hijo adolescente
 La seriedad del intento
 La tolerancia de su hijo a medicamentos o terapias específicos
 Las expectativas con respecto al riesgo de suicidio futuro
Mientras su hijo sea menor de edad, usted estará involucrado en todas las decisiones con respecto al
tratamiento.
Cualquier adolescente que haya intentado suicidarse necesita una evaluación física inicial para
descartar situaciones médicas que pongan en riesgo la vida. Esto debe estar seguido de la evaluación
psiquiátrica y el tratamiento hasta que el adolescente esté psiquiátricamente estable. Esto suele
hacerse en un centro de internación para garantizar la seguridad del adolescente. El tratamiento de
salud mental para sentimientos, pensamientos o comportamientos suicidas inicia con la evaluación
detallada de eventos en la vida del adolescente durante los dos o tres días previos a los
comportamientos suicidas. Una evaluación integral del adolescente y de su familia contribuye a tomar
decisiones con respecto a las necesidades del tratamiento. Las recomendaciones del tratamiento
pueden incluir terapia individual para el adolescente, terapia familiar y, cuando sea necesario,
hospitalización extendida. Esto es para brindar al adolescente un entorno supervisado y seguro. Los
padres juegan un papel de apoyo vital en cualquier proceso de tratamiento.

Prevención del suicidio


La forma más efectiva de prevenir el suicidio y el comportamiento suicida es el reconocimiento y la
intervención temprana de los trastornos mentales y del abuso de sustancias. Los estudios han
demostrado que los programas de prevención del suicidio que tienen más probabilidad de ser exitosos
son aquellos que se enfocan en la identificación y el tratamiento de enfermedades mentales y abuso
de sustancias, gestión del estrés y control de comportamientos agresivos.
De acuerdo con la Fundación Estadounidense para la Prevención del Suicidio (American Foundation
for Suicide Prevention), es importante aprender las señales del suicidio en la adolescencia para evitar
un intento. Mantener una comunicación abierta con su hijo adolescente y con sus amigos brinda una
oportunidad para ayudar según sea necesario. Si un adolescente habla de suicidio, debe recibir una
evaluación inmediata.

Señales de advertencia de depresión en adolescentes:

 Sentimientos de tristeza, desesperación o aislamiento


 Disminución del desempeño escolar
 Pérdida del placer o interés en actividades sociales o deportivas
 Dormir muy poco o demasiado
 Cambios en el peso o apetito
 Nerviosismo, agitación o irritabilidad
 Abuso de sustancias

Pasos que los padres pueden tomar:

 Mantener los medicamentos y las armas de fuego fuera del alcance de los niños
 Buscar ayuda para su hijo (profesional de salud mental o médica)
 Apoyar a su hijo (escuchar, evitar la crítica indebida, permanecer relacionado)
 Informarse (biblioteca, grupo de apoyo local, Internet)

Pasos que los adolescentes pueden tomar:

 Tomar seriamente el comportamiento y discusión del suicidio de su amigo.


 Alentar a su amigo a buscar ayuda profesional, acompañarlo de ser necesario.
 Hablar con un adulto en el que confíe. No estar solo al ayudar a su amigo.

Suicidio en adolescentes - Stanford Children's Healthhttps://www.stanfordchildrens.org › topic

El suicidio de un adolescente es, por encima de todo, una inmensa tragedia familiar, pero a la
vez un problema social de una creciente dimensión que exige con urgencia medidas
preventivas. La antigua cortina de silencio en torno a este drama no ha sido efectiva y puede
haber llegado a ser contraproducente. El ocultamiento estigmatizador ha sido ampliamente
cuestionado por los expertos en condiciones normales, pero desde la pandemia ha dejado de
ser una opción. En 2020, último año del que existen cifras, el suicidio fue la segunda causa de
fallecimiento entre los jóvenes de 15 a 29 años, solo por detrás de los tumores. Ese mismo
año, se quitaron la vida en España 3.941 personas, la cifra más alta de la serie histórica. En
conjunto, el suicidio ya es la primera causa de muerte externa (no natural) en España, por
encima de los accidentes de tráfico. Las tentativas entre la población de 10 a 24 años se
multiplicaron por más de tres entre 2006 y 2020, y las hospitalizaciones por autolesiones casi
se han cuadruplicado en las dos últimas décadas. El aumento en particular de los casos de
mujeres multiplica la alarma y conduce a cuestionar las causas culturales de este repunte y
reforzar las medidas de prevención.

Ocho hospitales públicos españoles de cinco comunidades, entre ellas Madrid y Cataluña, se
han unido en un ensayo clínico —el proyecto Survive— con la intención de diseñar el primer
plan nacional destinado a reducir el suicidio entre jóvenes de 13 a 18 años, a partir de una
terapia con 300 personas de esa edad que ya han intentado quitarse la vida. Sus resultados se
harán públicos a principios de 2023. Otra línea de investigación se centra en los adultos. Las
conclusiones del proyecto pueden resultar importantes para ofrecer pautas concretas y evitar
un desenlace que no siempre es fatal y en el que existe un margen relevante de actuación. Se
registran 20 tentativas por cada suicidio consumado, entre el conjunto de la población, y los
meses inmediatos al primer intento son críticos, sobre todo entre los jóvenes. Es crucial
identificar los factores de riesgo individuales, familiares y sociales en una edad tan compleja
como la adolescencia, en la que además están cobrando relevancia como motivo de peligro
emergente las nuevas tecnologías y, en particular, las redes sociales. Un dato puede servir
para calibrar lo que supone ese momento vital conflictivo en la sociedad actual: el año pasado,
el 25% de los jóvenes de 15 a 29 años tomaron psicofármacos y más de un 44% tuvieron ideas
suicidas, según un estudio de las fundaciones FAD Juventud y Mutua Madrileña.

El suicidio juvenil es solo una faceta, aunque de las más dolorosas, de la preocupación en alza
por la salud mental como grave problema sociosanitario. Sanidad y las comunidades pactaron
en mayo un necesario plan de atención trienal, dotado con 100 millones, entre cuyas seis
líneas de actuación figura la prevención, detección precoz y atención a la conducta suicida. Su
fruto más inmediato fue la puesta en marcha del 024, el primer teléfono creado en España para
prevenir este problema, que ya ha atendido desde entonces más de 34.000 llamadas. Cada día
recibe cerca de 300. Supone un útil instrumento de escucha y ayuda profesional, pero quizá
haya llegado el momento de plantearse, como demandan algunos expertos, el desarrollo de un
plan nacional específico de respuesta. Una sola o múltiples razones pueden llevar a una
persona a desear matarse. Los expertos suelen repetir que quien se quita la vida no quiere
morir, sino dejar de sufrir. La frase significa que el problema incumbe al conjunto de la
ciudadanía.

Prevenir el suicidio juvenil | Opinión - EL PAÍS


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