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Alfredo Galán

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Alfredo Galán

Información personal

Nombre de
Alfredo Galán Sotillo
nacimiento

Apodo El asesino de la baraja

Nacimiento 5 de abril de 1978 (44 años)


Puertollano (España)

Nacionalidad Española

Lengua
Español
materna

Características físicas

Altura 1,85 m

Información profesional

Ocupación Soldado (1998-2003) y vigilante de seguridad (desde


2003)

Rama militar Ejército de Tierra de España

Rango militar Cabo

Información criminal

Cargos
asesinato
criminales
[editar datos en Wikidata]

Alfredo Galán Sotillo, más conocido como el asesino de la


baraja (Puertollano, 5 de abril de 1978) es un asesino en serie español
condenado a 140 años y tres meses de prisión por seis asesinatos y tres
intentos de homicidio. Mató a sus víctimas con una pistola Tokarev TT-33 que
se trajo a España de su paso como militar por Bosnia. Es conocido por su
curiosa manera de marcar sus asesinatos con naipes. Su nombre de «asesino
de la baraja» se debe a que en su segundo asesinato casualmente había una
carta de baraja en el suelo. La prensa de forma apresurada le dio ese nombre y
el asesino se envalentonó y tomó esa firma como propia.

Índice

• 1Biografía
o 1.1Asesinatos
o 1.2Confesión
o 1.3Juicio y sentencia
• 2Referencias

Biografía[editar]
Alfredo Galán Sotillo, natural de Puertollano, nació el 5 de abril de 1978.
Estudió EGB en el Colegio Menéndez Pelayo, más tarde, BUP en el Instituto
Juan de Távora, donde llegó a ser delegado de clase. Sus maestros lo
recuerdan como un estudiante poco destacable e introvertido.
En septiembre de 1998 entra en el ejército, donde llega a ser cabo en la
Brigada Acorazada, concretamente en el Regimiento Mecanizado Asturias 31,
en la 2.ª compañía. Participó en dos misiones humanitarias en Bosnia.
Suspendió las pruebas físicas de acceso a la escala de cabos y guardias de
la Guardia Civil.
En 2003, tras la catástrofe del Prestige en Galicia, su unidad es relevada de
Bosnia y enviada a limpiar el chapapote. Tras robar un coche, tiene problemas
con sus superiores. Más tarde es enviado al Hospital Central de la Defensa
Gómez Ulla de Madrid, donde le diagnostican neurosis y ansiedad, y, aunque
su medicación era incompatible con el alcohol, él seguía bebiendo, y en marzo
de 2003 se le da la baja definitiva. Ese mismo mes empieza a trabajar como
guardia de seguridad en el Aeropuerto de Barajas, ya que, al discutir con su
superior, él sabía que no duraría mucho en el ejército, por lo que había
empezado a buscar trabajos.1
Asesinatos[editar]
Todas sus víctimas fueron asesinadas a quemarropa, lo que explica por qué no
reaccionaron. Siempre disparaba en la cabeza, la nuca o la espalda. Su
segunda víctima (5 de febrero de 2003) era un muchacho de 18 años que
esperaba el autobús en una parada, cerca de Barajas. A su lado dejó un as de
copas, al igual que en sus siguientes víctimas. Esta firma fue la que dio lugar a
su nombre.
Los forenses que intervinieron en la novena sesión del juicio coincidieron en
algo: la persona que disparó contra las víctimas lo hizo a escasos centímetros,
casi a quemarropa. Lo demuestra el hecho de que, al disparar a quemarropa, la
pólvora quema el orificio de entrada. También hay restos metálicos
procedentes del fulminante y, cuando toca el hueso, produce un fuerte estallido
de la región ósea. Además, el propio humo de la detonación mancha la parte
cercana a la herida. Los peritos que realizaron la autopsia de Juan Francisco
Ledesma Ledesma coincidieron en que la bala entró por la región occipital —la
parte trasera de la cabeza— y salió cerca del ojo derecho, lo que lo mató en el
acto.
El disparo fue efectuado en una dirección paralela al suelo. Los forenses
reafirman que el disparo pudo efectuarse con la víctima de rodillas, detalle que
ya había sido expuesto por el asesino al entregarse en julio de 2003 en la
comisaría de Puertollano. Una muesca en el zócalo de la habitación,
procedente del proyectil percutido, así lo confirmaba.
Juan Carlos Martín Estacio fue asesinado con el mismo modus operandi. Murió
cerca de Barajas de un disparo en la cabeza realizado por la espalda y con una
trayectoria paralela al suelo.
Los asesinatos de Alcalá de Henares también fueron a bocajarro. El hijo de la
dueña del Bar Rojas, Mikel Jiménez Sánchez, murió por el balazo que entró por
la región temporal y salió por la zona izquierda, para encajarse en el hombro.
Juana Dolores Uclés recibió un disparo en la zona superior del ojo derecho. Al
igual que los demás, el disparo fue mortal.
El matrimonio asesinado, compuesto por George y Diona Magda, fue
sorprendido en un pasadizo oscuro en Arganda del Rey. El primero en ser
disparado fue el varón, desde un lateral de su espalda. Su esposa,
sorprendida, se giró e intentó protegerse con el brazo izquierdo. Alfredo le
disparó tres veces más. Dos de los proyectiles la alcanzaron en la cabeza con
una distancia de tan sólo cuatro centímetros. Murió a los dos días. La
trayectoria de las balas era ligeramente descendente, como si hubieran sido
efectuados a una gran altura. Galán Sotillo mide 1,90 m. El arma homicida es
una Tokarev TT-33, calibre 7.62. El detenido explicó que la tiró a un vertedero
de Puertollano.
Eduardo Salas resultó herido de un disparo en la cara el 7 de marzo de 2003,
cuando estaba con una amiga, Anahid C., en la avenida de Viñuelas de Tres
Cantos. De repente se les acercó un hombre alto que sacó una pistola y le
disparó una vez en la cara. El proyectil le entró por el carrillo derecho y le salió
por la parte trasera del cuello. La víctima cayó desplomada al suelo, sangrando
abundantemente.
Alfredo se acercó a la acompañante de la víctima con intención de efectuar otro
disparo, pero la Tokarev se encasquilló. La mujer se arrodilló y se protegió la
cabeza con los brazos. Alfredo tiró un dos de copas junto a su víctima.
Alfredo Galán Sotillo se entregó la tarde del 3 de julio en la comisaría de
Puertollano (Ciudad Real), donde confiesa ser el asesino del naipe.2
Confesión[editar]
El juicio de Alfredo Galán estuvo lleno de irregularidades, culpa de los
continuos cambios de declaraciones del acusado. El día 10 de septiembre
cambió su versión ante la juez del Juzgado de Instrucción Número 10 de
Madrid, exponiendo que las razones por las cuales había «confesado» ser el
asesino, fue solo porque un neonazi le había amenazado con matar a sus
hermanas si no se autoinculpaba. Alega que él vendió la Tokarev antes de los
asesinatos, al grupo del susodicho neonazi. Esta declaración no fue tomada en
cuenta por la juez.
Además de su confesión es encontrado un casquillo de bala procedente del
disparo que mató al portero. También se hallaron las prendas usadas para
cometer los asesinatos. El repentino parón de asesinatos tras su detención, la
identificación por parte de los supervivientes y el hecho de haber estado en
Bosnia, donde supuestamente compró el arma usada en los asesinatos fueron
datos relevantes aportados al juicio.3
Juicio y sentencia[editar]
La Audiencia Provincial de Madrid condenó a 140 años y tres meses de prisión
al exmilitar Alfredo Galán, «el asesino de la baraja», por matar en 2003 a seis
personas e intentarlo con otras tres en la Comunidad de Madrid.
El tribunal acordó llevar al límite máximo las penas previstas para todos los
delitos dado el manifiesto de desprecio por la vida humana expuesto por el
acusado. En cualquier caso, y de acuerdo con la ley española, «el asesino de
la baraja» no cumplirá más de 25 años de cárcel.
Para condenar a Alfredo Galán la sentencia empieza reconociendo «validez
probatoria» de la confesión efectuada por el acusado tras haberse entregado a
la Policía Local de Puertollano el 3 de julio de 2003, más tarde reconoció los
hechos ante el juez de instrucción, pero los negó al declarar en el Juzgado de
Instrucción número 10 de Madrid.
Sólo ha reconocido como cierto que compró en Bosnia una pistola Tokarev TT-
33, de calibre 7.62, y la introdujo ilegalmente en España. El arma fue
encontrada en casa de sus padres pese a que Alfredo Galán aseguró que la
había vendido a un conocido en enero de 2003. Según balística, los proyectiles
proceden de la susodicha pistola.
El tribunal considera que estos hechos y la confesión del acusado —además
de ciertos detalles que no han sido publicados—, incriminan al condenado.
Además, los jueces consideran el silencio del reo una reafirmación de su
culpabilidad. Además, la sentencia, que no reconoce la existencia de ningún
tipo de patología psiquiátrica en Alfredo Galán, exime de responsabilidad civil al
Estado.
El tribunal basa su exención al Estado en el hecho de que los delitos no se
cometieron en un establecimiento de propiedad estatal y en que el arma
utilizada no fue la reglamentaria ni los asesinatos se perpetraron «en el
ejercicio del cargo» del condenado, tal y como exige la ley.
De acuerdo con la sentencia, Alfredo Galán deberá indemnizar a los familiares
de las víctimas y a las tres de ellas que sobrevivieron con un total de 609
182 euros por daños morales y lesiones.
Según el testimonio de un policía durante el juicio, el asesino siempre daba los
buenos días a sus víctimas y les pedía «por favor» que se arrodillaran antes de
dispararles «porque la educación es lo primero en la vida».
De acuerdo con el informe de los psiquiatras que examinaron al ahora
condenado, Alfredo Galán es «un depredador humano que sale a la caza del
hombre para humillarlo y matarlo». Estos expertos aseguraron entonces que
este tipo de comportamiento sólo se ve en la naturaleza, por lo que debería ser
estudiado por la rama social y no por la psiquiátrica.4

Referencias[editar]
1. ↑ Anónimo. «LA PARTE OSCURA DE LA MENTE: ALFREDO GALÁN SOTILLO -
EL ASESINO DE LA BARAJA-». Archivado desde el original el 14 de abril de 2018.
Consultado el 18 de febrero de 2013.
2. ↑ «Alfredo Galán "El Asesino de la Baraja"».
3. ↑ «Asesino de la baraja, el». Archivado desde el original el 8 de julio de 2012.
Consultado el 20 de febrero de 2013.
4. ↑ «El 'asesino de la baraja', condenado a 142 años por matar a seis personas e
intentarlo con otras tres». 10 de marzo de 2005. Consultado el 12 de febrero de
2013.

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