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Tarea N° 2: Ensayo: 

“Sobre la relación de la política criminal, los derechos


humanos, sociología y gerencialismo, abordando los diferentes tópicos
tratados en el módulo”

I. INTRODUCCIÓN:

En los siglos XVIII y XIX la política criminal, se amparó en legislaciones que


tenían como estandarte imponer castigos a los ciudadanos como una función
general, donde supuestamente el derecho se ejercía de la misma manera para
todos y su finalidad en el mismo sentido era la protección de todos por parte de
la administración de justicia, ello evidentemente posterior al periodo en el cual,
se dejaba de lado en terrible enfrentamiento entre el soberano y las personas
que actuaban al margen de la ley considerados enemigos de los monarcas, la
corona o el gobernante, tiempos en los cuales no se respetaba el mínimo de
los derechos fundamentales de las personas consideradas delincuentes, lo cual
tuvo que cambiar por una forma de control más sutil el cual se iba
materializando en un sistema de organización a cargo de los agentes policiales,
siendo la pena privativa de libertad, la sanción impuesta por excelencia, y
además los encargados de hacer cumplir dichas normas eran la policía quien
vigilaba y realizaba un control en la población a efectos de garantizar la paz
social.

Posteriormente, con el reconocimiento y positivismo de los derechos Humanos,


la política criminal, intenta mantener un enfoque garantista, prevaleciendo un
Estado Social y democrático, y buscando reconocer los derechos
fundamentales dentro de todos los ámbitos donde de manifiestan, ya sean el
ámbito social, legislativo, policial, jurisdiccional, etc. Desarrollo, que, a medida
de la globalización, se adentra en una tendencia reduccionista de las penas,
dado que se entendió que las penas y sobre todo la pena privativa de libertad,
no soluciona el problema social, referente a la criminalidad, ni cesa con el
incremento de la criminalidad.

II. DESARROLLO:

a) Relación de la política criminal y los derechos humanos:


La relación que existe entre la política criminal y los derechos humanos,
es una relación de correspondencia necesaria, dado que ningún estado
latinoamericano o europeo que se encuentre adscrito al Tratado
Internacional de Derechos Humanos puede mantener una política
criminal que en la actualidad no tenga como estandarte el respeto
fundamental de los investigados y las partes dentro de un proceso penal,
pues la política criminal actual, es eminentemente garantista, por lo
menos a nivel de codificación y estructuración de los derechos
plasmados positivamente, pues a partir de una política criminal
garantista, se busca que el legislador de una mayor estabilidad procesal
y mejore la aplicabilidad del Derecho Penal. Fue justamente dichas
razones, las que hicieron que en el país se implemente el Código
Procesal Penal, mediante Decreto Legislativo 957, que poco a poco fue
remplazando el Código de Procedimientos Penales, dado que este
Código ya no representaba el respeto de los derechos fundamentales de
las partes procesales, pues tenía un corte mixto con excesiva tendencia
inquisitorial. Por lo cual, “el legislador, por tanto, contará con una línea
de proyección cuando requiera modificar la norma penal en todos sus
ámbitos, mejorando no sólo los niveles de aplicación de la norma, sino
también generando una mejor situación de estabilidad legal, propia de
un Estado de Derecho Democrático” (BERMUDEZ, 2007, p. 1).

La política Criminal, desde un enfoque de los derechos humanos, busca


eliminar índices de autoritarismo, dado que el autoritarismo penal trae
consigo; la vulneración a distintos principios y garantías penales y
procesales, como por ejemplo la vulneración al principio de última ratio
del derecho penal en su vertiente de fragmentariedad y subsidiariedad,
así como también la vulneración a la proporcionalidad de la pena, pues
se incrementa desmedidamente las sanciones penales a la mayoría de
tipos penales regulados, de igual manera se vulnera el principio de
legalidad con regulación de figuras delictivas de normas penales en
blanco o de peligro abstracto, de esta forma también se vulnera el
principio de culpabilidad.
Si bien es cierto, tal cual se manifestó precedentemente, el Código
Procesal Penal, estructuralmente representa un nuevo avance al
garantismo punitivo y procesal, pues regula una serie de principio los
cuales deben ser observados, aplicados y controlados por un juez de
garantías y en una correcta investigación a cargo del Ministerio Público,
quien conforme a sus atribuciones debe actuar con un criterio de
objetividad, así como también los abogados deben reconocer los
derechos de sus patrocinados y todo lo referente al proceso penal y
derecho penal sustantivo, sin embargo en la práctica ello no sucede.
Sea la principal causa la falta de preparación de los operadores de
justicia, pues los jueces y fiscales, no aplican correctamente las normas
procesales, siendo un ejemplo claro el abuso excesivo de la prisión
preventiva, ya sea porque los jueces se sienten presionados socialmente
o porque creen que encerrando a una persona en una cárcel mientras
dure la investigación es la mejor solución al problema, tener esta
acreencia es un error por parte de los jueces, pues ellos mismos ante la
presión social vulneran su imparcialidad y desnaturalizan la figura de la
prisión preventiva, la cual debería ser la excepción, pero
lamentablemente es la regla. Por otra parte, existe lo que se denomina
populismo penal, en el cual los legisladores, a efectos de ganar votos o
adeptos a su partido político incrementan desmedidamente las penas,
crean nueva figuras penales, piensan que el derecho penal va a
solucionar absolutamente todo, no enfocando el crecimiento de la
criminalidad a las bases y raíces sociológicas, pues solo buscan sanar la
herida, mas no buscan enfrentar la causa, motivos por los cuales hechos
que no tienen una gran afectación al bien jurídico protegido,
desmedidamente tiene penas desproporcionales, haciendo caer al
derecho penal en un absurdo, creándole una suerte de deidad la cual
acabará con todos los problemas sociales.

b) Relación de la política criminal y la sociología:

La relación política criminal con la sociología, se circunscribe a tres


categorías de comportamiento, en primer lugar, estudia los
comportamientos normativos que consisten en la aplicación de un
sistema penal dado, como segundo punto estudia el enfoque
institucional, frente a la reacción del control por parte del estado de las
conductas desviadas, y como tercera categoría corresponde a las
reacciones no institucionalizadas de aquel comportamiento considerado
institucionalizado, lo cual trae como principales consecuencias, analizar
los enfoques que corresponde a la acción directa por parte del estado y
a las acciones indirectas del control que se está desarrollando,
buscando a travez de dicho análisis las razones micro y macro para
entender las conductas de los sujetos con tendencia delictiva, de esta
forma se busca entender al criminal, a la víctima y a la sociedad frente a
dichos actores y como está también participa dentro de entorno criminal,
los factores que la sociedad desplega, ya sea para ayudar al desarrollo
de la criminalidad o para abolirla, pues la criminalidad debe ser
entendida como la cara obscura de la sociedad, pues es en la sociedad
y en sus componentes, donde se gesta el fenómeno criminal, por ello,
debe estudiarse al delito como una ciencia interdisciplinaria, para buscar
comprender la totalidad del creciente fenómeno delictivo. Siendo, que en
dicha relación política criminal – sociológica, con el Código Procesal
Penal la víctima juega un rol preponderante, dado que, con el Código de
Procedimiento Penales, existía poca relevancia en tomar en cuenta a la
víctima, pues esta representaba a la sociedad, pero ahora la víctima es
considerada un protagonista dentro del proceso. Asimismo, el imputado
cumple el rol principal, pues es víctima de la criminalización mediática,
siempre va a existir una desproporcionalidad entre el imputado y el Ius
Puniendi, lo cual se refleja en la desigualdad en el derecho de defensa,
pues existen mayores prerrogativas para el Ministerio Público frente a la
defensa del imputado, aunado a ello, si a los imputados se les asigna
una defensa pública, en la mayoría de casos, este tipo de defensa solo
cumple un carácter de defensa formal, mas no realiza una defensa
eficaz, siendo además que en su mayoría el imputado va a pertenecer a
los estratos sociales más bajos, existiendo un estereotipo del criminal,
pues el criminal en la mayoría de casos, siempre va a ser la persona con
menos oportunidades brindadas por parte del estado para lograr su
proyecto existencial.

c) Relación de la política criminal y el gerencialismo:

La política Criminal, desde un enfoque del gerencialismo, busca utilizar


métodos estadísticos para medir los niveles de criminalidad, en decir se
basa en datos estadísticos, que buscan encontrar distintos niveles de
criminalidad enfocados en distintos grupos sociales o rasgos de un
grupo social concreto, ello a efectos de buscar el origen criminal pasado,
entender las conductas ilícitas actuales y dar soluciones inmediatas y a
futuro, es decir busca datos estadísticos para administrar las soluciones
necesarias, como una suerte de manejo empresarial, donde lo que se
busca es ir a la base de los problemas y plantear soluciones, tomándose
en cuenta las teorías correspondientes a las sociedades de riesgos,
nuevas formas de tipificación o modelos de control contemporáneos. De
esta forma, los modelos actuales se caracterizan por una búsqueda
permanente de instrumentos penales en orden a dar respuestas más
severas, mediante técnicas tendientes a adelantar los momentos de
punición, elevar las penas y generar herramientas que aseguren la
inocuización de aquellos casos de delincuencia reiterada” (MORALES,
2012, p. 131).

III. CONCLUSIONES:

 Con el reconocimiento y positivismo de los derechos Humanos, la


política criminal, intenta mantener un enfoque garantista,
prevaleciendo un Estado Social y democrático, y buscando reconocer
los derechos fundamentales dentro de todos los ámbitos donde de
manifiestan, ya sean el ámbito social, legislativo, policial,
jurisdiccional, etc.

 La política criminal actual conforme a los Derechos Humanos, es


eminentemente garantista, por lo menos a nivel de codificación y
estructuración de los derechos plasmados positivamente, pues a
partir de una política criminal garantista, se busca que el legislador
de una mayor estabilidad procesal y mejore la aplicabilidad del
Derecho Penal.

 Existen factores que la sociedad desplega, ya sea para ayudar al


desarrollo de la criminalidad o para abolirla, pues la criminalidad
debe ser entendida como la cara obscura de la sociedad, pues es en
la sociedad y en sus componentes, donde se gesta el fenómeno
criminal.

 La política Criminal, desde un enfoque del gerencialismo, busca


utilizar métodos estadísticos para medir los niveles de criminalidad,
entenderlas y dar soluciones inmediatas y a futuro.

IV. BIBLIOGRAFÍA:

 Bermúdez Restrepo, Héctor. ¿Es posible una gestión humana


no funcionalista? Descripción de un modelo estratégico de
gestión de personal Universidad & Empresa, vol. 12, núm. 18,
enero-junio, 2010, pp. 1 Universidad del Rosario Bogotá,
Colombia.

 Morales Pablo Alberto. Elaboración de material didáctico.,


2012, pp. 131, México.

 Ebook; Modulo II; La Política Criminal en la Actualidad:


Búsquedas de su Fundamentación desde los Derechos
Humanos, la Sociología Jurídica y el Gerencialismo.

Dicente: Abdón Paniagua López.

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