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LA RENUNCIA O REPUDIACIÓN

Nadie está obligado a aceptar una herencia, por ende, también se le puede

renunciar o repudiar. En materia sucesoria, los términos “repudiación” o

“renuncia” suelen ser usados indistintamente y, asimismo, el Código Civil

venezolano parece acoger este sentido, según señala DOMÍNGUEZ

GUILLÉN46.

ASPECTOS GENERALES

A decir de SOJO BIANCO47, con la renuncia se produce “la cesación de la

condición de heredero y (…) la pérdida voluntaria de la adquisición no

confirmada. En efecto, la confirmación, es decir la aceptación, no siendo revocable, impide la


renuncia que en este caso equivaldría a la revocación de

la aceptación ya hecha”. VIZCARRONDO48 señala que la repudiación o

renuncia de la herencia “[e]s el rechazo a la herencia deferida al sucesor

universal”, se trata de lo que LÓPEZ HERRERA49 llama “el ejercicio de

manera negativa del jus delationis”.

ABOUHAMAD50 expresa que “es el acto donde el llamado a suceder en

la cualidad de heredero rechaza en una forma pura y simple, sin influir con

su voluntad sobre el ulterior destino de los bienes hereditarios a favor de

determinadas personas, considerándose al renunciante como si jamás se

hubiese llamado a la herencia”. VIZCARRONDO 51 expresa que la

adquisición de la herencia no se produce con la repudiación o renuncia de la

herencia. No se produce “la transmisión ipso iure si el vocatus, en el ejercicio

de la delación, delibera negativamente en torno a ésta”.

FORMA DE LA RENUNCIA
Sobre la forma, el artículo 1.012 del Código Civil señala: “La repudiación de la

herencia debe ser expresa y constar en documento público”, y por lo cual se excluye el

documento privado que sí está previsto para la aceptación expresa,

conforme el artículo 1.002 eiusdem.

Los casos de renuncia presunta constituyen la excepción al carácter

expreso y solemne del artículo 1.012 antes citado; estos supuestos se

establecen en los artículos 1.019 y 1.030 del Código Civil52.

EFECTOS

En cuando a los efectos de la renuncia, “El que repudia la herencia se considera

como si nunca hubiera sido llamado a ella. Sin embargo, la repudiación no quita al

repudiante el derecho de reclamar los legados dejados a su favor”, conforme el artículo

1.013 del Código Civil.

Ya advertía SOJO BIANCO53 que con la renuncia no se abdica “de la

cualidad de heredero, sino el acto de rehusar la causa especial de la

adquisición que la sucesión es”. El llamado por ley o por testamento “puede

renunciar al llamamiento testamentario (que puede ser más gravoso por

existir legados) y aceptar como heredero legal. Igualmente, quien renuncia a

su condición de heredero, no pierde el derecho a los legados que le habían

sido conferidos”.

Por otro lado, “En las sucesiones testamentarias la parte del renunciante se defiere

a sus coherederos o a los herederos ab-intestato, según lo establecido en los artículos 94354

y 946 55 ”, conforme lo establece el artículo 1.016 del Código Civil.

Asimismo, téngase en cuenta el contenido del artículo 1.017 eiusdem.

Según el artículo 1.014 del Código Civil, “En las sucesiones intestadas, la

parte del que renuncia acrece a sus coherederos; si no hay otro heredero, la sucesión se

defiere al grado subsiguiente”. El derecho de acrecer es característico de la

sucesión testamentaria pero solo se da en la sucesión intestada, conforme el


citado artículo 1.014 ya citado.

En este precepto, “debería emplearse el vocablo percibida (o sinónimo)

con significado de recibir, en lugar de acrece”, como lo aclara PIÑA

VALLES 56 . Por otro lado, LÓPEZ HERRERA 57 señala el siguiente

ejemplo: “i) Fallece el padre y son llamados a su herencia intestada, su viuda

y sus dos hijos; si uno de éstos repudia la herencia, la porción que le habría

correspondido, acrece de por mitad las cuotas hereditarias de la cónyuge y

del otro hijo que aceptan. ii) Muere el padre y son llamados a su herencia

intestada su hijo sobreviviente y dos nietos representante de otro hijo

premuerto; si el hijo sobreviviente repudia la herencia, su cuota acrece por

partes iguales las porciones de los dos nietos; pero si quien renuncia a la

herencia es uno de los nietos, la porción del renunciante acrece

íntegramente la cuota del otro nieto representante (y en nada beneficia al

coheredero que es hijo del de cujus y que no representa a nadie”.

Asimismo, el artículo 1.015 del Código Civil dispone que: “No se sucede

por representación de un heredero que haya renunciado. Si el renunciante fuere el único

heredero en su grado, o si todos los coherederos renunciaren, los hijos de ellos suceden por

derecho propio y por cabeza”.

VISCARRONDO58 agrupa los supuestos de los artículos 1.014, 1.015 y

1.016 del Código Civil al señalar que “no puede ser representado un vocatus

que ha renunciado a la herencia”. Y explica: “Como la renuncia hace

desaparecer la delación y se finge que el repudiante nunca había sido

llamado a suceder, nadie puede entrar en representación de un vocatus que

ha renunciado a la herencia. Al no haber lugar a la representación en ese

caso, la herencia se reparte entre los otros coherederos, quienes acrecen en

sus cuotas; si no hubiere coherederos, la herencia se defiere al subsiguiente,

y los llamados entran en calidad de herederos por derecho propio, no por

representación, siempre respetando el orden del llamamiento testamentario

o, en su defecto, el orden legal de suceder y las reglas del acrecimiento


(Arts. 1.014, 1.015 y 1.016 CC)”.

RETRACTO DE LA RENUNCIA

¿Existe la posibilidad de retractarse de una renuncia? Si, conforme el

artículo 1.018 del Código Civil: “Mientras el derecho de aceptar una herencia no se

haya prescrito, los herederos que la hayan renunciado pueden aceptarla, si no ha sido

aceptada por otros herederos, sin perjuicio de los derechos adquiridos por terceros sobre los

bienes de la herencia, tanto en virtud de prescripción como de actos válidamente ejecutados

con el curador de la herencia yacente”.

Téngase en cuenta el plazo de diez años y la ausencia de aceptación por

otros herederos. Con ello queda evidenciado que la “renuncia no hace

desaparecer la delación, sino que la pone en suspenso (…). Pese, pues, a ser

la renuncia un acto unilateral, expreso y formal, por cuando tiene que

manifestarla mediante instrumento público, puede el renunciante revocar su

renuncia”, según lo expresa VIZCARRONDO59.

NULIDAD DE LA RENUNCIA EN PROVECHO DE SUS

ACREEDORES

La revocatoria de la herencia se prevé en el artículo 1.017 del Código Civil,

cuando dispone: “Cuando alguien renuncia una herencia en perjuicio de los derechos

de sus acreedores, éstos podrán hacerse autorizar judicialmente para aceptarla en nombre

y lugar del deudor. En este caso, la renuncia se anula, no a favor del heredero que la ha

renunciado, sino sólo en provecho de sus acreedores, y hasta concurrencia de sus créditos”.

Aclara SOJO BIANCO 60 que esto no convierte a dicho acreedores

como herederos sino que “se le concede la facultad de percibir el importe

de sus créditos con el precio de los bienes hereditarios, pero debiendo en

todo caso satisfacer previamente a los acreedores de la herencia y a los


legatarios, y respetar siempre a los acreedores de la herencia y a los

legatarios, y respetar siempre los derechos adquiridos de buena fe,

anteriores a la revocación”.

LÓPEZ HERRERA 61 aclara que el caso del artículo 1.017 eiusdem,

procede para el caso en que el sucesor ha renunciado a una herencia en

perjuicio de los acreedores, en cambio, no sería de aplicación en el caso del

sucesor que ni acepta ni repudia la herencia. El autor se muestra partidario

de la posición según la cual los acreedores del sucesor sí pueden ejercer la

acción ya que no existe norma alguna que la prohíba para estos casos,

además que el supuesto del artículo 1.017 eiusdem, se aplica solo para el caso

de la renuncia de la herencia y no para el caso de que el sucesor ni acepta ni

repudia la herencia. El petitorio del acreedor ha de consistir en dejar sin

efecto la repudiación de la herencia y que se autorice al acreedor a aceptar la

herencia en nombre y lugar del deudor, todo lo cual no significa que los

acreedores se conviertan en herederos del de cujus.

PÉRDIDA DEL DERECHO A REPUDIAR LA HERENCIA

¿Se puede perder el derecho a repudiar la herencia?, a esta interrogante

responden los artículos 1.020, 1.021 y 1.029 del Código Civil:

1.- El artículo 1.020 eiusdem dispone que “los llamados a una herencia que se

encuentren en posesión real de los bienes que la componen, pierden el derecho de

repudiarla, si dentro de los tres meses de la apertura de la sucesión, o desde el día en que

se les ha informado de habérseles deferido la herencia, no han procedido conforme a las

disposiciones concernientes al beneficio de inventario, y se reputarán herederos puros y

simples, aun cuando pretendiesen poseer aquellos bienes por otro título”.

2.- Asimismo, conforme el artículo 1.021, pierden el derecho a repudiar

la herencia, “[l]os herederos que hayan sustraído u ocultado bienes pertenecientes a la

herencia y quedarán constituidos en herederos puros y simples”.

3.- El artículo 1.029 del Código Civil dispone que una vez concluido el
inventario, el heredero tendrá un plazo de cuarenta días “para deliberar sobre

la aceptación o repudiación de la herencia. Pasado este término sin haber hecho su

declaración, se le considerará como heredero puro y simple”, siempre que el heredero

se halle en posesión real de la herencia.

RENUNCIA A LA HERENCIA DE UNA PERSONA VIVA Y

ENAJENACIÓN DE DERECHOS EVENTUALES

¿Se puede renunciar a la herencia de una persona viva o enajenar los

derechos eventuales? El artículo 1.022 del Código Civil establece: “No se

puede, ni aun por contrato de matrimonio, renunciar a la herencia de una persona viva,

ni enajenar los derechos eventuales que se puedan tener a aquella herencia”.

REPUDIACIÓN PRESUNTA O LEGAL

La repudiación presunta o legal de la herencia se establece en los supuestos

del artículo 1.019 y 1.030 eiusdem. En el artículo 1.019, si el herederos ab-

intestato o testamentario no manifiesta en el plazo fijado por el tribunal, si

acepta o repudia la herencia, se entenderá repudiada.

E igualmente, según el artículo 1.030, cuando el heredero no esté en

posesión real de la herencia ni se haya mezclado en su administración,

concluido el inventario ordenado en el procedimiento de beneficio de

inventario, si el heredero no manifiesta que acepta la herencia dentro de los

cuarenta días siguientes, se entenderá que repudia la herencia.

En este último caso, se debe diferenciar de los efectos de la falta de

declaración del llamado a suceder en el procedimiento de aceptación a

beneficio de inventario cuando el heredero si está en posesión real de la

herencia ya que es un supuesto diferenciado y establecido en el artículo

1.029 del Código Civil, se considera como un heredero puro y simple.


La renuncia o repudiación de la herencia

La renuncia o repudiación de la herencia se considera como si nunca hubiera sido llamado a ella.

La repudiación NO quita al repudiante el derecho a reclamar los legados dejados a su favor.

La repudiación de la herencia debe ser expresa y constar de documento público.

Por tanto, cuando un heredero renuncia a la herencia significa que la cesación de su condición
de heredero y la pérdida voluntaria de la adquisición aun no confirmada.

Una característica de la renuncia o repudiación de la herencia es que debe ser libre, por el
monto total y no a condición.

Los efectos de la repudiación o renuncia a la herencia:

El que renuncia a su herencia se convierte en un extraño ajeno a la herencia, pero si se retracta


posteriormente ya no será un extraño.

La repudiación de la herencia no envuelve a los legados ni viceversa, por tanto el que renuncia a
la herencia tiene derecho a reclamar a los legados.

En las sucesiones testamentarias la parte del renunciante se defiere a sus coherederos o a los
herederos ab- intestato.

En la sucesión intestato como en la testamentaria, nunca se representa al renunciante.

En cuanto a la nulidad  absoluta de la repudiación o renuncia de la herencia se tienen las


siguientes causas, a saber:

La repudiación de la herencia aun no abierta.

La renuncia expresa que no conste en documento público.

La efectuada de manera absoluta, indivisible, pura, simple y total.

Son causas de nulidad relativa a la repudiación o renuncia las siguientes:

La renuncia efectuada por el incapaz sin la asistencia o representación de la Ley.

La renuncia, que se realiza con la voluntad viciada del renunciante.

Sin embargo, la Ley establece que el heredero a pesar de haber renunciado a la herencia y
mientras no esté prescrita, los herederos o el heredero que haya renunciado a esta herencia
pueden aceptarlas.

Pero aquí priva que no haya sido aceptada por los otros herederos, sin el respectivo perjuicio de
los derechos adquiridos por terceros en relación a los bienes de esa herencia, donde se toma en
cuenta la prescripción y los actos válidamente ejecutados con el curador de la herencia
yacente, esto es lo que se denomina en la Ley como retractación de la renuncia o repudiación de
la herencia.
Ahora bien, si la renuncia o repudiación de la herencia se ha hecho con perjuicio de los
acreedores, estos pueden solicitar judicialmente para aceptarla en nombre y lugar de su deudor.

La Ley también señala que no se hereda por representación de un heredero que haya
renunciado.

Ahora, si el renunciante fuere el único heredero en su grado o si todos los coherederos


renunciaren los hijos de ellos suceden por derecho propio y por cabeza.

En las sucesiones testamentarias la parte del renunciante se defiere a sus coherederos o a los
herederos ab- intestato de acuerdo a lo señalado en la Ley.

La aceptación y renuncia de la Herencia

La ley permite al heredero la posibilidad de escoger alternativas ante el hecho de la herencia.


Estas posibilidades se encuentran entre la aceptación o la renuncia al patrimonio que le traslada
el de cujus o causante.

Ambos procesos se encuentran regulados por la norma a fin de garantizar la paz pública y evitar
alterar irregularmente el destino del patrimonio ofrecido en heredad.

Término legal

Luego de abierta la sucesión no se puede mantener, de forma indefinida y suspensiva, el destino


del patrimonio del causante. Es por ello que se ha determinado un lapso legal para la aceptación
o el repudio de la herencia por parte de los llamados.

El Código Civil establece, en nuestro caso (Art. 1011), que el lapso para la aceptación de la
herencia, “no prescribe sino con el transcurso de diez años” tomando en cuenta para el inicio de
éste período el momento a partir del cual se abre la sucesión. Si no se está en posesión de los
bienes de la herencia, el heredero también contará con el mismo plazo para formalizar su
renuncia.

Este es el margen de tiempo que posee todo heredero para asumir, en forma pura y simple o en
beneficio de inventario, la herencia. Sin embargo existen excepciones de ley para la prescripción
decenal. No se aplica el lapso de 10 años cuando:

a.- El de cujus fija en su testamento un plazo menor al previsto en la Ley para la aceptación de la
herencia para aquellos herederos que no forzosos.

b.- Un Juez puede determinar un lapso no mayor a 6 meses a petición de un acreedor del
causante o quien tenga derecho de sucesión para que el heredero declare si acepta o no la
herencia (Art. 1019 CC.). Este lapso puede ser prorrogado (Art. 1030 CC.) si el heredero no se
encuentra en posesión real de los bienes.

c.- El tiempo de realización del inventario judicial es de tres meses con la posibilidad de una
prorroga otorgada por el Juez. Finalizado ése período debe determinar el heredero si acepta
bajo inventario o repudia la herencia. Si no se pronuncia la acepta en forma pura y simple.
En consecuencia, debe entenderse que para el caso de la renuncia a la herencia, aplica la misma
interpretación: en caso de estar en posesión de los bienes la renuncia debe hacerse en los tres
meses siguientes a la apertura de la sucesión más la prórroga que pueda otorgarse; cumplido el
proceso de inventario, el heredero puede decidir repudiarla.

Formas de aceptación de la herencia

Solamente hay dos formas de aceptación de la herencia: en forma pura y simple o bajo beneficio
de inventario. La primera implica que el heredero acepta la herencia, tal y como lo indica
Vizcarrondo (2008) “sin sujetar su aceptación a las formalidades previstas por la Ley para el
beneficio de inventario”.

El heredero recibe los bienes que les correspondan de la herencia, pero también, con su
aceptación pura y simple, se hace responsable con su patrimonio, de los compromisos o deudas
que arrastre la misma. En términos de ley significa la confusión de patrimonios (el perteneciente
al de cujus y el del propio beneficiario).

Este tipo de aceptación puede ser expresa, cuando se asume a través de un instrumento público
o privado, puede ser tácita, en concordancia a lo previsto en el artículo 1002 del CC., cuando el
heredero realiza un acto que supone, frente a terceros, la voluntad de aceptar la herencia y su
cualidad.

La aceptación pura y simple puede ser también presunta. Es de carácter legal, ya sea por, como
lo indica Vizcarrondo, “conductas asumidas por el aceptante o como sanción por irregularidades
que haya cometido este”.

Entre dichas irregularidades se encuentran: la pérdida del beneficio de inventario y por ende, de
la posibilidad de repudiar, (por prescripción de los lapsos, su no conclusión, por mala fe,
omisión, acciones fraudulentas).

La aceptación a beneficio de inventario no conduce a la confusión de patrimonio. El heredero


realiza un inventario judicial de los bienes de la herencia en los lapsos previamente señalados,
para establecer claramente los activos y pasivos derivados. Este solamente responde por las
deudas hasta el límite de los bienes heredados protegiendo su patrimonio.

La aceptación bajo beneficio de inventario es obligatoria para menores y entredichos (Art. 998
CC.) además de entes públicos o personas jurídicas (Art. 1000 CC.)

Nulidad de la aceptación de la herencia

La nulidad de la aceptación de la herencia prescribe a los 10 años luego de realizado el acto.


Puede ser absoluta o relativa, originándose la primera cuando se viola una norma de orden
público(Vizcarrondo).

Las causas de la nulidad de la aceptación de la herencia de carácter absoluto son: la aceptación o


repudio de la herencia antes de la muerte del de cujus, la enajenación y los pactos sobre la
herencia no abierta, la aceptación tardía (luego de vencido el lapso), la que no cumple con las
solemnidades, la que realiza el entredicho civil por causa criminal obviando al tutor o aquella
que se efectúa de manera no absoluta, no indivisible, ni pura, simple y total. La nulidad absoluta
puede ser solicitada por el heredero o cualquier tercero interesado.

La nulidad relativa se origina cuando la norma transgredida está destinada a la protección del


mismo aceptante.Las causas que originan este tipo de nulidad, en nuestro ordenamiento, son
tres: la aceptación del incapaz sin la presencia o representación de Ley, la aceptación efectuada
de forma pura y simple por aquellos obligados (menores, entredichos, entes públicos y personas
jurídicas) a la aceptación bajo beneficio de inventario, y, aquella aceptación que se realiza
con algún vicio en la voluntad del aceptante.

La nulidad relativa solamente puede ser solicitada por el heredero, sus propios herederos, su
representante legal o acreedores. El mismo lapso de prescripción pudiera ser suspendido en el
caso de menores, no emancipados o entredichos. (Art. 1965 CC.)

La separación del patrimonio

Si bien el beneficio del inventario protege al heredero de recibir una herencia cargada de deudas
y compromisos que pudieran afectar su propio patrimonio, permitiéndole determinar
claramente la situación de activos y pasivos que pudiera recibir, la separación del patrimonio
protege a los acreedores del de cujus, ante el cual poseen acreencias, evitando que su
patrimonio hereditario se debilite al ser absorbido por el de un heredero con una solvencia
particular poco confiable y bajo la presión de sus propios acreedores.

El artículo 1049 del CC. Indica que tanto los acreedores de la herencia como los legatarios
pueden solicitar a separación del patrimonio del de cujus y el heredero. El artículo 1050 del CC
determina, asimismo, que esta figura tiene por objeto el pago a los solicitantes con preferencia
a los acreedores del heredero.

La separación de patrimonio tiene un lapso de 4 meses a partir de la fecha de la apertura de la


sucesión, incluso cuando el heredero ha aceptado a beneficio de inventario la misma.

Tanto acreedores como legatarios solicitantes son los únicos a los cuales cobijará la medida de
separación de patrimonio por lo que otros no solicitantes no podrán ser beneficiarios de este
procedimiento especial no contencioso.

Una vez adelantado el proceso ante la autoridad competente (Juez de Primera Instancia en lo
Civil en donde se produjo la apertura de la sucesión), esta adelanta articulación probatoria
ordenando la realización de un inventario solemne de los bienes de la herencia.

A través de la caución suficiente o el pago (previstos en el artículo 1058 del CC.) el


heredero puede impedir o hacer cesar la separación.

La cesación de la separación del Patrimonio

El procedimiento de separación de Patrimonio cesa:

 Cuando ha vencido el plazo previsto de 4 meses para su solicitud. Asimismo, si el lapso


vence antes de Registrar el inventario de la herencia sobre bienes inmuebles, solo opera
la separación sobre los bienes muebles inventariados. Si en el lapso se realizó la
protocolización del inventario en algunos Registros en donde pudieron ser incorporados
algunos inmuebles la separación opera sobre estos y sobre los bienes muebles de la
herencia.

 Cuando los acreedores y legatarios hicieron renuncia, tácita o expresa de este derecho.

 Cuando los acreedores y legatarios hayan aceptado al heredero como deudor.

 Cuando hayan recibido en efectivo el pago de las acreencias por parte del heredero o le
haya sido enajenado muebles de la herencia para hacerse pagar su crédito o legado.

 Cuando se compruebe que el acreedor o legatario solicitante del procedimiento carece


de cualidad

 Cuando proceda la confusión de bienes muebles de la herencia e inmuebles del


heredero o haya pérdida de los bienes objeto de la separación.

MATERIAL CONSULTADO:

 Código Civil Venezolano

 VIZCARRONDO, Alfredo (2008) Derecho Sucesoral Práctico. Ediciones Libra, Caracas.

Derechos y Obligaciones del Heredero

Por la sucesión, el heredero como representante del difunto, subentra en todas las relaciones
jurídicas y queda investido de todos los derechos y obligaciones de este como si originariamente
hubiesen surgido en la persona de dicho heredero. El patrimonio del causante es adquirido por el
heredero como una unidad indivisible sin que la transmisión produzca modificación alguna, solo
cambia el titular. 

El heredero adquiere todos los bienes y derechos del difunto, de igual forma, subentra en todas
las deudas y obligaciones nuevas, consistente en el cumplimiento de ciertos gravámenes que se
crearon precisamente en virtud de la sucesión. Además, aparece una acción en favor del heredero
llamada la petitiohereditatis, en la cual puede pedir el heredero el reconocimiento de su cualidad
frente a cualquiera que lo desconozca o niegue y reivindicar el patrimonio hereditario de todo
tercero que ilegalmente lo detente.

Naturaleza de los Derechos Transmisibles al Heredero

El principio según el cual el heredero subentra en todas las relaciones jurídicas del difunto, está
limitado a los derechos y obligaciones cuya transmisión es posible. Por regla general se puede
afirmar que no se transmiten al heredero los derechos públicos, y de los privados, aquellos que
ofrecen un cierto carácter público o que, siendo estrictamente privados, se fundan en una relación
personal o se hallan limitados en cuanto a su duración por la ley, o requieren para su ejercicio una
apreciación o valorización de que sólo es capaz su titular.

Derechos Intransmisibles

1. Los derechos y poderes derivados de las relaciones familiares, aunque hay excepciones a
este caso, la acción de desconocimiento del hijo, la de reclamación del estado de hijo, y la
acción de nulidad de los actos cumplidos por un cónyuge sobre bienes  gananciales, sin el
consentimiento del otro cónyuge, las cuales si son transmisibles mortis causa.

2. Los derechos de usufructo, uso y habitación.

3. Los derechos y obligaciones tanto del mandante, como del mandatario, derivados del
contrato de mandato.

4. Los derechos y obligaciones derivados del contrato de sociedad.

5. Derecho a alimentos y la obligación de suministrarlos.

6. El contrato de arrendamiento de obras, que se resuelve por la muerte del obrero, del
arquitecto o del empresario de la obra. Sin embargo, el dueño de la obra debe pagar a los
herederos de aquel, en proporción del precio convenido, el valor de los trabajos hechos y
de los materiales preparados.

Patrimonio y Carga de la Herencia.

Una sucesión no es tan solo adquisición de derechos preexistentes y asunción de preexistentes


obligaciones, es también causa de extinción de relaciones jurídicas y de creación de obligaciones
nuevas que tienen su título en la ley, ya se abra la sucesión ab-intestato a parte del testamento. El
ser heredero, representante del difunto implica que su patrimonio se confunda can el hereditario
y constituya un patrimonio único, cuyos elementos integrantes no se conservan, nota alguna que
acredite su distinta procedencia. 

De esto surgen dos importantes consecuencias:

1. Extinción, por confusión, de los derechos reales que el difunto o el heredero tenían sobre
cosas del heredero o del difunto respectivamente, ello debido a que los derechos que
suponen la existencia de dos patrimonios no pueden sobrevivir si estos se concentran en
un titular único, tal  es el caso del usufructo, las servidumbres, la hipoteca del heredero
sobre el fundo hereditario o del difunto sobre el del heredero y los débitos y créditos que
entre ambos existieran.

2. Siendo único el patrimonio, tienen derecho a cobrarse de el, tanto los acreedores del
difunto, como los del heredero, éste responde, de todas las deudas del difunto como si las
hubiere contraído el mismo, por lo tanto, responde no solo con el patrimonio hereditario,
sino también con el propio. 

Esta segunda consecuencia beneficia a unos y otros acreedores, si se atiende a la doble posibilidad
de que una herencia insuficiente sea adquirida por un heredero solvente o viceversa. Además de
las deudas del difunto, el heredero debe satisfacer, incluso con el propio patrimonio si la herencia
no basta, todas las obligaciones y cumplir todas las cargas que el de cujus le hubiere impuesto en
el testamento o que la ley directamente impusiese al sucesor universal.

Acciones del Heredero

Al heredero corresponden, para hacer valer sus derechos contra los terceros poseedores de cosas
de la herencia, todas las acciones personales o reales que correspondieron al difunto, es una lógica
consecuencia de la adquisición de tales derechos por él, de modo que podría obtener con las
mismas acciones que el de cujus hubiera podido ejercitar, el reconocimiento judicial de todo
crédito o derecho real, también le corresponden todas las acciones posesorias, aun cuando no
hubiese aprehendido materialmente los bienes, pues el heredero se reputa poseedor legítimo
contra cualquiera que pretenda dichos bienes.

Definición de la Acción de Petición de Herencia   

Es aquella acción en virtud de la cual el heredero reclama el reconocimiento de la propia calidad


hereditaria contra quien posee cosas hereditarias, aun singulares, a título de heredero o simple
poseedor, o contra quien posee la herencia como cosa universal, aunque sea a titulo singular y
esto al objeto de reivindicar la herencia o las cosas singulares pertenecientes a ella, o de conseguir
el libre ejercicio de los derechos hereditarios discutidos.

El jurista Planiol señala que es la acción real dada al heredero contra aquellos que, pretendiendo
tener derecho a la sucesión, detengan de hecho la totalidad o una parte. 

Asimismo, Lucinda Grinaldo Camaran define la petitiohereditatis como la acción civil de carácter


real y universal, en la que el heredero actúa contra quien le discuta el título hereditario y retenga
la posesión de las cosas de la herencia.
Caracteres de la Acción 

 Es civil: dado que se basa en la titularidad de una sucesión universal mortis causa, que es
una figura totalmente civil, sin importar que el de cujus haya sido comerciante o no, e
igualmente que el heredero lo sea o no. No obstante en nuestra legislación existe una
excepción, en el sentido de que cuando la acción se refiere a alguna forma de aquellos
bienes que se encuentren afectados por la actividad agraria, pues, quien debe conocer del
procedimiento es el respectivo Juez de Primera Instancia Agraria como lo establece el
ordinal 4º del artículo 212 de la “Ley de Tierras y Desarrollo Agrario”.

 Es real: puesto que el fin perseguido es defender un derecho real contra cualquiera que
desconozca o discuta la titularidad de la herencia, sin importar que compone el patrimonio
sucesoral.

 Es universal: porque no tiende a obtener la restitución de las cosas singularmente


consideradas y si a conseguir el reconocimiento en el actor del título hereditario, es decir,
de la pertenencia a el de la universalidad jurídica, y consiguientemente, a la restitución de
todo cuanto a la herencia pertenece.

 Es imprescriptible: No se pierde por prescripción, pues siendo inherente a la cualidad de


heredero, es como ésta inextinguible. No puede adquirir nadie la cualidad de heredero por
usucapión.

 No es personalísima: puede ser propuesta por los acreedores a través de la acción oblicua.

 Es transmisible mortis causa: en caso de que el heredero verdadero no haya accionado en


vida o haya fallecido mientras intenta la acción, sus herederos pueden intentarla o
proseguirla.

El actor tiene la carga de probar:

a)    La muerte del causante.

b)    La cualidad que tiene como heredero del causante.

c)    La posesión que el demandado tiene sobre bienes de la herencia, o la violación ejercida
       por parte de éste de derechos sucesorales.

Una reivindicación, del título hereditario, es una vindicatiohereditatis, ya sea que la hereditas se
considere subjetivamente como derecho o cualidad personal del heredero, ya objetivamente
como universalidad o patrimonio. Su objeto es hacer reconocer que el actor es el heredero de
modo que tiende no solamente a obtener las cosas singulares que pertenecen a la herencia
(derechos personales o créditos), sino también, toda ventaja que por causa o con ocasión del
patrimonio hereditario corresponde al heredero y no siendo ello posible, el total resarcimiento de
los daños es ejercitable aun cuando se reclame una parte mínima de la herencia, la misma no se
pierde por prescripción, pues siendo inherente a la cualidad de heredero, es como esta,
inextinguible.

Requisitos

a) La legitimación activa: la petitiohereditatis puede ser ejercida por el heredero testamentario o
legítimo. El heredero único, por la totalidad, el llamado en concurrencia con otros, por la cuota
que le es atribuida.

b)  Legitimación pasiva: se da en los casos donde todo poseedor que detente la herencia o una
cuota de esta y que discuta al actor su condición de heredero no servirá para legitimarlo como
demandado la posesión de cosas singulares y que el poseedor para justificar esa posesión invocase
la existencia de un título especial. 
Como el objeto de la petitio es la universalidad, cualquier otro título excluye la posibilidad de la
petición, hay dos clases de poseedores expuestos a esta acción: El demandado que aduce en su
favor una causa hereditaria de adquisición a titulo universal, exista o no dicho título; o el que no
aduce título alguno de justificación de su posesión.

-En el primer caso, se ofrece externamente como si fuera heredero siendo otro el verdadero, es lo
que se denomina heredero aparente que puede serlo de buena o de mala fe.

-En el segundo caso, es un simple poseedor de la herencia y nada más. 

-Es necesaria una posesión actual, si en el momento de deducir la acción tal posesión se transfirió
a otros, deberá aquella dirigirse contra el nuevo poseedor, porque solo este tiene la
facultas restituendi, a no ser que la posesión hubiese sido abandonada dolosamente para frustrar
la acción.

Efectos 

Una vez reconocido el título hereditario en el heredero verdadero, el demandado deberá restituir
a este todo lo que pertenece a la herencia, los bienes con sus acciones y frutos, el precio de los
enajenados, el importe de los créditos cobrados y, en general, todo valor que hubiere ingresado
en el patrimonio del demandado a consecuencia de actos de gestión o de disposición de la
herencia. 

Responde de esta obligación de modo distinto, el heredero aparente, de buena y de mala fe, y el
mero poseedor.

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