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Pontificia Universidad Católica del Ecuador, Facultad de Comunicación, Lingüística y Literatura, Quito,
Ecuador (vrobalino@puce.edu.ec).
REVISTA PUCE. ISSN: 2528-8156. NÚM.104.
3 DE MAYO DE 2017 - 3 DE NOV. DE 2017, VICENTE ROBALINO, PP. 367-380
VICENTE ROBALINO C.
RESUMEN
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LA MINGA COMO CONSTRUCCIÓN FÍSICA E IMAGINARIA DE SAN GABRIEL
ABSTRACT
This research gathers the view The “minga” has a legendary ori-
that the inhabitants from San Gabriel gin and constitutes by itself a whole
(Carchi-Ecuador) have had regarding the celebration. In this research the manner
“minga”. This activity -symbol of human used to explain the “minga” is storytelling
work and solidarity- throughout the his- –testimonial in which fiction and real are
tory of this city has turned into one of blended– in order to offer a multiple and
the most efficient ways to physically and dialogical view of this event that identi-
imaginarily rebuild myths, legends, ga- fies the inhabitants of San Gabriel and
mes which although are not closely rela- makes them participants of a story wo-
ted to the collective work of the “minga” ven with realities and inventions.
are a part of the collective memory.
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el del Duende, que dichos habitantes De esta manera, el diálogo que di-
nos cuentan; e incluir mi propio relato, chos textos proponen con el relato oral,
como testigo, de aquellas historias que la memoria colectiva, el olvido, los silen-
en mi infancia escuché en torno a San cios y los motivos recurrentes: la minga,
Gabriel y sus habitantes. Entonces, el los juegos, los mitos, ritos, las fiestas, los
primer ámbito de ese ensayo está cons- santos, etc., expresan todo aquello que
tituido por los relatos-testimonios so- un pueblo vivió, imaginó e inventó para
bre las mingas; el segundo, por algunos recrear su mundo. Es muy singular en
mitos y leyendas de San Gabriel, que se estos relatos-testimoniales el afán inque-
encuentran en los tres libros citados; y brantable de cada uno de sus persona-
el tercero por mi relato. El hecho de in- jes-narradores por construir y alcanzar el
cluir estas tres perspectivas tiene como progreso. Esta aspiración constituye un
objetivo el poner en evidencia la poro- fuerte vínculo social; vínculo en torno al
sidad existente entre las fronteras de cual gira la vida de San Gabriel, pues su
los géneros: testimonio, historia y fic- gente –la familia– se reúne para alcanzar
ción y, de esta manera, dar cuenta, de el bien común y para celebrar ese logro,
forma más amplia, de las distintas con- como la construcción de carreteras, una
figuraciones ficcionales y no ficciona- escuela, una iglesia, un parque, etc.
les que adquiere la memoria colectiva, Como afirma Darío Guevara
que comprende todo un universo de (1957, p. 22): “Minga quiere decir ‘reunión
sentido, como bien lo expresa Walter de gente invitada para algún trabajo’, y
Mignolo (2013, p. 85): “... Pensemos, por mingashca, ‘encargado o invitado para
ejemplo, que nuestras conversaciones una tarea colectiva’ y mingani es el ver-
familiares o laborales están siempre en- bo que equivale a ‘encargar’”. En efecto,
marcadas en una historia familiar o en una de las características que distingue
una historia laboral. Nuestros decires, a los habitantes de San Gabriel y de la
por lo tanto, se inscriben en esos uni- provincia del Carchi en general es la
versos de sentido aunque difusos no predisposición para el trabajo colectivo.
menos restrictivos”. En efecto, el centro Pues el entusiasmo por la minga nace
de donde emergen estos relatos-tes- –como expresan dichos habitantes en
timonio corresponde al ámbito fami- sus relatos– en los distintos barrios: San
liar, es en el tiempo-espacio del hogar Pedro, Santa Clara, San José..., cada uno
de donde brota la memoria colectiva, de ellos provistos de un líder encargado
como se puede apreciar en los relatos de organizar a su gente. Así el Sr. Carlos
de los habitantes de San Gabriel. Hernández nos cuenta de esta solida-
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ria participación del barrio en la minga: Hay que hacer una doble lectura
“Todo se hacía en base a mingas, todos de la minga, desde los códigos de gra-
participábamos en esta actividad, niños tuidad cuando la minga es funcional a
y grandes limpiábamos las calles del las políticas estatales y, los de reciproci-
barrio, y cuando los vecinos hacían su dad, que permiten recuperar la memoria
casita los demás también ayudábamos” colectiva, la sobrevivencia cotidiana, la
(Tobar, 2005, p. 109). identidad colectiva, las reproducciones
Otro aspecto, sin duda importan- culturales y la supervivencia del núcleo
te de la minga, es su carácter legendario, social. (González, 1991, p. 499)
y festivo. Así lo expresa Darío Guevara Si bien la minga, entre los habi-
(1957): tantes de San Gabriel, es esencialmente
una celebración en torno al trabajo co-
La minga como trabajo de coopera- lectivo, el costo social, por ejemplo en la
ción, como expresión de rito y fiesta, construcción de la carretera Oriental, en
como actividad recreativa y como 1930, como afirma Luis A. Rosero, citado
invitación al disfrute de los bocados por Darío Guevara (1957, p. 105), es bas-
nativos y criollos, de la bebida y de tante alto:
la música, en América es tan antigua
como las primeras organizaciones de Está fuera de toda duda que el can-
sus pueblos. tón Montúfar, después de entregar
a la Nación la Carretera Oriental casi
La señora Zoila Cadena cuenta – terminada, sintió los efectos de una
en estos relatos– cómo la construcción pobreza agobiante. La minga rompió
de la iglesia, por ejemplo, se convierte en todo bolsillo, dejando a la clase me-
un rito celebratorio. Pues los mingueros dia esclavizada de las casas de retro-
traían madera “halada por bueyes a los venta que se llenaron de las prendas
cuales les adornaban sus cuernos con de vestir, de bronces, alhajas que po-
coronas de flores, todos los mingueros cas o ninguna volvieron... y la gente
tomando su copa, era una fiesta, grita- campesina más deudora del patrón.
ban ¡VIVA LA MINGA!, las mujeres iban al
encuentro, a brindar chicha, aguado, co- Un ejemplo patético de esta
mida, trago...” (Cepeda, 2007, p. 15). pauperización, como resultado de las
Sin embargo, como afirma María mingas, es el caso del hacendado Juan
Rosa Crespo, hay que hacer una “doble Pío V. Guzmán, según nos cuenta la Sra.
lectura de la minga”: Luz Ruales:
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MI RELATO
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114). “En ese tiempo hacíamos las bolas pero ignoramos cuándo: “Toda la vida...”,
de barro, las cachas eran más grandeci- “En ese tiempo”, “El parque era...”. Así, al
tas...” (Cepeda, 2007, p. 121). “El parque tiempo se lo despoja de su corteza cro-
era una especie de bosque, había ya el nológico-referencial para convertirlo
andén al ruedo, lo demás eran árboles, en alusión metafórica, rescatada de las
un perfecto bosque...” (Cepeda, 2007). garras del olvido, petrificada en la me-
Sabemos que sucedió tal o cual hecho, moria de los habitantes de San Gabriel.
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a sus víctimas, posee “colmillos”. Aunque, centímetros–, usa sombrero grande, vive
en todos los casos, el duende o la duen- en las zanjas y quebradas.
da posee una figura pequeñita –mide 80
San Gabriel, como todo pueblo los siguientes: las corridas de toros, el
que se siente vivo, tiene sus celebracio- juego de la guerra, la pelota de guante,
nes que las comparte con las de otros entre otros. De estos juegos destaca, por
pueblos andinos y las de otras regiones, su peculiaridad, el segundo. El juego de
como la fiesta de los Santos Inocentes la guerra, en el que participaba mi padre
que se celebra los primeros días de enero. como líder, se realizaba de esta manera,
Escuchemos a nuestra narradora, Dorita según nos cuenta la Sra. Mercedes Lan-
Jiménez: “El baile de los inocentes era la dázuri: “En el río se daba una matita de
costumbre de disfrazarse por grupos, sa- payaca; los jóvenes se hacían dos gru-
lir a la calle y recorrer el pueblo pidiendo pos, de un lado era Aníbal Robalino era
colaboración, cuando la organización el jefe y de la nuestra Luis Alberto... Aní-
era muy buena, se hacía por sectores y bal Robalino se posesionaba del bosque
los Inocentes más nombrados eran los de las Señoritas Valdospinos y en nuestra
del Arrayán, los del barrio de Santa Clara, cuadra Luis Alberto comenzaba la gue-
barrio Santa Rosa” (Cepeda, 2007, p. 117). rra...” (Tobar, 2005, p. 74). Lo importante
Además de esta festividad, los narradores de este juego es que representaba las
de estos relatos mencionan la fiesta del guerras “reales” que se daban entre con-
Corpus Cristi, los Sanjuanes y las fiestas servadores y liberales; en otras ocasiones
dedicas a “San Pedrito” en la parroquia de estos juegos tenían un carácter premo-
Cristóbal Colón (Caico), cercana a San Ga- nitorio, pues anunciaban lo que iba a
briel. A este santo se lo presenta entre dos suceder.
esferas de acción antitéticas: la de la bon- De esta manera podemos apre-
dad y generosidad, pues ayuda a que los ciar lo que destacan estos relatos es el
latifundios del hacendado prosperen, y la tránsito de lo testimonial a lo ficcional
del Santo castigador, que envía grandes y las modificaciones a los que están so-
males, como la ceguera y la cojera. metidos, debido a su carácter eminen-
Con respecto a los juegos, se temente oral. Su riqueza narrativa se en-
pueden considerar, según estos relatos, cuentra, básicamente, en los mitos, ritos
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BIBLIOGRAFÍA
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