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En

la Ciudad de los Niños del P. Cuellar


Guadalajara Jal, 02 de Noviembre de 2020
Visita Asistente de Formación del año 2020 a la Comunidad Pedro Arrupe





Comunidad Pedro Arrupe,

Queridos Diego, Manuel, James, Jaime, Sebastián, Wito, Genaro, Julián, Germán, Jhonatan, Enmanuel y
Ricardo:

Compañeros, escribo estas letras en seguimiento a mi primera visita como asistente de la Formación de México
a su comunidad.

Comienzo agradeciendo la hospitalidad y la confianza que me regalaron durante mi visita. Me siento muy
satisfecho con esta nueva práctica de escucharlos a todos y ya no tomar cuenta de conciencia a los jesuitas
mexicanos. Siento que escucharlos de este modo, me permite tener una visión más amplia y más profunda de lo
que va pasando en nuestro filosofado. También me permite ser responsable con la confianza otorgada por sus
provinciales a este filosofado que vamos construyendo juntos. Sentí que fui depositario de mucha confianza y
transparencia de parte de ustedes, gracias.

Ha sido para mi muy satisfactorio escuchar que domina un sentimiento de bienestar y gratitud por lo que viven
en la comunidad. Me alegra saber cuánto valoran el servicio de superior de Alex Zatyrka SJ que concluyó
recientemente y cómo valoran positivamente la llegada de Ricardo Machuca SJ, quien ha comenzado su misión
de superior apenas el 2 de agosto. Estoy seguro que Ricardo hará mucho bien a la vida comunitaria y a los
procesos formativos de cada uno de ustedes.

Percibí en la comunidad un buen ambiente en que no falta la camaradería y los diálogos profundos.
Me alegra que Ricardo y ustedes me han expresado sentir confianza y aprecio en la relación superior-súbdito,
esto permite un diálogo claro y constructivo, sin ello no hay posibilidad de verdadera comunidad.
Sé que la vida comunitaria no excluye los conflictos que son también parte de la vida de toda comunidad, que
aunque incómodos y basados no pocas veces en nuestras miserias, los conflictos vividos desde nuestro ser
religioso serán motivo de crecer en virtud.

Valoro mucho que tienen directores espirituales y que los frecuentan; ellos son verdaderos maestros
espirituales que «ayudan a los que se forman, con sabiduría, prudencia y espíritu fraternal, en la verdadera
discreción de espíritus durante el periodo de la formación».(NC 66,2) Sin el acompañamiento de estos hermanos
corremos el riesgo de una silenciosa muerte espiritual que arrastrará nuestra vocación.
Constato con gusto, la practica comunitaria de celebrar diariamente la Eucaristía, que es sin duda un
fundamento de nuestra vida junto con la oración personal y la acción de gracias (NC 67).
Me ha llamado positivamente la atención, cuánto son valorados los grupos de discernimiento, esta práctica de
poner en común aspectos profundos de nuestra vida, en un lenguaje espiritual se percibe en la comunidad como
una gracia. No dejen de cultivar entre ustedes los diálogos espirituales, son un signo y fundamento poderoso de
vida religiosa.
Casi todos me comunicaron el aprecio que tienen por la vida académica, en general hay una muy buena
percepción de la calidad de los cursos, aunque también me compartieron sus experiencias ante un cierto
desorden administrativos en el departamento de filosofía. He hablado sobre este punto con las personas
indicadas y me han informado de la puesta en práctica de acciones para corregir estas dificultades
administrativas.
Me llena de gusto saber que sus proyectos académicos son relevantes y pertinentes para las realidades
complejas que estamos viviendo. También celebro la inquietud de pensar, crear contenidos digitales y escribir
que tienen algunos de ustedes. La acción de escribir es la única vía para concluir efectivamente muchas de
nuestras ideas y proyectos. Sigan adelante con esta práctica. Los animo a tener el ánima pura y la intención
recta; (C 360), tener la deliberación firme de ser de veras estudiantes, persuadiéndose no poder hacer cosa más
grata a Dios nuestro en los Colegios, que estudiar con la intención dicha; y que tomen el mismo trabajo de
estudiar con caridad y obediencia (C 361).

En todas las comunidades de formación me han dado cuenta de lo complicado que va siendo la vida en tiempos
de la pandemia. No estamos exentos de los desafíos que presenta la epidemia al mundo. Constato el esfuerzo y
la creatividad en medio de la dificultad. Muchos de ustedes me han transmitido la frustración que brota de ver
su vida apostólica limitada. En estos tiempos de pandemia sentimos la escasez de las certezas, los planes y
proyectos se nos vinieron abajo. Al darme cuenta de lo anterior, me surge una cierta “alegría” de constatar que
en este camino de irse formando jesuitas, la limitación de contacto con los demás, especialmente con las y los
más vulnerables, les causa tristeza; es un signo que la vida apostólica tiene raíces en sus vidas. Los animo a
seguirse dándose cuenta de cuánto faltan en sus vidas los demás, aquellas y aquellos a los que somos llamados a
acompañar y servir en sus necesidades.
A propósito de lo anterior, les pido tener en cuenta la realidad de las personas de fuera de la comunidad que
enfrentan los estragos de la pandemia que agudiza la pobreza; también les pido mirar el cotidiano de vida
personal y comunitaria. No pretendo hacerlos sentir mal, ni vivir un remordimiento ideológico, sino encontrar
las llamadas que seguramente el Señor nos hace en tiempos de crisis como estos. Con algunos de ustedes
comentamos la necesidad de profundizar en nuestra identidad de religiosos, ¿Quiénes estamos siendo? ¿de qué
somos signo? ¿de qué está forjada nuestra identidad? Quizás como nunca estamos llamados a ser signo y
respuesta en medio de la realidad de crisis en que está inmersa la comunidad, la ciudad, el país, nuestra región.
Hermanos, desearía mucho que puedan compartir entre ustedes las mociones que Dios está poniendo en su
corazón, en un ejercicio profundo de discernimiento comunitario que se traduzca en acciones concretas de cada
uno de ustedes y de la comunidad.
En esta misma línea hemos comenzado el trabajo de planeación de Provincia Mexicana. Como se los dije a
algunos, no hay jesuitas de aquí y de allá, sino jesuitas en México. Los animo a participar y aportar desde lo que
son y tienen, serán vitalidad para el Plan Provincial.


Para concluir estas letras quiero citar el Evangelio de Mateo (Mt 5, 3-12) que me sabe pertinente para estos
tiempos:
"Bienaventurados los pobres en espíritu, pues de ellos es el reino de los cielos.
"Bienaventurados los que lloran, pues ellos serán consolados.
"Bienaventurados los humildes, pues ellos heredarán la tierra.
"Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, pues ellos serán saciados.
"Bienaventurados los misericordiosos, pues ellos recibirán misericordia.
"Bienaventurados los de limpio corazón, pues ellos verán a Dios.
"Bienaventurados los que procuran la paz, pues ellos serán llamados hijos de Dios.
"Bienaventurados aquéllos que han sido perseguidos por causa de la justicia, pues de ellos es el reino de los
cielos.
"Bienaventurados serán cuando los insulten y persigan, y digan todo género de mal contra ustedes falsamente,
por causa de Mí. "Regocíjense y alégrense, porque la recompensa de ustedes en los cielos es grande, porque así
persiguieron a los profetas que fueron antes que ustedes.

Hermanos, en este texto de Mateo, tenemos un horizonte para ser auténticos compañeros de Jesús, que buscan
con Él y en Él colaborar con Dios. El Padre nos lo conceda y María de Guadalupe interceda por nosotros para que
seamos buena sal y buena luz en el mundo.




Quedo a disposición de todos ustedes y me encomiendo a su oración.



Compañero y hermano en Cristo,


Marco Hernán Quezada García SJ
Asistente de Formación
Provincia Mexicana de la Compañía de Jesús
5530503410
formación@jesuitas.mx

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